Espacio del escritor
Es importante que leas esto!
Hola queridos lectores! Gracias por seguir esta historia, espero que la disfruten tanto como yo.
Esta nota es para aclarar que el universo donde se desarrolla está historia sigue el diseño de fantasía de Inuyasha, aunque no el mismo hilo de la historia, así que habrán algunos cambios que se aclararán a lo largo de los capítulos.
Por otra parte esta historia tiene un poco de fusión con el universo de Kamisama Kiss, sin embargo solo es referencial, ya que la historia hace uso de deidades y otros aspectos que considero útiles de este otro anime, sin embargo NO ES UN CROSSOVER. Ya que no pretendo que haya interacción entre personajes de los distintos animes, solo el OC será un tipo de conector. Por tanto no es necesario que conozcas ese anime para seguir el hilo de esta historia, como dije es solo referencial. Pero sin duda captarás más aspectos y referencias si has visto ese anime.
Si hay dudas no olvides dejarme tu comentario.
Capítulo 2: Volver a ver a un amigo
Finales del mes de marzo era una de las fechas favoritas de muchos, los pétalos de sakura que flotaban jugueteando en el suave viento aún frio anunciaban la llegada de la primavera. Sin duda, para casi todo el mundo, las flores de sakura eran las favoritas, no así para cierta deidad de la tierra.
Para el hombre de cabello rubio, ojos amables y sonrisa dulce, era la flor de ciruelo la que tenía un encanto particular. El árbol que se alzaba en medio de su santuario, lleno de flores de intenso color rosa, era su favorito, no solo porque embellecía la vista de su paraje, sino porque le recordaba a su entrañable amiga.
La deidad sonrió mientras lo miraba, las flores brillaban más de lo habitual, era la señal de que pronto una visita agradable llegaría. Tenían mucho de qué hablar.
"Amo Mikage, ¿por qué debo traer otra taza?" Un pequeño espíritu enmascarado, con un dibujo de ojos cerrados en la cubierta, con apariencia y voz infantil preguntó. Entendía si pedía más té, pero no era necesario traer otra taza, en todo caso, sería una tetera, pensó.
"¡Que tonto eres Onikiri!, no es para él, es para la señora Korihana. Ella está volviendo de su largo entrenamiento de veinte años en el monte Hotaka." Respondió un poco exasperado otro espíritu igual de pequeño y travieso, pero con una máscara diferente al del primero, este tenía los ojos dibujados de una forma muy graciosa.
"No te molestes, Kotetsu, no es como si Ria tuviera la costumbre de anunciar sus visitas formalmente, está bien si Onikiri no se percató" Respondió divertido el dios, acostumbrado a los pequeños momentos entretenidos que protagonizaban sus fieles sirvientes.
"Es cierto, no había notado que el ciruelo hoy resplandecía de manera diferente. ¡Qué emoción!, no he visto a la señora Korihana en treinta años, la última vez fue un año antes de que el amo Mikage dejara el santuario para su largo viaje" Onikiri dijo pensando con gran ensoñación en la dama invernal.
"Sí y ha pasado un sin número de cosas desde entonces." Agregó Kotetsu mirando a los árboles desde los ventanales del gran salón. "Sé que fue allá a mejorar sus poderes invernales, ya que debido a su naturaleza su poder es más limitado que el de una deidad normal. Mi señora es muy talentosa, seguramente ya podrá invocar una nevada colosal solo con agitar sus dedos" Dijo seguro y orgulloso. Él guardaba un gran cariño y respeto a la señora del invierno desde que su amo la trajo a su santuario muchos siglos atrás.
"Gracias por tener tan buenas expectativas de mí, querido Kotetsu" Una voz suave pero alegre se coló a la conversación en el salón principal del viejo santuario.
Era una joven de estatura no tan alta y largo cabello chocolate ébano sujeto en una coleta alta. Vestía una versión muy moderna de una hakama floreada con una cinta arriba de su cintura que sujetaba la blanca camisa un poco holgada que usaba. Y sobre ella un fino chal de un suave color lavanda. Sus ojos oscuros, del mismo color que su cabello, pero con pequeñas motas de tono rosa rojizo, que apenas se podían percibir, brillaban con diversión.
"Señora Korihana" dijeron emocionados ambos espíritus, quienes rápidamente reverenciaron con ojos un poco húmedos a la mujer delante de ellos, para después abrazarse a sus piernas. Era mucha la emoción que los embargaba.
"Yo también estoy feliz de verlos" dijo con una sonrisa genuina y luego se dirigió al rubio frente a ella "Mikage cuánto tiempo!" lo abrazó fraternalmente, sin duda había extrañado mucho a su gran amigo.
"Ria, sabía que llegarías, tu ciruelo nunca falla en avisarme" señalando con el mentón el árbol que ella le había obsequiado muchos años atrás. "Ven, te hemos preparado un té, hay tanto de lo que tenemos que ponernos al día".
"Debí pensarlo mejor al darte ese árbol, nunca podré hacerte una visita de sorpresa" Dijo haciendo un pequeño y casi imperceptible puchero, mientras tomaba asiento. "Pero en fin, qué se le va a hacer. Y tienes razón hay mucho de qué hablar, empecemos por tu desaparición de veinte años."
Mikage resopló en una mueca un tanto graciosa y un tanto fatigada. Había mucho qué decir sobre eso, y sabía que no lo dejaría tranquilo hasta que se lo contara. Sería una larga mañana.
"y eso fue lo que pasó" Suspiró cansado después de contar toda la odisea de su misión como cupido uniendo a la anterior diosa humana de la tierra, a quien el mismo había concedido su puesto en la corte celestial, y su antiguo guardián y amigo, el ex yokai kitzune.
"Había oído lo de Tomoe cuando estuve en el mundo espiritual después de regresar de mi entrenamiento, me alegra saber que el dolor que lo mortificaba se fue y encontró a la joven que creyó perdida durante mucho tiempo" Sus palabras eran sinceras, ella misma había visto en el pasado el dolor de aquel zorro, a quien también había llegado a querer cuando ella se quedó en el santuario de Mikage. Había sufrido por amor, algo difícil de creer si consideras que era un poderoso demonio, y si solo juzgas por la naturaleza del ser. Pero ella lo entendía muy bien, quizás fue esa la razón por la cual congeniaron bien a pesar de sus diferencias como criaturas. Sin embargo, a diferencia de él, ella no tuvo que olvidar su pena, aunque en ocasiones lo hubiese preferido.
"Entonces se convirtió en humano…" Dio vueltas a la decisión que había tomado su amigo kitzune. "Él lo pensó bien? Ser yokai…" su duda fue interrumpida por la segura voz del rubio delante de ella.
"Ella lo vale, vale la pena, fueron sus palabras" Contestó él feliz del recuerdo de las palabras de su viejo guardián. "Todo lo que ella hizo, muestra la sinceridad de su amor." Concluyó.
"Debe ser así, no dudo de tus juicios" dijo ella, por supuesto que no dudaba del sabio pensar de su amigo, claro a veces sus ideas eran poco ortodoxas, pero confiaba en él. Después de todo ella misma era resultado de sus decisiones. "A pesar del antiguo camino de ese irritante zorrito, merece ser feliz, me alegra que lo sea." Terminó con una sonrisa genuina.
"Entonces, ¿el entrenamiento dio frutos?" Preguntó inquisitivamente el dios de la tierra a su amiga, ya era turno de ella de contarle todo lo que había hecho.
"Hay mucho que decir, ¿por dónde debería empezar?" dijo dubitativa, desde que había regresado de la montaña muchas noticias llegaron a ella, tanto por hacer y su mente trabajaba a mil por hora. De hecho, fue precisamente por esas grandes noticias que había ido a visitar a su querido amigo tan inesperadamente sin anunciarse.
"Sugiero que empieces por el principio, esto siempre nos ayuda a organizar ideas, pero a veces hay que saltarnos a lo importante, para despejar la mente atiborrada" Contestó alegre él, le agradaba ver a su amiga actuar despreocupada e informal, estas situaciones a veces la llevaban a eso. No era nada parecido a la imagen que otras deidades tenían de ella, pero de nuevo, ella no se revelaría así. La confianza se gana.
"Entonces, que sea lo importante" sentenció mirándolo fijamente y con seriedad. "Desapareció la gema divinal"
Qué te ha parecido la historia? déjame saber tu opinión en los comentarios.
Vuelvo a aclarar, esto no es un crossover, es solo un universo referencial para el personaje OC.
