Capitulo 3: Una misión en el tiempo
Mikage era un dios muy calmado y relajado, sus funciones como divinidad solían ser elogiadas por el equilibrio y la serenidad con la que se hacían. Sin duda, a veces sus ideas eran muy excéntricas, pero nada comparadas con las locuras de su buen amigo el dios del viento. Sin embargo, a pesar de todas las ocurrencias de su alocado amigo, rara vez algo lo tomada desprevenido, o lo perturbaba. Por desgracia, hoy era una de esas ocasiones excepcionales.
Al oír las palabras de la diosa invernal, el rubio dios, quien en ese momento estaba tomando un sorbo de su te, dejó caer la taza, esta al instante se hizo pedazos, derramando todo el liquido en el suelo. La cara del hombre tenía una expresión de autentica sorpresa, sus ojos miraban a Ria como buscando confirmar que había oído bien sus palabras, sencillamente era algo que no podía creer. Por otra parte, los dos pequeños espíritus estaban espantados con la noticia, no es algo que se pudiera apreciar en sus rostros pues sus máscaras lo impedían, pero el grito de horror que soltaron era una clara señal de que la noticia había sido más impactante de lo que alguien hubiera imaginado.
"¿Qué es lo que has dicho?" preguntó el dios, un poco consternado, aún le parecía inverosímil lo que había oído. Mientras sus fieles sirvientes, ya algo recuperados de su conmoción se apresuraron a levantar la cerámica rota y a limpiar el piso.
"Tal como has oído, la gema divinal ha desaparecido, yo aún no termino de creerlo" dijo la señora de las nieves mucho más calmada mientras tomaba la tetera para servirse otro poco más de té. Entendía la reacción de su amigo, tampoco ella lo había tomado bien la primera vez que lo oyó, pero ahora ya no se inmutaba, tenía más cosas que discutir con Mikage.
"Es algo terrible!" Exclamó con preocupación Honikiri "La gema divinal es el tesoro más importante de la corte celestial, y del mundo espiritual" agregó.
"Dime exactamente lo que ocurrió" respondió Mikage ahora con una expresión seria en su rostro.
"Recibí la noticia el día de ayer, caminaba por el monte Hotaka para abrir un camino celestial…"
Flash Back
Korihanna estaba exhausta después de haber lanzado la última ventisca helada que había cubierto de nieve las rocas y el camino que estaba al pie de la montaña. Habían pasado 20 años desde la última vez que había pisado algún poblado del mundo humano o tan siquiera el camino central del mundo espiritual. Había solicitado un pedido especial a la corte celestial para fortalecer sus poderes divinos, debido a que su naturaleza original no era la de una diosa de existencia, es decir que no siempre fue una divinidad, y por ende su trabajo como diosa del invierno era muy agotador y demandante, pues exigía más de su energía para conectar con la naturaleza y convocar el cambio estacional.
Había incrementado su energía espiritual de la naturaleza y ahora su poder y control del frio y la nieve habían crecido exponencialmente. Su pedido la había autoexiliado a la tranquilidad del monte Hotaka, donde su siempre nevado espacio le permitía entrenar durante todo el año sin llamar la atención de los humanos. Solo estaba ella, la naturaleza, y sus fieles espíritus servidores.
"Ama Korihana, ha pasado el tiempo que solicitó, debería volver y presentar su informe a la corte celestial" Dijo un pequeño kamaitachi de blanco pelaje con profundo ojos negros mientras lamía sus pequeños bigotes.
"Fubuki, tiene razón ama, ya hemos estado muchos años aquí, me gustaría tener una buena noche de sueño en el templo, y algo de comida suculenta y caliente" Respondió otro pequeño hurón de apariencia exacta al primer kamaitachi, a excepción de que este tenía los ojos claro y azules como un lago congelado.
"¡No seas impertinente, Shimo!" dijo el niño hurón a su gemelo, mientras le daba un golpe en la cabeza.
La deidad del hielo puso su mano sobre su boca tratando de ahogar una risa, al escuchar la discusión de sus pequeños espíritus. Fubuki y Shimo eran como sus pequeños hermanos, dos espíritus de niños yokais a quienes había cuidado desde que los rescató en una helada hace siglos.
"Déjalo, Fubuki, sé que ha sido difícil el acompañarme a este entrenamiento, pero ustedes insistieron en hacerlo, yo hubiera preferido que se quedaran en el tempo invernal" respondió ella aún divertida por la situación.
"Cómo cree que íbamos a dejar a nuestra señora a su suerte? No importa si decidía entrenar un siglo aun así la acompañaría a donde fuera, ama" dijo Shime intentando hacer una pose de guerrero, pero perdió el equilibrio y cayó haciendo reír a sus compañeros.
"Está bien, les creo, ahora vamos a casa." Continuó su camino por la montaña hasta pararse en frente de una roca donde podía sentir una fuerte energía similar a la del mundo espiritual, había encontrado un portal conector.
La diosa tocó suavemente con la punta de sus dedos la roca hasta que esta mostró un camino de luz que jugaba con varios colores, entraron por el pasaje y en unos segundos estaban del otro lado, y ante ellos estaba el camino central del mundo espiritual que llevaba a cualquiera que lo seguía al palacio de la corte celestial. La dama de las nieves había decido caminar por el paso marcado, en lugar de volar fugazmente a los patios del palacio, extrañaba mirar las concurridas calles del mundo celestial.
Sin embargo, al llegar al salón de la corte sintió algo en el ambiente que le dio una sensación de que algo no iba bien, eso y el hecho de que el salón estaba vació, y no con algunas deidades recurrentes que solían visitarlo.
"Raro" susurró ella, y al instante apareció en su delante un hombre de apariencia adulta vestido con un traje imperial finísimo tejido con hilos de oro y jade.
"Querida, Korihana, has vuelto, estaba ansioso porque culminaras tu entrenamiento" Dijo alegre el venerable y majestuoso señor.
"Dios celestial Tenkou" dijo ella haciendo una pequeña reverencia inclinando un poco su cabeza ante la deidad mayor delante de ella. Era un dios a quien ella respetaba mucho, más allá de su posición de líder de la corte celestial, fue el hombre que le había confiado el poder divinal invernal que poseía.
"Niña, olvida los formalismos, ven conmigo he preparado un pequeño banquete para recibirte, debes contarme todo lo que ha pasado en tu exilio, percibo una gran fuerza espiritual en tu interior, así que sé que has tenido éxito en tu entrenamiento." El bueno hombre guio el camino, pero después de dar unos pasos agregó "Oh, lo olvidaba, envía a tus espíritus a la gran cocina, sé que están preparando esa sopa de cerdo que tanto disfrutan" Sin darle tiempo a la diosa de siquiera abrir su boca para pronunciar una palabra, los espíritus Kamaitachi se adelantaron a hablar.
"Gracias su excelencia!" gritaron los niños y salieron corriendo con una gran sonrisa rumbo a la cocina.
"Ven vamos, niña" dijo y siguieron su camino a una cámara más pequeña con un pequeño festín servido, ambos tomaron asiento, y cuando el dios estaba a punto de beber su vino de arroz, la joven habló.
"Entonces, ¿Qué es eso tan importante que tuviste que engañar a mis espíritus para que habláramos a solas?"
Tenkou sabía que su pequeño ardid no podría escapar de la agudeza de la diosa invernal, tampoco esperaba engañarla, ella era más lista que eso. Termino su sorbo de vino y cuestionó a la joven frente a él "¿Dime querida, crees que realmente has mejorado tus poderes de deidad? No te ofendas pequeña, desde que llegaste al mundo celestial pude sentir que tu fuerza era más grande de lo que fue cuando te fuiste y no es que antes no fueras imponente. Pero quiero saber cómo percibes tu avance, ¿sientes que tu energía ha crecido?, ¿que tu capacidad ha aumentado? ¿Sientes la magnitud de tu poder?" Era necesario que ella respondiera a esto antes de continuar lo que debía decir.
"¿Por qué te oyes tan urgido de mi respuesta? ¿está pasando algo?" Respondió ella ya un poco intrigada.
"Primero respóndeme, niña" Insistió el dios celestial. Ella lo miró detenidamente y con solemnidad asintió con su cabeza. "Sí, soy consciente de que mi entrenamiento ha sido útil, he fortalecido mis poderes invernales, ya no es tan trabajoso lidiar con mis deberes divinos, no solo he logrado dominarlos, sino que también los he potenciado, mi poder es tan digno como el de cualquier otra deidad"
"Sigues queriendo probar tu valía como diosa, aunque yo ya he determinado, aun desde aquella ocasión que eras más que digna de portar el poder del invierno" finalizó Tenkou con los ojos cerrados como recordando el día en que había impuesto el poder del invierno en ella, y a la vez meditando en cuales serían sus siguientes palabras.
"Sé que has confiado y creído en mí, pero sabes tan bien como yo, que no todos en la corte celestial aprueban tu decisión de darme la divinidad invernal, a pesar de los siglos que han pasado." Dijo la diosa con mirada distante y voz neutral, negada a mostrar alguna emoción. Ella era así, no se descubría tan fácilmente.
"Entonces te ofrezco eso, la oportunidad de cerrar algunas bocas celestiales" Dijo Tenkou impasivo, él estaba seguro que esa pequeña era la indicada para misión encomendada, además de que le daría la oportunidad de cerrar el asunto que cuestionaba su dignidad como diosa invernal.
"Estoy escuchando" Respondió ella.
"La gema divinal ha desaparecido" Al escuchar eso, Ria abrió sus ojos con asombro, jamás creería que algo así pasaría.
La gema era un objeto de gran poder, emanaba una energía tan poderosa que no cualquiera era capaz de sostenerla por más de unos minutos, incluido algunos dioses. Era un arma muy peligrosa, puesto que se había creado a partir de la energía estelar de las estrellas primarias, de donde se decía nacían las deidades. El poder en ella no era ni puro ni maligno, sino un todo que absorbía cualquier fuente de poder y energía al que se le convocara. Pero que únicamente respondía a seres dignos y poderosos, generalmente a deidades de la naturaleza. Si alguien llegara a tomarla podría destruirse con solo tocarlo si su energía espiritual era baja, pero si era alguien capaz de soportar magno poder, entonces esa persona lo tendría todo. Y eso sería devastador.
Hace milenios, cuando la gema no estaba bajo la protección de la corte celestial, mucho intentaron poseerla, pero todos fracasaron, su fuerza no era suficiente para soportar todo ese poder, algunos poderosos yokais intentaron tomarla y pudieron sostenerla por un tiempo, pero la maldad en su ser hizo que el poder les rebotara, también fue el caso de dioses, que al ser divinidades tenían un grado elevado de pureza lo que los volvía más aptos para tomarla, pero en su codicia oscurecieron su ser y se convirtieron el dioses caídos. Afortunadamente, los dioses de la corte celestial crearon un cofre que era capaz de contener y sellar la gema.
"La gema es el tesoro más peligroso y resguardado del palacio celestial, ¿Cómo es que algo así ocurrió?" Respondió Ria.
"Precisamente, quizás dimos por sentado su protección que no pensamos que algo así podría volver a ocurrir. Escúchame Ria, por ahora nadie además de ti sabe lo que ocurrió, y no quedará mucho tiempo hasta que lo informe a la corte. Pero te lo digo a ti porque es mi deseo de que seas tú quien la recupere. Si no vas en su búsqueda antes de la reunión con la corte, ellos no dejarán que vayas. Eres la más adecuada para hacerlo."
"Me das demasiado crédito" dijo ello con voz apacible y despreocupada. "Soy poderosa pero también consciente de esta tarea debería realizarla algún superior, quizás el dios de la guerra."
"Por sus antecedentes, es mejor que sea una deidad cuyos poderes provengan de la naturaleza. Además, su carácter no debe ser impetuoso. Tu eres neutral por naturaleza y tu pureza de espíritu también es clave para que puedas sujetar la gema hasta que la traigas de regreso."
"¿Si decidiera tomar esta misión cómo sabría dónde buscar?" Dijo de forma desinteresa mientras miraba la ramita de té que flotaba en su vaso.
"Alguien intentó robarla, eso es seguro, el conjuro que pusimos sobre la caja obligaba a la gema a transportarse a otro punto en los mundos, escapando de quien intentara levantar el hechizo. Estoy seguro que eso fue lo que pasó, porque sentí el poder activado del conjuro. Sin duda fue transportada antes de que la tomaran. Hace dos días el guardián del tiempo me dijo que sintió una fuerza inusual viniendo del periodo sengoku, no estaba ahí antes y el registro histórico jamás lo señaló. Lo que indica que algo nuevo se insertó en ese periodo de tiempo. Está ahí, cuando lo revisé pude sentir borrosamente la energía de la gema."
"Si sabes donde está y puedes sentirla, ¿por qué simplemente no entraste y lo tomaste?" preguntó ella.
"Como te dije nadie puede saber por ahora sobre la desaparición de la gema, además ya me siento algo viejo para hacer esos viajes. Sin mencionar que mi energía sería percibida en cuanto llegara, aún si la disfrazara y las otras deidades no me reconocieran mi yo del pasado seguro que me descubriría y eso generaría más problemas de los que quisiera imaginar. Por otra parte, tu energía espiritual no es muy densa y puedes reprimirla adecuadamente, así que no llamarás la atención" Dijo el hombre mientras reía jocosamente, su plan iba muy bien, confiaba en que ella lo lograría y su divinidad sería afirmada. "Entonces, ¿lo harás?" preguntó el dios celestial, ahora ya algo más serio.
"He estado recluida por mucho tiempo, me vendría bien una pequeña excursión" Dijo mostrando un brillo en sus ojos y una sonrisa un tanto orgullosa.
"Ya veo, entonces no está tan desaparecida que digamos. Es decir, sabes dónde está." Dijo el dios rubio, después de oír sobre su reunión con el gran Tenkou.
"Sé el cuándo, no el dónde, el país es muy amplio" Dijo ella "Además, dado que aún es un secreto esta misión, Tenkou me envió a ti para que me ayudes a viajar al pasado sin necesidad de usar el portal del tiempo."
"Entiendo, esperas que le pida a Mizuki que te ayude" Dijo el hombre mientras movía lentamente su abanico "Pero por desgracia tendrás que esperar a mañana, él está visitando el santuario de la antigua diosa del rio". Al oírlo ella recordó con pena, a la antigua deidad menor que había regresado a su forma original, siendo una con el agua.
"Está bien, pero necesito que también llames a Tomoe" Quería saludar a su amigo zorro, pero también tenía cosas que preguntarle antes de su viaje, después de todo él había vagado también por ese periodo.
"Le hablarás de esto" Mikage sabia que Tomoe era de confianza, pero se suponía que era un secreto que no tendría que crecer más de lo debido.
"Es necesario, debo prevenirme, necesito saber todo lo que deba sobre los yokais de esa época, sin duda alguna sentirán la energía de la gema y la buscarán, debo saber a qué me enfrento."
Muchas gracias a la primera lectora que dejó su comentario, me anima mucho a seguir esta historia!
Qué les ha parecido la historia? Nuestra joven dama del hielo está próxima a emprender su viaje, ¿Qué sorpresas hallará?
