Los personajes de Ranma no me pertenecen, su propiedad es de Rumiko Takahashi
2 ª. La peor pesadilla de Akane.
Ranma salió del dojo, no sabía que camino cogió su prometida para huir, estaba muy preocupado, la chica salió muy afectada. Jamás la había visto así. Debía encontrarla, en ese estado la chica podía hacer cualquier tontería. No podía estar muy lejos, aunque ese idiota, el primo de Akane, lo había entretenido unos segundos valiosos. No importaba donde estuviera la chica la encontraría y la llevaría con él al… no, al dojo tal vez no., no se fiaba, ese lugar había dejado de ser un sitio seguro para la chica. Llevaría la chica donde estuviera a salvo. No dejaría que le pasase nada, después de lo que le pasó con Saffron, no estaba dispuesto a que su amiga sufriese más.
El chico corría por las calles buscándola, no la encontraba en ningún sitio. Antes de salir del dojo había ido a la habitación de la chica y al tejado y no la encontró. Se empezaba a desesperar, se temía lo peor. Había visitado el Furinkan. Y casi todos los sitios donde iba la chica con sus amigas… o con él. Ya no sabía dónde ir. Pensó ir al Ucchan's o incluso al Neko Hanten… pero lo pensó mejor, allí nunca iría su prometida. Y era preferible que sus supuestas prometidas no supieran nada sobre el estado actual de Akane.
Se detuvo en un puente, a veces se habían refugiado bajo él, para evitar la lluvia… iba a dirigirse a un parque cercano. A ese parque acudía su prometida cuando estaba deprimida, y él también iba cuando se encontraba recaído. Y empezó a correr hacía allí… pero algo lo retuvo, tenía un presentimiento, se acercó de nuevo al puente y por una rampa descendió a la orilla del rio, y miró bajo el puente. Allí vio un cuerpo, estaba tumbado boca abajo, la reconoció al instante, era Akane.
La chica seguía llorando y se convulsionaba, el chico se enrabió con todos, por provocar ese estado en su amiga, se iba a acercar cuando reparó en los tres hombres que se acercaban a ella con no sanas intenciones. Uno de los hombres dijo algo y su prometida gritó su nombre.
Akane salió del dojo llorando, esos tres personajes habían vuelto a aparecer en su vida para ponerla aún más patas arriba. Si no era bastante agitada su vida desde que apareció Ranma ahora se complicaba con la aparición de sus parientes. Su padre y sus hermanas no la ayudarían… tío Genma no participaría, ni podía y conociéndolo tampoco quería. Tía Nodoka estaba atada por la misma promesa que su marido, no podía actuar. Y Ranma… Ranma estaba atado por la misma promesa que los demás, no podía hacer nada… en teoría… pero el chico ya había dicho que no dejaría que nadie le hiciera daño. No quería meter a Ranma en líos, ya se habían metido él uno al otro en muchos líos. No quería que su prometido sufriese por su culpa.
-Soy tonta, Ranma se meterá a defenderme, no puede evitarlo, lo lleva en la sangre. Pero haré todo lo posible para evitar que se meta en problemas.
Huía sin destino, se estaba cansando y tropezó con alguien.
-Lo siento- dijo la chica y siguió huyendo.
No se dio cuenta que las tres personas con quien chocó la miraron, sonrieron de forma siniestra y la siguieron, les habían pagado para encontrarla y darle una lección.
La chica huyó y sus pies la llevaron hasta el rio, debajo de un puente, se dejó caer bocabajo en el húmedo suelo, no le importó ensuciarse. Ya no era importante… ya no le importaba a nadie. Allí estaría sola y nadie la molestaría… se equivocaba no estaba tan sola como ella hubiera querido y en su estado actual, estaba… más indefensa que nunca.
-Mira lo que tenemos aquí, un pajarito… no divertiremos un poco… y después…- dijo una voz llena de deseo y maldad.
Akane levantó la mirada y se asustó. Tres hombres la amenazaban… y no tenía fuerzas para defenderse. La violarían y… entonces gritó… pero sabía que nadie la oiría… se volvió a equivocar.
- ¡Raaanmaa! - gritó.
-Si grita que nadie…-dijo uno de ellos y se sintió cogido. Se giró y vio a un chico de la misma edad que su víctima. Sonrió un instante, otra víctima. Pero vio al chico moverse levemente y cayó al suelo sin sentido. Los otros hombres no habían visto al chico, ni sentido como atacó a su compañero.
-Primero nos lo pasaremos bien contigo, después… haremos contigo lo que nos han ordenado… que será algo no tan agradable…- dijo uno de los atacantes.
- ¡Dejadla! Como la toquéis… os mato- los dos matones se volvieron. Vieron a su compañero en el suelo. Y a un chico muy furioso amenazándolos.
- ¿Qué le has hecho? – dijo el que parecía el cabecilla- de esta te arrepentirás.
- ¿Qué le he hecho? Darle su merecido… como os lo daré a vosotros.
Y el chico se lanzó sobre los dos incautos. Los dos hombres eran muy buenos peleando… pero estaban muy por debajo del nivel de Ranma… o él de Akane. La lucha se decantó desde el principio del lado de Ranma. Pero el chico no daba el golpe de gracia.
-Eres un cobarde- dijo uno de ellos- no eres capaz de darnos el golpe de gracia.
- ¿Un cobarde? ¿golpe de gracia? Os equivocáis. Os voy a torturar un poco, cuanto más duréis más sufriréis, y necesito saber quién os encargó perseguir a la señorita Tendo-Creyó conveniente no revelar su relación con Akane. Miró a los dos personajillos de mala muerte. - pero para eso necesito a uno de vosotros, sólo a uno, el otro me molesta. Y estoy averiguando cual de vosotros hablará antes y me lo contará todo.
Y puso una cara siniestra, los dos secuaces gritaron de terror. Un minuto después un atemorizado hombre contaba todo a Ranma. Sus compañeros permanecían tumbados en el suelo inconscientes. Cuando logró que el hombre le contase todo dijo.
-Coge a tus amigos y desapareced- amenazó Ranma- si os vuelvo a ver os mato, si volvéis a acercaros a esta chica… no tendréis tanta suerte.
El hombre le miró asustado, ese chico era un monstruo, fue hasta sus compañeros, cuando estos estuvieron reanimados huyeron. Pero antes le dieron una insignia a Ranma, se la había dado quien lo contrató. El chico miró la insignia y se la guardó. Y se acercó a su prometida. La chica seguía tumbada. No se había enterado de la llegada de Ranma y como este venció a los acosadores, sabía que en su estado actual no podía ofrecer resistencia a sus acosadores., fue entonces cuando oyó la voz del chico.
-Venga Akane que todo ha pasado-dijo el chico.
Ella seguía llorando e hipaba. Levantó la cabeza y lo miró. A él se le rompió el alma verla en ese estado. Estaba vencida, ella que no se había rendido nunca ahora estaba vencida por una idiota que no se podía comparar a las otras rivales de su prometida. No la dejaría que cayese a ese abismo en que la empujó su prima. Allí estaba él para apoyarla siempre.
Akane lo miró y lo vio allí sonriéndole… pero notó que esa cara era una máscara, en los ojos de su prometido vio preocupación… y rabia. Se preocupaba por ella y estaba furioso por lo que le estaban haciendo. También vio dolor… el dolor que le hacía verla así. Supo que cuando dijo que la ayudaría siempre era verdad. Ranma no la dejaría nunca, estaría siempre a su lado cuando ella sufriese, cuando lo necesitase.
La chica no se pudo aguantar más y lo abrazó y se refugió en el pecho del chico llorando con amargura, así se sintió protegida, como nunca se había sentido. Entre los brazos de él sintió paz y tranquilidad. Pero sintió el dolor que él sentía, el dolor que ya había visto en los ojos del chico, ese dolor era casi tan grande como él que ella sentía.
Cuando ella le abrazó él se quedó helado durante un rato y luego la abrazó y la atrajo hacía él, la sentía tan frágil, tan vulnerable… nadie se la quitaría de su lado y nadie lo separaría de ella. Ni esa prima idiota, ni sus rivales, ni las tres locas que lo perseguían. No toleraría que nadie le hiciera daño… y mucho menos esos dos viejos locos. Le acarició la cabeza para tranquilizarla, fue entonces cuando descubrió que él también estaba llorando.
-Estoy aquí, contigo, como… siempre he estado… como siempre… estaré… no te voy dejar nunca en la estacada… ¡NUNCA! -gritó el chico- ¿me has oído? Nunca… por qué tú…
Ella lo miró y se enfureció. No quería enfadarse con él, pero debía hacerlo. Se soltó de su abrazó y se alejó un poco del chico.
- ¡No!, no te necesito… no necesito a nadie- la chica estaba rompiendo en pedazos su propio corazón, no quería meter a Ranma en problemas, el chico ya tenía demasiados para tener otro más- yo me sé cuidar sola. Me iré de casa y no volveré nunca. Sólo iba contigo para reírme de ti-se rió como lo hacía Kodachi. Y con falso despreció añadió- un ser raro, un hombre que se vuelve…-le costaba seguir, le dolía tanto hacerle daño, pero debía seguir. - …en mujer. - y se volvió a reír.
Akane se giró simulando despreció, sufría como nunca lo había hecho, no quería separarse del chico, tampoco quería ver la cara de dolor, que ella misma provocó en el chico. Entonces tuvo un presentimiento, si ella abandonaba el dojo, él… iría en su busca. Donde ella fuera él la seguiría. De la misma forma que si él se fuera… ella saldría en su busca.
-No te quiero, nunca te quise- siguió ella y empezó a llorar, esas lagrimas traicioneras la estaban delatando… pero Ranma no vería eso, en ciertas cosas era tan inmaduro… pero últimamente...
Ranma pasó de la tristeza y el desespero al no sentirse querido por Akane, al estupor. Estaba a punto de enfadarse cuando vio a la chica llorar, supo que lo estaba manipulando para que se enfadarse con ella. Comprendió que ella no quería meterlo en líos, decidió seguirle la corriente a su prometida, para que ella misma se delatase, aunque no se enfadaría, ni se burlaría de la chica.
- ¿Entonces? ¿No significó nada para ti? ¿Siempre te has reído de mí? ¿Me has tenido engañado todo este tiempo? Yo que he estado a punto de morir... por ti, que he arriesgado mi vida por ti. Que me he humillado, como cuando luché con esa animadora imbécil, ¡por ti! Ahora me dices que hacías comedia. Que mala amiga has resultado ser peor amiga que esas tres locas harpías que me acosan. Al menos ellas no han sido tan hipócritas como otras, han demostrado sus funestas intenciones desde el principio. Yo que siempre me he preocupado por ti.
Ella se quedó helada, lo había enfadado más de lo debido. No vio que el chico, como ella no hablaba en serio. Olvidó por completo su objetivo de enfadarlo. Él le había echado en cara que luchó por salvarla y por vengarla muchas veces. Le había dicho que era peor que las otras tres prometidas, aunque le dejó claro que no se sentía a gusto con que esas lo siguieran. Y dijo que se preocupaba por ella.
- ¡ERES UN IMBENCIL RANMA!, No quiero que te meta en esto, no quiero te metas en más líos... por mí. – lo miró con desesperación-No ves que no quiero que sufras por mi culpa. No quiero que te dañen. Aléjate de mí. Si sigues a mi lado… tú también resultaras dañado… te meterás… te meteré, en problemas.
Akane seguía llorando y bajó la cara. Ranma con suavidad le levantó la cabeza y le acarició la cara y le limpió las lágrimas. Se miraron a los ojos.
- ¡La tonta eres tú! -gritó él, pero luego se calmó- No te voy a dejar sola. Eres mi prometida, mi amiga o si lo prefieres algo así como mi hermana. No quiero ni puedo dejarte sola en este momento, me necesitas… te necesito. Y ya estoy metido, como toda la familia, lo hicieron los dos viejos locos. No me puedo mantener al margen, no podía mantenerme. Por muchas peleas que tengamos, por mucho que digamos que nos odiamos, jamás te dejaré sola cuando necesites ayuda, ¿me has oído o te lo repito? Jamás me mantendría al margen, si tal vez no lo hiciera por otras personas, ¿Cómo quieres que no lo haga contigo? Significas mucho para mí para dejar que tu estúpida familia te hagas daño. Y no me harán daño… ya me lo han hecho… y mucho- y la miró con tristeza, -al atácate a ti. Yo también he sido dañado. Yo sufro cuando… cuando tú… sufres. Yo también estoy dañado… como tú.
Ella lo miró extrañada, su prometido se estaba sincerando con ella. Nunca lo había hecho eso, sino todo lo contario. Siempre se había burlado de ella. Ahora veía que también lo estaba pasando mal. Se dio cuenta que, si a ella le pasase algo, él no lo superaría nunca. Como si a él le pasase algo…
- ¿Estás bien? ¿tienes fiebre? - y se temió lo peor, si a ella la había poseído el espíritu de una muñeca, a él también lo podían haber poseído- ¿Quién eres?, ¿Qué has hecho con Ranma? ¿Dónde está mi prometido?
Él la miró. Estuvo a punto de enfadarse, pero sonrió con tristeza.
-Soy yo. No me ha poseído un espíritu enfadado y con ganas de venganza. Por una vez que logró controlar mi estúpida timidez… y no me crees. No esperes otra vez, la timidez es muy fuerte y no pode ganarla otra vez- dijo y la miró con tristeza- No quiero que le hagas caso a tu familia, porque veo donde llevará eso… y no me va a gustar… no quiero que te alejes de mi… te necesito… a cada momento. Eres mi vida…sin ti…- la chica lo vio llorar y él no lo ocultó su llanto-… nada tiene sentido.
-No puedes hacer nada, lo acordaron nuestros padres… como acordaron nuestro matrimonio- dijo la chica- debes ver la realidad y aceptarla… yo debo …. Es mi castigo… es mi culpa.
- ¡No! No y no… No es igual, - negó él con fuerza y desesperación, se negaba a eso. No lo consentiría- con la promesa de matrimonio tú y yo… hemos… la hemos aceptado… pero en esto estoy en contra, ahora y siempre.
-Yo debo morir es mi castigo… yo maté a mi madre… fue mi culpa… yo debo morir…- la chica estaba llorando-debes aceptarlo… como lo hecho yo. Estarás libres, te podrás casar con una de tus prometidas- lo decía con rabia, no estaba de acuerdo con eso- o con una de mis hermanas- y lo miró y se temió lo peor- prométeme que lo harás con Kasumi, que no te casaras con Nabiki.
Él se levantó, el comentario de la chica lo había enfurecido.
- ¡Akane eres idiota! Tenía que sacar un mazo de donde fuera y pegarte con él, te lo mereces. No entiendes nada, nunca me has entendido, creía que si… que eras distinta a las otras, pero veo que no. ¿Acaso no ves que si tú me faltas no hay razón para vivir? Sin ti no hay vida.
- ¡Ranma! Debes vivir por ti y por mi… por los dos- dijo ella. Era curioso, al principio era él que la buscó para animarla y ahora era ella quien tenía que animarlo. Se le acercó y le puso una mano en el hombro-Anímate Ranma, debes seguir adelante.
- ¡Nunca! No puedo vivir, si vivir significa que tú no estés. No quiero vivir en un mundo donde tú no estés. En China me rendí al creerte muerta, si hubiera ocurrido así… yo también… te hubiera seguido… si tú desapareces… yo… iré a buscarte… sea al cielo o al infierno… no me separaré de ti. No puedo vivir sin ti. Tú eres mi vida… la única razón por la que vivo- los dos chicos lloraban. Ella estaba emocionada, él la quería, se acababa de confesar. - Akane ¿No comprendes que yo te…yo te… qui… ero?
Ella lo miró y esbozó una breve sonrisa, no pudo evitar sonrojase… pero esta relación debía acabar. No podían seguir juntos.
-Estoy contenta Ranma…al fin te has confesado… yo también… te…te… quiero. Pero debo morir, no hay marcha atrás. Debes aceptarlo… yo lo he hecho. - dijo ella con tristeza. Era mentira le horrorizaba… separase de Ranma.
- ¡No lo acepto!… ¡no lo aceptaré! ¡ni ahora ni nunca…! No te dejaré morir- dijo Ranma furioso, no aceptaba que su prometida se hubiera rendido sin luchar-Y de todas formas ¿Por qué debes… morir? ¿Por qué dices que mataste a tú madre…? ¿Qué es culpa tuya? ¿Cómo es culpa tuya?¡ Si tenías cinco o seis años! Con esa edad no puedes ser una asesina.
La chica se quedó parada, nunca se paró a pensar en eso. Sólo pensaba en lo que le habían dicho. Que ella…
-Mis recuerdos son confusos… Yo tenía unos seis o siete años o menos. Adoraba a mi madre, era muy buena conmigo, con su torpe hija pequeña- y sonrió con tristeza- fuimos al campo cerca había un rio. Fui con mi amigo, ese niño que jugaba conmigo…Recuerdo oscuridad y algo que no me dejaba respirar. Y desperté en la cama de un hospital, me dijeron que mi madre se estaba muriendo y que era mi culpa.
- ¿En un hospital? ¿Qué te pasó? ¿Quién te dijo eso? - preguntó el chico exaltado, aunque ya se imaginaba quien. Había tenido un escalofrió y no sabía por qué. Oír hablar de eso le producía terror.
-No sé qué me pasó para acabar en un hospital. Me lo dijo mi tío Kyosuke. También me dijo que en doce años volvería para cobrarse la perdida de mi madre. Y esos doce años ya se han cumplido.
- ¿Cobrarse? - preguntó con miedo el chico, se imaginaba la respuesta, no quería oír esa respuesta. No la iba a aceptar.
-Si, ¡cobrarse!, ¡con mi vida! - dijo ella…
-No, no lo acepto ni lo consentiré, lucharé contra eso, con todas mis fuerzas- dijo él con rabia-no permitiré te separen de mi- el chico se movía de un lado al otro, estaba fuera de sí. Akane lo miraba asustada, ese no era el chico que conocía, era él que peor lo estaba pasando, incluso peor que ella. De repente se paró y la miró sorprendido- No lo entiendo ¿Cómo pudiste matar a tu madre y que no lo recuerdes? Y ¿Por qué te impuso ese castigo tu tío? ¿Por qué no dijo nada en contra tu padre? ¿Como es que acató toda tu familia esa orden sin oponerse? ¿y como enredaron a mi familia? Esto no me gusta, no me gusta nada. Hay algo que nos ocultan y tu tío y tus primos están metidos, creo que esconden algo muy siniestro. Este asunto es muy raro, mucho.
- ¿Por qué dices eso? -preguntó la chica extrañada.
-Insisten que tú eres la culpable y lo hacen con demasiada insistencia, es como si... están desviando las culpas hacía ti. No sabemos qué pasó, no te lo ha dicho nadie. Ni tu tío, ni tus primos, ni tu familia, supongo que tus hermanas tampoco saben nada o muy poco. Ni mis padres me lo han dicho a mí y al menos mi padre lo sabe, al menos una parte. Dudo que tu padre o el mío sepan toda la verdad, creo que los engañaron.
-No sabemos nada, y no averiguaremos nada de nuestra familia-dijo Akane cabizbaja-tienes razón es muy raro. - ella estaba inquieta y el chico lo notó.
-No temas no te pasará nada, averiguaremos todo. Y evitaremos que te dañen. No se lo consentiré. ¡Ni a ellos ni a nadie!
-Ranma, estoy asustada. No quiero morir, soy aún muy joven… tengo tanto por vivir, tanto por hacer, tanto por descubrir… y me gustaría hacerlo todo contigo. Quiero compartir todo contigo. No me dejes o esos me harán...- no pudo seguir se puso a llorar y el joven sintió que debía animarla.
-Yo también tengo tanto… por hacer, tanto por descubrir y lo quiero vivir contigo. Y nada ni nadie podrá evitar que lo hagamos, por esos somos Ranma y Akane, las personas más tercas de Nerima… no de todo el mundo-bromeó el chico. - No debes temer nada. Ya te he dicho, y te lo repito, que estoy aquí para protegerte y ayudarte, y nadie podrá separarme de ti, donde tú vayas yo te seguiré, sea donde sea. - en ese momento, Akane no entendió del todo lo que implicaba lo último que dijo el chico.
Los dos se habían sentado en el suelo, uno al lado del otro. Había empezado a llover. Y allí, bajo el puente, permanecieron y se sintieron a salvo de la lluvia, de sus familias y rivales, de sus problemas y de todo aquello que los amenazaba. A su alrededor todo desapareció, en el mundo sólo existían ellos dos, y nadie ni nada más que ellos. La chica se recostó en el hombro del chico y él le pasó el brazo por la espada y la cogió por el hombro atrayéndola hacía él. Permanecieron así, juntos allí hasta que dejó de llover. Los dos desearon que ese momento no se acabara nunca.
No lejos de donde estaban los chicos, los observaban tres pares de ojos. Eran un pequeño cerdito negro, una gata y un pato. Cada uno sentía sentimientos contradictorios hacía la pareja.
El cerdito se sentía partido entre su amor hacía la joven, que era abrazada por su rival y él que sentía por su novia, Akari.
Desde que conoció a Akane le atrajo, era dulce y amable. La chica lo trató bien, sobre todo al estar transformado en P-chan. Pero hacía días que todo eso había cambiado. Ella ya sabía la verdad, y si hubiese intentado acercarse a ella, la chica no lo recibiría con la amabilidad de antes.
Todo era culpa del estúpido y engreído prometido de ella. Se lo había contado todo a la chica, lo odiaba por eso, por separarlo de su diosa. Lo mataría… se lo haría pagar muy, muy caro. Acababa de mirar al chico de la trenza, estaba abrazando a su prometida. El cerdito se enfureció… un instante, hasta que vio que ella estaba llorando. Y él chico la intentaba consolar, no parecía que se habían peleado. La chica parecía dolida y lloraba, y el causante parecía no ser su prometido. Y Ranma, parecía también muy dolido y el cerdito lo vio llorar. Alguien les había hecho mucho daño a los dos. Los dos estaban muy afectados.
Notó como él que creía insensible prometido de la chica la intentaba ayudar y al principio lo vio fracasar, ella lo rechazó, no se alegró de este fracaso. Al final los dos prometidos firmaron la paz. Y se sentaron juntos, y se abrazaron. Se dio cuenta que la víctima era ella y que el chico no podía ocultar el daño que le provocaba ver a su prometida en ese estado.
Ryoga sintió pena por ellos, los vio muy dolidos. Intentó acercarse a ellos para darles ánimos, pero algo le impidió hacerlo. Al principio no supo que lo retenía… pero pronto se dio cuenta de lo que era. Ranma no sólo estaba consolando a su amiga, la estaba protegiendo. Alrededor del chico de la trenza vio un aura terrorífica. El chico de la trenza estaba realmente muy furioso. Si alguien se acercaba a Akane para hacerle daño… saldría muy mal parado.
Ryoga vio que había juzgado mal a su rival, este estaría siempre al lado de prometida, cuando ella necesitase ayuda, Ranma acudiría a su lado. Y vio algo terrorífico, si uno caía… el otro también lo haría.
El pato los miraba con envidia. Él quería tener una relación parecida con la gata. Desde el principio vio lo que sentían esos dos chicos, aunque ellos lo ocultasen. Siempre juntos, siempre ayudándose. A pesar de que se peleasen todo el día, eran las personas más unidas que conocía.
Los envidiaba y los apoyaba… pero ahora se dio cuenta que los dos pasaban por un mal momento. Desde que los conocía siempre los había visto apoyase y ayudarse. Recordó cuando en China el chico la creyó muerta, lo recaído que se puso y como luchó por salvarla, el chico hubiera muerto por salvarla, y sabía que en caso contario la chica hubiera entregado su vida por la de él.
Ahora los veía deprimidos y al chico extremadamente furioso, como lo vio en China, cuando luchaba por la vida de Akane. A ella le había pasado algo malo y el chico de la trenza la buscó. El pato lo había seguido hasta el rio. Cuando el rival del pato la encontró... la intentó animar. Pero fue el chico de la trenza él que acabó mostrando sus sentimientos y cayendo también en el pozo de dolor donde había caído la chica.
Como el cerdito, notó la inmensa aura protectora del chico hacía la chica. No sabía que les había pasado. Pero cuando el chico se vénganse no quería estar cerca. No quería verse envuelto en una lucha que saldría muy dañado. En esa lucha, Ranma no tendría compasión con nadie que intentase dañar a su prometida.
La gata estaba furiosa, esa chica estaba demasiado cerca de su Airen. No se lo iba a consentir, ya la había avisado varias veces que Airen era suyo… pero la chica violenta no entendía las lecciones a la primera… ni siquiera a la cuarta o quinta vez, debería ser muy, muy tonta… y Airen ciego, si no, no comprendía que prefiriese a esa chica de pelo corto, buena para nada en lugar de ella que era mucho más prefecta, tanto corporalmente como mentalmente por no decir que era mucho más hábil que esa niña tonta japonesa.
Valía que Akane era una buena luchadora, aunque no se podía igualar a ella, pero si a muchas de las mejores amazonas… pero Ranma debía tener como esposa a una mujer fuerte y habilidosa, una igual. Y la chica de pelo corto no lo era.
Su Airen debía estar con Akane por lastima, sólo veía esa razón, se negaba a ver que entre esos dos hubiera algo, ni siquiera amistad.
Ahora lo veía muy juntos, ella estaba deprimida, y él chico la intentaba consolar. Entonces creyó comprender la maniobra de ella, intentaba utilizar esa falsa depresión para hacerse con él. La gata se enfureció, mataría a la chica.
Fue entonces cuando comprendió que alguien había dañado a la chica, le gustaría conocer a esa persona y ayudarla a deshacerse de esa chica molesta.
Tan cegada estaba en su razonamiento erróneo, que no notó la furia de "su" Airen y que atacar a la chica significaba exponerse ella misma a la ira de Ranma. Ayudaría a los enemigos de Akane a deshacerse de ella, no sabía que eso podía significar su fin.
Kasumi estaba haciendo la cena bajo la extrita vigilancia de su prima. La chica se había adueñado de la cocina, el reino de Kasumi. Quien no conociera a Kasumi la vería muy tranquila, quien la conociera la vería nerviosa, y quien la conociera como su hermana Nabiki, o su padre o los jóvenes prometidos, sabía que estaba furiosa, y no era bueno enfurecer a Kasumi.
La hermana mayor de la Tendo no aguantaba el carácter de su prima, está la había delegado a su ayudante en su propia cocina.
-Hoy para cenar seremos nosotros tres, vosotros tres y el señor Saotome, siete en total. Tu hermana y ese rebelde se quedan sin cenar- ordenó Mana- El chico puede comer mañana, si se porta bien… pero tu hermana no volverá a comer nunca más ni aquí ni fuera. Esperemos que muera de hambre pronto y así nos quitamos un problema.
Kasumi, que estaba cortando zanahorias, golpeó fuerte el cuchillo sobre la tabla de cortar. Eso no lo consentiría.
-Esta noche y siempre tanto Akane como Ranma cenaran. Si alguien se debe quedar sin cena serás tú- dijo Kasumi desafiante.
-Harás lo que yo te ordené. A parte hoy castigaré a Akane como se merece. Si te opones a mis ordenes recibirás tú también un correctivo- y se rió.
-Estas jugando con fuego- dijo Nabiki- no sabes lo que te espera. Aunque no sé la razón, no debemos…no podemos intervenir en el castigo de Akane. Pero su prometido si lo hará y no saldrás viva, ni tu hermano ni tu padre tampoco lo harán. Aunque lo niega, Ranma quiere a mi hermana y ella a él, si te atreves a tócala, aunque sea un poco, sufrirás su ira. Otros lo han dañado a mi hermana y Ranma lo has castigado.
-No me lo creo, Ranma según he visto es muy manipulable. Puedo manejarlo como quiera. - dijo una orgullosa y creída Mana- en dos días Ranma comerá en mi mano y Akane estará en compañía de su madre.
-Si, Ranma es muy manipulable… pero si no se le hace daño a su prometida. Desde que volvió de China la tiene muy vigilada y a salvo, la cuidada constantemente. Si matas a Akane, - dijo Kasumi y su voz cogió un deje siniestro- en dos días Ranma no sólo no comerá en tu mano… si no que te la arrancará. Y después la otra mano… y los brazos… y las piernas y por último la cabeza. No desafíes o subestimes a mi hermano o no vivirás para ver otro día, otros lo han hecho y se han arrepentido.
Mana miró a su prima sorprendida.
- ¿Tu hermano? -preguntó con incredibilidad e ironía- ¿Desde cuándo ese… ese… "chico" tu hermano? - preguntó Mana, había dicho chico con un despreció increíble- no es tu hermano… ni lo será.
-Es mi hermano desde el momento que lo prometieron a mi hermana. - dijo Kasumi- poca gente me enfurece y tú lo estás haciendo. Toca a Akane o Ranma y juro que te destrozaré…si Ranma deja algo que destrozar… y ahora ¡SAL DE MI COCINA! - gritó una enfurecida Kasumi.
Mana levantó la mano para abofetear a Kasumi. Nabiki se horrorizó, puede que ni su padre ni Genma, se pusieran del lado de Kasumi… ni del suyo. Pero como alguien tocase a Kasumi… Ranma se vengaría con crueldad. Aunque el chico estuviese loco por Akane, tenía sentimientos fraternales hacía las hermanas Tendo. Y sabía que el chico consideraba a Kasumi como una hermana mayor, incluso a ella. Él no toleraría ninguna violencia hacía ninguna de las hermanas Tendo.
-Ese chico dejará a tu hermana por mi- contesto segura Mana- no es la primera pareja que destrozo.
-Te equivocas, Ranma no te verá como una prometida. Hay algo en ti que le hace verte como un peligro, te mira como mira a sus rivales. Ranma no caerá en tus manos. Serás tú quien caerás bajo sus manos. Te tratará como a un enemigo. - dijo Kasumi- ¡Mana! No te acerques ni a Ranma ni Akane. No sólo no lo seducirás, si no que atraerás sobre ti su ira. Ranma sólo tiene ojos para…
Mana la miró y se río.
-Ese imbécil será de mío… como cientos antes que él. Todos los chicos matarían por mí. En mi escuela tenía a todos bajos mi control- dijo ella. - y ahora te callaras.
-Ranma no es un chico normal. Para él solo tiene una prometida. Desde hace tiempo lo han perseguido tres chicas más. Ninguna ha conseguido nada… ni conseguirán. Tú tampoco lo conseguirás.
- ¡Te he ordenado que… ¡-se calló y miró a Nabiki, sabia como tratar a la chica- Necesito información sobre Ranma, sus debilidades, sus cualidades, todo. Te pagaré muy bien.
- ¿Cuanto? – preguntó Nabiki. Debía ser una cantidad muy elevada para que ella traicionase a Ranma y Akane.
- ¡Nabiki! - exclamó sorprendida y alarmada Kasumi.
-He pensado en unos treinta mil Yens- dijo Mana.
A Nabiki se le nublaron los ojos, esa cantidad estaría bien como… en otra persona.
-Estará bien como paga y señal- dijo Nabiki- pero… la paga final debe ser de cien veces más. Más gastos. Eso como primer pago
- ¡¿Tres Millones?! ¡¿Y cómo primer pago?!- preguntó sorprendida Mana. No daba crédito a lo que había oído. La petición de su prima era intolerante- ¿Te has vuelto loca? Tres millones más gastos. ¿Qué gastos?
-Seguridad, médicos, hospitales. Traicionar a Ranma se puede volver… ¿Cómo te diría? Insalubre para mí. Él se quería vengar de mí, y con razón. No quiero que me coja y me mande al hospital, a veces Ranma es muy poco razonable. Todos esos gastos irán a tu cargo. De igual forma que si me mata, todo el gasto del entierro correrá a tu cuenta.
-De estas os acordáis la dos. Mataré a Akane, como fue acordados por nuestros padres y… si os ponéis por medio os mataré a vosotras también. O a ese imbécil de su prometido si se mete en medio. - la chica miró a Kasumi- tú y yo teníamos algo pendiente.
La chica se acercó a su prima y la abofeteó. Kasumi la miró sorprendía sus ojos se llenaron de lágrimas. A ella jamás nadie la había tocado y ahora esa chica repelente se atrevía a pegarle.
Los ojos de Kasumi pasaron de la sorpresa al terror más absoluto. Empezó a mirar hacía su prima con miedo, no era algo más que eso. A su lado Nabiki estaba dominada por el mismo terror absoluto igual que Kasumi.
-Esa es la mirada con que debéis mirarme- dijo la chica con orgullo- debéis comprender que estáis por debajo de mí, que aquí mando yo y que…- se calló. Las dos hermanas no la miraban a ella, miraban hacía la puerta de la cocina con terror, se giró. y la vio.
Era una chica con trenza, se parecía mucho a Ranma, y parecía muy furiosa. Era a esa chica a la que las hermanas Tendo miraban con miedo, lo que no supo que lo que atemorizaba a las dos chicas era de la reacción que iba a tener la chica de la trenza.
- ¿Quién… quién eres? - exigió Mana- ¿Qué haces aquí?
La chica no le contentó, ni se dignó a dirigirle la palabra, la miró con mala cara. Mana retrocedió, esa desconocida era peligrosa, extremadamente peligrosa, su mirada era perversa.
La chica de la trenza sonrió con maldad. Mana no lo sabía, pero se acababa de meter en un problema muy grande, acababa de desafiar a la peor persona que existía.
Los tres hombres estaban reunidos en el dojo. Kyosuke andaba de un lugar a otro, miraba enojado a los otros dos. Genma y Soun sentados en el tatami lo miraban espantados. Nada había salido según sus planes pensó Kyosuke, Akane seguía con vida, Soun no se había deshecho de ella como él le había ordenado. Y el hijo de Genma no se había mantenido al margen. Ahora exigiría represalias contra los dos jóvenes. Y los dos hombres que tenía enfrente estarían obligados a cumplir con lo acordado.
-No habéis cumplido con lo acordado, me habéis traicionado. Tú te tenías que deshacer de esa pequeña bruja… que mató a mi hermana- dijo Kyosuke, el asco y odio que sentía por Akane era evidente. Miró a Soun con odio. - y tú debías controlar al imbécil de tu hijo. Lo has educado fatal. Me parece bien que quedáis unir las dos escuelas… pero podías haber prometido a ese idiota con Nabiki o Kasumi. Sabías que Akane estaba condenada a muerte. No podía casarse, ni prometerse.
Los dos viejos amigos, estaban furiosos, deseaban saltar sobre el imbécil creído que tenían delante… pero habían prometido no hacerlo. Era una promesa que los dos se arrepentían de haberla firmado. Uno perdería a su hija menor, el otro a su único hijo… Genma estaba atado y no haría nada por la hija de su amigo… si Akane moría… Ranma no le volvería hablar… es más en el momento que ocurriese eso, su hijo iría por él, al considerarlo unos de los culpables de la desaparición de su prometida… pero si lograban que la chica viviese… no cambiaría nada, Ranma ya los consideraba culpables… y se vengaría de toda forma.
-Me debéis mucho. Estáis aquí gracias a mí. Si os retiro mi ayuda…- amenazó el hombre- os veréis en la calle. Lo debería hacer. Sois hombres sin palabras.
-Tú tampoco la has cumplido- dijo Soun- me dijiste que dirías porque Akane mató a su madre y no has dicho nada. - el padre de Akane quería repuestas. No iba a entregar a su hija por nada.
-Te lo diré en el momento que tu hija muera- dijo el hombre y se río, Soun tuvo deseos de matarlo.
-Pero ella morirá sin saber porque muere- dijo Genma, tenía un mal presentimiento. Veía a su hijo rodeado de fuego. Sosteniendo tres cabezas decapitadas. La suya, la de Soun y la de Kyosuke. Este no sabía a quién desafiaba, se estaba jugando…la cabeza.
-No tenía que haber nacido. Mandé una carta a mi hermana ordenándole que abortase… no me hizo caso… por eso ella murió y por eso ahora… ese pecado debe morir. Tu hija menor no debió nacer nunca… y si ese hijo idiota que tienes se mete por medio, deberá morir también.
- ¡Mi hijo es un idiota!... pero, tú toca a su prometida y te matará- gritó Genma- ya estás condenado. Yo le vi atacar a ese reyezuelo chino, Saffron. Secuestró a Akane y estuvo a punto de provocar su muerte, Ranma lo mató. Ese reyezuelo era inmortal y resucitó… tú no lo eres… ni tu hija… ni Soun ni yo… estamos todos condenados… pase lo que pase a Akane. Y si se entera de la verdad que nos ocultas… - amenazó Genma.
-Tu hijo es muy controlable, y mi hija manipuladora. En unos días Ranma, ese pobre infeliz, será el esclavo de mi niña- dijo Kyosuke riendo, - lo lleva haciendo desde muy niña, nadie puede con ella- y se rió. - he oído que tiene tres prometidas más… a partir de ahora tiene una más… mi hija, y ella conseguirá lo que no han hecho las otras.
-Siento decirte que te engañas- dijo Soun- Ranma está acostumbrado a tratar con manipuladoras, Nabiki y esas tres que tú dices. Ranma no caerá en la trampa de tu hija- "espero" pensó Soun-tu hija se puede llevar una buena sorpresa.
-Nadie ha escapado de las manos de Mana… y ese niñato tonto no será el primero. - el hombre estaba seguro del poder de seducción de su hija. - Ese Ranma pronto será una conquista más.
En pocos días Akane no estaría en este mundo, la asesina de su hermana desaparecería. Y si alguien se ponía por medio…
En ese instante oyó a Mana gritar de terror. Iba para la puerta cuando Yuta, su hijo, voló por todo el dojo y se incrustó en la pared, a los pocos segundos el chico cayó al suelo desmayado.
- ¡Yuta! - gritó y se acercó a su hijo, que estaba bocabajo, y le dio la vuelta. El joven estaba desmayado y tenía muchos golpes repartidos por todo el cuerpo. Quien se los había dado era un experto. No conocía a nadie más fuerte y hábil que su hijo, era el campeón del torneo nacional de artes marciales, era superior al resto… él mismo lo había entrenado. Pero quien había vencido a Yuta era muy superior.
Se giró y vio a los dos hombres abrazándose asustados, miraban la puerta del dojo con miedo.
El hombre miró y vio, una chica bajita con trenza que no conocía. Al principio la confundió con Ranma… pero no podía ser él.
La chica lo miró, y al hombre se le heló la sangre. Aquella chica no era una chica normal, parecía estar bien preparada en artes marciales, superaba a su hijo… y a su hija también. Tenía algo de siniestro, solo con mirarla se atemorizaba, esa chica era… era... era un monstruo con forma humana, no sabía de donde había salido… pero acabaría con él. La chica estaba furiosa y él tenía la culpa de ese enfado.
Yuta estaba en la puerta del dojo. Su padre le encargó que se quedará allí, y evitará que nadie entrase, no había dejado entrar a Nabiki, la chica lo amenazó e intentó chantajearlo… pero Nabiki no tenía el nivel que Mana.
Después apareció Kasumi, con el té… pero el chico lo tiró al suelo, su padre dijo que no beberían nada y que evitase, de cualquier forma, que entrasen bebidas. Kasumi lo miró con una sonrisa y volvió a la casa.
Quería que apareciese ese chico impertinente, el prometido de Akane, para darle una lección. Lo humillaría delante de Akane, y acto seguido invitaría a esta a salir, la obligaría a salir con él.
No iba a consentir que nadie saliese con su Akane… Akane era…suya y sólo suya. Mientras estuviese viva, lo poco que viviese, esa chica sería su esclava… su padre se lo había prometido, se imaginaba que le haría… y una sonrisa perversa se dibujó en su cara.
Sabía que la chica tenía varios pretendientes, debía liquidar primero… al más fuerte e ir acabando con el resto, en ese orden, el ultimo sería él más débil.
Había puesto a investigar a gente de su confianza, para que averiguaran quienes eran los pretendientes de su prima. Si el más fuerte era ese Ranma, eliminarlos sería muy fácil. Ese chico se lo veía muy flojo.
No le gustaba el prometido de su futura esclava, parecía un pedante. Pero no había problema, él sabía tratar a la gente así, una pequeña amenaza y saldría por patas. Conocía este tipo de imbéciles, había tratado con ellos toda su vida. Si no atendían a las amenazas, una pequeña paliza y todo resuelto. Sus rivales siempre habían cedido por una u otra razón… y esta vez no sería diferente. Ranma a la primera de cambio saldría asustado y él tendría el terreno libre con Akane.
Se rió, iba a pasar unas semanas estupenda disfrutando de Akane como quisiera. Haría con ella lo que quisiera y después se la entregaría a su hermana.
Mana era tonta, ella le contó lo que le quería hacer a Ranma para separarlo de su prometida… pero él no estaba de acuerdo, su hermana no debía meterse por medio. Él sólo se bastaba para separarlos. Akane caería en sus brazos con suma facilidad, como habían caído tantas antes. Ninguna se podía resistir a su encanto.
No estaba de acuerdo del todo con lo que quería su padre. ¡matar a Akane! ¡vengarse por lo que esa mocosa hizo a su propia madre! En su familia se pensaban que era tonto, él sabía cómo ocurrió todo. El mismo…
Cuando todo acabase, el dojo sería de su padre y él sería el heredero, o eso pensaba… pero Yuta sabía que su padre los engañó tanto a él como a la bruja de su hermana. Kyosuke tenía otros planes… después de deshacerse de Akane. Planes para la familia Tendo y para la Saotome. Se empezó a reír… y en ese momento oyó a su hermana chillar de terror.
Se asustó, que alguien como su hermana tuviese miedo era increíble. Lo normal era que ella provocase terror, no al revés.
Momentos después vio salir de la casa una chica, se parecía mucho al prometido de Akane. Le pareció una diosa.
-Hola guapa, ¿Tienes algo que hacer? Podíamos ir a cena tú yo. Y después sé un sitio maravilloso, donde una chica como tú y un chico como yo…- dijo Yuta. La chica era muy guapa, era un honor para ella salir con él.
La chica puso una sonrisa enigmática, que el chico no supo interpretar, un momento después la chica torció esa sonrisa y sus ojos, la expresión de la chica adquirió un aspecto diabólico, una cara donde predominaba la maldad, una cara perversa. Yuta supo porque gritó su hermana y por qué iba a gritar él. Supo que esa chica no iba a ser nada simpática con él. Tuvo miedo, mucho miedo… pero esa chica no le dio tiempo a gritar.
Todo había acabado, se dio cuenta una semana antes, en la última pelea que tuvo con Ranma y Akane. Aunque no se dio por vencida, fue allí donde todo cambió. Ya nada sería como antes.
Habían perdido, el corazón de Ranma ya estaba ocupado, era algo que siempre supo… luchó para echar de allí a la ocupante, pero era como luchar contra un tornado… no consiguió nada.
Ella, la que ninguna consideraba digna de ser la prometida de Ranma, la menos capacitada. Había sido al final la ganadora. Al principio no comprendió como lo consiguió, pero al final creyó descubrir como Akane las había vencido.
Cada vez que Ranma estaba herido, triste o enfermo, mientras ellas tres intentaban aprovecharse de la situación y conseguir a Ranma… Akane lo ayudaba y lo cuidaba. Mientras ellas lo querían forzar a quererlas, Akane nunca lo forzaba y se preocupaba por él.
Ellas tres lo intentaban coaccionar y su prometida oficial conseguía, sin proponérselo, toda la atención que ellas buscaban sin conseguirla.
Ukyo miró su restaurante vacío, era muy pronto para abrirlo, y no tenía el ánimo de hacerlo. Se sentía igual que su restaurante, vacía y sin ganas de abrir su destrozado corazón.
Aunque era muy joven, una adolescente, ya vio que esta vida era muy dura. No siempre se tenía lo que deseaba. No podía tener a Ranma, lo había querido durante doce años y ahora…
Notó como las lágrimas acudían a sus ojos. No había nadie que la consolase, necesitaba a alguien que la abrazase, que le dijera palabras bonitas, alguien que la acunase entre sus brazos. Deseó volver a ser niña y que su padre la cogiese en brazos y le cantase hasta dormirse, pero esos tiempos habían pasado y quien podía haberla cogido entre sus brazos… no la quería. Él siempre le dijo que sólo era amigos... y no lo creyó.
Ni en sueños lo tenía. En sus sueños siempre él acababa con Akane. Ni en el reino de los sueños lo podía tener. Es más, en ese reino le eran negados todos los chicos que conocía. Ni Ryoga, con quien se rumoreó alguna vez que estaba saliendo, ni siquiera el tonto de Kuno o Mousse.
Durante un tiempo parecía que acabaría con Ryoga, se aliaron varias veces para destrozar la relación de Ranma y Akane, pero estos creyeron que sus amigos realmente estaban saliendo y los animaron… pero esto tampoco resultó. Apareció Akari, esa novia que le salió a Ryoga, y esa puerta también se le cerró.
Pero lo que le más de dolió fue ver a los dos prometidos bajo el puente, había sido esa tarde, los vio muy tristes, sobre todo a ella, y a Ranma consolándola, como nunca había hecho. Los vio llorar y notó que los dos sufrían, no sabía por qué… pero notaba la pena que sentían los dos chicos como si fuera algo material.
Los dejó, se sentía fatal, la tristeza que vio en los dos prometidos se le contagió y la impregnó por completo. Volvió a su restaurante, en el camino la pilló la lluvia, pero ella no pareció notarla. Llegó a su casa empapada, calada hasta los huesos. Su camarero se asustó al verla en el estado que llegó al Ucchan. La condujo al baño y la desnudo, y la bañó. A ella no le importó estar desnuda delante de él, ya no le importaba nada. El chico la secó y la vistió. Ella se dejó llevar, era como una muñeca, sabía que el chico no abusaría de ella.
Habían pasado varias horas y Ukyo no abrió el restaurante ese día, su camarero la dejó y se fue a su habitación a dormir. La chica necesitaba soledad y tranquilidad.
Estaba totalmente a oscura cuando un relámpago iluminó el salón y oyó un trueno… se estremeció, sintió un escalofrió y miedo, se quedó helada, fue como si unos dedos helados entrasen en su cuerpo, estuvo a punto de chillar de terror. No hubo más relámpago ni truenos. Pero una sensación desagradable se adueñó de ella y la acompañó durante días.
No fue la única en sentir ese trueno ni ver el relámpago, no fue la única en estremecerse, ni en sentir un miedo cercano al terror más oscuro. Cinco jóvenes más lo sintieron, fueron los únicos en todo el barrio en sentirlo.
Los dos jóvenes chinos lo sintieron, y los dos hermanos locos y el chico que andaba siempre perdido sintieron lo mismo, nadie más lo sintió, no lo sabían, pero fue un aviso. Que con ese trueno algo había cambiado y que no era algo bueno, había algo que los amenazaba, y los cinco sin motivo tuvieron el mismo presentimiento. Y no era un presentimiento agradable.
Aunque los dos jóvenes del Neko Hanten estaban con Cologne, esta no oyó ni el trueno ni vio el relámpago, pero vio estremecerse a los dos chicos. La mujer se asustó cuando los dos chicos le contaron lo que sintieron, y negó con la cabeza. Algo malo iba a pasar y todos saldrían tocados… en especial los dos jóvenes del dojo Tendo. No preveía un futuro placido para ellos dos… es más no les preveía ningún futuro, como si pronto los dos chicos dejasen de existir.
Estaba oscureciendo y los dos chicos seguían bajo el puente, los dos sabían que debían volver al dojo, y aclarar todo, o al menos una parte. Pero no querían separarse, y ya no sentían el dojo como su hogar, ni la gente que vivía en él como su familia, se habían vuelto unos desconocidos.
Al final Ranma se levantó y miró un rato la chica, esta le devolvió la mirada, la chica le estaba preguntando cual era el siguiente paso a dar. El chico tuvo la sensación de que ella se ponía en sus manos, que confiaba en él. No le gustaba tener esa sensación, debía coger las decisiones correctas, un pequeño fallo y …
-Vamos al dojo- dijo él. No quería ir. Pero allí tenía sus cosas, debían ir por ellas.
-No me gusta. No, no quiero, no iré- dijo ella, hablaba bajo y con un tono extraño, a Ranma le pareció hablar con una niña asustada, la chica estaba casi llorando. Tenía miedo de volver. - si vuelvo me harán daño, mis primos y mi tío siempre me lo han hecho.
-Debemos ir. Tenemos que coger nuestras cosas… y quiero respuestas. Y no saldré del dojo sin ellas. - dijo con suavidad- y no te harán daño, yo te protegeré.
La chica lo miró, Ranma vio miedo en ella, no era la Akane que él conocía… la Akane que el…
-Si vamos me dañaran… a mi… y a ti- dijo ella negando con la cabeza- te harán daño… como le hicieron aquel amigo que tuve cuando era niña…No quiero que te hagan daño, no quiero que sufras.
Ranma se quedó pasmado. No sabía nade de eso. Cada vez la cosa se complica más. Había mucho que averiguar.
- ¿Un amigo? ¿Qué amigo? ¿Qué le hicieron a ese niño? -preguntó el chico asustado.
-Fue por la época que murió mi madre. Tuve un amiguito. Nos llevábamos bien. Mi tío le dio una paliza, o eso me contaron… para que no volviese a jugar conmigo. No recuerdo su nombre.
-No me gusta tu familia, esconde muchos secretos. Hay muchas cosas que averiguar. Hay algo oscuro en su pasado. Los tres me dan escalofríos, no son trigo limpio. Pero yo no soy como mi padre y el tuyo. No me dejaré acobardar- le dijo el chico y pensó –"No puedo dejarme acobardar, te tengo que proteger a ti. No dejaré que nadie te haga sufrir, eres lo más importante que hay en mi vida. Yo siempre velaré por ti."- no podía separarse de ella, no quería hacerlo. Quería tenerla siempre a su lado. La miró, ella seguía asustada y le entraron ganas de abrazarla, se la veía tan indefensa. - Vamos al dojo, quiero hablar con tu padre y con los míos, y con tus hermanas. Y sacarles información a tus primos. Después si todo sigue igual te llevaré a un lugar seguro, a un lugar donde nadie te haga daño.
Ella lo miró preocupada, pero al final asintió, aunque no estaba convencida, el temor aun existía, se levantó del suelo. Y los dos juntos se fueron hacía el dojo. Iban cogidos de la mano, trasmitiéndose mutuamente seguridad y tranquilidad. Dos conceptos que realmente sabían que ya no existían para ellos.
Llegaron poco después al dojo, el humor de los dos chicos era explosivo, se habían encontrado con más grupos que iban detrás de Akane, todos habían salidos malparados.
El último grupo se lo encontraron vigilando la puerta. Los dos hombres los vieron llegar y les negaron la entrada.
-Lo siento… pero no podéis entrar. Nadie puede entrar. - dijo uno de ellos.
-Vivimos aquí, es nuestra casa- dijo Akane, le asustaba estar cerca de donde ahora estaba su prima. Pero esos dos "gorilas" la enfurecían y notaba que a su prometido también estaba enfadándose.
-Tenemos ordenes que no entre nadie… tú sí, pero antes tenemos que comprobar que no lleves armas- dijo uno riendo, dejó ver que intenciones tenía. Se giró a Ranma- pero tú. Ya no puedes entrar. También tenemos instrucciones de lo que debemos hacerte, no te gustará. Tu aquí ya no tienes nada. Tus cosas serán destruidas, eso incluye a tu prometida.
La gente que pasaba por la calle miró asustada a los dos matones y se alejaron corriendo. A esos dos incautos les esperaba un mal momento. Los dos hombres sonrieron, pensando que la gente huía por temerles. Creían que tenían el triunfo asegurado.
Ranma los miró confiado, no eran fuerte y aunque lo fueran, estaba muy cabreado y la técnica que iba a usar con ellos era imparable. Sonrió con desprecio, lo que se merecían esos dos. A su lado Akane sabía que haría Ranma.
- ¡No es justo! - se enfadó la chica- tú te llevas lo mejor, yo quiero esos dos. Yo los destrozaré- exigió la chica.
-Nada de eso. Debo darles una lección para que no vuelvan.
- Pero con ese ataque no quedará nada que pueda machacar. - dijo la chica- al menos déjame uno- pidió ella. Los otros grupos te los has merendado tú sólo. No me has dejado ninguno.
- ¡No ¡, me he estado reservando para este momento- dijo el chico- Deben aprender la lección. Cuanto más sean más, más espectacular será el ataque.
-Me debes al menos uno- dijo ella-Estoy un poco depre, necesito animarme.
Estaban en medio de la discusión, y no se dieron cuenta que de dos coches aparcados cerca bajaban siete hombres más.
-Creo que estáis perdidos, esto va ser muy divertido- dijo uno de ellos.
Los dos chicos miraron a los hombres y sonrieron. No sentían que eso sería divertido, sino todo lo contario sería muy aburrido. Esos hombres no tenían el nivel de los contarios con los que dos chicos luchaban habitualmente.
- ¡Akane! Los dos de la puerta tuyos, los otros cinco… -y con un tono siniestro añadió- ¡míos!
- ¡No lo veo justo… pero lo acepto!
-No los rompas del todo-dijo él riendo- al menos uno debe contar todo… lo que sepa.
Ranma esquivaba a sus contarios, parecía que huía. De los contarios de Akane, uno yacía en el suelo inconsciente. El otro reculaba, miraba con miedo a Akane… pero al ver los movimientos de Ranma, quiso que esto jugase a su favor.
-Tu amigo es un cobarde, huye como una mujer. Tiene miedo de nosotros y…
-Ranma no es un cobarde… dentro de un rato veras como de fuerte es. No sois nada contra él, ha vencido a enemigos mucho peores, no deberíais haberlo desafiarlo. Estáis vencidos. -dijo la chica con seguridad.
El hombre esbozó una sonrisa que pronto pedrería.
- ¿No eres muy prepotente? No sabes de que hablas- dijo el hombre- cuando os venzamos, no hablaras así
Ranma retrocedía. Llevaba a sus adversarios al centro de la espiral, y cuando estuvo allí, dio el golpe, un enorme torbellino se formó y se llevó con él a los siete hombres y a Ranma, pero este salió del torbellino y fue con su prometida.
-Qué fuerte te ha salido esta vez elHiryu shoten ha- dijo ella.
Al poco cayeron del cielo los siete hombres, estaban inconscientes.
-Normal han sido siete personas, cuanta más personas, más fuerte sale-dijo él riendo- sólo nos queda preguntar- y los dos jóvenes miraron al mercenario con una mirada perversa. El hombre se asustó, vio lo que podrían hacer los dos chicos y le cogió miedo, intentó huir, pero los chicos fueron más rápidos y lo atraparon, el hombre iba a vivir la peor pesadilla de su vida.
No habían sacado nada, el hombre sabía poco o nada, no sabía quién los había contratado, recibieron una carta sin remitente con las instrucciones. Ahora el asustado y herido hombre, sabía que no debían volver a desafiar a la pareja de prometidos. Como los otros grupos que los habían atacado, desconocían él porque del ataque. Akane y Ranma sabían tanto como cuando cada uno por su parte salió del dojo.
Los dos chicos iban a entrar al dojo y se miraron. El miedo se reflejó en sus rostros.
-Debemos entrar- dijo él tragando saliva, iba a pasar un mal momento- debemos aclarar las cosas.
-Si, lo sé- dijo ella muy asustada. Sólo pensar que sus primos estaban allí la asustaba. Se estremeció, el chico al verlo se acercó e hizo un intento de sonrisa.
-No te preocupes, estoy aquí. No te pasara nada… No nos pasará nada-pero de alguna forma sabía que se había ganado la enemistad de esos tres y que se vengarían…pero él no se iba quedar quieto viendo como lo atacaban… ni como atacaban a su prometida.
Iban a entrar en el dojo cuando repararon en el coche del policía aparcado cerca.
-Deben haber venido a investigar el coche de tu primo.
-Al menos nos lo quitaran de encima- comentó la chica casi aliviada. -al menos serán detenidos por intentar atropellar a peatones.
Y se dirigieron a la puerta, por la que salieron las dos policías que conocían los dos jóvenes.
-Buenas tardes-dijo Ranma esperanzado- ¿Qué les trae por el dojo Tendo?
-Nos han informado que el coche que hemos buscado estaba aparcado frente al dojo Tendo- paró de hablar un momento. La mujer estaba muy seria- Hemos preguntado en el dojo y… - los chicos empezaron a temerse algo. La mujer policía cerró los ojos y suspiró-es el coche, el dueño nos ha dicho que todo era una broma. Que ustedes lo sabían y la han aceptado. No hemos podido hacer nada.
- ¿Una broma? -Ranma estaba furioso- no lo hemos aceptado como broma… queremos que se detenga al culpable.
-No es posible… no sé cómo decir esto- la policía estaba nerviosa, se sentía incomoda. Sabía tan bien como los dos chicos que el conductor no era un bromista. Se temía la reacción de los dos chicos… y de todos a los que el coche intentó atropellar- no es imposible detener al infractor… su padre… su padre. es uno de nuestros jefes… el comisario Kyosuke. Él ha defendido a su hijo… y nos ha amenazado… tenemos familias. Sé que tanto a ustedes como el resto de afectados no le gustará esta noticia… pero no podemos hacer nada. Pueden poner una queja… pero Kyosuke es poderoso y tiene influencias… no le pasará nada… tengan cuidado con él y su familia, van por uno de ustedes o por los dos y en la policía no vamos poder ayudarles, aunque queramos, esto se va complicar.
Los dos chicos estaban furiosos, además Akane estaba muy asustada.
- ¡Mierda! Nos atacan y no podemos confiar en la policía… no podemos pedir justicia… porque el culpable tiene poder- Ranma estaba furioso y miró con rabia a las policías- sé que ustedes no son culpables. Que están detenidas por su corrupto jefe… pero no dejaré que nos ataquen. Mi prometida está amenazada por su jefe. Y encontraré un medio de pararle los pies.
-Sabe que si lo ataca deberemos detenerlo- dijo una de las policías- aunque ese hombre lo merezca, sería una agresión y debíamos detenerle a usted.
-Y al llegar el juicio y declarar como le he atacado… lo meterían en un manicomio-dijo Ranma- hay muchos ataques que parecen más de un manga que de la realidad. Hay muchas cosas que ustedes desconocen.
Las dos policías lo miraron asustadas.
-Nuestro consejo es que ponga a su amiga en un lugar seguro…lejos de nuestro jefe. Pero haga lo que haga tiene nuestro apoyo… aunque sólo sea nuestro apoyo moral.
-Gracias. Las comprendo, no pueden hacer nada sin hacer peligrar su puesto de trabajo… si alguien así es comisario, malos días les espera a los ciudadanos de Nerima. - dijo Ranma. - yo defenderé a Akane de ese… ¿hombre? Y tengo métodos que no se lo creería nadie. Vayan tranquilas, hemos sobrevividos a gente peor. Esta crisis nos la merendaremos en un plis.
-Sólo una cosa más. Tenga cuidado.
-No pueden hacer esto. Nos van a hacer algo muy malo. - dijo Akane, la chica estaba al borde de la histeria- me quieren matar.
-No podemos hacer nada. Ya nos gustaría. Kyosuke tiene muy mala fama. No debía ocupar el puesto que ocupa. Y ya lo he dicho está muy bien conectado. Si intentamos algo en su contra… no me imagino lo que pueda hacer. Quien se le opone… desaparece. Tenemos miedo. Miedo de su poder.
Ranma las miró enrabiado. Le dieron pena, poder actuar y saber que lo tenían que hacer y… que no le dejaran. Lo que podía ocurrir en ese barrio lo atemorizaba.
Cuando iban para el coche las dos policías vieron a los hombres que lucharon contra Ranma y Akane. Y se acercaron a ellos. Seguían en el suelo inconscientes.
-Conozco a estos, son miembros de una peligrosa banda de sicarios. Los íbamos buscando de hace años. - dijo una policía- ¿Saben ustedes algo de cómo han llegado a este estado?
-Nos han atacado, querían robarnos o algo peor. Nos hemos tenido que defender. Eran muy débiles.
-Pero… ¿no se han pasado un poco?
-Querían matarnos… o algo peor. No íbamos a quedarnos quietos. No esperábamos que fuesen tan débiles. Nuestros rivales suelen ser… muy superiores. - dijo Ranma.
- ¿Piensan en una razón para que los ataque un grupo así? Hemos encontrado grupos parecidos por todo Nerima, estaban igual de dañados. ¿Saben algo de esos?
-Alguien ha puesto precio a la cabeza de mi amiga- dijo Ranma- nos han atacado. En la situación que estamos no podemos recurrir a la policía. Ustedes ahora son tan bien un peligro.
-Me temo que tiene razón no vamos a poder ayudarles. Pero estos no saldrán en días. Tienen orden de búsqueda internacional. Estarán mucho tiempo a la sombra. Nadie los salvará.
Los chicos vieron cómo se llevaban a los delincuentes y quedaron ellos solos. Ranma estaba furioso y su prometida asustada. Se temía que le pasaría algo muy malo.
-Venga entremos y obtengamos respuestas- dijo Ranma- pienso obtenerlas sea como sea, por las buenas o por las… ¡Mierda! - había empezado a llover y miró a su prometida designado, se había convertido en chica… de golpe en su cara apareció una sonrisa perversa. - Tal vez Ranma este cogido por una promesa que no cumplirá… pero su prima y mejor amiga tuya y de él… no la ata ninguna promesa y puede actuar con libertad, no se contendrá ante nada. Lo que no pueda Ranma Saotome… su prima Ranko Saotome lo conseguirá.
Entraron en el dojo y se dirigieron al caserón, nadie los preparó para lo que iban a ver allí, pero a la causante de todo… tampoco la prepararon para lo que le iba a pasar.
Continuará...
Nota del autor:
-Las cosas se complican para los dos prometidos. De ahora en adelante su vida no será lo que fue. Tienen el enemigo en casa y esta vez están prácticamente solos. hay pocas personas que pueden ayudarlos o que los ayudaran.
-Los nombres de Yuta y Mana: Como los de los protagonistas de la saga de las sirenas de Rumiko Takahashi.
