Espacio de la escritora
Hola queridos lectores, les traigo un capítulo más de esta historia que me encanta escribir.
Aprovecho para agradecer una vez más a Mariee98 por su review, y respondiendo a tu mensaje, pues me alegra que te haya gustado la fusión de Kamisama e Inuyasha,respecto a nuestros protas, se encontrarán pronto, no lo dudes, y sí yo tambien espero que mas lectores puedan dejar sus mensajes de opinión.
Capítulo 6: Grandes heridas
Los primeros rayos de luz solar se filtraban entre las hojas de los árboles. La mañana era muy fresca, puede que incluso un poco fría, el rocío de la mañana se acumulaba en pequeñas gotas en los pétalos de las flores que crecían al azar entre el pasto. El encantador escenario se acompañaba de un pequeño riachuelo cuyas aguas corrían haciendo suaves sonidos calmantes y arrulladores. El canto sublime del agua hechizaba el sueño de los moradores de ese pequeño espacio, incluyendo el de cierta diosa malherida.
"Ya ha amanecido y la señora Korihana sigue sin abrir los ojos, ¿crees que el veneno la…?" Dijo un muy angustiado Shimo, totalmente asustado de ver a su señora en un estado tan deplorable.
"Claro que no, la diosa es fuerte, además las heridas se están curando. En lugar de pensar tantas tonterías, mejor ayúdame a poner la nueva capa de ungüento sobre los cortes." Fubuki,quien estaba un poco más calmado que su gemelo, trató de mantener en orden la situación, sin embargo, no podía evitar sentirse intranquilo ante la quietud de la dama invernal. Era cierto que sus heridas se estaban curando, seguramente por el poder regenerativo de la diosa. Pero ¿por qué no despertaba?, la habían llamado incansablemente, hasta la zarandearon un poco pero no hubo respuesta. Ni sonidos, ni quejidos de dolor, ni un pequeño movimiento, nada.
El kamaitachi ojinegro meditaba en lo que había sucedido la noche anterior mientras volvía a limpiar con un paño el rostro de bella dama para aplicar otra capa del ungüento verdoso que había estado usando para curarla.
FlashBack
Él y su hermano ya estaban exhaustos de seguir yokis por todos lados, cada vez que llegaban a algún lugar se decepcionaban al ver al tipo de yokais que emanaban esa energía. Se dirigían a buscar de nuevo a su señora cuando de repente Shimo salió disparado a toda velocidad hacia alguna dirección gritándole que lo siguiera.
"¿Qué está pasando Shimo?" Fubuki logró alcanzar el paso de vuelo a su hermano y lo siguió de cerca.
"¿No lo hueles? Es sangre de la ama Korihana, está herida! También hay sangre de yokai mezclada, deben estar peleando" Dijo Shimo con una expresión desesperada en su rostro.
-Es cierto, no lo había notado porque está algo lejos, pero entre más nos acercamos más lo percibo, y no solo sangre, hay mucha energía espiritual y demoníaca en el aire- Pensó Fubuki.
Los hermanos volaron hasta ver a su señora peleando con un poderoso daiyokai que portaba una luna menguante en la frente y dos marcas magentas en cada pómulo, el olor en él le decía que era un demonio perro. Era el yokai del que les había advertido el maestro Tomoe. Asombrado miró como el poder de sus látigos se encontraron y se resistieron, el poder demoníaco de aquel yokai no era nada que él hubiera conocido antes. Apenas y pudo pensar algo más porque ante sus ojos vio cómo aquel hombre introdujo sus garras ponzoñosas en el pecho de su ama, un destello verdoso brillante envolvía su herida.
Gritó el nombre de su señora con desesperación e impotencia, la malicia en los ojos del yokai le decía que le arrancaría el corazón a su dama. Y justo cuando su hermano volaba impetuoso hacia ellos, queriendo salvar a su señora, ella había hecho un movimiento tan rápido que ocasionó que todos salieran disparados de donde estaban.
Cuando recogieron el cuerpo de la diosa ella estaba inconsciente, su rostro magullado, su ropa hecha jirones por los cortes que le provocó el impacto arrasador contra el suelo, su pierna derecha aún sangraba un poco y sus brazos llenos de raspones. Pronto prepararon un lugar para tratarla y pasar la noche, estaba a la orilla de un riachuelo, convenientemente.
Quitaron sus prendas y limpiaron sus heridas, que ya vistas bien eran bastante superficiales, incluso la herida de la pierna no era tan grave como pensaron, pero el pecho era un desastre. La herida era como un agujero grande, y no era para menos, el monstruo lo había atravesado con su mano, el olor a putrefacción que emanaba de la herida era muy intenso, la piel alrededor estaba oscurecida y cubierta de sangre.
Rápidamente buscaron en la bolsa sin fondo las pomadas y medicinas que la misma diosa había preparado para el viaje, tomaron gasas y retazos de lienzos y los untaron con el ungüento especial que la diosa había hecho a base de hierbas purificadas y energía divina que había tomado de sí misma. Pronto colocaron generosas cantidades alrededor de la herida del pecho y este emanó un destello de luz blanca que pronto se desvaneció. El resto de la noche pasaron curando sus demás laceraciones con otras medicinas, tratando de llamarla, pero sin respuesta.
El sol repuntaba en su máxima elevación, ya debía ser medio día, y la diosa seguía inconsciente. Los pequeños espíritus revisaban la herida de su pecho cada tanto para comprobar cómo iba el proceso de curación, y gracias a los cielos el agujero casi estaba cerrado. Para pasar el rato y distraer un poco sus mentes, los niños decidieron intentar pescar algo del río para comer, la pesca iba bien, después de todo no era tan difícil dado que sus garras funcionaban mejor que los anzuelos. Así lo hicieron por algunas horas.
"Fubuki, Shimo ¿qué hacen?" dijo la diosa invernal que había despertado de su letargo.
"¡Señora Korihana!" gritaron con alegría los kamaitachis soltando al pez que habían atrapado en ese momento. Los hermanos corrieron hacia ella con una gran sonrisa en sus rostros y con los ojos aguados de la emoción. Ambos habían pensado que ese día ella tampoco despertaría pero afortunadamente su ama ya había vuelto en sí. Se acercaron al improvisado futón que habían armado para que la diosa descansara pero aún guardaban distancia pues no querían tocarla por error y abrir alguna herida.
"Mi señora, ¿Cómo se siente?" habló primero Fubuki.
"Ama Korihana, que alegría que haya despertado, estaba muy asustado viéndola sin reaccionar" secundó inmediatamente Shimo.
"Tranquilos niños, ya me siento mejor, solo un poco cansada y algo adolorida" la diosa miró rápidamente a su alrededor observando como su ropa de antes había sido cambiada por una bata holgada de tirantes tan fresca y ligera que dejaba respirar sus heridas, las cuales estaban limpias y cubiertas de pasta medicinal. Cerca de ella estaba un cuenco con agua y un paño a un lado, más al frente se encontraba encendida una pequeña hoguera que servía como asadero para los peces que colgaban de unas cañas. Alrededor sentía una fina barrera de energía espiritual que cubría la pequeña área. Todo el espacio había estado bien acondicionado para ser un pequeño campamento.
"Por lo que veo se han encargado bien de todo durante mi desmayo, siempre puedo contar con ustedes" dijo ella intentando sonreírles pero se sentía tan agotada que no podía sostener ni un pequeño gesto. Un dolor agudo se acumuló en su pecho y la diosa llevó su mano ahí rápidamente como intentando sostenerlo, las facciones de su rostro se contrajeron en una mueca de dolor y soltó un quejido poco audible.
"Ama, ¿qué tiene?" La sonrisa alegre de Fubuki fue reemplazada por sus ojos llenos de consternación " No se esfuerce, vuelva a recostarse" Ambos espíritus sujetaron los hombros de la diosa y con cuidado la recostaron hacia atrás.
El dolor que había embargado a Ria comenzó a disiparse rápidamente, y su respiración se calmó, ella volvió a llevar las manos a su pecho tratando de sentir si algo andaba mal, pero sus latidos eran calmados y constantes. "No se inquieten, fue solo un instante, ahora estoy bien."
"Aún así, manténgase en reposo, el veneno de ese yokai era muy potente, estaba pudriendo todo, por un momento creía que no sobreviviría" dijo Shimo con un tono triste y sombrío.
"Sesshomaru realmente me sorprendió" dijo la diosa con su tono neutral de siempre y con mirada pensativa recordando el encuentro de ayer. "Su yoki era muy superior, y me era muy difícil pelear con él y limitar mi poder para encubrir mi energía divina. Al final tuve que descubrirme durante un pequeño lapsus para usar el chal, espero no haber llamado la atención de la corte celestial de este tiempo" dijo ella soltando un pequeño soplido al final.
"¿Diosa como pudo hacer eso? Su vida y existencia estaban en juego, si no usaba adecuadamente su energía divina ese yokai podía haberla acabado. Y usted solo pensó en la corte celestial. En serio, ama Korihana, debe ordenar sus prioridades." Dijo Shimo algo molesto reprendiendo a la deidad invernal.
La diosa puso su mano sobre sus labios y soltó una sutil risilla, le enterneció la actitud del kamaitachi que la regañó casi como un hermano mayor. "De acuerdo, Shimo. Prometo que lo intentaré."
"Diosa Korihana, ¿fue por el veneno que usted no podía despertar?" preguntó Fubuki aun intrigado por el tiempo que pasó inconsciente su señora.
"En parte sí, el veneno estaba altamente concentrado de poder y energía yoki, lo que debilitó mi cuerpo y energía espiritual que de por sí estaba usando para defenderme y ocultar mi energía divina, y luego cuando de golpe tuve que soltar poder divino,eso agotó mis fuerzas. Afortunadamente mi energía divina ha curado el veneno" Dijo la diosa analizando el porqué su energía se sentía tan débil, asumió que esta era la lógica explicación de todo, pero cayendo en eso, se percató que eso significaba que su tiempo como diosa se había reducido,tal como le dijo Mikage. Su energía divina se debilitó al frenar y curar el veneno de Sesshomaru, y al no estar en su tiempo no es como si pudiera recuperarse, sino que, al igual que esos videojuegos de combate que se pusieron de moda en los 80s, su barra de energía solo se reducía. ¿Cuánto tiempo le quedaba ahora antes de volverse ninfa?
"Pero señora, eso quiere decir que su energía divina se afectó, entonces, su tiempo como diosa se redujo." Fubuki también había llegado a la misma conclusión y temía por la diosa porque significaba que cuando se volviera a enfrentar al daiyokai estaría en desventaja.
Korihana percibió el tono preocupado de Fubuki y como si hubiera leído su pensamiento le habló para reconfortarlo. " No te preocupes por un próximo enfrentamiento, esta vez seguiré el consejo de Shimo y si tengo que atacarlo con todo mi poder divino lo haré, ya veré después como arreglar lo de la corte celestial" Su voz era suave y tierna. Aunque no con otros, la diosa sí solía mostrar su lado cálido con sus pequeños sirvientes.
"Además, el yokai parecía muy afectado por la purificación que le lanzó, estoy seguro que él tampoco salió sin ninguna lastimadura. Señora si lo buscamos pronto y lo vuelve a purificar lo debilitará lo suficiente para quitarle la gema" explicó Shimo quien recordaba como el brazo del señor del Oeste se había oscurecido por la purificación, un yokai ordinario había perecido con el más ligero toque, pero claramente él no era ordinario, aun así su señora estaba muy débil cuando lo purificó y le provocó gran daño, ahora que estaba recuperada seguramente su poder purificador terminaría con él.
"Tu entusiasmo es bueno, Shimo, pero no creo que sea tan fácil como planteas" dijo la diosa trenzando su cabello que había estado suelto y algo revuelto.
"¿A qué se refiere, ama?" preguntó intrigado Shimo que ya había organizado todo el plan en su mente.
"Me refiero a que no creo que Sesshomaru tenga la gema" pronunció la diosa con los ojos cerrados pensando en el orgulloso yokai que pareció muy ofendido cuando, en sus palabras, lo llamó "ladrón"
"¿Qué dice, diosa? ¿Usted misma dijo que sentía la gema fusionarse con su energía yokai? Y la verdad lo creo así, su poder demoníaco era asombroso." Dijo Fubuki sorprendido, pues había percibido en el yokai un aura un poco celestial aunque no pura muy extraña.
"Eso fue lo que dije, pero al luchar con él, aunque su yoki era similar al que sentí fusionarse con la gema, no pude percibir nada de poder divino en él, como si no la tuviera." También porque no parecía ser el tipo de criatura que encubriera sus hechos, al contrario, la diosa creía que si él realmente la tenía le habría dicho con un aire de superioridad que la gema ahora le pertenecía. Pero una vez más, qué podría decir ella de él si apenas lo había conocido por unas horas y no precisamente conversaron tomando el té.
"Quizás la fusión lo ha escondido muy bien, Su excelencia dijo que en un principio la gema absorbía cualquier poder, no era netamente puro o corrompido,quizás ahora que está sellada se deja absorber por el yoki de ese demonio." Fubuki no estaba seguro de su teoría, pero no podía pensar otra cosa, si no la tenía él tendrían que seguir buscando y en este punto ya no sabía dónde.
"Puede ser, tal vez nuestro despliegue de energías en la pelea no me permitió sentir la gema y como dices ya está mezclada con su poder. En ese caso tengo que encontrarme de nuevo con él y evitar pelear el suficiente tiempo como para corroborar si tiene o no la gema divina" korihana pensó en lo difícil que podría ser eso, el yokai no le permitiría acercarse tan fácilmente. Recordó sus pupilas volverse rojas dejando que su bestia interna surgiera para acabarla, era probable que un segundo encuentro terminara igual o peor que el primero, aunque esta vez ella también lo atacaría. La idea de Shimo era buena, la purificación era la manera más rápida de terminar ese asunto.
"Preparen todo, saldremos al amanecer."
Mientras al otro extremo bastante alejado del campamento de la diosa el poderoso daiyokai que casi le arrancaba el corazón yacía inmovilizado con el cuerpo lleno de laceraciones.
Sesshomaru estaba enfurecido por el daño que le había causado la purificación de aquella insolente mujer, en el pasado ya había soportado varios intentos de purificación y ninguno había podido con él, incluso la débil flecha purificadora que la miko de su hermano le había lanzado, él la había desintegrado con facilidad, pero esa maldita mujer logró herirlo gravemente, sin duda era alguien con un poder espiritual superior a una sacerdotisa.
-No, su poder era divino - esa mujer era una deidad ahora lo comprendió.
Su brazo había quedado completamente inútil, por lo menos hasta que su poder de curación actuara, pero estaba tardando más de lo esperado.
Detrás suyo el incesante parloteo de Jaken lo fastidiaba, así que tomó un un guijarro y golpeó al diablillo ordenándole hacer silencio.
"Lo siento, amo Sesshomaru, estoy seguro que con el veneno de sus garras esa mujer igualada ya debe estar agonizando en alguna parte" dijo el sirviente con orgullo, pensando feliz en el destino de aquella muchacha infame.
Sesshomaru pensó en ello, pero le dejaba un mal sabor en la boca el recordar que no tuvo oportunidad de desgarrarle el corazón como quiso en un principio. Sin embargo, no se molestaría con ese tipo de nimiedades, así que siguió firme en su paso, a pesar de que aún sentía la quemazón del hechizo purificador en él.
Siguiendo en su andar, sus sentidos se activan y percibe la presencia de un viejo enemigo, con el que no se había cruzado en muchos siglos. Dando un gran salto logra esquivar un golpe de energía yoki que fue lanzado hacia él en forma de una sombra de escama gigante.
"Vienes a seguir el destino de tu padre" dijo con frialdad y desprecio el señor del Oeste.
"Por favor, Sesshomaru, si realmente estuviera buscando venganza, no crees que iría por ese asqueroso hanyo hermano tuyo?"
De las penumbras de la noche un hombre de largo cabello turquesa sujeto en una coleta hacía su aparición frente al perro demonio. Sus rasgos eran un poco toscos pero enigmáticos, en su frente una franja plateada cruzaba sus sienes, sus ojos también eran del mismo color plata. Llevaba una indumentaria similar a la de su contrincante pero su armadura era mucho más grande y vistosa porque estaba cubierta de escamas brillantes que relucían y contrastaba con el azul marino de su ropaje.
"Entonces di lo que quieres y lárgate" dijo con sobriedad y desinterés el gran daiyokai, a pesar de estar fastidiado por perder su tiempo.
"Quiero aquello por lo que peleaste, dame la gema divina"
"Pero qué tipo tan tonto, hablarle así a mi señor" dijo molesto Jaken, ofendido por la actitud del nuevo aparecido hacia su amo.
Ryu, el señor del Norte hijo de Ryukotsusei, el antiguo yokai enemigo del gran Inu no Taisho y que fue acabado por su hijo, Inuyasha, había oído la historia de la gema divina y buscaba ansiosamente su poder. Él había oído que únicamente los seres de gran poder y energía eran capaces de sostener la gema y poseerla para sí, él creía estar destinado a la grandeza por lo que la gema que guardaban los dioses debía ser suya.
Ya había oído que dicha joya se había perdido hace mucho tiempo, pero también le dijeron que había vuelto a reaparecer y que las deidades la buscaban, los dioses tenían la capacidad de sentirla así que lo único que debía hacer era seguir el olor de alguna deidad en la tierra y sabría donde encontrar la joya. Lo que no esperó era encontrarse con el hijo del enemigo de su padre y que su olor esté mezclado con la sangre de dicha deidad. Sabía que Sesshomaru buscaba el poder supremo, pero después de no tener interés en la perla de Shikon pensó que tampoco querría la gema divina, pero por supuesto la perla de los deseos fallidos no podía compararse con las maravillas que sí hacía la gema celestial, seguramente él reconoció el verdadero poder de ese objeto y no pudo dejar ir la oportunidad de tenerlo, fue lo que pensó el yokai dragón.
"Es la segunda vez en el día que oigo de esta gema, y no podría importarme menos el asunto que tengan con ella." dijo el peliplata con notorio desdén.
"Ah, Sesshomaru, podría creerte, sin embargo el olor a sangre divina que te envuelve me dice lo contrario. Hn, el deseo de poder te ha hecho sucumbir a la gema de los dioses, por lo que veo." continuó con un tono burlón el demonio dragón mirándolo altivamente.
- Entonces, tenía razón, esa mujer era una diosa - Sesshomaru mantuvo su rostro estoico ante las nuevas revelaciones, de las cuales ya tenía sospecha. Aparentemente esta joya divina era invaluable, y si recordaba bien alguna vez oyó a su padre hablar de un objeto celestial que tenía la capacidad de absorber y dar gran poder.
"Hn, qué tan patético, débil y desesperado debes ser para necesitar un objeto que aumente tu poder. No pierdo mi tiempo con seres tan lamentables, retírate." El inu daiyokai se volteó y siguió su paso, pero al instante fue detenido por el mismo golpe de energía que lo atacó la primera vez, en esta ocasión rozando el brazo que había quedado inservible por la purificación de la diosa, inmediatamente este comenzó a sangrar.
"Parece que tu pelea con la deidad te ha dejado en mal estado, no creo que estés en condiciones de enfrentarte a mi." Una risa malévola salió de la boca del dragón.
"Maldito, subestimas el poder del gran Sesshomaru" El rostro del yokai mostraba atisbos de cambio, sus ojos enrojecieron y sus facciones casi tomaban forma de perro pero no completó su transformación de bestia pues prefirió usar bakusaiga para atacar al dragón.
Arremetió el poder de su espada contra él, pero velozmente las escamas de su armadura se proyectaron creando una barrera que pudo detener el impacto del poder de bakusaiga, para la suerte del dragón sus escamas eran una barrera impenetrable, de otra forma el poder de la corrosión explosiva de la espada lo habría acabado.
Ryu aprovechó esto para lanzar una ola de escamas de diamante que se cernieron sobre el demonio perro y lo rodearon aprisionándolo provocando que las afiladas puntas venenosas se clavaran en su piel. Valiéndose de la inmovilidad del señor del Oeste, Ryu dispersó su yoki para sentir si la gema estaba en poder de Sesshomaru, pero no encontró nada.
¿Significaba esto que la deidad tenía la piedra? ¿Sesshomaru no pudo quitársela? No podía ser, si él no la tenía, entonces debía buscar a la divinidad. Al parecer todo esto había sido una pérdida de tiempo. Como daiyokai debería poder sentir la gema, pero no podía, no sentía un poder extraordinario aquí. -Oh, entonces es eso, la gema no está aquí, en este plano existencial - Pensó el dragón, que ya suponía dónde estaba el escondite de la piedra de los dioses. Contento por su descubrimiento, y sintiéndose librado de Sesshomaru por su aparente desinterés en la gema, Ryu no notó como su torbellino de escamas diamantinas se debilitaba por el poder de la onda enérgica que disparó Sesshomaru, el impacto del golpe cortó su rostro de lado a lado desfigurando su cara.
El dragón sangraba sin parar, y aunque su orgullo clamaba venganza, prefirió huir de la escena para recuperarse y buscar el único lugar donde suponía se guardaba la joya.
Los ojos del poderoso inu yokai perdieron su color rojo sangre en cuanto vio desaparecer a su enemigo y poco a poco su tonalidad dorada volvía a pintarse en sus pupilas. El hombre trató de sostenerse en pie aún cuando su cuerpo seguía sangrando, pero su mirada se nubló y en un instante cayó en un profundo estado de inconsciencia.
"Amo bonito, abra sus ojos, diga algo!" Jaken trató de hacer reaccionar a su señor sin ningún éxito.
"¡A...a...a...am...am...ama, ama, Korihana!" "¡Señora, señora, venga!" El grito desesperado de Shimo, alertó a la diosa que voló rápidamente, preocupada por el pequeño kamaitachi, pensando que algo malo pudo pasarle.
Al llegar al espacio que estaba rodeado por árboles caídos y tierra roída pudo ver en el suelo una figura blanca tendida. Reconoció inmediatamente el cabello y la ropa blanca con bordados rojos en las mangas y cuello. Se acercó un poco más, no creyendo tener tanta suerte, y entonces vio su rostro apacible con la luna menguante morada en su frente y las marcas magentas en sus pómulos.
"Sesshomaru" dijo la diosa en un susurro.
Entonces qué opinan? Esa gema está resultando ser más problemática de encontrar de lo que se pensaba.
Ahora que la energía divina de la diosa se debilitó su tiempo se acortó y su fuerza tampoco es la misma, eso le dará muchos más problemas para rastrear la gema.
Para su suerte tiene otra oportunidad de corroborar si la gema está en posesión de Sesshomaru, la pregunta es, terminará igual que el primer encuentro?
lo sabremos en el siguiente capítulo.
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