Espacio de la escritora

Hola de nuevo, queridísimos lectores! Hoy me sentí muy inspirada y con algo de tiempo libre así que avancé algunos capítulos de esta historia, por lo que también pensé en compartirles un capítulo más y no hacerles esperar hasta la siguiente semana.

Si estás agradecida/o, por favor demuéstralo dejando tu review.


Capítulo 7: Una ofrenda de paz

La diosa no podía creer lo que estaba ocurriendo. Cuando despertó esa mañana y procedió su recorrido en busca del daiyokai definitivamente había salido con la idea de no descansar en su búsqueda. Sabía que ahora que su poder divino había disminuido se le dificultaría sentir la esencia demoníaca del yokai a menos que estuviera a una buena distancia, afortunadamente contaba con sus pequeños kamaitachis, que si bien no tenían las habilidades yokais totalmente desarrolladas, serían de mucha ayuda.

Y definitivamente lo habían sido. Dado que hasta la noche anterior la diosa se recuperaba de sus heridas de batalla decidieron que para abarcar más terreno lo buscarían por separado, pero que uno de los gemelos permanecería a su lado en caso de que algo pudiera ocurrir. Así fue como el ojinegro se ofreció a resguardar a su señora en tanto que el pequeño hurón de ojos azules tomaba otro rumbo para buscar al yokai.

La diosa avanzaba a paso moderado queriendo guardar toda la energía que fuera posible, trataba de sentir el poder yokai del demonio perro pero era difícil con todos los otros yokis que se mezclaban en el aire. Su capacidad había disminuido por lo que ahora dependía del olfato de Fubuki para hallarlo. El hurón giró en varias direcciones pero no pudo percibir su olor cerca, estuvieron moviéndose por un rato más hasta que volvió a encontrar el olor de Shimo, así que decidieron seguirlo y mirar por la dirección que él había tomado, quizás pudieran hallar algún rastro.

La diosa ya pudo sentir la esencia de Shimo por la conexión que compartían, así que apresuró su vuelo, hasta que de repente escucho un grito de auténtico pánico. Así que aumentando su velocidad dejó atrás a Fubuki preocupada por su otro pequeño espíritu. Pronto pudo verlo que sobrevolaba más arriba que los árboles, su rostro reflejaba auténtico miedo como si hubiera visto algo terrible.

Con tartamudeo él llamó a la diosa invernal, quien se acercó y miró todo el espacio bajo sus pies que estaba hecho un desastre, parecía como si un huracán hubiera destruido todo a su paso. Ella miró fijamente la figura blanca que estaba recostada sobre algo esponjoso y mullido y no pudo dar crédito a lo que veía, así que acercándose más confirmó su sospecha. ¡Era el yokai que estuvo buscando toda la mañana!, al parecer el destino le sonreía, honestamente ella pensó que encontrarlo le llevaría más tiempo de lo planeado, pero parece que el destino tenía otros planes, pues ante sus ojos estaba Sesshomaru inconsciente y aparentemente con la guardia baja.

La diosa miró una vez más al hombre con los ojos cerrados y vio cómo su cuerpo estaba cubierto de cortes y agujeros. La sangre se había secado en su ropa e incluso había manchado su estola. Con voz muy suave lo llamó por su nombre pero no obtuvo ninguna respuesta, ni palabra ni movimiento.

La diosa estiró su mano abierta cerca de él pero sin tocarlo y cerrando sus ojos se concentró para descubrir que su yoki estaba muy debilitado.

"Diosa Korihana, el yokai está muy mal herido, quizás él también quedó muy mal después de su enfrentamiento con usted" Tanto Shimo como Fubuki ahora se había acercado un poco al lugar donde estaba el yokai, pero seguían flotando a una distancia prudencial, no sabían en qué momento ese demonio podía despertar.

"No" dijo la diosa negando a su vez con la cabeza, "estas heridas yo no las provoqué, estos cortes son de armas que no poseo, además están cargadas de veneno yokai. Parece que él tuvo otro enfrentamiento después de nuestra pelea." Ria estaba muy sorprendida, aunque sus expresiones no lo mostraron, de saber que Sesshomaru tuvo la suficiente fuerza como para ir por una segunda batalla inmediatamente después de que fue purificado.

"¿Qué dice mi señora? Este demonio no fue afectado por su poder?" Shimo estaba pasmado al saber que ese yokai había resistido la purificación de la diosa.

"Al contrario, lo fue y mucho, por eso fue muy tonto que tuviera otro enfrentamiento cuando la purificación aún actuaba en él." Ella miró el brazo que aún estaba oscurecido por la purificación que le había aplicado, aún podía sentir su hechizo en él, no se estaba curando correctamente. La diosa meditó en sus pensamientos analizando qué era lo que debía hacer ahora, tenía la oportunidad de abrir su energía y buscar en él la gema, pero ahora que estaba débil requería de su máxima concentración y no podía arriesgarse a que despertara, aunque estaba inconsciente su yoki aún estaba muy latente y actuaría como escudo impidiendole buscar la joya dentro de sí.

"Fubuki, trae los retazos de lino y mi ungüento especial" la diosa se agachó hasta estar un poco a la altura del cuerpo tendido del yokai, y como si una corriente la atravesara pudo sentir como el yoki del demonio perro aumentaba rápidamente en autodefensa, el yokai estaba a punto de despertar. Con un grácil movimiento de su mano la diosa invocó un hechizo de hibernación sobre él, que de no estar en ese estado probablemente no hubiera funcionado, pero con suerte el hechizo lo pondría a dormir el tiempo suficiente para poder terminar sus asuntos.

"Diosa, no hablará en serio, ¿ de verdad curará al demonio que casi le arranca el corazón?" preguntó con gesto sorprendido y un tono molesto Shimo.

"Sí, lo haré." dijo la diosa sin dar mayor explicación con su natural tono taciturno, y previendo que su pequeño sirviente estaba a punto de replicarle su actuar añadió "y no discutiremos más del asunto. Por favor, trae lo que pido" sentenció la señora invernal con su voz firme pero suave.

"Está bien, ama." dijo el kamaitachi de ojos azules como el hielo con un poco de desánimo.

Ambos kamaitachis trajeron los implementos requeridos, y dado que el yokai estaba bajo el efecto de hibernación que la diosa había puesto sobre él, los pequeños espíritus se acercaron más sintiéndose un poco más seguros.

Con mucho cuidado quitaron el haori ensangrentado del demonio perro, procurando moverlo lo menos posible, y hacer lo más que pudieran del trabajo de limpieza pues no querían exponer a su señora a un acto que ellos consideraron degradante, ya mucho bastante era que quisiera ayudarlo. A pesar de lo que decía, la dama de las nieves seguía siendo noble y gentil, al punto de ayudar a su enemigo, eso era lo que los pequeños gemelos pensaron.

Con el torso del yokai limpio, Ria pudo ver la gravedad de los cortes, eran muy profundos y lucían quemados por la toxicidad del veneno, así que asistida por sus fieles sirvientes, hizo que le colocaran el ungüento purificador en los cortes, no sin antes absorber un poco de la energía divina del preparado, pues no quería dañarlo más de lo que ya estaba, dejaría energía espiritual suficiente para curar el veneno de los cortes.

La diosa no había tocado al daiyokai hasta ese momento porque aunque su yoki era débil estaba lo suficientemente alerta para percibir su energía divina y levantarlo del letargo de hibernación en el que lo había puesto. Por eso cuando sus heridas estaban siendo curadas pudo sentir como su barrera demoníaca bajaba un poco la guardia, y para comprobarlo puso sus dedos sobre la frente del hombre sintiendo que, efectivamente su bestia interior estaba neutralizada.

-Ahora es el momento- pensó la diosa, que había estado esperando a que la densidad de su yoki bajara para poder ahondar en su interior y buscar la gema, que ella creía tal vez él había escondido dentro de sí.

Pasó un rato concentrando su poder a fin de sentir algo, pero no podía percibir nada, ni un pequeño atisbo de poder celestial, ni siquiera de fusión o cambio dentro del yokai, sólo sentía su energía, que aunque se parecía mucho, ahora podía decir sin dudas no era la misma que sintió la primera vez cuando percibió la fusión de la gema con un yoki.

-Extraño, su yoki es muy parecido, demasiado diría yo, pero no es el mismo, esa energía que sentí la primera vez pertenece a otro yokai. Sesshomaru nunca tuvo la gema- la diosa estaba sorprendida por su descubrimiento, no tanto por el hecho de que inu daiyokai no hubiera tomado la gema, pues era algo que ya sospechaba, sino del hecho de que existan yokis tan similares que hayan engañado a sus sentidos.

"Aléjate de mi señor, mujer infernal" el grito del diablillo a quien la diosa reconoció como el sirviente que acompañaba al yokai la hizo perder su concentración y antes de que pudiera hacer algo una columna de fuego se dirigía hacia ella. La dama invernal con un rápido movimiento de su mano levantó un muro de hielo que impidió el avance del fuego, protegiéndose a sí misma, sus espíritus y al cuerpo inconsciente del yokai.

"¿Cómo te atreves a atacar a nuestra diosa, sapo horrendo? Te cortaré hasta dejarte como filete." gritó molesto Shimo que dio un gran salto sobre la barrera de hielo seguido por Fubuki, listos para atacar al diablillo de ojos amarillos con sus garras que habían tomado forma de hoz.

El yokai de piel verde se disponía a lanzar un nuevo ataque de fuego con su bastón de dos cabezas cuando sintió que sus extremidades se endurecían no permitiéndole moverse. La diosa lo había cubierto de una capa de hielo que dejó parte de su cuerpo como un cubo de cristal. La misma suerte habían corrido el travieso kamaitachis.

"Fubuki, Shimo, no estamos aquí para atacar a nadie" pronunció la diosa con su típica tono monótono.

"Pero ama, ese feo sapo…" rezongó Shimo.

"¿A quién llamas feo sapo, estúpido niño?, yo soy un diablillo y mi nombre es Jaken" replicó furioso el pequeño yokai de ojos salones.

"¡No me interesa como te llames! Feo sapo, pero no te atrevas a lastimar a nuestra señora." volvió a vociferar el kamaitachi.

"Chiquillo del demonio, deja que salga de aquí y te daré unas cuantas lecciones para que aprendas a respetar a tus mayores" dijo furioso Jaken.

"¡Quiero verte intentarlo, lagartija!" volvió a decir Shimo mientras sacaba su lengua y y bajaba con su pata su párpado inferior haciendo un sonido de burla.

"Ya basta" sentenció la diosa, aburrida por el comportamiento infantil de ambos yokais, aunque no era algo que le sorprendiera, ya estaba acostumbrada a las travesuras de sus kamaitachis.

La diosa se volvió hacia el cuerpo tendido del gran daiyokai que aún conservaba un su rostro relajado, señal de su inconsciencia. Viendo esto Jaken no pudo quedarse tranquilo y volvió a hablar.

"Te lo advierto bruja, no intentes dañar a mi señor. ¿Acaso no tienes sentido del honor? Atacar a alguien que ya fue herido por otro! Entiende, mi señor ya te dijo a ti y a ese yokai dragón que no tiene interés por algo tan burdo y banal como una gema para tener más poder, eso es algo que sólo los tontos y débiles requerrían. Mi señor no se rebajaría a su nivel." gritó exasperado el diablillo, no permitiría que su amo volviera a ser atacado, su infinita lealtad no lo permitiría.

-¿Yokai dragón? Debe ser Ryu, el señor del Norte. También busca la gema, y si siguió a Sesshomaru es que su habilidad de rastreo es impresionante, no dudo que su habilidad sea mejor que la mía para encontrarla. Debo encontrar a ese sabueso. ¿Pero cómo? Mi energía disminuyó y con mi debilidad mis capacidades también bajaron de nivel, me sera imposible encontrarlo, a Menos que… - Una sonrisa imperceptible se formó en los labios de la diosa que ya empezaba a maquinar su plan para hallar al dragón.

"Te equivocas, Jaken no quiero herir a tu amo, soy una deidad de naturaleza curativa por lo que, quiera o no me inclino a sanar a otros, eso incluye a quienes me atacan. No puedo evitarlo."

Lo que dijo era en parte verdad, cuando era una ninfa invernal su poder estaba ligado con la creación de escarcha que recubría las plantas manteniendo el calor durante los crudos inviernos, haciendo que estas no murieran. Y su amor por la naturaleza hacía que también cuidara y ayudara a los animales que se lastimaban por el frío. Debido a esto, cuando fue ascendida a diosa, los poderes espirituales que desarrolló para sanar a otros también aumentaron convirtiendo su energía divina en curativa. Algo bastante común entre los dioses que, más allá de sus poderes naturales, tomaban un tipo de "especialización" en algún aspecto.

"Además, sé que Sesshomaru no tiene la gema que busco. Toma este acto como un tipo de disculpa por las molestias" concluyó la diosa, aunque Jaken no sintió que su disculpa fuera genuina.

Korihana miró el brazo del yokai que seguía oscurecido por la purificación y con el propósito de curarlo puso la punta de dos de sus dedos de su mano derecha en su frente y luego con un movimiento envolvente de su mano unió sus dedos a los de su mano izquierda, haciendo que las puntas de ambos índices y medios se tocaran formando una pequeña esfera de luz blanca que tocó el punto en su brazo donde antes había puesto su purificación.

La diosa tenía que eliminar la energía divina que había usado para purificarlo ya que no podía absorberla, puesto que ya se había mezclado con la energía demoníaca de Sesshomaru y el veneno de Ryu. Para eso tuvo que usar gran parte de su poder divino, pues eliminar una purificación corrompida no era tarea fácil y menos en el actual estado de la diosa. Esto sin duda bajaría aún más su nivel de energía divina.

" Ama Korihana, no lo haga eso la debilitará" dijo Fubuki que había comprendido el impacto que eso le causaría a su señora. Él no entendía porqué ella hacía esto, sabía que su señora era de corazón gentil, pero esto ponía en riesgo su misión.

Jaken estuvo a punto de replicar, no creía en las palabras de esa supuesta diosa, y cuando la vio usar un hechizo parecido al que utilizó para purificar la primera vez a su señor, pensó que iba a terminarlo, pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta cuando vio que la tonalidad oscura del brazo de su amo disminuyó un poco.

"No está totalmente curado, pero he reducido el poder espiritual que tenía la purificación. Estoy segura que con esto y la capacidad regenerativa de tu amo, sanará en poco tiempo." la diosa se paró inmediatamente y recogió sus cosas, pero dejó el bote de ungüento en el mismo lugar, cerca del daiyokai. Hizo un puño con su mano y automáticamente el hielo que cubría a los sirvientes se hizo añicos, liberando de sus heladas prisiones.

A Jaken le tiritaban los dientes y empezó a estornudar.

"Cambia el ungüento cada cuatro horas." la diosa caminó hasta estar frente del diablillo verde y le extendió una pequeña bolsita de papel. " Haz té con estas hojas, es para tu resfriado." dijo la diosa sin ningún deje de emoción. Ella prosiguió su camino alejándose de ambos yokais siendo seguida por Fubuki y Shimo, este último se volteo a ver a Jaken y le hizo otra mueca antes de irse.

La diosa se alejó lo suficiente del campamento del inu yokai como para que su olor no fuera detectado, pero no tanto como perderle la pista. Sus kamaitachis estarían atentos por si se movilizaban.


La dama del hielo se sentó apoyándose en una gran roca para descansar un poco, ese truco purificador que había usado la había agotado más de la cuenta. Trató de respirar más profundamente para recuperar el aliento que se había ido por el agotamiento.

"Ama korihana, usted dijo que iba a organizar sus prioridades" comentó un molesto Shimo que aún seguía enojado no sólo porque su señora había ayudado al demonio que casi la mataba sino que también había sobre esforzado su poder para curarlo reduciendo su energía divina más de lo que ya estaba.

"Dije que iba a intentarlo" respondió la diosa ahogando una risilla.

"No es gracioso señora, usted aún se está recuperando del ataque del señor Sesshomaru, no debió canalizar su energía así, ahora su fuerza divina se ha reducido, otra vez. ¿Por qué lo hizo?" Fubuki también estaba molesto con el actuar de la diosa, no estaba cuidando de sí misma.

" Entiendo que estén molestos pero era la única forma de que retomaramos el curso de la misión." agregó la diosa al ver los ceños fruncidos de los gemelos.

"¿ Qué quiere decir, ama?" preguntó Fubuki, sin comprender cómo curar al yokai les sería útil para hallar la joya.

La diosa comenzó a explicar las razones de sus actos.


" Ahora entiendo señora, veo porque debía curar sus heridas antes de buscar la gema en él. Pero lo que sigo sin entender es porqué malgastar su energía curando su brazo, si ya había confirmado que la gema no estaba en él." dijo Fubuki una vez que la diosa había terminado de hablar.

" Exacto, eso fue innecesario" acotó Shimo que ya había levantado el campamento para pasar el resto del día.

"No lo fue, necesito estar en buenos términos con Sesshomaru, además de que se recupere pronto." contestó la diosa con su voz ya no tan agitada. Ria había tomado su bolsa sin fondo y había sacado todos sus insumos medicinales, estaba ordenando sus plantas y medicinas.

" ¿Por qué? Si él no tiene la gema, ya no es útil seguirlo." volvió a decir el kamaitachi de ojos negros mientras ayudaba a su señora a clasificar las plantas.

"Jaken dijo que Ryu, el yokai dragón también estaba buscando la gema, y su poder para sentirla debe ser admirable si al igual que yo pudo percibir la fusión de la gema con el yoki que se parecía al de Sesshomaru. Necesitamos llegar a él, porque por ahora es el único que puede rastrearla. Ya que mi poder se ha debilitado ya no puedo sentir la joya como antes, pero él sí, sí le seguimos la pista daremos con ella pronto. Pero el problema es que no sé dónde buscarlo y ni siquiera he podido sentir su energía para saber cómo es, y ya que sus capacidades yokais no están muy desarrolladas difícilmente lo hallaremos. Por eso necesitamos a Sesshomaru, él podría guiarnos hasta Ryu." dijo Ria triturando unas hojas de color rojizo en su mortero, preparándolas para hacer té.

" ¿y usted cree que ese inu yokai va ayudarla de buena gana? Siento diferir ama Korihana, pero no lo creo, es más aunque lo hayamos ayudado, ese demonio no es del tipo agradecido, intentará arrancarle el corazón nuevamente." dijo Shimo agregando más leña al fuego para hervir el agua.

" Seguramente eso es lo que él haría." dijo divertida la diosa ante la acertada respuesta del pequeño hurón. "Pero no es por eso que lo ayudé. Sesshomaru es muy orgulloso y no va a quedarse tan tranquilo después de lo que le hizo Ryu, si no me equivoco y de acuerdo a su personalidad, el querrá vengarse, así que seguramente irá a buscarlo. Y nosotros lo seguiremos a una distancia prudencial para que no pueda detectarnos y disfrazaré nuestras energías." Dijo la diosa con una sonrisa audaz, habiendo previsto todos los pormenores del plan que había ideado, no dejando espacio para errores.

" Usará al inu yokai como perro de caza y él ni lo notará, ¡mi señora, usted es brillante!" dijo con gran ánimo y una sonrisa de oreja a oreja, Shimo.

"Señora, su plan es estupendo, esperemos que no tome mucho tiempo encontrar al dragón y así tenga la energía suficiente para tomar la gema y llevarla de regreso a nuestro tiempo." animó Fubuki mientras le servía el té rojo recién preparado a su ama.

"Estoy confiando en haber hecho lo correcto con Sesshomaru, si todo va bien regresaremos a casa antes de mi regresión a ninfa, a pesar de que el tiempo de transformación se ha acortado." dijo la diosa tranquilizando al pequeño niño.

"Está bien ama, pero por favor trate de no gastar exageradamente sus fuerzas." dijo Fubuki con un ligero atisbo de preocupación. "Mi hermano tiene razón, señora, por favor cuídese." secundó el ojiazul.

"Está bien, está bien. Ahora descansemos." dijo ella maternalmente.

Los kamaitachis se acomodaron en su manta y pronto el profundo sueño los abrazó.

La diosa observaba la suave respiración de sus queridos niños, contenta de verlos dormir tan apaciblemente. El viento que soplaba esa noche era suave y arullador, la noche estaba tranquila y estrellada, y el paisaje iluminado sólo por las llamas del fuego le daba un aire armonioso que motivó a la diosa a dibujarlo. Así que tomando su bolsa sin fondo, sacó de ella sus materiales de dibujo y comenzó a trazar las formas, se sentía muy relajada haciendo lo que más le gustaba disfrutando de la quietud y serenidad de la noche. Sin embargo, de un momento a otro, el dolor en su pecho volvió a aparecer con tal intensidad que la dama invernal respiraba con dificultad, aunque trató de contenerse para no despertar a sus acompañantes, estuvo así por unos minutos hasta que su respiración se calmó.

Ria tomó varias bocanadas de aire hasta que se estabilizó. La diosa se preguntaba si esto se debía al exceso de poder que había usado hoy.


Jaken no podía entender lo que había pasado esa mañana. Había salido temprano del campamento que había dispuesto para el descanso de su amo, después de las condiciones en las que había quedado por su pelea con el dragón Ryu, a buscar algunas hierbas medicinales con las cuales poder tratar las heridas de su señor, cuando, volviendo al campamento, había detectado el olor de aquella engañosa mujer cerca de su amo.

Él apresuró su paso y cuando la vio estaba atónito. La bruja, como él la llamaba, estaba tocando la frente de su señor, y desde su perspectiva parecía que estaba lanzándole algún maleficio, así que se dispuso a intervenir, pero grande fue su sorpresa cuando la escuchó decir que en realidad estaba curando sus heridas.

El diablillo no creyó en ninguna de sus palabras, esa mujer parecía ocultar algo,a parte de que sin duda percibía en ella un gran poder. La había visto en acción antes y no le generaba confianza, y mucho menos cuando esos pequeños y molestos acompañantes suyos intentaron atacarlo.

Recordó que la llamaron diosa Korihana, eso podía explicar la enorme cantidad de energía espiritual que sintió en ella. Sin embargo, a sus ojos ella seguía siendo una bruja astuta, pero reconoció que verdaderamente su intención fue curar a su amo, ya que desde el tiempo que se había ido las heridas habían comenzado a cerrar gracias al ungüento que le habían puesto.

Después de beber el té que había hecho con las hojas que le dio la diosa, aún dudoso si debió tomarlo o no, prosiguió a limpiar la pasta verdosa de los cortes del gran daiyokai, pues ya habían pasado las horas que le había dicho aquella mujer para hacer el cambio.

"¿Qué haces, Jaken?" la voz profunda y ronca de Sesshomaru asustó al pequeño diablillo al punto de que dio un salto hacia atrás poniendo sus manos delante de él a modo de defensa.

"Yo, yo, yo solo estaba curando sus heridas, mi señor." contestó él con voz un poco temblorosa, la mirada de su amo siempre le generaba algo de miedo.

Sesshomaru miró a su alrededor y percibió en el aire un olor ya conocido. Él mismo sintió el aroma de la diosa cerca de suyo, específicamente en el ungüento que tenía sobre el torso.

"¿Me quieres explicar por qué este lugar apesta a esa mujer?" preguntó con ojos entrecerrados y mirada fulminante.

"Amo bonito, no se enoje, yo había salido a buscar hierbas para tratarle porque había pasado ya un día y sus heridas no se curaban y a mi regreso encontré a la bruja cerca suyo, por supuesto que en cuanto la vi la ataqué, pero ella fue más rápida que su servidor. No obstante, la mujer no lo dañó sino que estaba curando sus heridas con el preparado que lleva encima" dijo señalando la pasta verde que estaba esparcida en el torso y brazos del yokai. "Además, redujo la purificación que le había lanzado en el brazo. Ella dijo que lo hizo como ofrenda de paz después de darse cuenta que usted no tenía la gema que ella buscaba." dijo el pequeño yokai con la cabeza agachada, sin atreverse a mirar a su señor, avergonzado por haber dejado que la mujer se quedara.

"Por favor, amo bonito, perdone a este siervo" rogó con voz exagerada y ojos a punto de llorar. "pero no podía permitir que usted vuelva a perder su brazo, y tal parece que el conjuro de la bruja funcionó bien."

"Silencio" ordenó molesto el inu daiyokai. Con el paño que estaba a un lado suyo sacó rápidamente todo el potingue que tenía encima, quitando todo rastro el verdoso preparado. Pero el olor de la diosa aún persistía.

Sin dar mayor explicación, Sesshomaru salió de ese lugar buscando un río o fuente donde lavarse. El diablillo lo seguía apresurado pidiendo que caminara un poco más lento.


Cuatro días habían pasado desde el incidente de la curación, y Jaken ya estaba cansado de haber estado caminando sin parar en la búsqueda de aquel demonio Ryu, que se había atrevido a ofender a su amo.

El día era muy caluroso, pero el diablillo no osaba pedirle a su señor que se detuvieran a buscar un poco de agua, algo le decía que aún seguía molesto por el asunto de la bruja y no quería hacerle perder la paciencia.

Jaken seguía pensando en sus asuntos, analizando cuándo sería un buen momento para pedirle parar a su amo cuando sintió una ráfaga de viento que pasó en sus narices. Su señor había salido volando con rapidez en sentido opuesto a donde estaban.

Sesshomaru había decidido ir a buscar a Ryu, ese maldito pagaría su osadía e insulto, así que marcando rumbo al norte, el gran inu yokai se dirigía a las tierras del dragón. Pero inesperadamente en el camino, un olor al que ya estaba familiarizado se dispersó en el aire, era la sangre de la diosa.


Han notado que Korihana siempre está tomando té? No lo hago con ninguna intención, pero es lo primero que se me viene a la cabeza, de ahora en adelante trataré de hacer que tome más agua o coma algo más, jajajaja.

Bueno espero que estés disfrutando la historia, estoy emocionada de ver que hay lectores de distintas partes del mundo no hispanohablantes y eso me hace pensar si para ellos las frases y expresiones que pongo en esta historia se traducen correctamente para ellos, ya que yo me baso en la personalidad que le dan los actores de doblaje de latinoamérica a los personajes.

¿Así que cuéntenme, qué opinan? Por favor, anímame a seguir escribiendo!

XOXO.