Hola, hola, queridos lectores!
Espero que tengan una buena semana. Personalmente estoy algo estresada por mi tesis de grado, pero aún así encuentro algo de tiempo para avanzar esta historia que me ayuda despejarme un poco.
Espero que disfruten este capítulo, y ya saben, si realmente les gusta lo que leen, háganmelo saber a través de sus comentarios.
Capítulo 8: Siguiéndote
El calor del sol era atosigante esa mañana, no había brisa que acompañará el día, ni frescor. La caminata se hacía a cada paso más tediosa de llevar. Sin embargo, dejando de lado que el viaje estuvo en marcha por cuatro días, los viajantes del futuro no se veían tan afectados por la actual estación, por ahora.
"Mi señora, ¿cuándo cree usted que ese yokai tomará un descanso? Hemos estado caminando por días" dijo Shimo con fatiga y cansancio mientras arrastraba sus pasos.
"Es verdad, no ha dejado de moverse desde el día siguiente a su visita. Si no fuera por su poder invernal, este sofocante calor ya nos hubiera derribado." dijo Fubuki mientras usaba una gran hoja como si fuera un abanico.
La diosa escuchó los quejidos de sus compañeros sin detener su paso constante hacia el norte, pero realmente no estaba prestando atención a sus dichos, ya que su mente estaba envuelta en sus propios pensamientos.
-¿Por qué avanzamos tan lento? ¿No es mejor que voláramos para ganar tiempo? Pero si lo hago, me acercaré demasiado y eso podría hacer que me descubra. No puedo acercarme pero tampoco puedo retrasarme.- La dama invernal se hacía todas estas preguntas, incapaz de comprender el poco avance que han tenido en la búsqueda de Ryu.
-No te entiendo, Sesshomaru. ¿Aún no estás del todo recuperado, es eso? No, si ese fuera el caso estuvieran tomando descansos, pero ha estado andando por cuatro días sin detenerse.- La diosa cuestionaba el actuar del yokai, pues creía que su deseo de venganza lo llevaría a llegar lo más pronto posible a Ryu. Pero al parecer el inu daiyokai tenía otros planes.
Sumida en sus pensamientos como estaba, la divinidad ignoró que desde lo lejos se aproximaba una presencia yokai.
"¡Señora, cuidado!" gritó Shimo, quien había visto como un grupo de demonios cuervos se abalanzaba a atacar a la diosa.
Korihana se alertó a tiempo y de su mano lanzó una lluvia de cristales de hielo que alejaron a los cuervos. La diosa puso su mano en forma semi envolvente en su delante y de ella se formaba un humo helado que prometía dar un ataque congelante. La mirada de la dama de hielo, fulminante y amenazadora, daba una advertencia a los yokais de alejarse de su ella y sus acompañantes.
"¡Qué gran suerte tenemos hoy! Ya decía yo, el olor de esta mujer era más puro que el de una miko o sacerdote. El sabor de carne celestial debe ser 'divina'" dijo una de las criaturas con un risa sardónica divertida por su juego de palabras.
"¿Qué eres niña, nunca había olido algo como tú?" dijo otro demonio cuervo.
" ¡Qué importa lo que sea! Mientras su olor y sabor sean sabrosos"
Una vez más el grupo de cuervos intentó acercarse a la diosa, pero los pequeños kamaitachis se interpusieron en su camino alargando sus afiladas garras que ahora se convertían en hoces.
"Aléjate de mi ama, criatura inmunda" gritó Shimo furico, moviendo sus garras con rapidez entre las aves provocando cortes finos y profundos, pero que no sangraban. El cuervo se río del patético ataque que había intentado la pequeña comadreja yokai.
"Aggg, maldito niño, ¿qué me has hecho?" El cuervo que había sido atacado apenas y había sentido ningún dolor de los cortes y al no ver sangre pensó que las heridas eran superficiales. Sin embargo, después de unos minutos sintió un profundo dolor en sus brazos y piernas."Voy a disfrutar devorándote"
El demonio cuervo arremetió contra el ojiazul, pero Fubuki salió en defensa de su hermano, cortando el pecho del yokai. Este último se retorcía de dolor en el suelo.
Los demás cuervos no prestaron mucha atención a la lucha de los kamaitachis puesto que estaban concentrados en atrapar a la criatura celestial esperando darse un festín con ella, pero la mujer era un hueso duro de roer. Ella lanzó una ráfaga de viento escarchado que congeló las alas de los yokais más lentos que no pudieron evadir su ataque. Pero otro grupo lanzó un ataque de plumas paralizantes que clavaron la ropa de la diosa en un árbol, esto provocó algunos cortes en sus prendas, incluso cortaron la cinta que sujetaba el cabello de la divinidad, pero afortunadamente no habían logrado herirla.
"Será mejor que se marchen, no querrán salir heridos" dijo la diosa sin ningún atisbo de enojo o ira.
"Tienes un aire muy pretencioso, pero es divertido como intentas mostrarte orgullosa aún cuando ya estás totalmente a nuestra merced." dijo uno de los cuervos sosteniendo el mentón de la divinidad.
"Mujer habladora, la única que saldrá más que herida aquí eres tú, porque acabarás devorada por nosotros" agregó otro.
La diosa sonrió audazmente, su mirada tenía un brillo altivo, los cuervos la miraron sin comprender su actitud pero al instante desviaron sus ojos a sus pies que estaban siendo sujetados al suelo por una capa de hielo que los inmovilizaba.
" Desgraciada, lo pagarás" un yokai cuervo que había logrado volar antes de que el hielo presionara sus pies se acercó a la diosa y con sus garra afiladas hizo un corte profundo en el hombro de la diosa.
"Mi señora" exclamaron los kamaitachis que no pudieron hacer más pues seguían peleando con las otras aves rapaces.
A pesar de seguir sujeta al árbol, Ria intentó levantar de nuevo su mano para levantar una tormenta de nieve, no obstante, el cuervo que la había atacado, previendo que ella volvería a usar sus poderes, hizo que su boca tomara forma de pico y lo clavó en la palma de la joven.
La diosa cerró los ojos aguantando el dolor, sintiendo como su sangre escurría de su hombro y mano.
"¡Sabrosa como imaginé! Ahora solo te cortaré para que mis hermanos puedan disfrutarlo. Aunque pensándolo mejor, eres demasiado deliciosa para compartirte."
"Trágate tus palabras" la diosa hizo que la boca del cuervo, que aún picoteaba su mano se convirtiera en hielo y poco a poco todo su cuerpo se congeló, quedando solo una estatua de hielo.
"¡Sei!" gritaron los cuervos que se habían recuperado de los anteriores ataques de la deidad. "Vas a pagarlo, bruja"
Una vez más, los cuervos que aún podían volar y que se habían soltado de sus prisiones de hielo arremetieron contra la diosa y los kamaitachis, que se ponían delante de ella para defenderla. Las plumas de los cuervos hirieron a los gemelos haciendo encender la ira de la diosa, quien en esta ocasión lanzó estalactitas cargadas de poder espiritual que se incrustaron en el torso de las bestias, haciendo estallar a los demonios cuervos.
"Revelate ahora, demonio perro" dijo un cuervo que había logrado escapar de la purificación de la diosa y que había percibido el olor de un inuyokai que estaba demasiado cerca. Seguramente atraído por el olor de la divinidad, y que también pensaba comerla, intuyó el ave carroñera.
De entre los árboles, una gallarda figura señorial se aproximaba al escenario de la pelea. Vestido con su típico traje blanco y cinto amarillo y púrpura, el dominante yokai, señor del Oeste, hizo presencia.
"Será mejor que te alejes sucio perro, porque seré yo quien devore la carne de esta hechicera, así que busca otra…" las palabras de cuervo yokai se quedaron en el aire pues las garras envenadas de Sesshomaru lo atravesaron de lado a lado y la potencia del veneno lo desintegró al instante.
" Débil, inmundo."
Korihana había logrado soltarse del agarre de la plumas que la habían clavado al árbol y tomó en sus brazos a los pequeños hurones revisando que estuvieran bien.
"No se preocupe ama, estamos bien, sanaremos rápido." dijo Fubuki aún tendido en el suelo junto a su hermano para tranquilizar a su señora. Por el cansancio, los hurones de blanco pelaje cerraron sus ojos entrando en un profundo sueño.
La divinidad soltó un suave suspiro, aliviada de que sus pequeños espíritus no estuvieran heridos de gravedad. Dejando a los pequeños descansar se volteo para mirar al imponente daiyokai, quien seguía sus movimientos con una mirada escrutadora.
"Has sanado bien" expresó la diosa sin emoción alguna mirando a los ojos de inu yokai. Mostrando que su presencia no le afectaba en lo más mínimo.
La dama invernal había pensado en agradecer su ayuda al deshacerse del yokai cuervo, pero no creía que eso significara algo para el peliplateado, quien seguramente acabó con la otra bestia por el simple hecho de dirigirle la palabra tan confianzudamente.
"Explica porqué me has estado siguiendo" dijo con su ya conocido tono gélido, el yokai.
"No tengo ninguna mala intención, te lo aseguro. Pero por ahora me es necesario seguir tu paso." Si la diosa estaba sorprendida o no al verse descubierta por el inu daiyokai no dejó que ningún gesto diera detalle de ello.
-¿Cuándo lo descubrió? Mmm, mi barrera ocultadora ya no es tan fuerte, no me es útil para ocultarme de él.
No puedo hacerme la desentendida, será mejor que diga la verdad, parcialmente.
Sesshomaru entrecerró sus ojos, mirándola con agudeza como inquiriendola a que completara su argumento. Korihana notó inmediatamente que él esperaba que ella continuara, pero la diosa decidió salirse un poco del tema para analizar qué es lo que le diría con exactitud.
"Sé que tuvimos un mal primer encuentro, y me disculpo por eso. Soy Korihana, una deidad menor del invierno." Si bien la dama invernal estaba dispuesta a dar pequeños datos al yokai, jugaría un poco con la verdad, pues no confiaría sus verdaderos asuntos e intenciones a una bestia tan peligrosa.
" Hn, poco me importa quien seas, limítate a responder lo que pregunto."
"No hace falta ser descortés" dijo en un suspiro la diosa, sin mostrar su molestia ante el tono altanero y petulante de hombre delante de ella. "Escuché de tu sirviente que un yokai dragón te atacó poco después de nuestra pelea, según parece, él está buscando el mismo objeto que yo, y dado que también te buscó creyendo que tenías la gema, sospecho que su habilidad para rastrear lo que busco me puede ser muy útil. " Ria hizo una pausa estudiando la reacción de Sesshomaru ante lo que decía, pero el perro demonio lucia impasible, no dando ningún vestigio de interés por lo que le revelaba.
" No pretendo conocerte bien, pero tu personalidad me dice que eres un yokai orgulloso y que no te quedarás tan tranquilo después de tu enfrentamiento con él. Supuse que irías tras él, por lo que me permití seguir tu ruta a fin de encontrarlo."
"Y acaso tu buen instinto no te dijo que era muy estúpido seguirme sin esperar que terminara la pelea de ese día." dijo el yokai con mirada altiva y tono arrogante.
"Claro que sí," replicó desafíante la diosa "pero es un riesgo que debo correr."
"Amito bonito, aquí estaba, me tomó un tiempo seguirle el paso. Por favor, no me deje atrás." dijo entre jadeos el diablillo acompañante del inu daiyokai, que había aparecido corriendo entre los arbustos.
"¡Ah, pero si es la bruja!" los ojos saltones del yokai se abrieron de par en par al reconocer a la mujer que estaba parada a unos metros de su amo. "Parece que está lastimada." dijo mirando como seguía goteando sangre de mano. "Ah, así que por eso, usted salió apresu…" Jaken no pudo terminar de decir lo que pensaba porque una piedra ya se había estrellado en su cabeza, provocándole un chichón.
La diosa ignoró lo acontecido y prosiguió.
"Originalmente se suponía que no notarías mi presencia, pues había ocultado mi energía y olor, pero según parece he quedado debilitada por la pelea que tuvimos y no me ha sido posible mantener la intensidad de la barrera."
"No tengo nada contra ti, solo me interesa encontrar lo que vine a buscar. Por eso, a modo de disculpa, ayudé con tus laceraciones."
"Hn, ¿y esperas que te lo agradezca?" dijo Sesshomaru de forma burlesca, divertido por la osadía de la mujer.
"En absoluto, lo que hice lo hice sin esperar nada a cambio."
"Deja tu mentira, lo hiciste a sabiendas que tal vez tendrías una oportunidad de usarme como brújula" el tono molesto del yokai puso nervioso a su sirviente, quien pensó que la situación podría volver a tomar el rumbo de aquella noche.
"Pude haberte seguido sin necesidad de curarte" mintió la diosa. "eso me habría evitado otros problemas, pero ya te dije, soy alguien que enmienda sus errores" la mirada fija de la diosa pretendía transmitir transparencia y honestidad, esperando que fuera suficiente para engañar al yokai.
Sesshomaru estudió la expresión de la diosa, sin duda su mirada era sincera, pero él no compraba su supuesta 'blanca intención', sin embargo, por ahora dejaría a la diosa creer que su teatro había funcionado, aún tenía muchas preguntas entorno a la mujer y las descubriría en su momento.
"Solo tengo una solicitud que hacerte, déjame seguirte como lo he estado haciendo hasta ahora. Lo que busco es muy valioso, y ya has dejado en claro que no te interesa, pero el yokai Ryu está tras de él, por eso debo hallarlo."
"¿Y eres una diosa tan patética que no eres capaz de buscar a alguien por ti misma?" escupió con burla el inu yokai.
" Mis poderes son limitados, además de que ahora mi energía espiritual está un poco debilitada, por lo que mi habilidad de rastreo no es buena y mis espíritus no han desarrollado sus capacidades yokais." la diosa pensaba con mentalidad fría y aunque estaba molesta por la subestimación del demonio perro,supo que lo mejor era no responder a las provocaciones.
"No estoy interesado en estorbos en mis batallas"
"Los asuntos que tengas con ese yokai, son tuyos. Yo solo quiero devolver la gema divina a donde pertenece. Ignoro si el dragón ya la encontró o aún no, pero donde sea que lo encuentres sé que él puede guiarme a ella. Te aseguro que no interferiré."
Sesshomaru se tentó por la idea de enfrentar una fuerza que pudiera dignamente rivalizar con la suya. El hecho de que Ryu buscara una gema para hacerse más fuerte lo hacía preguntarse si lo haría un buen oponente para el gran Sesshomaru, ya que después de la batalla con Naraku y sus espectros no había encontrado a nadie que fuera medianamente digno de siquiera desenvainar bakusaiga, salvo por su hermano, pero Inuyasha era un caso aparte.
Volviendo al tema de la mujer, estaba claro que no la necesitaba para encontrar al yokai dragón, pero había algo que aún le intrigaba sobre ella. Tenía claro que escondía algo, quizás ese misterio era lo que impedía vengarse de su osadía, por ahora. Por otra parte, él notó cómo ella evadió lo más que pudo el dar detalles sobre la preciosa joya que buscaba. Quizás ahí estaba su utilidad, la haría hablar, descubriría los secretos que envolvían a la tan anhelada gema divinal. Pues sí había algo que molestaba al gran yokai era estar a oscuras sobre un asunto de su interés.
La poderosa bestia dio una fugaz mirada amenazadora a la doncella de hielo y volvió en sus pasos internándose en el bosque seguido por su fiel sirviente.
-Supongo que eso es un sí- pensó la diosa, quien inmediatamente cayó de rodillas al suelo derribada por el cansancio y la pérdida de sangre. Dirigiendo la vista hacia sus pequeños acompañantes vio como ellos seguían sumidos en su sueño, cosa que ella agradeció, pues prefería tener un tiempo para curarse en soledad sin levantar la preocupación de los niños.
Korihana había levantado su pequeño campamento, acomodando todo para pasar una tranquila noche de descanso, pues pudo percibir que su nuevo guía no había avanzado más allá de su antigua ubicación. La diosa dio una última mirada a sus pequeños acompañantes antes de dirigirse a una fuente termal que no se encontraba muy lejos de ahí.
Deshaciendo los lazos que sostenían su hakama la deidad se quitó la ropa que estaba sucia. Miró el inservible estado en el que habían quedado su haori y su prenda interna. Una vez quitado todo se sumergió en las cálidas aguas del pequeño estanque y dejó que el relajante calor la hiciera descansar.
-El día no fluyó como esperaba, pero no puedo decir que el resultado no sea satisfactorio. Al menos ahora puedo evitar usar mi energía para ocultarme de Sesshomaru. Respecto a la corte celestial, creo que estoy lo suficientemente débil como para no llamar la atención-
La diosa lavaba su cabello con los productos que había traído de su tiempo, si algo extrañaba del futuro eran los productos de higiene,pero, a pesar de eso, encontraba encantador la paz y quietud que este tiempo le traía.
Al escurrir su cabello la dama notó que un largo mechón había sido cortado hasta más abajo de su omóplato. Ella pensó que probablemente una de las plumas de los cuervos lo había provocado, mirando el corte vino a su memoria viejos tiempos en los que su cabello solía ser así de corto. Sin embargo, no le dio tiempo a su mente a que divagara en aquellos viejos días, pues la dolencia en su pecho, la cual ya se había vuelto costumbre, y la misma que la diosa ocultaba en silencio, había vuelto a aparecer. Acostumbrada ya a esa opresión, la joven solo cerró los ojos esperando que el dolor pasara.
Cuando su respiración volvió a darse sin dificultad, la dama invernal regresó a su campamento y arrojó las prendas arruinadas al fuego y tendió frente a él las que había lavado. Con un nuevo guardarropa, y habiendo aplicado algunas medicinas en sus heridas la divinidad se apoyó contra un árbol y cerró los ojos entregándose al mundo de los sueños.
Algunos días habían transcurrido desde que Sesshomaru había, de cierta forma, 'accedido' a que la diosa le siguiera el rastro.
Poco después de haberse puesto en marcha, cuando se hubo recuperado, le pareció percibir que el aura de la diosa entre momentos aparecía y luego se iba como si nunca hubiera estado. Primero lo relacionó a su acercamiento mientras estaba inconsciente, pero conforme avanzaba, la sensación de su presencia no se iba, por lo que decidió hacerle la ruta larga a la mujer. Pondría a prueba su persistencia, una caminata sin descanso de varios días sería un retorcido juego de calentamiento.
Todo marchaba bien, pero el seguimiento de la deidad ya estaba empezando a hartarlo por lo que pensó cerrar ese asunto pronto antes de acudir a su próximo enfrentamiento con el yokai dragón. Sin embargo, los sucesos de aquella mañana lo cambiaron todo.
Recordaba con claridad como el olor de la sangre de la mujer lo inquietó en el momento en que lo olfateó, más bien, fue la sensación de energía divina, era poderosa. Él sabía que ella estaba en medio de una pelea y sintió el interés de ver ese poder, como alguien que buscaba el poder supremo, era natural que reconociera las fortalezas de sus oponentes y así calificarlos como relevantes o insignificantes. Aún no sabía dónde ubicar a la mujer.
Poco antes de llegar al lugar del encuentro, el daiyokai había descendido y siguió a pie y de lejos observó la situación. Lo que vio fue a la mujer invernal clavada al tronco de un árbol, impedida de movimiento por las plumas de los demonios cuervos que actuaban como clavos en su ropa. La escena le recordó el tiempo en que su inútil hermano había permanecido sellado al árbol de las edades por su debilidad ante la antigua sacerdotisa guardiana de la perla de Shikon.
El inu yokai notó que la energía espiritual de la diosa se sentía mucho más baja de lo era en su primer encuentro, pero eso no impidió a la altiva mujer atacar al demonio hambriento que se había atrevido a cortar su palma. La vio hacer pedazos a la bandada de carroñeros con su purificación.
-Definitivamente no insignificante- pensó, pero vio el cansancio en sus ojos y que su respuesta fue movida por defender a sus siervos, y aunque no se mostró impulsiva, se dejó controlar por un instante por sus emociones. - Pero aún débil - agregó en su mente con desprecio.
La Luna se elevaba majestuosa sobre el oscuro cielo índigo, las estrellas centelleaban cuál diamantes que arrojaban luz sobre el gran espacio verde y frondoso. El viento susurraba suavemente anunciando el frescor de la velada. Era otra noche tranquila para el pequeño grupo viajero.
"Todavía estoy perplejo, ¿de verdad ese yokai le permitió seguirlo?" preguntó aún con sorpresa Shimo mientras sorbía unos fideos que había preparado de las cosas que trajo del futuro. Había empacado muchos, de hecho.
"No dijo que no" respondió la diosa.
-Tampoco dijo sí, no dijo nada-
"También es muy extraño para mí, sobretodo que no le preguntara nada de la gema. Ama, ¿no cree que quizás la esté llevando a una trampa?" agregó Fubuki, aún extrañado de las cosas que se habían suscitado en el tiempo que él y su hermano habían quedado noqueados de cansancio.
" No me parece del tipo que vaya con juegos. "
-Aunque claramente haber hecho un recorrido sin pausa fue totalmente intencional. -
"Pero por supuesto, no significa que baje la guardia."
"¿Entonces?" volvió a preguntar Fubuki.
"Entonces seguiremos como hemos estado haciendo hasta ahora, mantendremos el vuelo siguiéndolo."
"Al menos ese sujeto se dio cuenta que era una pérdida de tiempo ir andando. No parece muy listo." dijo Shimo con tono burlón.
"Que no te oiga el sapo, o vendrá a golpearte con su bastón." Fubuki rió con fuerza al recordar al amargado diablillo. Incluso la diosa no ocultó su diversión ante el comentario del pequeño servidor.
"Hmp! Si la señora no hubiera intervenido lo habría cortado antes de que hiciera algún movimiento. Soy más rápido que él " Replicó orgulloso el kamaitachi.
"Sé que le habrías hecho daño, pero como te dije, es mejor si evitamos alguna confrontación." Dijo la divinidad con dulzura dejando que el hurón se sintiera victorioso, aunque no hubo batalla sobre la cuál declarar un ganador.
"Ahora, es mejor aprovechar la noche. Descansen chicos."
A Shimo no le hacía falta oír dos veces la orden, el niño se acomodó rápidamente y casi al instante su respiración fue lenta y pausada. A su hermano no le sorprendía, en ocasiones pensaba que en lugar de comadreja, Shimo se comportaba más como panda, glotón y dormilón.
Fubuki vio que su señora no se alistaba para dormir, sino que buscaba algo dentro de la bolsa sin fondo así que con curiosidad preguntó.
"Ama Korihana, ¿usted no va a descansar?"
"Aún no, Fubuki, la noche está preciosa y la luz de la luna es buena, creo que me inspira un poco a dibujar." dijo Ria mientras sacaba su cuadernillo de dibujo y unos lápices y carboncillo.
"¡Es fantástico, señora, sus dibujos son geniales! Seguro que cuando regresemos a casa al señor Mikage le encantará verlos. Este tiempo tiene paisajes bonitos, que se aprecian aún en la noche." habló contento el ojinegro, feliz porque sabía que su señora amaba dibujar y pintar, y esto era una buena distracción para ella.
" Sin duda lo es, pero no dibujaré aquí. Hay una vista asombrosa desde lo alto de los árboles. Hay uno de buena altura no lejos de aquí, iré ahí."
"Pero…"
"Nada de peros, ya lo decidí. La noche es joven, no te preocupes volveré pronto. "
"De acuerdo, diosa, pero por favor no se aleje mucho. La esperaré despier…"
"Absolutamente, no. Dormirás, si te encuentro despierto te guardaré en mi palma hasta la siguiente parada." Sentenció la divinidad, que apreciaba el cuidado del pequeño espíritu, pero que no quería que estuviera exhausto.
El kamaitachi hizo una cara de sorpresa muy graciosa y sin pensarlo aceptó rápidamente sin objetar, no le gustaba la idea de estar encerrado por días.
La diosa se había instalado en el gran árbol de anchas ramas, y acomodada en él había empezado a delinear el paisaje nocturno. Con gran maestría movía el carboncillo uniendo líneas y formando curvas, en un paisaje de blanco y negro se destacaba los montes de fondo, y uno que otro árbol frondoso. Presionaba con firmeza o suavidad según requería intensidad en el oscuro color, la divinidad pensó que quizás debía traer sus pinturas para darle color a la imagen, pero por ahora se sentía satisfecha con colorear con las distintas tonalidades de negro y gris.
La atención de la diosa estaba por entera en el papel y el paisaje delante de ella, sin embargo sus sentidos no habían bajado la alerta, después de lo ocurrido con la bandada de cuervos, estaba mucho más atenta a lo que la rodeaba, aunque en momentos como esos, en los que deseaba disfrutar de su arte, hubiera preferido no tener que preocuparse por nada.
"¿Qué haces?" la voz fría del conocido inu yokai acabó con el silencio que rodeaba a la dama invernal.
"dibujo" la diosa dijo en simple respuesta, quien desde hace un momento había sentido la presencia del yokai más próxima del límite que ella se había impuesto para no molestarlo. No le había dado importancia pues no pensó que se acercaría, pero en cuanto notó que ese no sería el caso decidió que eso no la interrumpiría de su dibujo.
El daiyokai, que estaba sentado en la rama más próxima desde atrás, dio un vistazo al trabajo de la mujer y reconoció que tenía talento, a pesar de ser un paisaje nocturno y de estar hecho solo con carbón vegetal los detalles que vio eran bastante marcados. No estaba falta de destreza.
"¿Qué te trae aquí, Sesshomaru?" preguntó la joven deidad que no apartó su mano de su obra, ni volteo a ver al yokai que se sentaba más atrás suyo.
"Me dirás lo que sabes de esa gema." dijo él más como una orden.
"¿Qué quieres saber?" respondió sin inmutarse ella.
Oooooohhh! Han vuelto a encontrarse! Y Sesshomaru como siempre más frio que un témpano de hielo, posiblemente le podría quitar el trabajo a Korihana, jajaja!
En serio le molesta la presencia de la chica, pero este es un fic de romance, así que tarde o temprano algo pasará, pero si les pido que sean pacientes!
Creen que pase algo en ese arbolito? la conversación quedará pendiente hasta la próxima semana. De hecho ya tengo escrito como terminó esa charla, y más! Pero para mantener el misterio lo he dejado ahí.
Quizás si varios lo piden lo suba esta misma semana. jajajaja.
Por favor hazme saber si te gusta esta historia o si tienes preguntas. Anímame a seguir escribiendo!
XOXO
