Espaciode la escritora
Hola! ha pasado un tiempo, pero he estado ocupada con la obtención de mi grado universitario. Al fin ya tengo mi título!
Les traigo un capítulo especial, que espero que les guste, tuve que reescribirlos varias veces, pero creo que quedó bien. Por favor disfrútenlo y no olviden dejarme algún comentario con su opinión.
Capítulo 15: ¿Puedes ver mi corazón?
Sesshomaru miró rápidamente hacia el cielo conte mplando al sol que estaba en su punto máximo. El calor era molesto y la humedad alta. El yokai siguió su paso liderando el camino, e inadvertidamente puso atención especial a los respiros profundos que trataba de disimular la diosa.
Dos días habían pasado desde que se habían puesto en marcha y él intencionalmente había mantenido un ritmo lento. Era consciente de que la condición de la mujer no estaba mejorando incluso después de que tomara la energía del frío. Sin embargo ella se mantenía firme e impasible, no mostraba signos de malestar, por lo menos no evidentes para los yokais más débiles puesto que no quería preocuparlos.
-Tan tonta- pensó con molestia. No le hacía ningún favor que se hiciera la fuerte, pero no era su problema que ella no cuidara de sí misma. Si pudiera él se iría.
-Tensaiga- el nombre de la espada vino a su mente al mirar de reojo su arma. Ignoró el hecho de que colmillo sagrado había decidido guardar la vida de la mujer y despejó su mente, no quería pensar en que por ahora estaba atado a ella.
-Estás resultando exactamente lo que dijiste que no serías- Una interferencia, eso era lo que era ella, ahora mismo podría estar yendo por los aires tan rápidamente por su habilidad, pero ella no estaba en condiciones de hacer lo mismo.
-Su poder ya no es el mismo como la primera vez que nos enfrentamos. Pareciera que enfermara, ¿son las deidades tan mediocres?- pensó con sorna - Hn, aún si lo fueran no explicaría su rápida decadencia ¿Qué misterios guarda? Esa mujer oculta más de lo que dice. -
La mente del daiyokai astutamente negaba la inocencia de la mujer, la creía falsa y sagaz. Lo que más parecía lógico para el gran perro demonio es que toda esa búsqueda que ella hacía no tenía otra intención que apoderarse de la gema para sí. Era probable que su actual condición dependiera de ella y de ahí la urgencia de encontrarla. Cualquier idea que tuvo lo llevaba a la misma conclusión, la mujer no era de fiar.
Atrás del peliplateado que sostenía una larga estola mullida en su hombro estaba el diablillo. Jaken seguía mirando entre ratos con extrañeza hacia su amo, no entendía su comportamiento actual. Era incomprensible para él que permitiera que alguien se le uniera en sus viajes, especialmente una mujer tan opuesta a su señor. Una deidad, energía divina frente a energía demoníaca.
Pero se toleraban, no había duda de que su amo quería algo de ella, de otra forma no se explicaría todo este asunto.
-Debe ser la gema divina. El señor Sesshomaru debe estar interesado en la joya. Pero no es posible, mi amo no es así. Aquí hay algo más.- pensó cautelosamente rascando su barbilla - Pero mi amo bonito jamás me lo dirá- lanzó un suspiro derrotado.
-Aún así, ¿no estamos tardando demasiado? ¿Por qué seguimos caminando? Ahora que lo pienso, en estos dos días nos hemos detenido algunas veces. ¿Qué está pasando?-
El diablillo miró sobre su hombro y vio atentamente a la deidad que caminaba mucho más atrás que él. Todo parecía normal, pero algo dentro de él se sentía extraño. Entonces en un parpadeo vio que una finísima hebra de cabello de la deidad se había vuelto plateada, la sorpresa de lo que vio, y el hecho de que caminaba mirando hacia atrás, hizo que tropezara y cayera sobre su rostro en el suelo.
"Qué tonto eres diablillo, fíjate por donde caminas" se burló Shimo caminando encima de él pisando su espalda en el proceso.
"¡Niño del demonio, cómo te atreves!" gritó hacia el kamaitachi en lo que se ponía de pie. Este último le hizo una mueca.
El pequeño yokai gruñón lo ignoró refunfuñando y miró rápidamente a la mujer que seguía caminando en silencio. Rápidamente sus ojos se posaron en su cabello buscando el mechón níveo que había visto, pero ya no estaba, su cabellera seguía siendo oscura. El diablillo se frotó los ojos y volvió a mirar pero todo seguía igual.
"¿Ocurre algo, Jaken?" preguntó la diosa cuando notó que la miraba fijamente.
"Hace un momento tenías un mechón plateado, pero ha vuelto a ser oscuro." señaló él hacia su cabellera.
Korihana lo miró fijo por un segundo pero volvió a responderle monotonamente.
"Seguramente es el reflejo del brillo del sol. Hoy hace mucho calor, y pudiste confundirte" respondió cortante ella.
"¡No, estoy seguro de lo que vi!" replicó alzando su chillona voz.
"Empiezas a ver cosas, sapo feo." dijo Shimo acercándose a él quitándole el báculo y golpeándolo en la cabeza.
"! Mocoso insolente!" Jaken se apresuró a ir tras el kamaitachi para quitarse su bastón. Pero el ojiazul era más rápido y jugaba a no dárselo.
Fubuki negaba con su cabeza ante el comportamiento de su hermano. Pero en seguida lo ignoró y se puso a pensar en lo que él diablillo había dicho.
-Un mechón blanco- Hace tanto tiempo que su señora había perdido ese razgo, cuando era una ninfa de la escarcha. En aquella época su cabello era oscuro como ahora, pero tenían algunos finos mechones de color blanco platino que señalaban su naturaleza nínfica.
-¿Quizás está en el punto de regresión en que se está convirtiendo en ninfa? Si esto es así estaremos en un gran aprieto. Sin mencionar que tendríamos que explicar su condición -
El pequeño hurón de blanco pelaje miró a su señora quien negaba con su cabeza mirándolo. Él entendió rápidamente que la diosa había supuesto, sin equivocarse, lo que pasaba por su cabeza. Ella sólo hizo un rápido movimiento con su mano que le dio a entender que era pérdida de energía divina, esto por efecto de regresión del incienso, pero que aún no debía alarmarse.
El pequeño espíritu yokai asintió, pero aún tenía dudas. El confiaba en su señora, pero también sabía que ella prefería no preocuparlos y a veces omitía ciertos detalles. Así que, aunque volvió a seguir su paso con normalidad, ahora estaba más atento a su señora y a notar cualquier cambio en ella, aunque fuera mínimo.
Debía alertar a Shimo de esto, tenían que asegurar el bienestar de su ama.
Una vez más, ya muy por la tarde, Sesshomaru se alejó del grupo y les ordenó quedarse hasta su regreso. Ria se preguntaba a dónde iba.
Tenía la sensación de que estaba tomando ventaja de que él podía rastrear a Ryu a gran distancia. Ella creía que lo buscaba por su cuenta y luego los llevaba a todos en esa dirección, u otra. No era difícil de creer, él no confiaba en ella.
La divinidad era consciente de que se estaba retrasando por su culpa. Él era el único que podía percibir su decaimiento, aunque con su actuación y semblante maquillaba su estado actual y engañaba a los demás, el inu yokai estaba por encima de sus máscaras.
"¿Bruja estás escuchando?"
"Mmm" hizo un ligero sonido la deidad "¿que decías? " preguntó ella sacada de su ensoñación.
Desde hace algún tiempo en que habían asentado el campamento ella se sentía un poco mareada e ida. Su mente divagaba y se perdía no estaba atenta a nada y mucho menos concentrada.
"¿Por qué estás tan distraída?" preguntó el diablillo que se había acercado a la diosa al verla sentada mirando a la nada.
"No es nada, ¿dónde están Shimo y Fubuki?" preguntó ella con la mirada perdida.
"Dijeron que irían a buscar algo para comer. ¿Qué te ocurre?" preguntó con mayor interés puesto que había notado el tono apagado en su voz al hablarle y también que sus ojos se cerraban como si estuviera cansada.
"¿De qué hablas? Estoy igual que siempre."
" No mientas, de un momento a otro… " su voz fue cortada cuando vio que oscuras ojeras se marcaron rápidamente bajo sus ojos. "¡Tu cara! ¿Qué te pasa?" gritó con horror al ver cómo sus ojos estaban turbios y apagados, su rostro se había vuelto demacrado y pálido como un papel. Sus labios se habían vuelto morados. Rápidamente puso su mano verdosa sobre la frente de la chica y volvió a gritar.
"¡Estás tan fría que pareces un témpano de hielo! "
La diosa ya no pudo mantener más su hechizo, se sentía tan débil que su truco que la hacía ver saludable se había desvanecido. Ahora sólo quedaba su verdadero estado que era de agotamiento, y pérdida de energía y fuerza divina.
Se sentía congelarse, todo su cuerpo estaba frío, era fina capa de escarcha se había comenzado a formar sobre su cuerpo. Necesitaba calor inmediatamente.
"Jaken, por favor haz una fogata"
En diablillo no demoró en hacer lo que le había pedido y la ayudó a acercarse al fuego, incluso puso una manta sobre ella.
"¿Cómo es posible que una deidad del invierno tenga frío? ¿Qué clase de incoherencia es esta? Hay escarcha sobre ti, ¿no puedes controlarlo?" Preguntó, pero no recibió ninguna respuesta. La muchacha estaba luchando por mantener los ojos abiertos.
Él estaba enojado con ella porque lo había puesto en un aprieto con su amo cuando lo llevó a aquella aldea humana, pero no pudo evitar preocuparse, pues la chica seguía tiritando de frío, su cara era blanca pero sus mejillas estaban enrojecidas por la acumulación de sangre. Su cuerpo temblaba sin pausa.
"No entras en calor, creo que incluso tu frío está aumentando." dijo mirándola con lástima, viendo como poco a poco la escarcha se esparcía en ella.
"Agua caliente" pidió ella.
El diablillo se apresuró a tomar un poco de agua que tenían almacenada y lo puso en la llamarada haciendo que esta hirviera al instante. Con cuidado usó su bastón para quitar el contenedor y rápidamente la vertió en otro recipiente y lo puso en frente de la mujer.
La deidad sacó un trozo de tela y lo sumergió en el agua hirviendo aún su palma se mojó pero el frío no disminuyó. Con su mano temblando pasó la tela por sus brazos, cara y cuello, y aunque por un instante las zonas se descongelaron y se enrojecían por el calor, después volvían a palidecer. Estuvo haciéndolo algunas veces pero su cuerpo seguía helado.
"No está funcionando" dijo Jaken con una pequeña mueca, la situación no era buena y los kamaitachis no volvían.
"Sírveme un poco de agua en un vaso" susurró suavemente con dificultad.
"¡Está muy caliente, te quemarás!"
"Por favor"
El diablillo hizo lo que le dijo y le pasó el agua. Ella dio un profundo respiro y luego bebió el agua caliente, de pronto su boca emitió vaho, un gélido vapor provocado por el choque de temperaturas. El calor del agua dentro de sí la relajó y calmó el frío de su cuerpo. Su palidez subió un poco de tonalidad.
"¡Funciona!" exclamó el yokai sirviéndole más agua caliente.
Por algún tiempo ella siguió tomando sorbos de agua hasta que pudo sentir que su lengua se sensibilizó al calor y la temperatura del agua ya no era soportable. Poco a poco la escarcha desaparecía y su temperatura corporal subió, entrando en calor. Cuando Korihana se sintió mejor soltó un suspiro de alivio.
"¡Muchacha dime ahora mismo qué es todo esto! Casi te conviertes en una estatua de hielo."
"¿Qué dices?" preguntó sorprendido y asustado Shimo, que acababa de regresar.
"Mi señora, ¿qué ocurrió?" Fubuki también había aparecido sosteniendo en sus manos un envoltorio, pues al parecer habían cazado a un ave.
"Su bruja aquí, estaba muy mal, aún pueden ver en su rostro lo demacrada que está. Parece que su poder frío se descontroló y comenzó a enfriarla por dentro, estaba tan fría como el hielo y pálida como nieve, incluso se le formó escarcha." respondió rápidamente el diablillo.
Lo kamaitachis miraron con horror a su ama y corrieron a ella soltando lo que tenían. Con sus pequeñas patas tocaron su rostro y comprobaron que aún se sentía algo frío. Los ojos de ambos gemelos se humedecieron por lo que había ocurrido.
"Ama Korihana, perdónenos. No estuvimos aquí para cuidarla." Clamó entristecido Fubuki.
"Mi señora, no debimos dejarla sola. Hemos ignorado que el tiempo avanza diferente para usted, debimos ser más cuidadosos y suponer lo que pudiera ocurrir." Shimo hundió su cabeza en el regazo de la diosa. Él estaba apenado por todo lo que pasó en su ausencia, pues se culpaba de descuidar el tiempo que había pasado desde su llegada. Para Shimo esto solo podía ser consecuencia de la pérdida de energía y poder divino.
"Calma, estoy bien. Jaken me ayudó mucho." dijo pasando sus dedos delicadamente sobre la suave cabeza del niño. " Sabíamos que algo así podía pasar, cuando todo esté hecho iremos a casa." susurro suavemente para solo ser oída por el ojiazul, refiriéndose así a su condición.
"¿Qué quiere decir que el tiempo avanza diferente para ti?"
En su tristeza, Shimo no se dio cuenta que había sido indiscreto sobre su secreto, y ahora el diablillo los había escuchado. Estaban en un aprieto. Pero, como si el cielo les hubiera ayudado, empezó a caer una fuerte lluvia.
Las gotas de agua caían pesadas y con gran fuerza, no hubo tiempo de seguir hablando pues todos los presentes se apresuraron en tomar sus cosas y buscar un lugar para cubrirse del mal clima. El cielo estaba cargado de nubes oscuras.
"Apresuremonos, debemos buscar un lugar para pasar la noche." ordenó la diosa, mientras corrían por el espeso bosque. " Shimo, Fubuki, cuando fueron a buscar provisiones ¿no vieron algún lugar que pueda sernos útil?"
"Ah, es verdad. Hay una gruta no muy lejos de aquí." respondió el ojinegro. " Había un arbusto de frutas silvestres cerca, lo encontraremos rápidamente."
Los pequeños lideraron el camino corriendo velozmente aunque no a toda su potencia, porque la diosa no podía volar ni alcanzar su velocidad. La dama invernal les seguía el paso detrás de Jaken, pero de nuevo, se le hizo dificultoso, porque su vista volvió a nublarse, y su cuerpo le pesaba. Después de unos minutos ella perdió su conciencia y cayó desmayada al suelo.
"¡Ama Korihana!" exclamaron los Kamaitachis cuando oyeron el golpe de su caída y la vieron tendida en el barro. Rápidamente los tres yokais se acercaron a la joven.
Jaken volvió a tocar su frente para comprobar si era lo que le había ocurrido hace unas horas. Pero en lugar de sentirla fría, la chica estaba hirviendo en fiebre.
"¡Su rostro está caliente! ¿qué rayos le pasa a esta mujer?!"
"Tiene fiebre" dijo Fubuki al poner también su mano sobre la frente de sus señora. "Debemos llevarla a la cueva pronto y tratarla. Ya falta muy poco, podemos hacerlo."
Entre los tres se las ingeniaron para llevarla, Los gemelos la cargaban de los brazos y el diablillo sostenía sus pies, así pronto llegaron a la gruta. Una vez ahí acomodaron a la diosa a un lado.
Jaken hizo la fogata y puso a hervir agua, aprovechando la que caía de la lluvia.
"¡La señora está muy mal, Fubuki! Debemos darle un baño para bajarle la fiebre. Necesitamos una tina."
"Lo sé Shimo, pero no tenemos una a la mano." Fubuki pensaba qué hacer ante esa complicada situación. "Tengo una idea. Usemos las toallas, mojémolas y la lavamos con ellas, es la única forma."
"Es una buena idea, puede funcionar. Hagámoslo."
"Jaken, llena uno de los recipientes por favor con agua de la lluvia y agregale un poco del agua caliente, solo hasta que no esté fría." pidió Fubuki mientras ayudaba a su hermano a quitar la ropa que estaba cubierta de barro de su señora.
El diablillo hizo como le pidieron y los gemelos sumergieron las toallas en la olla, y una a una las colocaban escurridas sobre la deidad que únicamente llevaba una blusa de tirantes corta y un short a modo de ropa interior.
Cuando terminaron le pusieron un camisón de estilo occidental antiguo, largo y blanco de algodón para que no fuera tan pesado de llevar por la fiebre. Tenía mangas largas pero era muy ligero. Los niños pensaron que era mejor que usará esto dado que en su condición cambiante de frío a calor ese vestuario era más apropiado.
"Chicos…" murmuró la diosa mientras se movía debajo de la ligera sábana que la cubría. "mi cabeza… me siento mareada."
"Ama, trate de soportar, la fiebre bajará." dijo Shimo mientras cambiaba el paño que puso en su frente.
"Señora, trate de sentarse, debe beber agua." Fubuki acercó un vaso a la dama del invierno, quien lo tomó con ambas manos porque no creía que podría sostenerlo sólo con una, se sentía muy cansada.
"¿Quiere comer algo? Hemos preparado sopa y guiso, arroz también."
"Se los agradezco chicos pero solo quiero descansar un poco. ¿Puedes darme otra manta, por favor?" pidió Ria después de devolver el vaso y recostarse en el futon improvisado envolviendose en la sábana.
"Pero señora con la fiebre, es mejor que esté fresca." aconsejó Fubuki.
"Tengo escalofríos."respondió con los ojos cerrados, quería dormir y aliviar la sensación de frío en ella.
" ¡Oh, sí, enseguida! " los niños se apresuraron a sacar otro cobertor de la bolsa sin fondo y la cubrieron.
" ¿Mejor?"preguntó Shimo
La divinidad sólo asintió suavemente antes de dejarse llevar por el mundo de los sueños.
" ¿Cómo está? " preguntó Jaken.
" Sus mejillas siguen enrojecidas por la fiebre pero sus manos están heladas, incluso sus brazos."
"¡Qué cosa tan rara! Frío y calor. El frío tiene algo de sentido, ¿pero calor? Ustedes están ocultando algo. ¡Ahora mismo expliquen lo que quisieron decir con que el tiempo pasa diferente para ella!" exigió rudamente el diablillo.
Los hurones se miraron el uno al otro con nerviosismo, estaban atrapados, no sabían cómo evitarían hablar de eso.
" Nosotros no tenemos que explicarte nada." dijo con una mueca Shimo.
" Mocoso malcriado, yo los ayudé esta vez, incluso cuando descuidaron a su señora. ¡Merezco una respuesta! Además mi amo Sesshomaru se enterará de esto y hará que tu señora diga todo o la dejará a su suerte." dijo haciendo rabieta el yokai de ojos salones
"Si tú…" replicó Shimo a punto de iniciar una pelea.
"Jaken te agradezco por lo que hiciste por nuestra querida señora. Pero lo que oíste no es algo que nosotros podamos o debamos decir. Déjanos cuidar de nuestra diosa y cuando esté mejor ella decidirá qué decir." intervino Fubuki.
"Hummm… más vale que lo expliquen." el diablillo hizo una pausa y se acercó al exterior de la cueva mirando que la lluvia había cesado. "La lluvia ha parado, mi amo nos encontrará, podría volver pronto."
"Ven comamos algo, hoy ha sido un día largo."
Los tres se acomodaron alrededor del fuego y comieron tranquilamente. Después de eso Jaken hizo guardia cerca de la entrada esperando el regreso del inu daiyokai y los niños cuidando a su señora. El tiempo pasó lentamente y el cansancio hizo que todos durmieran. En la inmensidad de la noche solo era audible la respiración pausada de quienes dormían en la cueva y la leña se que consumía en el fuego.
-Me gusta cuando el clima está así-
-¿Torrencial y caótico?-
- Sí, lluvioso, torrencial y caótico.- dijo una voz masculina con diversión.
-¿Por qué? -
- Porque no puedes irte hasta que pase.- el hombre puso un casto beso en la coronilla de la bella joven que abrazaba por la espalda.
- Pero eventualmente lo haré- dijo ella disfrutando de su cercanía aún con sus mejillas sonrojadas por lo que había mencionado su compañero.
-Lo sé, pero por ahora no quiero pensar en eso. No puedo verme dejándote ir.-
Al oír eso la joven sonrió dulcemente, tomó la mano de su compañero y entrelazó sus dedos.
De forma involuntaria y ansiosa la diosa abrió sus ojos despertando de su sueño. Se sentó sobre sus sábanas y miró alrededor de la cueva.
El fuego se movía ligeramente haciendo que las sombras que formaban parecieran estar en movimiento. Ella vio que sus compañeros de viaje estaban profundamente dormidos y prefirió no hacer ruido para no despertarlos, los tres yokais ya habían hecho mucho por ella.
-parece que no ha vuelto- pensó al no ver por ninguna parte al daiyokai.
Desde su lugar miró hacia el exterior de la cueva notando que ya no llovía, y decidió salir a tomar un poco de aire. El choque y cambio repentino de frío y calor le afectaba.
-La fiebre bajó, aunque aún me siento un poco acalorada. Sin embargo mis manos aún se sienten frías- pensó mientras se sentaba en una roca en el exterior de la entrada a la cueva.
"Tal vez si camino un poco y respiro el aire de la noche me sienta menos sofocada."
La diosa caminó lentamente sin preocuparse de la dirección en la que iba solo avanzó siguiendo el silbido del viento en la noche, contempló las hojas bailar en el aire y disfrutaba del olor de la tierra mojada por la lluvia, las flores bañadas por la ligera capa de gotas de agua y el canto de los grillos del lugar.
Sin embargo, su mirada estaba un poco caída y melancólica, el sueño que había tenido la había puesto así. Ese sueño había sido un recuerdo feliz de su vida antes de convertirse en la deidad invernal.
" Después de tanto tiempo, ¿por qué has vuelto a mí memoria?" se preguntó a sí misma en voz alta.
Ella no quería recordar nada de eso, había superado esa parte de su vida, y ya no le importaba como antes, había avanzado. Pero repentinamente hoy ese recuerdo le molestaba y le entristecía.
Envuelta en sus pensamientos llegó a un pequeño claro, desde ahí la luna menguante se contemplaba preciosa, las nubes de lluvia también estaban dispersas y unas cuantas estrellas hicieron presencia.
Se sentó en un tronco hueco que estaba en el suelo y miró hacia el cielo hacia ningún punto en específico, una ráfaga de viento la hizo abrazarse a sí misma.
-Genial, vuelvo a enfriarme- pensó con sarcasmo.
Ria volvió a sentirse cansada y poco lúcida, el paisaje parecía moverse ante sus ojos.
-No debí alejarme tanto.-
Su mente jugó con ella y la hizo ver una imagen del hombre con el que había soñado.
-¿Dónde estarás ? ¿Aún me recuerdas? ¿Por qué lo hiciste? - pensó en él y en las preguntas que no se había hecho desde hace siglos y de las cuales nunca tenía respuesta.
Su corazón volvía a apretarle y acelerarse, pero esta vez no era por la pérdida de energía, sino por la tristeza. La dama invernal abrió su boca y murmuró algunas cosas de las que no era consciente, la fiebre le había vuelto y estaba desvariando.
Sesshomaru había esperado que pasara la lluvia antes de regresar con el grupo, la razón por la que solía separarse de sus acompañantes era causada por la deidad. Desde que se había unido a él en su viaje no habían dejado de ser visitados por indeseables yokais que eran atraídos como moscas a la podredumbre, claro que ella ignoraba esto.
Después de haber peleado con los yokais que habían ido a buscarla la mujer quedó debilitada, aunque él estaba seguro que no solo se debía a eso. Así que cuando otros seres inferiores arrastrados por los deseos de sus bestias internas, venían tras la diosa, pues su aroma cargado con potente energía divina era casi irresistible para yokais que se dejan llevar por sus instintos primitivos, él prefería acabarlos rápidamente antes de dejar que la mujer los enfrentara.
Ella era débil para matar. La había estudiado, los atacaba para ahuyentarlos pero no para terminarlos, tenía el poder para purificarlos y destruirlos pero no lo hacía a menos que fuera de último recurso. Ni siquiera las mikos eran tan tontas para no exorcizar a los demonios, pero la mujer aún siendo una deidad no lo hacía.
- Solo perdería el tiempo dejando que ella los enfrente, y ya me retrasa demasiado. Es muy blanda.-
El daiyokai siguió el rastro de la mujercilla por el bosque y cuanto más avanzaba escuchaba el sonido de una voz, era ella y estaba cantando. La voz de la diosa se escuchaba aún distante, la melodía era triste, su voz era melancólica y casi apagada. Cuanto más avanzaba, más claro la oía. Tenía una voz suave y agradable, aunque no era armoniosa ni destacable, era bastante común, en su opinión.
-Nada sobresaliente o admirable- pensó, aunque le reconocía que a pesar de que su voz no era tan melodiosa o dulce como la de una cantante, sí transmitía sentimiento,y en ese momento solo podía escuchar su pesadumbre.
De pronto la vio, vestida con una prenda nada usual y sentada en un tronco con su ondulado cabello suelto, se veía muy pálida y parecía más un espíritu o fantasma con el vestido blanco que tenía. Ella no había notado su presencia, parecía tener la mirada perdida en el cielo, solo articulando las palabras que cantaba. El yokai puso atención a la letra de su canción.
"¿Puedes ver mi corazón?
¿Estabas fingiendo no saberlo?
Aquel día que estuve a tu lado,
grité tu nombre tan fuerte como pude,
era el sonido de mi corazón.
Volveré a mi recuerdo en algún momento.
Sé que debo caminar sola
pero eso hace que me sienta triste.
Volveré a mi recuerdo en algún momento.
Sé que debo caminar sola
pero eso me duele y me lastima tanto.
Viendo el cielo,
así llegó el adiós.
Sin una palabra,
así caen mis lágrimas.
El amor se siente tan lejos,
al igual que tu corazón."
Al momento que la diosa terminaba su canto, una lágrima rodó de su mejilla, pero pronto pasó desapercibida pues los cielos habían vuelto a nublarse dando paso a la lluvia que disfrazó la gota que rodó de sus ojos. Rápidamente la lluvia se hizo más pesada y la dama del invierno quedó empapada, ella trató de avanzar un poco para volver a la gruta, pero sus piernas le fallaron y la fiebre la hizo desvanecerse. Sin embargo su cabeza nunca llegó al suelo.
Sesshomaru vio el momento en que la mujer caía y rápidamente la atrapó con su brazo antes de que se golpeara, estaba inconsciente y con las mejillas sonrojadas, el puso su mano en su mejilla y comprobó que estaba caliente, la mujer estaba enferma. Dado que no podía caminar la cargó acomodando su cabeza sobre su lado derecho, sobre su estola para no lastimarla con su armadura.
- Mujer, eres muy problemática-
Korihana sentía un poco de frío así que se acomodó contra la mullida piel donde escondió la mitad de su rostro, eso sorprendió un poco al daiyokai de ojos dorados, que la miró con detenimiento mientras caminaba hacia la gruta donde estaban el resto de yokais, era fácil hallarlos por su olor. Mirándola notó que la mitad de su rostro que sobresalía aún estaba un poco mojado por la lluvia, pero olfateó sal en una gota que rodaba por su pómulo. Sin darse cuenta,en un impulso sostuvo con su mano izquierda el rostro de la diosa y pasó su pulgar sobre su pómulo quitando la lágrima de ella.
- Así que estabas llorando.-
"Te involucras mucho con los sentimientos humanos" dijo sabiendo que ella no podía oírlo. Pronto se dió cuenta de lo hizo y trató de soltar su mejilla, sin embargo la voz un poco ronca y susurrante de la mujer lo detuvo.
"Tan cálido... Esta vez no me sueltes." dijo ella aún con sus ojos cerrados y una pequeña sonrisa en su rostro, su mano helada se había posado sobre la gran mano del yokai que sostenía su rostro.
- Tal calidez, no la había sentido en mucho tiempo. No quiero perderla, no quiero que me suelte.- Pensó la diosa aún en su inconsciencia. La sensación le daba tranquilidad.
Por unos segundos el peli plateado no quitó su mano de ella, pero después lo hizo, haciendo que el brazo de la deidad cayera de su agarre, y dándole su típica mirada gélida dijo.
"Mujer insolente, tu desvarío te hace actuar estúpidamente."
Una vez más ella no oyó nada de lo que dijo. Se había dormido en sus brazos.
Mientras caminaba de regreso al lugar donde se estaban quedando, sintió que su ropa estaba humedeciendo, el vestido largo de la mujer escurría mucha agua y este se le apegaba al cuerpo. Poco a poco el cuerpo de la divinidad se enfriaba, podía sentir que se estaba helando, así que apresuró su paso y pronto encontró el lugar.
Al entrar en la cueva puso a la mujer en el lugar que supuso habían acomodado para ella, pero antes de que la soltase, la mano de la joven trató de retener la suya.
"Por favor, no" volvió a murmurar casi inentendible.
El yokai tomó su muñeca y acomodó su brazo debajo de la sábana que la cubría.
-Realmente estás muy enferma- Pensó. En otras circunstancias estaría muy molesto porque alguien se atreviera a tocarlo. Pero hoy la mujercita lo había hecho dos veces, y por esa ocasión lo permitió. No sabía si fue por su estado frágil y lamentable, su patético canto, o su profunda tristeza. Sea cual fuere la razón, la cual aún no descifraba, esa noche decidió no ser indiferente a su debilidad.
"¡Amo bonito, ha regresado!" exclamó Jaken quien se había despertado poco después de que Sesshomaru volviera.
"¿Qué le ocurrió?" Preguntó con su expresión fría de siempre, refiriéndose a la mujer.
"Ah, hoy en la tarde tiempo después de que usted se fuera, yo estaba solo con ella, sus sirvientes fueron a buscar comida. Ella estaba bien y de un momento a otro su cara palideció y tenía un aspecto enfermo y deplorable. Yo creo que ella ya estaba enferma solo que usó alguno de sus trucos para disimular." dijo poniendo una mano sobre su barbilla como meditando en en asunto. "Después su cuerpo se enfrió muy rápido, sus labios se pusieron morados, sus dedos estaban rígidos y temblaba mucho, incluso sus brazos se cubrieron de escarcha."
Sesshomaru abrió sus ojos con sorpresa al oír el relato de su siervo, aunque no fue muy notorio por la oscuridad de la noche.
"¿Sabes por qué pasó eso?" preguntó.
"No mi señor. Yo la ayudé, usó agua caliente para subir su temperatura y estabilizar su estado, creo que pudo convertirse en una estatua de hielo. Después llegaron los kamaitachis y les oí decir que el tiempo pasaba diferente para ella. Eso me pareció muy extraño, y les exigí que hablaran pero ellos se negaron. Luego empezó a llover y buscamos un lugar para resguardarnos, pero en el camino hacia aquí, la mujer se desmayó tenía una fiebre muy alta, su cuerpo estaba ardiendo. Así que volvimos a tratarla. Ella se durmió pero entre ratos oía que ella murmuraba cosas, creo que deliraba. Mi amo, estoy totalmente seguro que esto tiene que ver con lo que dijeron sobre el tiempo.
¡Ellos le están ocultando cosas, amo Sesshomaru! debe hacer que hablen!"
Sesshomaru pensó en todo lo que había pasado en su ausencia y sin duda había muchas cosas que esclarecer, esta vez haría que la mujer hablara, ya tuvo suficiente de esperar con paciencia.
Miró a Jaken antes de darse la vuelta y acomodarse contra la pared rocosa cerca de la entrada de la cueva.
"Señor perdone mi indiscreción, pero ¿por qué tenemos que ir con ellos? ¡Son una molestia! No creo que los necesitemos, además..."
"Deja de hablar"
"SÍ mi amo, usted sabe mejor. Seguramente tiene una utilidad para la bruja..."
"Jaken, silencio" dijo dándole una mirada amenazadora.
"¡Enseguida!" hizo un gesto de saludo militar con su mano y volvió a apoyar su cabeza en su bastón antes de dormirse.
Sesshomaru dió una última mirada a la deidad, que tenía unos mechones oscuros que caían sobre su rostro. El inu daiyokai recordó el momento en que ella miraba con tristeza al cielo mientras cantaba.
Nunca la había visto tan vulnerable, aún cuando estaba débil por falta de energía divina, su rostro siempre era neutral y su voz impasible, no mostraba emoción alguna. Pero esa noche oyó su voz cargada de emoción y vio sus ojos sin brillo y con lágrimas. Era extraño para él verla de esa forma, y más raro aún sentir una extraña sensación al verla así, no comprendió que era y una vez más decidió ignorarlo.
Tuvo un último pensamiento antes de cerrar sus ojos.
-Tu sentimentalismo humano es desesperante.-
Bueno bueno, ahora ya tenemos un acercamiento más significativo entre estos dos.
Hemos llegado al punto de la introducción del pasado amoroso de la diosa. Conoceremos más de esta misteriosa y triste historia en los próximos capítulos.
La condición de Korihana también es preocupante! El secreto de la deidad está a punto de revelarse.
Sesshomaru tuvo una rara sensación que no logra descifrar al verla en un estado tan lamentable. ¿Qué creen que sea?
La diosa canta! aunque realmente no tiene el talento para eso como tiene lo tiene para el dibujo, pero al menos no es desagradable de oír. Jajaja, o eso es lo que piensa Sessh
Momento de trivia!
La canción en la historia está basada en 2 canciones ost de k-dramas. Una de ellas pertenece a Hotel de Luna y otra a You're beautiful
¿Puedes adivinar cuales son? Deja tu respuesta en los comentarios!
Por favor si te ha gustado el capítulo, hazmelo saber, deja tu review. En serio me encantará leerlo!
Por favor ¡, anímame a seguir escribiendo. XOXO.
