Hola gente! Ha pasado un tiempo, siento la tardanza pero aquí les traigo la actualización.

Por favor déjame tu comentario para saber si quieres que continúe esta historia.


Capítulo 16: La ninfa sabe sonreír

Ria abrió sus ojos lentamente, siendo despertada por una molestos rayos de sol que se filtraban por la cueva, e inquietaban su descanso. La dama del hielo puso su mano sobre sus ojos y con pereza quitó algunos mechones revueltos que se habían acomodado en su cara.

Cuando los miró con atención se sorprendió mucho al ver que estos se habían vuelto de color blanco platinado.

"No puede ser." susurró, el tono de su voz era inquieto. Rápidamente buscó un espejo que estaba cerca de su cama improvisada y comprobó lo que pensaba. Había hecho regresión, ahora había vuelto a su antigua forma de ninfa.

No podía negarlo, su cabello una vez totalmente oscuro ahora tenía varios mechones platinados, especialmente los dos mechones largos que caen cada uno al lado de su rostro. Su piel también había adquirido una tonalidad más blanca y nívea y sus ojos que solían ser chocolate ébano ahora se mezclaban con un tono diamantino azulado cerca de su pupila sin perder los destellos rosas rojizos. Era una extraordinaria mezcla de colores.

Tan ensimismada y sorprendida estaba ella con su cambio que ignoró todo lo demás que la rodeaba.

"Explícalo" la voz fría y cortante de Sesshomaru hizo que la mujer lo mirara y se diera cuenta que estaba rodeada por los yokais.

Vio que sus sirvientes estaban a un lado de ella con sus cabezas agachadas, estaban avergonzados. Se sentían así porque no podían hacer frente al poderoso daiyokai, la verdad estaba al descubierto.

Volvió a dirigirle la mirada al inuyokai y sintió como el dorado de sus ojos actuaban con filos de dagas. Desvío sus ojos de su mirada acusatoria.

"Soy una ninfa" confesó. Ella soltó un largo suspiro porque la conversación que tendría sería larga, monólogo más bien.

" ¿Por dónde debería comenzar?" la mente de la diosa, ahora ninfa, trabajaba rápidamente analizando qué es lo que debía decir ahora. Pensó en que podría volver a dar algunas respuestas vagas evitando ciertos temas, pero la idea quedó descartada al momento. Ella era inteligente y sabía que no debía provocar al daiyokai ocultando cosas, ahora no tenía ninguna posibilidad de hacerle frente. Si mentía una vez más él podría estar usando la tenseiga antes de lo esperado. Recordó lo que su buen amigo, el dios de la tierra, siempre decía. A veces es mejor empezar por la prioridad que por el principio.

"Nosotros venimos de otro tiempo, 500 años en el futuro." dijo ella seriamente.

"¿Acaso aún tienes fiebre, bruja? ¿Sigues delirando? ¿Qué tonterías son las que dices?" dijo Jaken sorprendido por las 'ridiculeces' que decía la moza.

"Mi señora no está delirando, ¡dice la verdad!" replicó Shimo.

"¿Me tomas por tonto, chiquillo? Del futuro?! Ja! Mi amo y yo no creeremos en sus tonterías"

"No miento Jaken. Fubuki, Shimo y yo no pertenecemos a este tiempo. De hecho yo no existiré hasta dentro de 300 años a partir de ahora, y los gemelos no existirán hasta dentro de 200 años." la ninfa hizo una pausa para mirar al peli plateado que en silencio escuchaba su discurso y que sin decir una palabra le daba a entender que continuara. Así que prosiguió.

" Tal como dije la razón que nos trae aquí es la gema divinal. La intentaron robar en nuestro tiempo pero el hechizo que la protege hace que pueda moverse en el espacio y el tiempo. Y terminó en esta era, aunque aún no sé el lugar exacto donde esté. Fui encomendada por el líder de la corte celestial para buscarla y llevarla de regreso a casa, a nuestro tiempo.

La idea era que hiciera una búsqueda discreta sin llamar la atención de la corte celestial existente en este tiempo, además de que evitara alterar en lo posible el flujo de la historia. Por esa razón no podíamos mencionar nada de este tema."

-Eso, y que no confío para nada en ti- agregó en su mente.

" Antes de llegar aquí fui informada por un viejo amigo, que vivió en este tiempo sobre los posibles seres que buscarían la gema. Él me habló de ti y de Ryu. A su juicio eran los que más encajaban con el perfil. Alcanzar un poder supremo. Por eso al llegar aquí decidí empezar por buscar a alguno de ustedes dos,esperando que tuvieran la gema o al menos cerca de hallarla, eso facilitaría mi trabajo.

Mientras buscaba a alguno de ustedes sentí la energía de la gema ocultarse tras un poder yokai muy similar al tuyo y cuando te encontré creí que la tenías. Pensé que apenas sería un oponente más de los tantos que has enfrentado, por lo que no afectaría el transcurrir de los hechos. Pero como sabes, las cosas tomaron un rumbo diferente así que no podía revelar más sobre quién soy."

Estaba hecho, Korihana había revelado algo que se suponía no debía decir. Pero qué más podía hacer? Los ojos ambarinos del yokai la miraban como si pudiera leer su mente y con la clara amenaza 'miente una vez más y te eliminaré de existencia' y no es que ella fuera cobarde o le tuviera miedo. Ria prefería actuar prudente y calculadoramente. Aunque su secreto haya sido revelado no significaba que paraba la búsqueda de la gema. Y necesitaba a Sesshomaru para encontrarla, sobretodo en su actual estado como ninfa. Su misión era su prioridad y no se iría sin llevar la gema consigo.

Decirle la verdad al demonio perro era solo un paso no planificado en su agenda de la búsqueda de la joya.

"¿Qué hay de tu aspecto?" preguntó impasible el yokai de la luna en la frente.

"Es efecto del viaje en el tiempo. Como dije yo no existo en esta era, así que mi tiempo aquí es limitado, cuanto más pasen los días más seré afectada por la regresión temporal, volviendo a mi forma ninfa." respondió ella.

"¿Qué es eso de regresión temporal?" preguntó el diablillo interesado en el increíble relato de la mujer.

" Quiere decir que comenzaré a desaparecer. Los seres que viajan en el tiempo tienen cierto período de estadía dependiendo de a qué punto en el tiempo viajen. Si viajan a una época en la que no existían sólo pueden permanecer por corto tiempo, según la resistencia de su energía."

"¿Cuánto tiempo puedes quedarte tú?" preguntó el diablillo verde.

" Debían ser alrededor de 100 días. Como dije, yo aún no existo en esta época."

"Ya veo, así que a eso te referías con que el tiempo corre diferente para ti. Creí que las deidades existían desde siempre, ¿no se supone que son manifestaciones de la naturaleza?"

" Así es, pero yo… no siempre fui una deidad. Antes de convertirme en la diosa del invierno yo era una ninfa de la escarcha. Las ninfas y otros seres espirituales pueden originarse o nacer a lo largo del tiempo."

"Espera, antes habías dicho que era una diosa menor."

"Ah, eso. Realmente soy la deidad del invierno en mi tiempo. Sin embargo en este tiempo no lo soy, por eso no lo dije antes."

"¿Quieres decir que en esta época existe otra diosa del invierno?"

"Es un dios." dijo Ria con la voz un poco apagada pensando en el antiguo señor del invierno. No era algo de lo que quisiera hablar así que rápidamente direccionó la conversación a otro lado. "Esta es mi apariencia de ninfa." dijo señalando su cabello y ojos. "Antes de ser deidad, me veía de esta manera." explicó refiriéndose a sus mechones níveos platinados, sus ojos diamantinos un poco celestes que asemejaban al hielo iluminado y su piel más pálida. "Pero cuando me convertí en divinidad cambié un poco mis rasgos para que parezcan un poco más humanos, ya que es más fácil interactuar así."

"Entonces lo que te ocurrió ayer, el congelamiento y la fiebre…" agregó el diablillo.

" Creo que se debió a que he estado absorbiendo demasiada energía fría y mi cuerpo estaba en etapa de transición a ninfa, es más frío del que puedo manejar. Por eso me congelaba, mi cuerpo de ninfa no puede soportar mi energía invernal de deidad, la fiebre sólo fue resultado del cambio térmico en mi. "

" Es culpa nuestra, mi señora, no estuvimos pendiente del tiempo que ha pasado." se disculpo Fubuki reverenciando varias veces a la ninfa invernal.

" No lo es, se suponía que en cien días recién tendría que ocurrir la conversión. Pero han pasado apenas poco más de cuarenta."

" Todo es culpa de esos yokais, que han venido a atacarla!" exclamó molesto Shimo. "Si no fuera por ellos aún sería una deidad."

"Shimo, conocía las consecuencias de esto." intentó apaciguarlo, la dama de la escarcha.

"Has perdido energía cada vez que luchas." declaró el yokai de largo cabello plateado.

"Ese no era el plan original, se suponía que sólo me enfrentaría a quien tuviera la gema divina. Pero sí, eso ha contribuido a que mi regresión ocurriera antes de lo previsto supongo."

Ría no dijo más, pero estaba segura que el mayor responsable de su reducción de tiempo fue la pelea que tuvo con Sesshomaru. Su veneno fue letal para su espíritu divino. Pero no era excusa para lo que ocurrió, ella era consciente de que en su actual estado el viaje con el daiyokai estaba arruinado, y ella era demasiado orgullosa como para mendigarle algo.

"Shimo, Fubuki pueden ir a buscar algo de agua fresca, por favor. Jaken, ¿podrías acompañarlos?" pidió educadamente con su tono impasible.

"¿Quién crees que soy, niña? No soy tu sirviente, además no creo que los mocosos sean tan tontos como para necesitar ayuda, así que…" el diablillo verde calló sus berridos cuando una piedra cayó en su cabeza haciéndole un poco de daño.

Los niños tomaron al diablillo de sus brazos y lo sacaron a rastras mientras el pequeño yokai de ojos salones lagrimeaba preguntándole a su amo porque había hecho eso. Pronto la cueva solo quedó ocupada por el poderoso yokai y la débil ninfa.

"Sesshomaru, soy consciente de todos los problemas que te he causado, sobretodo cuando dije que no te molestaría. Me disculpo por eso. Creo que lo mejor es que tú continúes por tu cuenta. Sé que no podemos apartarnos del todo, debido a la tenseiga, así que mantendré mi distancia de viaje prudente para que no te moleste."

"¿Terminaste con tus tonterías?" preguntó con indiferencia. La ninfa sólo lo miró un poco extrañada.

" ¿Crees que como ninfa no te meterás en problemas? Eres aún más propensa al peligro, y aunque realmente poco me importa tu miserable existencia, la espada me hará buscarte." continuó fríamente el daiyokai.

"No me subestimes, yokai." sentenció la deidad mirándolo fijamente. Los ojos de ambos parecían que sacarían alguna chispa. "sólo sugiero lo que es mejor para ambos"

"Ignoraré tu sugerencia." ordenó él parándose para alejarse.

"Ya no puedo volar, no puedo desperdiciar energía hasta encontrar a Ryu." replicó ella.

"Saldremos mañana en la mañana." dijo de espaldas abandonando el lugar. La ex deidad soltó un largo suspiro.

Korihana estaba sentada cerca de la salida de la cueva, se había cansado de permanecer acostada. Estaba dibujando, tenía que hacer algo para distraer su mente.

Poco después de su conversación con el gran yokai, tomó una siesta insistida por sus sirvientes. Después de eso despertó y los encontró arreglando unas cosas de su bolso sin fondo con Jaken a su lado, según parecía preguntando por los curiosos objetos que sacaban.

Su mente la había llevado al sueño que tuvo la noche anterior, había recordado algo que creyó había enterrado. Por alguna razón su mente había traído a Hyozan, el antiguo señor del invierno, y su viejo amor. El sueño fue el recuerdo de un momento feliz que habían compartido.

-Vaya tontería- pensó ella, como después de siglos su mente le jugó una mala pasada.

-Era la fiebre, sólo eso-

-Pero, recuerdo haber salido de la cueva anoche. Caminé un poco por aquí-Siguió ella argumentado en su mente mientras hacía sus trazos con el carboncillo en el papel, detallando las curvas del pasto bajo ella.

-Estoy segura que me alejé un poco- las imágenes eran borrosas en su mente, no podía recordar con claridad qué había hecho anoche.

-Creo que fui a un claro- su mirada se desvió hacia donde ella creyó era el camino que había tomado para alejarse anoche.

-Luego nada. Todo es oscuro.- de nuevo suspiró un poco frustrada por no recordar.

-Empezó a llover, me dirigía de vuelta aquí entonces, caí y luego… -

Ria soltó el carboncillo, sus ojos se abrieron con gran sorpresa mirando a la nada. De pronto un tono rojizo adornó sus pálidas mejillas. Estaba avergonzada.

Ella recordó que al tiempo que caí fue atrapada por unos imponentes brazos cubiertos por un suave kimono blanco. Frente a ella un rostro conocido se presentó. Una luna creciente en su frente, marcas en cada lado de sus pómulos y unos brillantes ojos dorados como el ámbar. Rasgos imponentes y magníficos. El gran Sesshomaru la había ayudado. Después de eso, ya no recordó más, pero estaba segura que él la había traído de regreso.

-Jamás pensé que hiciera algo así. Pero fue amable de su parte, debo ser educada y agradecerle.- pensó ella recuperando la compostura y el tono pálido de su piel. Tomó el lápiz que se había caído e intentó retomar su trabajo. La noche caería pronto.


Sesshomaru descansaba pero siempre estaba alerta. Por eso cuando el cuerpo de la mujer brilló emitiendo una tenue luz blanca él lo presenció. El poderoso yokai había captado una alteración en el ambiente, la energía de la diosa no se sentía igual, había variado. Eso hizo que dejara su descanso y volteara a ver a la mujer. Su esencia divina ya no era la misma, sin embargo su aroma era el mismo, seguía siendo la irritante mujer que estorbaba su camino.

La mujer fruncía el ceño mientras dormía, parecía que algo le incomodaba. Su piel comenzó a aclararse y algunos mechones de su cabellera se tornaron platinados, sus labios también cambiaron ligeramente de rosa a lila brillante. En el dorso de sus manos se formó una figura de un copo de nieve que era totalmente blanco y que desprendía un muy suave brillo como la escarcha. Su aspecto cambió y su esencia también, aún percibía energía espiritual en ella, pero ya no era divina.

El daiyokai la miró un tanto sorprendido, sabía que ella ocultaba algo, muchas cosas de hecho, pero no esperaba esto. La vio agitarse en su lecho y por un momento pensó en despertarla, pero rápidamente ese pensamiento abandonó su mente, pues ella había vuelto a dormitar pacíficamente. Él esperaría a la mañana para interrogarla.

Dentro del bosque, apartado del grupo de yokais y de la ahora ninfa, el gran Lord del Oeste analizaba toda la nueva información revelada por la mujer.

- Venimos de otro tiempo, 500 años en el futuro- Eso fue lo que ella dijo. El futuro, un lugar demasiado lejano e incierto. ¿Podía confiar en lo que ella decía? Definitivamente no, pero no creía que estuviera mintiendo sobre este hecho, después de todo era una deidad, los viajes en el tiempo no deberían estar fuera de sus habilidades.Y si lo pensaba cuidadosamente, ¿no se suponía que la extraña mujer de su medio hermano venía de otro lugar? ¿quizás de otro tiempo? Sabía que ella cruzó el pozo devorador de huesos para volver, el mestizo iba a ese lugar constantemente con la esperanza de que volviera. Es probable que el mundo de donde la sacerdotisa venía fuera más bien otro tiempo.

Cuando ella confesó su historia, él pensó que le diría que tenía algún tipo de enfermedad, explicando su constante debilitamiento, pero al parecer todo fue producto de su viaje al pasado.

-Ella dijo que su cuerpo enfermó y cambió porque no podía soportar su energía divina- eso le hizo pensar en el hanyo, cuando su mitad demoníaca tomaba control y casi lo destruía, dado que su cuerpo mitad humano no podía soportar todo el yoki, a menos claro que tuviera tessaiga en su mano. - Pero ella seguirá debilitándose hasta morir, porque no existe aquí- recordó él, la mujer había dicho que no existiría hasta dentro de algunos siglos.

Ahora entendía mejor el comportamiento de tenseiga, lo que había dicho Tototsai, sobre que la espada percibía la muerte de la mujer. Es difícil creer que una deidad podría morir, pero ella era un caso diferente, estaba destinada a hacerlo. No le quedaba mucho tiempo. Colmillo sagrado quería devolver a la vida a la mujer celestial para que esta pueda volver a su tiempo, después de todo ella era una divinidad en su época.

El demonio perro estaba molesto, desde que había conocido a la odiosa mujer las cosas habían empezado a tomar rumbos diferentes. El apego de su espada a ella, la búsqueda del yokai dragón, el interés por la gema, que formaran un grupo de viaje, los ataques de otros inferiores y primitivos yokais hechizados por la energía divina, ahora espiritual de la mujer, el debilitamiento de la muchacha que seguramente empeoraría. Y ahora el hecho de que no pudieran avanzar volando.

- No limitaré esto caminatas-

El clima de por sí ya era molesto, y ahora la mujer ni siquiera volaría. Tenía que pensar en una forma de continuar, el norte no estaba tan lejos. Tenía un asunto pendiente con el dragón y la irritante mujer no lo obstaculizaría.

El inuyokai terminó deambular por la zona asegurándose de que no había indeseables cerca y regresó a la cueva ya era muy noche.

El gran lord yokai percibió los respiros lentos y pausados de los demonios más pequeños pero una respiración suave y constante le indicó que la mujer aún estaba despierta.

Cuando él entró la vio sentada en su espacio rodeada de algunas hojas y pequeños trozos de ramas totalmente ennegrecidas, supuso que los había separado del fuego para dibujar. Y al parecer había estado haciendo eso desde hace un buen rato, sus dedos blancos tenían muchas manchas del carboncillo.

Él se acomodó del lado opuesto a ella y el sonido de sus espadas cayendo al suelo sacó a la ninfa de su estupor. Pues ella estaba con los ojos cerrados pensando en algo. No es la primera vez que la veía hacer lo mismo cuando dibujaba, era algo extraño pero había notado que siempre lo hacía al pintar.

"Estás aquí" dijo ella cuando abrió los ojos. Rápidamente tomó un paño que tenía cerca y limpió sus manos.

"Sigues despierta"

"He descansado lo suficiente"

"Dormitabas" dijo refiriéndose a ella cuando hace unos segundos tenía los ojos cerrados. Aunque él sabía que no lo estaba haciendo.

"Oh, no, estaba visualizando" aclaró la ninfa. El yokai la miró instándole a explicarse. "pienso en la sensación, el sentimiento, dependiendo de lo que dibuje"

El ceño del yokai se frunció ligeramente por lo que había escuchado, un sinsentido.

- No es como si lo entendiera - pensó Ria. Ella seguía detallando algunas líneas que daban profundidad a su dibujo, estaba ilustrando la cueva.

"¿Qué sensación puede traer una roca?"dijo con fría burla.

"El lugar es frío pero la hoguera dá una sensación cálida. Solo escucho la respiración de los demás pero pareciera estar rodeada de un silencio, y ya que no es incómodo es reconfortante. El espacio se siente lleno aún si los demás duermen. No hay soledad, sino una amena compañía." Así era como ella se sentía, a pesar de tener a pocos paso de ellas al ser más frío que hubiera conocido.

Él la miró sin decir más pensando en la extraña forma de expresarse de la mujer, no solía compartir sus pensamientos, pero en este momento, a través de su arte, supo lo que pensaba y cómo se sentía.

pasaron unos minutos antes de que ella volviera a hablar.

"Sesshomaru quería darte las gracias" dijo ella consciente de que aunque no la miraba estaba atento al sonido del trazo en su papel. Él la miró a los ojos antes de levantar una ceja a modo de respuesta.

"Por lo de ayer. Estaba afuera y debido a la fiebre no fui capaz de volver por mi misma. Sé que me ayudaste." ella no mencionaría el hecho de que la cargó para traerla de vuelta, se sentía avergonzada por eso, aunque su rostro no mostró ninguna emoción.

"Hn" fue todo el sonido de respuesta que tuvo. A ella ni siquiera le molestó su actitud, estaba acostumbrada. Pero eso no quitó que se sintiera agradecida, sabía que hacer algo como eso no era propio de él.

"De verdad lo aprecio" dijo mirándolo también a los ojos y dándole una pequeña sonrisa genuina. No era falsa, ni pretenciosa, ni astuta, tampoco interesada. Era cálida y el yokai no pudo evitar quedarsela mirando por unos segundos tratando de descifrar si había algo más ahí, pero no hubo. Solo la mirada sincera de la mujer.

"Olvídalo" dijo un poco indiferente.

"Aún así" ella dejó de mirarlo y volvió a lo suyo. Ya era bastante tarde así que empezó a organizar sus cosas.

"¿Por qué llorabas?" El yokai había intentado ignorar lo sucedido la noche anterior, pero la imagen de la ninfa con el rostro empapado venía una y otra vez a su mente. No entendía porque el dolor de ella no podía dejar su mente.

Ella apretó con fuerza el papel que sotenía en sus manos. Sorprendida con lo que había dicho el yokai.

- Parece que hay más que no recuerdo- pensó ella. Su mente se debatía en qué decir. Ella no lo sabía, ni siquiera recordaba haber llorado. ¿Por qué lloraría anoche? Entonces recordó el sueño.

- Quizás fue eso- solo podía ser eso, el doloroso recuerdo de su pasado. Tal vez volvió a pensar en ello mientras estaba en el claro y no lo recordaba.

"Un mal sueño" dijo, ella no vio por qué intentar ocultar eso. Era exactamente lo que era, un mal sueño que no quería volver a tener. " Creo que estaba delirando y mi mente jugó un poco."

Sesshomaru notó un ligero temblor en ella cuando estuvo pensando en qué respuesta darle. Obviamente le dio una respuesta vaga. Pero él se sentía curioso.

"Tu relación con los humanos te está alcanzado, parece que padeces igual que ellos." dijo recordando claramente que su sufrimiento de ayer tuvo que ver con la añoranza de alguien. Era algo que había visto en los humanos, en su propio medio hermano. La pérdida. Entonces pensó en lo que le había dicho.

-Esta vez no me sueltes.- Se aferró a él como si fuera alguien realmente importante para ella. Quizás un familiar o un compañero.

"Perdiste a alguien" dijo él con su voz fría e indiferente.

"Creo que a todos nos duele cuando perdemos algo, no solo a los humanos." fue la respuesta de ella que había vuelto a mirarlo. No creía que otras criaturas fueran tan diferentes a los seres humanos.

"Hn, no intentes humanizar lo que no es humano"

La sola mención de la frase hizo que el papel que sostenía se arrugara. Le molestó oír eso. Era una deidad, pero creía fielmente que todas las criaturas compartían cosas en común el sentimiento era una de ellas. Mikage le decía que en la superficie las diferencias eran abismales pero cuando miras con detenimiento encontrarás más similitudes de las que puedes creer. Por su puesto no somos iguales, pero tampoco tan diferentes. Aunque ella creía que el odioso daiyokai podía ser una excepción.

"Supongo que no te dolió la muerte de tu padre" dijo ella pensando en lo que había dicho Totosai. Ella creía que tal vez le guardaba rencor por Inuyasha.

"Él decidió su destino. Pudo haber vivido pero prefirió la vida de otros" volvió a decir con indiferencia. ¿Le dolía? Más bien le molestaba que haya decidido morir estúpidamente por la humana y su hijo.

"Decidir su destino, una forma interesante de decirlo." En parte él tenía razón. Hyozan había hecho lo mismo, escoger su destino. Pero no era la misma situación. Inu no taisho murió para proteger a quienes amaba, ella estaba segura que si hubiera tenido un deseo, hubiera sido vivir un poco más para estar con Izayoi y su hijo.

"Pero no creo que todos busquen la muerte"

"La muerte llega a quien debe" agregó él.

"Y sin embargo tienes a tenseiga" sonrió burlesca.

Un silencio se volvió a formar entre ellos.

"Por lo que sea que llores, ya está en el pasado." comentó el yokai una vez más y dirigió su mirada al cielo infinito que podía contemplarse por la entrada de la cueva.

"Tienes razón" le respondió. Hyozan se había ido, no había razón para volver a pensar en él. Ella guardó todo lo que le quedaba y se acomodó en su lecho. Le dio una última mirada al demonio perro antes de poner sobre sí las frazadas.

"Si te dedicas a otras artes al menos entrénate más." dijo él sin siquiera voltear su mirada.

"¿Otras artes?" preguntó ella, pero ya no tuvo respuesta de él. Así que se giró sobre sus espaldas con la mirada en la pared y trató de encontrarle sentido a lo que le dijo, pero no halló respuesta. Soltó un largo suspiro.

"Buenas noches, Sesshomaru, y gracias otra vez" susurró sabiendo que él la escucharía.

El daiyokai la oyó, pero no dijo nada, solo cerró los ojos dejando que su mente lo envolviera en el recuerdo de la melodía que cantaba la mujer.

Viendo el cielo,

así llegó el adiós.

Sin una palabra,

así caen mis lágrimas.

El amor se siente tan lejos,

al igual que tu corazón.


¿Qué opinan de este capítulo? Hemos conocido un poco más del pasado de la ex deidad. Hay muchas sorpresas para esta historia.

Por favor déjame un comentario. No importa si es en tu idioma nativo, realmente lo apreciaría.

Anímame a seguir escribiendo.

XOXO