Hola a todos! un poco más tarde de lo habitual pero aquí está un nuevo capitulo espero que lo disfruten!


Capítulo 23: Quiero saber

"¿Cómo puedes decir eso como si realmente supieras lo que es? Ja!" Inuyasha verdaderamente no se sentía incómodo con la compañía de la mujer, ni estaba molesto con ella. Pero aunque de cierta forma apreciaba su compresión no era alguien que se mostrará abiertamente a desconocidos.

" He cuidado a algunos mitad demonios a lo largo de mi vida. Cada uno con historias tristes, sobre todo los niños."

Ria trajo a su memoria los días en los que como ninfa y deidad tuvo algunos casos en los que hanyos encontraban su pequeño santuario en las montañas.

" Algunos malheridos, siempre con miedo, creyendo que soy una sacerdotisa y que podría purificarlos."

" Supongo que es lo común. Siendo rechazados por todos, especialmente por monjes y mikos quienes tratan de exorcizarlos todo el tiempo." dijo con un deje de resentimiento el pelinegro como conociendo muy bien la situación.

" ¿Tu vida también fue así?"

" Eso ya no importa." un suspiro escapó de la boca del arisco hombre.

"A mí sí me importa."

El silencio los envolvió por pocos segundos, la mirada diamantina de la ninfa se dirigió al hombre que estaba a unos metros de ella buscando respuestas que sabía sólo él podía darle.

"Sé por lo que he visto, que es difícil vivir como ustedes viven. Pero no puedo decir que conozco el sentimiento que solo los suyos pueden experimentar. Los que llegaban a mi santuario no se quedaban mucho tiempo, y no hablaban mucho."

"Y difícilmente lo harán, sobretodo los huérfanos. Ja, piénsalo. Seguramente fueron repudiados por sus padres que eran humanos o por los aldeanos. Y si su suerte era peor eran odiados por el clan de sus padres youkais. Si alguno de sus padres se quedaba con ellos serían aún más señalados y tal vez golpeados por traer al mundo a… a… monstruos"

La voz de Inuyasha que al inicio de su argumento era altanera, furica y sonora poco a poco se fue apagando al punto de quebrarse ligeramente al final.

"Algunos tienen la suerte de conservar a sus madres, y por un tiempo pueden experimentar amor, pero como hanyo estás destinado a ver el sufrimiento de la única que persona que te quiere y se preocupa por ti. La culpa… no puedes evitarla, y el sentimiento de soledad que te queda cuando ya no está es abrumador."

Korihana sintió como si su corazón se apretaba un poco. No era su dolencia habitual, era tristeza por el dolor de Inuyasha, él trató de actuar frío y rebelde, pero ella podía ver esa melancolía al recordar su pasado. No tenía duda de que añoraba a su madre.

-Izayoi-

La mujer de la que habló Totosai. Debe extrañarla mucho.

-Añorar a un ser querido… eso es algo que sí puedo decirte que he experimentado-

La ninfa guardó ese pensamiento en su mente y encerró en una caja en el fondo de su alma ese dolor.

"Te preguntas porqué los hanyo que ayudaste te temían… Esa es la respuesta. Toda su vida han sido hostigados y más por aquellos que los tachan de abominables. Cuando alguien con una energía como tuya se les acerca, ¿qué crees que pueden pensar?"

-Que es una trampa-

"...Ellos solo piensan en sobrevivir."

Inuyasha no pretendía ser áspero con la mujer.

Aún cuando había madurado un poco respecto a su relación con los extraños, ese tema todavía era delicado para él. Solo una persona podía calmarlo con la calidez de sus palabras reconfortantes, aquella que no lo había soltado aún cuando vio al monstruo.

"No quise ser muy duro con mis palabras." por alguna razón a él no le desagradaba la mujer y trató de corregir sus palabras, o eso es lo que le habría exigido su esposa.

"Está bien, no has dicho más que la verdad." el semblante impasible de la ninfa nunca dejó ver el efecto que las palabras del mitad demonio tuvo en ella.

"Tal como dices, los hanyos han sido rechazados por muchos. Sé que incluso sus familiares youkais los menosprecian." agregó ella.

"Ja, esos pueden ser los peores. Siempre tratarán de matarte, por haber" ensuciado la sangre" Bah, lo sé por experiencia propia." pronto el hombre había recuperado su tono jovial y creído, burlándose de la situación.

"No me es difícil imaginar que tu hermano haya sido así. ¿Cuándo supiste de su existencia?"

"Pues, sucedió cuando la pulga Myoga, un sirviente de mi padre, me buscó tiempo después de la muerte de mi madre. Él me habló sobre quién era mi padre y que tenía otro hijo. Mi medio hermano. Pero Myoga me advirtió de no buscarlo, pues no le agradaba.

Ja, y quien quisiera conocer a ese idiota engreído."

Ese último comentario divirtió a la mujer.

" Pero eventualmente se encontraron."

"Por desgracia así fue, y para colmo esa noche era luna nueva."

"Eras humano"

"Sí. Yo tendría once o doce años, estaba siendo perseguido por unos soldados, me había quedado sin alimentos y tuve que robar algunos de un almacén. Me persiguieron sin descanso,ya me habían golpeado, pero esos malditos no se detuvieron.

Al llegar a un bosque pude percibir la presencia de un yokai, cuando sufres las consecuencias lunares debes prepararte para detectar el peligro cuando eres más débil.

Claro que en ese momento no sabía que era él, pero me parecía que era buena idea llevarlos hasta un yokai y con suerte escapar de ambos."

-Eso fue muy ingenioso y… peligroso. Chico tonto.-

La ex deidad lo miraba atenta, interesada en su relato esperando a que continuará.

" Pero yo ya estaba muy agotado y caí mientras corría."

Flash-back

" Umhpm" el quejido de un niño se escuchó en la inmensidad de la noche, una rama seca y rota estaba a los pies del pequeño muchacho de largo cabello negro.

El niño ya no podía más, estaba exhausto, pronto lo alcanzarían, sentía las vibraciones del suelo por los cascos de los caballos. Ese sería su fin. Él quería seguir luchando, pero mientras más lo pensaba menos tenía sentido hacerlo.

Pero a unos pasos de él sintió la presencia de un yokai, que de alguna forma se sentía familiar. Al levantar el rostro lo vio.

Un joven mucho mayor que él, casi parecía un adulto, vestido de blanco y con armadura. Lo que le pareció curioso es que al ver su rostro tenía ojos del mismo color ambarino que los suyos cuando estaba en su forma original y también tenía cabello plateado.

"¿Sesshomaru?" preguntó inseguro el pequeño Inuyasha, esperando no estar equivocado, o quizás deseando sí estarlo.

"Hn, ¿este es el niño que padre quiso proteger?'' Su mirada era indiferente y sus palabras fueron dichas con frialdad. "Tu apariencia humana es despreciable."

"Hn, sólo es un pobre niño lamentable. Qué patético." el gran yokai dio unos pasos de largo desde donde estaba tirado el pequeño niño antes de ser detenido por su voz.

"Soy mitad demonio. Aún si no te agrado no te atrevas a menospreciarme." El pequeño Inuyasha estaba profundamente dolido por las primeras palabras que escuchaba de su hermano hacia él. Una parte de él quería creer que sí algún día se encontraban no sería tan malo como Myoga le había dicho, pero resultó peor. Sin embargo, no dejaría que lo insultara.

"No lo eres esta noche, hermano." escupió esta última palabra con total burla. "Espero no tener que verte pronto." Dicho esto el yokai avanzó hasta desaparecer por el camino que había recorrido el niño.

Inuyasha preso del cansancio no tuvo fuerzas para responder y sólo cerró sus ojos, quería que el sueño lo llevara antes de que los soldados lo encontraran.

Fin de flash-back

"De verdad no le agradan los humanos" fue todo lo que la ninfa pudo comentar después de oír la historia. Ella sabía que el daiyokai era cruel pero esto la sorprendió igual.

"Así es como es él, me ignoró y me dejó a mi suerte para que muriera. Pero aún cansado me moví lo mejor que pude para seguir huyendo, encontré una cueva y me escondí ahí hasta que amaneció. Pude escapar de esos tontos."

"Ya veo." la ninfa meditaba en los últimos sucesos que le contó el chico pelinegro, pensando en que había algo extraño en eso, pero no lo mencionó.

"De todas formas, últimamente puede que sea un poco más tolerable, pero no es la gran cosa." agregó Inuyasha cruzándose de brazos.

"Inuyasha, me gustaría pedirte un favor, considerando que en cuanto amanezca volverás a tu aldea." dijo con solemnidad la dama de piel pálida.

"¿De qué se trata?" preguntó un poco curioso el hombre de la túnica roja.

"Hace días encontré en el camino a una familia humana con dos niños recién nacidos mitad demonios. Son sikas." La ex deidad miraba hacia la nada con el pensamiento dirigido a los bebés que había bendecido. "Te pregunté sobre tu vida con hanyo, porque me preocupa la suerte de esos pequeños."

"Los sika yokai son demonios muy peligrosos, especialmente con los hanyos de su especie." agregó él.

"Lo sé, por eso me gustaría que los rastrearas, no deberían estar muy lejos, por lo que no creo que te desvíen de tu camino. Son una mujer, una niña y dos bebés. Los envié hacia Nara, sé que ahí hay un santuario…"

"Sí, pero esos son espíritus celestiales." interrumpió el hombre.

"Así es, pero son más tolerables y confío en que los podrán ayudar. ¿Lo harás?"

"Si su rastro está en mi camino, me aseguraré de que lleguen bien. Pero no puedo desviarme."

"¿Por qué te es tan urgente volver a casa?" La ninfa estaba realmente interesada en saberlo, primero pensaba que todo el asunto de apresurarse era por la luna nueva, lo cual tenía mucho sentido, pero después de que amanezca volverá a su forma hanyo.

-Entonce, ¿por qué…? Ah, claro.-

"Porque alguien espera por mí"

-La muchacha que ama.- Pensó Ria recordando la vez que Jaken les había hablado un poco sobre la vida del medio hermano de Sesshomaru.

"Ya veo… pero un día o dos más no harán alguna diferencia."

"Ja, no lo entiende, debí quedarme a su lado todo este tiempo en lugar de venir aquí. Me necesita y quiero estar ahí para presenciar cada momento." La voz sonora del hombre pronto se hizo suave, Korihana notó su profunda añoranza. Entonces ella lo comprendió.

Lo que tenía ante sus ojos era el deseo de un esposo ansioso y la preocupación y cuidado de un futuro padre.

Inuyasha soltó un sonoro bufido. " No te preocupes. Lo haré, los buscaré. Te doy mi palabra."

Él sabía que era lo correcto de hacer. Ahora que estaba a punto de ser padre, durante su viaje, había reflexionado en lo que significaba esa nueva etapa en su vida.

Lo preciosa que había sido su vida para su madre, y lo que significaría para él la seguridad de su hijo. Entendió que como padre solo anhelaría la protección de sus seres amados y que si, esos niños que mencionó la diosa fueran suyos, él querría que estuvieran a salvo.

Ella fue sorprendida por sus palabras, su mirada de hielo lo buscó como esperando confirmar que lo que decía era cierto. Y aunque este no la miró, ella supo que podía confiar en su promesa.

No conocía bien a ese muchacho, más allá de las historias que había oído. Pero había algo de lo que podía estar segura: el amor que él sentía era genuino.

"Lo que sientes por esa persona… ese sentimiento, ¿es amor?"

La ex diosa sabía que lo era, Pero tenía curiosidad de saber si ese sentimiento era diferente, o significaba otra cosa para un mitad bestia. ¿Acaso Inuyasha tenía una forma de amar que solo aplicaba a los hanyos? De ser así, ¿era diferente el amor dado desde un corazón humano, yokai, espíritu o deidad? Ella creía que no, pero alguna vez escuchó que sí.

"¿Qué tipo de pregunta es esa? No me digas que los dioses no tienen ese tipo de sentimientos." El peli negro se sorprendió un poco por el cuestionamiento que le hizo la mujer. ¿ Era posible que los dioses no fueran capaces de tener ese tipo de sentimientos?

-Bueno, después de todo son personificaciones de la naturaleza. ¿Puede el agua o el fuego sentir?-

"Al contrario, claro que es posible. Solo tengo curiosidad por el apego que tienes por la persona que vive en tu mente."

Inuyasha no pudo evitar sonrojarse un poco, pues él había sido tan transparente cuando expresó su preocupación por su esposa hace rato, que la deidad pudo ver con obviedad que su razón de volver era por amor.

"No es solo un apego, lo que siento por Kagome es real, no pasajero." el rubor en las mejillas del joven poco a poco desaparecieron y en su lugar un ligero brillo centelleó en sus ojos. "Yo la amo y sé que ella también me ama."

Quizás en el pasado le habría tomado años reconocer sus sentimientos por la mujer futurista, pero después de añorarla por tres largos años, viviendo con un vacío agotador que trajo su ausencia, con el miedo constante de no volverla a ver y con la pequeña esperanza que lo hacía ir a ese viejo pozo esperando un milagro, después de vivir todo eso ya no perdería el tiempo ocultando una verdad que se había vuelto realidad al poco tiempo de conocerse.

"¿Qué te hace pensar que eso es amor?" Ria no tenía intenciones de ofender el amor que se tenían pero, ella quería saber que tan real era ese sentimiento en ellos. ¿Qué lo hacía hablar con tanta seguridad de eso? No es que ella no supiera nada del amor, de hecho podía decirse que lo conocía muy bien. A lo largo de su vida había visto el amor en distintas formas, pero una de las más extrañas siempre había sido el amor romántico. Algunos eran fuertes, otros frágiles, largos, cortos, sinceros, engañosos, pasionales, efímeros y eternos. ¿Habían sido todos ellos amor o no?

"Ja, Es la confianza"

Inuyasha había pensado un poco antes de darle su respuesta a la diosa. ¿Cómo estaba él seguro de que lo que él y Kagome tenían era amor? Afortunadamente había encontrado esa respuesta hace mucho tiempo. Desde que la conoció y mientras viajaban juntos buscando los fragmentos de la perla, él se había dado cuenta de que, aunque no quería reconocerlo, Kagome se había convertido en la única persona en la que podía confiar.

Sin darse cuenta, desde que la conoció, en cada momento de su vida ella estaba a su lado, y ya no estaba solo. Ella creía que él era más que un mitad demonio, creyó que era capaz de relacionarse con otros, contar con alguien más, creyó que él podía considerar amigos a otras personas, creyó que él podía ser bondadoso, que podría derrotar a sus adversarios, que él no la abandonaría, que la salvaría. Ella confiaba tan plenamente en él, que fue imposible para su corazón no hacer lo mismo con ella.

"Kagome ha visto cada parte de mi, buena y mala, y con todo eso cree en mí y permanece a mi lado. No importa si estamos molestos, o si alguien nos engaña para lastimarnos, incluso si somos nosotros mismos. Volveremos el uno a otro y no nos abandonaremos. Ella cree en mi y yo en ella. Kagome siempre estará allí para mi, y yo estaré siempre para ella."

- Así que confianza…-

El ruido de los grillos acompañó el pequeño momento de silencio que se hizo entre ambos.

"Ya veo." contestó con simpleza la dama de cabellos oscuros y plateados

"Es algo tarde, deberías dormir" sugirió ella.

"Ya te dije que no lo haré" Sin embargo, después de decir eso, un sonoro bostezo salió del terco hombre. Los párpados empezaron a pesarle y sus cansados ojos se cerraban. Aunque él intentó mantenerse despierto, desde hace un buen rato, mientras platicaba con la mujer tenía la sensación de que era arrullado y que el sueño venía a reclamarlo.

"Duerme" Pronunció la Korihana con suavidad y ternura. Inuyasha no pudo resistirse al delicado murmullo y cayó preso de morfeo.

"Lo siento pero tenías que descansar."

Korihana se había disculpado pues desde que había empezado a conversar con él había estado realizando un hechizo de hibernación, lo que provocaba que quien fuera víctima de él durmiera. Si no fuera porque esta noche Inuyasha era humano, el hechizo no habría tenido efecto en él, pues con su poder de diosa anulado, el efecto de sus destrezas nínficas era muy pobre, además de que requirió conjurarlo durante toda la conversación hasta que se durmió.

Korihana puso una manta sobre el hombre rebelde y palmeó suavemente su cabeza.

"Eres un buen hanyo. Gracias de nuevo por salvarme. " susurró y luego regresó a donde estaba, y contempló la inmensidad del firmamento ante ella, con la noche sin luna, solo las estrellas eran sus acompañantes. Su mente divagó a lo dicho por el hanyo,y eso la dejó pensativa.

Basando el amor en la confianza, podía descartar muchas de las relaciones que había visto y que se llamaron así mismas "amor". Ella sabía lo que era la confianza. Ella confiaba en Shimo, Fubuki y también en Mikage, y los amaba, pero sin duda no era el amor que tenía el hanyo con la sacerdotisa. ¿Cómo se veía esa confianza cuando amas a un hombre? Ella quería saber.

Un suspiro escapó de sus labios.


"Es una chiquilla irrespetuosa y malagradecida"

El pequeño diablillo de ojos saltones iba refunfuñando,balbuceando algunas maldiciones mientras caminaba de vuelta al lugar donde estaba su amo. Jaken había ido a espiar a la ninfa.

Después del encuentro que había tenido su señor con Inuyasha, Jaken había quedado pasmado al ver la actitud de su amo cuando golpeó a su medio hermano. No es que fuera la primera vez que lo hiciera, pero esta fue una de las pocas veces que su señor Sesshomaru golpeaba al hanyo con notoria ira y enojo.

-Fue como aquella vez, cuando se enfrentaron a la tribu de las panteras. El amo Sesshomaru no quería que Inuyasha interfiriera por no haber estado en la primera batalla. La ira de mi amo bonito aquella vez daba mucho miedo.-

- La muchacha estuvo en grave peligro hoy, si su chal mágico no la hubiera protegido, el ataque de ese tonto la habría matado.-

- Incluso el señor Sesshomaru se sorprendió cuando el tornado golpeó a la mujer. Sus ojos… creo que pudo haber estado preocupado por ella.-

-No, no, no, no, no, el señor Sesshomaru no es alguien que le interese la vida de alguien. Aunque bueno, salvó mi vida algunas veces, y luego esa niña asesinada por lobos y también Kohaku. Es probable que sea igual con esa chica… Mi amo solo tuvo lástima. Sí eso es, además está bajo su vigilancia.-

-Sin embargo estaba muy molesto, su cara no lo demostró tanto, pero llevo años con mi señor como para no saber distinguir sus facciones.-

-El señor Sesshomaru estaba molesto por el peligro en el que Inuyasha puso a Korihana. Esa es la verdad. -

Esos pensamientos bailaban en la cabeza del diablillo mientras seguía a su señor. Después de un rato cuando se habían detenido, Jaken trató de preguntarle sobre el asunto a su amo, pero no se atrevió, temía que se desquitara con él, así que en lugar de eso le pidió permiso para ir a comprobar si el hanyo seguía con la mujer y si esta se encontraba bien.

Claro que nunca lo dijo como si estuviera preocupado por ella, fue más bien, como para asegurarse que sus recaídas no los atrasaran más adelante. El daiyokai con gran indiferencia le dijo que hiciera lo que quisiera mientras no lo molestara.

Así fue como el diablillo tomó camino hacia donde estaba la mujer invernal y el resto, no sin antes rociarse un poco del polvo especial que la ex diosa usó para disfrazar su energía y olor. Él había recogido la pequeña bolsita que la ninfa había dejado caer tiempo atrás.

Al llegar cerca del lugar fue muy cuidadoso para no ser descubierto, afortunadamente parecía que había logrado infiltrarse inadvertidamente.

Cuando él llegó sólo pudo oír las voces de la dama de la escarcha y del hanyo que en ese momento se había convertido en humano. Puso especial atención a su conversación, después de eso se fue molesto porque la mujer había sido muy complaciente con el mitad bestia.

"Bah, y ni siquiera ha agradecido a mi señor. Si mi amo no hubiera desviado el ataque, su truco no habría sido suficiente para sobrevivir."

"Ruidoso."

"Ay, amo, me asustó" el diablillo que venía hablando entre dientes todo el camino no se dio cuenta cuando había regresado con su señor.

"Amo Sesshomaru, todo está en orden. Su odioso medio hermano sigue con ellos pero se irá junto con el monje en la mañana." El daiyokai nunca pidió ningún tipo de reporte de la situación, pero el diablillo creyó que era su obligación informarlo.

Sin embargo para el daiyokai eso no era ni por asomo de su interés.

" Agh, la apariencia humana de ese hanyo es tan detestable. No sé qué es lo que esa mujer ve tan interesante en él para dibujarlo." siguió parloteando.

"Ella parecía estar muy interesada en su vida como hanyo, hablaron mucho de eso. Él le habló de cómo lo conoció a usted, amo. Ella también le pidió que de vuelta a su aldea buscará a la familia de sika hanyos y los ayudara a llegar a Nara."

La gran bocota de Jaken no parecía callarse nunca.

" Ah, y sí, tal parece ser que la chiquilla irrespetuosa, la compañera del hanyo, está embarazada. Ese parece ser el motivo de Inuyasha para volver pronto."

El peliplateado que escuchó todo lo que comentaba el pequeño yokai, pareció interesarse un poco por esto último dicho. De hecho, había sentido un aura inquieta proviniente de su hermano, él había pensado que tenía que ver con su transformación de esa noche, pero al parecer el motivo era algo totalmente diferente.

-Hn, un cachorro- pensó. Ahora el hanyo tenía otras prioridades.

Aunque quizás su prioridad nunca cambió.

-Esa mujer-

La extraña sacerdotisa había significado algo importante para su medio hermano. Desde que la conoció, él solo luchó para protegerla.

Los recuerdos de los sucesos de su primer encuentro en la tumba de su padre lo probaban. Incluso tessaiga la protegió.

Inuyasha seguiría protegiendo a esa humana, solo que ahora también cuidaría a su cría.

-¿Tienes algo que proteger?- Las palabras que su padre le profirió antes de irse para siempre, vinieron a su mente.

El gran Sesshomaru, absolutamente no tenía nada que proteger. Pero el hanyo, él tenía mucho.

¿Fue ese desesperado deseo de volver con quienes quiere proteger lo que lo llevó a actuar irracionalmente sin notar la anomalía en el nido de las aves del paraíso?

Sus ceño se frunció ligeramente.

La ninfa… ella estuvo en peligro por su culpa.

-De no desviar el ataque de bakuryuha… -

La imagen de la mujer invernal cayendo le vino a la memoria una vez más.

Durante los últimos días se había estado cuestionando la razón para guardar a mujer, su respuesta siempre fue descubrir los misterios de la gema divina; pero eso no respondía la razón de la molestia que ocasionalmente sentía al verla en peligro.

Después de lo ocurrido con su entrenamiento y su pelea con las aves del del paraíso su indiferencia volvió a mostrarse con tal intensidad como la primera vez que la había conocido, por lo que ya no se molestaría con vanos pensamientos.

"Ama Korihana" el grito desesperado de los kamaitachis hizo eco en su mente.

Sin embargo, una furia inexplicable hizo que golpeara a su medio hermano cuando lo vio asustado mirando a la chica que sostenía en brazos. El hanyo creyó que no viviría.

Pero ella estaba bien, volvió en sí como si nada hubiera ocurrido.

La ninfa siempre solía hablar del destino, entonces quizás eso había intervenido en esta ocasión.

-Porque aún no es su tiempo de morir-

Él la ayudó. Algo en él se agitó incluso antes de que lo hiciera tenseiga. Quería saber por qué.

No había sentido el impulso de ayudar a nadie solo porque sí. ¿Era esto la lástima? Entonces él recordó aquella vez que hizo algo desinteresado por alguien más.

-La mujer que manipulaba el viento.-


Cuando el brillo del sol empezaba a resplandecer esa mañana, tanto la ninfa como el hanyo ya estaban despiertos. Para los ojos artísticos de la dama invernal era realmente hermoso ver como poco a poco el muchacho rebelde recuperaba su apariencia mitad demonio.

La brisa hizo que los cabellos oscuros del hombre se alzaran suavemente mientras se tornaban plateados, sus adorables orejas perrunas también volvieron a aparecer y un bello color dorado pintó las iris oscuras de sus ojos.

"Entonces, te marcharás." dijo Ria quien le ofrecía un poco de té.

"Ya debo hacerlo, solo estoy esperando que el lento de Miroku despierte. Ahsh, dijo que despertaría en la madrugada, y ahí lo ves todo perezoso. Los humanos se cansan mucho." contestó Inuyasha refunfuñando ya que su amigo aún no despertaba. "Oye, Miroku despierta de una vez!"

La inexpresiva ninfa sonrió para sus adentros, pensando en que el monje seguramente también fue influenciado por el hechizo que había dispuesto para Inuyasha.

"Pero tú también dormiste."

El hombre bufó un poco pues ella tenía razón. "Sí pero es porque ha sido un largo viaje, y ayer era humano, de haber estado como hoy te aseguro que no me habría rendido al sueño."

-Estoy segura de eso- pensó ella con diversión.

"¡Buenos días, ama Korihana, señor Inuyasha!" Fubuki, quien había despertado, los saludó alegremente. "Le preparé algo para que coma antes de irse." el pequeño rápidamente se dispuso a su labor.

"Ah, ya ha vuelto a ser hanyo" comentó un tanto sorprendido el kamaitachi ojiazul quien también había despertado.

"Buenos días Lady Korihana, es un gusto despertar con una vista tan adorable." el monje ladino dijo aún con algo de sueño en sus ojos.

"¡Oye, Miroku!" Le reprendió su amigo.

"No he dicho nada malo." se disculpó poniendo sus manos frente de sí. "Por cierto, inesperadamente dormí profundamente, pero me siento tan descansado." dijo estirándose.

"Qué bueno es oír eso, entonces estás listo para el largo camino de regreso a casa." le dijo con malicia el peliplateado.

Ria estaba de buen humor, ese par era muy divertido. Ella solo se quedó mirándolos mientras empezaban a discutir sobre la prisa y el descanso. Viéndolos así algo llamó la atención de la ex deidad, el collar de cuentas que tenía Inuyasha.

"Inuyasha, lo que tienes en el cuello ¿son cuentas de sujeción?"

La pregunta hizo que los amigos detuvieran su pequeña pelea y miraran a la joven.

"Así es Lady Korihana, estas son cuentas de sujeción" respondió el monje agarrando al peli plateado del collar, casi ahorcandolo.

"Suéltame" gritó el mitad demonio. Cuando logró zafarse de su agarre, le preguntó a ella "¿Por qué lo preguntas?"

"¿No es tedioso tenerlas? Están hechizadas por lo que debes obedecer a quien te lo puso."

"Ah, ¿usted las reconoció señorita? Tiene razón en lo que dijo, el comando hace que caiga al suelo. Es muy divertido de ver. Jajaja" el moje rió estrepitosamente.

"¡Ya cállate!" gritó molesto el chico con orejas de perro.

"¿Te gustaría que rompiera el hechizo?" Preguntó calmadamente la dama celestial. Pero para el par de amigos eso fue algo que los hizo mirarse sorprendidos.

"¡¿Qué?!" dijo estupefacto Inuyasha.

La ninfa se acercó y tocó las cuentas.

-Puede hacerse, no requerirá mucho de mi poder espiritual romper el encantamiento.-

"Soy una deidad, esto no es difícil de hacer. ¿Quieres hacerlo?"

Por un momento el chico mitad demonio pensó que sería genial, tener que dejar de ser sentado a la fuerza cada vez que Kagome estaba molesta.

-Ja, esa tonta ya no podrá controlarme.-

Pero, por otra parte, aunque su esposa a veces abusaba del poder que tenía sobre él, había llegado a acostumbrarse a ello. En ocasiones hasta podía predecir cuándo lo haría.

Se había acostumbrado a llevar el collar, ya era parte de él, además… de cierta forma ese hechizo los había unido. Era molesto y especial a la vez.

"Olvídalo, ya me he acostumbrado" dijo con un poco de molestia. Como si en parte le costara un poco renunciar a esa oportunidad.

Miroku y los kamaitachis abrieron sus ojos con notoria sorpresa. El primero porque sabía de primera mano cuánto le molestaba a su amigo ser víctima de las órdenes de ese collar, y por otro lado los gemelos no entendían cómo alguien no quisiera deshacerse de algo como eso.

La mirada de la deidad se volvió alegre entendiendo perfectamente la decisión del mitad demonio. Ella ignoraba quién tenía el control del hechizo del hanyo, pero por su respuesta, descubrió quién era.

-Curiosamente, es la misma persona que tiene tu corazón-

"Comprendo, entonces dejémoslo así. Fubuki y Shimo seguramente ya terminaron de prepararles algo antes de su partida. Por favor, sírvanse."

Tal como lo dijo la ninfa, así lo hicieron, todos disfrutaron de un pequeño desayuno.

Los viajeros estaban listos para partir, Ria les había equipado con agua y frutas para el camino y también les ofreció otras cosas que podrían serles de ayuda.

"Tengan un buen viaje." así los despidió la deidad y sus acompañantes.

"Ustedes también vayan con cuidado." dijo el monje antes de partir. Sin embargo Inuyasha retrasó su paso y volvió a acercarse a la mujer.

"Ignora al idiota de Sesshomaru, es una molestia... pero quédate cerca, como guerrero él puede ser muy útil." esto último dijo entre dientes, pues le costaba decir algo bueno sobre su hermano.

Escuchando eso, Ria pensó que aunque su relación fraternal era pésima, esos hermanos no eran del todo indiferentes entre sí. Ese pensamiento la divirtió. Ella asintió como respuesta al consejo.

"Entonces… me voy" dicho esto el hombre se volteó para seguir su camino.

"Inuyasha, irá todo bien. Tu bebé, tendrá una vida feliz." las amables palabras de la diosa eran la exteriorización de un deseo que había formulado en su corazón y que rogaba a los cielos se hiciera verdad.

Él volteó una vez más y le sonrió con orgullo. "Veré que así sea." El hanyo se prometió a sí mismo que así sería.

Inuyasha siguió el camino para encontrarse con el monje, quien iba solo un poco adelantado, pero en el trayecto captó el notorio olor de su hermano mayor.

Sus pasos se desviaron en esa dirección, pues tenía que hablar con él antes de irse.

"Creí que ya te habías ido, Inuyasha."

Las palabras indiferentes salieron de la boca del mayor de los hijos del Gran Perro demonio.

"Ja, tampoco quería quedarme en el mismo lugar que tú por mucho tiempo." el tono grosero, propio del hanyo, no se hizo esperar.

"Entonces, te sugiero que vuelvas por donde viniste y… te encargues de tus asuntos." dijo esto último un poco sugerente, dandole a entender a qué conocía las nuevas preocupaciones del mitad demonio.

"Así que lo sabes"

"Hn, siempre has sido estúpidamente impulsivo, pero no creí que fueras tan tonto al enfrentarte a un adversario. Claramente estabas ansioso. Conocer el motivo no fue difícil."

Jaken estaba un poco nervioso mirando el intercambio de palabras y miradas entre los Inu youkais.

-En cualquier momento pelearán otra vez-

Inuyasha sintió de nuevo esa punzada de culpa luego de oír a Sesshomaru. No era excusa, su actuar puso en peligro a alguien.

"Korihana ahora está fuera de peligro." dijo con molestia. "Como sea, no estoy aquí para tener una charla familiar, sino para advertirte que no dañes a esa chica." sentenció el hombre con orejas de perro con absoluta seriedad. Pues conocía de la hostilidad que él sentía hacia los seres con poderes espirituales.

Sesshomaru casi se sintió intrigado por las palabras de su hermano. Pues, al parecer, bastó que hablaran unas horas para que ahora él quisiera defenderla. Aunque lo atribuyó inmediatamente al complejo de héroe que él pensaba tenía el hanyo.

"Hn, ¿tú me adviertes, hermano?¿acaso la que debe desvariar no es tu humana?" dijo con sorna. "En vano te interesas por esa mujer, pues su muerte es inevitable. Así que no digas estupideces y apártate de mis asuntos." Su voz rápidamente cambió a su habitual tono serio y gélido.

"Eres un maldito, si tu..." una onda de energía yoki lo interrumpió. La esquivó aún cuando se dió cuenta que el golpe fue intencionalmente inexacto.

"Me estorbas." Con toda indiferencia el gran Lord del Oeste abandonó el lugar junto con su sirviente dejando atrás a su medio hermano.


Ria iba dibujando mientras montaba en Ah Un, ella y sus kamaitachis habían decidido seguir el camino rumbo al norte hasta que se les uniera el daiyokai.

Mientras lo hacía iba tarareando suavemente una melodía, esa mañana ella se sentía contenta, pues confiaba que la pequeña familia que conoció ahora estaría segura. Pero el brillo en sus ojos no duró mucho, al poco rato un dolor agudo en su pecho la hizo estremecer y casi soltar el cuadernillo que tenía en sus manos.

Ella lo agarró tan rápido como pudo, pues no quería que Shimo y Fubuki se dieran cuenta, ya que ellos iban adelante de la gran bestia. Después de un rato de simular respiración, su condición mejoró, y cuando volvió la mirada al camino, notó que desde atrás se aproximaban dos figuras familiares.

Sesshomaru pasó a un lado de ella y la miró fugazmente. Ria supo inmediatamente que él había notado lo que acababa de pasar.

Sesshomaru caminó hasta adelante del grupo, como ya era su costumbre. Una vez más una sensación molesta lo siguió cuando notó en el semblante de la mujer que sus dolores habían vuelto, pero quizás lo que más malestar le provocó fue ver que intentara pretender que nada había pasado, como si pudiera ocultarle alguna cosa, mientras dibujaba a los causantes de su actual recaída.


Bueno! Le he dado un poco de imaginación sobre como se conocieron los hermanos y pues este es el resultado. Dime si te ha gustado!

También he tratado de enfocar un poco en la madurez que creo adoptó Inuyasha cuando ya se estableció con Kagome. Claro, sin dejar atrás su verdadera personalidad. jajaja.

Agradezco a los lectores que vistan esta historia desde: USA, Mexico, Italia, España, Argentina, Colombia, Ecuador, Francia, Korea, Polonia, Rusia, Chile, Perú, Guatemala, Brasil, Canadá, Uk... (disculpen si falta alguno)

Por favor, déjame un comentario y dime qué te parece la historia, si tienes preguntas trataré de responderlas siempre y cuando no sean spoilers. XD

Anímame a seguir escribiendo!

XOXO