Capítulo 24: Anhelos

El clima caluroso cada vez se sentía menos denso no faltaba mucho para que ese mes también terminara. Conforme pasaban los días más se acercaban a las costas de Aomori, el aire salino se podía sentir, la brisa fresca refrescaba a los viajeros.

Korihana tuvo la oportunidad de contrarrestar el efecto de la regresión absorbiendo toda la energía fría que podía del aire. Pero cada vez era necesario extender el tiempo de absorción pues ya no estaba siendo muy útil para ella. El paso del tiempo en ella era inevitable.

-¿Será posible resistir hasta septiembre? Cada vez me siento más débil -

" Ja, y pensar que ese hanyo ahora tendrá un hijo." El comentario de Jaken llamó la atención de la ex deidad que había olvidado por completo que sus acompañantes y el diablillo habían estado charlando de la inesperada aparición del mitad demonio y el monje, hace solo unos días.

"Es natural, ya te lo he dicho, diablillo. Si tiene una esposa es normal que tenga un hijo." Shimo parecía un maestro explicando algo obvio.

"No lo digo por eso tonto. Me refiero a que alguien como él no parece tener madera para ser padre."

"¿Cómo lo sabes, Jaken? Acaso has tenido hijos alguna vez?" preguntó bromeando Fubuki, imaginándose cómo se verían unos Jakens en miniatura.

"Uy, no pobres niños, serían horribles" Shimo dijo entre risas.

"Mocoso, malcriado me las pagarás" refunfuñó el verde diablillo tratando de golpear al kamaitachi con su bastón, después de un rato dejó de intentar seguirlo y se acomodó su atuendo.

"Lo digo, porque Inuyasha es un tonto inmaduro."

"Yo no lo creo así, tal vez es algo impulsivo, pero creo que hará un gran trabajo cuando llegue el momento." comentó con simpleza la ninfa.

"¿Ahora eres su amiga?"

"Solo lo conocí aquel día pero no fue difícil leer su carácter y distinguir el tipo de persona que es. Tengo la impresión de que será un gran padre y que su hijo o hija será muy feliz."

La mirada de la ninfa se suavizó, pues con ese pensamiento también se escapaba un deseo anhelante que siempre tuvo. La calidez de un hogar.

El diablillo pudo notar el brillo en los ojos diamantinos de la mujer y no pudo evitar pensar que tal vez ella…

-Bueno, después de todo tiene muchos secretos.-

"¿Acaso tú… tienes hijos?"

Tres pares de ojos se abrieron en sorpresa y por unos segundos detuvieron su andar mirando con extrañez al yokai.

"¿Qué has dicho? ¿Crees que mi señora es madre? De dónde has sacado una idea tan descabellada?" dijo exaltado Shimo. La idea no era ofensiva en absoluto pero le pareció un completo disparate.

"Bueno, ¿ quién dice que no? ¿Acaso los celestiales no tienen hijos?" respondió refunfuñando el diablillo.

"Eso es cierto, Jaken, pero mi señora de ninguna manera tiene hijos." Fubuki le dió la razón al yokai de pequeña estatura, respecto a la naturaleza de vida de las deidades, pero no era el caso de su ama, además ella no tendría con quien.

"Así es. Además, Lady Korihana no ha unido su vida a otro ser. Es decir, no tiene esposo o compañero, como sea que le digan ustedes."

"¿Y eso qué ? Hay quienes tienen hijos y no están en un…"

"Detente justo ahí, renacuajo. Será mejor que no termines lo que vas a decir" Shimo interrumpió las palabras del yokai, pues en su mente él pensó que el diablillo ofendería a su señora con un comentario que insinuaría la ligereza de espíritu de la dama o su falta de orgullo y pudor.

"¿Qué te pasa mocoso? No iba a decir nada que ofendiera a tu ama, solo decía que es una posibilidad. Hump!"

"No, Jaken no tengo ningún hijo, tampoco un compañero. Pero no mentiré diciendo que la idea de una familia no es codiciable." la ex deidad intervino aclarando el asunto para todos los oyentes. Su voz parecía mencionar todo eso como si fuera algo trivial y sin valor. Sin embargo, para unos oídos entrenados el timbre anhelante no pasaría desapercibido.

"Ajá, eso pensé. Usualmente no eres muy expresiva, pero cuando hablabas de Inuyasha y su familia tu cara no dejaba de tener cierto brillo…que es tan común en las miradas de las jovencitas casaderas humanas." El diablillo casi se trababa diciendo esto último, a sus ojos, la interpretación de lo que vio, no podía ser otra cosa que interés de parte de la ninfa por el mitad bestia.

- ¿Y si lo ve como un prospecto?- pensó Jaken

Un sonido refrescante y jovial envolvió a los viajeros. La ninfa estaba riendo alegremente, y aunque intentó disminuir el volumen de su risa tapando su boca con sus manos, los sonidos felices escapaban. La idea de Jaken fue tan descabellada que también provocó que los kamaitachis se echaran a reír a chacotadas. El ruido estridente incluso hizo que el gran daiyokai volteara a ver el origen del bullicio.

La imagen nada seria de la ex deidad captó su completa atención, era raro y diferente. Le provocó una extraña sensación pero no podía determinar qué era.

"Eres muy divertido Jaken, pero no es lo que crees. Solo encuentro reconfortante su amor familiar." respondió en un suspiro cuando la risa cesó.

"Ya veo" dijo él a secas un poco avergonzado por su equivocación. "De todas formas no es algo tan extraordinario." dijo esto último, restándole valor.

"Lo es para quien lo conoce." comentó ella en respuesta.

Todos continuaron su camino.


Al amanecer del siguiente día la deidad se encontraba en la orilla del mar con todos sus materiales de dibujo y pintura esparcidos en la arena.

Habían llegado en la madrugada al poblado Oma, y Jaken fue ordenado a buscar un bote que los movilizara a la otra isla en Hakodate, la distancia no era mucha por lo que no le tomaría más de 4 horas cruzarlo. Claro, el daiyokai podía haberlo hecho volando él mismo, pero la bestia de carga había estado llevando todo el día de ayer a la mujer y merecía un pequeño descanso.

Mientras el diablillo buscaba un bote adecuado, Korihana no perdió tiempo para pintar el magnífico paisaje que se alzaba en su delante.

Al instante de llegar, bajó de Ah Un y como hipnotizada siguió su andar dejando sus zapatos en la arena y continuó descalza.

El cielo aún estaba oscuro con solo unos pequeños y casi imperceptibles espacios claros, pero eso no le quitó la belleza y majestuosidad al escenario. Con agilidad, Ria tomó una hoja de papel ideal para pintar con tinta y acuarela y empezó a hacer bailar su pincel por toda la hoja.

Korihana empezó a pintar las bases del diseño, para llegar a tiempo a captar el amanecer. La brisa salina la inundó y la inspiró, ella se sintió renovada y motivada a pintar.

Lentamente el cielo empezó a aclarar y en el horizonte se vislumbró una pequeña circunferencia que ascendía. Con maestría la ninfa pintó los detalles del sol naciente y el aclarado del mar que pasaba de tonalidades azules oscuras a un tono turquesa azulado claro. El cielo se despejó y las nubes adornaron como algodón la bóveda celeste. Korihana no se percató del público que la veía trabajar.

Los kamaitachis se mantuvieron al margen dejando a su señora explayar su arte, no era la primera vez que ella caía en un trance artístico. Era simple, ella veía algo que consideraba bellamente extraordinario y lo pintaba o dibujaba.

Cuando hubo terminado se paró de la arena y miró su trabajo. Se sintió satisfecha. Sin embargo, el lienzo contenía elementos que originalmente no estaban dentro de su campo visual. En la pintura, todos sus compañeros de viaje también fueron retratados.

La ninfa dejó la pintura en la arena sujeta con pisapapeles para que el viento no se lo llevara, luego se acercó más a la arena mojada y dejó que sus pies se cubieran con la espuma de mar que era traída por las pequeñas olas.

"Siempre son asombrosos, ¿no lo crees, hermano?" Shimo quién se había acercado con su hermano a ver la pintura.

"Estoy seguro que incluso de pequeña nunca hizo un mal cuadro. ¡Mira, incluso nos pintó a nosotros!" Shimo siempre estaba orgulloso de su querida ama. "Ahgh, no puede ser" su alegría se amargó rápidamente. "También pintó a Jaken" refunfuñó viendo como el diablillo, que había salido hace horas a buscar un bote, estaba retratado perfectamente en la pintura, parado en la arena cerca de donde los kamaitachis fueron dibujados haciendo castillos de arena.

"Es verdad. Oh…" Fubuki se sorprendió un poco cuando vio a otro personaje. "Es el señor Sesshomaru." susurró el peliblanco. En el lienzo, el daiyokai estaba de espaldas, su larga cabellera plateada destacaba magníficamente, comparándose solamente con los detalles que la ninfa había delineado en el mar. Los kamaitachis no le dieron mayor importancia al asunto y fueron de inmediato a jugar en el agua y acompañar a su señora, era un día hermoso.

Sin embargo, el comentario no pasó desapercibido por el frio yokai de oídos sensibles. Sesshomaru lentamente se acercó al lugar donde descansaba la pintura y la admiró. Pocas cosas eran las que una persona como él podía reconocer como dignas de mirar, el arte de la ninfa era una de ellas. Era una pieza destacable. Pero la verdadera razón que lo había conducido hacia la pintura no era principalmente para ver el trabajo artístico de la mujer, sino por lo que había escuchado de sus sirvientes.

-Me pintó-

Era la primera vez que veía que la mujer lo había pintado, al menos hasta donde él sabía. Claro, solo era un detalle más en la vista panorámica del paisaje, nada especial. Pero sin comprender por qué, de nuevo, una sensación extraña, la cual no consideró desagradable, lo inundó. Sus orbes dorados miraron hacia el frente, y una vez más descubrió otra expresión de la reservada mujer.

- ¿Cómo puedes verte tan despreocupada cuando ni siquiera has encontrado a Ryu?-

Korihana seguía parada en la orilla, pero su rostro se veía tan pacífico como si el mar se llevara todas las preocupaciones de su corazón. Había pasado un largo tiempo desde la última vez que había visitado el mar.

- Los días en aquella isla, te juro que no los he olvidado. Fui muy feliz y añoro ese tiempo. Realmente te extraño.-

Recordando momentos felices, la dama invernal recuperó energía fría, volvió a la arena seca, recogió su pintura y se sentó en el mismo tronco seco donde estaba el imponente Lord del Oeste.

"¿Y cuál es tu veredicto?"

Él la miró como si no entendiera de qué estaba hablando, aunque lo comprendió perfectamente.

"La pintura, sé que la viste."

"No es mala." dijo trivialmente.

"Ya veo"

-En lenguaje "frío y orgulloso" debe significar que le agrada.- Y ese pensamiento alegró inesperadamente a la ninfa. - ¿Qué?-

"Cuando vuelva a casa este será un bonito recuerdo de este lugar. En mi tiempo, esta playa está muy ocupada por personas que visitan el lugar, además de barcos y comercios. No tendría la oportunidad de pintarlo tan libre y vacío como ahora." comentó Ria ligeramente entusiasmada.

"Esta vez agregaste cosas que no estaban en tu campo de visión."

"Jaken puede ser muy gruñón pero es muy leal, además no es tan malo. Ah Un es adorable y un gran compañero de viaje. Así que quería que estuvieran en la pintura. Y tú…"

"¡Amo bonito, amo bonito, amo bonito!" Los gritos de Jaken interrumpieron a la joven de la escarcha. El diablillo llegó arrastrando cansadamente un bote de buen tamaño. "Aquí está mi señor, lo he conseguido. Lo mejor que pude conseguir en poco tiempo."

Shimo y Fubuki que habían ya dejado de jugar en el agua, ayudaron al diablillo a llevar al bote al agua.

"¿De dónde lo sacaste Jaken?" preguntó el ojinegro.

"Seguro lo robó" rió el ojiazul

"¡Mocoso del demonio, en lugar de ser agradecido!" El diablillo verde iba a seguir despotricando contra el kamaitachi pero pronto fue empapado de agua. Una guerra de agua comenzó entre los pequeños yokais.

Ria se levantó y se encaminó directo al bote. Mirando con alegría hacia el pequeño grupo de revoltosos un suave susurro escapó de su labios.

"Estoy haciendo nuevos recuerdos felices, ¿eso está bien, verdad?"

-¿Felicidad es lo que persigues? No es más que un simple deseo común entre los mortales-

Sesshomaru escuchó perfectamente lo dicho y nuevamente se cuestionó por qué ese sentimentalismo es tan importante para deidades y humanos, inclusive para algunos yokais.

Ah Un fue dejado en la playa, con la orden de que se uniera a ellos el día siguiente, pues todavía necesitaba descansar un poco más.

De nuevo Ria aprovechó el viaje en bote para retratar todo cuanto podía ver. Ella estaba encantada con lo bien que estaba yendo el día, casi parecía como si estuviera tomando unas vacaciones. Incluso con la presencia del yokai más frío y peligroso que haya conocido, el día se sentía ameno. Su corazón se sentía en paz.

El sentimiento era tan fuerte que cuando pintó el amanecer en la playa, tuvo la necesidad de no perder ningún detalle que despertó esa sensación, por eso cuando pintó a sus compañeros no dudó en agregar a la pieza al daiyokai. Todos y cada uno de ellos eran parte de ese recuerdo y no quería olvidarlos aún si después no los volviera a ver.

Una parte de ella agradeció que Jaken apareciera cuando estaba hablando con Sesshomaru, honestamente no sabía qué razón darle para justificar que lo haya pintado. Solo quería preservarlo como parte del paisaje, no hay otro motivo.

-Pero decir eso no es muy gentil. Aunque no creo que a él le importe ese tipo de cosas. Por otra parte no es correcto, ya que tuvo una buena opinión de la pintura.-

Korihana estaba acostumbrada a que sus trabajos se elogiaran, pero no podía negar que en esta ocasión fue muy agradable oír la opinión del peli plateado.

Eso era raro, ¿por qué le sería significativo? Mientras sus pensamientos trataban de responder esta incógnita sus manos se movían solas sobre las hojas de papel, cuando se percató de lo que hacía, notó que lo que había bocetado era un rostro con marcas en en los pómulos y una figura no terminada en su frente. Solo eran una líneas aquí y allá, aún no podía distinguirse quién era, ni siquiera había diseñado los ojos, pero ella lo sabía.

-¿Cómo…?- Trataba de entender que había pasado - Bueno, he estado pensado en ese asunto supongo que tiene sentido.-

Dado que buscaba qué respuesta darle al yokai por lo que había preguntado antes, le pareció normal que haya terminado dibujandolo. La dama invernal levantó la vista y contempló que el daiyokai miraba indiferente al vasto océano.

-¿Existirá algo que pueda escapar de su indiferencia y logre llamar su atención?-

Hoy, de forma inusual, se encontró más interesada de lo normal en el peli plateado.

Dejando su dibujo inconcluso, su brazo cayó grácilmente hasta que la punta de sus dedos tocó la azulada agua. Mientras tarareaba suavemente, un camino finísimo de hielo se formaba donde tocaba la punta del dedo, la línea de cristal se deshacía a los pocos segundos.

Varias figuras formó en el agua mientras dejaba que el tiempo pasara, a la verdad las formas eran un sinsentido, pero no importaba, porque su mente maquinaba un montón de preguntas que la inquietaban sobre el hombre sentado delante de ella, y la ninfa no podía dejar que se supiera, por eso decidió juguetear un poco.

En pocas horas el grupo llegó al otro lado.


Sesshomaru olfateó el aire buscando rastros del yokai dragón pero toda pista de él estaba dispersa, no podía distinguirse una dirección única.

"Mi señor, ¿qué ocurre?"

"Hn,sigue ocultando su rastro."

"¿Dice que no puede distinguir el olor de ese dragón?"

La mirada el peli plateado desató escalofríos en el pequeño sirviente.

"Cla, cla, claro, eso no quiere decir que usted no podrá encontrarlo."

El diablillo retrocedió espantado, creyendo que si se quedaba un poco más una piedra salida de la nada lo golpearía.

"No puedo sentir la energía de la gema."

Aunque las palabras salieron indiferentes de los labios de la ninfa eso no quitó la molestia que sintió ella al no poder percibir la joya.

¿-Me he vuelto tan débil?-

Ria adelantó su paso para intentar captar algo pero fue totalmente inútil.

" ¿Amo bonito, aún estamos un poco lejos del castillo de ese yokai?" Jaken no lo dijo pero internamente supo cómo se sentía la ex diosa, por lo que, esperando quitarle un poco la pesadez quería hacerle saber que tal vez no podía sentir la gema por la distancia que aún les quedaba.

" Tres días de camino. Andando."

El grupo empezó a moverse, siguiendo diligentemente al daiyokai.

"Mi señora, ¿no es extraño que el yokai pueda ocultar completamente su rastro?" preguntó Shimo.

"Existen daiyokais capaces de hacer algo así. Son poderosos y tienen gran destreza por lo que pueden manipular su yoki a voluntad. Fue muy astuto de su parte hacerlo."

"Humpt, eso es verdad, pero controlar el olor que despide no es algo que se haga fácilmente, no es una habilidad propia de su tipo." dijo el pequeño diablillo.

"Ama Korihana, ¿es posible que él tenga algo que pueda disfrazar su olor? ¿Como los polvos que usted hace?" Fubuki también creía que eso no era común, y desde antes ya había supuesto que el dragón tuvo que usar alguna cosa que lo ayudara.

"Es así, pero "Debe ser algo más que eso." Las facciones serias en el rostro de la ninfa indicaban que su mente estaba trabajando en el analisis de la situación actual. "Los polvos que ocultan energía y olor no suelen tener una duración tan prolongada. Además, si este es territorio de Ryu debería sentirse rastros de su yoki, como parte de la marcación de territorio, pero no se siente nada en absoluto. Un efecto como este no se consigue fácilmente".

Ria tenía una idea de lo que podría ser todo esto, conforme se adentraban al territorio del dragón la idea se asentaba más y se hacía más lógica y posible.

-Una bruja o una sacerdotisa oscura -

Era lo más sensato, pues una miko no se prestaría al servicio de un daiyokai, pero una bruja se vendería al mejor postor.

-Si tiene algo que ganar seguro se pondrá a su servicio-

"Qué buscan"

La fría voz del daiyokai que los acompañaba llamó la atención de la deidad.

Tres pequeñas comadrejas pelirrojas salieron escondidas de entre los arbustos. Eran unas pequeñas crías, más jóvenes que Shimo y Fubuki. Los pequeñines temblaban de miedo.

"Son kamaitachis rojos" Los gemelos peliblancos exclamaron al unísono. Tan rápido como los vieron corrieron a acercarles, pero los 3 hurones de nuevo se metieron en los arbustos. Los hermanos no retrocedieron sino que les hablaron.

"Niños ¿qué les ocurre?"

"No tengan miedo, no les haremos daños."

Después de un momento de silencio, nada pasó, los pequeños no salieron de su escondite.

La ninfa se acercó al arbusto para hablar con ellos pero pronto uno de los kamaitachis saltó y se puso al frente del arbusto, su postura le advertía que estaría en modo ataque si se acercaba más. Las pequeñas garras afiladas de sus patas se mostraron al igual que una pequeña hoz en su cola. el kamaitachi gruñó.

"No te acerques, no te permitiré que dañes a mis hermanos."

Según parecía el kamaitachi percibió su energía espiritual y asumió que ella intentaría purificarlos.

"¿Dañar? Nuestra señora no les hará ningún daño, al contrario, va a ayudarlos" contestó Fubuki quien seguía delante del crío, listo para detenerlo por si intentaba atacar a su señora.

"Mientes, esa sacerdotisa te ha controlado, no dejaré que nos haga lo mismo." dijo desconfiado el niñito.

"Escucha escuincle, entorpeces nuestro viaje así que quítate del camino de mi amo." Jaken empezó a molestarse por el tiempo que se perdía mientras los kamaitachis hablaban.

"¿señor diablillo, está usted y su amo con esta sacerdotisa?"

El pelirrojo estaba sorprendido, cuando se había acercado con sus hermanos a los viajeros esperaba solicitar ayuda a los yokais, pues había sentido el gran poder que emanaba el demonio perro pero tenía miedo de acercarsele, y más cuando notó a la mujer.

"Eso qué te importa niño, quítate ya, el señor Sesshomaru no es muy paciente."

Sesshomaru no pensaba quedarse más tiempo y se dispuso a seguir su camino cuando la voz del pequeño kamaitachi lo llamó.

"Gran señor daiyokai, humildemente solicito tu ayuda" el pequeño pelirrojo hizo una gran reverencia y se hincó rostro a tierra ante el gran señor demonio. Pronto de los arbustos salieron los otros pequeñines e imitaron a su hermano mayor.

El peliplateado los miró por unos segundos y luego los ignoró. " No es mi asunto." se giró nuevamente.

"Por favor, te lo ruego, gran señor. Mis hermanos y yo queremos encontrar a nuestros padres."

"Por favor" lo secundaron los kamaitachis más pequeños.

"Basta ya, no escucharon a mi señor decir que no es su asunto. Váyanse ya." Los expulsó Jaken.

Korihana se agachó y limpió las lágrimas de los ojos de la más pequeña de los kamaitachis. Esa pequeñita le recordó a Shimo por sus ojos azules. La niña la miró sorprendida y trató de soltarse de la caricia pero la verdad es que era tan reconfortante que no se movió.

"Aléjate de mi hermana" gritó el mayor

La deidad ignoró la voz del niño y sostuvo en sus brazos a la pelirroja.

"Te he dicho que la sueltes"

El hurón trató fallidamente de atacar a la ninfa, pero fue fácilmente evitado.

"No lastimaré a nadie, cálmate."

Ria soltó a la pequeña y la dejó junto a su otro hermano.

"¿Cómo se llaman?" preguntó ella.

El hermano del medio respondió " Soy Ken, señora, ella es Kiwa y nuestro hermano mayor es Kiro" a diferencia de su hermano él no creía que la ninfa fuera malvada o tratara de purificarlos.

"Es un gusto Ken y Kiwa" dijo ella acariciando sus cabecitas. "Parecen un poco hambrientos, tengan esto." La deidad sacó un poco de carne salada envuelta y un pequeño saco de arroz. "Cocínenlo, de acuerdo."

"Oye mujer, deja de perder el tiempo y vámonos" gritó Jaken quien trató de apurarlos luego de que su amo hubiera seguido caminando muy delante, casi desaparecido de la vista.

Korihana estaba en una encrucijada, quería quedarse a ayudarlos pero ya había retrasado mucho a Sesshomaru y lo más importante, su tiempo se agotaba.

"Mi señora, ¿está bien si acompañamos a estos kamaitachis y los ayudamos? Tan pronto encontremos a sus padres iremos con usted."

Shimo había dado la solución perfecta al asunto, confiaba en sus fieles acompañantes ellos protegerían a las crías, no lo dudaba, y era lo mejor dado que Kiro no se fiaba de ella.

"Eso estaría muy bien."

"Entonces nos veremos luego, ama Korihana" dijo despidiéndose Fubuki.

"Niños, esperen." La ex diosa los detuvo antes de que se fueran "Llévense esto" Ria les lanzó su bolso sin fondo.

"Pero ama…"

"Nada de peros, lo necesitan más que yo"

"Como diga, mi señora."

Korihana les sonrió a los niños antes de darse la vuelta y seguir a Jaken.

-Sé que estarán bien-

"Por fin podré descansar del bullicio de esos mocosos" dijo el diablillo como si se quitara un gran peso de encima.

"Dices eso, pero no creo que te desagraden tanto como dices."

"Acaso estás ciega, mujer. No veo el día que se vayan de aquí." dijo haciéndole una mueca.

"También quiero volver a casa, pero no te olvidaré, Jaken."

"Uish" refunfuñó el diablillo.

Para Ria era muy divertido hacer enfadar al diablillo.

Cuando la noche llegó, Korihana no pudo evitar que sus pensamientos viajaran hasta donde sea que estuvieren sus acompañantes.

"Si no crees que tus sirvientes son capaces de hacer esto, no debiste enviarlos."

Sesshomaru estaba como siempre apoyado contra un árbol reposando mientras la ninfa estaba sentada sobre una roca un poco cerca del fuego, y Jaken como siempre, durmiendo como si estuviera en coma. Los tres viajeros se habían detenido pasada la medianoche.

"Ellos pueden hacerlo, y lo harán bien. Esta es su misión, no la mía."

"Un par de niños cuidando a otro grupo de niños. Sin duda es sensato." se burló del daiyokai.

"Según recuerdo te pidieron ayuda a ti"

"Eso no tiene nada que ver conmigo."

Por unos minutos la ninfa no respondió.

"Dices eso, pero no creo que seas del todo indiferente al dolor ajeno."

"Qué ridícula"

La deidad sonrió cínicamente antes de dar su siguiente estocada.

"Ayudaste a Inuyasha en su primer encuentro. Te compadeciste de él."

Los centelleantes ojos dorados del yokai, como topacios filosos, se clavaron sobre la mujer.

"No me intimidas. Sabes que no miento." Ria alzó sus hombros con indiferencia. " Él me habló de la primera vez que se conocieron, dijo que era un niño cuando lo perseguían, además estaba en su forma humana. No hay manera en la cual estando en un estado tan deplorable haya podido esconderse de guerreros entrenados." dijo ella como si todo fuera muy obvio y los sucesos no escaparan de sus conclusiones obvias."Te deshiciste de ellos. Estoy segura."

Korihana lo había analizado con detenimiento tiempo después de que Inuyasha cayera en su sueño profundo.

-Dijo que Sesshomaru lo había dejado y se había ido en dirección por donde él había llegado. Es imposible que no se haya encontrado con dichos samurais.-

"Tienes una mente muy volátil" la simpleza de su respuesta demostraba la insignificancia que el yokai le profería a lo que la ninfa había conjeturado.

"Puede ser, pero tampoco lo negaste." la mujer de la escarcha consideró que había ganado esta discusión.

-No es un mal tipo. - el pensamiento le dibujó una pequeña sonrisa.

"Dices que los humanos y las deidades están fuertemente relacionados, es por eso que sus deseos parecen ser tan similares. ¿Se debe a que ellos reflejan los deseos de los dioses o ustedes se han apegado a los suyos?"

En tanto que el silbido apacible de la noche los envolvía, el daiyokai recordó lo que la ninfa le había dicho a su sirviente en la mañana, respecto a cosas humanas que ella anhelaba y que su hermano.

" ¿A qué te refieres?" Korihana estaba confundida, usualmente el daiyokai evitaba los temas sobre los humanos y tampoco entendió por qué de la nada sacó esa pregunta.

"Confesaste anhelar lo que tiene Inuyasha."

-Es verdad, lo dije.- Ria había caído en cuenta que por un momento su boca reveló el deseo de su corazón.

"No es que los humanos sean el reflejo de las mentes de las deidades, o que las deidades descubran anhelos a partir de las vivencias de los humanos. Lo que queremos y deseamos, los sentimientos como tal, los tenemos todos, espíritus, deidades, yokais, humanos. Pero creo que la forma en la que la experimentamos es diferente."

Eso era lo que Ria estaba tratando de descubrir cuando le preguntó a Inuyasha sobre sus sentimientos por Kagome.

"Para los humanos, que tienen una vida tan efímera, cada momento de su vida es tan único e intenso. Por lo que desean vivir tantas experiencias como su corto tiempo de vida se los permita."

"Lo que los hace volubles e inconstantes." agregó con frialdad el hombre de ojos dorados.

"Es verdad" susurró ella "pero cuando se aferran a algo lo hacen de una manera tan profunda que es admirable."

-Es el amor, lo único que he visto que hace que el corazón humano permanezca firme es el amor, el amor genuino.-

"A eso me refería con lo de Inuyasha, el sentimiento del amor familiar es lo más constante y firme que he visto entre los humanos. Lo veo en Shizu y su madre, e incluso en la compañera de Inuyasha, aún cuando no la conozco, puedo percibirlo por lo que él me contó.

No tienen la fuerza, la destreza o la vida suficiente para hacer las cosas que otras criaturas pueden hacer, y a pesar de eso lo intentan si de eso depende la seguridad o felicidad de su familia. No es que entre los espíritus y deidades no haya amor familiar, pero hay cosas a las que no les damos tanta importancia, ya que no tenemos que preocuparnos porque no somos tan frágiles como ellos, por lo que ver ese tipo de cosas puede parecer tan… cautivador."

Mientras decía estas cosas, los ojos de la divinidad se llenaban de un esplendor brillante, su mirada era suave y tierna. Al estar cerca del fuego, las llamas hacían que su rostro pálido como la nieve se tornaran de un tono más cálido y sus labios violetas también parecían cambiar de color. La mirada ambarina no se apartó de los brillosos ojos diamantinos. Korihana no percibió desprecio, indiferencia ni frialdad, de parte del hombre con la luna en la frente, quien comúnmente ignoraría cualquier comentario sobre los humanos. No estaba segura de qué era, pero no era malo.

Sesshomaru escuchó y miró con atención a la mujer. Desde que había oído la conversación que el grupo había tenido en la mañana, se había sentido curioso sobre los pensamientos de la deidad. A decir verdad, sentía curiosidad de ella cada vez que algo hacía que la mujer dejara su semblante serio y sus gestos cambiaran. Cuando la escuchó reír tan libremente, o cuando su voz tarareaba alguna extraña melodía, de pronto quería saber qué le provocaba esos cambios. Era tan raro, tan diferente, pero lo que más le inquietaba era que él no era indiferente a esos cambios, cuando sucedía no podía evitar notarlo y darle más atención de lo que merecía. De igual forma ya no podía ser indiferente a sus dolencias.

Eso lo descubrió en ese mismo momento, cuando los párpados de la ninfa cayeron rápidamente y su pequeña nariz se arrugó. Un quejido salió de su boca y su cuerpo se inclinó hacia delante como un acto reflejo por el dolor en su pecho. El brazo del peli plateado pasó alrededor de los hombros de la mujer haciéndola ir hacia atrás inmediatamente evitando que se quemara por la cercanía al fuego.

El dolor aún era latente en la ninfa invernal, su pecho le dolía mucho, incluso llevó la mano sobre sus ropa y la apretó con fuerza por la sensación insoportable. El yokai la vió apretar con fuerza sus ojos y nuevamente la sensación inquietante volvió a él.

"Respira profundo"

Korihana hizo como el hombre le dijo, inhaló y exhaló lentamente hasta que el dolor pasó. Todavía seguía apoyada sobre el brazo del inu yokai y cuando abrió sus ojos lo primero que vió fue un par de gemas ambar. Sin entenderlo, el corazón de Korihana se agitó de tal forma que podía sentir los latidos como si vibraran sonoramente en todo su pecho, al ser consciente de eso, un calor subió a sus mejillas que ya estaban enrojecidas por la agitación de su dolencia previa.

"Sé cuidadosa." Cuando la mujer había superado su dolor el yokai la soltó, dejando que pudiera apoyarse adecuadamente por ella misma.

"Gra… gracias."

-¿Ni siquiera soy capaz de articular correctamente?-

Ria no lo entendía pero el calor de sus mejillas aún no la abandonaba, así que no volvió a mirar al yokai en lo que quedaba de la noche. Pronto se acomodó para dormir.

Sin embargo ni la diosa, ni el yokai pudieron ignorar los latidos acelerados que aún hacían eco en medio de la silenciosa noche.


Hola queridos lectores!

Espero que pasen felices fiestas. Espero que disfruten el último capítulo del año de esta historia. He estado muy ocupada, pero me parecía injusto terminar el año sin dejar una última actualización. Espero que les guste tanto como a mi escribirla.

¿Qué les ha parecido?

Como saben esta historia de un amor lento, por lo que no puedo decir que los sentimientos que hasta ahora se han reflejado sean de indole romántico, todavía. Pero sin duda estoy acercáncolos cada vez un poco más. Como pueden ver los sentimientos de Ria están siendo cada vez más diferentes cerca de Sessh, y él, por su parte está descubriendo que le preocupa la seguridad de Ria, aunque todavia se niega a aceptarlo, y por otra parte su curiosidad por ella ha crecido.

Lo que pasó con los aves del paraíso, como se habrán dado cuenta era para asegurarse que no le importaba lo que le pasara a ella, pero como vimos, fue todo lo contrario.

Todavia queda un largo camino por recorrer, sin embargo les prometo que no los decepcionará. Solo les pido paciencia, aún queda mucho que contar, muchas escenas bonitas que relatar y misterios por develar.

Quiere agradecer desde el fondo de mi corazón a todos y cada uno de los lectores que desde varias partes del mundo han seguido esta historia desde el primer cápitulo hasta lo que presentado en esta última semana del año. Gracias por su apoyo, sus follows, y sus comentarios.

Por favor déjenme saber su opinión sobre esta historia, si hay algo que les gusta o no, o si quisieran que agregara algo.

Adelanto: Tendremos nuevas canciones!

Feliz año 2022! XOXO!