Feliz año!

Ya sé, es algo tarde para desear feliz año, pero más vale tarde que nunca. Pero, hey! les tengo un regalo.

Originalmente iba a dividir este capítulo en 2 pero creo que se los debo por el tiempo que les hice esperar. Espero que les guste.

Aviso: Este capítulo puede herir la sensibilidad de algunos al describir escenarios fuertes.

Capítulo 25: Llegaste justo a tiempo

- Mmm…Algo raro está pasando con esa chica - Los ojos inquisitivos de Jaken volteaban entre rato y rato para mirar el rostro de la ninfa que se tapaba ligeramente por sus mechones platinados que flotaban con el viento. - Desde que se despertó temprano en la mañana ha estado muy callada, su semblante ha vuelto a ser serio, como al comienzo del viaje. - El diablillo la miró de soslayo otra vez. Sentada sobre Ah Un, su postura se mantenía regia, su mirada parecía aburrida, pero su ceño estaba casi imperceptiblemente fruncido.

- Quizás está preocupada por esos Kamaitachis-

Volviendo su cara al frente para no cometer la torpeza de chocar contra su amo, miró también a su señor esperando tal vez ver algo en él que le diera una pista, si es que el daiyokai conocía la razón, pero la idea fue inutil porque el semblante del gran inuyokai era tan taciturno como siempre.

-¿ Qué fue eso?- Ria se preguntaba mientras acariciaba con gentileza la melena del dragón de dos cabezas. Sus recuerdos de la noche pasada seguían llegando a ella incluso cuando el primer rayo de luz tocó sus mejillas.

FlashBack

Aún cuando intentaba ralentizar sus latidos de su corazón, este no escuchaba la voluntad de su dueña, quien respiraba lo más profundo que podía para sosegarse.

-Es como cuando se agita por la presión en mi pecho, pero no duele en absoluto.-

La ninfa había decidido reposar apoyada en el tronco del árbol donde momentos antes había estado Sesshomaru, aprovechando que este se había movido a la copa alta.

"Tu condición sigue siendo mala"

De pronto la voz del yokai que sonaba demasiado cerca estremeció a la ex deidad cuyo rojizo rostro permanecía oculto por su cabello bicolor. Él estaba parado cerca.

Ya había pasado un tiempo razonable desde que la ex diosa había empezado a tener las punzadas que ocasionalmente le sobrevenían, sin embargo los sensibles oídos del perro demonio seguía captando que su agitación no se calmaba. Fue entonces a comprobar su estado, dado que era la primera vez que la duración de la dolencia se extendía tanto.

Al bajar, ella ignoró su voz y siguió perdiendo sus ojos en dirección opuesta a él.

"No es nada, ya se detendrá"

El viento de la noche jugueteaba con el cabello de Korihana, lo que impedía que el daiyokai viera su rostro, pero pudo percibió el calor que desprendía de su cara.

"Hn, pretender que estás bien es inútil."

Le molestaba la necedad con la que ella hablaba.

-Tonta-

En un rápido movimiento, pero sin ejercer demasiada presión, giró la barbilla de la mujer casi con suavidad. Sus fríos ojos ambarinos la miraban acusadoramente cuando el color sangre cubría ligeramente la zona media de su cara. Esto tomó por sorpresa a la dama de la escarcha. Los claros ojos de la mujer se abrieron más de lo normal.

"Fiebre otra vez"

Sus latidos desbocados se detuvieron. La calma volvió a su pecho, pero no así a su mente.

La garra del yokai que había tocado su mentón se alejó tan pronto como ella lo miró de frente. No era la primera vez que el Lord del Oeste le había hecho eso, pero esta vez se sintió diferente. No percibía odio ni orgullo en él, aunque sí podía decir con toda claridad que estaba molesto.

-No es fiebre-

Pero ella no podía decirlo. Si no era eso, ¿entonces qué otra razón podía darle?

"Te quedarás aquí."

"¿Qué?" cualquier pizca de duda o confusión que estuviera en la ex diosa por lo ocurrido recientemente se desvaneció, en su lugar su actitud desafiante hizo presencia.

"Febril como estás solo entorpecerás mi camino." las palabras del yokai eran tan duras y frías como su semblante.

"Te recuerdo que tengo mis propios asuntos con el yokai dragón. No me detendré solo porque lo digas. Yo iré." respondió ella con solemnidad sin ceder ante el peli plateado. "Además, tú espada podría oponerse a tu decisión." levantando ligeramente su ceja, la diosa se burló con astucia.

"Hn, eres más tonta de lo que pensé." respondió él también con sorna. Ria frunció su ceño ligeramente al oírlo, pero no dio marcha atrás. "Sigue el camino que tu ignorancia te marque."

Fin de Flash-back

"Oye muchacha, esos kamaitachis son algo tontos pero estarán bien." Jaken, quien creía que la razón del ensimismamiento de la ex diosa era su preocupación por los gemelos sintió el extraño impulso de decir algo que la hiciera sentir mejor.

"¿Hmm?" Korihana levantó su cabeza y miró al diablillo. Lo que había dicho no parecía algo que él diría, pero fue bien recibido. "¿Entonces ya te agradan, Jaken?" respondió finalmente ella con un ligero toque de humor.

"¡Aggh, yo no dije eso! Absolutamente no!" dijo con gran molestia agitando su bastón.

-Mujercilla odiosa, quería hacerle un favor pero debí quedarme callado-

El comportamiento del diablillo hizo que Ria olvidara su anterior molestia por lo que había ocurrido anoche con el daiyokai.

"Shimo y Fubuki pueden parecer infantiles, pero son muy confiables." le respondió ella serenamente.

"Estás muy unida a ellos, ¿no?"

-Más de lo que crees-

" Hemos estado juntos desde hace mucho tiempo. De hecho son mucho mayores que yo." comentó con humor.

"Sí recuerdo que dijiste que tienen 300 años y tú casi 200. ¿Por qué se ven como niños? Aún si eran yokais deberían haber crecido."

La deidad enmudecida pensaba en la vida de sus pequeños compañeros, su historia y cómo habían llegado a encontrarse. Era un recuerdo un poco triste, pero no sintió la necesidad de tener cautela al hablar con Jaken. Su historia con los gemelos era algo abierto y tranquilizador en su corazón.

"Yo no los conocí cuando eran yokais. Fue cuando trabajaba con el dios del invierno que los conocí por primera vez, para ese entonces ya eran espíritus. Cuando eran muy pequeños sus vidas corrieron grave peligro, para salvarlos, el dios invernal los preservó como espíritus invernales, ya que de otra forma morirían. Si permanecían como yokais no sobrevivirían."

"¿Qué?" Al diablillo le impacto la historia de los gemelos. Por su apariencia, los kamaitachis eran solo unos niños, así que casi morían muy jóvenes. Él tenía curiosidad por lo que había provocado que esos pequeños corrieran ese riesgo a una edad tan temprana. Mirando a la deidad ella no parecía nada afectada por lo que acababa de contar. A veces volvía a lucir tan fría y distante.

"Así que por eso son espíritus. Bueno eso también explica porque sus habilidades yokais están muy poco desarolladas."

"Eran muy pequeños cuando se convirtieron en espíritus así que no pudieron aprender lo suficiente sobre su raza y sus habilidades."

"Sí, ya veo. ¿Pero qué fue lo que casi hace que murieran?" preguntó al fin Jaken.

"Eso…"

Korihana detuvo sus palabras cuando vio que el daiyokai que los lideraba miraba hacia una dirección diferente al camino por el que debían seguir. Al poner mayor atención sintió una sensación perturbadora en su interior y su corazón se preocupó. Su conexión con los kamaitachis la puso alerta, ellos estaban en peligro.

Con rapidez, ella tomó las riendas de Ah Un, sin decir palabra a nadie, e hizo que se elevara por los aires.

"Llévame con ellos por favor" le dijo y el dragón inmediatamente la llevó en la dirección donde sentía el poder de los hurones.

Jaken gritó reclamándole su repentina huida, pero ella ya estaba lejos. Sesshomaru solo la miró irse hasta que desapareció en el cielo.

Korihana tomó las riendas apretando sus puños, mientras más se acercaba al lugar donde se suponía estaban sus fieles acompañantes mayor era su miedo y preocupación. Podía sentirlo en ella, estaban en riesgo. Deseaba en ese momento con gran desesperación tener todos sus poderes de diosa para llegar a ellos en un remolino de nieve rápidamente. Su corazón ansioso no dejaba de latir desesperadamente.

Al llegar al lugar, el olor a sangre inundaba sus fosas nasales. Bajó rápidamente de Ah Un y miró con horror la carnicería que estaba ante sus ojos. Cuerpos de Kamaitachis estaban dispersos en todo el lugar, algunos mutilados en sus patas y colas.

La ira se apoderó de la diosa quien trató de mantener la calma ante lo que veía, pero le era difícil permanecer indiferente ante lo que estaba delante de ellas.

-Todo esto por unas armas.-

La rabia casi desbordaba de ella, quien apretaba sus dientes con fuerza.

Mientras pasaba por el lugar, su corazón se encogía ante la imagen de kamaitachis adultos, jóvenes e incluso niños con edades similares a la de sus pequeños cuyas vidas habían sido arrebatadas. Sus ojos estaban a nada de aguadarse, pero se resistió sacudiendo fuertemente su cabeza, primero debía encontrar a Shimo y Fubuki.

Ria llamó sus nombres unas cuantas veces, pero no tuvo respuesta. Sus piernas casi caían con la sola idea de lo peor. Pero el saber que aún sentía la energía de ellos le dio la tranquilidad suficiente para no perder la compostura.

Ah Un había emitido un sonido con sus fauces, índicandola a la diosa que debía seguirlo, pues al parecer había descubierto el paradero de los niños.

"Por favor, guíame"

Con rapidez llegaron a una cueva que no estaba lejos del lugar donde habían sido masacrados los kamaitachis. Mientras más se acercaba al lugar se escuchaba con mayor claridad el llanto y desesperación de voces tiernas que gemían lastimeramente.

Al entrar al lugar, puso una mano sobre su boca por la imagen impactante del lugar. Una gran cantidad de niños, muchos golpeados estaban apretados en una especie de prisiones y jaulas. Las voces rogaban y lloraban.

"Quiero a mi papá"

"Quiero a mi mamá"

"Hermanos, ¿dónde están?"

"Ayuda por favor, sáquenme de aquí!"

"Shimo, Fubuki" Llamó la deidad buscándolos con la mirada.

"¡Mi señora!"

Las voces que respondieron al unísono hicieron que la dama invernal volteara siguiendo su origen. Entre las jaulas pudo distinguir dos cabezas blancas ensuciadas con restos de mugre y sangre.

Korihana se aproximó a ellos y sus rodillas calleron al suelo provocando un sonoro ruido. Con suavidad acarició las mejillas de sus pequeños kamaitachis, los ojos de los niños estaban enrojecidos, pues parecía que habían llorado recientemente.

"Ama Korihana, ha venido por nosotros." La voz quebradiza de Shimo habló bajo, y casi no se podía oír por los lamentos de todos los pequeños yokais encerrados.

"Mi señora, no sabe lo horrible que hemos visto." Trató de hablar más alto y calmado Fubuki, pero no pudo impedir que unas lágrimas escaparan de sus mejillas.

Ria, lo sabía bien, de hecho tenía un nudo en la garganta que no le dejó responder inmediatamente, por lo que procedió a tomar su chal y lo sostuvo hasta que adoptó el tamaño de una espada, su color brillante transparente asemejó a una hoja de sable altamente afilada. Cuando estuvo apunto de blandirla sobre los barrotes notó que las jaulas tenían una barrera de energía demoníaca. Para abrirlas tendría que transmitir su poder espiritual al chal y de esa forma romper la barrera.

Pero hacerlo significaba perder un poco de la energía que le quedaba.

"Todos para atrás"

Sentenció severamente. Korihana no iba a dejar que una barrera pusiera en peligro a los suyos, poco importaba lo que le ocurriera.

"Pero mi señora, si lo hace…" Trató de detenerla Shimo, sin embargo fue silenciado por la ex diosa.

" Haz lo que digo"

El kamaitachi no podía pelear con la voluntad de su ama, menos en las condiciones que estaba, cuando apenas podía estar en pie apoyándose en su hermano.

Con un giro contundente la ninfa blandió el chal en forma de sable, desprendiendo su poder espiritual a fin de que las jaulas fueran liberadas de los campos de energía. De inmediato se pudo visualizar como la pesada energía roja yokai se reducía a nada en algunas jaulas. Cuando el poder contenedor se desvaneció, los Kamaitachis que se encontraban con mejor condición hicieron uso de sus hoces para cortar los barrotes. Los niños salían apresurados entre lágrimas de sus cárceles.

"Mi señora" La emoción en las voces de Shimo y Fubuki no podía controlarse. Ellos se acercaron a Ria a la velocidad que podían, pero ella se los impidió cuando se agachó y los abrazó amorosamente. Sus pequeños cuerpos temblaban y sollozaban ya no podían pretender ser más fuertes. El corazón de Ria sintió encogerse otra vez y los apretó más contra sí. Aún debía contenerse porque no estaban del todo a salvo, sólo se permitió un suspiro de tranquilidad al verlos bien.

A su alrededor, los otros niños se abrazaban felices entre hermanos y amigos, sin embargo, no todos disfrutaban de ese momento, pues el poder espiritual de la ex diosa no pudo alcanzar todas las cárceles y algunos seguían prisioneros.

Los que seguían encerrados lloriqueaban y rogaban a la deidad que los liberara también, pero ella se sintió impotente sabiendo que por ahora no tenía la fuerza para invocar de nuevo el poder espiritual suficiente para romper la barrera. Sus puños se cerraban con fuerza y sus uñas se clavaron en su carne, aunque no al punto de herirse.

"Yo… por ahora no puedo liberarlos a todos. Sean pacientes, los sacaré de aquí." Les dijo para tranquilizarlos.

"¿Qué pasó? ¿Cómo terminaron aquí?" Preguntó ella a sus protegidos.

"Fue terrible, ama."Empezó a relatar Fubuki " Cuando nos separamos fuimos con los kamaitachis rojos para buscar a sus padres, estuvimos caminando toda la tarde buscando por estos lares, donde fue la última vez que los vieron. Según supimos, ellos llevaban desaparecidos por una semana más o menos, y lo más extraño fue que no era el primer caso, en toda la zona se dieron más casos de desapariciones de kamaitachis, en nuestro camino nos encontramos con otros niños a los que les había pasado lo mismo a sus manadas, adultos e incluso jóvenes desaparecieron."

"Cuando llegamos cerca de aquí en la noche, conocimos a otro kamaitachi, era mucho mayor que nosotros, Yuuto." Shimo continuó con esta parte de la historia, pero su voz estaba inundada de una profunda tristeza al mencionar a su camarada. "Él estaba estudiando esta área y nos contó lo que realmente estaba pasando. Una tribu demonios de la raza de Kuyo, el yokai que la atacó tiempo atrás, estaban masacrando a las manadas de kamaitachis para hacerse con las pieles y las hoces de nuestras garras."

Korihana se acordó rápidamente de quien demonio que parecía mitad león y mitad toro. De pronto la imagen de aquella bestia vino a su mente y vió en ella que ese yokai usaba piel de kamaitachi como escudo y tenía el poder suficiente para manipular ataques de yoki.

-Seguramente pertenecía a la misma tribu. ¡Despreciables!.-

La mirada de la ninfa se endureció.

"Este lugar estaba protegido con una barrera, por eso nadie podía encontrar a nuestras familias aunque estuviéramos tan cerca. Después de todo, solo somos unos niños. ¿Qué podíamos hacer?" Dijo una niña que había reunido la fuerza suficiente para hablar, aún cuando sus ojos llorosos no le permitían ver correctamente a su salvadora.

"Yuuto era el único joven que habíamos visto en semanas. Él había aprendido algunas técnicas de barreras y con su ayuda pudimos debilitarla lo suficiente para pasar"

En su desesperación por encontrar a los kamaitachis, Ria pasó por el campo y no sintió la barrera de la que hablaban, probablemente siempre estuvo ahí pero en su deseo de hallarlos su poder espiritual le abrió camino sin necesidad de invocarlo.

" Como solo somos unos críos, eso nos lastimó a muchos." habló otro niño de pelaje negro.

Korihana miró a su alrededor y en efecto, todos tenían heridas de quemaduras.

"Al entrar, vimos… vimos…" la niña kamaitachi de pelaje rojizo que había conocido anteriormente dejó de hablar y en su lugar cayó al suelo gritando desconsolada tratando de tapar su rostro. A ella una ola de llanto se unió.

"Eran mis padres" gritó uno.

"Y mi hermana mayor" le siguió otro.

"Mis abuelos. Sus cuerpos…. Fue horrible." uno más dijo.

" Quiero que estén conmigo, quiero a mis padres de nuevo conmigo." se escuchó como un gran clamor desconsolado se levantaba.

La diosa solo podía apretar sus dientes, aguantando la rabia, una vez más.

"Pero tan pronto como entramos fuimos fácilmente detectados." continuó uno que estaba más calmado.

"Yuuto y otros kamaitachis tratamos de detenerlos. Pero no… no lo conseguimos. Muchos murieron." Shimo ya no podía seguir hablando de eso.

Korihana vió el estado del peliblanco y vió como una de sus patas estaba casi inservible.

"Los que sobrevivimos, fuimos encerrados aquí. Creo que nos mantienen como reservas de armas. Escuché que…" Fubuki se detuvo, pues no quería alarmar más a los otros, así que se acercó a la deidad y habló muy bajo en su oído.

"Escuché que esperarán a que crezcan, para que sus hoces sean más poderosas y sus pieles más resistentes. Mantendrán a un grupo pequeño para reproducción y así siempre tendrán armas a su disposición."

La grotesca idea hizo que los ojos de la ninfa se abrieran exageradamente y sus cejas se elevaran por encima de lo normal.

Un sonido del exterior llamó la atención de todos. Era Ah Un que inquietamente anunciaba la llegada de extraños.

Todos los hurones temblaron profusamente, aterrados por la llegada de sus torturadores.

Ria se puso de pie y caminó firme a la salida.

"Mi señora, no vaya, ellos…"

Korihana les dedicó una mirada tan gélida como nunca había hecho con sus pequeños kamaitachis. Sus ojos diamantinos brillaban de un modo tan aterrador que incluso los otros niños retrocedieron. La mujer desprendía un aura combativa que cualquier persona sensata se lo pensaría dos veces antes de siquiera hablarle.

"Manténgase aquí, y no salgan hasta que yo lo diga."

Ria salió de la cueva emanando una poderosa energía blanquecina tan cristalina como la nieve. Una ligera bruma nevada la envolvía y eso llamó la atención de los visitantes demoníacos, que estaban especialmente interesados en el poderoso ser que estaba delante de la cueva donde estaban sus presas. Un grupo de doce yokais miraban de forma asesina a la ninfa.

"¿Quién eres y qué haces en nuestro territorio?" gruñó uno de ellos.

La divinidad se acercó amenazadora a ellos ignorando sus palabras.

" Desprende energía espiritual poderosa."

"Esa maldita mujer rompió la barrera de la cueva.¡Ha liberado a esos mocosos!" gritó otro que percibió en el aire que sus barreras ya no estaban. Estaba furioso porque una criatura espiritual había conseguido inmiscuirse en sus asuntos.

"¡Eeehhh, tú ! ¿Cómo te atreves a meterte en nuestros asuntos?"

" ¡Cometiste tu última estupidez, mujer tonta!" amenazó otro, quien corrió a gran velocidad listo para embestir a la mujer con sus largos cuernos.

Korihana transformó su chal con avidez y de un solo movimiento se volvió una katana de hielo macizo con la cual cortó los cuernos de la bestia.

El león taurino gritó lleno de furia, no por dolor sino por la deshonra que la mujer le había provocado al cortarle el símbolo insignia de los demonios de su especie.

"¡Estúpida, ¿cómo te atreviste?! Vas a pagarlo con creces.`` Los otros demonios saltaron hacia el frente decididos a atacar a la mujer invernal.

Ria corrió y saltó varias veces evitando sus ataques. Su velocidad había mejorado considerablemente y sus ataques helados eran mucho más contundentes, logrando herir a algunos de ellos, pero no podía con todos a la vez por el escudo de energía que usaban para protegerse.

-Si vuelvo a romper otra barrera demoníaca…-

"Aaaggghhh" se quejaron dos de los monstruos cuando sus brazos sufrieron heridas de cortes. Sus escudos de energía no los cubrían completamente y fueron cortados profundamente por hoces. Los hermanos kamaitachis habían desobedecido la orden de su señora para ayudarla.

Con sus garras y colas trataron de infiltrarse en los espacios donde los escudos de los leones no alcanzaban a cubrirlos y los herían tanto como podían.

"Malditos mocosos, no les alcanzará la voz para gritar cuando corte sus patas."

Los niños continuaron tanto como pudieron apoyando a la ninfa que continuaba envolviendolos en ventiscas nevadas y lanzando olas de cristales de hielo con su chal hecho katana, pero ella también seguía siendo contenida con golpes de energía demoníaca que lograba esquivar o redireccionar. Sin embargo sus fuerzas se agotaban.

De pronto uno de los monstruos logró atrapar a Shimo y lo sujetó por su cabeza dando la impresión de que rompería su cráneo. La mirada seria en la deidad se desestabilizó.

"Ja, conque es la vida de esta rata asquerosa lo que te preocupa, ¿no mujer?" se burló el que sostenía al ojiazul.

"¿Será que si aprieto un poco más tus bonitos ojos llorarán?" Con una risa malvada mostrando sus grandes colmillos, el yokai apretó un poco más escuchando el lamento del otro kamaitachi quien se había detenido al mirar la cara de sufrimiento de su hermano.

" Me gusta mucho esa arma tan peculiar que tienes. Si te portas bien y la sueltas, no le romperé la cabeza a este niño tan pronto."

Ria, quien tenía su chal envuelto en el cuello de uno de los yokais, haciendo que diminutos cristales perforaran al mitad león, suavizó su agarre y lo quitó del monstruo sin dejar de mirar a quien la amenazaba con la vida de Shimo.

" Muy bien, tal parece, hermosa moza, que tienes algo de sensatez todavía."

Ria solo seguía con su mirada la mano de la bestia que aflojaba un poco su agarre de la cabeza de Shimo.

" ¡Obedece! ¡Tira la tela!" Le gritó el yokai que antes había sido atrapado por el chal celestial. Sin embargo la deidad lo miró desafiante, sin hacer ningún movimiento que indicara que haría lo que le dijo.

La horrorosa bestia, lleno de ira por la provocación silenciosa de la mujer, se apresuró a sujetarla del cabello para obligarla a hacer lo que había dicho, pero la ex diosa le sujetó la muñeca antes de que pudiera tocarle una sola hebra de su melena. No había duda de que el yokai era mucho más fuerte que ella, pero ella lo aguantaba quemando su muñeca con hielo, pero él no retrocedió aún cuando su rostro se contrajo en una mueca.

"Hahaha" la risa grotesca de quien sostenía a Shimo se oyó como estruendo. "Me gusta tu terquedad mujer. No tienes idea de lo apetitosa que luces justo ahora con tu cara molesta." dijo con una mirada perversa. "Pero no estoy dispuesto a soportar tu comportamiento por más tiempo. Así que arrodíllate y consideraré darte otra oportunidad. Creo que nos serías muy útil en nuestra manada."

Carcajadas burlescas resonaron en el lugar, todos los yokais rieron ante la lasciva idea de su camarada.

Aprovechando su burla, la ninfa hizo un audaz movimiento lo inmovilizó, había formado estalactitas de hielo que atravesaron las extremidades del yokai haciendo que soltara a Shimo.

"Perra desgraciada, lo pagarás" el yokai gritó mientras se retorcía de dolor en el suelo.

Korihana estuvo a punto de lanzar una ola de nieve para empujar a los yokais y hacerlos retroceder, pero se detuvo cuando vio que un ataque de energía demoníaca había alcanzado a sus kamaitachis haciéndolos caer en el acto.

Dos leones taurinos tenían sus armas que eran como dagas gigantes sobre los cuellos de los niños listos para dejarlos caer sobre ellos como guillotinas.

"Haz lo que se te dijo, ahora! " le gritó uno de ellos.

Aunque por dentro su corazón desfallecía, y sus manos se apretaron en puños, la deidad se mantuvo firme. Estaba pensando en que sólo habría una manera de salvar a sus amigos, eso sería purificando a los yokais. Su mente se concentró para canalizar su poder espiritual y lanzar la purificación.

"Entonces te obligaremos a arrodillarte para recoger las cabezas de estos mocosos."

La ninfa estaba lista para desgastar su última energía espiritual, y lanzar su ataque cuando en un abrir y cerrar de ojos las cabezas de los demonios que la amenazaban habían caído de sus cuerpos y rápidamente rodaron a sus pies.

Al levantar la mirada, vio que todos los yokais habían girado a ver el origen de lo que había ocurrido. Ante ellos, un poderoso yokai, de larga cabellera platinada y con una luna creciente en la frente, apareció.

-Sesshomaru- El nombre llegó a la mente de la diosa con gran alivio. Verlo llegar justo en ese preciso momento calmó su ansioso corazón.

"¿Acaso no es ese el lord bestia del oeste?" preguntó entre susurros uno de los demonios. Aunque todos tenían aspectos muy rudos y parecía que nada los intimidaba, algunos de ellos estaban alerta no sólo por lo que acaban de ver, sino que percibían del demonio perro un gran yoki.

" Lárguense" dijo con gran frialdad y ni una pizca de emoción en su voz.

"Estas no son tus tierras, inuyokai. El que debe largarse de aquí eres tú." escupió con absoluto desprecio uno de los demonios.

"¿Cómo te atreves a hablarle así a mi amo, asquerosa bestia?"

Les reprendió Jaken, quien estaba detrás del peli plateado.

"Ustedes bola de tontos, no saben la gran estupidez que han cometido al hablarle de esa forma a mi señor. En poco tiempo dejarán este mundo." se burló el diablillo maliciosamente.

Los yokais fastidiados por las amenazas del diablillo se aproximaron a atacar al daiyokai comenzando así una pelea.

Los leones taurinos eran habilidosos, así que aguantaron el combate por un tiempo, aunque algunos no pudieron huir del juicio de bakusaiga. Su resistencia radicaba en su habilidad para manipular los ataques y escudos de energía.

La deidad no se había quedado atrás así que ella también atacó a unos cuantos yokais. Aunque su prioridad era llegar a donde seguían inconscientes los kamaitachis, no parecía difícil ya que todos estaban interesado en luchar contra Sesshomaru ya que personalmente odiaban a los demonios perros y se sintieron insultados por la muerte deshonrosa que él les había dado a sus compañeros. Al final persistieron cuatro.

El líder quien continuó intentando acabar con el daiyokai en un duelo de espadas, y otros tres que buscaban la vida de la mujer. Uno de ellos la embistió a la altura de su hombro, haciendo que cayera al suelo y soltara a los kamaitachis.

Con rapidez se arrastró hacia ellos pero no pudo acercarse.

-No, una barrera- El miedo se apoderó de sus ojos.

"Despídete de ellos, pagarán lo que ocasionaste."

De nuevo, ambos niños estaban en las manos de dos monstruos. Y la diosa fue sujetada por el cuello obligada a mirar el espectáculo que se avecinaba.

Los niños ya habían despertado de su desmayo y estaban muy asustados con los ojos llorosos. Titubeando trataban de llamar a su señora pero no podían.

Sesshomaru pudo oír con claridad el miedo en sus voces quebradizas que no eran capaces de decir algo. De hecho mientras seguía atacando la barrera de su oponente su mirada se deslizó rápidamente a la escena que ocurría a metros de él.

-Cuán patético hay que ser para atacar a unos débiles yokais.-

Le repugnaba la idea de regodearse cuando un oponente era tan simple, ni siquiera podía llamarse oponentes a eso kamaitachis.

Vio a Jaken tratar de acercarse a los leones para atacarlos con fuego de su bastón pero fue lanzado por los aires con un golpe de energía. Entonces la respiración entrecortada por el pánico del diablillo y de la diosa volvió a llamar su atención.

-¿Incluso tú, Jaken? ¿ahora te interesan esos niños?-

De un estridente golpe de bakusaiga rompió la barrera del líder de los yokais leon-toro, lo que hizo que fuera arrastrado metros de él. El inu daiyokai caminó hacia la bestia listo para acabarlo. El demonio en el suelo presentía su final en manos del gran Lord del Oeste, pero el golpe final no llegó, pues el peli plateado había llegado en un abrir y cerrar de ojos a donde estaba el pequeño grupo y había terminado con la vida de sus compañeros con un solo movimiento de su espada.

Los ojos de la diosa, que no habían resistido esta vez, se humedecieron, aunque ninguna lágrima cayó del borde de su línea de agua. La ninfa levantó su rostro sombrío hacia él provocando que el daiyokai frunciera ligeramente su entrecejo.

"Levántate" Le dijo.

Ella no le hizo caso y arrodillada tomó entre sus brazos a sus fieles compañeros. Los apretó contra sí y dejó fluir una pequeña lágrima de cada uno de sus ojos. Los niños sollozaron contra el pecho de la ninfa. Incluso Jaken se acercó y soltó un suspiro de alivio. Mientras ella seguía abrazando a Shimo y a Fubuki miró de nuevo al daiyokai que seguía observándola y con la mirada aún cristalina le sonrió tan pura y cándidamente.

"Muchas gracias."

Una sensación inquietante lo perturbó de nuevo. La mujer seguía provocando en él un efecto desconocido.

Viéndose sólo, el líder de los leones taurinos se apresuró a huir del lugar, pero llegando casi al bosque fue detenido por un gran número de Kamaitachis furiosos. Eran algunos de los adultos que habían sido secuestrados.

-Ese tonto, hasta aquí llego.- Fue el pensamiento del diablillo cuando vió llegar a la horda de comadrejas que su amo había liberado antes de llegar aquí.

FlashBack

Jaken siguió su camino detrás de su amo, luego de que la ex diosa tomara a Ah Un y se lo llevara. Él estaba bastante curioso de que su amo no dijera nada, aunque realmente ya estaba acostumbrado a ello, pero en esta ocasión su señor fue muy permisivo con la mujer.

Caminaron un tiempo más, pero en el camino fueron detenidos por una barrera demoníaca. El gran yokai desenvainó su espada y no tardó mucho para que la barrera se rompiera. Al hacerlo, se reveló a un grupo de yokais mitad leon mitad toro que estaban afilando armas, eran hoces de garras kamaitachis.

Jaken miró horrorizado la cantidad de cuerpos desmembrados que vió, algunos muy cerca de donde estaban parados. Poniendo mucha atención se dió cuenta que los cuerpos habían sido rociados con polvos paralizantes, similares a los que usan los exterminadores y algunos monjes y sacerdotisas.

-Ya veo, así que así lograron atraparlos.- Jaken al principio no entendía como tantos kamaitachis adultos, cuyo poder de ataque serían suficiente para defenderse e incluso acabar con algún yokai león, habían terminado así, pero considerando que hubieran sido paralizados eso los ponía en la situación en la que estaban ahora.

"Quítense de mi camino" ordenó el peli plateado indiferente de los cuerpos que estaban alrededor.

"¡Cómo te atreves a entrar a nuestro territorio, sucio per…!"

Las palabras del demonio quedaron en el aire porque su garganta fue cortada por las garras venenosas del inuyokai.

"No me gusta repetirme. Apártense" volvió a ordenar sacudiéndose la sangre de la mano.

Pero neciamente el resto no se apartó y se unieron para atacar al yokai.

"Son unos tontos." susurró Jaken, quien estaba apartado mirando el resto de cuerpos, de cierta manera buscando si alguien había sobrevivido. Aunque parecía imposible.

Sin demora los atrevidos yokais caían uno a uno. El humor de Sesshomaru había empeorado no sólo por la insolencia de esos yokais, sino también por la mujer que se había marchado.

"Mi señor, venga a ver esto." llamó Jaken.

Siguiendo la voz de su sirviente, llegó a una cueva, en ella permanecían encarcelados algunos kamaitachis,algunos conscientes y otros no.

"Han sido paralizados, amo bonito. Eso explicaría como tantos de ellos pudieron ser atrapados. Además, hay una barrera en cada una de sus jaulas."

Sesshomaru miró por unos segundos a las comadrejas y desenvainó nuevamente su arma.

"¿Amo bonito, piensa ayudarlos?" preguntó inmediatamente el diablillo con sorpresa.

Sesshomaru no respondió y únicamente agitó la hoja de su espada rompiendo las barreras de todas las jaulas. Rápidamente los hurones cuyo efecto paralizante no fue tan severo pudieron salir y llamaron al daiyokai.

"Mi señor, gracias por su infinita bondad" una aguda voz lo llamó desde el suelo, pues la comadreja estaba haciéndole una reverencia.

"Gracias, muchas gracias." se escuchó luego de otras voces y otros kamaitachis que también lo reverenciaron.

"¿Cómo terminaron aquí?" Preguntó Jaken

"Fuimos separados de nuestras familias. En esta zona vivimos algunos grupos de Kamaitachis, pero de un tiempo acá empezaron a ocurrir desapariciones entre nuestros jóvenes,por lo que padres y familiares fuimos en su búsqueda y descubrimos que era un gran grupo de leones taurinos que los habían capturado." Respondió una anciana.

" Pero su verdadero objetivo éramos nosotros. Se llevaron a nuestros hijos para llamar nuestra atención y luego cobardemente en combate nos lanzaban polvos paralizantes de los que usan los exterminadores, y así nos capturaban. Ellos querían usar nuestras garras como armas y las pieles como armadura." Relató otro.

"Mientras más miembros de nuestras familias desaparecían, más salíamos otros a buscarlos. En nuestros hogares ya sólo quedaban los niños, los cuales advertimos jamás salir hasta que nos reuniéramos con ellos. Ahora esas pobres criaturas deben estar solos." dijo alguien más

" Mi señor, entonces eso debe ser lo que ocurrió con los kamaitachis rojos que vimos hace días. Los sirvientes de la mujer los acompañaron entonces porque buscaban a sus padres. Quizás por eso Kori…"

Antes de que Jaken terminara lo que iba a decir Sesshomaru había salido a gran velocidad del lugar.

Fin del Flash-back

Los kamaitachis liberados descargaron su ira contra la bestia. Todos ellos llenos de furia por la muerte de sus familiares y la separación de sus seres queridos. El cuerpo del líder quedó irreconocible.

Los niños que estaban en la cueva salieron cuando reconocieron el olor familiar de alguno de sus parientes. Las comadrejas que pudieron encontrar a algún miembro de sus familias todavía con vida lloraron abrazandolos, otros quienes no tuvieron esa suerte lloraron amargamente sobre los cuerpos sin vidas de sus amados.

Era una escena desgarradora, muchos miraban con miedo y esperanza entre la pila de cuerpos deseando que no sean sus padres o hijos, otros anhelando que entre los adultos liberados estuvieran a quienes pasaron días sin ver. Un contraste doloroso entre la alegría de unos pocos y el amargo sufrimiento de muchos.

"Abuela, es ella. Es la mujer que nos salvó." una niña traía a una anciana a paso presuroso al regazo de la ninfa que seguía sentada en el suelo mirando lo que ocurría a su alrededor.

"Muchas gracias, sacerdotisa." dijo la comadreja mayor inclinándose ante la mujer. A ella se unieron otros adultos sobrevivientes cuyos hijos les habían contado las hazañas de la deidad.

"Realmente no hice mucho" contestó ella con voz apagada. Todo su cuerpo ardía de dolor y en su pecho el ahogo había vuelto.

"Si no hubieras llegado con el lord daiyokai a liberarnos, todos habríamos muerto."

Ria se sorprendió al oír lo que decían.

-¿Sesshomaru los ayudó? -

Ella escuchó el breve relato de lo había ocurrido al otro lado del bosque, tal parecía que ese grupo de yokais tenían dos asentamientos donde mantenían a sus víctimas.

Mientras más oía, su mirada más buscaba al demonio perro, pero él había ingresado a la cueva donde aún quedaban otros niños atrapados por la barrera. Sintió una intensa necesidad de verlo, es que no podía creer lo que oía. Pero a la vez ella también lo había visto. Él llegó justo a tiempo cuando más lo necesitó, por la razón que haya sido, una vez más Sesshomaru guardó su vida, y ahora no sólo la de ella sino también la de sus queridos amigos.

Pronto lo vio salir, su imagen tan inexpresiva y seria de siempre esta vez la tranquilizó y le dio una sensación de seguridad. Tenía que hablar con él, un impulso nuevo la motivó. Sin embargo cuando trató de pararse sus piernas no tenían la fuerza para hacerlo y su brazo perforado también seguía doliendo.

"Señorita, está herida. Su semblante es muy malo. No se encuentra nada bien."

El comentario captó la atención del peli plateado cuya mirada siguió cada una de las facciones de la mujer, cuyo rostro se veía adolorido. Él se acercó y bajó hasta ponerse a su altura.

Con cuidado tocó el brazo que había sido herido y miró la profundidad de su herida, ella se quejó levemente. Algo en él lo hizo ponerse furioso.

Tomó a tenseiga y la pasó sobre la herida de la mujer, la espada sobrenatural curó rápidamente su herida. Nuevamente una oleada de sentimientos confusos perturbó a la mujer.

-¿Qué? No tenías por qué hacerlo-

Sesshomaru jamás había usado su espada antes para ayudarla a sanar. Ella tenía claro que él único uso que le daría sería cuando la reviviera y eso porque la espada bendita había profetizado que ella moriría y que su misión sería revivirla.

Fuera de ese momento que aún no llegaba, no había razón de desenvainar a colmillo Sagrado.

El cuerpo de la ninfa ahora no tenía ninguna magulladura. Pero su energía estaba agotada, se sentía muy cansada y sus ojos pesados.

"Ahora levántate." le dijo él, pero sin rudeza en su orden.

Ella seguía apoyada con las palmas en el suelo, no se sentía capaz de pararse.

"Mi señor, ella no puede hacerlo." dijo un poco inquieto Jaken, quien parecía notar que algo le estaba molestando a su amo.

-Seguramente está molesto porque ella volvió a meterse en problemas. Hizo lo que le dio la gana y estas son las consecuencias. El amo parece indiferente, pero sé que podría volver a cortar por la mitad al tonto que hizo esto. Ella está bajo la vigilancia de mi señor, esto es un golpe para su honor.-

"Lord Sesshomaru, si me permite, creo que podría ayudar a la sacerdotisa." dijo con la cabeza gacha una anciana.

Él la miró indicando que continuará con lo que iba a decir.

La kamaitachi se acercó y de sus ropas sacó algo similar a una habichuela transparente que brillaba con un color celeste muy claro.

" Señorita, esto es una medicina especial que un monje de un templo dedicado a una deidad sanadora me obsequió como recompensa hace muchos años por salvar la vida de su hijo en un ataque. Él me dijo que esa medicina es energizante y purificadora, y que había sido bendita por el dios del santuario que cuidaba. Como soy una yokai, ese tipo de medicina no me es útil, pero aquel monje quiso incluirlo entre las cosas que me dio, dijo que algún día podría servirme y que lo aceptara. "

" Considero que ese día es justo hoy, por favor tómelo joven dama, es lo menos que puedo hacer por lo que han hecho por nosotros."

Korihana tomó la medicina entre sus dedos y pudo sentir en ella el poder divino emanando.

-Es Yue, no hay duda- La ex diosa reconoció el poder de la deidad que había bendecido esa medicina y en efecto, era el poder de un dios muy diestro en el arte de sanar y la creación de elixires. Confiada, ella comió la medicina y en instantes sintió su cuerpo revitalizado y su energía totalmente renovada.

Todas sus dolencias desaparecieron e incluso su cuerpo desprendió un ligero brillo blanquecino, era el poder actuando en ella, incluso de sus manos salieron pequeños copos de nieve. Sus ojos turbios recuperaron el brillo e incluso en su cabello aparecieron más mechones platinados y una muy ligera capa de copos de nieve brillo entre su melena.

La ninfa se puso de pie y con un ligero giro de su mano formó un pequeño torbellino de nieve en su palma.

-Es como si hubiera recuperado casi todo mi poder nínfico.- ría se sintió muy contenta.

"¡Pero si es una ninfa!" murmuró una voz.

"Sabía que no podía ser solo una sacerdotisa, lo sospeché por su apariencia." dijo otro.

"Mi señora, percibía de ti una naturaleza diferente a la humana, sabía que debías ser un ser espiritual, me alegro que esto te haya sido útil." dijo la anciana que había entregado la medicina.

Ria le agradeció inclinando su mentón pero la abuela lo rechazó indicando que no era nada comparado a lo que ellos habían hecho.

Una vez más los kamaitachis reunidos hicieron gran reverencia ante el daiyokai y la ninfa y corearon su gratitud y deuda hacia ellos.

Sesshomaru no dijo nada, solo se abrió paso entre las comadrejas y avanzó y llamó a sus compañeros de viaje para continuar.

Jaken se apresuró a seguir a su amo mientras Ah Un iba detrás de ellos llevando en su lomo a Shimo y Fubuki, a quienes la diosa había acomodado para que descansaran.

Ria se quedó unos minutos más.

"Lamento que esto les haya ocurrido." ella no sabía qué más decir, pues tenía claro que no había palabras que pudieran consolar a todos los afectados de esa gran tragedia.

"Mi señora, no es algo que usted haya provocado. Será difícil seguir adelante, pero no hay más que podamos hacer. Hoy lloraremos a nuestros muertos pero mañana tendremos que avanzar."

"Muchos quedarán en la orfandad." la voz de la diosa no podia dirigirse con frialdad, pues le dolía ver los rostros llorosos de los niños.

"Y otros tantos quedarán abatidos porque no volverán a ver a sus hijos. Pienso que no existe palabra que defina cuando un padre pierde a su hijo porque es algo tan amargo e indescriptible que no hay forma de expresarlo." La anciana también se lamentaba pues había perdido a toda su familia en aquella masacre.

Las palabras de la abuela hicieron eco en la mente de la dama invernal y la idea le resultaba torturadora.

" Tiene razón, no sé qué padre podría mirar hacia el futuro sabiendo que su hijo ya no existe más." Ría sintió un nudo en su garganta

"Pero protegeré a estos niños, ahora ellos serán mi nueva familia. Curaremos las heridas de nuestro corazón los unos a los otros. Aunque claro, no hay ausencias que puedan olvidarse. Sí he sobrevivido, y el destino me arrebató mi primer propósito, pero me ha dado uno nuevo y voy a protegerlo."

"Eres una mujer muy sabia."

"Cuando los años pasan, la sabiduría es todo lo que te queda." dijo un tanto alegre la mujer a pesar de su pesadumbre.

"Los niños contaron cómo protegiste a los espíritus kamaitachis que viajan contigo. Debes quererlos mucho."

Los labios de Ria se extendieron ligeramente como contestación a la afirmación de la mujer.

"Entonces esos viajeros son el propósito que el destino te ha dado ahora." comentó con una sonrisa mirando en dirección por donde habían desaparecido. "Eres la dama más admirable que he visto en mi vida. No tengo duda de que sabrás hacer lo que debas con tu destino."

La mirada determinada de la anciana se quedó grabada en la ninfa. Sus palabras estaban latentes mientras caminaba al final del grupo. Pronto Ría levantó la cabeza y miró a su pequeño grupo de viaje.

-¿Son mi propósito?-

El tiempo que ella vivía ahora era solo una brevedad, lo que viva en este tiempo será sólo un recuerdo cuando regrese a su era.

Shimo y Fubuki han sido parte del 'propósito' que mencionó la anciana desde que los conoció y su vida cambió como deidad. Pero los otros yokais eran sólo un instante que pronto se iría.

Cuando el manto oscuro de la noche los cubrió el grupo se detuvo. Ya solo estaban a un día de camino hacia el castillo de Ryu y dado los sucesos del día, ese descanso era válido.

De una forma particular, Jaken se comportó menos irritante y más colaborador esa noche. Ayudó a la deidad a conseguir agua y comida mientras ella curaba a los gemelos. Montar el campamento, encender el fuego, no requirió de una solicitud insistente. Después de todo lo que vieron ese día, no quedaban ganas de discutir, solo de tomar las cosas con calma y descansar.

En el momento que las respiraciones de los pequeños yokais se hizo lenta la ninfa se puso en pie y caminó en dirección al peliplateado que reposaba contra un árbol, sus ojos permanecían cerrados, pero ella sabía bien que no dormía.

El sonido de la hierba susurrando bajo los pies de la mujer, sacó al yokai de sus pensamientos. Su mente vagó al momento en que había ido a socorrerla.

Después de escuchar a los kamaitachis, un deseo desconocido lo movió a buscar a la mujer. Incluso antes de que Jaken terminara de decir lo que suponía, él sabía que los sirvientes de la ninfa estaban en peligro y que ella iría tras ellos sin dudar.

Mientras más se acercaba al lugar, sus oídos escuchaban más claramente el cruce de palabras entre los yokais y la mujer. Ella permanecía impasible, incluso su voz era firme y sin titubear. Su voluntad y orgullo no fueron quebrantados.

Pero de repente sintió una fuerte acumulación de poder espiritual. Era ella, estaba seguro, esa energía era similar a la que usó para lanzar la barrera en el festival. Él comprendió que planeaba purificarlos.

Mientras lo hacía, también escuchó su corazón acelerarse y eso lo inquietó, ya que eso ocurría cada vez que la extraña condición de la mujer empeoraba.

-Es una tonta.- pensó cuando supo lo que planeaba.

El sonido de un ligero golpe en el césped hizo que él abriera sus ojos, delante de él la mujer tenía una postura seiza con los dedos de sus manos ligeramente juntos.

"Sesshomaru, yo… te agradezco infinitamente por salvar la vida de Shimo y Fubuki" Ria dijo esto inclinando ligeramente su cabeza. Era el agradecimiento más formal que alguna vez ella se permitió hacer, no llegó a una reverencia dogeza, pero sin duda era algo que demostró su máximo respeto y la profunda sinceridad de sus palabras hacia el hombre delante de ella, por eso ella no levantó su mirada hasta que él dijera algo.

El daiyokai frunció el entrecejo nuevamente, en todas las ocasiones que había intervenido antes, y que ella le había agradecido, simplemente lo había expresado en palabras, jamás hizo un gesto que le mostrara respeto. No lo podía entender, ¿por qué hacerlo de esta manera ahora?

"¿Es la vida de esos kamaitachis más valiosa para ti que la tuya, que incluso agradeces de esta forma?"

El semblante de la mujer era siempre orgulloso, y estaba seguro que difícilmente sería sometida a nada que ella no quisiera. El que hiciera lo que hizo en ese momento era una prueba de ello.

"Sí"respondió seriamente Ria, ahora mirándolo fijamente.

Él no lo dudó, vió su sinceridad cuando escuchó su corazón desbocarse al pensar que matarían a sus sirvientes, cuando el olor salino del agua que se formaba en sus ojos llegó a él mientras combatía con el líder de los lobos y cuando ella finalmente dejó caer sus lágrimas mientras abrazaba los kamaitachis.

"¿Por qué?" Qué motivaba su valentía e incluso su estupidez al no importarle morir realizando un hechizo que drenaría sus fuerzas.

"Shimo y Fubuki son mi familia, mi propósito. Son a quienes yo debo proteger."

-¿Tienes algo que proteger?- Las palabras de Inu no Taisho vinieron nuevamente a él.

-Para ella, eso que debe proteger son esos niños.- pensó. Igual que su padre, la ninfa guardaba tales sentimientos.

"Hn…Tú, mi padre y mi medio hermano tienen la misma debilidad."

Korihana entendío perfectamente a lo que se refería, pero una vez más ella no coincidía con su idea.

"Te lo dije antes, cuidar de los que amas no es ninguna debilidad."

"Si no fuera por el elíxir que te dieron, no estarías aquí hablando tan segura de ti."

Ella solo rió levemente como respuesta.

-Por salvar sus vidas, pude invocar poder purificador aún cuando parecía que ya no podría hacerlo por haber roto las barreras para liberar a los otros kamaitachis. Solo sentí el deseo en mi de salvarlos y casi de la nada sentí mi poder celestial reuniéndose.-

" De cualquier forma, yo quería decirte que…" El chillido de Shimo y Fubuki interrumpió su charla.

Con gran rapidez Korihana se puso de pie y corrió hacia ellos.

"¿Qué tienen, niños?" con su mano limpió ligeramente sus mejillas empapadas. Se preocupó al verlos así. "¿Les duelen las heridas?" se acercó a comprobar los vendajes asegurándose de que sus cortes no se hubieran abierto y se desangraron. Con cuidado tocó la pata de Shimo, que fue la que recibió la peor lesión, pero aparentemente estaba bien.

"¿Qué está pasando? ¿Qué es esa bulla?" Jaken también se había despertado por el llanto de los kamaitachis que aún no cesaba. Tal parece que estaban soñando porque sus ojos seguían cerrados y por sus caras parecía que lo estaban pasando mal.

"Mamá" susurró Fubuki. " Papá" también lloró Shimo.

"Shimo, Fubuki despierten" dijo la ninfa sacudiéndolos ligeramente para que salieran de la pesadilla.

"Ama Korihana" de pronto Shimo abrió sus párpados y sus ojos azules llenos de lágrimas miraron a la ninfa. Gimió nuevamente y saltó a ella para abrazarla mientras ahogaba su llanto sonoro en el hombro de su señora. Fubuki quien también había despertado pero aún seguía aturdido por su pesadilla hizo lo mismo que su hermano.

"No es justo, no es justo." negaba una y otra vez Fubuki restregando su cabecita en el hombro húmedo de su ama.

"Yo sé que no." palmeó suavemente su espalda para reconfortarlo. "Está bien llorar si los extrañas."

"También quiero verlos" sollozó también Shimo. El corazón de Ria sufría por la tristeza de sus kamaitachis.

"Lo sé. Hoy fueron muy valientes, niños. Sus padres estarían orgullosos." Con calidez siguió pasando sus manos tiernamente por sus espaldas. Así lo hizo hasta que sus llantos fueron menos sonoros.

"Ama, podría…" La tierna mirada llorosa de Shimo conmovió a la ninfa y ella comprendió perfectamente su pedido. Lo había hecho así hace mucho tiempo.

"Claro" Le susurró. La última vez que habían pasado por eso, le habían hecho la misma solicitud, y ella no se negaría a nada que pudiera traerles un poco de calma a sus corazones.

Con sus poderes recuperados la ninfa fácilmente los hizo un poco más pequeños de sus actuales estaturas para así poder sostenerlos más cómodamente en sus brazos.

Lentamente se mecía mientras comenzaba a tararear una suave melodía.

Jaken estaba confundido, no entendió que fue todo eso, ¿qué provocó el lloriqueo repentino de las comadrejas?

"¿Qué es lo que acaba de…"

"Jaken" Lo llamó Sesshomaru. El diablillo miró a su señor que observaba con atención a la mujer, y entendió de inmediato que no quería que la interrumpiera. Por lo que cerró su boca y en silencio regresó al sitio donde estaba durmiendo y dejó continuar a la deidad con su melodía que ahora empezó a cantar.

¿Qué estás pensando?

Parece que estás lleno de preocupaciones.

¿Qué puedo hacer para verte sonreír?

Estoy pensando todo el día en cómo hacerlo

¿Me mirarás?

Mi corazón está justo a tu lado

No necesitas decir nada,

solo descansa en mis brazos

En mis brazos que están aquí solo para ti

Solo por un minuto, solo por un momento

Apóyate en mi hombro y olvida tu tristeza,

si puedes sonreir

cualquier dolor vale la pena

Cuando las cosas sean difíciles, recuerda que estoy aquí.

No te compliques tanto,

puedes descansar ahora.

No detengas las lágrimas, está bien llorar.

Y cuando estés feliz está bien sonreír

Solo quiero estar a tu lado

y velar por ti, todo estará bien.

Solo por un minuto, solo por un momento

Descansa en mis brazos y siente mi amor.

Si puedes sonreir

cualquier dolor vale la pena.

Abre tu corazón para mí.

La lenta melodía arrulló a los kamaitachis hasta dejarlos sumidos en un profundo sueño. La ninfa acariciaba su suave pelaje níveo.

Jaken parecía que luchaba contra el sueño. Sus párpados cedían entre ratos y los bostezos aumentaron.

"Entonces, ¿qué les pasó? ¿Por qué de repente empezaron a llorar?" preguntó después de un largo bostezo el verde diablillo.

"Fue una pesadilla. Ellos soñaron con sus padres."

"¿Sus padres?" Jaken recordó que la mujer había dicho anteriormente que los kamaitachis fueron rescatados de la muerte por la antigua deidad invernal y que era esa la razón por la que hoy por hoy eran espíritus guardianes." ¿Qué pasó con ellos?"

" Parece que el secuestro de yokais es algo que seguirá vigente en los próximos doscientos años." Ría soltó un gran suspiro mientras miraba a la nada. "Shimo y Fubuki también fueron llevados. Sus padres murieron tratando de salvarlos." Jaken miró con tristeza a los niños que descansaban profundamente entre los brazos de la mujer.

"debió ser difícil, pasar por esto hoy." dijo con pena.

"Ellos no lo recuerdan… su tiempo secuestrados, pero sí las voces de sus padres llamándolos. Aparentemente bloquearon esos recuerdos de sus mentes. Pero el llanto, las voces, cada tanto volvían. Cuando los conocí, esos episodios aparecían muy rara vez. Temo que hoy enfrentarse a la realidad haya sido demasiado."

Korihana dudaba. Cuando ella dejó que los kamaitachis fueran, pensó que ellos necesitaban hacer algo como eso para ayudarlos a madurar. Ella no tenía idea que el destino los haría partícipes, una vez más, de algo tan doloroso.

-Si lo hubiera sabido, yo no…-

Después de que la deidad hablara, Jaken no tardó en dormirse, quería decir algo más pero no sabía qué, además el cansancio era muy pesado. Pronto, sólo el daiyokai y la divinidad quedaron despiertos.

"Esto no es algo que planearas por lo que veo."

El peli plateado podía ver a través de la mirada perdida de la mujer, un atisbo de algo con lo que no estaba familiarizado pero entendió que era culpa.

Al escuchar su voz, la ninfa lo miró y asintió levemente.

" No te retractes de tus decisiones. No se puede volver atrás."

"Nunca dudé de las capacidades de Shimo y Fubuki, pero si hubiera sabido lo que pasaría hoy, yo no los habría…"

"Acaso no dijiste que tienen trescientos años. No los trates como niños."

Korihana solo observaba como el viento movía suavemente el flequillo del yokai que seguía sentado a pocos metros de ella mirando al cielo. Reflexionaba en sus palabras, las cuales como siempre eran tan ásperas pero también certeras.

- Tan frío… pero tiene razón.-

" Fubuki y Shimo… el que vivieran esto ahora…" un largo suspiro salió de sus labios violetas. "Supongo que es como he dicho, si algo está destinado a pasar, pasará. De una forma u otra tu destino te encuentra." una mueca triste asomó en ella, pero gracias a la oscuridad de la noche, permaneció escondida.

"Sé que esto era necesario, aún si lo hubiera sabido o no. Pero…" su tono bajó "odio verlos sufrir."

Con esas palabras la divinidad descubrió nuevamente parte de su corazón al yokai.

¿Qué era aquello que hacía a la ninfa que, había mantenido cientos de años una imagen firme e impasible, liberar sus emociones varias veces ante un extraño? Ella no lo sabía, pero había descubierto que hacerlo la tranquilizaba.

"Son importantes para ti" afirmó el inuyokai. Viéndola sostener gentilmente a los kamaitachis, su mente le recordó la postura ofensiva que tuvo en el combate con los leones taurinos, su mirada gélida amenazadora que no se inclinó ante nadie, pero pronto en su recuerdo, esos fríos cristales celestinos se empañaron, ya no había altivez en ellos sino miedo. Nunca la vio temblar asustada, incluso cuando su vida peligró varias veces, pero cuando los pequeños yokais fueron amenazados y sus ojos se humedecieron, al verla así, despertó una extraña ira en él.

"Aún es difícil para mí entender cómo funcionó. Qué tan mal estaban que Hyozan no pudo restaurarlos. Pero para que siguieran viviendo necesitaban recibir yoki, obviamente no podían recibirlo de una deidad cuya energía es divina."

Flashback

"No hay más que pueda hacer, nuestras energías no son compatibles. He logrado que se mantengan por un siglo pero ya no resulta más, ha estado fallando desde hace algún tiempo."

"La mia, entonces que sea la mìa" los ojos determinados de Ria miraron a la deidad frente a ella.

Hyozan solo soltò un largo suspiro, le enternecía y dolía verla con las mejillas rojas y ojos llorosos, con delicadeza limpió una lágrima que rodaba hacia su barbilla.

"No funcionará si no es de un yokai. No muchos yokais se ofrecerían a hacer tratos con divinidades. Además ya ha pasado demasiado tiempo, ya no podrán vivir como antes solo he congelado sus vidas, no se puede prolongar más."

El rostro pálido de la mujer se apretó contra el pecho del dios, y retuvo un pequeño sollozo. Ella no quería que ellos murieran, era egoísta pero creía que tenían mucho por qué vivir. En el poco tiempo que los conoció creó lazos profundos con ellos. Ella lo vió en sus ojos, ellos anhelaban más.

"Hay una manera. Ellos vivirán y no importa lo que me cueste."

Fin de flashback

"Compartí mi energía con ellos hasta que pude transformarlos en espíritus porque quería que vivieran, y hoy…"

"Los protegiste, no ocurrió nada más." dijo indiferente.

Flashback

"Señorita Ria, no tenía que hacerlo" los ojos negros y azules de los niños derramaban lágrimas viendo el rostro pálido de la mujer que habia dado su energía para que ellos tuvieran una segunda oportunidad.

"Ya se que no, pero quería hacerlo" la voz apagada de Korihana apaciguaba a los niños. "¿Cómo puedo tener un buen día si no los escucho pelear?" Bromeó ella.

"Señorita, esto es serio." dijo Fubuki

"Shimo si se está riendo" Contestó alegremente ella, tanto como su condición le permitía. "Me alegro de verlos, Cof" de pronto Ria empezó a toser fuertemente al punto de escupir sangre.

"Señorita" gritaron ambos.

"Está bien, es normal después del desgaste de energía. No lloren, por favor no lloren." su voz quebradiza se ocultaba tras su pañuelo.

"Señorita Ria, desde este momento hasta nuestro último día, dedicaremos lo que nos ha regalado a usted. Será nuestra ama y señora."

"No quiero ser su ama, soy su amiga, y los amigos no quieren que sus amigos les dediquen sus vidas, solo quieren que ellos hagan lo que los hace feliz." Les sonrió gentilmente, limpiando sus mejillas húmedas.

"Usted nos hace feliz, mi señora." respondieron al unísono sonriendo.

"Y ustedes a mí, niños." gimoteó ella "Hay una canción que siempre me gusta oír cuando estoy triste…" Korihana empezó a tararear una apacible melodía que se convertiría en la canción favorita de los kamaitachis.

Fin del flashback

"No, yo no lo hice. Fuiste tú." sonrió " De hecho por lo que oí, hoy fuiste un héroe." una risilla escapó de sus labios. Ria seguía acariciando el suave pelaje de los gemelos pero sus brillantes ojos miraban con diversión el ceño fruncido del yokai que seguía ignorándola.

"No digas tonterías"

Ella sabía que él diría algo como eso, pero no eran tonterías. Ese día el peli plateado había hecho más que salvar vidas, le había regresado la tranquilidad… la esperanza… la felicidad.

"No fue una tontería, no para mi… Sesshomaru, llegaste. Llegaste justo a tiempo. No tenías que hacerlo, tampoco preguntaré por qué, no creo que me lo digas de todas formas." suspiró un tanto risueña. "Pero llegaste e hiciste lo que yo debí hacer, eso es todo lo que me importa."

-Salvaste sus vidas, me devolviste mi tranquilidad.-

Una violenta mirada ambarina atravesaba las gemas diamantinas de la ninfa, sus rostros estaban muy cerca. Fue tan rápido, Ria no lo esperó, pero el semblante molesto del yokai hizo que una corriente eléctrica atravesara su espalda.

"Detente, sigues parloteando fastidiosamente." una gelida amenaza salió del yokai.

Una nueva competencia de miradas severas se desató entre ellos, fue así hasta que un bufido alegre se llevó la seriedad del momento.

"Eres un buen amigo, Sesshomaru." las perfectas cejas del yokai se juntaron al escuchar la extraña palabra. No respondió nada, solo observó con extrañez como la pequeña nariz de la ninfa se arrugaba infantilmente mientras la comisura de sus labios violetas subían.

-¿Amigo?- La palabra quedó rondando en la mente del demonio con la luna creciente.


¿Y qué les pareció? en lo personal, creo que fue muy emotivo, lloré un poco al escribirlo, espero que les haya conmovido tanto como a mi.

Ahora ya conocen la historia de los gemelos, pero aún quedan otras historias que descubrir.

Gracias nuevamente a los lectores de todas partes del mundo en especial: USA, Italia, Francia, Alemania, Colombia, México, Korea, UK, Venezuela, Argentina, Guatemala, entre otros.

Por cierto la canción es una traducción propia y libre de "Just 1 minute" de Park Yong In.

Espero sus comentarios, en serio apreciaría leerlos, por favor dime lo que piensas de esta historia.

Anímame a seguir escribiendo!

XOXO!