Hola! Ha pasado un tiempo, les traigo un nuevo capítulo espero lo disfruten.
Capítulo 26: Dulces sueños
En la mañana, el sol bañaba todo con su resplandor, pero afortunadamente no llegaba a ser caluroso porque una fresca brisa acompañaba su candor.
El aire refrescante provocaba en la ninfa una secuencia inevitable de bostezos, sus ojos se cerraban cada vez que sus labios se abrían aún cuando los disimulaba discretamente bajo su mano.
-Esta niña inoportuna, está muy grandecita para no controlar sus bostezos. Se la pasó toda la noche cuidando de esos kamaitachis que ni procuró dormir. El amo Sesshomaru debe estar molesto por el ruido tedioso de la mujer, bueno no es que sea muy ruidosa, pero para los sensibles oídos de mi amo…-
Jaken miró de reojo a su señor esperando encontrar su semblante más irritado de lo normal pero al contrario estaba muy tranquilo, demasiado según el sentido intuitivo del diablillo.
-Bueno… supongo que el amo bonito está siendo flexible por esta vez, después de todo es la primera vez que Korihana se mostró tan… tan vulnerable.-
El diablillo recordó verla derramar dos lágrimas solitarias cuando abrazaba a las comadrejas. No gimoteó, ni se quejó o lloró, pero él que estaba cerca pudo oír el suspiro de alivio que ella soltó cuando estuvo segura de que sus sirvientes estaban vivos y a salvo.
-¿Qué habrá pensado mi amo? No está acostumbrado a ver ese tipo actos, y creo que nunca lo habríamos esperado de ella.- Jaken rasca a su barbilla mientras recordaba los sucesos del día anterior.
- Creo que vi sorpresa en él cuando la vio mostrar emoción. Aunque hayan sido solo dos gotas de agua, supongo que es mucho viniendo de ella. Es lo más cercano a 'llorar' que he visto en esa mujer.- un soplido salió de él. - No es nada débil.- Esa última idea vino a él junto con las memorias de la orgullosa mujer que peleó anoche.
Para Sesshomaru era muy difícil sacarse la imagen de la ninfa con los ojos vidriosos. Él ya la había visto derramar lágrimas anteriormente, aunque ella no lo recordaba y la lluvia limpió su cara a los pocos segundos. Sin embargo, esta vez era diferente. La primera vez sus mejillas y nariz estaban enrojecidas y debido a la fiebre la mujer había caído en inconsciencia. Él no vio más que espesas pestañas oscuras humedecidas por la lluvia. Ahora, los ojos diamantinos con reflejos celestes y pequeñas motas rosa-rojizas eran muy claros. Esa mirada triste y esperanzada era algo que nunca había visto tan de cerca, o mejor dicho nunca antes le había interesado o prestado atención. Siempre le ha parecido patético, porque es tan típico de los seres débiles e inferiores hacerlo, pero viéndolo en ella… no podía pensar en ello como algo insignificante.
Sin embargo, la idea de que era una mujer descuidada seguía presente en él. Sus bostezos eran razón de ello. La noche anterior después del desgaste que tuvo, en lugar de reponer energías no hizo otra cosa que pintar hasta que amaneció, esto fue después de referirse a él con el extraño término que jamás se usó en él, ni él nunca usaría con nadie.
Flash-back
Un pequeño sonido de molestia salió del daiyokai antes de alejarse.
"No confundas torpemente mis acciones."
"No lo hago, solo digo lo que creo."
Luego de eso, acostó a los kamaitachis cerca de ella y tomó sus materiales de dibujo, los cuales no soltó hasta que sus párpados cayeron cuando el cielo se había tornado de un color morado.
Fin de flash-back
"Mi señora, me alegra mucho que la anciana le haya dado aquel elixir." Fubuki quien estaba mucho más descansado tenía un semblante más saludable.
"Ja, ¿quién lo diría? Fue literalmente un regalo del cielo."
"Es verdad, un elixir del señor Yue." comentó Shimo
" Tuvo muchísima suerte, ama, apareció justo cuando lo necesitaba. Si no, usted hubiera tenido que volver inmediatamente."
"Sí, fue bueno que la anciana haya conocido a un siervo de Yue." contestó ella.
"El señor Yue es muy generoso, ama Korihana. Estoy seguro que si hubiera estado al tanto de su situación la habría ayudado." dijo alegremente Fubuki mientras comía una manzana.
"Ese tal Yue, ¿es otra deidad?" preguntó Jaken, quien estaba intrigado por la pócima que había bebido ayer la mujer y que en muy poco tiempo le había devuelto la vitalidad.
"Así es, él es un dios que hace elíxires entre otras cosas, le gusta mucho experimentar y crear pócimas. Es muy ingenioso, crea cosas medicinales, como el elíxir que tomó mi señora también brebajes para hacer cambiar el color de los ojos o crecer el cabello, entre otras cosas interesantes."
"Tú deberías intentar ese, diablillo" bromeó Shimo, riéndose tan fuertemente que se movió con brusquedad lastimándose la herida que tenía en su pata. "Auch" se quejó.
"Lo tienes bien merecido, mocoso." se mofó Jaken, sintiendo justo lo que le pasó al niño por burlarse de él. "Yo no necesito esas cosas, ¡hump!" Aunque si lo pensaba, sí tenía algo de curiosidad por saber cómo se vería si tuviera algo de cabello.
"Debería mencionarselo a nuestro regreso, mi señora." sugirió Fubuki
"Tienes razón, lo visitaré cuando volvamos y se lo diré." contestó quietamente la deidad, quien ya había reducido la frecuencia de sus bostezos.
" Se alegrará mucho"
"Por supuesto que el señor Yue se pondrá muy feliz." Dijo Shimo pícaramente mientras codeaba a su hermano dándole a entender algo que ellos sabían.
"Oh claro, tienes razón." también se rió su hermano. Una risilla salió de ambos niños.
"¿Qué tanto cuchichean, mocosos?"
"Nada que te importe."
"Eres un …"
"Calma, calma. No empiecen." Intervino Fubuki para que no empezaran a discutir como siempre " Lo que sucede es que al señor Yue le agrada mucho nuestra ama, así que por eso decimos que se pondrá muy feliz cuando sepa que aún sin saberlo ayudó a nuestra diosa."
" Y eso qué tiene? No parece que haya que hacer gran alboroto por eso."
"Tsk. tsk, tsk. Eres muy lento, sapo." negó varias veces con la cabeza Shimo. " A lo que se refiere es que al señor Yue le gusta mucho la señora Korihana."
Cuando Jaken entendió lo que el kamaitachi quiso decir, abrió mucho los ojos por la sorpresa e inmediatamente miró a la mujer, ella caminaba totalmente indiferente a lo que hablaban como si no importara en absoluto.
"Entonces él es tu…"
" un buen amigo." dijo ella sin más, interrumpiendo al diablillo, quien no iba a decir eso exactamente.
" Un buen amigo que la pretende." dijo burlonamente Shimo. " Por favor, mi señora, el señor Yue es un dios excelente."
"Es amable, generoso, atento, cordial…" agregó Fubuki tratando de enumerar con sus garras las virtudes de la deidad.
"Apuesto, no olvides apuesto." secundó su hermano.
"Así es, apuesto, y siempre está presto a enseñarle herbología."
Ria solo miraba divertida como sus pequeñas comadrejas lanzaban flores a su buen amigo.
"Suena como un gran partido." dijo con ironía Jaken
"Lo es. Fue el único que mostró apoyo cuando la designaron diosa invernal."
Flash-back
" Uhg, si dejo que otro sucio humano me toque lo voy a…" un kitzune de larga cabellera plateada y ojos púrpuras refunfuñaba mientras barría.
" Debes ser el guardián del templo de Mikage" un hombre de alta estatura y cabello castaño rojizo trenzado, acompañado de dos pequeños espíritus se acercó tranquilamente.
"Di ahora quién eres y qué es lo que quieres." dijo hostilmente Tomoe al extraño.
"Mi nombre es Yue, he venido a ver a Mikage, por favor dile que estoy aquí."
Tomoe lo miró con desdén, pero reconoció que era una deidad, por lo tanto hizo lo que tenía que hacer.
"Bienvenido, me disculpo por eso. Yo lo llevaré."
Al llegar al salón del té los sirvientes del dios de la tierra los recibieron con todo el protocolo.
"Bienvenido, Dios Yue"
"¿A qué debemos el honor de tan grata visita?" Kotetsu y Onikiri saludaron a la deidad.
Pronto la puerta corrediza se volvió a abrir dando paso al dios de rubia cabellera, quien amablemente saludó al invitado.
"Yue, estás aquí, es grato verte." saludó cortésmente.
"Kotetsu, por favor trae algo para nuestro invitado." pidió con amabilidad. De inmediato el simpático sirviente salió del salón.
"Entonces, seguiré con mis labores." Continuó Tomoe, inclinándose ligeramente para despedirse y salir.
"No hace falta que vayas, no me molesta que estés aquí" Yue sabía que la razón del kitsune para irse rápidamente era por la molestia generalizada que había entre las deidades ante la idea de que Mikage haya tomado como guardián a un yokai, que dicho sea de paso tenía muy mala reputación. Así que, el kitsune no era bien recibido. Por su parte Yue no tenía ningún inconveniente con el yokai, aunque era muy consciente de su historial.
"Gracias, pero aún tengo cosas que hacer."
Al abrir de nuevo la puerta, en el pasillo apareció la figura de la recién nombrada deidad del invierno. Ria pasaba por el pasillo dirigiéndose al pequeño altar del jardín para practicar hechizos.
Ella miró rápidamente a quienes estaban dentro de la habitación y con un leve asentimiento saludó y se despidió.
"Dios Yue" dijo. Después de su cortesía Korihana iba a acontinuar su caminar, no esperando que el dios le respondiera, ya que lo más probable fuera que la ignorara como todos hace unos días cuando fue declarada diosa del invierno.
"Diosa del invierno" saludó Yue de vuelta, quien no tuvo el menor tiempo para ver correctamente a la deidad puesto que ella apenas y le dio un pequeño saludo sin siquiera voltear a esperar sus respuesta. "Lady Korihana" la llamó "Me gustaría que nos acompañara en esta reunión, si no es molestia." pidió él amablemente, ya que en primera instancia la razón de su visita era la dama.
"No quisiera importunarlos." respondió ella con una perfecta serenidad que ocultaba una pequeña sorpresa al escuchar que uno de los dioses más respetados del mundo celestial se dirigía a ella por su título sin percibir en su tono sarcasmo o burla.
"Por favor. A decir verdad usted es la razón de mi llegada." replicó él gentilmente.
Mikage no pudo evitar notar el sincero interés de Yue, y considerando que el anuncio de Korihana como diosa no tuvo buena aceptación por los celestiales, esta era una excelente oportunidad para que ella pudiera darse a conocer a uno de ellos. Yue era perfecto para ese propósito.
Sin mayor insistencia Ria aceptó, guardando la reverencia y respeto que ella consideraba, alguien del estatus de Yue merecía.
"Presento mis respetos y cordiales saludos a la nueva divinidad y señora del invierno, Lady Korihana."
Cuando los tres dioses y sus respectivos sirvientes ingresaron al salón, Yue saludó formalmente a Ria inclinándose ligeramente ante ella.
"Dios Yue no es necesario que…"
"Personalmente tampoco me gusta mucho la etiqueta celestial, pero es importante hacerlo en esta ocasión, no todos los días se conoce a la nueva señora invernal." sonrió cálidamente. "Lady Korihana, he preparado estos presentes para usted, espero que le agraden y sean muy útiles."
Los sirvientes de Yue presentaron un pequeño cofre de jade y oro ante la diosa haciendo una pequeña reverencia. Shimo y Fubuki la recibieron encantados por la exquisitez de la caja.
Korihana, quien en todo momento mantuvo su semblante impasible, no pudo evitar que los destellos rosas en sus ojos adoptaran un mayor brillo al contemplar el contenido de la caja.
"Es extraordinario" comentó ella con ligero asombro, mirando las pequeñas botellas delante de ella.
"Sí" susurró Yue como respuesta, sin embargo Mikage no creía que la respuesta del dios se refería a lo mismo de lo que hablaba la diosa, pues había notado que su mirada no había abandonado los ojos de la mujer desde el momento en que comenzaron a destellar.
Fin de Flash-back
"El señor Yue siempre ha mostrado un gran afecto por usted, mi señora."
"Sí, lo ha hecho" Korihana no dijo más y adelantó un poco sus pasos dejando atrás a sus pequeños acompañantes.
Ria era muy perceptiva, no es que ella ignorara la cercanía del dios o la sinceridad de su afecto, pero a pesar del gran cariño que le guarda, ella no le corresponde de la manera que él espera. Su corazón en aquel momento aún no sanaba de su triste amor, y cuando el tiempo pasó tampoco quedó en la dama invernal un chispa de aquel sentimiento extinto.
Cuando pensaba en eso, en el recuerdo de cómo era en el pasado, se descubría así misma anhelando esos viejos tiempos.
"Eres muy extraña."
La voz del peliplateado sacó a Ria de su estupor, dándose cuenta que sus pasos avanzaron lo suficiente para caminar a una muy corta distancia del yokai.
"¿A qué te refieres?" respondió ella sin inmutarse
"Tienes interés por unirte a alguien, y rechazas a quien comparte ese mismo interés."
El comentario hizo que la ex diosa detuviera abruptamente su caminar, el daiyokai observó de reojo su acción para luego voltear, curioso por lo que la había hecho reaccionar de esa forma.
Korihana se acercó un poco al inuyokai y mirándolo atentamente le preguntó, consciente de qué la distancia entre ellos y los otros pequeños demonios era considerable.
"Sesshomaru, ¿alguna vez consideraste tener una familia?"
La mirada entre irritada y burlesca del yokai divirtió a la ninfa, claro que no se lo haría saber, no quería iniciar una discusión innecesaria.
"Hn, no podría tener valor alguno para mi algo tan banal." dijo volteando para seguir su camino.
Ría solo movió su cabeza ligeramente de un lado al otro en negación escuchando lo que decía.
"Entonces no puedes entender lo que eso conlleva." ella también avanzó
El yokai se irritó ante sus palabras pues la mujer dio a entender que era ignorante en este tema.
"He vivido más que tú, ¿crees que no tengo idea sobre la continuidad de la descendencia?" comentó con ligera molestia en el tono de su voz.
"Una familia es más complejo que eso. Para empezar, la elección de un compañero no es con el propósito de tener un hijo." Korihana trató de pensar una forma de clarificar esto a alguien que adversaba los sentimientos.
-Sesshomaru, eres probablemente una de las personas con mente más aguda y perspicaz que conozco, pero esto no creo que puedas comprenderlo.-
"Entonces no veo más razón para permanecer indefinidamente con alguien." dijo solemnemente.
Sin más, los pasos de la deidad desaceleraron y lentamente contempló como una larga cabellera plateada se ondeaba muy suavemente mientras se alejaba. Mirando la figura imponente del yokai, Ria no pudo evitar preguntarse nuevamente si la forma de sentir entre humanos, yokais y divinidades es realmente tan distinta, o solo era así el corazón del daiyokai.
Sesshomaru por su parte, era muy consciente de lo que la diosa quiso decir, entre las manadas de yokais comunes se podía ver que su elección de compañero iba más allá de tener un heredero de grandes cualidades, pero en el caso de daiyokais esto no podía dejarse al azar.
Fue el caso de sus padres. Dentro del clan perro demonio, la mejor unión concebible era la de sus progenitores, para un guerrero y líder como Inu no Taisho, su madre tenía las cualidades más que sobresalientes para un digno heredero. Y sin embargo… Eso no fue un factor decisivo para su padre al unirse a la madre de Inuyasha.
Sin duda, la motivación del gran perro demonio no fue tener otro hijo tan o más poderoso que él. Absolutamente imposible, no podría de una débil humana. Si bien su medio hermano hanyo era superior que muchos yokais, esto se debía esencialmente a su padre, su estirpe humana no aportaba absolutamente nada a él, al contrario lo privaba de poder.
Sesshomaru suponía que a ese motivo, el cual seguía siendo misterioso para él, se refería la ninfa.
A medida que avanzaban el ambiente se sentía cada vez más denso. Una extraña sensación envolvía el aire de los viajeros. La presencia de energía maligna era más persistente y sólo confirmaba lo que el grupo ya sabía, el castillo de Ryu estaba muy cerca.
El yokai de cabello plateado, quien lideraba al grupo, en un grácil movimiento desenvainó su espada y de un solo corte provocó una gran abertura en una barrera invisible.
"Sin duda hemos llegado, mi señor. La fortaleza de ese dragón debe estar detrás de esta barrera. ¡Lo confirmaré! "
Sin esperar aviso, el diablillo corrió dentro de la barrera emocionado por confirmar las buenas nuevas a su señor.
"Tenía razón amo bonito, aquí es." gritó Jaken emocionado, alertando a sus compañeros a cruzar la barrera.
Al cruzar, pudieron ver a la distancia el gran castillo que era ocultado por una poderosa barrera de ilusión, que de no haberse percibido les mostraría un simple terreno arbolado.
La imagen arquitectónica ante ellos era realmente impresionante, aparentemente el dragón disfrutaba de la opulencia.
La ninfa pudo sentir un fuerte yoki provenir del interior del palacete, por lo que aligeró su paso hacia los altos muros que rodeaban la mansión.
El daiyokai por su parte sentía que el olor de la bestia dragón también se intensificaba al interior, así que también avanzó.
Todo el lugar reposaba en una gran quietud, eso alertó a Ria, esa serenidad le resultaba inquietante. Si este era el castillo de Ryu no tendrían ya que haber sido recibidos por él o sus sirvientes?
Quizás era muy precipitado de su parte pensar que los atacaría inmediatamente. Tal vez él deseaba que ellos llegaran a él, quizás los atacaría cuando estuvieran cerca y todo esto no era más que una farsa. Mientras meditaba en todas las posibilidades de lo que podría ocurrir ese día, un extraño olor llegó a su nariz.
El aroma era muy sutil pero sin duda perceptible.
-Esto ya lo he sentido antes, pero no logro re… -
Cuando Korihana se dio cuenta de lo que estaba pasando levantó rápidamente su cabeza y detuvo al grupo.
"Alto, no deben seguir avanzando." dijo firmemente.
"¿De que hablas, mujer? Ya estamos tan cerca ¿por qué rayos quieres que…" Jaken quien estaba molesto por el detenimiento de la mujer fue interrumpido debido a que tuvo que retroceder ya que una larga fila de grandes cristales de hielo apareció muy cerca de donde caminaba.
" ¿Estás loca? ¿Por qué lo hiciste? " chilló molesto el diablillo, quien ya desde hace un buen rato había empezado a sentir malestar y extrañamente una ira excesiva.
"Mi señora, ¿qué ocurre? ¿Por qué no nos deja pasar?" Shimo y Fubuki preguntaron también molestos. Ellos tampoco entendían por qué su señora también los excluyó en esto ya que la cerca de hielo separaba a ellos, Jaken y Ah Un de la ninfa y el daiyokai.
"No intenten cruzar esa barrera, es más vuelvan por donde vinimos." sentenció ella.
"pero…" trató de objetar Fubuki
"¿Qué haces?" se alzó de pronto la voz profunda del inu yokai, quien cuestionó el actuar repentino de la mujer.
"El lugar está plagado de esencia de sheng." Respondió ella al daiyokai y luego se dirigió a los pequeños yokais. " Puedo notar que Ah Un se siente inquieto, no es posible que ustedes no se sientan igual."
"Es verdad mi señora" reaccionó Fubuki. " Desde hace un buen rato he estado incómodo y molesto, incluso mis garras se retraían entre momentos. Pensé que todo era por el estrés de lo que pasó pero si hay Sheng, todo tiene mayor sentido."
"¿Estás diciendo que estamos rodeados por veneno enloquecedor de yokai?" gritó desesperado Jaken, a lo que la ninfa invernal asintió.
"Es normal que no se hayan percatado, quien lo hizo también usó polvos inoloros para disfrazarlos. Como saben el sheng provoca el desenfreno de las bestias interiores de los yokais y en grandes cantidades llega a un punto de no retorno en el que son consumidos por la locura de su bestia interior hasta la muerte. Por su seguridad no deben seguir."
Sesshomaru había oído suficiente y sin más siguió hacia delante, hacia el gran castillo, ignorando la advertencia de la ex diosa.
" Podría ser peligroso que siguieras" advirtió ella una vez más.
"El sheng es dañino para un débil yokai, pero este Sesshomaru no es alguien quien pierda el control." dijo con solemnidad.
-arrogante- pensó inmediatamente Korihana.
"Ni hablar, no dejaré a mi amo bonito, como fiel sirviente que soy lo seguiré." muy voluntarioso como siempre, Jaken se disponía a usar su báculo de dos cabezas para cruzar la cerca de hielo sin embargo su amo lo detuvo.
"Jaken" llamó el peli plateado.
"¿sí, mi amo?" contestó alegre el diablillo esperando fantasiosamente una felicitación de su amo por su lealtad.
"Te quedarás fuera de la barrera con los kamaitachis." ordenó mientras seguía de frente.
Al oír esto, el diablillo sólo pudo abrir sus ojos exageradamente a punto de hacer un berrinche.
"Pero, amo Sesshomaru…"
"Andando" dijo el daiyokai a la mujer.
"Quédense juntos y no se pongan en peligro." aconsejó la ex deidad antes de seguir a Lord del Oeste.
"Vuelva pronto, mi señora." respondieron los niños mientras arrastraban a Jaken para salir de aquel lugar.
Korihana no se demoró en ponerse a la par que el daiyokai. Su mente seguía maquinando todo tipo de ideas de lo podría pasar, pero lo que más le hacía reflexionar era que pronto tendría que batirse en duelo por la gema, ya que estaba segura de que el dragón difícilmente se la entregaría de buena gana.
-He sido afortunada al contar con el elixir de Yue, de otra forma no creo que lo logre a pesar de todo el entretenimiento. -
-Puedo sentir la energía demoníaca de ese dragón, pero sigo sin poder percibir la gema, es como si no estuviera.-
Ria dudaba, pero se recordaba a sí misma que la gema tiene una propiedad de ocultación cuando otra energía poderosa está cerca, eso hace que sea casi indetectable.
-Al menos puedo confiar en que aún no se ha fusionado o no ha tenido éxito en hacerlo, de lo contrario su energía sería aunque sea un poco diferente.-
"¿Cómo descubriste el sheng? Si como dices está disfrazado por el olor"
La voz grave del daiyokai la trajo de vuelta a la tierra.
"Trabajo con muchos tipos de plantas, por lo que soy sensible a ellas aún cuando traten de ocultarlas. En el mundo celestial el sheng es bien conocido ya que es usado contra yokais. A demás, creo que también pude sentirlo por la cantidad usada, algo me dice que es mucha. ¿Estás seguro que no te sientes iracundo?"
"No es algo que me afecte" volvió a decir con indiferencia.
Sesshomaru recordó la vez que Inuyasha pasó por algo similar al no poder controlar su sangre demoníaca, parecía como un animal rabioso que no tenía la más mínima conciencia, sólo deseaba matar. Su estado no era más que bestial y lamentable. Pero a diferencia de su hermano él nunca se vería manchado por una actitud tan degradante. En el pasado ya habían intentado atacarlo usando ese truco tan bajo y no había permitido que su bestia lo dominará.
Finalmente habían cruzado la puerta de entrada, el daiyokai estaba poniendo a trabajar todos sus sentidos, esperando escuchar el más mínimo ruido que le revelará el escondite del dragón pero lo único que podía oír era el viento soplar, y los latidos del corazón de la mujer a su lado, fuera de eso el lugar parecía abandonado, pero su nariz le decía que el olor del dragón era más fuerte al interior del palacete.
"Esto es muy raro, todo parece solitario pero puedo sentir un fuerte yoki de energía viniendo de lo que supongo es la habitación principal del castillo." comentó Ria.
El daiyokai no respondió pero se apresuró a preparar sus garras venenosas para abrir la puerta de la habitación donde estaría la bestia dragón pero para su sorpresa, o quizás no, no había nadie allí.
Era la habitación de la casa que más desprendía el olor y la energía de Ryu, y sin embargo estaba vacía.
Tanto el rostro de la deidad como del yokai reflejaban un pequeño ceño fruncido. De pronto una risa estridente inundó el lugar y una nube de ceniza se presentó en un remolino.
"Jajaja, tal parece que han seguido un largo camino buscando un oasis pero solo han hallado lodo. Debe estar muy insatisfecho, Lord Sesshomaru."
Ante ellos se apareció una visión de una anciana con túnicas negras y grises, adornadas con cuentas negras y rojas. Las cuencas de sus ojos estaban decoradas con un exagerado color púrpura rojizo y su voz contraria a su apariencia parecía la de una joven.
"¿Quien eres?" preguntó él ligeramente molesto.
"Soy la sacerdotisa Sayua, trabajo para Lord Ryu."
"Eres una sacerdotisa oscura." susurró la dama invernal.
"Vaya, eres muy perceptiva dama invernal." dijo sonriendole con malicia. "Debió ser una gran decepción llegar hasta aquí buscando la gema divina y no hallarla. Pero debo advertirte que detengas tu búsqueda porque no permitiré que te lleves aquel valioso tesoro para que lo tengas acumulando polvo en una caja. La gema se hizo para ser usada y es justamente lo que ocurrirá. "
"Revela el paradero de Ryu" ordenó el inu yokai harto de la palabrería de la fastidiosa bruja.
"No tengo porque responder a ti, perro demonio. No hallarás al dragón. En cuanto a ti, ex diosa invernal, regresa a tu era a menos que desees desaparecer. La gema será preparada con el poder yokai adecuado y estará lista, escucharás de ella tarde o temprano." dijo volviendo a sonreír maliciosamente.
Ante la respuesta burlesca de la vieja sacerdotisa el daiyokai lanzó su látigo venenoso hacia la aparición pero sólo logró evaporarla por unos segundos.
"No pierdas tu tiempo, no es que puedas matar a una ilusión. Pero no te preocupes, ya que estás tan deseoso de desahogar tu ira te daré algo para que lo hagas y de paso visites a tus ancestros." pronto la visión desapareció.
En el acto, el techo de la habitación se abrió y una cantidad descomunal de polvo se esparció en el espacio cerrado.
Está vez su olor no estaba disfrazado.
"sheng" susurró ligeramente asustada la ninfa quien se volteó para observar al daiyokai lista para lo peor.
"Sesshomaru…" lo llamó cuidadosamente pero este no respondió, fue como si estuviera paralizado.
Korihana trató de acercarse un poco pero de inmediato una corriente eléctrica recorrió su espalda alertándola. Una voz profunda con un tono espeluznante la detuvo.
"apártate" sentenció
El daiyokai empezó a emanar una energía demoníaca feroz, su yoki se exteriorizaba como un aura de un color verde brillante, idéntico al color del veneno que siempre lanzaba. Cuando él la miró, Ria no pudo evitar dejar escapar de sus labios un sonido de conmoción, puesto que los ojos siempre bellamente dorados del inuyokai ahora estaban inyectados en sangre.
-Es su bestia interior-
Él seguía de pie observándola, aunque se podía notar un muy ligero temblor en su cuerpo. Como si algo en él deseara controlarlo.
Los ojos de la ninfa seguían muy abiertos por la sorpresa.
-¿Cómo puede seguir de pie como si nada? con toda esta cantidad de sheng debería haber enloquecido ya.-
Era inaudito, ahora entendía por qué el lugar estaba tan desolado desde que habían llegado. Ella ya tenía la impresión de que el área estaba deshabitada pero no fue hasta este momento que comprendió el porqué toda está área estaba desértica.
-Todo este lugar está infestado de sheng, cualquier yokai no podría durar más de unos segundo hasta que el veneno los enloquezca hasta la muerte. El poder de Sesshomaru es sin duda alguna más asombroso de lo que he visto jamás. -
Pero por muy fuerte que sea, que la bruja lo halla rociado directamente con tal cantidad de polvo lo ponía en peligro.
-Debemos salir de aquí lo más pronto posible, antes de que su yoki lo controle.-
"Hay que ir …" Ria empezó a moverse indicándole que debían salir del lugar pero en cuanto giró su cuerpo hacia la salida sintió las garras de yokai apretarse en su muñeca.
Al mirarlo, pudo ver que nuevamente su imponente figura temblaba, como dudando entre arrancarle el brazo o liberarla.
"Sesshomaru, debemos salir cuanto antes, no puedes ceder ante tu bestia." trató de aclararle la ninfa, pero el daiyokai parecía perdido en sus pensamientos.
Internamente, Sesshomaru luchaba con retener a su demonio perro de tomar control de él. La bestia en su interior deseaba regodearse entre la sangre de la mujer frente a él, y no podía ser de otra manera, ella era un ser espiritual, su ser demoníaco no podía soportar su presencia. Pero su orgullo jamás le permitiría ceder ante unos instintos tan primitivos y mucho menos perder control y dominio.
Debía hacer que ella huyera, pero hacerlo significaba que su bestia lo tomaría como un juego de caza. De una u otra forma la perseguiría.
"Cállate y escucha." ordenó él, su voz se mezclaba con ligeros gruñidos " debes huir, tendrás unos segundos antes de que trate de ir por ti. No intentes atacarme porque sólo acercaras tu muerte. Disfraza tu aroma si puedes y vete."
Tenía poco tiempo para hacerlo, pero para la ninfa fue como si el tiempo se detuviera. ¿Qué debía hacer? ¿Realmente llegaría lejos si huía? Ella no tenía idea de cuánto tiempo aguantaría el yokai contra su bestia, y estaba claro que él era más rápido que ella. Por otra parte…
Korihana miró profundamente al hombre delante de ella, aunque su rostro no lo mostraba estaba impresionada por su resistencia. ¿Qué pasaría con él si su bestia lo dominaba? Sin duda sería una amenaza catastrófica, difícilmente alguien podría detenerlo.
-Además su agonía sería insufrible.-
La terrible imagen que vino a su mente fue suficiente para que ella tomara una decisión.
En un segundo, un prisma de hielo era lanzado directamente al lado izquierdo del pecho del yokai, pero este jamás llegó a su objetivo al ser detenido por unas garras venenosas.
"No lo repetiré." advirtió el peliplateado. Ahora podía notarse que el color de las marcas en su rostro se había intensificado, incluso se vislumbraban sus colmillos.
Korihana no lo escuchó y nuevamente lanzó un ataque, su sentido espiritual le avisó que ya era el momento de moverse. Y lo hizo en coordinación perfecta, pues en el exacto momento en que daba un salto hacia la salida pudo ver las garras envenenadas del yokai que se cerraban en un puño donde hace pocos segundos estaba su cuello.
La apariencia de Sesshomaru ya había comenzado a adoptar los rasgos de su verdadera imagen de demonio perro, pero aún no cambiaba completamente, su lado racional aún lo detenía.
-Puede aguantar tanto como pueda pero si no lo saco de aquí, todo será inútil-
Nuevamente la dama invernal lo atacó, esta vez con ráfagas de vientos invernales tantas veces como fue necesario hasta lograr que fuera tras ella. No fue una tarea fácil y en su persecución irracional el daiyokai había vuelto en escombros la mansión, sus ataques sin dudas eran como los de una bestia.
Cuando la ninfa había logrado sacarlos al área baldía del castillo se preparaba para su siguiente paso, sin embargo no pudo hacer nada pues un látigo venenoso había rozado su brazo.
"Agghh" soltó quejumbrosa la deidad. Pero a penas tuvo tiempo de expresar su descontento, ya que hacia ella, a una gran velocidad venía el daiyokai de ojos borgoña con su mirada fija en su cuello.
Antes de que tuviera la oportunidad de tocarla, Ria desenvolvió su chal que estaba amarrado en su cintura y lo estiró hasta volverlo un látigo golpeando con él, sin ejercer mucha fuerza, la mejilla del yokai, lo que le provocó un delgado corte del cual escapó un poco de sangre.
El acto puso fúrica a la bestia que amenazaba con salir desde hace un buen tiempo, y finalmente la ira contenida por el atrevimiento de la mujer lo liberó.
Frente a ella, una gigantesca bestia de brillante pelaje blanco platinado y ojos granate se alzaba.
La ninfa contuvo el aliento ante la magnífica y a la vez espeluznante vista ante ella. Las patas del demonio perro eran tan grandes y musculosas que solo ser aplastadas por ellas podría provocar la muerte instantánea, eso sin contar con las afiladas garras que desprendían un veneno igual de mortífero.
Las marcas que siempre se dibujaban perfectas en los pómulos del yokai ahora formaban una uve en las comisuras del hocico del gran perro, donde grandes colmillos daban la promesa infinita de destrozar y desgarrar a su presa.
Atrás había quedado la imagen humanoide del Lord del Oeste pero eso no significaba que su magnífica belleza lo hubiese abandonado, para los ojos artísticos de la ninfa, esta solo había cambiado. Sin embargo algo que se mantenía latente en sus dos formas era la marca de luna creciente sobre su frente.
Un gruñido sacó a la ninfa de su estupor, ella se percató que la gran bestia la miraba como una presa pero se resistía a moverse hacia ella.
-solo hay que esperar, él es más fuerte que esto, no le pasará nada.-
Era el pensamiento de la dama invernal, pero no podía evitar preocuparse por el yokai, temía que el sheng lo enloqueciera. Nunca vio a alguien recibir tal cantidad de la mortífera preparación y mucho menos resistirla.
Poco a poco el gran perro demonio se acercaba a ella, aunque en cada paso había una lucha interna para detenerse. La gran bestia seguía gruñendo con vehemencia, Korihana no estaba segura si era contra ella o contra sí mismo. Conociéndolo, el daiyokai debía estar furioso por ser controlado por su yoki, él no toleraría actuar como un manipulable demonio. El movimiento en negación de su cabeza era prueba de que se resistía.
La acción agitó con un extraño sentimiento el corazón de la ninfa, no podía seguir viéndolo así, no era su deseo que algo terrible le ocurriera.
-Qué puedo hacer? Si logrará dejarlo inconsciente detendría el avance del control de la bestia. Pero debo ser lo suficiente fuerte para derribarlo, de lo contrario solo lo enfureceré más y apresúraré la locura del yoki.-
Korihana estaba en una encrucijada.
Después de considerarlo por unos segundo, su determinación fue clara.
"Sesshomaru, sé que puedes oírme." Ria miró fijamente a la bestia directo a los ojos como si pudiera saber que la consciencia del daiyokai seguía ahí dentro en alguna parte. "Entonces, te pediré que mantengas tu obstinación."
Dicho esto la ninfa comenzó a atacarlo.
Sesshomaru luchaba por mantener el control sobre su cuerpo, que ahora estaba en su forma demoníaca. No podía caer en la humillación de perder el control como si fuera un débil yokai.
Sin embargo, era difícil. Entre ratos sentía que sus sentidos se cegaban, y estar cerca de la mujer no lo hacía más fácil, su aroma y energía espiritual envolvían sus sentidos.
Para su bestia ella era un enemigo, su energía espiritual era una invitación para atacarla y destruirla. Su instinto demoniaco le recordaba que yokais y celestiales eran enemigos, y por tanto solo podían ser vistos como presas para destrucción. Asesinarla sería lo más natural. Pero su lado racional se resistía a hacerlo.
-Cuando acabe con su vida será porque así lo quiero, no por ser controlado por instintos primitivos.-
No caería ante tal degradación.
Sin embargo, la tonta mujer lo complicaba todo. Él esperaba que ella huyera cuando le advirtió, pero hizo todo lo contrario, se quedó y lo provocó al punto de no poder evitar tomar su forma demoníaca.
Él entendió la razón de su actuar, pero seguía pensando que fue tontería de su parte hacerlo, así como lo era atacarlo en su forma demoníaca.
-¿Acaso quieres morir? -
Con cada ataque su bestia se enfuerecía más contra la mujer, luchó contra la idea de engullirla con sus colmillos, pero era difícil ya que aparentemente ella intentaba purificarlo.
-detente-
Su consciencia estaba desvaneciéndose, finalmente la bestia tomó el control.
De repente la mujer fue atacada por una hilera de cristales de hielo que parecían cuchillas.
Al mirar de donde provenía el ataque, la bestia fue consciente de la presencia de otro yokai. La yuki-onna.
Inmediatamente su bestia interna se agitó, la ninfa era su presa, era suya para destruir. No permitiría que otro yokai atacara lo que era suyo.
Cuando vio que la yuki-onna se aproximaba para atacar nuevamente a la ninfa que estaba en el suelo, a consecuencia de evitar el anterior ataque de las cuchillas, el enorme perro blanco se puso en medio de las dos para irrumpir su paso.
"Vaya, milord ahora mismo luce como un gran y feroz perro guardián." comentó burlona la yokai invernal para provocarlo.
El comentario tuvo el efecto deseado, ya que el perro demonio no dudó en ir a por ella. Cuando sus fauces estaban listas para triturar a la irreverente yokai que había decidido atacar lo que le pertenecía, fue alcanzado por un poderoso golpe de energía purificadora.
Derribado en el suelo, pronto se vio expuesto a un nuevo ataque invernal, esta vez realizado por ambas mujeres. El demonio perro notó como poco a poco sus sentidos se adormecian, pero aún no se rendía.
Con la poca consciencia que le quedaba el feroz yokai percibió que ambas mujeres se acercaban con la intención de tocarlo. Guiado por su instinto de animal, su bestia interna supo que aquello tenía la intención de acabar con el control que ahora ejercía sobre el daiyokai. Claramente no lo permitiría.
Con repulsión se apartó su cabeza del toque la yuki-onna. A la bestia le resultaba insufrible la cercanía de aquella insidiosa yokai. La naturaleza primitiva de los demonios perro los hacía repeler de todos aquellos que no considerase propios. Era una relación de posesividad y pertenencia propia de su especie.
Fúrico por la idea de que la yuki-onna osara tal atrevimiento, salivó ácido entre sus fauces y volvió a girar su cabeza hacia ella, aunque no pudo hacer más pues un suave toque en la comisura de su hocico lo detuvo.
Al percatarse vio la pequeña mano de la ninfa que acariciaba suavemente la marca que estaba en su comisura derecha. Extrañamente la gentil caricia no era molesta para él, a pesar de que sabía que ella era su presa y enemigo. Por unos segundos más disfrutó de la delicadeza otorgada por su presa y se encontró deseando que no dejara de hacerlo. Ese fue su último pensamiento antes de caer profundamente dormido.
Cuando Ria notó que el enorme perro por fin cayó inconsciente, suspiró aliviada.
-Estarás bien-
"Parece ser que han tenido un día muy interesante." Comentó sarcásticamente la yokai de las nieves.
"No tienes ni idea" respondió impasible la ninfa ignorando las manchas de sangre humana en las manos y mangas de la yokai, Aparentemente estuvo cazando. "Por cierto, gracias por tu ayuda.*
" No creas ni por un segundo que mi intención era ayudarte. Realmente hubiera querido ver como eras reducida a huesos roídos." respondió fastidiada la mujer de largos cabellos negros."Pero no era conveniente para mí que Lord Sesshomaru se quedara como una bestia primitiva para siempre. Alguien con su poder hubiese desatado un caos tal que sería demasiado grande para ser contenido. Además espero que no olvide esta deuda." dijo mirando casquivanamente al yokai.
Korihana se retuvo de girar sus ojos ante el mordaz comentario.
" Por cierto, ¿cómo pudiste llegar hasta aquí? Había una barrera ilusoria." preguntó más bien intrigada por la extraña llegada del yokai invernal.
"Solo seguí el yoki descontrolado de Lord Sesshomaru, aparentemente es cierto que había una barrera pero cuando llegué ya había desaparecido. Asumo que su energía demoníaca era tan basta que debilitó la ilusión original." respondió con aburrimiento. "Sabía que algo raro pasaba por la gran cantidad de sheng que estaba esparcido en todo el lugar. Afortunadamente no es algo que me afecte tanto, al menos no como a los yokais animales." indicó riéndose escandalosamente.
"Por cierto, recuérdale a mi querido daiyokai que ahora tiene una deuda conmigo."sonrió malévola "Y a ti no quiero volver a verte en mi territorio de caza." dijo sin más antes de desaparecer en una ventisca de nieve.
Korihana miró con una sonrisa casi imperceptible al gran perro que estaba cerca de ella. Al final las cosas salieron como esperaba.
A pesar de su rivalidad con la yuki-onna, ella verdaderamente agradeció su aparición hace unos momentos. Su pelea con el inuyokai no iba bien, entre más lo enfrentaba más parecía absorto por su bestia primitiva. Le preocupó que su resistencia no fuera suficiente para derribarlo.
"Realmente me preocupó notar que tu bestia logró controlarte." Ella se dio cuenta que segundos antes de que llegara la yokai, el Lord del oeste estaba cediendo a sus instintos.
De hecho, ella era consciente de que ya la había mirado como una presa y que la yuki-onna lo interrumpiera solo desató más a la bestia.
Korihana aprovechó ese momento para lanzar su hechizo purificador, que afortunadamente logró su cometido. El demonio perro había quedado en el suelo, aún consciente pero ya imposibilitado de atacar. Finalmente sólo quedaba dormir a la bestia, por lo que era importante realizar su hechizo de hibernación, mismo que debido a la naturaleza de ambas mujeres podía ser convocado por ambas. Sin embargo cuando la yokai iba a lanzarlo el gran perro se percató y trató de detenerlo, pero Ria fue más rápida y lo puso bajo el hechizo antes de que los colmillos del gran demonio atacaran a la yuki-onna.
La ninfa invernal miró a su alrededor viendo todo el paisaje nevado que se formó a raíz de la pelea, así como los escombros del castillo. Ella estaba muy cansada.
"¿Qué fue lo que hice?" dijo con una sonrisa desganada. "Habiendo recuperado mi poder lo volví a perder."
Los ataques, la purificación y el hechizo hibernal requería de una gran cantidad de energía, dado que el receptor era un adversario sumamente poderoso. Por lo que era obvio lo que ocurriría si Korihana decidía ayudar al daiyokai.
" Si te hubiera hecho caso, ahora mismo no me sentiría tan débil y agotada." La dama de las nieves trató de invocar una pared de hielo, pero apenas se materializó una frágil y pequeña barrera. "Y mi poder no se habría vuelto a reducir."
De pronto, su pecho volvió a apretarse y doler por lo que cayó al suelo, muy cerca del costado del gran inuyokai. Inmediatamente trató de apoyar su espalda para poder tratar de respirar y aliviar su molestia. Se había recostado contra el suave pelaje del daiyokai buscando comodidad mientras la presión del pecho pasaba.
"y tampoco volvería a sufrir de estas presiones." agregó a su monólogo inicial cuando el dolor hubo pasado. "Pero… no puedo ignorar a un amigo."
Susurró adormilada antes de que sus espesas pestañas cayeran suavemente.
Qué tal les pareció?
Espero ansiosa sus comentarios.
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XOXO
