El Maleficio

Y solo resta un solo capitulo para que esto se acabe!

Capitulo 05: 'Apiádate'

Observó el sol radiante, el cielo color turquesa pleno y sin nubes. El paisaje seguía siendo hermoso a través de la cortina de lágrimas que cubrían sus ojos.

Todo parecía tan normal, tan común. El mundo seguía su curso. La vida continuaba su camino a pesar de que se sentía muerto en el interior.

¿Cómo todo podía seguir siendo lindo y tan suave, cuando había un enorme agujero en su pecho?. ¿Cuándo con cada nuevo latido de su corazón, el hoyo se hacia mas y mas profundo?

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La brisa de la mañana aun era fresca. El cielo poblado de nubes grises y amenazantes se dibujaba sobre sus cabezas, vaticinando una pronta tormenta.

Los cinco jovencitos estaban allí. Tiritando bajo sus chaquetas, levemente molestos de haber sido despertados a tan temprana hora sin razón.

- Yo quería despedirme…-un joven Ash de apenas 16 años habló apretando nerviosamente las tiras de su mochila al hombro.

- ¿Despedirte?-

- ¿Acaso planeas continuar el viaje a esta hora?. En cualquier momentos se larga la lluvia…- Gary agregó secundando la pregunta de Tracey. Ambos miraron al joven de la mochila al hombro esperando que se explicara.

- Yo… Huh…- evitó mirar a la cuarta persona que de pie junto a Brock se abrazaba débilmente a si misma tiritando de frío –Yo… me voy de viaje…-

- Pero…-

- Solo- agregó. Los cuatro pares de ojos se clavaron en él. Bajó la vista, esquivando la mirada interrogante de aquellas pupilas color agua.

- ¿Cómo que te vas solo?- Brock prosiguió. Un trueno se oyó sobre ellos -¿A dónde?-

- Hace semanas recibí una invitación de la Liga Occidental… y… Luego de pensarlo, he llegado a la conclusión de que seria extremadamente provechoso para mi carrera el viajar hasta ese lugar…-

- ¿Así tan de repente?-

- No contaba con mucho tiempo para decidir, Brock-

- Pero…- la joven pelirroja habló por fin, despegando sus rosados labios. Su cabello suelto volaba en todas direcciones bajo aquel viento húmedo que precedía a la tormenta. Se abrazó a si misma otra vez - Europa queda muy lejos…-

Ash miró a su costado. No quería verla. Si lo hacia, comenzaría a dudar, a ponerse nervioso y confuso como últimamente le ocurría cada vez que estaba cerca de ella.

- Lo siento- murmuró.

Los cuatro jóvenes se quedaron en silencio, estudiándolo bajo aquella extraña quietud mientras mas truenos gruñían en el cielo. El viento se hizo mas violento.

- En dos horas sale mi avión…- Ash comentó en voz baja –Creo que ha llegado la hora de despedirme…-

Se acercó abrazando a Brock, este le recomendó varias cosas al oído que hizo soltara una risita débil y corta. El joven se veía triste pese a todo.

- Volveré pronto, ya verán- dijo mientras procedía a despedirse de Tracey. Ninguno contestó a su frase, parecía que intuían que aquella era una mentira, y que pasarían años enteros antes de que se sintiera lo suficientemente seguro como para volver.

-¡No te lo perdonaré si no vienes cargado de fama y gloria!- Gary exclamó antes de abrazarlo palmeándole el hombro, ocultando la pena tras su voz alegre.

- No te preocupes, será lo primero que haré-

Ella estaba ahí. Esperando cabizbaja su turno para saludarlo. Él vaciló, despedirse de ella era lo mas estupido y lo mas necesario también. Muy dentro sabía que no podría viajar con tranquilidad si no sentía por última vez su calor confortante.

- Ah… Misty…-

Ella dio el primer paso, echándose en sus brazos, estrechándolo entre los suyos mientras se debatía en un llanto profundo que parecía no tener consuelo. Él permaneció allí, tieso y extrañamente feliz por aquella situación. Su resistencia a ella comenzaba lentamente a evaporarse.

El cielo se rompió por fin, dejando caer su contenido acuoso. Un extraño sonido hipnótico comenzó a oírse conforme las gotas chocaban contra el suelo, sobre sus chaquetas. Una melodía suave que rimaba con esa situación.

- Buen viaje, Ash…- logró distinguir que Misty decía entre sollozos –Regresa pronto…-

No podía soportarlo… No podía soportarlo… No podía soportarlo… Aquello dolía tanto…

Bruscamente la empujó de si. Ella lo miró algunos segundos y luego se cubrió el rostro con las manos. Gary se acercó poniendo un brazo sobre sus hombros. La joven se giró abrazándose a él.

Ash limpió algunas lágrimas furtivas y se mordió el labio antes de que le empezara a temblar. La lluvia arreció un poco.

- Nos vemos pronto, chicos- dijo intentando sonreír.

Ellos no contestaron. Él acomodó su mochila y se dio la vuelta partiendo apresuradamente. La lluvia siguió su camino.

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- Quiero morir…-

Con la cabeza entre los brazos no hacia mas que llorar y sacudirse convulsivamente. Tenía la garganta adolorida y reseca.

- Quiero morir…-

Ahogó un gemido involuntario y levantó la cabeza para tomar algo de aire. Apenas se sentía con las ganas suficientes de abrir los ojos, la luz del sol le hacia daño.

- Quiero morir!-

Se apretó el pecho tratando de mitigar esa inagotable fuente de amargura. Nada parecía ser capaz de calmarlo.

Estaba ajeno a la belleza del lugar. El hermoso parque-jardín que lo rodeaba, donde él había ido a buscar refugio, y que solo sirvió para que se recluyese aún mas en su propio mundo de melancolía.

Las personas que pasaban a su lado se veían tan felices, tan alegres, que por momentos le parecía un insulto que aquello fuera así. El cielo debía de estar gris, y una lluvia fría y gruesa tendría que estar cayendo sobre él, sobre sus problemas, sobre su dolor. Pero no, aquel día era simplemente esplendido. Soleado y azul como el verano.

- ¿Dónde quedó aquel gran maestro pokémon que muy seguro de si mismo se burló de mí hace un mes atrás?-

Ash alzó la vista. No le costó mucho reconocer esa voz. Desde que la había oído aquella primera vez, deseaba volver a escucharla.

- En que deplorable aspecto te encuentras Ash Ketchum-

La mujer vestía ahora de blanco y llevaba el cabello suelto. La gruesa moneda dorada era reemplazada por un pequeño cristal transparente que emitía pequeños haces de luz.

Por un lado todo indicaba que era la misma gitana, pero por el otro… había algo, un cierto vaho que ella exhalaba que se sentía diferente.

Él se pasó una mano por los ojos.

- Por favor, máteme- dijo con voz ronca.

La gitana lo miró sin inmutarse –Esperaba algo mejor de ti, Ketchum-

- Usted me ha metido en esto, solo le pido que acabe de una vez conmigo…-

- No sabes lo que dices-

- ¡Si sé!- exclamó soltando un sollozo, apretando nerviosamente los puños – Sé como me siento… la mejor forma de acabar con todo este sufrimiento es muriendo…-

- Creí que tu vida era perfecta… ¿No era eso lo que tratabas de decirme aquel día…?-

- Me equivoqué… M-me faltaba una cosa para ser feliz y-y… acabo de perderla…-

Ella meneó tristemente la cabeza –Lo siento por ti-

- Usted puede hacer algo para aliviarme…- Ash suplicó juntando sus manos- Máteme, yo ya no puedo vivir sabiendo que… q-que ella está con mi mejor amigo… q-que yo fui un cobarde y que no me…-

- Basta- lo cortó –Yo no puedo hacer eso. Si hubieras escuchado a mis palabras desde un principio…-

Él soltó un respingo y volvió a enterrar la cabeza entre las manos.

La gitana le puso una mano en el hombro.

- Debiste aprovechar tu oportunidad Ash Ketchum, y no salir huyendo como un cobarde. Debiste pensar en las consecuencias de lo que hacías… Una decisión mal tomada te ha arruinado la vida…-

Cariñosamente levantó su rostro húmedo hacia ella. Le pasó un dedo por los parpados.

- Escucha, quita esas ideas suicidas de tu mente. Piensa en tu mamá, en tus amigos, en ella… -le sonrió- Ve a descansar. Mañana será otro día y veras las cosas desde otro punto de vista-

Suspiró con gran esfuerzo. Algo de verdad había en sus palabras. Se inclinó a recoger su maleta y cuando se incorporó, la gitana había desaparecido tan rápido como hubo llegado.

Observó el agradable sol de la tarde ocultándose tras las pequeñas nubes que parecían ser de algodón. Se peinó el cabello con los dedos y echó a caminar por uno de los senderos de la plaza.

La gitana seguía toda la escena desde otro lugar. Con sus dedos pulgar e índice acariciaba la piedra transparente que colgaba de su cuello.

- Quizás ahora por fin entiendas, Ash…-

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El cielo se teñía de rojos y anaranjados. Azules y violáceos. Pronto anochecería.

Pero a él no le importaba. Con la vista clavada en el crepúsculo, en los colores de fuego que le recordaban a su cabello, a ella; seguía aquel espectáculo con una tranquila expresión. Esto es tan romántico… Estaba seguro que ella diría si estuviera de pie junto a él.

Sonrió, no pudo evitar hacerlo.

'Que seas muy feliz, Misty…'

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He aquí el poder de la vida y la muerte está en tus manos… ¿Cuál camino vas a elegir?

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Continuará