Capítulo 1


Enero - Año XX41 - Reino del Sur - Kreint

Hace un mes, el invierno había llegado al reino de Kreint y luego de heladas ventiscas, había iniciado la primera nevada del año.

Era realmente una lastima que no pudiera disfrutar de la vista desde el invernadero del jardín.

– Uf... uf..

No podía parar de jadear mientras intentaba inhalar una buena cantidad de aire.

Sentía la presión en mis pulmones y en mi pecho mientras corría por los pasillos del palacio hacia el pasadizo de escape, el cual, estaba escondido entre los estantes de su biblioteca privada.

"Corre... Más rápido... Corre"

Las lágrimas se derramaban como cascadas por mis mejillas sucias.

Me dolían los pies por correr descalza por el suelo helado de los pasillos, mi vestido melocotón estaba percudido y manchado con la sangre de los caballeros y...

La sangre de mi padre.

– ¿Por qué sigues corriendo mejillas?

Escuché su voz a lo lejos junto al sonido de sus pasos veloces.

Me estaba siguiendo.

– ¡¿Crees que podrás escapar de mí?! Maldita bastarda... Solo espera a que coloque mis manos sobre ti.

"¿Por qué? Maldición... No dejaré que me mate."

Doble a la derecha, abrí lo más silenciosamente posible una puerta que conectaba a otro pasillo y seguía corriendo.

"¡Maldita sea! ¡¿Por qué mierda los pasillos de este castillo son tan largos?!"

Después de correr un poco más, logré ver la entrada a la biblioteca.

"Al fin..."

BAM*

El golpe de la puerta me detuvo.

Me giré asustada, y lo vi... A cierta distancia de mi, estaba Bakugo Katsuki.

Él había pateado la puerta del pasillo que lo aislaba de mi.

– ¡URARAKA! – Rugió con irá.

Sus ojos se conectaron con los míos, sus ojos rubíes brillaban de manera macabra, él, tenía sed de sangre.

Lo mire detalladamente por unos segundos.

Él sonreía con furia por lo que parecía un completo desquiciado.

Llevaba la espada manchada con sangre en su mano derecha y su traje negro salpicado en sangre junto a la capa roja que colgaba de sus hombros lo hacían ver más prepotente.

No pude evitar tragar con fuerza.

En un solo pestañeo comenzó a correr hacia mí.

– ¡NO! – Grité aterrada.

Con pánico entre a la biblioteca e intento escabullirme sin dejar rastros del camino que seguí entre los estantes.

El pasaje de escape estaba detrás del penúltimo estante a la izquierda contra la pared.

Mi padre me dijo que sólo debía mover la pequeña escultura de estrellas y se abriría, por fin podría huir.

Cuando estaba a punto mover la escultura, una espada se colocó al costado derecho de mi cuello.

Mi respiración se detuvo por un momento del miedo.

– Al fin... – Susurro detrás de mí.

– Jajaja, no puedo creerlo. Resultaste ser bastante hábil para correr. – Suspiro.

– Adivinare, ¿Querías huir por aquí mejillas, no? Tal vez, ¿Un pasaje secreto?

No podía articular ninguna palabra, no podía ni siquiera voltear a mirarlo.

"¡Maldición!"

Mordí mis labios con frustración, baje lentamente mis manos a mi regazo y apreté mi vestido mientras mis lágrimas se derramaban más y más por mi rostro.

– Preciosa, mírame. – Ordenó mientras apretaba más su espada contra mi cuello.

Voltee mi rostro lentamente a la izquierda y lo mire.

A diferencia de mi que lo observaba con horror, él me miraba con diversión y odio.

– Eso es, llora. Llora bebé. Es lo unico que sabes hacer. – Murmuró. – Mis vasallos tienen razón, tú y tú estúpido reino siempre serán traidores.

"¿Traidores?" Mis ojos no pueden evitar abrirse más de lo que ya estaban abiertos.

– ¿Q-qué? ¿Traidores? No somos traidores.

Vi como su risa desaparecía y colocaba un rostro sombrío y serio.

– ¡Cállate!

Grito mientras movía su espada a mi espalda.

– Esto es por mi reino y por tu propio bien. – Gruño.

– Ojalá... – Susurró – Ni siquiera nos encontremos en otra vida.

De una estocada y sin vacilación me apuñaló. Sentí el frío del metal traspasar mi cuerpo y la humedad de la sangre tiznar mi vestido.

El seguía empuñando la espada mientras la apretaba más y más en mi.

Por el miedo y el dolor que estaba sintiendo, comencé a hiperventilar entre lágrimas, mientras lentamente, sentía mi sangre fluir por mi boca.

Un segundo después perdió fuerzas y comenzó a caer hacia un costado.

Pero uno de los brazos de Bakugo me atrapó y luego de retirar la espalda con una mano volteo mi rostro hacia él.

Lo único que alcancé a ver fueron sus ojos impregnados de un color como la sangre con tenues sombras oscuras mirándome sin emoción ni resentimiento alguno.

Vi sus labios moverse en cámara lenta.

– ...

No logré entender lo que decía.

Por lo que cerré mis ojos por el dolor.

– ... Ochako... – Susurró.

"¿Dijo...mi nombre...?"

Segundos después, sentí el frío rozar mi cuerpo mientras me hundía en la oscuridad.

Y así, a mis 20 años, durante el atardecer de la primera nevada del año. Morí en manos de mi prometido, Katsuki Bakugo.


No sé si a alguien le gustará esto pero es una idea loca que tuve de un día para el otro jaja.

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P/D: Espero alguna vez mejorar esta historia, de todas formas disfrútalo~

Espero que sea de tu agrado y sobre todo, ¡Gracias por leer! ( ꈍᴗꈍ )