— -cha..k..
Escuché un pequeño sonido a lo lejos.
— Ochako.
Alguien estaba llamándome.
— Cariño, abre los ojos.
"¿Esa es la voz de mi padre?" No podía creerlo. "¿A caso estaba en el cielo o en algún lugar del más allá?"
"Yo...¿Estoy muerta?"
— Mmm ... No quiero. — Susurré.
Mi voz sonó áspera y un poco más fina de lo normal, pero no le di importancia.
— Ochako, abre los ojos y levántate. Hay alguien esperando en el pasillo para hablar contigo.
"¿Qué?"
En un segundo, abrí los ojos lo más grande que pude y me senté apresuradamente.
La fuerte luz del sol que entraba en la habitación cegó mi vista por un momento.
Segundos después, lo primero que vi fue a un hombre de cabello castaño con pequeños reflejos colorados por el sol y con ojos avellanas que parecían a los míos.
— ¿Pa...padre?
El hombre frente a mí se veía mucho más joven a cuando lo vi por última vez. Sus canas a los costados de su cabello habían desaparecido. Parecía de unos veintiocho u treinta años.
"¿Qué sucede, por qué se ve tan joven?"
Baje la mirada a mi regazo y pude ver mis pequeñas manos apretando las sábanas blancas de la cama.
"¿Dónde estoy?"
El olor a alcohol y medicinas junto al ambiente que me rodeaba me resultaban familiares.
Con una simple mirada al rededor me quedo claro de que estaba en la enfermería del castillo.
Esto era algo muy peculiar, sentía que era un sueño, algo bastante extraño como para estar recordando antes de perder la vida.
— Ochako, cielo ¿Te sientes bien? ¿Necesitas que llame al médico? — Su mano acarició una de mis mejillas.
El contacto era demasiado real como para ser un sueño.
— Padre... ¿Qué día es hoy?
Sus cálidos ojos avellanas me miraron fijamente.
— Hoy es Martes, 15 de Junio del XX28. ¿Lo recuerdas Chako? — Me miro con preocupación.
¿Hace cuánto que no me trataban así con tanto amor y preocupación? Realmente estaba a punto de llorar, pero primero debía controlarme para entender que estaba sucediendo.
"Espera, ¿dijo 15 de Junio del XX28?"
Internamente comencé a gritar del pánico.
"No puede ser... Un espejo, necesito un espejo."
Me levanté de la cama apresurada para acercarme al escritorio de la habitación.
Busque sobre la mesa y entre los cajones, hasta que di con un espejo con forma cuadrada de tamaño mediano.
Lo tome con miedo entre mis manos y lo alcé hasta mi rostro.
No podía creerlo.
Tenía una comprensa sobre mi frente y mi nariz estaba inflamada, pero pude reconocerme.
Mi rostro era de cuando tenía ocho años.
"¡¿Acaso volví en el tiempo?! ¡¿Por qué?! ¡¿Cómo?! ¡¿Qué está pasando?!"
Mientras hacía todo un drama y gritaba sin parar en mi mente, mi padre se acercó lentamente a mi lado.
— Chako, esa comprensa no es nada importante, solo te ayuda a sacar el dolor del rasguño — Acarició mi cabeza lentamente. — Tú pequeña herida desaparecerá pronto. No es nada de lo que debas preocuparte.
"¿Herida?"
Toque mi frente con cuidado.
Ahora lo recordaba.
"Así que volví a ese día."
Hoy es el día en el que conocí al príncipe Katsuki Bakugou.
Él tenía nueve años y yo ocho cuando nos conocimos un día cálido de verano.
Ese día por la tarde, estábamos en el jardín jugando con espadas de madera mientras nuestros padres y mi tío estaban conversando en la sala para tomar el té.
Shinsou, el hijo de mi tío Aizawa, era dos años mayor que yo y estaba con nosotros, pero luego simplemente se aburrió y volvió al castillo.
En ese momento, Katsuki Bakugou aprovecho para burlarse de mi.
"No puedes jugar con espadas. Eres una princesa caprichosa." Eran algunas de sus frases junto a muchos más comentarios que en vez de herirme solo provocaron mi irá.
Cuando finalmente me enojé, corrí hasta estar frente a su espalda y golpeé sus piernas por detrás con la espada y el cayó al suelo.
Cuando decidí irme y ya estaba caminando a la mansión, él me llamó.
Volteé para verlo, pero lo único que pude llegar a ver fue su cabello rubio cenizo.
Al parecer, él solo quería tirarse contra mi espalda o empujarme, pero como gire, su cabeza golpeo contra mi cara.
Por el impacto, ambos caímos sentados sobre el césped uno frente al otro. Al inicio, él se reía de mí a pesar de también tener un chichón en su cabeza. Pero luego, de un momento a otro se puso serio y pálido. Estaba asustado por lo que empezó a gritar por ayuda.
No entendía que sucedía, solo sentía algo un poco espeso bajar por mi nariz, toque con mis manos el líquido para ver que era y...
Era sangre.
Su cabeza había golpeado justo entre mi nariz y mi frente, por lo que era obvio que sucedería esto.
Pero, por el mismo impacto, unos momentos después simplemente me desmayé.
Espero que sea de su agrado, realmente acepto críticas para mejorar!! ¡Nos vemos en el próximo capítulo!
(づ。‿‿。)づ
