Título: EL AMOR TAL VEZ
Autor: Clumsykitty
Género: Yaoi con toques de aventura y otras incoherencias, producto de la falta de azúcar.
Parejas: Las que se dejen –no es mi culpa si no quieren estar juntos-.
Disclaimers: ni modo, Yu Gi Oh no es mío u.u
Feedback: Lo agradeceré eternamente.
Nota clumsykitty: Les doy gracias por sus comentarios. Espero no defraudarles T.T aunque me han hecho sentir intimidada -sonrojo-
Soy tan torpe…
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Quisiera volar hasta donde te escondes
Contarte de una vez que razones me rompen
Dejar de echar tanto de menos a tu corazón
Y quisiera tenerlo, robarlo aunque fuera
Dejar de negar que aún me vale la pena
Aquél corazón que me late dentro de ti.
Amor inmenso y sin herida.
Sin historia y a medida
Amor que no haga más preguntas
Preparado a no entender
Amor que mire bien de frente
Suficientemente fuerte
Amor que no busque salida
Y no me cueste la vida...
………………… No hay no un corazón que valga la pena, Miguel Bosé.
CAPITULO 10. POR TI.
-Entonces¿queda todo claro?
-Sí.
-¿Hablaste con él?
-Ajá. No hay problema. Esto será emocionante.
-¿Joey no se negó?
-Primero se rehusó, pero como le dije que me lo debía, tuvo que aceptar.
-¿Crees que Mokuba lo consiga?
-Sí, es muy astuto.
-Al fin algo de diversión.
-No puedo esperar a que estemos todos juntos.
-Ni yo. Bueno, nos veremos en el aeropuerto de Ciudad Domino.
-Sí, hasta entonces, Mai.
-Bye, Serenity.
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-¿Qué sucedió?
-Jeje. Lo tengo.
-¿Estás seguro? Todo esto es para ellos. Si no va…
-Créeme, Serenity. TENDRÁ que ir.
-Es que tu hermano es tan orgulloso…
-Tengo un as bajo la manga.
-Recuerda que debe lucir muy atractivo.
-Angie me sugirió algo y sospecho que será un trancazo.
-Esos dos tienen que caer.
-Lo harán.
-Lo de menos es que Joey se le acerque. La gran duda es si no volverán a pelear. Tienes que hablar de eso con tu hermano, Mokuba.
-Angie lo hará.
-¿Angie hablará con Kaiba?
-Ajam. Deberías escucharla, tiene un gran poder de convencimiento. Por ella y gracias a ella, Sam y yo estamos saliendo formalmente.
-¡Wow!
-Así es. Seto lo reconsiderará.
-Cruzo mis dedos.
-Yo también. Ya quiero que sea la fiesta.
-¡SEÑORITO MOKUBA!
-¿Qué fue eso?
-¡Ooops! Sniffle volvió a comerse los pastelillos de Wilson. Tengo que colgar, Serenity. Bye.
-Bye, pequeño.
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-So, Kaiba boy¿Ya eres soltero de nuevo, eh?
-Mhm…
-Lindo¿de verdad estás saliendo ahora con Maximillian Pegasus?
-No seas ridícula.
-¿Siegfried Von Schroider?
-Grrr...
-Easy boy¿no tienes pareja, entonces?
-Así es, Sonya. ¿Puedes dejarme en paz?
-Deberías hablar con la prensa, te están juntando con el norteamericano…
-No voy a gastar mis energías en algo inútil.
-Pero¿y el joven rubio? Recuerdo que se "llevaban" muy bien.
-Fuera de aquí, Sonya.
-Los rumores que se pregonan en la universidad son ciertos.
-¿Qué rumores?
-Te divorciaste por culpa de ese fotógrafo.
-Tienes un segundo para irte.
-I hate you.
-Whatever.
Seto siguió concentrado en la lectura de su libro mientras Sonya Foucault lo dejaba solo en la mesa de la cafetería de la universidad. Los últimos días, el ojiazul se enfrascaba en sus estudios y el trabajo para evitar encuentros con Joey que siempre terminaban en discusiones hirientes. Se masajeó una sien al sentir una punzada de dolor. El estrés en su vida ya le estaba agobiando. Sus problemas personales le ofuscaban la mente y tenía muchas cosas por hacer: ponerse al día en sus estudios, organizar la Corporación Kaiba para el próximo torneo de Duelo de Monstruos, terminar el nuevo disco de duelo para Prometeo, discutir con sus Vicepresidentes, estar al tanto de los asuntos escolares de Mokuba y pelear con uno que otro reportero infame que le atosigaba con preguntas sobre su vida íntima. Le producía gran regocijo el famoso premio del rubio pero a la vez le enfurecía saber que siempre había dudado de su cariño. Todas las noches le daba vueltas a las memorias traídas del Inframundo, buscando una explicación lógica al comportamiento de Joey.
-Pero él te ama, dulzura.
Kaiba levantó su vista, una rubia de ojos verdes y vestida en un escotado traje sastre estaba parada frente a él con una sonrisa. El castaño frunció el ceño, volviendo a su libro.
-Angela Da Silva.
-Correcto, amor.
-Lárgate de mi vista.
-Esa no es manera de comportarse con alguien que te ayudó antes.
-Solo fuiste una distracción que no es lo mismo que ayuda. Además, me has traído un pulguiento problema a mi casa. Vete de aquí.
-¿Tanto te duele?
De un golpe, el ojiazul cerró el libro y se cruzó de brazos.
-¿De qué manera te hago entender que no quiero verte?
-Tal vez seas la víctima, pero no por eso vas a esperar a que Joey te busque todo el tiempo.
-Haré que te saquen de aquí.
-Inténtalo, cariño. Pero voy a salir gritando todo lo que sé sobre ustedes dos.
Dos miradas amenazantes se encontraron, pero el poder de Angie fue mucho mayor. Seto desvió su mirada. La rubia se sentó frente a él.
-Eres un genio, así que iré al grano. ¿Sabes quienes fueron Romeo y Julieta?
-¿Qué rayos…
-¿Sí o no? –preguntó Angie con un tono autoritario. Una nueva guerra de miradas y de nuevo Seto como perdedor.
-Sí.
-¿Tristán e Isolda?
-¿Por qué… -de nuevo la mirada- Sí, los conozco.
-¿Siegfried y Brunilda?
-No entiendo a que vienen esas preguntas.
-¿Sí o no?
-Sí.
-¿Y sabes lo que tienen en común?
-Fueron amates trágicos.
-¡Bravísimo¿Y sabes el porqué?
-¡Todo el mundo lo sabe!
-Pues yo no.
Otra guerra de miradas. Angie no cedía.
-Habla claro.
-Están muertos por idiotas, Setito de mi vida.
-¿Qué?
-Dejaron que las circunstancias fueran más fuertes que su amor. Vacilaron para defenderlo y murieron desgraciados. ¿Quieres que les pase eso a ustedes?
-Son personajes…
-Basados en parejas reales, tesoro. Abre esos lindos ojos. Joey te necesita tanto como tú a él.
-Pues no lo demuestra.
-Terroncito de azúcar, no seas tan orgulloso. Mi Joey está desesperado por estar a tu lado, con eso despierta cada mañana. Pero también está sufriendo, conoce a fondo tu dolor y tus lágrimas y ya no quiere equivocarse contigo.
-Cada vez que nos vemos, solo nos insultamos –confesó Kaiba- Y no es tú Joey.
-Je. Solo quería darte celos.
-No soy celoso.
-Seguro, amor.
-Deja de dirigirte a mí de esa manera.
-¿No sería mejor si cedieras un poco?
-¿Ceder?
-Joey no es le perro más listo del mundo y tú lo sabes. Sé un poco condescendiente con él. Dale a entender que estás esperándolo con los brazos abiertos.
-¿Cómo puedes asegurar algo así?
-Lo sé. Lo sé.
-Ahora veo por qué ese asqueroso perro es así. Tú eres igual. Todo se parece a su dueño.
-A mi Sniffle nadie lo insulta más que yo.
-Lo odio.
-Eres irresistible, bombón. Claro que quiere estar contigo a todas horas y en todo momento. Eres su amor a primera vista.
Seto quiso fulminarla con la mirada, pero el sonrojo en sus mejillas aminoró el efecto. Angie rió discretamente.
-Sería buena idea decirle a Joey que mi Sniffle es más inteligente que él y le anda haciendo la competencia ya.
-Tu horripilante perro entró a mi recámara la otra noche y ensució mi cama, mi traje y mi persona.
-Mokuba me dijo que no se te quitaba de encima.
-¡Tuve que bañarme después¡Es asqueroso!
-Está bien. Eso lo lamento.
-Voy a echarlo a la perrera.
-Quiero verlo. Además, por el momento es el perro de Mokuba¿no vas a herir sus sentimientos deshaciéndote de Sniffle, verdad?
-Gente como tú no debería existir.
-Mi lugar en esta vida no está en tela de juicio. Tu amor por Joey es el que estamos juzgando.
-Estoy perdiendo mi tiempo –Seto comenzó a recoger sus cosas.
-¿Todas tus lágrimas han sido en vano¿No deseas estar con él?
-No voy a responder eso.
-Cometió un error, Seto. Pero su amor por ti es de ésos que no se dan dos en un mismo siglo. ¿No te rescató de la muerte?
El castaño volvió a desviar su mirada, pensativo. Todavía le estremecía recordar la increíble presencia de los Dioses del Inframundo y la cálida luz de Joey llamándolo. Compartían un solo corazón desde entonces.
Y ése era el problema. Aunque Seto deseaba tener a su lado a Joey.
-Así es –Angie tomó una de sus manos- Dale esperanzas, cariño. Una vez Joey te dio abrigo en su corazón para que tú sanaras tu alma. El ahora necesita del tuyo para curarse. Debes decirle que lo has perdonado. Debes decirle que lo amas a pesar de todo.
Seto la miró a los ojos. Había algo extraño pero poderoso en Angie que le provocaba cierta inseguridad. Como si leyera su alma. O le conociera de toda la vida. Sus ojos verdes traspasaban en su interior.
-Siempre le fuiste fiel¿no es así? No renunciaste a amarlo ni un solo instante. Eso es lo que debes darle a entender a Joey. Tienen que recuperar esa confianza para compartir de nuevo sus vidas.
Angie se puso de pie sin soltar al ojiazul, invitándole con un gesto a tomar sus cosas para seguirla. Como si fuera un hechizo, Kaiba le obedeció. Juntos se dirigieron a uno de los campos de entrenamiento en la parte posterior de la Universidad. Caminaron hasta subir a las gradas de asfalto que rodeaba el campo.
-Siéntate y escúchame, Seto –le indicó la rubia, señalando una de las bancas.
-¿Qué…
-Sólo escúchame.
Seto tomó asiento para que Angie se arrodillara frente a él muy seria y con sus manos en sus rodillas. La joven lo observó unos minutos. El no pudo acertar cuál era su expresión. Cierta chispa apareció en aquellos ojos verdes.
-Hay tanto amor en tu vida, Seto, que puedes considerarte el hombre más rico del planeta. Mokuba te ama, Sniffle te ama, tus amigos te aman, yo te amo, y sobre todo, Joey te ama. Pocas personas tienen esa suerte. Yo sé que para muchos eres el CEO de Kaiba Corp., que luce cruel y sin sentimientos, porque nunca se han dado la oportunidad de conocerte realmente, te juzgan si ver. Pero eres un alma bellísima.
-No comprendo… -balbuceó azorado el castaño- … a dónde quieres ir con eso.
-Eres ese amor que no conoce medida ni tiempo, no conoces la derrota ni los obstáculos. Eres como el árbol que da sus frutos después de sobrevivir a una cruel tormenta y todavía alberga en sus ramas a las aves perdidas. ¿No es eso lo que hace tu compañía?
-¿Eh?
-Te he pensado mucho y me doy cuenta de que eres más noble de lo que tú mismo crees. Por eso digo que has perdonado a Joey porque veo ese perdón en tus ojos cada vez que pronuncio su nombre. Le lloras, lo sé. Amar no es fácil ni dulce. Temes entregarle todo de nuevo y que seas rechazado como antes. Pero aquellos tiempos ya se marcharon, Seto. Has visto su corazón sin máscara alguna y dichoso de ti, le conoces como pocos amantes tienen el lujo. Yo no te digo que vuelvas a escribir en un nuevo libro porque tu amor ya ha contado demasiadas páginas pero si te digo que vuelvas a escribir en una nueva hoja. Cuantas lágrimas veo en tus ojos que llueven solitarias por amor a Joey cuando deberían caer en las palmas de tu cachorro, gozosas y cálidas.
Kaiba sintió un nudo en la garganta.
-Yo sé que todo se destruyó cuando viste la verdad como una luz cegadora después de tanto tiempo de oscuridad. Todo se vino abajo y tus sueños se quebraron como flores marchitas por el invierno. Pero no puedes permitir, tú que eres tan fuerte y decidido, que esos tormentos te alejen de tu amor. La semilla de la esperanza aún se encuentra en tu corazón, Seto querido, esperando un sueño para florecer. El unicornio existe, pero solo se deja ver al corazón dispuesto. Eres el aire que Joey respira, eres su alimento, su sed, sus lágrimas. Se aferra a ti como el náufrago débil a una frágil viga en un océano furioso y apenas se sostiene. A ti quiere llegar pero tiene miedo de que sus manos te manchen con dolor, pero si tú le muestras el camino, volverán a ser felices, Seto. Han vencido a la Muerte juntos, vencer sus dudas debería ser pan comido.
-Joey… -musitó el ojiazul con los ojos húmedos, sus puños se cerraron, levantando su mirada hacia la rubia- ¿Por qué dices que me amas?
Angie le sonrió dulcemente, tomando sus manos.
-Estoy enamorada de ti. Veo el color del castaño y pienso en tus finos cabellos. Veo el cielo azul y pienso en tus ojos tristes. Veo la blanca luz de la mañana y pienso en tu piel delicada. Veo a Joey y pienso en tu amor. Te amo porque eres amor. Te amo porque eres todo lo hermoso que el amor ha creado. Estás aquí haciendo de la Tierra un paraíso con ese divino cariño que encierra tu corazón. ¿Qué no ha de rendirse al amor? Voy a confiarte algo. Esta mirada no creí verla de nuevo. El amor verdadero. Por eso me enamoré de ti, así como me enamoré de Joey. No puedo permitir que esta bendición del cielo se esfume por un simple error humano. Amar es lanzarse al vacío sin saber cuan larga es la caída y si sobrevivirás a ella, solo cierra tus ojos y confía, Seto. Haz que Joey confíe de nuevo en que es digno de ti, déjalo acercarse a tu corazón y tu calor ya no lo dejará partir.
El cuerpo de Seto se estremeció y Angie lo abrazó, consolándolo con una sonrisa de satisfacción, dándose cuenta de que él había comprendido.
-Bendito eres entre todos nosotros, Seto, porque has encontrado el amor de tu vida y puedes retenerlo. En este valle de sangre y dolor eres la vida, la esperanza… eres el ave del amor que anuncia la dicha.
La chica escuchó un leve sollozo y continuó abrazando a Kaiba. Sus ojos miraron al cielo rojizo del atardecer sobre ellos y se rozaron antes de dejar caer un par de lágrimas mientras ella canturreaba al oído del ojiazul.
-"Komm in mein Boot
ein Sturn kommt auf
und es wird Nacht.
Wo willst du hin
So ganz allein
Treibst du davon.
Wer hält deine Hand
Wenn es dich
Nach unten zieht
Wo willst du hin
So uferlos
Die kalte See.
Komm in mein Boot
Der Herbstwind hält
Die Segel straff... (i)
-¿Por qué cantas esa letra? –Seto se separó un poco de ella, ya tranquilo.
-Oh, mi precioso niño –Angie sacó un pañuelo de su pantalón para limpiar el rostro del ojiazul- ¿Qué ángel te ha enviado a mí?
Ella tomó su mejilla y le dio un suave beso, Kaiba parpadeó confundido, provocando una risa de parte de la rubia.
-Es muy cruel navegar en el mar de la vida sola –Angie recorrió su rostro con admiración- Al menos ya tengo una lámpara que me ilumina –volvió a besarle- Te amo tanto mi niño lindo de ojos azules.
Con ambas manos, Angie tomó el rostro del ojiazul para besar su frente. Lloraba en silencio. Seto la miró preocupado al notar el gran desconsuelo en sus ojos pero ella seguía sonriéndole a pesar de sus lágrimas. Acariciando con sus pulgares esas mejillas, la rubia le dio otro beso, ahora en los labios, dejando escapar un sollozo.
-Ángela… -murmuró inquieto el ojiazul.
La rubia sollozó de nuevo sin soltarlo, cerrando sus ojos y dejando caer su rostro contra el pecho de Kaiba, que levantó sus manos para posarlas, titubeando, sobre sus hombros. Rápidamente, Angie tomó sus muñecas y las besó con ternura.
-No… -susurró- … no lo merezco… -besó sus dedos- No te preocupes, voy a ayudarte. Vas a ser feliz, tesoro. Te lo prometo.
Seto quiso decir algo ante la extraña actitud de la joven que lo reverenciaba como su fuera un ídolo. Su candor le hizo ruborizarse en tanto su cabeza trataba de buscar algo que decirle.
-¡FUCK YOU, KAIBA! WHAT ARE YOU DOING TO HER?
Una pelirroja se acercó a ellos, subiendo a las gradas muy enojada, blandiendo amenazante su capeta de apuntes contra el castaño.
-Sonya…
-Shut up! Yo creí que eras un caballero, no un imbécil, Kaiba. ¡Déjala en paz!
-No, está bien –Angie se levantó, secándose el rostro con sus manos- Él estaba ayudándome.
-¿Uh? Really? –Sonya los miró- Pero... tú estabas llorando… por él ¿No es así?
-Oh, no –la rubia se volvió hacia Seto- Él es ahora mi precioso niño.
-Creo que te golpeaste con la banca…
-Quizá…
-Sonya¿Qué estás haciendo aquí? –intervino el castaño.
-Te estaba buscando, baby. Hay un tipo que dice venir en representación de una revista preguntando por ti, sobre algo importante, según él. Está en la oficina del Rector.
-Gracias. Iré ahora mismo.
-Por cierto, soy Sonya Foucault –la pelirroja le extendió una mano a Angie- de los desafortunados Foucault de Australia.
-Ángela Da Silva, gusto en conocerte –replicó la rubia, estrechando su mano- ¿Foucault, dices?
-Yeap. ¿Por qué¿Conoces a alguien de mi familia?
-Sólo me parece haber oído antes ese nombre… no es nada –ella se giró- Ve a tus asuntos, gatito. Después te buscaré.
Angie posó una mano en la mejilla de Kaiba quien curiosamente no la rechazó y solo asintió en silencio. Sonya soltó su mandíbula ante la escena con unos ojos estupefactos.
-Un momento, Kaiba boy. ¿Qué no eres gay?
-Como yo –contestó la rubia.
-What¿Lo dices en serio?
-Sip.
-Jesus! Has caído del cielo, chica. La hermana de mi esposo, Matt, es gay pero recién terminó una relación muy desafortunada. ¡Oh, por favor, tienes que conocerla¡Ella es muy linda e inteligente! Matt la invitó a pasar unos días aquí en Ciudad Domino para distraerla, pero si accedes, puedo arreglarles una cita. ¿Aceptas?
-Bueno… -Angie se rascó su cabeza con un dedo.
-Please? Pretty please? Pretty pretty please with a cherrie on top?
-Sonya, calm down –le amonestó el ojiazul.
-Supongo que puedo intentarlo… ¿Cuál dices que es su nombre?
-YES! Lucy, Lucy Sinclair. No vas a decepcionarte, te lo juro.
-Si me disculpan –les interrumpió el castaño, haciéndoles ver que necesitaba que se movieran de su camino para salir de las gradas.
-Pasa, amor.
-Bye, Kaiba. I'll call you for the project.
Seto pasó entre ellas y bajó los escalones para marcharse, dejando a las chicas platicar de sus asuntos a gusto. Antes de dar vuelta por el pasillo de la salida, se giró para observar a Angie. De cierta manera, se parecía a Joey, pero aquellas lágrimas suyas le hicieron sentir una melancolía cargada de remordimiento. Volvió a su andar con una débil sonrisa. Sin notarlo, ahora la consideraba una buena amiga.
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Joey revisó de nuevo el papel en su mano. El edificio era el correcto. Dio unos pasos atrás para ver de nuevo la construcción. Un edificio de once pisos estilo moderno y muy elegante, de grandes ventanales oscuros y jardineras en cada nivel. Encogiéndose de hombros, entró en el lobby. Un portero le recibió, preguntando el motivo de su visita. Mientras el rubio daba sus datos y dejaba una identificación, observó a su alrededor. Era más lujoso por dentro. Se preguntó como Ryou podía vivir con tal soltura económica. Con instrucciones del portero, tomó el ascensor que le llevó al piso donde el albino vivía. Salió para toparse con un pasillo que solo llevaba a dos anchas puertas opuestas. Miró de nuevo su papel y tomó la de la izquierda. Tocó el timbre.
La puerta se abrió y un Bakura enfundado en jeans y sudadera holgada le recibió.
-Bienvenido, Joey. Pasa.
-Uh. Buenas noches, Bakura –Joey entró al departamento- ¿Ryou no se encuentra?
-No, fue a su reunión de té con Yugi.
-Oh…
-¿Quieres tomar algo?
-Un café, si no te molesta.
-Excelente decisión. Ahora te sirvo una taza. Toma asiento.
Joey admiraba el lugar, indudablemente decorado en un ambiente arábigo, con varias piezas de arte, que el rubio sospechó, fueran robadas. A pesar de todo, se percibía cálido y hogareño. Una vez más, se preguntó como podían pagar algo así.
-Mi niño es traductor de lenguas muertas, pero yo le ayudo –dijo Bakura, leyendo su expresión. Tiene gran ventaja haber rodado por el mundo por milenios.
-Oh, perdón, no quise…
-Muchos de los ensayos de Ryou son míos. Bien pagados, por cierto.
-¡Cielos! Y tú¿ya no… digo…
-Solo cuando algo vale la pena. Se los obsequio a mi chiquito.
-Ah… -los ojos del rubio no impidieron caer en las piezas de arte.
-Son compradas –volvió a explicar el Ladrón de Tumbas, mirando a Joey- ¿Qué clase de ladrón crees que soy?
-Perdón, Bakura, es que no pude evitarlo.
-Sí, ya sé. Como no evitaste darle una paliza a Seto¿verdad?
El albino se carcajeó al ver la cara de Joey y se dirigió a la cocina. Al regresar, el rubio se había sentado en uno de los mullidos sillones con las manos entre las piernas y cabizbajo. Bakura le tendió su taza de café con una mano, con la suya en la otra.
-Ryou te hizo venir para que tú y yo habláramos.
-¿Hablar tú y yo?
-Ahórrame las explicaciones. Estás en un aprieto, Joey.
-Y que lo digas –contestó éste, tomando su taza- Gracias.
-Tienes problemas técnicos en tu relación, muchacho. Lo que deberían de hacer es casarse ya, pelean como todo un buen matrimonio.
-¿Por qué dices eso?
-Por ser verdad. Estás en un atolladero. Ra te hizo el favor de develarle a Seto tus secretos, lástima que el ojiazul fuera tan sincero contigo que no te sorprendió conocer lo suyos¿eh?
-No sé que hacer. Pero no me parece que Atemu siga viviendo con él. Vamos, Bakura, tú también lo sabes. Ese Faraón nunca amó a Seto, solo pensaba en Yugi. Así se atrevió a mancillarlo y humillarlo solo por miedo a que Yugi fuera a morir.
-Cierto, pero no del todo. El Faraón sí ama a tu Seto y algún tiempo lo deseó como pareja. No lo notaste porque su alma es muy compleja para leerla de golpe como la tuya. Unos años no se comparan a milenios.
-Solo hemos discutido desde que regresamos de "ahí" –dijo Joey después de beber su café- ¿Puedo ser sincero contigo, Bakura?
-Qué remedio…
-Lo extraño muchísimo…
-Ah…
-…y…
-Habla ahora o calla para siempre.
-… lo extraño… -Joey se sonrojó- … tú me entiendes…
-¿Te urge cogértelo?
-No es como lo planteas –balbuceó el rubio con el rostro incendiado- He estado pensando en sacarlo de la mansión a la fuerza. No lo quiero ver cerca de Atemu.
-Eso sería un gravísimo error, Joey. No solo te ganarías al Faraón como enemigo jurado por andar maltratando de esa forma a su primito, sino que el dragoncete te tomaría rencor por ser tan idiota. Y no te avergüences, la chispa entre ustedes dos es natural. Es obvio que tu deseo aflore cuando te le acercas. Son uno solo, recuérdalo. Todas esas estupideces románticas los van a atacar. Ahora, si el Faraón anda como sombra de tu amante, es solo para asegurarse de que no le vayas a hacer algo parecido a lo del Parque.
-Nunca haría algo así.
-Nunca digas nunca, porque cae más pronto un hablador que un cojo.
-Todo esto es tan increíble. Jamás pensé que Atemu amara a Yugi desde que lo liberó del Rompecabezas del Milenio. Todo ese amor guardado por tanto tiempo.
-Así es esto. Pero estás aquí para escuchar algo, Joey.
-¿Sí? –los ojos amielados se fijaron en Bakura.
-Tienes que aceptarte tal y como eres para volver con Seto. Tú problema es que pretendes ser algo que ya no puede rehacerse porque sería una mentira ante el hecho de que ustedes dos ya se conocen de pies a cabeza. Ofrécete con todos tus pecados.
-Tú sabes cuanto dolor le causé.
-Ayúdalo a superarlo.
-¿Cómo, si solo peleamos?
-Pues no pelees y hazle el amor, en el buen sentido de la palabra, cachorrito.
El rubio le dio otro sorbo a su taza. El Ladrón de Tumbas se recostó sobre un cojín del sofá, bebiendo de la suya.
-No quiero presionarte pero tienes que moverte y ya. No solo son ustedes dos en este plantea, Joey. Todo el mundo habla del "divorcio" entre el Faraón y su Sacerdote. Kaiba se ha convertido en un festín para corazones ambiciosos. Corres el riesgo de que alguien lo seduzca antes que tú.
-¿Él me traicionaría así?
-Traición no. Despecho sí.
-¿Quién se atrevería….
-¿El nombre de Pegasus o Von Schroider te dice algo?
-¿Bromeas?
-Si no te apuras la lista crecerá. Y yo puedo hacer fila, créeme.
Joey escupió su café.
-¿QUÉ?
-Tranquilo, es una broma. Pero los demás buitres no lo son. Una vez que des el primer paso, todo será más fácil. Y por Ra, ya olvídate del Faraón. Tú tienes más problemas que resolver que pensar en el fanfarrón ése.
-En verdad me sorprendes, Bakura. Si antes me hubieran dicho que tú y yo hablaríamos de esta manera, los hubiera tildado de locos.
-Yo lo hice.
-¿Eh?
-Esto lo hago porque Ryou me lo pidió, no porque me intereses.
-De todos modos, gracias. Sólo tú sabes lo que fue estar ahí.
Bakura suspiró con la mirada perdida en la superficie de su café.
-No tienes ni idea, muchacho.
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(i) Letra de Seemann, Rammstein. Desearía poner una traducción pero a duras penas pude entenderle a la metáfora de la traducción en inglés. –oh, sí, oh, cielos. No sé alemán-
