Título: EL AMOR TAL VEZ
Autor: Clumsykitty
Género: Yaoi con toques de aventura y otras incoherencias, producto de la falta de azúcar.
Parejas: Las que se dejen –no es mi culpa si no quieren estar juntos-.
Disclaimers: ni modo, Yu Gi Oh no es mío u.u
Feedback: Lo agradeceré eternamente.
Nota clumsykitty: Ah, gracias muchas por leerme y dejarme sus reviews… nn
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
CAPÍTULO 19. POLVOS MAGICOS.
-¿Joey? ¿Joey?
-¿Qué pasa, Rupy? –preguntó Joey secándose las lágrimas.
-Tu fiesta está por allá adentro y tú estás aquí afuera. Deberías estar en tu fiesta –el chico lo miraba preocupado con sus inocentes ojos negros, en tanto tomaba asiento al lado del rubio.
-Creo que no me gusta mucho mi fiesta, Rupy.
-¡Pero es muy bonita! Hay muchos disfraces y mucha gente. ¡Mira! Soy un mago. Tú eres un perrito.
-Soy un perrito muy triste, Rupy.
-Oh, oh… es por lo del gatito del ojos azules, ¿verdad?
-¿Por qué lo dices?
-Pues porque se puso a bailar y a ti no te gustó, por eso lo asustaste con un hocicazo, ¿no?
-No, Rupy, a mi me gustó y mucho… pero…
-¿Pero eres un perrito?
-Sí…
-Mmm, tú eres un perrito y los perros no quieren a los gatos. Y el gato de la fiesta es muy feo. ¿Por eso te saliste?
-¿Por qué dices que es feo? –inquirió extrañado Joey.
-Pisa con lo ojos.
-¿Pisa con los ojos?
-Ajam, ajam… -contestó Rupert, asintiendo vigorosamente. Su sombrero vaciló con el movimiento- Se cree mucho y ya ves, bailó solito para que todo el mundo lo viera. Los gatitos son así, muy presumidos. Pero este pisa a todos con sus ojos azules. Es muy grosero.
-No quiere que lo lastimen, Rupy.
-Ummm… pero a ti no te tiene miedo.
-¿Ah, no?
-Ah, ah, ah –Rupert levantó una mano cuyos dedos se extendieron en una flexión involuntaria- Cuando te voltea a ver, a ti, a ti no te pisa, como que… mmm… no sé la palabra… ¿smile?
-¿Sonríen sus ojos?
-¡Sííííí! Sonríen… smile es sonreír… smile es sonreír… sus ojos sonríen cuando te mira. ¿No bailaría para que sonrieran los tuyos?
-Sí, Rupy. Bailó para mí.
-¡Ooooohhhhh! Un gatito bailó para un perrito. Lo tengo que contar a mis amigos. ¡Un gatito bailó para un perrito! ¡Quiere jugar con él!
-¿Cómo sabes eso?
-Porque si sus ojos no… ¿cómo?... ¡ah, sí!... sonrieran al verte y no bailara para ti, te pisaría como a los demás. ¡Le gustas! ¡Eso es!... pero… ¿por qué el gatito anda solito entonces?
-Rupy…
-¿Por qué, Joey?
-Porque le hice mucho daño –confesó el rubio, mirando hacia el mar bajo ellos.
-¿Eh? ¿Tú?... ¿A poco lo mordiste? –Rupert abrió sus ojos de par en par.
-Sí… -musitó Joey, sintiendo que las lágrimas querían volver- Rupy, regresa a la fiesta…
-Joey, ¿tú mordiste en serio al gatito de ojos azules?
-Necesito estar solo. Anda, ve con tu padre.
-Pero, pero, pero –el adolescente se removió en su lugar- … no entiendo… Si tú lo mordiste, ¿por qué el gatito bailó para ti?
-Rupert, ve a la fiesta…
-A lo mejor no quisiste morderlo.
-Yo… no… no, quise, Rupy.
-¡Aaaaaahhhhh! ¡Ya entendí! ¡Ya entendí! –el chico palmoteó jubiloso.
-Rupy, ¿qué entendiste?
-Joey mordió al gatito por error y como los gatos son muy listos, el de los ojos azules sabe que no quisiste hacerlo; por eso bailó para ti, para que veas que te perdona y no tengas miedo de acercarte… ¡ooohhh! –Rupert exclamó con una gran boca de pescado- ¡Le gustas! ¡Le gustas!
-No es tan fácil, Rupy.
-¿Por qué no?
-Lo que pasó… fue muy cruel para Seto.
-¿El gatito se llama Seto? ¿Cómo los setos de los árboles? ¡Uuuuuhhhhh! ¡Qué nombre tan raro!
-Por última vez, Rupy, regresa a la fiesta.
-Si el gatito, que se llama Seto, como los setos de los árboles, pisa a los demás con sus ojos azules pero contigo sonríe es porque no le duele nada y si no le duele nada es porque tu mordida no era en serio y si no era en serio, el gatito te busca para bailar frente a ti y si baila frente a ti es para que te acerques otra vez porque sabe que tú no lo mordiste a propósito y sus ojitos azules sonríen felices. El gatito anda solito porque solo quiere jugar contigo y por eso pisa con sus ojos a los demás. Solo te quiere a ti para jugar… eso es… -declaró triunfal Rupert, con un gorgoteo de risas.
Joey se dejó caer en el suelo de madera. Realmente quería llorar.
-¡Ya sé! ¡Ya sé! El gatito anda solito también porque como solo quiere jugar contigo no sabe como jugar con un perrito. No sabe, pero quiere que juegues con él, y baila y todo. El gatito quiere jugar mucho con el perrito. ¿Tú quieres jugar con él, Joey?
-Mucho… -contestó Joey, dejando libres sus lágrimas- Pero no soy bueno para él… ya no tengo que ofrecerle sino dolor… le hago daño y no puedo sanarle la herida que le causé… pero no quería… lo amo…
-No está bien porque lloras y es muy triste ver llorar a alguien. No llores, Joey –el delgado jovencito se acurrucó en su pecho para abrazarlo con ternura- Un perrito como tú no debe llorar.
-Lo amo, Rupy. De verdad lo amo, pero no con esta pena.
-El gatito también tiene miedo… musitó el adolescente.
-¿Eh? ¿Miedo?
-Es un gatito que ha estado muy solito y no sabe jugar. Y tiene miedo de que no te guste como juega… el gatito también piensa que lo mordiste porque no sabía jugar contigo pero no quiere hacerlo con alguien más. Quiere que tú le enseñes, por eso bailó para ti. Solo quiere jugar contigo y si tú no juegas con él, sus ojitos azules van a llorar como los tuyos. Entonces el perrito y el gatito van a estar siempre llorando.
-No quiero perderlo –murmuró Joey, abrazando tembloroso a Rupert.
-Yo leí…no… papá leyó conmigo una historia muy bonita de un niño que era un príncipe en su planeta que era muy chiquitito como una pelotita y tenía una rosa. Y cuando vio muchas rosas en otro lugar les dijo que no eran nada porque aunque eran muy bonitas nadie las quería y el sí quería a su rosa que estaba sola en su planeta chiquitito, esperando a que regresara. También les dijo a las roas que la suya valía mucho porque él la amaba aunque solo tuviera cuatro espinas para defenderse, porque solo tenía cuatro espinas. Papá dice que tienen más. Su rosa solo tenía cuatro espinas pero era hermosa porque él la amaba y eso la hacía la más bella. Así yo digo que tú eres la rosa del gatito… ajá… eres el perrito del gatito… o el Joey del Seto. Sí, porque hay muchos Joeys en el mundo pero ninguno de ésos tiene a un gatito de ojos azules que lo ame. Pero tú sí y eso hace que los ojos del gatito sonrían cuando te ve…
-Rupy…
-A lo mejor tú también tienes espinas, aunque seas un perrito; pero para el gatito no son nada porque sabe que tú no lo lastimarás y que si lo mordiste fue por error. El quiere jugar solo contigo, porque ningún Joey es especial para él más que tú, porque solo a ti te ama y bailó para ti; para que te acerques y juegues y se vayan jugando porque se quieren mucho… sip, así es…
Joey no pudo replicarle porque el llanto se lo impidió.
-Apuesto, pero no apuesto nada porque no me deja mi papá, pero apuesto a que si el gatito te viera llorar así como ahorita; lloraría también porque le dolería mucho que su Joey que es tan especial para él llore y luego tú lloras porque él llora porque tú lloras porque él llora por ti. Yo digo que debes ir con el gatito de ojos azules y decirle que él también es especial aunque pise con sus ojos, pero que aún así tú lo amas y que quieres jugar con él. Joey quiere jugar con Seto para siempre como en los cuentos, ¿verdad?
-Sí… -contestó el rubio entre sollozos.
-Papá dice que si existen los cuentos y las hadas, entonces un perrito puede quedarse con un gatito para siempre jamás. ¿Y que haría que el perrito volviera con el gatito?
-No lo sé… no lo sé…
-¿Tú ya no quieres que al gatito le duela tu mordida?
-Rupy, por favor…
-Entonces hay que borrar la mordida, tontito.
Joey se irguió, separándose de Rupert, el cual le sonreía como si hubiera encontrado el más oculto y famoso tesoro.
-¿Rupy?
-¿No lo ves, Joey? Eso es un deseo mágico y yo soy un mago. Puedo hacer magia –dijo muy seguro Rupert, poniéndose de pie con el mentón en alto, orgulloso; mientras adoptaba una pose estilo Peter Pan.
-Rupy, no creo…
-Dime, ¿qué te gustaría hacer? ¿Eh? Pide un deseo.
-Rupert, así no…
Éste pataleó el suelo, enojado.
-¡Pide un deseo y yo el mago lo cumpliré! ¡Perro tonto!
-Rup… está bien… -Joey tomó aire- Desearía poder regresar en el tiempo para sanar el amor de Seto y ser felices al fin.
-¡Ya! ¡No era tan difícil! –rió con estruendo el chico.
Los hombros del rubio cayeron. Iba a levantarse cuando Rupert lo detuvo.
-No te muevas o me saldrá mal mi hechizo.
-Rupy…
El adolescente le miró un momento antes de guiñarle un ojo.
-Mira –le señaló hacia el horizonte donde el océano se perdía- Ya viene el tiempo de regreso…
Con el ceño fruncido, Joey miró hacia donde Rupert le indicaba. Sus ojos se abrieron como platos cuando una intensa luz como un gigantesco sol salió del horizonte, cubriendo todo con su fulgor. La intensidad de esos rayos le hizo cubrirse por instinto.
-¡RUPERT! –gritó encogiéndose ante un ensordecedor estruendo.
Lo poco que sus ojos pudieron entrever fue como si el piso bajo sus pies y su alrededor girara tan rápido que no sabía ya si estaba de pie o en el suelo. La luz se hizo más potente y tuvo que cerrar sus ojos para no lastimar su vista.
-¡RUPERT! –llamó asustado al chico.
De súbito, todo se detuvo, no escuchaba nada, había un raro silencio. Con temor, Joey abrió sus ojos para sorprenderse. Se hallaba en ningún lugar. Su alrededor era de un blanco puro, no existía forma de decir si donde se encontraba era amplio o corto. Se giró en su lugar. Nada. Solo la extraña blancura cuyo silencio total le comenzó a perturbar.
-¿Rupy? –volvió a llamar, su voz sonó insegura- ¿Dónde estás?
No hubo eco para sus palabras. Ese entorno lleno de luz no tenía explicación. El rubio dio un paso para comprobar si era una visión, sin notar cambio de posición.
-¿Rupy?
Un murmullo proveniente de todos lados subió de volumen poco a poco. Joey se desesperó.
-¡Hola! ¿Me escuchan?
Los murmullos crecieron y por fin escuchó una voz clara.
-¿Joey? Era la voz de Rupert, aunque hueca y distante.
-¡Rupy! ¡Rupy!
Un nuevo ir y venir de voces…
-¿Joey? Esta vez era la voz de Seto.
-¡Seto, estoy atrapado! ¡Ayúdame!
Sin respuesta. Solo un mar de murmullos rodeándolo.
-Nun liebe kind, gebt fein acht. La voz de Angie se escuchó clara y Joey empezó a entender que estaba sucediendo.
El tiempo regresaba. Su tiempo.
-Buenas noches a todos y gracias por haber asistido a esta pequeña fiesta en honor a mi hermano Joey Wheeler…
-¡Viva Joey!
-… espero que se estén divirtiendo, en especial tú, hermano querido…
Sus ojos amielados se abrieron horrorizados…
Eso significaba…
-Hey, babe. ¿Cuál es el problema?
-Nada, Sonya. Gracias por venir.
-Oh… ¿por qué esa carita tan larga?... Yo no sé como le digan aquí a eso, pero yo solo tengo una palabra: gorgeous.
-Dime, Joey. ¿Estás listo para reclamar a tu dragón?
El corazón de Joey latió apresuradamente.
-Todos los que te aman están aquí por ti, muchacho.
Todo regresaba como una película en reversa.
-Chicos, les presento a mi amiga de profesión y aventuras, Ángela Da Silva…
-Díganme Angie, por favor.
-Angie, ella es Tea Gardner y su novio Sergei, ya conoces a mi hermana Serenity, éste de aquí es Tristán, Mai y Duke, con quien ya has hablado.
-¿Puedes cuidar de él mientras tanto?
-Será un honor, Joey.
Su trato con el Faraón…
-Así es. Debes vencer esos monstruos que te hacen dudar, Joey.
-Pues ustedes son uno ahora y si la parte que vive en ti muere, entonces la vida de Seto se marchitará y viceversa. En la medida que obtengas confianza y fuerza en tu amor, estarás más unido a él. Son como piezas de un rompecabezas, solo hay una forma de complementarse y eso es lo que aún no has descubierto, mi amigo…
-… Sonará muy arrogante lo que diré, Joey; sin embargo, solo te cederé a mi dragón favorito cuando seas digno de él. Es mi más preciado tesoro y no voy a entregártelo a menos que me demuestres que es realmente para ti.
-Date cuenta que lastimas a Seto con tu actitud.
Su pelea con el tricolor…
-Él no es el de las mentiras…
Encuentros desastrosos con el ojiazul.
-La vida sin amor no es vida, Joey… yo lo sé… lo sé…
-Nadie me dijo Ángela más que ella. A nadie le di el privilegio de pronunciar el mismo nombre que los labios de Isabella… hasta hoy… su corazón renació en Seto… Der Herrgott nimmt, Der Herrgott gibt, Doch gibt er nur dem den er auch liebt. No lo dejes ir, Joey. Un amor como el tuyo es auténtico, y has experimentado lo imposible a su lado. Eso debería bastarte para darte cuenta de lo valioso que es él… y tú…
-Seto es exactamente igual a Isabella. Yo no creía eso de que el amor solo tiene un rostro, pero ahora veo que sí. Esa mirada es la misma. Te mira como lo hacía mi negra hermosa. Es igual. Dolorosamente igual. Cuando llegaste a mi casa esa tarde de lluvia, me di cuenta de que tu cariño era igual al mío. Cuando vi a tu ojiazul, fue como volver a ver a Isabella. Por eso es que estoy aquí, no puedo consentir que se repita la historia. Mírate en mi espejo, Joey. No lo dejes ir. No lo hagas. Sufre por no tenerte al igual que tú, su amor tiene una herida que solo se curará cuando estén juntos. Te ama, Joey. No lo dejes ir. Isabella está en el cielo, como el ángel que siempre fue, inmaculada y hermosa. Mi Infierno es saber que nunca más estaré a su lado, y cuando muera, no tendré lugar junto a ella, por dejarla ir. He de vivir sola hasta el fin de mis días, consumiéndome de pena. Llorando por nunca experimentar el tacto de sus labios o su piel. Jamás conoceré el olor de sus cabellos ni veré más sus tiernos ojos. Jamás. La dejé ir. Ése es mi castigo eterno.
Un ligero dolor en su pecho brotó discreto, tomando cada vez más fuerza. Joey luchaba por no llorar, girándose aún para buscar una salida o tratar de ver algo.
-¿No es curioso como un lugar puede tener tanto sentimiento impregnado y sin embargo no lo tiene más que para ti?
-Perdóname. Tienes razón. No debo estar junto a ti de esta manera, lastimándote con mis mentiras y mi frustración que solo te han ocasionado problemas. Lamento no poder ser algo mejor para ti.
El cuerpo del rubio tembló visiblemente.
-¿Una rosa… para mí?
¿Cuántas veces sus palabras le habían hecho daño al ojiazul?
-No necesito decirte que desde aquella noche en el hangar, Atemu no volvió a tocarme. Ya no sé lo que te pasa. Pero si haciéndome esto te hace sentir mejor, ya sabes donde puedes encontrarme…
-¡Joey, basta!
¿Cuántas veces lo lastimó sin pensar?
-Tienes que aceptarte tal y como eres para volver con Seto. Tú problema es que pretendes ser algo que ya no puede rehacerse porque sería una mentira ante el hecho de que ustedes dos ya se conocen de pies a cabeza. Ofrécete con todos tus pecados.
-Tú sabes cuanto dolor le causé.
-Ayúdalo a superarlo.
-¿Cómo, si solo peleamos?
-Pues no pelees y hazle el amor, en el buen sentido de la palabra, cachorrito.
-... Ra te hizo el favor de develarle a Seto tus secretos, lástima que el ojiazul fuera tan sincero contigo que no te sorprendió conocer lo suyos, ¿eh?
Joey pasó saliva trabajosamente al oír de nuevo las palabras de Bakura en medio de la gigantesca blancura que le rodeaba.
-Mira cariño. Observa su expresión, tu hermano no le presta atención al lente sino al cachorro detrás. A esos ojos que le miraban, les dejó ver su felicidad interior.
-A mi hermano le cuesta trabajo olvidar lo que pasó en el Parque. Ni con las sesiones de terapia pudo borrar la amargura del momento. Pero sé que te necesita.
-Mokuba… ¿Seto te ha dicho… si… me sigue amando?
-Hablo con la verdad cuando te digo que nunca ha dejado de hacerlo, Joey.
-Debí de mantener mi promesa de ayudarte y no estar contra ti. La verdad es que me sentía muy desesperado y olvidé que eres realmente un buen amigo, digno de confianza. Olvidé cuanto te ama Seto. Y no fue tu culpa que la bala me hiriera. Fue un accidente. Además, yo me lo busqué. No quería que ustedes se separaran por la muerte de Atemu, así que preferí sacrificarme…
-¡Eso es muy lindo! ¿Lo ves, Joey? No todos te tachan de inútil. Debería darte vergüenza. El sí tuvo el valor de arriesgarse al venir aquí para pedirte perdón.
Un frágil sollozo escapó de la boca del rubio.
-… Y otra cosa: no dudes, Joey. Ahí, lo que impera es el alma y corazón; ellos te van a desnudar en cierto sentido, si dudas, no podrás recatar a Seto, quedarás atrapado y morirás sin oportunidad de volver a renacer. Y lo peor es que los Dioses harán del futuro de la humanidad un infierno viviente. Soy capaz de ir por ti para volverte a matar si eso ocurre. No dudes. Recuerda que tu amor es lo único que le devolverá la vida a Seto. Ustedes dos ya son uno solo y ninguno puede vivir sin el otro. No dudes, Joey. ¿Entendiste?
-Mi amor por ti es triste. No veo ya el camino de nuestra felicidad. En mi búsqueda de tu alma me he perdido. La oscuridad me rodea, Joey. La luz de tu amor me abandonó…
-Cada vez que me has tocado con él, desgracia se cernió sobre mi vida. No puedo continuar. La flama de la vida en mi ser se extinguió con mis lágrimas. ¿Dónde está aquella chispa que la encienda de nuevo, Joey?
Joey cayó de rodillas. Escuchar de nuevo esos lamentos rompió su corazón.
-No soy el genio de los deseos, Joey. Sólo tendrás una oportunidad para hablar de nuevo con Seto. No lo eches a perder. De ti depende su salvación
-Por favor… basta… basta… –murmuró con voz quebrada.
-¡GOTT WEIB, JOSEPH WHEELER! ¡VAS A MOVER TU HORRIBLE TRASERO Y VAS A IR TRAS SETO, AHORA MISMO!
-¡Eres un maldito, imbécil, malnacido perro estúpido! ¡¿Qué has hecho!
-¡No podemos estar juntos! ¡Es imposible!
-¡El vino a buscarte, Joey! ¡Vino por ti! ¡Por ti! ¡Vino a entregarte su corazón y lo rechazaste de nuevo! ¡¿Cómo pudiste!
-¡LO NUESTRO NO PUEDE SER!
-Joey…
-No puede ser. No puedo aceptarlo, Seto. No puedo.
-Pero…
-Sé feliz con Atemu, Seto. Te lo mereces. Toma, no puedo aceptarlo.
-J-Joey… yo quiero…
-Pero yo no, Seto. Tómalo, por favor… y vete. Ya no vuelvas.
Un sollozo, mucho más sonoro se hizo presente y el rubio cerró sus ojos como si con ello esperara desaparecer esas voces del pasado que venían a torturarle.
-Cuando tú lo rechazaste esa tarde en el Parque, como el amor que sentía por ti era tan grande, le causó una dolorosa decepción que caló hasta lo más profundo de su alma y que mantuve enjaulada bajo el poder de las Sombras, usando el anillo; pero de nuevo se liberó, ganando más poder sobre su fuerza vital al no encontrarte en el momento en que él te necesitaba…
Esos ecos traían recuerdos amargos a su vida, a su mente, a su corazón.
-Basta… por favor…
-Ya no llores más. No merezco tus lágrimas. Soy un cobarde, un tonto… soy de lo peor. Seto, soy yo el que no vale la pena. Mira lo que te he hecho. Yo debí de caer a tus pies cuando me ofreciste tu amor y no lastimarte. Nada de lo que dije aquella vez era cierto. Eres lo más hermoso que me ha sucedido en la vida. Eres como el ángel que bajo a la tierra solo para hacerme feliz, a mí, el peor de los pecadores…
-Joey…
-Te amo desde que nos conocimos… creo que desde que nacimos… pero me sentía tan poca cosa entonces que no supe reaccionar cuando mi más anhelado deseo se hizo realidad. Nunca creí posible que alguien tan bello, tan perfecto como tú pudiera fijarse en mí… Estos hermosos ojos azules convirtieron el infierno de mi vida en el paraíso con solo mirarme, ¡Debo ser castigado por hacerlos sufrir!
-… me duele… me duele tanto, Joey…
-Te pido perdón, pero creo que ni siquiera yo puedo perdonarme. Entregaste tu corazón a una escoria que lo dejó en el suelo, ensangrentado… nunca, nunca me lo voy a perdonar… te traje la desgracia con mis propias manos… si alguien me concediera un deseo, Seto, sería poder regresar el tiempo para hacerte realmente feliz… o mejor aún, para invertir los papeles… no me importa si con ello puedo borrarte este dolor…
-No me dejes… por favor…
-Perdóname, amor… perdóname, perdóname…
Joey se llevó las manos a su rostro, realmente desesperado.
-Te amo. Te amo con toda el alma. Con todo mi corazón, Seto. Nunca fue mi intención hacerte daño, ni dejarte solo. He estado muerto en vida sin ti. Todo lo que soy, lo soy por ti, para ti. Mi vida no me importa si no te tengo a mi lado.
-¡Quería que me amaras, ¡Quería ser importante en tu vida, ¡Pero no lo soy!
-¡BASTA! Basta, por favor, no más… no más… No, por favor… no digas eso…
Su espalda se encorvó cuando fue incapaz de controlar por más tiempo sus sollozos.
-… Que renace como el fénix de sus cenizas. La esperanza que nunca muere. El amor que Seto te tiene a pesar de todo lo que han pasado, porque ustedes dos se aman de verdad. Yo sé que es esa clase de amor que no conoce la distancia ni el tiempo. Yo lo sé.
-Koneko…
Joey se irguió con el rostro lleno de dolor.
-¡NO MÁS, POR FAVOR! ¡BASTA! ¡BASTA!
-¿Quieres algo? No vayas a pedirme que te traiga a Sniffle. No cabe en ninguna maleta que pase la inspección… -trató de bromear la chica, acomodando sus sábanas.
-No, ahora ya no quiero nada.
-Tus heridas aún tiene que sanar, Joey.
-Quizá nunca lo hagan, Angie.
-¡MIRA LO QUE LE HAS HECHO, JOEY! ¡ES TU CULPA! ¡TU CULPA!
-¿Qué hice mal? ¿Qué hice mal para que me odiaras tanto?
-Seto...
-No…
-Koneko, yo…
-¡No!
-Joey sólo te ha hecho daño, Mi Tesoro.
-¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué fue lo que hice mal?
-No, Seto… por favor…
-¡No!
-¡ESO NO, POR FAVOR! ¡DETENGANLO! ¡ALGUIEN! ¡BASTA!
-¡MOOOKIIIII! ¡NOOO! ¡NOOO!
-… dime… que no vas a hacer… lo que creo….
-No voy a hacer lo que crees, mi koneko. Por favor, resiste. Voy a cuidarte hasta que te recuperes. Todavía tenemos que casarnos ¿lo recuerdas?
El rubio se mesó los mechones de su frente, empapado en llanto.
-Quiero verte de nuevo sonreír como aquella vez que hicimos nuestro parque de arena. Ver tus ojos brillar con la misma alegría que en ese momento. Quiero ver a mi Dragón Blanco de Ojos Azules volar de nuevo…
-¿Q-Qué haces aquí?
-Vine a raptarte.
-¿C-Cómo?
-Así…
-¡Ayúdanos, Joey! ¡Mi hermano! ¡Nos va a llevar a Egipto! ¡Por favor!
-Shh, no llores, chibi. Entra al jeep. Voy por tu hermano.
-… Atemu… nos va a matar si nos ve… por favor, ayúdanos… salva a mi hermano…
Escuchar esos tiempos pasados le estaba matando. Joey corrió a un extremo, esperando encontrar una milagrosa salida que no halló. Los murmullos seguían apareciendo, cada vez más rápidos.
-Cachorro…
-No sé que tienes en lugar de cerebro pero esta es una buena oportunidad de dejarte claro algo…
-¡No puedo! ¿De acuerdo? Soy una basura que te hace daño. Todo esto pasa por mi culpa, yo… y-yo te amo… y no sé hacer otra cosa… es mi culpa… es mi culpa…
-Shh. Tranquilo, cachorro. No quiero verte llorar así. No eres una basura. Eres excepcional, Joey. Nunca te has dejado abatir por las contrariedades, has luchado por lo que quieres aún en contra de todo el mundo. Eres incluso mejor persona que yo. Al menos tú siempre has sido libre. Nada de esto es tu culpa. Han sido mis decisiones las que me pusieron en este camino. No tú. Escúchame bien. Yo quiero quedarme a tu lado. Atemu ya no estará entre nosotros, no más. Date cuenta de a quien he elegido. Deja ya de llorar.
-Nunca olvides que siempre te amaré…
-¡YO DECIA LA VERDAD! ¡NO MENTIA! ¡AMO A SETO! –gritó el rubio a la blanca nada, como una forma de disculpa hacia sí mismo.
-¿Por qué eres tan confiado?
-Porque te amo.
-¿Y con sólo ese pensamiento crees ganar?
-Hay que creer que lo imposible es posible o nuestros sueños nunca se cumplirán. Y tú eres mi sueño, koneko.
-Debo ser lo mejor que te haya pasado en tu vida, cachorro…
-Mmm… puede ser, hay otra cosa…
-¿Wanda?
-Nop.
-Pues si no es esa chatarra, no existe algo mejor que yo.
-Nuestra boda.
-Veo que sí me ayudarán…
-Claro. Siempre hemos sido un equipo y nunca te dejaremos solo, Joey. Ya verás que todo se aclarará sin mayores problemas.
-Pero aún queremos saber más de tu vida.
-Está bien, Tristán y gracias a todos por su ayuda.
-De nada, amigo. Supongo que tienes alguna idea ¿verdad?
-… eh, claro.
-No cambias, Joey. Pero creo que eso te hace ser tú
-Gracias de nuevo. Si lo consigo, serán mis invitados de honor en mi boda.
-Será mejor llamar al mesero…
-Bien… pues verán… eh… todo comenzó el último día de clases en la preparatoria, Seto me dejó un recado en mi casillero citándome en el Parque a las cinco de la tarde… yo también pensé lo mismo. Ese ricachón que siempre me había humillado quería hablar conmigo. Con ese pensamiento fui al lugar y me encontré con él. Para mi sorpresa, lo único que quería era decirme que se había enamorado de mí. Debieron haber visto su rostro, chicos, y temblaba de pies a cabeza con una mirada que me hizo sentir incómodo…
-Yugi tiene razón. Seto se había confesado ante mí y sólo me dijo que me amaba. Fui peor que él en ese momento; por eso viajé a América con Serenity, chicos. Huí de aquí porque poco después me di cuenta de que él también me gustaba… Ahí conocí a un fotógrafo que me indujo a su mundo. Decidí iniciar mi carrera en la universidad, con el apoyo de sus contactos y pronto descubrí un talento nato que me hizo ser muy solicitado al empezar con mis muestras de trabajo, pero abandoné los estudios y me dediqué a viajar… buscando no se qué… creo que un alivio para mi culpa. Nunca pude olvidar a Seto muriéndose por mi culpa…
-¿Y QUÉ PODIA HACER, EH? ¡TENIA MIEDO! ¡MIEDO! ¡SÍ, SOY UN MISERABLE COBARDE! ¡YA DETENGAN ESTO! –Joey lanzó puñetazos al aire.
-¡Basta ya ustedes! Si vuelven a decir algo en contra de mi koneko, me voy a ver obligado a sacarlos de aquí.
-¡¿Tú qué!
-Mi Koneko. Seto es mío ahora…
-Amo todo de ti, Seto. Cuando ríes y cuando lloras. Cuando ganas y cuando pierdes…
-No tengas desconfianza ante mí, koneko. Yo te amo tal cual eres, Seto. No por ser uno de los mejores duelistas, ni ser un exitoso CEO o amasar una fortuna; sino por ser simplemente mi koneko y nada va a cambiar mi cariño por ti.
-A veces siento que me perderé, Joey.
-Eso no va a pasar.
-¿Cómo puedes estar tan seguro? Puede ocurrir.
-En tal caso, te buscaría hasta en el mismo infierno si fuera necesario. Mi koneko nunca se apartará de mí.
-¿Lo prometes?
-Con mi alma.
-Un alma bohemia que le deja todo al azar.
-¿Qué la vida no es así? ¿Una serie de suertes?
-Cachorro…
-Koneko, lo siento…
-… no… eso no es cierto… yo… no puedo decírtelo…
-No es necesario, lo sé. Tú me amas ¿No es así?
-Pero…
-No importa lo que haya hecho Atemu, no puede impedir lo que sientes por mí.
-Quiero decírtelo. Lo mereces, Joey.
-Shh, olvídalo. Mira, aquí… ¿Lo ves? Es aquí donde tú y yo estamos unidos sin nada ni nadie entre nosotros. Recuérdalo. Yo estaré feliz con esto toda mi vida, no importa si no me lo dices. Hay otras maneras de expresarlo… ¿Guau?
-Miau…
-Pronto voy a quitarte ese anillo, koneko, y vas a ser libre. Lo prometo.
-¡AAAAARRRGGGGHHH! ¡NO, BASTA YA! ¡YA!
Joey volvió a dejarse caer, vencido.
-Ya no…
-No me asustes, koneko.
-Gracias, Joey.
-¿Eh? ¿Y eso por qué?
-Eras tú.
-¿Era? Seto que…
-¿Por qué te asusté?
-Te desmayaste por unos segundos.
-¿En serio?
-Sip. Creí que se me había pasado la mano contigo, koneko… ¡Ah! ¿No lo crees?
-Pues yo me siento absolutamente bien
-Tengo que corregir eso.
-No… no los veas…
-Tranquilo… No me importan.
-¿Por qué?
-Porque te amo…
-¿Puedo hacerte el amor?
-Sí.
-¿Has recuperado tu corazón, Joey?
-Sí, Seto. Y lo tienes tú.
-Ya no… por favor, que alguien detenga esto, por favor…. –Joey junto sus manos como en una plegaria- Ya no. Ya no. Ya no…
-Deja de darme vueltas, hay algo que probablemente no sepas. Yo creo que mi hermano nunca dejó de pensar en ti aunque siempre lo ocultó muy bien del Faraón y de si mismo, debo agregar. Me has demostrado que puedes llegar hasta la muerte para protegerlo. Necesitas que te diga algo de Atemu si piensas separarlo de Seto. El no es libre y tendrás que lidiar con eso. ¿Vas a escucharme?
-Dispara.
-¡No creas que no lo haré!
-Tienes toda la razón Mokuba. Soy un perro estúpido que estuvo a punto de violar a tu hermano porque estaba loco de celos.
-¿Qué significa eso?
-Aquella noche me enfurecí porque creí que Seto en verdad amaba a Atemu y sólo jugaba conmigo. Me daba rabia pensar que lo prefería aún con la crueldad con que lo trataba, que mi amor no le era suficiente, ni si sacrificaba mi vida por él. ¿Pero sabes algo? Tu hermano vino a buscarme para pedirme perdón cuando debía ser yo el que lo hiciera. Y sabes bien a que me refiero. Seto merece algo mejor. Adelante Mokuba, acabemos con esto.
-¡Joey! ¡Por favor! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Por favor detente! ¡LO LAMENTO! ¡JOEY! ¡NO ME LASTIMES MAS, POR FAVOR!
-En ningún momento fue mi intención hacerte sentir culpable. Te pido perdón por haberte besado sin tu consentimiento. Rompí mi promesa y lo siento. No volverá a suceder… perdóname por ser tan idiota. Regresaremos a ser dos perfectos extraños.
-Cachorro tonto, ¿Y si te hubieran matado?
-Dije que moriría por ti ¿no?
-¡Hola Joey!
-Buenas noches, Mokuba
-Si lo lastimas, te mato….
-Pareces un gatito ¿sabes?
-¿Por qué?
-Eres orgulloso, egoísta, un tanto déspota…
-Ja.
-… inteligente, elegante, coqueto.
-Y tú empalagoso y estúpido como un cachorro.
-Guau.
-Miau.
-Koneko.
-¿Eh?
-Serás mi koneko
-Nada de lo que te ha ocurrido es tu culpa, Seto.
-¡Maldición, cállate ya!
-No es tu culpa.
-¡Cállate!
-Yo sé que tienes mucho miedo de perderlo todo…
-¡Mentira! ¡Mentira!
-… pero estás perdiéndote tú.
-¡Déjame solo!
-No tienes que pelear más, Seto. Yo quiero pelear por ti.
-Vete de aquí, Wheeler.
-Si yo fuera tu esposo, besaría el suelo que pisas…
-Ya no vas a llorar más por él, mi dragón. No más. Prometo enseñarte lo que es amar de verdad y sonreirás de nuevo. Como que me llamo Joey Wheeler.
-Dame una oportunidad, Seto
Joey se meció sobre sus palmas, sintiendo que la razón le abandonaba. Todas esas voces. Todos esos recuerdos…
-… tienes la mejor carta rara que hay en el mundo…
-¿El Dragón Negro de Ojos Rojos?
-El Amor, Joey. El amor que puede volver a nacer después de haber amado. El Amor después del Amor...
-¿Sabes algo? Yo nunca pensé que diría esto pero Atemu ha sido lo mejor que le ha pasado a mi hermano. El Faraón es un maldito desgraciado, pero al menos nunca permitirá que le hagas algo malo a Seto otra vez. Estos años ha cumplido su palabra de cuidarlo y salvarlo del infierno al que tú lo enviaste… ¡Ja! Hace dos años tres hubiera preferido antes que a Atemu pero ahora me doy cuenta de que mi hermano sólo nos necesita al Faraón y a mí.
-Atemu te borró del corazón de mi hermano y se impuso él en tu lugar. Y doy gracias a la vida por eso.
-¡NO! ¡TU ESCUCHAME! Si pensabas que provocarías lástima con tus cuentos de fotógrafo sufrido te equivocas. Tu no conoces el dolor verdadero, Joey, de verdad que no lo. Tú no estabas ahí cuando mi hermano se cortaba sus venas llorando tu nombre. Tú no estabas cuando puso una pistola en su boca porque ya no podía vivir más con su dolor. Tú no estabas presente en las noches cuando gritaba de desesperación porque lo habías lastimado, desgarrándose sus ropas y preguntándose que había hecho mal para que lo hirieras como lo hiciste esa tarde en el Parque. Yo te busqué, maldito bastardo y tú nunca apareciste. Seto se moría y tú viajabas por el mundo ¡REVOLCANDOTE CON LA MALDITA ZORRA DE VALENTINE!
-Jiji, lo que pasa es que a Joey aún le cuesta creer que tú seas esposo de Seto Kaiba, "el Seto Kaiba" si me entiendes, Yami.
-Compréndelo, Atemu. A nosotros nos ocurrió lo mismo…
-Ah, ya comprendo. No es ninguna maravilla, Joey. Seto tiene un corazón como todos y fui yo quien se adueño de él.
-Oh…
-Joey, que gusto de verte de nuevo. Bienvenido, mi amigo.
-¡Joey! ¡Oh, Joey! ¡Qué alegría verte!
-Igualmente viejo amigo, ha sido un largo tiempo ¿no es así?
Sin poder resistir más, Joey se dejó caer en el pálido suelo, haciéndose ovillo. Los murmullos le llegaron atropellados; gritos, risas, maldiciones, susurros. Apretó con fuerza sus párpados para no llorar más, aunque su llanto salía muy en contra de su voluntad. Pronto dejó de escuchar todas esas voces pasadas.
Reinaba de nuevo el silencio, y se sentó despacio mirando su blanco mundo.
No tardo mucho para que solo un par de voces comenzaran a nacer de su alrededor. Su corazón ya cansado volvió a acelerarse al entender que decían. Sus ojos mostraron el más grande horror…
-¡No eres nada, Kaiba! ¡NADA! ¡Nadie puede sentir algo por un monstruo como tú! ¡Amarme! ¡TÚ NO SABES AMAR! ¡No vales nada! ¡No tienes corazón! ¡Eres sólo un huérfano engreído! ¡Por eso siempre estarás solo!...
-¡NOOOOOOOOOO! –gritó con todo el empuje que pudo- ¡NOOOOOOOOOOO!
-… ¡Eres una porquería! ¡Debería matarte! ¿Quién te extrañaría? ¡Nadie! ¡NADIE! ¿Me oyes? ¡Tú amor no merece vivir porque tú no lo vales! ¡VETE AL INFIERNO, KAIBA! ¡MUÉRETE Y DEJAME EN PAZ!
-¡POR FAVOR, YA NO! ¡YA NO MÁS, NO PUEDO MÁS!
-¡Basta! ¡No me lastimes más, por favor! ¡No quise ofenderte!... Yo sólo deseaba decirte lo que siento…
Todo el cuerpo del rubio se estremeció ante la pena de recordar ese momento en el pasado tan doloroso. Tan equivocado. Tan cruel.
-… no… por favor… Joey…
-¡Cállate! ¡Cállate! ¡Te odio Kaiba! ¡Te odio! ¡TE ODIO!
Palabras que no quiso nunca decir y sin embargo, brotaron de sus labios.
-Bien, Kaiba, te voy a demostrar cuanto vale tu amor para mí…
-Por favor… –musitó Joey con un hilo de voz- … por favor…
-Joey, yo solo quería…
-Ya no más…
-Es verdad… lo siento… perdóname… pero…
-Ya no más, por favor… -el rubio agachó su cabeza, su llanto ahogado.
-¿Qué creías? ¿Qué iba a tragarme tu mentira? No voy a caer, Kaiba. Ya no. Tus humillaciones llegaron a su límite. No vas a jugar con mi corazón.
-No… yo no…
-¡Estoy harto de tus burlas, niño rico! ¡Eres un bastardo malnacido! ¡Un idiota egoísta!
Una vez más, se dejó caer en el suelo, deseando y esperando la muerte segura.
-¡Oh, por Dios! ¡Mírate Kaiba! ¡Pareces una niña tonta! ¡El gran CEO es un marica!
-Ya no…
-Joey… yo… te amo… y quisiera una oportunidad… para hacerte feliz…
-Ya no…
-Me gustas
-¡¿Qué!
-Hace tiempo… bueno, llamaste mi atención, Joey… y yo… me he enamorado de ti… hablo en serio.
-Lo siento…
-Ah... adelante, ricachón.
-… por favor…
-No… es algo diferente…
-… nunca quise…
-Bien Kaiba ¿Qué es lo que querías decirme? ¿Un último duelo?
Todo se detuvo. Silencio muerto. Joey creyó que había muerto de pena y que se encontraba en la insoldable tierra de la muerte.
Un rumor de hojas secas pasó cerca de su rostro. Una hoja muerta chocó contra su empapada mejilla.
/ ¿Una… hoja…/
Exhausto y temeroso, abrió poco a poco sus ojos. Su dolor impreso en su cara se transformó en incredulidad, asombro, y más confusión. El piso no era más blanco sino de piedra, lleno de hojas secas que caían de los árboles a su alrededor. Joey se levantó de rayo al notar que no portaba su disfraz de perro lanudo.
Tenía puesto su antiguo uniforme azul de la preparatoria.
Su corazón palpitó tan fuertemente que parecía salírsele del pecho. Rocío de agua fresca alcanzó su rostro atónito y se giró. No muy lejos de él se hallaba una conocida fuente
DING
DONG
DING
DONG
DING
DONG
DING
DONG
DING
DONG
Sus ojos se abrieron aun más al escuchar las campanadas del reloj.
Las cinco de la tarde en el Parque de Ciudad Domino…
