Título: EL AMOR TAL VEZ
Autor: Clumsykitty
Género: Yaoi con toques de aventura y otras incoherencias, producto de la falta de azúcar.
Parejas: Las que se dejen –no es mi culpa si no quieren estar juntos-.
Disclaimers: ni modo, Yu Gi Oh no es mío u.u
Feedback: Lo agradeceré eternamente.
Nota clumsukitty: dicho está, dicho es…
Letras:
Satisfaction, Benny Benassi
Always, Erasure
Love tender y Can't Help Falling Love, Elvis Presley.
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Come up to meet you
Tell you I'm sorry
You don't know how lovely
You are
I have to find you
Tell you I need you
Tell you I set you apart...
... Tell me you love me
Come back and haunt me
Oh, and I rush to the start
Nobody said it was easy
Oh, it's so such a shame for us to part
Noody said it was easy
No one ever said it would be so hard
I'm goin back to the start...
... The Scientist, ColdPlay.
CAPÍTULO 20. DULCE MILAGRO.
DING
DONG
DING
DONG
DING
DONG
DING
DONG
DING
DONG
Las cinco de la tarde en el Parque de Ciudad Domino…
No había nadie alrededor. Todos estaban de fiesta. Era fin de cursos.
Eso era algo que Joey sabía de antemano, la quietud y vacío del parque era casi surreal. El viento mecía suavemente los árboles frondosos, sacudiéndolos de sus hojas secas que se revolvían ante la fresca brisa que anunciaba el próximo verano. El corazón del rubio latía a mil por hora. Apretó sus párpados orando porque todo fuera un sueño o una pesadilla. Los abrió para encontrarse en el mismo lugar. Respiro profundamente, llevándose sus manos a su pecho inquieto. Su mirada se volvió poco a poco hacia el camino principal, frente a él. La luz brillante que se reflejaba en las hojas, el pasto, las piedras le daba un aura pura al lugar. Sin permitirle ver más allá de una docena de metros. El viento sopló de nuevo, trayendo un renovado rumor de hojas.
El corazón de Joey se detuvo por unos instantes.
A lo lejos se vislumbró una alta figura que caminaba con un andar algo lento pero firme, seguro. El calor de los rayos del sol jugaba con esa silueta, que el rubio oraba se detuviera. Le pareció ver que por unos segundos vestía un antiguo traje de lino blanco, que ondeaba al viento pero luego cambió a una forma definitiva. Alguien con una amplia gabardina blanca, playera y pantalón negro, dueño de unos ojos azules.
Joey tragó saliva.
Tal vez había sido una visión pero era claro el mensaje, era Seth reencarnando en Seto, que venía a buscarlo. Eso había sido. Eso era ahora. Un alma milenaria que venía a encontrarle para regalarle su corazón. Seto llegó caminando hasta él, sin quitarle la vista. Joey se percató de aquellos detalles que en aquella/esta ocasión no se detuvo a reflexionar.
Como el brillo en los ojos azules de Kaiba, temerosos, tímidos, expectantes como el que va a declarar un amor verdadero.
Como la forma en que su pecho iba agitándose a medida que menos metros los separaban de estar frente a frente.
Como el rubor discreto que se iba apoderando de sus mejillas, muestra innegable de la emoción contenida en ese joven genio.
Que se planchaba con las manos su gabardina y se alisaba su camiseta porque estaba nervioso. Podía enfrentarse a ambiciosos ejecutivos, a la prensa hambrienta de escándalos; podía tener un duelo de Monstruos sin sudar siquiera, pero no podía estar de pie sin temblar ante la idea de declararle su amor a Joey Wheeler.
Ese niño rubio que se comportaba como un perro, un cachorro malcriado. Al que tantas veces había desafiado para demostrarle que era mejor que él pero en verdad lo único que quería era su atención. Sin recordar el momento ni la razón por la cual empezó a fijarse en su persona, pero ahora ya no podía pasar un solo día sin que soñara en como sería sentirle de cerca, sonreírle… besarle.
Y tenía un gran temor de ser rechazado, pero también albergaba las esperanzas de poder conquistarlo y retenerlo a su lado. Después de todo, era Seto Kaiba.
Ahora lo sabía Joey.
Ahora lo sabía.
Un sollozo quiso escapar de su garganta. Como todo lo que había hecho en su vida. Seto estaba por jugarse el todo por el todo, como el majestuoso dragón ojiazul que era.
Estaba arriesgando lo más valioso de su vida con un rubio en su uniforme azul, chaqueta abierta y manos en los bolsillos a puños cerrados para controlar su temblor en su cuerpo; tratando de lucir esa expresión desenfadada que siempre usaba, que no viera el ojiazul su dolor y por ello sufriera.
No.
Joey no deseaba dolor alguno para el castaño.
Seto llegó con paso firme y se plantó en silencio frente a Joey, quien no le quitaba la vista de encima. A punto de quebrarse en llanto.
¿Por qué no se había fijado como morían de miedo aquellos ojos azules?
Kaiba le dio una débil sonrisa.
Algunos pájaros trinaron alrededor de ellos. Seto bajó su mirada antes de volver a los ojos claros de Joey.
-Me alegra poder encontrarte aquí… -las finas manos del ojiazul se abrieron y cerraron nerviosas.
"…Bien Kaiba ¿Qué es lo que querías decirme? ¿Un último duelo?..."
Eso es lo que había dicho Joey. Y ese recuerdo le hizo apretar su mandíbula para no hablar. No. No podía permitirlo.
-Esto es algo diferente… bueno… quizá no… -balbuceó un tanto nervioso el castaño.
"…Ah... adelante, ricachón…"
Seto tomó aire y miró con determinación al rubio.
-Me gustas –confesó dejando ver un marcado sonrojo.
Joey tenía los ojos abiertos de par en par. Todo estaba siendo tan parecido. Quería llorar. Quería gritar.
Quería amar de lleno al ojiazul…
-Hace tiempo… bueno, me he puesto a pensar en nosotros… Joey… y yo… tengo que decirte que sigo enamorado de ti… hablo en serio…
El otro lo miraba sin moverse. El viento mecía su cabello. Escuchó el rumor de las ramas de los árboles al mecerse y los pájaros que seguían trinando débilmente.
-Joey… yo… te amo… y quisiera una oportunidad… para hacerte feliz… pues… a mi me gustaría volver a ser… tu koneko… si tú lo deseas…
Kaiba suspiró aliviado de haber confesado al fin sus sentimientos plenamente y sin guardarse nada, nada que ocultar. No era tan malo después de todo. Se mordió un labio nervioso al ver el rostro inexpresivo del rubio. Joey seguía quieto con los brazos colgados a sus costados y sus ojos clavados en él. Una brisa los atrapó unos segundos, desapareciendo lentamente. Un ligero temblor dominó su cuerpo.
De pronto, Joey se echó llorar con fuerza hasta que las lágrimas salían gruesas y abundantes de sus ojos de sus ojos claros.
Ahí estaba.
El momento crucial.
El instante que todo lo decidió.
Este era el tiempo en que debía dejar que su corazón hablara por sí mismo, sin hacer caso de sus dudas, sus culpas, sus remordimientos. Sin permitir que la frustración, la angustia, la rabia y el miedo se apoderaran de cuerpo y mente. Aquí estaba su amor, atravesando los mares de obstáculos, cortando los hilos del destino, rescribiendo en el pasado la verdadera nota de su alma.
Una vez más.
Una única vez.
El amor que después…
El amor que tal vez…
Seto bajó su mirada, visiblemente perturbado.
-Sólo quería que lo supieras… cachorro… no es necesario que aceptes… te comprendo…
El crujido de las hojas secas le advirtió a Joey que el castaño retrocedía. Sus ojos azules humedeciéndose al tiempo que se giraba para marcharse…
Y se iría pasa siempre, si él, sólo él, lo permitía.
¿Qué no había pedido una segunda oportunidad?
¿No le había pedido una segunda oportunidad a Seto y éste se la concedió en contra del poder del Reino de las Sombras y a costa de su propia vida?
¿Qué no estaba en el momento justo para cambiarlo todo?
Entonces había sucedido aquella tragedia que los separó de por vida, pero un deseo de corazón le había regalado la segunda y única oportunidad de cambiar el curso de las cosas. Seto estaba frente a él esperando el milagro de su amor, pero se marcharía con el alma destrozada si no se atrevía a lograr algo de verdadera importancia. Esos preciosos ojos azules que habían llorando tantos milenios en busca de su amor, se quedarían así para siempre. Su alma tan frágil se perdería en el limbo de la soledad agonizante de su cariño.
-¡NO!
Joey se abalanzó sobre Seto, envolviéndolo entre sus brazos con fuerza.
-No voy a dejar que te vayas de mi vida…
El rubio besó aquellos cabellos castaños y el delgado cuello.
-Te amo, Seto… te amo –lloró y esta vez de alegría, girando a Kaiba para mirarle- Nunca, nunca has dejado de ser mi koneko…
Tomó el rostro del ojiazul entre sus manos, sonriéndole con ternura.
-Mi Koneko…
Los cristalinos ojos azules de Seto le contemplaron incalculablemente felices y radiantes; el dolor y la tristeza que había en ellos se desvanecieron ante las palabras de Joey, dejándole el paso a la dicha y la sonrisa más hermosa que el rubio pudo contemplar.
-Mi cachorro…
-¿Guau? –musitó Joey con júbilo.
El castaño acarició las manos que tomaban su rostro.
-Miau.
Ambos acercaron sus rostros al mismo tiempo para unirse en un largo beso. Los brazos del rubio tomaron la cintura de Kaiba, y éste rodeo los hombros de aquél, permitiendo que el beso se profundizara. Joey le sujetó aún más para pegar ese cuerpo contra el suyo. Sus lenguas se encontraron, reconociendo ese antiguo néctar tan añorado. Sus lágrimas de felicidad mezclándose en ese abrazo definitivo que los reunía para siempre.
El rubio se inclinó, buscando más de aquél aliento que necesitaba en su vida. Una de sus manos subió para tomar firmemente la espalda alta del castaño. Las manos de Seto golpearon tímidamente su pecho. Con un gruñido, Joey pegó más su cuerpo con el otro. El ojiazul usó sus puños para dar en el pecho del rubio, gimiendo en un sofoco. Joey separó al fin sus labios de Kaiba.
-… necesito… necesito… respirar… cachorro… -jadeó Seto algo mareado, sin abrir los ojos, aferrándose a los hombros del rubio- … es la segunda… vez… que… lo haces…
Pero Joey no le veía, sus ojos abiertos como platos observaban el usual paisaje nocturno del muelle. Sin soltar a Seto, giró su cabeza a ambos lados, percatándose de que seguía trayendo su disfraz de perro, que el barco carguero seguía encallado a un extremo y todo estaba tal cual antes de que Rupert lo encontrara.
-¡Rupert!
-¿Qué? –Seto abrió sus ojos, recuperando el aliento.
Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en el rostro del rubio al volver su mirada y encontrar que tenía a su koneko entre sus brazos, envuelto en su delgado y fino manto de bordeas dorados. Acercando su rostro al del castaño, le dio un pequeño beso.
-Tengo que agradecerle a Rupy.
-¿Rupy? ¡Ah, sí! Ese pequeño mago bribón.
-¿A ti también te buscó? –preguntó asombrado Joey.
-No, yo lo encontré saliendo del muelle junto con Sniffle, el muy sinvergüenza me jaló del brazo y me empujó hacia acá, riendo como el desquiciado y enfermo niño que es. Me dijo, entre sus locuras, que estabas esperándome, cachorro. ¿Por qué m-¡hmpf!
Otro apasionado beso interrumpió su pregunta, pero tuvo una duración más breve. Joey no dejaba de sonreírle con unos ojos claros brillando de gozo.
-Mi koneko.
-Mi cachorro –le respondió con un ronroneo.
-Guau.
-Miau… -Seto acarició la aún húmeda mejilla del rubio- … te amo, Joey.
El ojiazul iba a darle otro beso pero Joey puso un dedo entre sus labios, sus ojos se llenaron de pequeñas lágrimas.
-Dilo de nuevo –le pidió.
-¿Qué?
-Dilo…
Kaiba borró aquellas finas lágrimas que rodaron por el rostro del rubio, comprendiendo.
-Te amo, Joey. Te amo.
Sin previo aviso y con una expresión pícara, Joey levantó al castaño por la cintura, dando vueltas alrededor.
-¡Joey! ¡Vamos a caernos al mar! ¡Joey!
-Te amo, Seto.
A su declaración se unió una carcajada feliz y completa. Seto rodeó su cuello, recordando que habían hecho lo mismo en un día igualmente especial.
-¡Cachorro! –rió con éste.
Varias rechiflas llamaron la atención de Seto, quien levantó su rostro. Los veladores del barco carguero habían salido a tomar aire y fumar, encontrándolos justo en la mira y los observaban divertidos. El castaño sintió hervir su rostro de la pena.
-Joey, bájame ya.
-¿Qué pasa, mi koneko?
Joey siguió la mirada de Kaiba, él mismo se sonrojó al ver a los veladores aplaudiéndoles y silbándoles. Notó algunas miradas lascivas hacia el ojiazul, pues su manto había caído de sus hombros por los giros y descubría gran parte de su exótico disfraz. Los celos del rubio no se hicieron esperar.
-¡Hey, ustedes allá arriba! –gritó, bajando al castaño pero sin soltarle- ¿Ven a este hermoso koneko? ¡Pues es mío! –sentenció antes de volver a besar a un atónito Seto.
Los silbidos y aplausos aumentaron.
-¡Eso es cachorrito! ¡Muéstrale quien manda!
-¡Atácalo perrito!
-¡Hurra por el muchacho!
La pareja se separó y Seto tomó de la mano a Joey para irse corriendo de ahí con el rostro carmesí. Cuando llegaron de nuevo al camino de las bodegas, Joey sonrió de manera maliciosa; aunque llevado aún de la mano del castaño, se rezagó un poco para deleitarse con su cuerpo vestido de gato egipcio; recordando el singular baile e imaginando mil y un cosas con esas cómicas orejas y la cola peluda que oscilaba al andar de Kaiba, el cual notó su retraso y se dio vuelta.
-¿Cachorro?
Un renovado sonrojo cubrió la cara del ojiazul al descubrir la mirada lujuriosa del rubio, su lengua paseándose por sus labios, como saboreando la vista que tenía frente a sí. Seto le dio un jalón a una de sus regordetas orejas de perro lanudo.
-Deja de hacer eso.
-Te ves tentadoramente delicioso –los ojos amielados le recorrieron de abajo hacia arriba, clavándose en los azules del otro- Y ese baile…
Seto tosió nervioso.
-Tenemos que regresar a la fiesta, hemos perdido tiempo.
Con un chasquido de su lengua, Joey se le acercó lentamente, tomando con la punta de sus dedos una orilla del manto.
-No se morirán por no vernos por un par de minutos.
-¿Q-Qué…? ¿Joey? –el castaño dio un pequeño paso hacia atrás. Había olvidado que su cachorro siempre estaba en celo- Estamos en la vía pública, no…
-Oh, sí, ya lo veo. "Respetadísimo CEO de Kaiba Corp., envuelto en un escándalo callejero por faltas a la moral…" –se burló el rubio, sus ojos brillaron traviesos- Es tu culpa traer ese faldón puesto, llama a mi libido, koneko mío, ¿sabes que fácil sería…?
-¡Jamás! –Seto corrió, lejos del rubio, dejándole solo su manto en mano.
Joey parpadeó asombrado antes de seguirlo, riendo alegre al igual que Kaiba; cuya carrera no era tan veloz pero tampoco tan lenta para dejarse atrapar. Algunos de los otros veladores de los barcos cercanos, que también habían salido a refrescarse les observaron extrañados y divertidos, comentando a la singular pareja.
Un perro persiguiendo a su gato.
-¿Qué te parece, Sniffle?
-Auf. Uf. Af. Af.
-Naaaa. Fue bastante fácil, de hecho. Deberías haber visto cuando me tocó la Glaciación. Ahí si tuve trabajo.
-¿Arf. Uf?
-Tal vez si nos volvamos a ver. Dejemos a los tórtolos a solas, regresemos a la fiesta.
-Uf.
Rupert y Sniffle caminaron de vuelta a la bodega. En la puerta trasera estaba Atemu y Bakura, los cuales los recibieron con una sonrisa y una solemne reverencia.
-Amo del Tiempo, te doy mil gracias por lo que has hecho. Los Dioses escriben tus glorias en el firmamento divino.
El adolescente sonrió complacido, devolviendo la reverencia.
-Faraón, fue un placer ayudarte –dijo antes de pararse frente a él- Inmortalidad –murmuró tocando el pecho del tricolor donde se localizaba su corazón- Tu amor se hará inmortal… unirá lo que se ha roto y comenzará un mejor ciclo. Sí… amor perpetuo…
Atemu forzó una sonrisa.
-No pierdas tu tiempo, Amo del tiempo –intervino Bakura- Este es un bueno para nada.
Rupert examinó la expresión de Bakura con los ojos entrecerrados.
-Tú –levantó un dedo hacia él- tendrás a la luz y la oscuridad en un mismo ser, Cambio de Corazón es tu símbolo. Has cambiado. Ángel y Demonio.
-Esto… pues… gracias –masculló un tanto azorado el Ladrón de Tumbas.
-¡Uf. Uf!
-Ah, no olvidemos a este fiel centinela de los cielos –el joven mago acarició las orejas de Sniffle- Nuestro paso por este mundo es breve pero hemos conocido a hermosas almas. Eso hace que la estancia mortal sea dulce de recordar cuando hayamos partido.
-Gracias, una vez más, gran señor –habló el Faraón.
-Y no olvides que la factura se cobra a nombre de éste –indicó con sorna Bakura.
Unos pasos se escucharon. El misterioso brillo en los ojos del chico desapareció al tiempo que su cuerpo erguido tomó su forma encorvada y temblorosa. Mike apareció por una esquina de la bodega. Al ver a su hijo, corrió feliz a abrazarlo.
-Rupert! Oh, my God! Where are you been?
-Daddy! Daddy! I talked with the sea!
-Don't ever do that again! I was terrified –el hombre se volvió a Bakura y Atemu- Gracias por encontrarlo, veo que finalmente Sniffle tenía razón.
-Así es –respondió el tricolor, guiñándole un ojo al collie.
-¡Af! ¡Af!
-Oh, Rupy –Mike levantó a su hijo en brazos- I love you so much
-I LOVE YOU MOREEEE! –gorgoteó Rupert, abrazando a su padre por el cuello, sus ojos se posaron en el Faraón con una mirada de complicidad antes de hablarle a su padre- I want a soda…
El Ladrón de Tumbas se acercó al tricolor para darle un codazo, mientras padre e hijo entraban a la bodega, seguidos por Sniffle.
-Te dije que era buenísimo, de suerte que aún no se iba, porque estos son muy raros de encontrar en estos terrenos.
-Gracias, Bakura –murmuró Atemu con la vista puesta en la puerta trasera.
-No me agradezcas nada, que quién tuvo la sartén por el mango fue el cachorro de Joey.
-Aún así…
-Me aburres, voy a buscar a mi niño, de seguro estará como ratón asustado por mi ausencia.
Bakura desapareció por la puerta. El Faraón le siguió después de quedar unos momentos meditativo. En la bodega, todos volvían para unirse al baile y las risas, después de haber encontrado al adolescente perdido.
Push me
And then
just touch me
Till I can get my satisfaction
Satisfaction,
satisfaction, satisfaction, satisfaction
Push me
And then
just touch me
Till I can get my satisfaction
Satisfaction,
satisfaction, satisfaction, satisfaction
Push me
And then
just touch me
Till I can get my satisfaction
Push me
And
then just touch me
Till I can get my satisfaction
Push
me
And then just touch me
Till I can get my
satisfaction
Satisfaction, satisfaction, satisfaction,
satisfaction, satisfaction
-¿Alguien ha visto a mi hermano? –preguntó Serenity, mirando a su alrededor.
En ese momento, por la puerta principal, entró un jadeante Seto, seguido por Joey, quien le alcanzó, pasando sus brazos por detrás y abrigándole con el manto ya enredado; susurrando algo a su oído que hizo reír al ojiazul. Serenity y Mai intercambiaron una mirada y se volvieron a Angie, la cual levantó sus manos, completamente asombrada.
-¡No me miren! Esta vez no hice nada.
-¡Uf!
-¿Qué has dicho, Sniffle?
-¿Uf?
-Hum, cuida tu hocico si quieres volver a comer una croqueta…
Desde el lugar donde se encontraban, todo el grupo de amigos sonrieron al ver de nuevo a la pareja feliz. El ánimo tomó un nuevo brío y la fiesta se volvió más amena para casi todos. Joey tomó de la mano al castaño y lo llevó consigo para bailar. Su rostro delataba la felicidad que le embargaba.
Open
your eyes I see
Your eyes are open
Wear no disguise for me
Come
into the open
When it's cold outside
Am I here in vain?
Hold on to the night
There will be no shame
Always
I
wanna be with you
And make believe with you
And
live in harmony harmony oh love
Seto sonrió complacido, tirando de las orejas peludas del disfraz de Joey.
-Cachorro travieso, por poco y esa patrulla nos detiene.
-Oh, mi koneko. ¿Qué hacíamos algo malo?
-Yo no, pero tú sí tratando de levantarme el faldón.
-Aún no claudico en mi intención –murmuró juguetón el rubio antes de besarlo- ¿Y sabes? Todo ese cuerpecito tuyo, koneko, huele, sabe y se siente exquisito… demasiada tentación de tan suculento manjar, me es imposible contenerme…
Melting
the ice for me
Jump into the ocean
Hold back the tide I
see
Your love in motion
When it's cold outside
Am I
here in vain?
Hold on to the night
There will be no
shame
El ojiazul iba a replicarle, pero vio a espaldas de Joey a Pegasus y Siegfried, que no le quitaban los ojos de encima. Frunció el ceño, molesto, lo que intrigó a Joey. Por el rabillo del ojo notó cual era la razón de tal expresión y bufó celoso.
-Ahora que recuerdo, tengo que zanjar un asuntito con esos dos –gruñó el rubio.
-Joey, te pido por favor que no vayas a pelear. No valen la pena.
-Hum. Ven, mi koneko.
La pareja se plantó de frente a los dos intrusos. Aclarándose la garganta, Joey habló en un tono autoritario y peligroso.
-Ustedes dos, presten atención-comenzó, trayendo hacia sí al castaño- ¿Ven esto? –tomando el mentón de Seto, le besó posesivamente- Seto Kaiba es mío. Si vuelvo a ver que mueven un dedo hacia él, les prometo la más dolorosa, cruel y lenta muerte a manos de Bakura. ¿Les quedó claro o se los repito?
El ojiazul rió estupefacto; tanto Pegasus como Siegfried levantaron sus brazos en son de paz, antes de desaparecer entre la multitud. El nombre de Bakura inspiraba respeto… y terror. Joey se dio vuelta con Seto en brazos, regresando al baile.
-¿Eso es verdad? –le preguntó el castaño, curioso.
-Sí, koneko mío. Es un favor que le pedí hace tiempo.
-¿Bakura? –Kaiba arqueó una ceja, incrédulo.
-Él los odia a muerte. Solo necesita un motivo para matarlos. Mi oferta le gustó.
-Ah –Seto se quedó pensando en el Ladrón de Tumbas.
-Aunque nunca le dije que podía tocarte –comentó Joey, un poco celoso. La risa tranquila del ojiazul lo sacó de su meditación- ¿Qué pasa, koneko?
-Me gusta que seas así… -murmuró éste- Cachorro tonto.
-Mmm… -el rubio le besó tiernamente- Guau…
-Miau…
Always
I wanna be
with you
And make believe with you
And live in harmony harmony
oh love
Always
I wanna be
with you
And make believe with you
And live in harmony harmony
oh love
-¡Hey! –Joey respingó al sentir un picotazo en su costado. Mokuba esgrimía su espada de utilería frente a él, bailando con su novia- ¿Por qué lo hiciste?
-¿No te parece que ya manoseaste demasiado a mi hermano? –reclamó el chico un tanto malicioso.
Su propósito se cumplió al ver ruborizarse a ambos. Se carcajeó antes de seguir bailando y colarse entre las parejas alrededor. Seto y Joey se miraron apenados y luego rieron, continuando con el baile. Angie tomó su turno para acercarse a la pareja, tomada de la mano de Lucy –lo que impactaba a más de uno- y junto con Sniffle Cupido.
-Hay algo que quiero darles, mis niños –les dijo con una expresión de júbilo.
-Af. Uf.
-¿Qué es, Ángela? –inquirió el castaño.
-Algo para que recuerden este hermoso momento. Quizá en un futuro encuentren algo mejor, pero por ahora, esta canción se las regalo de todo corazón, gatito. Que sea Su Canción.
Con su mano libre hizo una seña a Blanche, quien fue bajando el volumen de la música. Alertados por la primera vez que sucedió así, todos buscaron con la mirada lo que fuera a pasar. Angie se alejó unos pasos de Seto y Joey, sus ojos estaban húmedos pero sumamente agradecidos.
Unas cuerdas comenzaron a escucharse.
-Mi regalo para ustedes… -musitó la rubia.
Love me tender,
love me sweet,
never let me go.
You have made my life
complete,
and I love you so.
Love me tender,
love me
true,
all my dreams fulfilled.
For my darlin' I love you,
and I always will.
El gato y el cachorro se vieron uno al otro, enlazándose entre sus brazos para bailar al ritmo de la balada. Serenity le pasó a Angie la cámara fotográfica, para que retratara así a la pareja.
Love me tender,
love me long,
take me to your heart.
For it's there that
I belong,
and we'll never part.
Wanda hizo lo suyo.
Love me tender,
love me true,
all my dreams fulfilled.
For my darlin' I
love you,
and I always will.
-Te amo, Seto… mi koneko… -musitó Joey, reflejándose en unos felices ojos azules.
-Te amo, Joey… mi cachorro…
Love me tender,
love me dear,
tell me you are mine.
I'll be yours through
all the years,
till the end of time.
Love me tender,
love me true,
all my dreams fulfilled.
For my darlin' I
love you,
and I always will.
Al terminar la balada, todos aplaudieron a la pareja, sonrojándolos. Un atrevido samurai tomó uno de los micrófonos junto a la DJ para hablar.
-¿Y qué? –exclamó Solomon con su tono de fiesta- ¿No hay más amor por aquí? ¡Vamos, todos bailen!
Blanche rió ante la súbita explosión de alegría del anciano. Una nueva balada comenzó para animar a los demás. El ambiente se hizo romántico.
Wise men say only
fools rush in
but I can't help falling in love with you
Shall
I stay
would it be a sin
If I can't help falling in love with
you
Like a river flows surely to the sea
Darling so it
goes
some things are meant to be
take my hand, take my whole
life too
for I can't help falling in love with you
Like a river flows
surely to the sea
Darling so it goes
some things are meant to
be
take my hand, take my whole life too
for I can't help
falling in love with you
for I can't help falling in love with
you
Atemu observaba la escena desde la puerta principal. Su mirada se posó unos breves segundos en Kaiba, el cual seguía en loa brazos de su cachorro, antes de salir definitivamente de la bodega.
-¿Satisfecho, Faraón? –le atajó Bakura.
-Deberías estar con Ryou.
-Deberías estar con Yugi.
-Yo… -el tricolor miró hacia el taxi donde los Ishtar ya le esperaban- ¿Cómo te diste cuenta que salíamos de la fiesta?
-Sin evasiones, Faraón.
-Marik es mi elección.
-¿Elección? Pues ni que contestaras un examen de opción múltiple, Faraón. Inciso A Yugi, inciso B Marik, inciso C: ninguno de los dos…
-Por favor, Bakura… -Atemu le miró a los ojos.
-Vaya… que pena por ti… y por el chaparro, ¿lo bateaste, verdad? Por eso anda con la Rebequita..
-Nos vemos…
-Tu primito se pondrá muy triste por tu ausencia, ¿Qué te cuesta despedirte como se debe?
-Esto es lo mejor. Ya nada tengo que hacer aquí.
-¿Jamás regresarás?
-No…
El Ladrón de Tumbas observó la expresión de Atemu. Un suspiro de resignación se le escapó.
-Siempre serás un idiota. Pobre de Marik.
-¿Puedes cuidar de Yugi?
-Puedo.
-¿Lo harás?
-Lo haré si él quiere, Faraón.
-Gracias, Bakura.
-Que seas feliz, Faraón.
-Tienes suerte de seguir al lado de Ryou. Te envidio.
-No necesito que alguien como tú me lo diga. Lo sé.
-Adiós, Ladrón de tumbas.
-Adiós, Faraón.
Bakura se quedó en su sitio, mientras el tricolor subía al taxi que se perdió en la autopista. Sus ojos se levantaron al cielo estrellado y oscuro.
-No me envidies, Faraón. Ambos hemos entregado lo más preciado que tenemos a los Dioses –murmuró y volvió a la bodega para ir al lado de Ryou.
