FIC
Touch Down Al Corazón
Por Mayra Exitosa
Reto Lectora Soñadora
Llegaba al hotel donde se quedarían esa tarde, por la noche sería la presentación inicial de las olimpiadas de atletismo, tenía que estar concentrada, pero pensar en él la distraía, imaginaba que había estado abrazándola, ahora ese abrazo en su mente se hacía algo más, su mirada, su boca, sus grandes manos, todo en él la aturdía por completo.
- ¡Candy!
- ¡si!
- Estas muy distraída, ¿qué te sucede?
- Nada, solo que, es la primera vez que salgo de casa.
- Todo estará bien, solo será la presentación y al finalizar comenzaran las carreras de hombres y luego la de mujeres.
- Bien.
Anthony comentaba con su madre lo que Candy le había sugerido, se reía con ella, al querer darle la sorpresa.
- Si mamá, tal vez si me aceptan en un equipo, tenga más donde distraerme y…
- Será genial, ya había visto un equipo donde tu padre había practicado equitación, los lleve un tiempo a los dos, solo que era muy pequeño aun, pero podrías también intentar ingresar, ya montabas solo cuando eras niño, no creo que lo hayas olvidado.
- ¿equitación? Había pensado en… beisbol
- Puede ser ambas, no pierdes nada.
Para Albert escaparse esa tarde fue difícil, sería la inauguración de las olimpiadas y podía intentar acercarse a ella, posiblemente invitarla a tomar algo, Anthony no estaría y podían estar a solas. Pero al manejar la vio tras él, la seguía en su auto, esa porrista era realmente insistente, no podía llevarla hasta donde Candy, tenía que ver que se perdiera. El tráfico y el trayecto se había quedado en los semáforos anteriores, pero le había quitado mucho tiempo, ya debía haber terminado. Manejaba hasta el estadio y por fin llegaba, las siguientes competencias no iba a poder asistir, pero solo tenía esa noche.
Cuando por fin entraba la vio, estaba lista para correr, ya no tomaba asiento, se iba hasta al frente, para acercarse y verla ganar. Algunas personas lo reconocían, lo saludaban y él se trataba con sutileza de separar, llegaba hasta el frente cerca del equipo de la preparatoria, varios lo reconocieron, pero su mirada estaba en quien ya daba la vuelta de los quinientos metros.
Corría con todas sus fuerzas, sentía casi volar y todo lo que la rodeaba desaparecía, el ruido no era escuchado, estaba dando todo, tenía que lograr la beca. Muchas eran muy altas, pero ella no se confiaría, lo daría todo. Ya había participado en la de corta velocidad y había ganado un lugar, tiempo suficiente para recuperarse e intentar ganar esta de quinientos metros. Estaban los mejores coach universitarios ahí, debía aprovechar que la vieran, que notaran que estaba preparada para varias carreras. Su intensidad se incrementaba, el cansancio la agotaba, pero en las otras había quedado en segundo y en tercero, esta no sería así, debía quedar en primero.
Su último esfuerzo y notaba que estaba dándolo todo, el coach a un lado mencionaba que estaba loca, que había corrido dos carreras anteriores y esa era la más difícil y su tercera de la noche, al escucharlos, Albert se enfurecía, no había ganado las otras dos, pero incomodo se brincaba la vaya y le gritaba,
- ¡Vamos Candy! ¡Tú puedes!
Las personas veían al joven que la alentaba, varios lo reconocieron y otros solo buscaban a quien estaba apoyando. Cuando llegó a la meta levantando los brazos y tratando de bajar la intensidad, siendo el primer lugar, el brincaba emocionado y ella trataba de recuperar el aliento, se fue hasta ella y la tomo en sus brazos, la elevó al viento sorprendiéndola y lo vio a la cara, tan cerca…
- ¡Albert!
- Felicidades, eres una campeona, siempre lo has sido.
Ella sonreía débil, estaba agotada, el coach llegaba con su bote hidratante, él la bajaba y se retiraba de ella, para que pudiera recuperarse, varias personas lo observaban y las cámaras igual. Incomodo por saber que la porrista esa podía saber que fue a apoyar a Candy, se retiraba.
Candy estaba en la gloria, tres intentos y en este si lo había logrado, varios coach se acercaron para darle sus tarjetas. Estaba emocionada, pero para ella verlo ahí, fue lo mejor de todo.
Al salir rumbo al autobús, ella se rezagaba, lo había estado buscando y no lo encontraba, ya se debía haber ido. Pero para su sorpresa, él estaba en el pasillo, escondido donde nadie lo grababa y ahí en la poca luz, con una sonrisa, la felicitaba.
- Tres carreras, eso no es bueno, solo deberías especializarte en una, de medicina ¿también escogerás tres? Es demasiado esfuerzo, podrías lastimarte.
- Estaban todos los coach de atletismo, de las Universidades, vinieron a ver la inauguración, no podía perder la posibilidad, y en las otras perdí.
- ¿Perdiste? No lo creo
- Quede en segundo y tercero.
- ¿Y eso es perder? Vamos Candy, eso es ganar. Fueron segundos de diferencia, no te esfuerces demasiado, podrías ser la paciente en vez de la doctora.
- Tienes razón, no lo había pensado. Gracias por estar aquí, nunca pensé que… vendrías hasta el frente.
- Y lo peor, nos grabaron. Albert bajaba el rostro lamentándose porque así se pondría en evidencia con la porrista loca. Pero Candy se asustaba, su rostro era de tristeza, no deseaba que lo grabaran junto a ella, él estaba escondido ahí para que no lo vieran y ahora lo habían grabado. Sin darse cuenta de que Candy lo había mal interpretado al ignorar sus pensamientos sobre la fanática tras él, trataba de recomponerse y preguntaba,
- ¿Quieres ir a tomar algo?
- No, debo ir a descansar, el coach no está esperando. Gracias por haber venido, siento mucho que… te hayan grabado conmigo, debe ser muy vergonzoso. Candy se iba corriendo para alcanzar el autobús y Albert se quedaba asombrado por lo que había escuchado de ella.
Los siguientes días fue muy difícil, ella trataba de dar lo mejor y competía con otros colegios donde por estar en la primera ronda en tres diferentes competencias, la habían tomado en cuenta, pero ahora su ánimo había decaído y su tristeza ante todo era muy evidente.
- Candy, deberías dejar de pensar y concentrarte en ganar, esta olimpiada te hará más fuerte, nunca me imaginé que fueras como ese nadador que entraba a varias competencias, al haber quedado en los primeros cinco, podrás seguir compitiendo, pero tus tiempos son excelentes, solo que… antes sonreías y te veías animada y ahora…
- ¡Lo siento! Tiene razón coach. Vera que em concentrare.
- Así se habla.
Para Albert sus últimas palabras lo dejaban incomodo, no era el mismo en los juegos y no estaba en su mejor momento, había estado bajando la guardia y se había lastimado, luego el equipo lo había salvado en otras ocasiones y se sentía muy mal.
Para la porrista, ver en la pantalla al jugador estrella con una chiquilla, la hizo imaginar que no era ella y que su novia real lo había terminado, porque ahora estaba perdiendo en los juegos. Ella podía alentarlo, pero tenía que darse a desear y para ponerlo celoso, trataba de atrapar a otro de los compañeros cercanos a Albert. Y daba resultado.
Las dos semanas se estaba yendo rápido, los juegos, las lesiones, y las competencias se terminaba, Candy había recibido varias propuestas de beca y eso la alentaba. Albert se había lesionado y eso lo deprimía aún más de lo que ya estaba al no poder ir a ver a Candy y saberla molesta lo entristecía. Pero algo aparte de ellos era Anthony, quien en su clase de equitación se encontraba con Terry y eso lo hacía molestar, pues la malvada de Katy lo prefería y para él, se merecía una pareja como Terry, arrogante y presumido.
El semestre se estaba terminado, Anthony estaba en beisbol y equitación, Candy ya acudía a cita para su beca y había olvidado asistir a los partidos de Albert. El fin de curso estaba a la vuelta de la esquina. Anthony se iría a negocios internacionales, Candy a Medicina y Albert en Administración quedaba cerca de ella.
Katy trataba de convencer a Terry para que fuera su pareja en el baile, pero este resolvía que ya contaba con pareja. Anthony invitaba a Candy y ella estaba deprimida, pero asentía, al saber que Anthony al menos no se avergonzaba de ella.
El baile era en el gimnasio del instituto. Terry no llevaba pareja, Anthony se había cortado el cabello, se rasuraba y se hacía ver un cambio notorio en su imagen, su estatura estaba incrementándose para sacar más tamaño que Candy, como siempre, pero esta vez un poco más notable al poder recargar su barbilla en su cabeza.
- Te ves guapísimo, Anthony.
- Gracias, Candy. Mi hermano me apoyo para rentar una limosina para irnos en ella.
- ¿Tu hermano?
- No le he dicho que te gusta. Él no lo sabe.
- Lo sé, sé que no me delatarías. Además… ya no me gusta mucho.
- ¿Ya no?
- Bueno… solo un poco.
- Te ha extrañado en los partidos, antes no te perdías ninguno.
- Bueno, es que… estaba con los tramites de mi beca, los exámenes finales y…
- Si lo sé, hasta yo me sentí mal, no fuiste a verme en la final de equitación y… me fue bien.
Anthony no quería decirle que el novio de Katy le había ganado. Subía a la limosina y ella ya no sonreía como antes, le había dicho que Albert se avergonzaba de ella y Anthony no le creía, pue su hermano siempre preguntaba por ella, y los echaba de menos en los partidos, aunque el iba, ya no era lo mismo, pues a quien realmente quería ver era a Candy. Y meditándolo, le había dicho a Albert que fuera a la graduación y que hablara con ella, que el tenía otra amiga de equitación que iría también y que su hermano que la iba a acompañar se había lastimado y no podría bailar.
- Gracias Anthony.
En la fiesta, todo era lujo, elegante y tranquilo. El tema era de festival con máscaras, pero se quitaban las mismas para tomarse la foto del recuerdo. Anthony estaba a su lado y ella ladeaba su cabeza con ternura recargándose en su pecho, ahora que se notaba más alto.
Katy lo observaba a lo lejos, al no aceptar Terry ir con ella, tuvo que llevarse a un chico de futbol americano que era tosco y que la presumía por ser pareja.
Terry llegaba con varios amigos de teatro y dos amigas del mismo grupo, los cinco se tomaban foto juntos, Candy se iba al tocador. Anthony se disculpaba para invitar a bailar a su compañera de equitación, Madeline.
Terry la observaba a la distancia, estaba sola y Tony bailaba con otra chica, se iba a acercar, cuando alguien le cubría con una mano su rostro. Ella giraba y lo veía triste, el se disculpaba por la última vez al haber mencionado la situación como desagradable, cuando el evitaba eso por unas fanáticas de la universidad.
Candy aceptaba la disculpa y le aseguraba que no había problema, pero se alejaba de él. A lo que Terry aprovechaba para invitarla a bailar y esta aceptaba.
En la pista de baile, usaban las máscaras y Candy en el centro llamaba la atención con su cabello tan brillante y el actor que la hacía bailar como si fuera una princesa. Logrando así que los estudiantes se abrieran paso para cederles el centro. Candy estaba avergonzada, él la tomaba con una agilidad sorprendente y ella no tenía humor para bailar. En cuanto terminaba la canción se disculpaba y se iba a la barra, donde los traviesos habían puesto licor en el ponche y ella tomaba por sed un vaso completo.
Albert que estaba a distancia vio como Candy había caído en la trampa y se acercaba al ver que ya tomaba un segundo vaso. Se colocaba la máscara y se iba por ella. Esta caminaba mareada y con tristeza sin darse cuenta, comentaba sus pensamientos.
- Tranquila Candy, estarás bien.
- Anthony yo… lo amo. Pero se avergüenza de mí, me pidió disculpas y… no sé porque vino, si soy tu pareja, Albert es un tonto.
- ¿Pero lo amas?
- Sabes bien que… siempre lo he amado, estaré cerca de él, ahora en la universidad y… le dije que no quería estar con él, no voy a bailar con él, es un tonto.
- Si, es un tonto. No sabía que lo amabas, debe ser muy tonto para no darse cuenta, pero… te extraña en los partidos.
- Si, supongo que la porrista que anda tras él… no es suficiente, ha de querer tener muchas chicas.
- ¡Candy!
Albert que la observaba ahora se daba cuenta que ella siempre lo había querido. Pero al tomar ese ponche, se le había pasado y ahora lo confundía con su hermano, sin levantar el rostro para que viera que era él, tal vez se aprovechaba de su ignorancia, pero en el amor todo se valía…
- Viniste conmigo, me debes un baile.
- Pensé que bailarías con tu amiga de equitación.
- Ahora nos toca a nosotros, Candy. Ella asentía y ponía su mano en su cintura, al bailar se daba cuenta que no estaba con Anthony, pues era más alto. Ponía su mano en el pecho al no alcanzar bien su hombro. La melodía era romántica y con una petición Anthony le decía que la alargara.
Las parejas de novios se unían al baile. Terry tomaba el ponche y notaba que tenía alto grado de licor. Anthony sacaba a su amiga a bailar, y ahora en el centro Albert besaba la cabeza de Candy y ella tímida se recargaba al sentir como la estrechaba a él.
- También te amo, Candy. Siempre te he amado.
CONTINUARA…
HISTORIAS DE ALBERT Y CANDY
Gracias por sus comentarios, espero les guste,
Un abrazo a la distancia
Mayra Exitosa
