FIC
Touch Down Al Corazón
Por Mayra Exitosa
Tiempo actual…
Candy se le agitaba el corazón. Se sentía mareada, aun con la bebida, tenía la boca seca, miraba a Anthony y veía a Albert, tal vez inconscientemente deseaba bailar con él, ahora como Anthony se había cortado el cabello parecido a su hermano, pero continuaba siendo muy alto y Anthony también lo era, su mente estaba jugando con ella y el baile romántico era tal y como deseaba, estar así con Albert, como en sus sueños lo había deseado siempre, pero no podía hacerse ilusiones era Anthony.
El mareo cobraba caro y Albert la notaba tensa, se acercaba a su oído, le susurraba que salieran y ella no se negaba, tampoco aceptaba estaba como ida. Albert la abrazaba cariñoso
- Yo amo a… Albert
- ¿Sí?
- Si.
- Si lo sé, tranquila, salgamos de aquí. Albert sonreía, pensando que ella lo amaba, aun con tacones, sigues siendo bajita, tan hermosa como el día que la había conocido.
- ¡Albert!
Candy tomaba el viento fresco pero el licor se le subía y era fuerte para ella, ahora sin mascara imaginaba a Albert junto s ella y como en sus sueños ella le acariciaba el rostro, con su dedo delineaba sus labios, y el besaba su mano, le sonreía luego la estrechaba al sentir como ella susurraba su nombre,
- Siempre te he amado, Candy, siempre.
- Te amo, Albert.
Lentamente ambos se unieron en un beso suave que, sin buscar subirlo, se intensificaba. Albert la elevaba a la barandilla de los jardines, la colocaba a su altura haciendo que ella se aferrara a su cuello, dejándose acariciar, tomando posesión del rostro de su amado, sus ojos estaban obscurecidos, mientras que ella tomaba aliento y volvía a besarlo.
- Creo que debemos irnos de aquí, Candy
- ¡Si! ¡Si!
- Iré a avisar…
- ¡No! Vámonos de aquí.
Candy estaba en las nubes, sus sueños estaban tan vividos aun mareada, no dejaba de ver a Albert con ella, como si fueran novios desde siempre, la besaba como siempre había querido y sus besos cada vez eran tan reales como nunca los había sentido, si era un sueño no deseaba despertar.
Albert por su parte no sabía a donde llevarla, a su departamento no podía por ser parte de la escuela, debía ver que se le pasara un poco la bebida que había ingerido, pero ambos se habían declarado su amor y no deseaba desilusionarla, mucho menos dejarla tan temprano en su casa.
En su auto, se fue a las afueras de la ciudad, ella se acurrucaba en el auto mirándolo a él, sonriendo, soñándolo, deseando que fuera verdad todo lo que estaba sucediendo, el tomaba el volante con una sola mano y con la otra le acariciaba el rostro donde ella tomaba su mano y la besaba y luego se acariciaba el rostro con ella.
- ¡Candy!
- ¡Albert!
Llegaban a la zona alta donde se observaba a la distancia la ciudad, apagaba el motor y estaban solos, Albert bajaba y le abría la puerta, la ayudaba a salir y ella sonreía sin darse cuenta estaba mareada y se aferraba a él, para no caerse.
- Supongo que… seremos novios, Candy.
- ¡Si! ¡Si!
Albert la elevaba en sus brazos y giraba con ella, con el mareo ella se aferraba más a él ajustando su cabeza a sus pechos, el vestido volaba y el la estrechaba sintiendo sus piernas.
- Candy… vamos muy de prisa, debemos ir…
- No, estamos bien, yo te amo, Albert.
- Y yo a ti, te juro que te amo, pero esto no es correcto.
- ¿Amarnos?
- No. Amarnos está bien, solo que, debemos esperar.
- ¿A qué?
- A que… te gradúes.
- ¿Para ser novios?
- No, para esto.
Albert tomaba sus labios introduciendo su lengua y ella se aferraba a él dejándolo avanzar, enlazando sus piernas a su cintura, sintiendo la dureza de su cuerpo, buscando continuar con ese sueño, como ella siempre lo había deseado, su cuerpo reaccionaba y se estrechaba al de él. Rosando entre sus piernas su cuerpo con su entrepierna y el no deseaba detenerse, estaba disfrutando del amor que siempre había querido, de Candy y su bello cuerpo en sus brazos. Sin decir más acariciaba con esmero sus pequeñas montañas y ella echaba su cabeza hacia atrás haciendo movimientos con su pelvis, demostrándole cuanto lo deseaba.
Con desesperación tomaba por bajar el escote de su vestido y probar la suavidad de su piel y de esos encantos que tanto deseaba sentir.
- ¡Candy, te deseo!
- ¡Si! ¡Si!
La noche se hizo larga, la soledad del lugar, el fresco y el deseo juvenil de ambos pronto se encendió sin poder apagarse, el auto nunca había tenido a una mujer ahí, ambos deseaban entregarse, cuando las cosas estaban muy avanzadas, se daba cuenta de que era su primera vez, lo cual sospechaba, ella se aferraba a él, aun con todas sus atenciones, el dolor fue breve, pero el deseo fue mayor y las cosas se salieron de control.
Los susurros, las caricias, el deseo de poseerse, de pertenencia, el licor le dio valor, eso pensaba él, pero Candy no tenía más que continuar con su sueño, con delicadeza la vestía y notaba que dormía, habían estado tanto tiempo, que ya era de madrugada. La acomodaba en el asiento, subiéndole el zíper de su vestido, dejando sus zapatillas fuera de sus pies. Besaba con ternura de nuevo su hombro y le colocaba con cuidado el cinturón de seguridad.
- ¡Te amo pequeña! Ella sonreía dormida en el asiento del copiloto, era muy tarde y tenía que regresar a la ciudad.
Ya era muy tarde, pero tenía que llevarla a su casa, el pequeño bolso mostraba sus llaves, al entrar se daba cuenta que ya había salido la madre de Candy y había un recado en la mesita del desayuno que le había dejado preparado.
La llevo a su habitación y le quito su vestido de nuevo, la cubrió con sus sabanas y dejo una nota en su mesita de noche "Te Amo, te veré esta noche, tu novio" La observaba en su cama, tan menuda, tan delicada y tan suya, porque ella era suya, le daba un beso en los labios, probando el superior y el inferior lentamente y a regañadientes, se salía de su habitación para dejarla descansar.
Por la mañana, el sol le calaba en la cara, jalaba un listón y la cortina exterior se soltaba para cubrirle el sol y continuaba durmiendo, pero al moverse, le dolían partes del cuerpo que jamás le habían dolido. Con intensidad apretaba sus ojos, tratando de abrirlos y el dolor de cabeza surgía como nunca, trataba de ver como había llegado a su cama, veía su vestido colgado en el perchero, miraba que estaba desnuda bajo las sabanas y el dolor que sentía entre sus piernas, con intensidad trataba de recordar la noche y al ver el reloj de su alarma, marcaban más de las dos de la tarde, una nota de letra manuscrita la dejaba atónita, no sabía quién la había dejado ahí.
Había bailado la noche anterior con Terry, pero luego se había alejado de él y tomaba ponche de la mesa, Anthony bailaba con ella, y la abrazaba muy fuerte, como nunca lo había hecho, después de ahí, ya no recordaba nada. Trataba de pensar, pero no lo lograba, se levantaba a buscar algo para aliviar su dolor de cabeza, pero al notar sus partes sentía dolor y con temor abrió sus ojos pensando lo peor. Luego veía la nota, donde decía que esta noche la vería su novio, ella no tenía novio, pero… ¿Qué había hecho? ¿Y con quién?
Tomaba un par de pastillas, entraba a darse una ducha y había destellos, que no sabía si eran reales o si era un sueño, de besos ardientes, de caricias y de manos muy grandes
- ¡Albert! Pero si Albert se había disculpado y luego se había ido, se había quedado en el baile con Anthony.
Bajaba para ingerir algo y estaba la nota de su madre, pero aun en su mano conservaba la nota de… ¿su novio? Había ido al baile con Anthony, él debía saber quién la había llevado a su casa.
En el campo universitario, Albert ya estaba en entrenamiento, había tenido una mañana intensa, casi no había dormido, pero recordando su noche, sonreía feliz, Candy era su novia, aun siendo virgen, se habían entregado y ella lo había disfrutado tanto como él. El cansancio se notaba en el entrenamiento y el castigo por ello, fue ejemplar, pero valía la pena, por la noche que había vivido.
- ¡Mi bella novia!
La ducha fría, estaba agotado, trataba de sentirse animado al pensar que esa noche iría por ella, la invitaría a salir, pero antes tenía que terminar sus deberes, los trabajos de administración y algunos pendientes que había dejado de sus materias para ese día, el entrenamiento había tenido castigo y estaba molido, marcaba a la florería para enviarle un ramo de rosas, demostrarle cuanto la amaba.
Candy por su parte, llamaba a Anthony y este le confirmaba que se había ido con Albert, y que El se había llevado a Madeline a su casa, que Terry el novio de Katy no había bailado con ella en toda la noche y que muchos se habían mareado con el exceso de licor que los chicos le habían puesto al ponche, varias chicos se sintieron muy mal y tuvieron que irse a su casa, las maestras había prohibido el ponche por el alto grado de alcohol que llevaba y que iban a sancionar a quienes lo hayan hecho, pero aún no daban con ellos.
- ¿Estás seguro de que me fui con Albert?
- Por supuesto, se salieron juntos y abrazados, todos en la escuela los vieron. ¿Qué paso, Candy?
- Es que no recuerdo nada, creo que… yo tome dos vasos grandes de ese ponche, y… me maree, pero no recuerdo más.
- ¡Candy! ¿Quieres que le hable a mi hermano?
- ¡No! Tal vez el también bebió y no se acuerda de nada, mejor déjame se lo pregunto yo.
- Katy estuvo llorando, Terry se fue en un auto con sus amigos y no la invito.
- Te lo dije, Terry no es su novio.
- Como sea, ya no me importa. Katy es muy voluble y hace muchos escándalos. Anoche con lo de la bebida, quería que la llevaran al hospital, la maestra se dio cuenta del licor en exceso en el ponche por ella. Pero nadie sabe quién lo puso en la bebida.
Se despidieron y quedaron de verse más tarde, pero Candy estaba muy inquieta, recordaba a Albert, pero siempre lo había soñado que no estaba segura de lo que había pasado entre ellos. Al ir hacia la puerta para salir al restaurant de su mama, al ser sábado tenía que ayudarla por el exceso de personas por ser fin de semana, afuera un hombre con un ramo de flores y una libreta intentaba tocar el timbre
- ¿Señorita, Candy White?
- ¿Sí?
- Firme aquí.
CONTINUARA…
HISTORIAS DE ALBERT Y CANDY
Gracias por sus comentarios, deseando sea de su agrado, y que no se les haga muy corta, realmente estaba tratando de avanzar en otras historias, pero la imaginación dio para esta, y ojala les guste, también continuare con las demás ;) gracias.
Un abrazo a la distancia
Mayra Exitosa
