FIC
Touch Down Al Corazón
Por Mayra Exitosa
"Para mi novia, la más hermosa mujer del mundo, a quien amo y que lo es todo para mi… Albert"
- ¡Albert!
Cerraba los ojos, quería gritar de felicidad, pero no sabía cómo hacerlo, era la novia del chico que más había querido desde que lo vio por primera vez, el más popular, la estrella del futbol, y no recordaba cómo le había pedido que fueran novios, no recordaba cómo se le había declarado, como se sentiría si le decía que no recordaba nada… ¿Cómo? ¡Albert! ¡Mi novio!
Salía corriendo al restaurant de su madre, tenía que ir a ayudarle ya era muy tarde. El verano pronto se acabaría e ingresaría a la universidad. Todo el camino pensaba en que la nota anterior decía que la buscaría por la noche, pero ¿se habrían puesto de acuerdo en algún lugar? ¿Se habrían besado?
Albert por su parte, estaba agotado. Pero le había dejado una nota y no podía fallarle, al salir a su auto, alguien lo esperaba, eso era ya muy incómodo.
- ¡Hola Albert!
- Que tal, Elisa… voy de salida, con permiso.
- Supongo que deseas darme celos con la niñata de atletismo, pero ella no es tu tipo y… sé que solo lo haces para que no me acerque a ti.
- ¿En serio? ¿Cómo llegaste a esa conclusión?
- Necesitas a una mujer, yo soy la indicada, los chicos se muren por tenerme y estoy segura que me deseas.
- Tu seguridad está sobrevalorada. Y no, no te deseo. De hecho, nunca he sentido nada por ti. Así que, por favor, si vas a continuar con alguno del equipo, ese no seré yo. Mi novia me espera, y no la cambiaría por nadie, mucho menos por ti.
Le saco la vuela, abrió el auto mirándola con seriedad y ella no tuvo más remedio que dejarlo pasar, subió y se fue hasta su casa. A esa hora siendo fin de semana, debía estar ayudando a su madre, lo mejor era irse al restaurant. Al bajar del auto, la vio con el mandil y tomando nota de una mesa, cerraba el auto. Al caminar a la puerta notaba que el tipo que la frecuentaba con anterioridad estaba ahí, en una mesa con sus amigos, se notaba que miraba insistente en busca de ella. Abría la puerta y Candy caminaba mirando su block de notas, él se iba hasta ella, al ponerse al frente, le tomaba la barbilla con un par de dedos y la elevaba para que lo viera, con una sonrisa tomaba sus labios besándola con sorpresa, dejando a la mesa de Terry y sus amigos asombrados y la madre de Candy que se encontraba en la caja, abría en extremo sus ojos, al ver a su hija, con el hermano de su amigo.
Candy estaba distraída, había visto llegar a Terry y sus amigos, le había guiñado un ojo, estaba tensa y se iba a otra mesa, luego iba a pasar por donde se encontraba Terry y bajaba la mirada al block para pasar como muy ocupada, pero de pronto, un par de dedos le tomaban la barbilla y al verlo sonreír se quedaba sin aliento, sentir sus cálidos labios la dejaba el shock. Era recordar y a la vez disfrutar, de pronto sus brazos cobraron vida y no supo en que momento ya estaba abrazada a su cuello, pero Albert la tenía de su cintura. Los silbidos y los aplausos los interrumpían, dejando a Candy completamente ruborizada y él le tomaba el block de notas besaba sus manos y cubría con su cuerpo, girando hacia la mesa de Terry y sus amigos comentaba,
- ¿Qué van a ordenar?
Nerviosos y distraídos uno a uno comenzaba a pedir, pero Terry no ordenaba nada, solo lo miraba con cierto enfado. Candy estaba tras su espalda y trataba de ver ladeando su cabeza, al notar que ya no hablaban. Albert agregaba,
- ¿Algo más?
Negaban y el al sentir a Candy, con cuidado giraba, para darle su block y pasar su brazo por su espalda, para irse a dejar el pedido.
- ¿Quería invitarte a salir, mi amor?
- ¡eh! ¿Salir?
- Si. La madre de Candy esperaba una explicación, una presentación, algunas palabras y tosía para interrumpir con su presencia.
- ¿Señora White? Desde anoche, Candy y yo somos novios. Vine a invitarla a salir, ¿si no se encuentra muy ocupada?
- ¿Novios? - Candy no me dijiste nada, es la primera vez que tienes novio, pensé que me lo dirías.
- ¡Mamá!
- Esta bien, vayan a salir. Ya hay pocas personas, además tenemos quien se haga cargo. - No lleguen muy noche, ayer no supe a qué horas llegaste, Candy. - Por favor, no se desvelen, ya sé que Candy se acaba de graduar. Está comenzando el verano, así que… salgan de aquí.
Albert le daba un beso a la madre de Candy, quien sonriente lo abrazaba de la cintura, y le agregaba,
- ¡Cuídala mucho!
- Por supuesto Señora White.
Candy se quitaba el mandil y tomaba sus cosas para salir de ahí. Albert la abrazaba y al salir, la elevaba en sus brazos, haciendo que todos en el restaurant los vieran por como el futbolista llevaba a su novia con él. Candy estaba ruborizada al extremo, pero verlo tan emocionado, la dejaba sin palabras. Le abría la puerta y ella tomaba el cinturón para esperarlo a ver que se subiera, al hacerlo, el corazón se le agitaba, recordando cosas de ese auto, de hacía unas horas y sin pensar su mente se iba a donde habían llegado las caricias y la pasión.
- ¿Estas muy seria? ¿Te molestó que le dijera a tu madre que somos novios?
- ¡No! Es solo que…
- Que vamos muy de prisa. Lo sé, te lo dije ayer, pero tenerte conmigo es lo mejor que me ha pasado en años. Ahora que ingreses a la universidad estaremos juntos, podría pedir mi cambio para un departamento, más cerca de ti.
- ¿De verdad? Pensé… que… no te agradaba tanto
- Vamos mi amor, como dices eso, ayer me dijiste que me amabas desde siempre y…
- ¿Y?
- Y me demostraste lo mucho que me amas y te demostré lo mucho que también te amo… ¿No lo recuerdas?
Candy se apenaba y bajaba la cabeza, él sonreía y se introducía a un estacionamiento bajo la sombra de un árbol, apagaba el auto y giraba hacia ella, agregando.
- Sé que fuimos muy de prisa. Pero porque esperarnos, si nos amamos, tu misma me lo dijiste y… ¿te arrepientes?
- No es eso, es solo que…
- Vamos mi amor, ayer sé que la bebida esa de ponche te… desinhibió mucho, pero… amarte fue para mí lo mejor que me ha pasado en el mundo… tenerte en mis brazos y… escucharte, jamás podría olvidarlo… ¡Te amo, Candy!
- Albert, yo… siempre te he querido mucho.
- Me lo dijiste ayer. No lo sabía, pero ahora que sé que así es… nos amamos y nos correspondemos con la misma pasión… no sabes cuan feliz me siento, jamás me imagine en todos estos años que… sintieras tanto amor, tan grande e igual al que siento desde que te vi la primera vez.
- Era muy niña, pensé que… te idealizaba y…
- Si, pero saber que ambos sentimos lo mismo, que somos tan compatibles, que… me entregaras tu amor y que seas mi novia… es como si todos mis sueños se cumplieran.
- ¿De verdad?
- Si, aunque me preocupe un poco, luego de… no sé si… ya sabes… supongo que, ahora como estudiarás medicina, eres más precavida.
- ¿precavida?
- Si, por lo de anoche. Sin esperarlo más, tomaba sus labios de nuevo y ella volvía a sentirse en el olimpo, todo se desvanecía, sus manos en su cintura acercarla para besarla, definitivamente se superaba en sus sueños, se habían entregado, en el auto. Ahora la besaba con tal intensidad, como lo habían hecho antes.
Su mente volaba y veía imágenes de ambos juntos, el sabor de su boca, el movimiento de sus labios, sus manos, todo estaba haciéndola ver imágenes de ella en sus brazos, de todo cuanto pasaba en el auto, cuando les falto el aliento, se sintió mareada, ella se había entregado sin reservas, fue ella la que lo había incitado a hacerlo, el pensaría que estaba desesperada, por ella fue que se hicieron novios.
- Albert… has de pensar que… no tengo decencia, que… fui muy…
- No pienso nada, te deseaba desde hace mucho, y como siempre estabas con Anthony temía que se diera una relación entre ustedes, no quería entrar en conflicto con Tony, cuando vi que jamás había nada, que su amistad era limpia y sincera, sin avances a un noviazgo, sentí la posibilidad de que… luego, esa tarde que te vi con el chico ese que anda tras de ti, y esa mujer que no dejaba de perseguirme y meterme en líos, la realidad, fue acertado que me dieras una oportunidad, ahora que… estudies y que podamos continuar con nuestra relación, me sentiré muy feliz de apoyarte y… si lo deseas de estar más cerca… ¡Te amo!
- Albert, recuerdo a Vanesa, tu novia yo… pensé que… la amabas y que era ella la apropiada.
- ¡Por Dios! Claro que no, nunca fue mi novia, ella siempre estaba cerca y ni siquiera cuando nos graduamos la invite… tu ya estabas aquí. Albert mencionaba con un dedo su pecho y ella se apenaba por no haberse dado cuenta, fueron dos años de agonía inútil, al final solo Vanesa se creía dueña de él y no lo era.
La tarde fue genial, estar con él era mejor que las ilusiones que siempre se había hecho, la realidad era mejor que la imaginación. Y eso estaba más claro con cada tocar sus manos, con su respiración, con su aliento, sus sonrisas, su mirada tan cerca, el tan alto y como no le importaba, se tomaba tiempo para abrazarla, para llevarla a su lado y parecía orgulloso de tenerla a su lado. Lo que lamentaba era lo que había iniciado y que el ignoraba que no recordaba completamente. Pero así era mejor, no avanzar tan de prisa, se iría con tiempo, ya lo había recordado, al menos en su mente. Pero había olvidad algunas cosas y eso no se lo diría.
- ¿Te gustaría ir al cine? Tengo que regresar temprano, mañana voy a entrenar.
- Si deseas vamos otro día, lo importante es que no te castiguen.
- Ya lo hicieron, esta mañana fui un desastre. Pero… valió la pena. Ahora eres mi novia y eso es lo mejor que me ha sucedido en la vida.
- ¡Albert!
- Me gustaría llevarte a algún lugar, pero… nos llevaría mucho tiempo y… debes estar agotada, temía haberte lastimado y… quería verte bien.
- Lo estoy. Candy bajaba su rostro ruborizado, sabía a lo que se refería, avergonzada, pero al final, lo había hecho y ella era la que había avanzado y dejado que todo pasara.
- Te llevaré a tu casa. Ella asintió y se fueron despacio por el camino.
CONTINUARA…
HISTORIAS DE ALBERT Y CANDY
Gracias por sus comentarios, disculpen la tardanza, estaré al pendiente de continuar mas historias, gracias por su apoyo.
Un abrazo a la distancia
Mayra Exitosa
