FIC
Touch Down Al Corazón 6
Por Mayra Exitosa
El verano terminaba, aunque Albert había continuado con los entrenamientos y estudios de verano, seguían saliendo cada que podían, las conversaciones en el celular eran la mejor forma de estar unidos, las llamadas nocturnas, eran suspiros continuos, no se podían escapar y estar juntos se estaba volviendo más difícil cada día, elegir sus estudios era una prioridad y la elección de la universidad tenía que ser lo antes posible; pero algo lo cambio todo…
- ¿Qué te pasa Candy?
- Nada mamá debí haber comido algo que me hizo daño.
- ¿Candy? ¿requieres que hablemos de…?
- De nada mamá todo esta bien. Debo irme, iré a ver las universidades que me ofrecieron beca, nos vemos.
Candy estaba más que nerviosa. Albert no dejaba de enviarle notas, buscando ese fin de semana pasarla juntos, pero la palabra precavida le había retumbado solo por varios minutos cuando lo habían mencionado, con la emoción había olvidado saber si preguntar sobre preservativos y otros detalles. Comparar una prueba era necesario, pero antes tenia que ver sobre los estudios y las universidades que le habían ofrecido las mejores becas eran tres, la que ella siempre había querido, cercana a Albert, la que le daba mas de lo que esperaba, incluyendo alimentos y libros de estudios incluidos y aquella que estaba muy lejos, pero que no solo le daba un plan excelente, sino que además le brindaba opciones que nadie más le había ofrecido.
Entrar a la farmacia y que no la reconocieran, comprar la prueba y esconderla, irse a casa y a la vez sin darse cuenta aceptar su salida de ese fin de semana.
Escrito en el celular… - "Hola mi vida, ya estoy en camino, el fin de semana podemos ir al campo, la cabaña del lago es ideal para nosotros y… estaremos solos"
- Si.
La alegría se mostraba en el sonido de su celular, pero temer lo que tenía en mente era algo que debía hablar con él. Si ese fin de semana salían podían, tomar el tema y sobre lo que podía suceder, saber en cuanto se hiciera la prueba, tomar vitamínicos, hacer un plan y ver cómo podía continuar con los estudios y… ¡No! Debía esperar y hacerse la prueba primero, no debía preocuparse, llegaba a casa y se escondía, cerraba las cortinas y leía las instrucciones, temblaban sus manos, la posibilidad en esos momentos, era algo que nunca se imagino tener que vivir, conocía todos los métodos para prevenir, pero al no haber tenido antes pendientes de ese tipo, nunca se imagino que un día podía ocuparlos como ese instante.
Dejar los minutos de espera fueron imaginar en su mente, ver un bebe en sus brazos, verlo a él abrazándola y aceptando que serían padres. Pero también fueron cosas diferentes las que pasaron, el rostro de desilusión de la madre de Albert y de Anthony. El rostro de su madre colmado de preocupación y Albert dejando sus estudios y perdiendo su beca deportiva.
Al ver el reloj tomaba la prueba y echaba la cabeza hacia atrás, dejando caer sentada en la cama de espaldas y meditar mordiéndose el labio inferior, sabía que tenía que hacer algo al respecto.
- Hola mi preciosa novia, ¿estás lista?
- ¿lista? ¡Si! Le diré a mi madre que… espera, no tardo.
Albert continuaba con su celular, confirmaba con su madre que ese fin de semana estaría fuera. Candy por su parte tenía un plan y debía llevarlo a cabo. Le había dicho que si antes de saber los resultados, pero tenía que ver como preparar las cosas y no podía dejar cabos sueltos. Lanzaba ropas a una valija y se cambiaba de ropa, corría de un lado a otro, tratando de calmarse y ver como podría resolver su situación sin interrumpir los estudios de Albert.
- Mamá estaremos fuera este fin de semana… si, no te preocupes, me servirá para tomar mi elección de universidad… si, llevo el celular y el cargador. Estaré bien y te llamare diario. ¡Besos!
Ir en el auto y verlo manejar, escuchar música, verlo tan animado y todo cuanto le comentaba, era como si no lo hubiera idealizado, simplemente lo amaba, y debía hacerlos por ellos, porque al final era lo mejor.
- ¡Te amo, Albert!
- No me lo decías desde aquella noche. Ella bajaba el rostro apenada y el sonreía efusivo, sabía que volverían a estar solos y podían volver a tenerse las veces que quisieran, todo el fin de semana sería para ellos.
Ya anochecía cuando llegaban a la cabaña, por la obscuridad no se podía ver mucho, encender el sistema de energía, fue difícil, pero al hacerlo, la cabaña cobraba vida. Bajar cajas con alimentos, todo lo traía preparado y guardaban detalles como si siempre lo hubiesen hecho. Varias ocasiones la dejaba sola, preparando detalles y sacudiendo algunas cosas. Ella lo notaba, estaba muy emocionado por estar juntos y no permitiría que nada estropeara ese momento.
- ¿Tienes hambre, Candy?
- Si. ¿Y tú?
- También. Traje algo ya listo para comer, luego… podremos ir… a nuestra habitación.
- ¿Nuestra?
- Si. ¿Si te incomoda puedo…?
- No. Esta bien, Albert, es solo que… no me acostumbro a…
- Lo sé. Pero todos estos días, buscaba el momento para estar solos y… cuando pensé en que viniéramos aquí… mañana te llevaré colina arriba, a mi lugar favorito.
- Si. ¿Te ayudo para la cena?
- Ya se encuentra lista, ven.
Verlo sonreír, comentar sus planes con los partidos de futbol que ahora vendrían de nuevo para la temporada, escucharlo emocionado, era como capturar cada detalle. Guardarlo en el fondo de los recuerdos, sentir los latidos de mi corazón agitado en mis oídos, al saber que nos encontrábamos solos, juntos y lejos de todo el mundo. Era increíble en todos los sentidos. Cuando por fin toco el tema de la universidad, no sabía como decirle que estaría en otra, que jamás había imaginado.
- Albert, recibí una propuesta de beca muy buena… solo que, se encuentra lejos y…
- Lo que decidas, te apoyare mi vida. Debes elegir pensando en ti. Al final estaremos juntos, pase lo que pase. Lo prometo.
- ¡Oh Albert!
Ella se lanzaba a sus brazos emocionada. Mientras que él sonreía porque sus temores al estar a solas se volvían a olvidar. Tomarla en sus brazos, tan pequeña y frágil, llevarla a la habitación y cubrirla de besos, era algo que no podía evitar, ella siempre lo incitaba a amarla, la había deseado todos esos días y ahora que era suya, no podía evitar reclamar su lugar en su cuerpo, en sus brazos, en ella, porque tenían tanto que amarse, la noche era larga y ellos estaban juntos por fin.
- Candy, ¿Te gusta mi lugar secreto?
- Mucho. Demasiado diría, es… increíblemente hermoso
- ¿Increíblemente hermoso? Excelente definición, para mi eres igual, increíblemente hermosa, bellísima y… estoy completamente enamorado de mi novia.
- ¡Albert!
El fin de semana fue maravilloso, nunca le había sucedido que le faltara el aliento, tampoco que tuviera cansancio repentino por caminar, cuando él lo notaba, se reía a carcajadas comentando lo sencillo de perder su brillante condición atlética, al tratarse de las colinas, del bosque y el campo que los rodeaban. Pero aun con todo y ello, la subía a su espalda y con una simpleza la llevaba hasta aquel hermoso lugar, desde se veían las montañas nevadas, el atardecer y esos paisajes que jamás podría olvidar. El camino de regreso fue agotador, no por la falta de condición, sino por los síntomas que tenía y había ocultado en todo momento.
Regresar a la ciudad, fue viajar la mayor parte dormida. Pero estar con él, le dio fuerzas suficientes para continuar con lo que pensaba, buscar una solución para que nadie saliera perjudicado, y que el tiempo la ayudara a resolver las cosas con mejores resultados, esa era su meta final.
Los días se fueron muy pronto, dejar tu ciudad natal, tus amigos y todo cuanto te rodeaba fue difícil, pero tenía que hacerlo. Lo más difícil fue dejar a su madre, pero también ella debía dejar de ocultarle las cosas, ya no era una niña y su madre no re hacia su vida con el chef de su restaurant, siempre se alejaban cuando ella llegaba y sabía que existía una relación entre ellos, pero su madre no lo aceptaba del todo.
- Candy te veré en Navidad, hija
- Si mamá. Cuídate mucho y no dejes de llamarme.
La universidad de Ohio tenía seis horas de distancia a Chicago. No era la gran ciudad, era totalmente diferente, su mayor atributo era la internacionalización de universitarios, ya que había demasiados de otros países distintos, la beca era muy atractiva, sin embargo, no era la mejor opción, por mucho podía haber aceptado la beca de la universidad que tanto deseaba, pero algo en todo eso era bueno. El acta de nacimiento de ella era de Ohio, así que la beca fue incitada usando ese detalle que ella no había imaginado, pues no sabía que su nacimiento había sido ahí.
Los estudios de medicina no eran tan avanzados como los había previsto en Chicago, así que tenía que ver como iba a trabajar cuando se enteraran que estaba embarazada y el plan que tendría para ocultarlo. Una llamada la sacaba de sus pensamientos…
- ¡Hola mi amor!
- ¡Albert!
- ¿Como estas hoy? ¿Qué tal el frío en Ohio?
- Es igual que en casa, solo que… allá los edificios cubren todo y aquí es muy…
- Diferente, supongo. Te acabas de ir ya y te echo de menos, iré a verte en cuanto pueda. Este fin de semana tenemos partido.
- Lo sé. No te preocupes, estaré estudiando mucho.
- Pasaremos las fiestas juntos ¿cierto Candy?
El silencio inquietaba a Albert, ella respondía siempre si pensarlo y esa pausa lo hizo dudar en algo más que en el nivel y el cambio repentino de Universidad. En esos últimos días, Candy se había distanciado mucho de su mejor amigo.
Las charlas con su hermano le habían inquietado demasiado, al comentar detalles y coincidir en que Candy jamás elegiría una Universidad lejos de su madre o de Albert. Reconocer que Candy lo amaba, que su hermano lo sabía mucho tiempo antes que él, que por una promesa que le había hecho, no se lo podía haber contado y que haberse escapado aquella ocasión en el baile, fue lo más extraños del mundo, sobre todo porque Candy no recordaba nada al día siguiente, al haberlo llamado para preguntarle. No se requería ser muy astuto, Candy ocultaba algo.
CONTINUARA…
HISTORIAS DE ALBERT Y CANDY
Gracias por sus comentarios, disculpen la tardanza, estaré al pendiente de continuar mas historias, gracias por su apoyo.
Un abrazo a la distancia
Mayra Exitosa
