-Creo que todos necesitamos un descanso. Lo mejor será dejar por unos días la búsqueda de Naraku- Sentado en un tronco junto al fuego y rodeado por todos mis amigos y mi antiguo amante, me incline para extender mis manos en un vano intento de calentar mis entumecidos dedos.
Miroku, Sango, Kagome y Shippo me miraron de pronto como si me hubiese crecido una cabeza más, pero Kouga implemente fruncía el ceño. Si el lobo estaba confundido pronto tuvo ocasión de resolver sus dudas.
-¡Pero Inuyasha, eres tu el que continuamente dices que no debemos descansar hasta dar con Naraku!- Exclamó la exterminadora
-¿Te encuentras bien?- La secundó Kagome mirándome con algo de preocupación- ¿No tendrás fiebre o habrás comido algo en mal estado?
-Nunca creí que llegaría el día en que Inuyasha dijera eso- Dijo Shippo mientras se subía a mi hombro- Aun recuerdo lo furioso que te pusiste cuando tuvimos que retrasar nuestro viaje por los… bueno por esas cosas que hace Kagome en su mundo.
-Exámenes- Le aclaró la muchacha sonriendo al pequeño zorro.
Cansado de sus estúpidas ideas, solo grite- ¡Descansaremos y punto! Hay que ver, si no quiero descansar os mostráis irrazonables, y cuando quiero hacerlo, tampoco estáis de acuerdo.
La furia en mi voz les dejó helados. Shippo se bajó de mi hombro para refugiarse tras Kagome mientras Miroku se levantaba lentamente.
-¿Podemos hablar un momento, Inuyasha?- Suspirando derrotado, me levanté también dispuesto a seguirle.
-Yo también voy- Dijo Kagome mientras se disponía a ponerse de pie, pero la voz de Miroku la detuvo.
-No, quiero hablar a solas con él.- Aun con la suavidad de su voz, la chica pareció ofenderse ante aquello.
-Pero…
-Kagome déjalo, es lo mejor- La morena me miró dolida y yo solo sentí como mi corazón se estrujaba. Llevaba dos días evitándola como a una plaga y la chica estaba empezando a sentirse verdaderamente ofendida. Yo sabía que ella no tenía la culpa de nada, pero cada vez que la veía ella estaba con Kouga, y yo en realidad era a él a quien quería evitar.
-Como quieras- Murmuró la morena terminando de levantarse, sus ojos mostraban todo su enfado y sin decir palabra la chica partió hacía uno de los extremos del claro internándose en el bosque con un paso rígido.
-Síguela, este bosque está lleno de demonios- Aun que no miré a Kouga, él entendió perfectamente ya que momentos después el lobo seguía a Kagome.- Ahora volvemos Sango.
La exterminadora asintió mientras nos veía marchar hacia el lado contrario pro donde habían desaparecido los otros dos, el monje y yo caminamos durante aproximadamente cinco minutos, hasta que llegamos un viejo tronco caído donde nos sentamos.
Miroku miraba fijamente su mano maldita mientras cavilaba sobre que decirme, pero yo le ahorre el trago de empezar.
-Ya sé que estáis preocupados, pero no hay motivo para ello.
-Llevas un tiempo muy raro, y desde que Kouga llegó al campamento la cosa ha empeorado. Hasta Shippo a notado como evitas a Kagome.- Mis cabellos se balancearon suavemente mientras echaba la cabeza hacía tras en un intento de despejarme el cerebro. Pero no sirvió.
-Yo no puedo decirte la razón de mi comportamiento, solo prometo que pronto volveré a ser él de antes.
-¿No te has dado cuenta de la expresión de Kagome cuando se fue sola? Está dolida Inuyasha, muy dolida.
-¿Crees que no lo sé? Pero no puedo hacer nada por ahora y sabes como la quiero. Esto me está doliendo más a mí que a ella.
-No son celos¿Verdad? Al principio pensé que estarías celoso de Kouga, pero después recordé como te solías comportar cuando el lobo se acercaba a Kagome. Toda tu agresividad parece haber desaparecido, y en tu caso, eso es algo bastante preocupante.
Sin saber cuanto podía contar al monje, el silencio se extendió entre nosotros. Por lo menos hasta que me decidí a hablar de nuevo- No tengo celos de Kouga- Dije al fin, y me sentí aliviado de no haberle mentido a mi amigo, después de todo de quien estaba celoso era de Kagome.
-Quizás no sea él más adecuado para decirte esto, pero en verdad creo que lo mejor sería que te desahogaras con alguien.
-Exacto, no eres el indicado para decirlo. Yo se que tu te traes algo entre manos y durante bastante tiempo has estado muy misterioso. Pero no he venido aquí para reprocharte nada, simplemente no quiero hablar de lo que me pasa. Solo puedo asegurarte que haré todo lo posible por dejar atrás… mi problema.
-Pero quizás esa no sea la solución- Murmuró sorprendiéndome- Por lo menos en mi caso no lo fue.
-Hace tiempo que perdí la posibilidad de elegir- Aun que esto solo fue un susurro, el monje pareció escucharlo perfectamente, ya que al instante uno de sus brazos rodeo mis hombros en un semi-abrazo que tenía el fin de reconfortarme.
-Hagas lo que hagas puedes contar con mi apoyo. Tu siempre me has ayudado cuando lo he necesitado y aun que a veces te muestres algo insensible, tengo muy claro lo mucho que puedes llegar a preocuparte por todos nosotros.- El monje retiró su abrazo y se levanto del tronco, sin embargo se quedó de pie mientras sus ojos no se despegaban de los míos- Temes a la soledad, y quizás es por eso que ahora lo estás pasando tan mal.
Miroku empezó a andar en dirección al campamento sin esperar y yo me había quedado tan sorprendido pro sus últimas palabras que no atiné a hacer nada. Quizás Miroku tenía razón y una de las cosas que más me molestaban del asunto es que veía que tarde o temprano me quedaría solo.
Primero fue Miroku que se alejó de los demás, ahora Kagome y Kouga también se apartan de mi para estar juntos, y Sango pronto se irá con su hermano. Shippo era lo único que me quedaría cuando todo esto terminara, y él de seguro que se iría y cuando esto pasara de nuevo me vería abandonado en mi soledad y sin nadie a quien recurrir. ¿Volvería acaso a convertirme en aquel semi-demonios sin sentimientos ni escrúpulos que buscaba convertirse en un demonio completo?
-Esto se me esta yendo de las manos- Murmure mientras encerraba mi cara entre mis manos- No tengo derecho a pensar así, cada uno tiene que rehacer su vida cuando todo esto termine.
Con frustración me di cuenta de que aquello no era lo único que me molestaba. Maldecía la hora en que le hable a Kouga despreciándole, restregándolo por la cara que lo nuestro era solo sexo. Si eso no hubiese pasado ambos seguiríamos juntos y ahora él no estaría junto a Kagome haciendo morir lentamente de celos y rencor.
Por que no solo eran los celos, también estaba furioso con el lobo, que se había metido de nuevo en mi vida, pero de una forma que yo nunca hubiese deseado. Hubiese sido muy fácil decirle la verdad a Kagome y lograr así que ella se alejara de el inmediatamente, pero no era capaz de hundirla de nuevo.
En los días que había pasado Kouga en el campamento, la risa de la moreno había vuelto a ser algo cotidiano. Había vuelto la vida que había en ella y yo parecía ser él único que la entristecía ahora con mi actitud evasiva.
¿Pero qué podía hacer? El solo pensar en ir con ellos a cualquier lado y volver a ver al lobo abrazándola, a Kagome mirándole con ojos esperanzados y soñadores o en definitiva cualquier muestra de cariño hacía que mi estomago se revolviera.
Y así seguí cavilando hasta que me percaté que sin darme cuenta si quiera, la noche había llegado y ahora era la luna la que brillaba imponente en el oscuro cielo. Decidí volver entonces al campamento ya que los demás deberían estar empezando a preocuparse. No era noche de luna llena, pero aun así no era algo característico de mí el desaparecer tanto tiempo sin avisar si quiera.
Cuando llegué a donde los demás esperaban, la cena me estaba esperando calentándose aun lentamente en el fuego de la hoguera. No había nadie a la vista y yo supuse que estarían ya acostados. Mi traicionera mente no pudo dejar de preguntarse si Kouga estaría ahora con Kagome y qué estaría haciéndole.
Unas horribles nauseas me hicieron casi caer de rodillas, pero intentando dejar esos pensamientos de lado, me dirigí al fuego a comer lo que pudiera de aquel dorado pez.
-Estaba empezando a preocuparme en serio- Sobresaltado, me giré bruscamente para encontrarme a unos metros de mí a Kagome. Tanto había sido mi ensimismamiento que ni la había oído acercarse.
-Lo siento- Murmure apartando la vista de la chica y clavándola en el fuego.
-No, soy yo la que debe disculparse. Me comporté como una tonta cuando me enfadé, quizás simplemente no querías contarme a mí lo que te sucede. Pero eso de alguna forma me duele. Yo siempre he confiado en ti Inuyasha.
Kagome se sentó frente a mí y sus ojos se perdieron por un momento en las chispas que brillaban en los míos. Cuando el silencio se me hizo demasiado pesado exclamé.
-Sabes que yo confió en ti Kagome- La muchacha no hizo comentario alguno, haciéndome a mí expresarme mejor- ¿Te acuerdas cuando viniste llorando y no me quisiste decir que te sucedía? Yo no te insistí y te di tiempo. Solo te pido que seas también paciente conmigo.
Aquello era una inmensa mentira ya que por mucho que ella esperara, yo no le podría contar lo que me sucedía, sin embargo no vi otra manera de no dañarla más.
-Entiendo, quizás haya sido algo egoísta, pero estos últimos días he notado que estas alejándote de mí, y no me gusta. Sabes que eres muy importante para mí y… Bueno no me gustaría que acabáramos separados Inuyasha.
Sus palabras me conmovieron, después de todo yo también quería a aquella chiquilla demasiado como para herirla a propósito. Levantándome de donde estaba, me acerqué hasta dejarme caer de nuevo, pero esta vez a su lado. Kagome me miró sorprendida pero antes de que pudiera decir nada yo la abracé ocultando su cara entre los pliegues de mi abrigo.
-Lo siento, nunca he querido que te preocupes por mí.
-Esto… ¿No será por Kouga verdad?- Mi músculos se tensaron de inmediato- Yo estoy feliz con él, pero si tu…
-Shhh- La mandé callar posando uno de mis dedos en sus labios cuando la aparté un poco de mí.- Si tu eres feliz, y también lo seré.
-Gracias- La sonrisa con que me obsequió fue suficiente para que mi ánimo subiera un poco. Quizás mi corazón estaba destrozado, pero al menos alguien a quien quería con toda mi alma estaba feliz con todo aquello. Yo daría mi vida por ella sin parpadear si quiera, entonces…. ¿Por qué no dar mi corazón también?
-Es hora de que te acuestes, ya es tarde y yo me quedaré montando guardia.
La chica solo asintió y levantándose aun sonriendo, se encaminó hacía uno de los lados del claro, donde ella había dormido los días anteriores. Yo me incliné un poco hacia el fuego tirando el resto de mi pescado. Toda mi hambre había desaparecido.
Aquella noche fue muy larga, y cuando al fin llegó e amanecer yo me alegré de poder ir a estirar las piernas en un paseo hasta el lago que había cercano. Pero la buena suerte no iba a estar conmigo aquel día, para variar…
Justo en el momento que me disponía a abandonar el claro, Kagome se me acercó corriendo y colgándose de mi brazo me dijo:
-Inuyasha, vamos a desayunar, te preparé algo al ver que tú hoy estabas en plan vago y ni te hacías la comida.
Ya que no podía explicarle por que no había decidido comer, ya que contarle que no quería ver a nadie habría sido demasiado brusco, me dejé arrastrar por ella hasta la hoguera que habían encendido y donde se cocinaban una de aquellas cosas de carne que traía Kagome de su época y que supuestamente era carne.
-Mira ahí tienes tu comida- La chica me puso un pequeño plato en el regazo mientras se sentaba junto a mí y se servía ella misma. Pero entonces el lobo hizo su aparición, sentándose junto a Kagome.- ¡Kouga! Has tardado bastante en despertarte.
-Anoche no dormí bien- Fue lo único que contestó el lobo mientras cogía uno de los platos para servirse su desayuno.
-Te escuché levantarte unas cuantas veces, pero no te ibas a ningún lado y al momento parecías de nuevo dormido.
Si hubiese prestado algo más de atención a lo que Kagome estaba diciendo, me habría extrañado del extraño comportamiento de Kouga. Pero en aquel momento yo lo único que tenía en la cabeza era la odiosa cercanía del lobo y mis ganas de tirarme a sus brazos. Algo imposible.
-Inuyasha¿Dónde ibas antes?- Ante la pregunta de Kagome yo me sobresalté un poco.
-¿Cómo?
-Bueno no ibas a desayunar y te vi como te disponías a salir del campamento.
-Iba a ir al lago a tomar un baño.
-Quizás te venga bien. Pareces algo tenso.
No supe si reír o llorar ante sus palabras. ¿Un poco tenso? Si Kagome se llegaba a enterar de lo muy tenso que estaba en aquel momento le daría un ataque.
-Sí. Es más, creo que me voy a hora mismo.- Sin esperar una replica de ninguno de los dos, aun sabiendo que Kouga no abriría la boca, me levanté dejando a un lado mi plato aun medio lleno.
-Pero…- Kagome no pudo decir más ya que yo me había perdido entre la espesura del bosque. Con un suspiro la chica se volvió hacia su novio.- ¿Qué le podrá pasar?
Kouga no dijo nada. El lobo se haría una idea de lo que me sucedía, sin embargo él tampoco estaba dispuesto a explicárselo a su novia.
-No lo se, pero ya se le pasará. Ese perro pulgoso siempre sale bien de todo- El toque de rencor que había en su voz pareció pasar desapercibido para la muchacha, que solo suspiro y recostó su cabeza en el hombro del otro.
-Pero en verdad estoy preocupada. No le veía así desde lo de Kikyo. Quizás ha vuelto a verla y por eso su extraño comportamiento. Inuyasha nunca ha dejado de quererla.
Kouga se tensó ante esas palabras. Nadie le había hablado sobre mi relación con la sacerdotisa y para él debió de ser toda una sorpresa enterarse de aquella manera.
-¿Quién es Kikyo?
-Hace cincuenta años Inuyasha y ella eran novios. Por ella él busca desesperadamente a Naraku. Él los engañó a ambos haciendo que Kikyo intentara matar a Inuyasha, y después mató a Kikyo. Cuando Inuyasha se enteró de todo esto se obsesionó con Naraku.- Kagome se apartó del hombro de Kouga para mirarle a los ojos- Hace tiempo yo pensaba que estaba enamorada de Inuyasha y me dolía mucho ver como él solo pensaba en ella. Kikyo fue la razón por la que Inuyasha quiso convertirse en humano, para estás junto a ella. Pero con la traición de Naraku Inuyasha se llenó de odio y ahora busca la perla para convertirse en demonio.
Con todo este torrente de información, Kouga se levantó aturdido dejando también su desayuno a medias.
-Ahora vengo- Dijo mientras salía disparado hacia donde yo había desaparecido minutos antes. Kagome no detuvo a su novio y simplemente siguió comiendo esperando al monje y los demás.
Yo me encontraba ya sumergido en el pequeño estanque, intentando relajarme, cuando Kouga apareció. Tal fue el susto que por casi salté de la impresión. Por suerte para mí recordé que estaba completamente desnudo y que lo único que me protegía de la mirada de Kouga era el agua, por lo que me quedé completamente inmóvil donde estaba.
-¿Qué haces aquí?- Pregunté desviando la mirada hacia los árboles que estaban tras el lobo.
-También quería darme un baño- El tono de Kouga sonó extraño, pero yo casi ni lo noté por el significado de sus palabras.
-Espera… ¿Un baño?
-Sí, no hace falta que grites.
-¿Pero aquí?
-No veo otro lugar para hacerlo.
-¿Y ahora?
-Veo que tienes problemas para digerir la información. Sí Inuyasha, aquí y ahora- El lobo empezó a desvestirse rápidamente, pero para mi alivió decidió dejarse puesto su taparrabos.- No se de que te asustas, ni que fuera la primera vez que nos bañamos juntos.
-Malita sea, ni se te ocurra mencionarlo.- Mis mejillas se sonrojaron furiosamente mientras me hundía aun más en el agua cristalina.
-¿Por qué?
-¿Por qué?- Mi tono de incredulidad fue bastante obvio, pero el otro pareció pasar de él por completo.
-Sí¿Por qué? Después de todo ahora somos compañeros de viaje y creo que deberíamos llevarnos mejor. Con tu comportamiento lo único que consigues es preocupar a Kagome, y eso no me gusta.
-Escucha lobo estúpido- Grite poniéndome de pie de golpe y olvidando mi desnudez- ¿Te crees que a mi no me importa Kagome? Sabes que es la persona más importante en mi vida y por nada querría hacerla daño. Y si no pregúntate por que demonios no la dije desde un principio de lo que habíamos tenido y te soporte tus idioteces.
-¿Qué quieres decir? Eres tú el único que está actuando como un idiota. Además, siéntate si no quieres tener problemas en este instante.
Bajando la mirada, vi horrorizado como el agua solo me cubría hasta la mitad de los muslos, mostrando perfectamente mi miembro semi erecto. Que quieren… no soy de piedra, y por mucho que intente contenerme, no logré mantenerme impasible ante su presencia. Tan cercana y desnuda…
-Sabes muy bien que si mantuve mi boca cerrada fue por ella. Ya te habrá contado lo que sucedió con mi hermano, así que sabrás lo deprimida que estuvo durante semanas. Cuando aquel día me dio la noticia de que estabais juntos… bueno fue la primera vez en bastante tiempo que la vi sonreír. No fui capaz de quitarle esa sonrisa de nuevo.
-Vaya chucho. Nunca esperé que fuera por eso- Kouga ahora miraba fijamente el agua que tenía frente a si, como hipnotizado por sus propios pensamientos.- Puede que hasta hayas madurado.
Sin saber que decir, decidí que tenía que salir de allí lo antes posible. Pero claro¿Cómo salir y dejar que él me viese completamente desnudo? Eso no lo podía permitir.
-¿Para qué viniste aquí? Y no me digas que para tomar un baño, por que ambos sabemos que si hubieses querido solo bañarte te hubieses esperado hasta cuando yo terminara.
-Quería hablarte sobre algo- Imaginándome lo peor, solo pude esperar a su pregunta conteniendo la respiración. Pero cual fue mi sorpresa cuando él dijo:- Kagome me contó que tu hermano la había dejado por otro, y yo creo saber quien es. Pero la pregunta es… ¿Lo sabes tu?
Mis ojos se abrieron ante la sorpresa.
-No se a qué te refieres.
-Venga Inuyasha… Lo olí nada más llegar al campamento, no me digas que tu no lo notaste.- Clavando mis ojos en los suyos me di cuenta que era una tontería seguir negando lo evidente.
-Miroku- Mascullé lo suficiente alto como para que me escuchara.
-Exacto. Debo reconocer que cuando le olí pensé que era tu olor. Tú hermano y tú tenéis el olor prácticamente igual, y me puse muy furioso. Pensé que mientras habías estado conmigo, también te encontrabas con él. Pero entonces noté algo diferente. Después de todo lo que había sucedido podría distinguir tu olor de cualquier otro, aun si es casi idéntico al tuyo. Y entonces me di cuenta de que había sido Miroku quien había separado a Kagome de tu hermano.
-¿Se lo has dicho a Kagome?
-No. No creo que se lo tome demasiado bien.
-Te equivocas. Yo creo que ella ya lo sabe.
Los ojos del lobo fueron los que se abrieron entonces con sorpresa, y yo me alegré de haberlo descolocado por una vez.
-¿Cómo sabes tu eso?
-Fue cuando me lo contó. Ella echaba raras miradas hacia Miroku y yo empecé a sospechar. Cuando yo mismo olí a mi hermano en el monje me di cuenta de todo. Pero quizás el hecho me parecía tan imposible que simplemente me negué ante lo evidente.- Apretando los puños bajo el agua me atreví por fin a preguntar aquello que me había sentado demasiado mal- ¿De verdad pensaste que podía estar con otro mientras me veía contigo?
Un tenso silencio reino entre ambos y yo me di cuenta de que nunca volvería a tener con el lobo la confianza que habíamos llegado a tener.
-En ese momento hubiese creído cualquier cosa.
-¿Y ahora?- El ceño del lobo se frunció, mostrando un enfado que yo no entendí.
-Ahora estoy aun más seguro.- Mis ganas de gritarle a la cara lo que de verdad sentía hacían que mi estomago se contrajese dolorosamente. ¿Pero como decirle a aquellas alturas que había estado equivocado¿Cómo decirle que lo que habíamos tenido había sido mucho más que sexo y que yo me moría cada vez que lo veía junto a Kagome?- Solo me utilizaste. ¿Verdad?
-¿Qué?
-No disimules, Kagome me contó de… de tu AMOR por Kikyo. Te pusiste a ti mismo a la altura de un cualquiera.
Las duras palabras hicieron que mis ojos casi se llenasen de lágrimas, sin embargo no pensaba llorar.
-Aun que tengo que admitir que me sorprendí. Yo no te creía capaz de amar, pero si aun amas a alguien que lleva muerta 50 años…
-¿Cómo? Kikyo fue resucitada. Ella está "viva"
Kouga me miró entonces como si hubiese perdido la cabeza, y poco a poco sus ojos se fueron entrecerrando hasta convertirse en meras ranuras que brillaban de furia.
-Entiendo- Fue lo único que dijo mientras se ponía de pie para salir de allí. Sin embargo su actitud me dejó totalmente descolocado.
-Nada es como tú lo piensas. Es cierto que yo amé a Kikyo, quizás aun la sigo queriendo. Pero también quise a Kagome. Aun que esto es más un amor fraternal… Además, no entiendo por qué te pones así.
Una sonrisa cínica fue lo que mostró el lobo mientras su expresión cambiaba por completo. El lobo dejó su retirada de lado para acercarse a mí hasta quedar a menos de un metro de distancia. M pulso no pudo menos que acelerarse entonces.
-¿Qué… Qué crees que haces?- Exclamé al ver que el lobo acababa con toda distancia existente entre nosotros y me agarraba por los hombros.
-Por los viejos tiempo… Tómalo como una última despedida- Y entonces sus brazos me aprisionaron aplastándome contra su firme pecho. Una de sus manos me sujetó por los cabellos para que no pudiese retirar la cara y antes de poder gritar algún improperio, su boca se abalanzó sobre la mía con una ansiedad que me alarmó.
Sabiendo que aquello era una locura, me retorcí entre sus brazos buscando escapar, pero aquello solo aumento la excitación del lobo, haciendo que su miembro creciera por la fricción que había creado con mis movimientos.
Su lengua, húmeda y audaz, se coló dentro de mi boca lamiendo y acariciando cada rincón, haciéndome anhelar algo que ya había perdido y sin poderlo evitar me vi a mi mismo abrazando aquel cuello para atraer más su cuerpo hacía el mío. Mi boca se abatió sobre la de él mientras mi lengua acariciaba la suya en un loco frenesí que pronto nos tuvo a ambos jadeantes y deseosos de más.
Sus manos pronto abandonaron mi pelo para descender por la espalda en una ruda caricia hasta posarse en mis nalgas y apretarlas contra su pelvis. Mi excitación entró entonces en más contacto con su miembro y un ronco gemido escapó entre nuestros labios. Nunca sabremos de quien fue aquel dulce lamento, pero poco importó.
Los movimientos de sus caderas me estaban volviendo loco y hacían que mi propio cuerpo reaccionase buscando más placer en aquello. Absorbiendo su lengua llevé mis manos a su pecho para ir bajándolas lentamente en busca de su pene, pero algo nos detuvo. Más exactamente un grito horrorizado que sonó a unos metros de nosotros.
Ambos nos separamos con una exclamación mientras yo me hundía rápidamente en el agua intentando esconder mi desnudez. Cuando mis ojos se posaron en la persona que se encontraba al borde del lago, mi alma se me callo a los pies.
-Sango…- Gemí en un lamento mientras mis mejillas se sonrojaban por la vergüenza y la pena.
-¿Se puede saber qué demonios estáis haciendo?- Dijo entrecortadamente. La furia hacía que sus palabras se atascaran.
-Sango yo…- Intenté explicarme, pero la chica se mostró inflexible.
-Cállate. ¿Cómo se os ocurre hacer esto? Maldita sea Inuyasha, pensé que querías a Kagome lo suficiente como para no herirla.
-Sabes que ella es lo más importante que tengo- Susurré con voz baja y lastimosa.
-¿Sí¡Pues no se nota! Y tu…- Dijo ahora mirando al lobo- Eres su novio¡Maldición!
-Déjanos explicarte…- Dijo Kouga, al parecer tan afectado pro esto como yo mismo- Nosotros…
-¡No creo que quiera oírlo!
-Pero tienes que escuchar- Levantándome ignorando mi desnudez, me acerqué hasta donde estaba mi ropa. Sango se dio la vuelta pudorosamente mientras lo hacía y una vez vestido me decidí a contarle toda la verdad.
-Verás, nosotros, antes de que él empezara a salir con Kagome, éramos amantes- Mi noticia calló como una bomba, y Salgo inspiro tan hondo que yo pensé que se ahogaría de verdad.- Pero cuando terminó, él empezó a salir con Kagome. Tienes que creerme, lo que a pasado hoy a sido un accidente. Yo ni siquiera he hablado con Kouga desde que está en nuestro campamento.
-¿Y por que debería creer eso?- Dijo la chica una vez se recuperó lo suficiente como para hablar.
-Sango… ¡Sabes lo mucho que me importa Kagome! Yo nunca haría nada que pudiera herirla. ¡Maldita sea, sabes que yo daría mi vida por ella si fuera necesario!
-¡Pero ni siquiera le contaste lo tuyo con él¿No crees que se merece saberlo?
-Acaso no viste cómo estaba ella cuando nos anunció su relación? Por fin parecía mostrar algo de vitalidad y yo no pude terminar con lo único que lo había logrado.
La chica guardó silencio mientras nos miraba alternativamente, debatiéndose entre si creer mis palabras o no.
-Tienes que decírselo. Ella no se merece que la engañéis así.
-¡No!- Grite a punto de perder los nervios- Eso solo la herirá más. Déjalo como está Sango, por que si hace falta, yo mismo me iré para que ella sea feliz.
-¿Cómo?
-Lo que has oído. Para evitar… Accidentes- Murmuré mientras miraba acusadoramente al lobo- Me iré solo a buscar a Naraku.
Ante mi incredulidad Sango se acercó y extendiendo su brazo me asestó una bofetada que me hizo girar la cabeza con brusquedad.
-¿De verdad haces eso por ella… o es por ti¿Te crees que ella se sentiría feliz si te vas? No esperaba esta muestra de cobardía por tu parte Inuyasha.
-Ella tiene razón- Dijo Kouga mirando al suelo y apretando los puños- Quizás todo esto fue mi culpa. Yo quiero a Kagome, pero… La verdad es que no la deseo ni la mitad de lo que le deseo a él.
Aquello fue suficiente para mí, y sin poder más caí de rodillas al suelo.
-Maldición, me vais a matar. ¿Tú me deseas? Pero ahí está el problema, precisamente por eso lo dejamos. Me deseas, y yo a ti. Pero me dejaste muy claro que eso era lu único que había.
La incredulidad de Kouga fue evidente hasta para las ardillas que debía haber por los árboles.
-¿Acabas de echarme la culpa de eso¡¡Pero si fuiste tu él que vino diciendo que lo nuestro era solo sexo!
-Yo estaba confundido por lo que me había dicho Kagome… ¡Pero tú me demostraste que todo lo que ella me contó era cierto¡Poco te falto para llamarme perra!
-Te juro que ahora mismo estoy muy cerca de la vergonzosa situación de retorcerte el cuello- Dijo el lobo- Tu fuiste él que lo estropeó todo. Además eras tu él que se encontraba conmigo mientras amabas a tu sacerdotisa. Probablemente hasta la veías a ella mientras te revolcabas conmigo.
Yo no fui tan considerado como Sango, y lo que tiro al suelo al lobo fue un puñetazo directo a su pómulo derecho. Kouga se levantó después y sin decir palabra se dirigió hacia los árboles. Pero antes de perderse en la espesura Sango y yo pudimos escuchar claramente:
-Hacer lo que queráis, yo no voy a decirle nada, pero si vosotros estáis dispuestos a someterla a otro engaño más, allá ustedes y vuestras consciencias.
-Deberías dejar fuera de vuestras riñas de enamorados a los demás- Dijo Sango antes de seguir al lobo, dejando a mi solo y más confundido de lo que podrían imaginar.
-¡Maldita sea!- Grite desesperado a la nada mientras me sentaba apoyando mi espalda en un árbol.
Yo solo había actuado como creí que era mejor. ¿Cómo se supone que iba a decirle a Kagome la verdad? Y encima iba Kouga y me decía todo aquello… Mi mente estaba hecha todo un lío y yo no veía salida posible a todo aquello.
Dando un puñetazo a la tierra algo húmeda, sentí tanta frustración que la sensación de ahogarme se hizo dolorosamente real. Si Kouga no me hubiese besado… Entonces yo podría haber seguido como siempre y dejar las cosas como estaban. Pero estaba seguro de que Sango no permitiría que Kagome siguiera engañada por mucho tiempo.
Por otra parte estaba lo que había dicho antes de dejarme solo. "Deberías dejar fuera de vuestras riñas de enamorados a los demás". ¿Riñas de enamorados? Por mi parte quizás hubiese algo de verdad, pero por la de Kouga… Bueno era hora de admitir que el lobo me importaba, y más de lo que a mi mismo me gustaba mostrar.
Después de todo yo no sentía celos de cualquier persona, y no me derretiría en sus brazos solo con que me tocara si solo fuera pasión ya que entonces yo podría calmarme con cualquier otra persona. Pero estaba seguro que n sería capaz de entregarme a nadie más. Yo quería a aquel maldito lobo a mi lado, y si eso significaba que era una persona egoísta, pues que así fuera.
Quería a Kagome, pero también quería junto a mí al lobo. Deseaba que todo volviera a ser como antes y definitivamente… le quería a él.
Con un suspiro de frustración me levanté del suelo, dispuesto a ir a hablar con Kagome de una vez por todas. Posponerlo solo sería peor, y yo necesitaba aclarar las cosas. Si eso significaba conseguir que el lobo me odiase aun más, pues que así fuera, pero todo esto se había vuelto de una forma, que ya era una situación insostenible para mí.
Mientras andaba también me di cuenta de que quizás no era Kagome la persona más importante en mi vida. Era cierto que ella me había sacado de mi soledad ayudándome a confiar en la gente, y por ello la quería muchísimo. Pero Kouga… Kouga se había colado en mi corazón y en todas las partes de mi cuerpo como si me lo hubiesen grabado a fuego. Quizás después de todo había encontrado alguien a quien de verdad aferrarme, alguien a quien amar y desear para mí solo haciéndome olvidar todo lo demás.
Continuará….
Vaya… Probablemente el próximo capítulo sea el último. Este me ha quedado muy largo, y eso que no tiene demasiada acción, por decirlo de alguna forma. Sin embargo al siguiente todo se terminará con un desenlace… bueno solo digo que espero que sea feliz.
