DERECHOS DE AUTOR:

los pongo para no tener problemas con nadie T T)

Como les dije en mi fic "Un viaje de Locos", comence un nuevo proyecto, la traduccion de Dead Famous, un Fanfics, de Inuyasha, les digo que tuvo mas de 9 mil reviews, asai que se los recomiendo.

La traduccion de los primeros 4 capitulos noson miasson de Némesis. Y todo los derechos de la traduccion son de ella. Del 5 capitulo es totalmente traducido por mi!

Y el fanfction original es de Rozefire, y unicamente de ella.

Y por otro lado la serie es de Rumiko Takahashi.

Dead Famous

(Famoso muerto)

Por Rozefire

Traducido por Némesis

Nota de la autora: Bien... esa ha sido una respuesta increíblemente buena para un primer capítulo gracias a todos los que me dejaron mensaje¡lo aprecio mucho!

Algunas personas han expresado un poco de preocupación por la dirección que lleve este fic, pero aseguro que no va a ser la típica dirección, no va de las glamurosas ventajas de un chico rico y famoso. De hecho el punto es mostrar el lado más o menos falso de la fama, el que no es encantador, no es divertido y es increíblemente injusto para el perdedor.

Llegaré a eso en los últimos capítulos Sólo disfruta hasta entonces.

Capítulo 2

La Elegida

Él probablemente no es tan horrible como estoy suponiendo que es... Kagome pensó inquieta y nerviosa en la parte de atrás de la limusina. Continuó echando vistazos a intervalos regulares para ver el chalet de la playa bañado por el sol solamente estar cada vez más cerca.

Lo que era asombroso era que ya estaban en la calzada de la villa. Aún quedaba media milla por recorrer pero ya hacía dos minutos que habían atravesado la puerta principal - la puerta que resultó ser muros de diez pies de alto rematadas con alambre de espino y uniformados guardias de seguridad con Pastores Alemanes. Pero Kagome sólo había notado vagamente todas aquellas medidas de seguridad - puesto que había estado demasiado ocupada quedándose con la boca abierta por la cantidad enorme de gente allí reunida.

Debía haber centenares de personas apelotonadas, empujándose los unos a los otros para llegar más cerca - en el momento que vieron a la limusina acercarse Kagome escuchó los gritos entrar en erupción.

Kagome había tenido de nuevo la impresión de que esperaban que Inuyasha estuviera dentro... se preguntaba si cualquiera podía saber seguro si él iba o venía si todos sus coches tenían las lunas tintadas. Kagome tan sólo se encogió un poco detrás de la ventanilla y miró hacia afuera con una mezcla de temor y horror...

Algo sobre esto comenzaba a sentirse terriblemente mal...

Nadie se suponía vitorear a la pequeña Kagome común y corriente. No era tan importante ¿no? Ella iba a la escuela y a ver películas todos los sábados por la noche con sus amigas. Tenía un gato y vivía en un templo pero ella no era tan interesante como para despertar tanta atención.

Habían pasado a la muchedumbre y Kagome tuvo que retirar la vista mientras que una ola de flashes cegadores los envolvió. Fotógrafos... todos deseando una foto de quien quiera que estuviera dentro. Paparazzi...

"Me siento como si le hubiera robado la vida a Madonna..." dijo a nadie en especial mientras la limusina iba frenando al acercarse al chalet en sí. Kagome sintió hormigueo en las palmas de las manos con nerviosismo y rogó que no le sudaran, de ninguna manera iba a abochornarse en un momento como éste.

La limusina paró por completo y Kagome sonrió ansiosa cuando uno de los hombres de traje vino para abrir su puerta y ayudarla a salir. Él no le devolvió la sonrisa, y Kagome revivió un recuerdo de alguna película que implicaba a ciertos hombres de traje negro...

Ella a medias esperaba tener que llevar sus propias maletas, pero la sorprendieron agradablemente cuando una par de personas que los esperaban a las puertas del chalet se acercaron, cogiendo las bolsas del maletero y llevándolas adentro.

Se quedó parada con silencioso temor contemplando lo que se alzaba ante ella. Era un chalet con corte de mansión, corte de palacio y corte de hotel. No era tan alto como había imaginado, sólo un par de plantas pero que se extendía por el borde del acantilado, rodeado por cuidados jardines y sombreadas hayas y sauces. Kagome se giró una circunferencia completa intentando ver dónde terminaban los jardines - solamente parecían extenderse por siempre. Había un par de estanques que invadían el vasto terreno... haciéndolo todo parecer verde y exuberante. Todo se mecía en la suave brisa que llegaba de la costa, pero el sol brillaba luminoso, haciendo que todo pareciera diez veces más colorido.

¿Si ella tuviera el dinero para comprar todo esto...? En su cabeza se imaginó enterrada viva en montañas de oro. Probablemente no era una suposición realista a lo que significar ser rico... de hecho dudaba si Inuyasha habría visto jamás un penique de su fortuna, no puesto que hoy en día todo se hacía con tarjetas de crédito y cheques. Sin contar con que seguramente él pagaba a gente para que pagara sus facturas por él.

"¿Te gustan los jardines?" Una voz preguntó tras ella.

Kagome se sacó de su inspección y se giró para ver a una mujer joven ir hacia ella. Estaba bien vestida como todos los demás, traje negro con camisa y pantalones. El uniforme normal para de un diseñador... o un peluquero. Utilizaba uno de esos auriculares metidos en la oreja igual que los demás, aunque debajo de un brazo sujetaba un portafolios.

"Son unos bonitos jardines," Kagome dijo a la chica mayor, enfocando su mirada más allá de ella observando el edificio. "Este sitio parece que estuviera en España."

"Espera a que llueva," la otra chica analizaba su cara y su persona, como buscando algo. "No es una vista tan agradable entonces."

A Kagome le costó creer eso. Sus ojos se rezagaron en el palacio de Buckingham en miniatura antes de girarse a mirar la calzada larga por la que ella había viajado. Desaparecía en una subida suave en la distancia... ni siquiera podía ver el alto cercado que rodeaba todo el terreno o la entrada con todo el gentío y los reporteros. Hacía a todo extrañamente pacífico, pero surrealista, como si hubiera llegado del mundo real y entrado en un paraíso secreto.

La chica con el portapapeles presionó un dedo en el auricular. "Miroku, dile a Kikyo que Kagome Higurashi ha llegado... gracias." Cayó su mano y le dedicó una sonrisa cálida a Kagome. "¡Así que eres una chica afortunada! Felicidades por ganar, a propósito."

Kagome se sonrojó un poco, comenzando a sentirse algo culpable por ni siquiera haber participado en el concurso y sin embargo haberse llevado el premio. "Oh... alguien tenía que ganarlo, supongo." Aunque un poco estoy deseando que no habría sido yo...

Aún no lo asimilaba, incluso después del shock de ganar y la emoción de ser actualmente famosa en todo Japón (y probablemente en la lista de asesinato de cada chica adolescente). Entonces Kagome entendió algo muy cierto.

De todas las superestrellas del mundo. Al único que no tenía especialmente ganas de conocer era a Inuyasha. A él y a esa modelo francesa del anuncio de Wonderbra.

"Vamos," La chica se volvió e hizo señas a Kagome para que la siguiera. "Te enseñaré un poco los alrededores antes de comenzar."

El qué, se preguntaba Kagome. No hizo hincapié en ello y siguió obedientemente a la chica subiendo los veinte escalones hacia las grandes puertas de cristal que delimitaban la entrada al edificio.

Inuyasha consiguió la sorpresa de su vida cuando abrió la puerta de su dormitorio. La toalla aún envuelta en su cabeza tras la ducha, su cara vino a hacer frente con una mujer alarmantemente atractiva. Pero ella no sonreía, ni parecía particularmente aturdida por su presencia. En ese caso no era una fan, y se preocupó inmediatamente.

¿Quizás una antigua novia a la que había dejado y olvidado...?

"Um... Eres Chizu¿no?" se esforzó por encontrar un nombre que fuera con la cara, mirando discretamente más allá de ella y hacia el pasillo en busca de alguna muestra de la seguridad.

"No, Sr. Inuyasha, soy Nariko Watanabe, reportera del Sunday Telegram."

"Ah- ¡reportera!" Bien era un alivio. Por un momento había pensado que estaba en problemas. "Bien... de inmediato," la pasó, yendo con paso rápido hacia el ascensor.

"Espere, quisiera hacerle algunas preguntas Sr. Inuyasha-"

"Mi color favorito es el rojo, mi comida preferida son los espaguetis con salsa de tomate y si pudiera cenar con cualquier persona del mundo sería conmigo mismo." Continuó caminando.

La reportera corrió tras él. "En realidad, quería hacerle algunas preguntas sobre su patrocinio de la S.P.C.A."

"¿Qué?" le echó un vistazo con un ceño.

"La Sociedad Protectora contra la Crueldad a las Aves?"

"Oh... sí, recuerdo eso." Obviamente Kikyo había estado firmando contratos de los que él aún no se había enterado.

"¿Pero no es cierto que ayer en la cafetería Blossom, el camarero le sirvió un sandwich de pollo?" la reportera le lanzó una mirada de desaprobación. "No parece estar muy comprometido con la protección de las aves, Sr. Inuyasha."

"Yo estaba... intentando darle los primeros auxilios."

"Se lo estaba comiendo."

"Eso es lo que pudo parecer..." llegó al ascensor y golpeó el botón tan rápidamente como fuera posible para un hanyou.

"En un plano más ligero. ¿Está gozando de la compañía de su nueva carga?"

"¿Mi nueva qué?"

"¿La chica que ganó el concurso?" ella le levantó una ceja. Él se giró para hacerle frente correctamente por primera vez, viendo el bolígrafo y el cuaderno que apoyaba en las manos. "Kagome Higurashi." Instigó. "¿No ha hablado con ella todavía?"

"Aún no..." dijo lentamente, mirando la cámara de seguridad detrás de ella, intentando lanzar la indirecta a quien quiera que estuviera mirando aquello en la sala de seguridad que quería a era mujer fuera de allí.

"Bien, dígale felicidades de mi parte." La periodista dijo de forma agradable, pero sin una sonrisa, así que salió como una leve amenaza hacia la colegiala.

"Vale..." contestó aún más lento que antes, sabiendo que olvidaría hacer cualquier cosa para ella.

"¿Y una última pregunta?"

¿No había preguntado ya bastante!

"¿Es cierto que está usted saliendo actualmente con Angelique Spagni?"

"¿Quién?"

"La modelo del anuncio de Wonderbra que actualmente adorna las vallas publicitarias de las calles de Tokio."

Inuyasha la miró, inexpresivo. "¡Oh¡Quiere decir el Ángel Francés!"

"Apodos cariñosos. Mm." La mujer escribió algo, justo cuando el ascensor se abrió tras él. Inuyasha se movió hacia dentro del reducido espacio rápidamente y golpeó el panel -cualquier botón al azar- sólo deseaba que esas puertas se cerraran lo más deprisa posible.

La periodista no había terminado aún, sin embargo. Ella levantó la vista justo cuando las puertas comenzaban a cerrarse. "Oh - ¿alguna breve declaración para su campaña de la S.P.C.A.?"

"Uh..." elevó su pulgar. "¡Aves' rock!"

Sí, eso lo haría. Las puertas finalmente se cerraron del todo y él cayó con fatiga contra la pared de cristal tras él. Mierda... los periodistas era difíciles... sobre todo los que conseguían una autorización para entrar en la casa como si fuera alguna clase de edificio público.

Hora de revisar su aspecto. Se dio la vuelta para mirar su reflejo en el espejo y casi salto de su piel cuando también vio el reflejo de Kikyo al lado suyo. "¡Whoa!"

"El universo que gira a tu alrededor sigue contrayéndose¿no?" dijo chistosa. "No notas mucho más allá de tu propia nariz."

"¿Alguien te ha dicho alguna vez lo espeluznante que eres?"

"¿Alguien te ha dicho lo estúpido que pareces con una toalla reliada en la cabeza como si fueras un sultán árabe?"

Él entrecerró sus ojos. "Eres una buena agente. Criticándome en cada-"

"Soy tu agente, no tu súbdito."

"Y dejaste a una periodista entrar aquí - ¡pillándome con la guardia baja!"

"Te necesito siempre en tus zapatos." Ella se encogió con aire satisfecho. Tenía la sensación de que ella quizás dejó a esa reportera pasar por la red de seguridad queriendo.

"Y qué es eso de la cosa esa de la Sociedad de Aves Golpeadas... La S.P.A. o algo..."

Kikyo se las valió para mirar como si él la hubiera hecho recordar repentinamente. "Oh, por cierto, ahora apoyas públicamente a la S.P.C.A."

"Gracias por el aviso..."

"Y esa declaración ha sido terrible. 'Las Aves son lo mejor' hubiera sido más conveniente."

"No tan pegadizo sin embargo."

Las puertas del ascensor se abrieron y salieron juntos. Él se dirigía hacia maquillaje. De ninguna manera podría manejar su pelo por sí mismo - necesitaba a un profesional para que lo cepillara.

"Y se han hecho algunos cambios en el horario para conocer a la ganadora del premio."

"¿Oh?" él distraído frotaba su pelo con la toalla, ignorando los saludos de varios empleados más que pasaban por el pasillo soltaban su impar 'buenas tardes Sr. Inuyasha' mientras él pasaba.

"El saludo oficial será esta noche en una conferencia de prensa."

"Oh, tío..."

"No te quejes." Kikyo le riñó suave. "Miroku le dará a la chica un curso intensivo de aprendizaje así que debe ir muy bien."

"Ella probablemente se desmayará cuando me vea." Esa no era realmente una suposición arrogante. Más bien una lección que todos habían aprendido por experiencia - las fans se desmayan. Era una hecho, como que la tostada siempre cae del lado de la mantequilla.

"Cierto, cierto," Kikyo contestó pensativa. "Pero si la preparamos bien ella debería poder dirigirlo."

"Lo que sea, sólo aseguraos de que esto vaya fácil." Inuyasha le dijo alcanzando la puerta de vestuario. Apoyó una mano en el picaporte antes de girarse a mirar a Kikyo. "Si no va bien puede que tengamos que matar a todos los testigos."

"¿Quieres decir a todos los que estén en la conferencia de presa o a la población entera del país que estará mirándolo gracias a la magia de la televisión?"

"Hmm." Era todo lo que Inuyasha dijo mientras terminaba de girar el picaporte y entraba en el cuarto. "Pelo - seco - ¡ahora!"

La puerta se cerró tras él y la voz se desvaneció. Kikyo sacudió su cabeza con un suspiro antes de recordar que ella tenía lugares en los que estar y materia que tratar, así que se encaminó deprisa para encargarse de ello.

Uno de estos era la llegada de la misteriosa muchacha del premio.

"No pensé que él alojaría a tanta gente en su casa." Kagome mencionó detrás de la chica del portafolios.

"Esto es más un lugar de trabajo que una casa." La chica contestó.

Kagome barrió de una mirada todo el corredor de la entrada principal, intentando tomar tanta información como le fuera posible mientras caminaba a toda prisa a través del recibidor. Sus zapatos de la escuela chirriaban levemente en el suelo de mármol mientras ella se movía por él y Kagome se percató entonces de cuánto en aquel lugar estaba hecho de mármol -mármol blanco con algunas vetas rosáceas y marrones. El lugar era más como un hotel de cinco estrellas que la casa de alguien - o el lugar de trabajo de alguien para lo que cuenta. Era invención de diseñadores llevada al límite - todo con estilo, todo perfecto, todo de metal, mármol y cristal.

"¿Cómo es que esto es un lugar de trabajo?" Kagome preguntó mientras que pasaron la gran escalera de mármol.

"El personal de Inuyasha tiene que estar a mano todo el tiempo, así que todos vivimos aquí. Aunque los miembros del personal no-valiosos se marchan a casa sobre las siete."

Pararon frente a un ascensor y la chica pulsó el botón de llamada. A Kagome no le hubiera importado tener uno de esos en su casa... "¿Realmente necesita a tanta gente?" pidió, volviendo a mirar hacia el recibidor mientras esperaban.

"Tiene a cerca de cincuentas personas trabajando aquí para él, y eso no incluye a cocineros, limpiadoras, etc." La muchacha pareció pensar algo un momento. "Supongo que realmente no necesitaría a más de diez, pero nos pagan bien así que esto lo vale. Además, creo que un sitio de este tamaño estaría muy solo con únicamente los familiares viviendo aquí."

Las puertas del ascensor se abrieron con un suave silbido y Sango condujo a Kagome adentro.

Kagome hizo inmediatamente una mueca de dolor. El ascensor estaba revestido de espejos y tenía una luz pobre... acababa de darse cuenta de lo mal que se veía. No se maquillaba para ir a clase, pero aquí estaba ahora apunto de conocer al tipo más famoso del mundo¡y no llevaba ni un poco de rimel!

"Ey," la chica le dio un pequeño empujón con su portafolios cuando el ascensor comenzó a elevarse. "Apuesto a que estás absolutamente excitada por conocer a Inuyasha."

"Oh," Kagome le echó un vistazo. "Seguro."

La chica rió. "Bien, no suenes tan desgraciada sobre ello." Kagome la miró inclinarse contra uno de los espejos, cruzando las manos apoyando el portafolios contra su estómago. "Aunque te queda un infierno de semana por delante. Te equiparemos y te daremos algunas lecciones básicas, puesto que tienes una rueda de prensa esta noche."

"¿Qué!" Kagome chirrió. ¡Ella no había firmado nada sobre entrevistas retransmitidas nacionalmente!

"Está bien, Miroku te entrenará." La chica parecía inconsciente a su horror. "Él es nuestro experto en medios de comunicación y corresponsal de prensa, sabe lo que hace."

Esto no hizo mucho para clamar a Kagome que se movía nerviosamente. La mitad de ella deseaba escabullirse y salir corriendo para su casa y escurrirse en su cama bajo la seguridad de todas sus mantas. Pero sabiendo que probablemente parecería una idiota si lo intentó, se obligó a sí misma a permanecer tranquila. La curiosidad aún estaba al mando, y tenía que admitir que no quería dejar pasar la oportunidad que vivir en la fama y el lujo por una semana.

Me acostumbraré en un día o así... se consoló en silencio. Era sólo el sombro, eso era todo...

No era como si una limusina la recogiera para ir a ver a Inuyasha todos los días.

Las puertas del ascensor se abrieron y la chica del portapapeles salió con pasos grandes, marcando un ritmo rápido bajando por el pasillo que se abrió ante ellas. Alfombra roja, paredes rojas, puertas marrones a cualquier lado. Kagome contempló los números de dos cifras en cada umbral y de nuevo sintió la extraña sensación de que tal vez deambulaba por un hotel y no una casa.

"Y tú te quedarás en ésta." La chica se detuvo frente a la puerta número 15 y le dio una llave de tarjeta. "Simplemente pásala."

Kagome la golpeó nerviosa con los dedos un momento antes de caminar adelante y pasarla por la cerradura electrónica. "Quisiera tener una de estas en mi cuarto en casa," Kagome le dijo a la chica. "Pararía a mi hermano de romper mi pintura de uñas todo el tiempo."

"No preguntaré."

Kagome empujó la puerta abierta e inmediatamente se volvió como un conejo asustado. "¡Cielo santo...¡¿Qué demonios es eso!"

"¡Tu dormitorio!" La chica del portafolios entro en el cuarto y le hizo señas para que la siguiera otra vez. "Entra, no muerde."

Kagome se movió un pie dentro del cuarto, alarmada como para hacer mucho más. "Dios mío..."

"Ese es tu cuarto de baño - tiene plato de ducha, bañera caliente, y lo siento mucho pero no había espacio para poner una sauna - tendrás que ir abajo para eso."

"Pues vale." Kagome respiró.

"Y ese es tu vestidor - te tomaremos medidas y te conseguiremos algunas ropas justo como para una joven estrella. Pero con tan poco tiempo de margen es posible que sólo podamos darte a elegir entre cinco para esta noche."

"Pues vale otra vez..."

"Y aquí está tu cama de cuatro hojas - si está muy dura para tu gusto sólo dínoslo y añadiremos una sexta colcha al colchón."

"Vale..."

"No hemos podido darte un estudio, pero dudo que importe, solamente te quedarás por una semana."

"Verdad..."

"¡Y estas son tus vistas!" La chica del portafolios fue hacia las cortinas que cubrían toda una pared de la habitación. Tiró de un cordel y se dividieron dramáticamente. La luz del sol golpeó de lleno la cara de Kagome y por instinto ella saltó hacia atrás.

"No seas tan vampiro - ven aquí." La muchacha sonrió y abrió las enormes puertas de cristal. "Aquí está tu balcón. Gran sitio para tomar el sol y ver a la gente en la playa."

Kagome tímidamente cruzó el cuarto, medio asustada de tocar cualquier cosa puesto que todo estaba tan limpio e inmaculado. Era la primera vez en su vida que se sentía como una pequeña chica campesina sucia. Siguió a la otra al balcón y caminó hasta el muro de piedra que la guardaba de caer por el borde. Debajo de ella podía ver la extensa piscina azul que brillaba como la piscina de una verdadera casa tropical... y al levantar su cabeza vio el océano llenando toda la línea del horizonte.

"Es asombroso por la mañana cuando se levanta el sol." La chica le informó. "Realmente hermoso..."

"Me lo imagino." Kagome susurró.

"Así pues," la chica se volvió de nuevo hacia Kagome. "Soy Sango, a propósito, si necesitas lo que sea, sólo dame una voz. Soy normalmente la asistente de Kikyo, pero me han asignado tu cuidado por esta semana, no seas tímida si deseas cualquier cosa."

Y aún así, Kagome estaba segura que le pediría a Sango tan poco como pudiera durante su estancia. Ella no era negrera por naturaleza...

"Bien, ponte cómoda aquí, y yo iré a ocuparme de algunas cosas. Miroku estará aquí en cualquier momento para enseñarte algunas mañas para tratar con los medios..." Sango abrió la boca, antes de cerrarla rápidamente otra vez y de sonreír torpe. "De hecho... mejor le acompaño."

"¿Soy tanto problema?" Kagome sonrió.

"No eres tú quien me preocupa," Sango dijo tan seria que la sonrisa de Kagome se borró un poco. "Pero de todas formas, debes conocer a Inuyasha oficialmente en la conferencia, así que tenemos que cerciorarnos de que estés lista para actuar correctamente."

"¿No voy a verle hasta esta noche?" Y el momento torpe iba a ser visto por millones de personas...

"¿Puedes esperar algunas horas, no?" Sango le sonrió. "Entonces, te veo en un rato. Oh - antes de que me vaya - ¿cuales son tus medidas?"

Kagome logró farfullarlas mientras que Sango las escribía precipitadamente en su portapapeles. Sintió una punzada de timidez al verse forzada a revelar detalles tan íntimos como la talla de su pecho, pero la muchacha no le dio la menor importancia.

"Muy bien," agradeció Sango remetiendo el lápiz tras su oreja. Le lanzó una sonrisa a Kagome mientras se dio la vuelta. "Te veo en un rato, Kagome."

Kagome la miró volver a entrar al cuarto y luego cerrar la puerta al salir. Kagome soltó un gran suspiro e inhaló llenando los pulmones del aire salado del mar. Volvió sus ojos de nuevo al mar y la playa. Mucha gente interesante se tumbaban allí en la orilla arenosa, así que sin mucho que hacer Kagome subió sobre la pared de piedra y se embebió de lo que había ocurrido en el último par de horas a su propio ritmo.

"Ella parece algo aburrida si me lo preguntas." Inuyasha comentó cuando Sango, que había llegado y acababa de informarles de lo necesario-a-saber de la muchacha de arriba, asumió el trabajo de su peluquera y pasaba un peine a través de su pelo mientras lo secaba.

"Oh no. A mí me parece muy divertida." Miroku levantó su cabeza. "No es exactamente tu típica fan chillona... pero ella parece un poquito más refinada que eso."

"Toda belleza y nada de cerebro,"

"Eso es buena cosa a decir," Sango regañó a la estrella mientras que movió de un tirón su barbilla para tener un acceso mejor. "De todas formas¿no es así como te gustan?"

"Ja ja, mira como me troncho." Inuyasha gesticuló hacia sus costillas contundente.

"¡No te muevas aún!" Sango suspiró impaciente. "¿Cómo se supone que voy a hacerte la raya si no dejas de retorcerte?"

"¡Bien, pararía tan vez si dejaras de tirarme tan fuerte del pelo como para retorcerse de dolor!" disparó de vuelta.

Sango abrió la boca para hacer una aguda réplica, pero cogió a Miroku que hacía movimientos de corte de la garganta a la espalda de Inuyasha. Sango se mordió la lengua y continuó con su tarea de poner glamuroso a la Superestrella. No deseaba desafiarle demasiado, no fuera a ser que se quedara sin trabajo.

Miroku miraba abajo en las notas en el portafolios. "Llamé a su casa y conseguí más información sobre ella. Sus intereses incluyen animales, música, cantar y todo bastante en la línea de cualquier chica adolescente de allí fuera. También habla una medida razonable de inglés, francés y español. Así que ahí tienes algunos temas para relacionarte con ella."

"No me gustan los animales." Inuyasha contestó áspero.

"Entonces utiliza lo demás."

"No hablo francés o cualquier otra jerga."

"Tú apenas sabes hablar japonés." Miroku dijo, pero no le hizo caso (afortunadamente para él).

"Odio a los cantantes y las cosas de la música."

"Sólo porque no tienes oído musical." Sango le recordó agradablemente. Inuyasha eligió no oír eso tampoco.

"De ninguna forma puedo relacionarme con esa cabeza hueca." Inuyasha insistió.

"Solamente tú eres un cabeza hueca." Miroku respondió.

Sango apretó su mano al rededor de un mechón de pelo, consiguiendo que hiciera una mueca de dolor. "¡Vas a serle agradable o decoloraré este nido de ratas y arruinaré tu pelo por un año!"

"¡Haces eso y estarás trabajando en McDonald's antes de que puedas decir 'Happy Meal'!"

"¡Bien quizás quiero dejar esto!"

Miroku hacía movimientos para callarla otra vez. Sango rápidamente rectificó con una sonrisa apesadumbrada, aunque muy falsa. "Lo siento, señor. Lo que quiero decir es que quedará gratamente sorprendido cuando la conozca. Ella me parece muy centrada. Es agradable ver a una chica madura como esa por una vez."

"Sí, lo que sea," Inuyasha aceptó arrogante su disculpa arrugando un poco la nariz. "Cuanto más pronto termine este ardid, mejor."

Sango chascó su lengua. "Así que..." cambió de tema. "¿Cómo lo quieres?"

"¿Quiero el qué?"

"¿Tu pelo hoy?" ella tiró de él hacia abajo, aplanándolo con las manos en una imitación de perfecta rectitud. "¿Recto y elegante? Como el estilo de tu hermano que se está imitando ahora en las pasarelas."

"No lo creo." Inuyasha arrugó su nariz. "Desordénalo con cuidado otra vez, gracias."

"¿Aún vamos con esa imagen de chaval?"

"Vende¿no?"

"Cierto."

Miroku fue quien se dio cuenta de la hora. "Oh mira eso, mejor que me vaya si se supone que he de entrenar a la chica para las nueve-"

"Voy contigo." Sango rápidamente dejó caer el pelo de Inuyasha, se enjuagó las manos y se las secó con una toalla.

"¿Por qué?" Miroku le frunció el ceño antes de entender. "No deberías molestarte siquiera en preguntar..."

"¿Qué pasa con mi pelo!" Inuyasha dijo indignado.

"¿Qué pasa con él, señor?" Sango pidió. "Oh - chico nuevo - ¿puedes encargarte de esto?"

"Chico nuevo- ¡Ni hablar!" Inuyasha se giró airadamente. "Ningún aficionado va a tocar esta fortuna-"

La pareja ya había salido del cuarto. Inuyasha rodó los ojos. "Ya no hay respeto hoy en día..."

Los golpes en la puerta de Kagome la sacaron de su ensoñación. "¡Entra!" dijo en voz alta dejando el balcón y volviendo a entrar en el dormitorio. Sango entró un momento después, seguida por un hombre joven al que Kagome no había visto nunca. Él le sonrió. "Buenas tardes, Srta. Kagome. ¿Cómo va?"

"Bien, supongo." se encogió de hombros, aún sintiéndose tan abrumada como antes.

"No - no vas muy bien." el tipo nuevo la corrigió jovialmente. "Estás fabulosas, estás deleitada con la oportunidad que se ha abierto ante ti y estás agradecida y rendida ante la idea de vivir en la presencia de Inuyasha por siete días."

Kagome le miró fijamente.

Sango señaló con el pulgar al tipo nuevo. "Miroku. Él va a enseñarte para que puedas hacer frente a los medios."

"Oh..." Kagome aún se controlaba.

"Tome asiento, Srta. Kagome." Miroku señaló su cama y ella se sentó por primera vez, observando distraídamente lo asombrosamente suave que era. "Ahora, yendo directamente a lo fundamental, la regla de oro que debes saber para enfrentarte a una entrevista es que desean respuestas largas, desean tanta información como sea posible sobre ti en el menor tiempo posible."

"Vale..."

"Así que cuando te hagan una pregunta, debes dar una respuesta larga - aunque la pregunta pueda parecer tener como respuesta un sí o un no."

"Oh..."

"Aunque parece que eres una chica de pocas palabras."

"¿Lo parezco?"

Miroku sonrió doloroso antes de mirar a Sango. "Detecto próximos problemas." La chica del portafolios se encogió de hombros y sonrió alentadoramente a Kagome. "No es difícil aprender." Le dijo a la chica más joven. "Tan sólo tienes que sonreír y ser agradable, intentar ser graciosa cuando sea apropiado y hablar mucho."

"Comencemos con... ¿Cuál es tu nombre, Kagome?" Miroku preguntó.

Esa tenía que ser la pregunta más tonta del mundo. Le miró con incredulidad, preguntándose si él bromeaba, hasta que comprendió que iba muy en serio. "Um... es Kagome Higurashi."

"Nunca digas 'um'. Es una muletilla, te hace parecer estúpida y lenta en la comprensión. Ambas cosas que estoy seguro que no eres."

"Gee, gracias..."

"Intentémoslo otra vez. ¿Cuál es tu nombre?"

"Kagome Higurashi."

Miroku hizo una mueca de dolor. "¿Tienes algo más que agregar a eso?"

"Bien... no tengo más nombres." Se encogió de hombros.

"Qué tal contarme sobre la historia de tu nombre, de quién lo heredaste."

"Demonios... No sé..." ¿Dónde estaba el abuelo cuando más lo necesitaba? Él podría dar una conferencia sobre los orígenes de 'Kagome' y hacer que durase media hora.

"Tenemos mucho trabajo que hacer..." Miroku suspiró pacientemente.

Fue una sesión larga, larga para Kagome.

Kagome había estado esperado coger un vistazo de Inuyasha desde que había llegado... después de todo ésta se suponía que era su casa. Aún así parecía que todo el mundo menos Inuyasha vivía allí.

Después de unas clases cortas para poder tratar con los medios, se la llevaron para meterla en algunas ropas nuevas. No eran nada espectacular, unos pantalones a la cadera a la última moda en accesorios y un top al estilo de los sesenta. Se había mirado algo aprensiva. No era la clase de ropa que normalmente usaría... parecía un icono fashion (o víctima), no la colegiala normal Kagome Higurashi.

"Te ves muy bien." Sango la tranquilizó mientras la limusina se alejaba del chalet hacia el lugar donde se celebraría la entrevista... algún estudio en el centro de la ciudad. "Muy a la moda. Muy linda."

"No me siento como yo misma sin embargo..." dijo Kagome dudosa. Cogió una vista de su reflejo en las ventanillas tintadas. "No parezco demasiado yo tampoco."

"Bien, tuvimos que ponerte mucho maquillaje." le dijo Sango. "Esas luces tremendamente brillantes hacen que la gente normal parezcan absolutamente blancos y pálidos. Tenemos que darte algo de color."

"Y," dijo Miroku desde su otro lado, "no importa lo mucho que te ruborices, nada traspasará esa capa de maquillaje."

"No me ruborizaré."

"¿Ni siquiera cuando veas a Inuyasha?" Miroku la guiñó un ojo.

Eso hizo que Kagome se ruborizara. Y se dio cuenta de lo mucho que probablemente iba a necesitar esta noche esa capa de maquillaje.

Comenzaba a asimilarlo. Después de que la hubieran tratado como a una estrella, alojado en una habitación asombrosa con unas vistas hermosas y un cuarto de baño propio con un baño caliente, después de ver a la muchedumbre gritando a las puertas del estudio... comenzó a comprender que iba a tener sus quince minutos de fama... y que realmente iba a conocer a la persona más popular desde... desde que nació.

Las mariposas comenzaban a revolverse en su estómago de manera salvaje.

El entrenamiento de Miroku sobre los medios ayudaba un poco, pero todavía se sentía pequeña e insignificante mientras caminaba de la limusina por la alfombra roja. Los flashes de los fotógrafos aparecieron por todas partes y la gente comenzó inmediatamente a gritar su nombre, intentando conseguir su atención. Desorientaba cuánta gente ahora la conocían por su nombre cuando esta mañana era una don nadie.

"Sólo haz un gesto de saludo y ve adentro." Sango le dijo a su lado. "No contestes a sus preguntas, no aún."

Kagome se esforzó al máximo en sonreír y saludar mientras la conducían dentro del edificio y lejos del calor intenso de cada uno de esos focos. El aire dentro del edificio parecía mucho más fresco por alguna razón... "Eso ha sido extraño." Confió en que Miroku y Sango la conducían en la dirección correcta. Detrás de ellos les seguían algunos miembros más del séquito de Inuyasha... Kagome no sabía lo que él hacía realmente, pero había decidido que estaba allí simplemente porque estaba allí. Daba la impresión de que hacía algo importante y útil¿pero lo hacía realmente...?

Subieron por unas escaleras, animándola durante todo el camino, diciéndole que disfrutase y que intentara simplemente actuar natural. Cómo podía Kagome actuar con naturalidad frente a una audiencia que comprendía a toda la nación, estaba más allá de ella. Pararon frente a una pulida puerta de roble con el rótulo 'Sala de Prensa 4' en ella.

"Aquí es." dijo Miroku.

Esas mariposas ahora rabiaban a través de todo su cuerpo en vez de sólo en el estómago. Los murmullos de las voces de su interior le decían que no estaba preparada pera esto... ser lanzada directamente de una vida normal a este escenario extraño era simplemente demasiado. Le sucedía a otra gente, no a ella. La gente ganaba esta clase de cosas - y eran el tipo de personas que podían manejarlo.

Ella no podría.

La puerta de la sala se abrió y una mujer joven salió de ella. Pero la puerta estuvo abierta bastante tiempo para que Kagome viera a cuánta había reunido allí dentro.

Debía haber al menos sesenta... sin mencionar la situación de las cámaras a la espalda. La puerta se cerró silenciosamente cerca de la espalda de la mujer, y Kagome miró por primera vez su cara.

Y se congeló.

"Oh..." la joven parpadeó mirándola como si se encontrase ante una sorpresa inesperada. "Tú debes ser Kagome Higurashi. Soy la agente de Inuyasha, puedes llamarme Kikyo."

Al lado de ellas Miroku se sacudía intentado reprimir la risa. Kagome miró a Kikyo lanzarle una mirada despectiva antes de recomponerse. "¿Estás lista?"

Kagome no lo estaba pero asintió de todas formas.

"Bien, iré a dejarlo saber." Y con eso la agente de Inuyasha desapareció dentro de la sala de prensa.

Kagome comenzaba a hiperventilarse. Comenzó a alejarse de la puerta, comenzando a temblar con unos nervios inimaginables mientras que su estómago subía y bajaba y sus palmas comenzaron a humedecerse. "Y-yo no puedo hacer esto..."

Sango la miró preocupada. "¿Estás bien?"

Si Kagome no hubiera estado utilizando tanto maquillaje estaba segura de que ahora estaría blanca como la leche, eso o roja como una langosta. La mano de Sango tocó su hombro compasivamente. "Ey, no tienes porqué hacer esto si realmente no quieres."

Miroku la miró serio. "Podemos olvidarnos de todo esto y podrías volver a casa otra vez."

Eso sonaba absolutamente tentador. ¿Quién quería conocer a un bastardo como Inuyasha de todas formas? Simplemente quería volver a casa y a su vida normal. Seguro que todos la reconocerían por un tiempo porque había llegado tan cerca de la fama... pero eso pronto moriría y todo volvería a la normalidad.

Entonces fue cuando los aplausos estallaron en la sala de prensa.

Sango jadeó. "¡Es nuestra señal¡Entra ahí!"

Kagome fue empujada en la sala de prensa sin la menor advertencia. El estómago se le cayó a los pies y un mar de cabezas dio vuelta a su dirección, todos sonriendo y aplaudiendo.

Un hombre con un traje negro tomó su hombro suavemente y la condujo hacia la mesa dispuesta en el centro del plató, en donde trascurriría la entrevista.

Él se sentaba allí... pero aún así aún no se sentía con valor de fijar sus ojos en él.

Un millón de pensamientos parecían volar por su cabeza. ¿Cómo sería realmente? Había presupuesto muchas cosas sobre él en los últimos años sin ni siquiera conocerle realmente para nada. Todos hablaban tan bien de él, exigiéndole a ella que le gustase, lo que no podía evitar volver en resentimiento. No era del tipo que seguía a la mayoría de chicas adolescentes.

¿Pero eran esos realmente unos buenos motivos para aborrecerle?

El tiempo parecía lento, cada segundo una pequeña eternidad. Todos la miraban...

Se sentía nostálgica. Quisiera que su madre la llevara de la mano. Echaba en falta las caras familiares a su alrededor. ¿Pero y qué sobre él?

Probablemente no era tan malo como había imaginado. Tal vez era sencillamente tan bueno como podría serlo cualquier otra persona. Probablemente era un tipo realmente normal. Un tipo tan normal que se asombraría de lo corriente que era. Hacía y decía seguramente las mismas cosas que cualquier otro chico de su edad. Seguro que no era tan diferente.

Sólo tomó un pequeño movimiento de su cabeza para mirarle por primera vez en persona. Eso era todo lo que necesitó hacer. Los aplausos de la muchedumbre parecían difuminarse en un continuo ruido de fondo. Él era la única cara familiar después de las últimas horas de estar rodeada únicamente por desconocidos. La suya era una cara que había visto por buena parte de su vida. Era famoso desde antes de que ella naciera, creció oyendo su nombre.

Hacía un momento que había pensado que sería corriente, pero ya era cualquier cosa menos eso.

Su presencia era magnética. Él era el centro de la atención en la sala. Podía ser que todos la animaran y miraran, pero era por él por quien habían venido. Era él de quien nadie podía despegar su mirada, incluso ahora.

Ahora lo entendía. Era simplemente la persona más impresionante que jamás hubiera visto. Su sola presencia era suficiente para impactar.

Y le estaba sonriendo a ella.

Kagome hizo la cosa más embarazosa de toda su vida.

Se desmayó.

FIN DEL CAPÍTULO

Nota de la autora:

Wow... ese ha sido un capítulo laaaaaaaaaaaargo. Nos vemos pronto

Nota de la traductora:

Sí, sí, doy fe de que ha sido largo Hacía ya semanas que lo tenía atragantado U muy largo y sabiendo que no ocurría aún nada especialmente interesante... ¡Pero por fin está aquí! Y a cada cap la cosa se irá poniendo mejor

¡Espero que os guste!

El fic original en inglés podéis encontrarlo en:

http/ sugerencias de fics de Inu Yasha que deseéis que sean traducidos o cualquier otra cosa, podéis escribirme a:

nemficsyahoo.es

¡Muchos besos a todos!

Némesis

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