Notas Del Autor: En mis vacaciones el clima era fantástico y caluroso, pero ahora que estoy de vuelta en Manchester donde se oculta el sol a las 5 de la tarde y todas las hojas de los árboles están en e piso. ¿He mencionado que afuera hace un frío endemoniado? De todas formas, realmente gocé el viaje y me siento relajada y se restaurada , lista para continuar con la historia.

Mucha gente me pregunta de dónde saco mis ideas - y ésta es la primera historia que puedo recordar de donde probablemente conseguí exactamente mi inspiración.

Miraba MTV y vi un concurso, donde la gente podía ganarse un fin de semana con Justin Timberlake y yo, siendo la vaca cínica que soy, precisé en voz alta que la ultima cosa que Justin Timberlake desearía en el mundo es pasar dos días con un fan irritante que probablemente grite todo el tiempo con su sola presencia. No me gusta Justin Timberlake. ¿Qué pasaría si yo ganara? Por lo tanto... pueden ver de donde fue que saque la idea original y quien es la superestrella que la inspiró , solamente que este lo narro en un tono más oscuro, que viene de una experiencia más personal con un viejo amigo mío, con el que prometí casarme cuando tenia cinco o seis años. Él se metió con las drogas como E y heroína y como usted puede imaginar me sentí decepcionada y triste por él (agradezco a dios que él no planea cumplir esa promesa del matrimonio) . Pero le agradezco mucho que me haya enseñado sobre las drogas, porque probablemente hubiera tenido que buscar mucha información sobre el tema y tal vez hubiera caído es ellas. Gracias a el puedo escribir con mas facilidad ;la historia


Dead Famous

Por Rozefire

Capítulo 7

Traducido por Inuhanya y LR CHAN


Por qué hice lo que hice?

"Somos tan buen grupo de especialistas para dejar que esto pase! Desde ahora nada debe pasar nuestra red perfectamente tejida!"

El grupo de catorce miró a Kikyo, asombrado. Como ellos eran los miembros de más confianza del personal de Inuyasha, iba a hacerlos asumir la culpa por Inuyasha y recibir la ira de Kikyo. Sango y Miroku intercambiaron miradas desde donde estaban sentados uno al lado del otro en la parte de atrás del grupo.

"Sabemos por experiencia," continuó Kikyo, caminando mientras hablaba. "Que a Inuyasha le gusta hacer hazañas como esta en las noches de luna nueva - así que por qué nadie ha incrementado la seguridad en esas particulares noches cuando no hay luna?"

Nadie ofreció una explicación.

"Ahora Inuyasha está… muy enfermo." Lo cubrió con azúcar por supuesto. "Pudo haber muerto. Somos muy buenos para permitir que esto pase!"

La mano de Miroku se levantó. "Pregunta!"

Kikyo le volteó los ojos fruncidos lentamente. Ella suspiró profundamente, sólo porque sabía que Miroku siempre era el primero en ser un fastidio. "Cuál es?"

"Estás diciendo que las leyes de causa y efecto no se aplican en esta situación?" preguntó él seriamente. "Lógicamente si fuéramos buenos en nuestros trabajos entonces seríamos muy buenos para permitir que esto pase?" Kikyo movió su peso al otro pie y cruzó sus brazos con creciente molestia. Sango miró a Miroku, tratando de decirle telepáticamente que se callara. "Por lo tanto no es más probable que todos seamos unos patéticos perdedores quienes tienen lo que merecen?" Miroku terminó con una ceja levantada.

"Sí, individualmente, todos son perdedores." Kikyo asintió mientras el grupo intercambiaba más extrañas miradas. "Pero juntos como un grupo debemos ser los mejores! Gracias a mis inquebrantables habilidades de liderazgo y a mis motivadores discursos somos un gran equipo."

Sango se hundió en su silla. "Me quejaría pero no me siento lo suficiente motivada." Le susurró a Miroku quien se comenzó a reír por lo bajo.

Había una molesta joven bajando las escaleras cuando Kaede entró a la villa. Ella se parecía horriblemente a Kikyo pero de alguna forma Kaede dudaba que estuvieran emparentadas. Kikyo era muy fría y controlada mientras que esta chica era cálida y vívida y justo entonces se veía positivamente volátil. La joven pasó a propósito rodeando a Kaede y se dirigió hacia afuera, desapareciendo de vista con un marcador permanente negro en su mano. Kaede encogió sus ancianos hombros y continuó hacia el elevador para subir al último piso. Sabía que era donde estaba la habitación de Inuyasha, y aún después de tantos años dudaba que él la cambiara. Había tenido esa habitación desde que tenía once años. Se había cambiado después del accidente porque era la más pequeña y oscura en toda la villa… de alguna forma Kaede pensó que aún estaría ahí. Habitación número 66 (con un 6 extra escrito al lado del número de habitación en tinta permanente fresca, y cuándo había aparecido eso ahí?).

Kaede no se molestó en golpear, sólo entró en la habitación y le dio un rápido vistazo al interior.

Nada había cambiado. Excepto que tal vez el joven en la cama era unos cuantos años mayor y unos kilos más pesado que antes. Por las apariencias parecía que estuviera durmiendo.

Lo primero era lo primero y Kaede se apresuró hacia las ventanas y retiró las cortinas para permitir algo de luz en la habitación y abrió la puerta del balcón mientras estaba en ella para permitir la entrada de aire fresco.

"No me dijeron que habían invitado a la bruja del oeste," comenzó Inuyasha en un tono ligeramente mal articulado. Su voz sonaba extraña aún para los viejos oídos de Kaede. Ella volteó para mirar hacia la cama y vio que él todavía no se había movido o abierto sus ojos.

"Bueno, no podían llamar a un doctor de verdad, o sí?" Kaede bajó cuidadosamente su bolsa en una de las sillas al lado de la cama y se sentó en la otra. "Y de cuál fue? Inhalada? Inyectada? Fumada?"

Inuyasha se volteó perezosamente alejándose de ella. "No tienes algunos monos voladores para enviar tras Dorothy…?"

Kaede movió su cabeza mientras lo veía compasivamente. "Dios, mírate… Cubierto de moretones. Y no se supone que tienes una pelea mañana con Kouga?"

"Tal vez…"

Kaede se levantó tan rápido como sus viejos huesos se lo permitieron y alcanzó para agarrar sus pronos brazos, buscando heridas de pinchazo. "Ninguna inyección… bien. Entonces puedes tomarte estas." Antes de que tuviera alguna oportunidad de objetar, ella metió tres píldoras de carbón en su boca y la cerró con su arrugada mano. "Traga."

Él hizo un sonido y le dio un lento e irritado frunce, obviamente molesto de que estuviera haciéndolo trabajar, pero tragó todo al mismo tiempo y ella pudo sentarse otra vez. "Buen chico."

Inuyasha sólo cerró sus ojos y pareció ir a dormir, pero Kaede lo sabía mejor.

"Escuché que anoche fuiste humano." Ella giró uno de los anillos plateados en sus dedos. "Una sobredosis anoche te habría matado. Lo sabías?" Él la ignoró en favor de descansar tranquilamente. "Entonces estabas tratando de matarte o sabías que tu sangre de Hanyou te salvaría en el momento preciso." Kaede levantó su mentón. "De cuál fue entonces?"

"No recuerdo…" mal articuló él con un desvanecido suspiro.

Prácticamente aún estaba elevado y Kaede sabía que hablarle en este estado era inútil. No obtendría nada útil de él. "Veo que Miroku aún vive aquí." Él había estado viviendo ahí desde que Kaede recordaba. El muchacho había venido con su padre que previamente había trabajado para el hermano de Kaede y el padre de Inuyasha. Aunque el padre del muchacho se había ido, el joven aún permanecía aquí con Inuyasha. Kaede lo atribuyó a una extraña amistad… aunque siempre se había preguntado lo que alguien veía en el Hanyou.

"Quién es la joven que se parece a Kikyo?" preguntó Kaede.

"Oh ella?" Inuyasha se obligó a abrir sus ojos por un momento antes de rendirse y cerrarlos otra vez. "Ella vino de algún lugar… un Templo, creo."

"Ella te odia."

"No importa."

Kaede lo observó por un momento antes de mover su cabeza finalmente con cansancio y levantarse. "Esperaba que maduraras una vez que tuvieras que cuidar de ti. Pero veo que has hecho un buen trabajo al cuidar de ti, Inuyasha."

"Que amable." Suspiró él.

"Estaré aquí hasta mañana y luego iré a casa otra vez. Debes dormir para que desaparezcan los efectos para mañana en la mañana."

"Mm hm."

"Tonto." Kaede dejó un último sentimiento de despedida antes de tomar su bolsa y salir de la habitación. "Te sentirás así cuando despiertes mañana."

Pero a Inuyasha, siendo un Hanyou, le gustaba desafiar las reglas de cuando se suponía iba a despertar. En vez de intentar dormir para desaparecer los efectos de las drogas durante la noche, despertó hacia las siete en punto, del punzante dolor de cabeza que estaba golpeándolo, o de la presencia de la joven sentada en la silla al lado de su cama.

"Sabes, tu habitación apesta."

Él abrió sus ojos levemente, antes de cerrarlos otra vez. La luz era muy fuerte, aún para él. "Vete."

Aún con sus ojos cerrados casi podía sentir una fiera aura de ella. No le gustaba su actitud? Bueno, a él no le gustaba ella así que podía perderse y dejarlo morir en paz. Realmente quería estar inconsciente entonces…

"Sabes…" Continuó ella otra vez, obviamente hablando en una voz fuertemente controlada que contradecía su rabia. "Viéndote así realmente lo pone en perspectiva para mi." Él la escuchó moverse en la silla y abrió sus ojos para seguir su movimiento, sólo para encontrarla inclinada hacia él. Sus rasgos estaban borrosos y la luz era muy fuerte para ver bien. "En realidad no eres nada sino un glorificado drogadicto que tiene suerte y se hace rico mientras el resto de tu tipo se revuelca en las cloacas de la sociedad."

Fuertes… y complejas palabras para tan pequeña niña. Él no entendió la mitad de lo que estaba diciendo entonces. "Cállate y vete. Y apaga la luz cuando salgas." Dijo él duramente.

"La luz no está encendida, ridículo." Espetó ella, pero se levantó de todas formas y marchó hacia la ventana para juntar las cortinas. Se sentó lejos y movió sus dedos agitadamente contra el brazo de su silla. "Vas a decirme por qué trataste de matarte?"

"En realidad es tu problema?" Un pequeño hormigueo de frío shock lo recorrió. Había intentado cometer suicidio? Realmente no recordaba mucho de las previas veinticuatro horas. Dudaba que recordara esta conversación en unos minutos.

"No voy a ir por ahí a decirles a todos que usas drogas." Comenzó ella otra vez, en una voz ligeramente apresurada y temblorosa. Sin importar cuánto intentaba ignorarla, podía decir lo tensa que estaba. Sus movimientos eran tan rígidos y espasmódicos como impacientes en la silla. "Digo, este es exactamente el tipo de cosas que esperaba de ti. Sexo, drogas y rock n' roll es todo lo que es ser famoso, verdad? No estaba sorprendida, pero no voy a ir a contarlo a la prensa."

Ella era una chica al límite, e Inuyasha no confiaba en ese tipo de chica. Perezosamente, trató de mirarla otra vez pero se rindió cuando sólo hizo doler aún más su cabeza. Gruñó ligeramente y trató de desaparecer en el colchón. "Sólo déjame morir, sabes que lo quieres…"

De repente ella se levantó como un látigo y se dirigió a él furiosamente. "Pero debo saber!" ella lo regañó en una voz más fuerte. "Bien merecido lo tendrías! Eres la última persona en este planeta que merece tanto lujo! No hiciste nada para merecerlo - sólo has gorreado la compasión de todos y te sales con la tuya desde que naciste! Mereces estar arruinado!"

"Por qué estás tan enojada, Komodo, si sabías que ésta era la persona que era?" respondió él con un encogimiento de hombro poco entusiasta. "Esto es lo que soy, y no es tu asunto lo que debo hacer o no. Puedes irte y llevar tus moralidades a alguien a quien le importe."

Ella apretó sus puños, al borde de las lágrimas. "Maldito!" gritó ella. "Cómo puedes hacer esto! Todos te admiran y te siguen con adoración pensando que eres maravilloso cuando de hecho estás abajo con la basura en los canales! Mi hermano te admira! Qué se supone que le diga cuando vaya a casa! Debo mentirle cuando me pregunte cómo eres? No puedo hacerlo! Y mi nombre no es Komodo!"

"Te estresas demasiado." Suspiró él ligeramente.

"Y tú tomas todo por sentado! Por qué, por qué, por qué querrías matarte! Tu vida es así de mala!" demandó ella furiosamente. "Tienes sirvientes a quienes gritar - tienes cientos de clubs de fans y todo un séquito a tu disposición! Tienes una piscina! Tienes cien autos en el garaje - aunque no tengas aún licencia y tienes un jet personal para llevarte a donde quieras cuando quieras! Por qué eres tan infeliz con lo que tienes que considerarías el suicidio? Es demente."

Él no lo sabía, no tenía idea. No podía recordar lo que había pasado y la forma en que ella estaba hablándole estaba evocando una poderosa emoción en él de la que estaba muy seguro no era rabia… sino alguna especie intensa de miseria.

Ella sólo lo consideró con una molesta piedad. "Eres disgustante." Dijo ella en una voz temblorosa y regresó a sentarse en la silla otra vez, sus ojos brillaban con lágrimas a pesar de su obvio esfuerzo por contenerlas.

Por qué estaba llorando por él?

"Deja eso." Dijo él un poco más gentil de lo que quería sonar. "No sabes por qué estás triste."

"Estoy triste por ti." Dijo ella cortamente. "Si continúas así entonces vas a encontrarte en una tumba temprana. Gracias a dios tus padres están muertos porque esto los habría matado."

Eso debió haberlo enojado, por hablar así de su madre y padre, pero entonces todavía estaba sintiéndose un poco perdido y relajado. Tal vez en retrospectiva un poco suelto de labios. "Y si aún estuvieran vivos, qué harían? Azotarme? Siempre estuvieron muy absorbidos en su propio pequeño mundo de fama y fortuna que no notarían nada más allá. Ni aún a un niño de seis años."

El entrecejo de Kagome bajó ligeramente a un frunce. Él espetó las palabras fama y fortuna con un amargo desprecio que la sorprendió. Se dio cuenta entonces cómo crecería un niño con padres famosos. La fama era una ocupación demandante, tomaba todo su tiempo y atención. Kagome trató de imaginar si estaría desatendida si su propia madre hubiera sido famosa… pero su madre siempre había sido tan devota y amorosa que no podría verlo ni en sus más locos sueños. Pero no los padres de todos eran iguales, y ella dudaba que la madre de Inuyasha fuera como la suya.

"Un niño de seis años?" repitió ella tras él, captando una pista de lo que había dicho que casi pierde. "En 1992 tú habrías tenido seis…"

"Eres muy astuta, sabes." Le dijo él, casi sincero. "Te meterá en problemas algún día."

"Inuyasha… qué pasó ese año?"

Él no respondió. Sólo permaneció muy tranquilo y Kagome tuvo la sensación de que estaba pretendiendo estar muerto para que se fuera. Luego de repente, espetó haciéndola saltar. "Tú sólo eres una pequeña peste que se irá el sábado - no te debo ninguna explicación ni excusas y ciertamente no necesito tu viaje por la culpa!"

"Estoy tratando de ayudarte!" ella se sentó bruscamente y golpeó sus puños contra los brazos de la silla. "Sólo dime por qué haces esto - este - demente comportamiento destructivo y me iré! Es porque estás deprimido o - o es porque realmente eres una mala persona que lo hace porque puede escaparse con esto bajo las narices de todos?"

Un hosco comentario estaba presente en su lengua, esperando ser dicho. Él lo había hecho porque podía. Eso era lo que quería decir… pero sabía que no era verdad. No recordaba lo que había pasado y no recordaba por qué lo había hecho… pero tenía una buena idea de eso. Pero prefería clavar alfileres en sus propios ojos que hablar con ella sobre eso.

No era su asunto.

El silencio se estaba volviendo insoportable mientras lo miraba, esperando por su respuesta.

Inuyasha no iba a dársela. "Vete." Dijo él ácidamente mientras se tumbaba en su cama, colocando las cobijas sobre su cabeza y dándole su espalda.

"Qué pasó en 1992?" preguntó ella imparcial.

Fragmentos de recuerdos pasaron por los ojos de su mente y él apretó sus ojos reales más fuerte en un esfuerzo por evitarlos. "Métete en tus propios asuntos!" gritó él.

"Por qué no me dices?"

"Porque no te conozco!" él se sentó abruptamente para encararla. "Tú no valseas aquí después de dos días de odiarme y esperas que te dé mi alma - sé realista y vete!" él apuntó un dedo hacia la puerta.

"No me conoces porque no haces ningún esfuerzo por conocer a nadie!" respondió ella ignorando su no tan sutil indicación de que se fuera. "Estás tan ocupado ordenándonos que tomas a cada uno de nosotros por sentado! No te molestas en aprender el nombre de alguien y no te preocupas lo suficiente por otras personas - y obviamente no te preocupas por ti mismo."

"Eso no es verdad!" él la miró.

"Oh sí? Entonces cuál es mi nombre?" ella cruzó sus brazos con severidad.

Por un momento él pensó que podría recordar, pero mientras la miraba no podía encajar el rostro en el número de nombres flotando a su alrededor día tras día. "Si digo tu nombre correcto tal vez comenzarías a desilusionarte de que en realidad me importó cuál era tu nombre." Dijo él en vez. "Eres interesante, pero no eres así de interesante, niña."

"No creo que en realidad haya odiado antes a alguien." Le dijo ella. "Esperaba que me desagradara si nunca te conocía, pero realmente me has probado lo contrario. Tú… abriste mis ojos al mundo real."

"Guárdate tu sermón para alguien a quien le importe." Gruñó él y se hundió en la cama otra vez.

"Cierto, y obviamente ese no eres tú." Ella se levantó enojada y se precipitó hacia la puerta. Él hizo una mueca cuando la tiró en su salida e inmediatamente intentó sacar el encuentro de su mente.

Por primera vez en su vida se sintió como un cerdo por molestarla…

Pero por qué?

"Sango - ven a ayudarme a entrevistar a la nueva candidata para el personal." Miroku se detuvo en la puerta de su estudio donde dicha joven dijo que estaba cenando. "Creo que ella es fabulosa."

"Uh oh…" Sango volteó sus ojos mientras dejaba su sándwich en el plato y lo seguía afuera de su estudio por el corredor hacia la habitación. Al momento que había dicho 'ella' Sango sabía que debía estar en alerta roja. Así que no se sorprendió cuando entró en la habitación para encontrar a una rubia bustona sentada en la silla de entrevistas.

La chica se veía positivamente despistada y Sango le dio una incrédula mirada a Miroku que estaba sonriendo de oreja a oreja. Oh cielos… pensó ella mientras se sentaba en una silla junto a él y recogía el currículum vitae de la joven.

"Tengo que advertirte que sólo aceptamos lo mejor de lo mejor para ser miembros del personal." Sango le advirtió a la joven mientras comenzaba a leer.

"Estarás plácidamente sorprendida." Le dijo Miroku.

"Y espero que notes que Inuyasha tiene taba primaria en la nueva chica." Ella se dirigió a Miroku. "Tendrías que estar en fila para tu turno."

"Turno para qué?" preguntó la rubia en una voz de niña molestamente espaciada.

"No importa." Sango le sonrió antes de continuar leyendo. Ella leyó un párrafo que la hizo levantar sus cejas. "Dice aquí que inventaste e-bay, Naoko."

"Vaya!" Miroku tuvo que apartar sus ojos de la rubia. "Voy a contratarla ahora mismo!"

"Espera un momento." Sango extendió su mano para calmarlo. "Naoko… en realidad tú no inventaste e-bay, verdad?"

"Bueno…" Naoko se movió tímidamente ahora que estaba en el blanco de las miradas, "Tal vez fui… parte del uh… um equipo que lo inventó."

Sango la miró, blandiendo el currículo. "Nadie inventó e-bay!"

"Cuándo puedes comenzar?" preguntó Miroku.

"Por qué estoy aquí?" Le respondió Sango. "Obviamente esta joven está mintiendo entre dientes y…" Ella olvidó lo que estaba por decir cuando vio a Kagome pasar la puerta enojada. Una Kagome enojada significa un huésped infeliz y eso tenía que arreglarse. "Um…" ella dejó el currículo en la mesa y se levantó. "Regresaré en un momento, no hagas nada que normalmente harías."

Con esa pequeña advertencia en el aire salió rápidamente de la habitación y se apresuró para alcanzar a Kagome. Ella perdió el rastro de la joven en el cruce en el corredor, pero al momento que escuchó las puertas corredizas de la piscina cerrarse, supo a dónde ir.

Ella ubicó a Kagome sentada al borde de la piscina, descolgando sus pies descalzos en el agua. Parecía estar llorando. Sango bajó los escalones lentamente, pero lo deliberadamente fuerte para que Kagome la escuchara acercarse. "Kagome…?"

"Estoy bien," respondió Kagome en un ahogado tipo de voz. "Sólo estoy cansada."

Sango llegó a sentarse a su lado, pero mantuvo sus pies en el borde de la piscina para evitar mojar sus zapatos. "Estás llorando."

"Sólo estoy cansada." Se repitió ella.

Sango frunció sus ojos. "Inuyasha te molestó, no es así. Juro por Dios que si él-"

"No, ese no es el problema." Kagome levantó sus rodillas para esconder su rostro. "Todo se está juntando, supongo. Extraño a mi familia y amigos. Sé que es estúpido, sólo he estado aquí unos días. Pero Inuyasha con sobredosis y casi muerto en la playa - casi encuentro un cadáver! Me he quedado sin yeso para poner en mis piernas y la arena hace arder las cortadas y-"

"Qué te hace pensar que Inuyasha tuvo una sobredosis?" dijo Sango en lo que esperaba sonara inocentemente sorprendida ante una falsa acusación. Ella salió tan sonoramente culpable.

"Yo escuché… lo siento." Kagome se sonó y levantó su cabeza con un frunce. "Por qué haría algo así?"

"Inuyasha está…" Sango luchó por la terminología. "Supongo que está deprimido."

"Por qué?" Kagome volteó hacia ella. "Por qué tiene que estar deprimido?"

Sango consideró decirle… pero decidió que quería conservar su trabajo más que ilustrar a Kagome. "Es algo de superestrella…"

"Siempre intenta cometer suicidio?"

Ahora el shock de Sango era genuino. "Oh no! Nunca! Puede ser un idiota estúpido pero no así de estúpido." Sango bajó su tabla. "Quiero decir… hubo una vez en… que nos asustó un poco, creo. También asustó a Inuyasha, no creo que particularmente quisiera matarse después de eso. Pero esa vez no usó drogas para hacerlo por él… usualmente es muy cuidadoso… sólo ha tenido sobredosis dos o tres veces."

"Sólo lo ha hecho dos o tres veces?" preguntó Kagome incrédula.

"Mm hm." Asintió ella. "Ambas veces no pudo recordar cómo pasó. Algunas veces no creo que lo haga deliberadamente. Y no es que una sobredosis pueda lastimarlo realmente… no es un humano regular… pero entonces, cuando es humano como anoche puede ser peligroso. Considero que fue un intento para molestar a Kikyo."

"Un poco extremo…"

"Bueno él es así." Sango sonrió antes de enseriarse rápidamente. "Pero por favor no le digas a nadie de esto de lo contrario todos perderemos nuestros trabajos si Inuyasha se hunde."

Kagome no había planeado hacer tal cosa, pero ahora que sabía que personas como Miroku y Sango sufrirían si la verdad salía, se resolvió firmemente a mantener su boca cerrada en el asunto. "No saldrá de mí." Le dijo a Sango honestamente.

"Es bueno escucharlo."

Kagome miró la levemente agitada superficie de la piscina. "No te preocupas por él?"

Sango resopló. "Creo que todos lo hacemos. Realmente él es muy torpe para cuidarse apropiada-"

"Ahem!"

Ambas jóvenes voltearon culpables, Kagome estaba tan asustada que casi cae en la piscina. Inuyasha estaba a sólo un metro atrás de ellas usando su holgada bata y luciendo muy enfermo (si no un poco malhumorado).

Sango superó su sorpresa rápidamente mientras se paraba furiosa de un salto. "Qué estás haciendo fuera de la cama?" demandó ella. "Se supone que debes descansar."

"Soy un Hanyou." Respondió él como si fuera respuesta para todas las preguntas del universo.

"Aún luces medio muerto - regresa a la cama." Sango cruzó sus brazos.

Inuyasha le dio una larga mirada. "No." Dijo él deliberadamente. "Regresa a trabajar, Sango."

Ella lo miró por un momento antes de dar un suspiro. "Bueno, lo intenté." Ella levantó su tabla de los empedrados bordes de la piscina y comenzó a regresar al edificio, sólo enviando una curiosa mirada más sobre su hombro a los dos que estaba dejando atrás.

Inuyasha esperó hasta que se había ido antes de sentarse al lado de Kagome. Ella gruñó mentalmente y volteó sus ojos mientras giraba su cabeza intencionalmente y se movía unas pulgadas a un lado para poner distancia entre ellos. Por favor querido Dios no intentes animarme…

"No es que te haya involucrado en esto, sabes." Le dijo él, inmediatamente defensivo antes de que la conversación continuara.

"Lo sé." Respondió ella fríamente. Pero en verdad no podía evitar sentir que se había involucrado en cierta forma…

"Personalmente no es tu asunto. Digo… tú te irás al final de la semana y nunca tendremos que vernos otra vez." Continuó él.

"Lo sé." Dijo ella en una voz más baja, deseando que se fuera.

"Pero tú no sabes lo que es-"

"Por supuesto que sí!" gritó ella. "Tienes todo lo que quieres y todo está tan seguro para ti, financieramente y contrario a eso haces estúpidas cosas autodestructivas para sentirte vivo. He visto esas películas, sabes."

"Eso es una cantidad de porquería." Dijo él rotundamente. "Nunca has sido famosa?"

"No hasta el sábado pasado." Dijo ella, un poco ofendida.

"Entonces no tienes idea de lo que es ser observado toda tu vida. No soy perfecto - estoy dispuesto a admitir mucho. Tengo un mal genio y cometo errores… pero la gente no quiere que sus ídolos sean imperfectos. Ellos quieren a alguien bueno para que sus hijos miren - si me permito actuar naturalmente en público entonces mi carrera se derrumbaría en un segundo."

Había una posibilidad de verdad en lo que dijo, y Kagome escuchó resentidamente mientras negociaba consigo misma no interrumpirlo e insultarlo otra vez.

"He estado pretendiendo ser alguien perfecto por tanto tiempo que no estoy completamente seguro de qué se supone que soy realmente. Nunca has tenido una crisis de identidad?" él la miró y Kagome lo miró inciertamente.

"Estoy muy segura de que me conozco."

"Bueno, entonces tienes algo que yo no." Él se encogió de hombros. "He tenido problemas en descubrir lo que quiero y quien soy por los últimos once años. Mi imagen es perfecta… él no tiene defectos ni imperfecciones de ningún tipo. Cuando estoy solo… o cuando soy humano y no soy él me pregunto en cuál se supone que debo tornarme. Sé que el verdadero yo es imperfecto… entonces él tocaría la heroína?"

Kagome lo observó caer en silencio. Estaba frunciendo ligeramente el ceño, pero en una forma ligeramente nauseabunda desde que estaba presionando su estómago levemente. Algo de esa rabia y decepción en él se desvaneció… aún estaba ahí pero ahora también lo compadecía. "Estás diciendo que te drogaste para que pudieras ser más como tu verdadero ser?"

"Eso fue un error… no creas que fue intencional…"

Ella lo miró. "Sabes quién eres?" ella se sintió estúpida haciendo esa pregunta. Como si tomar heroína pudiera ser considerado un viaje de auto-descubrimiento.

"Ni cerca." Él rascó su brazo golpeado. "Aún siento todo el lugar."

Tal vez diecisiete años de fama habían hecho más daño a un niño en desarrollo de lo que había notado. Tímidamente, ella levantó su mano y la descansó en su hombro en el único gesto confortante que estaba dispuesta a darle. Él no pareció notar el contacto mientras miraba el agua en frente de ellos.

"Dices que has estado así por once años," dijo ella gentilmente. "Desde 1992?"

"Suena correcto," dijo él tranquilamente, aún mirando el agua.

Tal vez estaba empujando su suerte levemente, pero tenía que saber. "Sango mencionó algo…"

Inuyasha estaba en silencio.

"Que… tú pudiste haber intentado cometer suicidio ese año…" dijo Kagome tranquilamente.

Él la miró rápidamente, pero no del shock de que supiera la verdad, sino de confusión porque la tenía equivocada. Kagome notó en un instante su error. "No lo hiciste?"

"No en 1992…" él movió su cabeza ligeramente. "Cuando tenía once años traté de hacerlo. Crucé ese rompeolas el día después que fui informado que mis padres murieron," él señaló el largo muelle de madera que se extendía dentro del mar desde la playa. "Até una roca ensangrentada a mis pies y salté."

"Oh dios mío…" respiró Kagome. La mitad de ella aún no podía creer que alguien quisiera terminar su vida voluntariamente… pero este era un chico seriamente estropeado con el que estaba tratando.

"Alcancé el fondo y estaba flotando ahí, aguantando mi respiración y pensé… pensé 'exhala ahora y ahógate en el agua.' Pero no pude hacerlo. Después de un momento comencé a enloquecer, pateando y agitándome para soltarme cuando mis pulmones comenzaron a arder. Estaba aterrorizado de morir." Él la miró. "Crees que es cobardía?"

"Creo que es normal." Respondió Kagome. "Yo no tendría las agallas para atar una roca a mis pies en un muelle."

"Fue extraño… Yo escogí morir… pero mi voluntad eligió vivir." Él miró al espacio otra vez.

"Ahora lo intentarías otra vez?" preguntó Kagome, esperando obtener una respuesta segura.

"No," dijo él muy animadamente para su actual tema de conversación. Sin embargo, Kagome pudo dar un pequeño suspiro de alivio. "Lo de anoche fue un accidente, lo sé aunque no recuerdo lo que hice."

"Sabes…" dijo Kagome en una voz ligeramente molesta, bajando su mano de su hombro. "No deberías usar drogas."

Él resopló y le dio una precaria mirada. "Y cuándo te volviste mi madre sustituta."

Kagome sintió sus mejillas acalorarse levemente, más de enojo que de vergüenza. "Te lo estoy advirtiendo… esta vez fuiste afortunado de no morir."

"Seré más cuidadoso la próxima vez." Ahora él sonaba realmente como si estuviera confrontando a su propia madre.

"No habrá una próxima vez." Le dijo ella firmemente.

Él ladeó su cabeza, una pétrea rabia comenzaba a formarse ante su insistente actitud. "Tú no estás en ninguna posición para detenerme de hacer lo que quiera." Él frunció sus ojos.

"Eso puede cambiar." Dijo ella en un tono igualmente peligroso y por un momento él se preguntó qué diablos quería decir con eso cuando todo tren de ideas se perdió.

Su habitación explotó.

Continuará…


Nota de LR CHAN:

Sinceramente este capitulo a sido traducido por Inuhanya. Ella a sido de gran ayuda, si no hubiera sido por ella el fic todavía estaría traducido a la mitad TT. Por aquí se acercan los exámenes finales y sinceramente no quiero repetir el año.

Asi que todos los reviews que manden háganlos agradeciéndoselos a ella, yo solo traduje las Notas de Autora con la que comienza el fic y agregue una que otras palabras. Como ya dije dentro de una semana el capitulo 8 estará listo para que lo lean (el Domingo para ser exacta)

Y una vez mas GRACIAS Inuhanya, no se que hubiera hecho sin ti