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Abrí los ojos y allí estaba él... Sasuke... mi marido... Un hombre que me dice que valgo, un hombre que me dice que puedo. Un hombre que ve más allá de mis ojos, un hombre que mira más allá de mi cuerpo. Un hombre que me respeta y me valora, que me trata como a una reina, aunque entre sus brazos yo no me siento reina, me siento zarina de la Rusia entera. Un hombre que oye mis palabras, que las escucha y las sopesa. Un hombre que sabe que no es más hombre el que más pega. Un hombre que respeta mi debilidad y mi fortaleza, mi mente, mi cuerpo, y mi alma entera.

Sasuke... mi marido... Un hombre llegado de la fría Rusia que trajo en sus ojos el brillo del sol, y en su cuerpo el crepitar del fuego. Un hombre que transformó mis pesadillas en los más bellos sueños. Un hombre que ve en la mujer un tesoro, y como tesoro la trata, entre algodones y perlas. Un hombre que se entrega a mi cuerpo, como si en él estuviesen la esencia de su vida, el calor de su hogar, y las raíces de su tierra.

Sasuke... mi marido... mi luz... mi roca... mi fortaleza.

Me levanté sin despertarle y salí a la terraza de la libertad. Me recibió el viento de las islas, ese viento que hace que los sueños se hagan realidad. Y allí, sobre la tumbona del pecado, abrí el paquete primorosamente envuelto por otro hombre que supo ver en mi interior y guiarme por el camino correcto sin soltar mi mano. Supe que él había elegido el papel de regalo ¡Quién sino se habría decantado por aquella hadas, sino el hombre que me habló de ellas!... "Necesitas seguridad para que puedan crecer tus alas" .

Ante mis ojos apareció una preciosa caja verde agua. La abrí, y sobre el delicado papel de seda un sobre, en su interior, con una preciosa caligrafía de antigua escuela, MS me hizo entrega de su regalo, que no era ni más ni menos, que una nueva lección de vida, una nueva enseñanza salida de su privilegiada cabeza.

Mi querida Sakura, mi amiga, mi paciente, mi alumna más aplicada:

Tu ruso se presentó una tarde de invierno en mi consulta en busca de ayuda para ti, pero, dado que tú estabas en otro universo al que ninguno teníamos acceso, decidí que a él era a quien más podía ayudar en aquel momento.

Le pedí a Asunción que transcribiese nuestras sesiones (ya sé que no es muy ético, pero creo que en este caso el fin justifica los medios), aunque tengo que advertirte de que Asunción se ha enamorado perdidamente de tu ruso, platónicamente, por supuesto. Espero que la perdones, pero es comprensible, semejantes palabras de amor hacen mella en cualquiera, y ya sabes que nuestra Asunción, es enamoradiza por naturaleza.

Disfruta de lo que tienes, no te aferres al pasado, porque el pasado ya no está aquí, pero tú sí, y él también, y tenéis por delante una vida cargada de amor, cargada de sueños, una vida que debéis compartir y disfrutar porque os la merecéis, y porque la vida está ahí para ser vivida, para ser gozada, para ser disfrutada, no para ser sufrida.

No es una orden, es un consejo, y dado que eres mi alumna más aplicada, doy por hecho que lo pondrás en práctica. ¡ Así que, por favor, ponte a ello!

Patricio (Papelera de reciclaje)

Con lágrimas en los ojos aparté el papel de seda... encontrándome con el libro. Lo cogí entre mis manos, acaricié su portada, en la que la huella de las delicadas manos de Asunción se quedará eternamente... Y allí, rodeado de flores, de duendes y de hadas, el nombre de mi querido zar...

"SASUKE".

Tantos años buscando en los estantes olvidados de las librerías aquellas historias que necesitaba para llenar mi alma, y allí estaba en mis manos, el libro de mi vida... el libro nacido del corazón de Sasuke...

"Mi mujer tiene la risa más bonita del mundo... su risa me la trajo el viento" .

FIN