Dead Famous
Por Rozefire
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Capítulo 12
El derecho a guardar silencio
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"Oh Bess, Bess, Bess, Bess…" Dijo Kagome mientras exhalaba lentamente. "No eres una criatura muy complicada, verdad?"
Una simple criatura tirando de su correa, trataba de arrastrar a Kagome hacia un arbusto de flores que olían penetrante. Kagome olió y vagamente le recordó a alcohol, así que tiró de la correa de Bess, alejándola del arbusto mientras continuaban su camino por los jardines.
El aire olía a limpio y fresco, el rocío de la mañana que aún colgada del pasto humedeció sus zapatos, pasando por el material y mojando sus medias. Kagome ignoró la fría incomodidad mientras hacía su camino por una hilera de árboles perennes y entraba a un gran claro - una meseta circular, mitad pasto y mitad agua. Eso era un gran estanque o sólo un mini lago.
Era una hermosa mañana… y normalmente sus pensamientos hubieran sido claros e iluminados por las lindas flores y los celestiales olores.
Pero en vez de eso, se sentía levemente deprimida.
Kagome llegó a un alto y se arrodilló para desabrochar la correa del collar de Bess, dejándola pasear libre. Ella recogió un viejo palo del pasto entre sus manos por un momento antes de llevar hacia atrás su brazo y lanzarlo tan lejos como fuera posible. Fue un débil lanzamiento y no llegó muy lejos… pero a Bess no le importó y corrió tras él con un ladrido.
Ella le había regresado el vestido a Sango a pesar de decirle que Kagome tenía derecho a conservarlo. No era como si nadie lo usaría otra vez… pero de alguna forma Kagome no se sentía con derecho. Especialmente no después del comentario de anoche de Inuyasha.
Bess regresó trotando, arrastrando el palo por el pasto a su lado y lo dejó a los pies de Kagome. La joven se agachó a recogerlo y pronto había enviado a la joven perra de regreso por donde vino en busca del pedazo de madera.
Kagome se tomó un momento para sí mientras Bess iba para voltear hacia un grupo de arbustos al lado del estanque. En un pobre esfuerzo por animarse ella olió las flores y recogió unas de las más bonitas para llevar a la villa. Las pondría en una copa de agua o algo y las llevaría a casa con ella mañana como un regalo para sus amigas. Flores del jardín de Inuyasha. A ellas les gustaría eso.
Bess regresó con el palo y Kagome se arrodilló distraída para lanzarlo otra vez con una mano… directo al estanque. Ella hizo una mueca cuando escuchó el splash y se giró a tiempo para ver a Bess - dar un gran salto de cabeza en el agua. "No! Me matarán!"
A Bess no pareció importarle cuando la perrita chapoteaba para traer de regreso el palo… y unas pocas y desagradables plantas del estanque. Kagome arrugó su nariz cuando el perro trepó por la orilla con su presa y sacudía su pelaje cerca a las piernas de Kagome, rociando a la joven con muchas gotas de agua enlodadas.
Kagome miró su sucia falda e hizo una mueca. "También podrías tener otra ida ahora que estás sucia." Ella recogió el delgado palo, lo lanzó al estanque y regresó a las flores.
Inuyasha estaba escondiéndose en el gimnasio esa mañana, entrenando furiosamente para su pelea con Kouga. Kikyo ya había llamado a Sesshomaru para 'ayudar' otra vez ya que aunque Inuyasha probablemente no podía sentir los efectos de las drogas, aún habría pequeños rastros en su cuerpo. Cada vez que Kagome era recordada del incidente de la heroína no podía evitar sino sentirse decepcionada y enojada con Inuyasha. Cómo podía ser tan estúpido?
Respuesta: Muy fácilmente en realidad.
Estúpido y malhumorado. Eso era lo que era.
Kagome había cruzado caminos con él en el desayuno y había notado la falta de contacto visual que había hecho. Se había enfadado, la había ignorado y se había tomado la molestia de rodear la mesa para alcanzar el azúcar cuando simplemente podría haberle pedido a Kagome pasársela.
Por supuesto, en el momento Kagome supo que sólo estaba enfadado para hacer un punto. Lo hacía para mostrar que estaba molesto con ella… habría sido fácil para él sonreír y pretender que no le importaba del todo… tal vez ella hubiera creído el acto si él hubiera bajado las escaleras esa mañana y hubiera saludado a todos animadamente. Pero cómo sabía que el mal genio no era un acto también, sólo para hacerla sentir mal?
Pero… Kagome tenía su intuición y sabía que no era un acto. Este joven estaba molesto. Por qué? Bueno… no podía estar segura pero tenía la sensación de que podría ser cualquier cantidad de cosas. Tal vez estaba molesto porque lo había ofendido al decir que besaba como un cenicero? O tal vez, como Sango había sugerido, simplemente estaba enfurecido de que hubiera tenido algún contacto con su jurado enemigo Kouga sin él saberlo.
Kagome fue sacada de sus pensamientos cuando un húmedo perro rodaba a sus pies, gimoteando y rogando ser rascada en la barriga. Kagome rió ante el húmedo animal y obligadamente se arrodilló para rozar sus dedos por el suave pelaje cubriendo el vientre de Bess. "No sé cómo voy a animarlo…" le susurró a Bess. Tal vez no quería animarlo? Ella no sabía nada cuando se refería a Inuyasha. No sabía si estaba triste o feliz, enojado o herido… o si era su culpa de que fuera infeliz o sólo era un idiota en un viaje por la culpabilidad.
Ella no encontró ninguna respuesta a sus preguntas durante esa caminata. Así que Kagome suspiró una vez más y enganchó la correa de Bess y la regresó hacia la villa con un pequeño ramo de flores en su mano.
"Ah, ahí estás." Saludó Miroku cuando la ubicó acercándose a la entrada principal. "Me preguntaba si ese perro te había arrastrado hacia un acantilado o algo… pero parece que te arrastró a un estanque por error."
Kagome miró su húmedo y ligeramente apestoso encargo y sacudió su cabeza. "Creo que ella rodó en algo."
"No te preocupes, le daré un baño. Felizmente te limpiaría también si tú-"
"No gracias, tengo una ducha en mi habitación." Ella sonrió y le pasó la correa. "Dónde está Sango?"
"Con Inuyasha."
"Um… él está…" Kagome retorció sus manos ansiosamente. "Está molesto conmigo?"
Miroku le dio una penetrante mirada que le causó más preocupación que nunca. Luego sonrió. "Por supuesto que no."
Él estaba mintiendo. Inuyasha estaba molesto, estaba muy molesto. Kagome intentó una buena impresión de su usual aliviada sonrisa. "Oh dios… gracias." No importa, pensó ella mientras subía las escaleras hacia la entrada y entraba en el frío foyer.
"Ahí estás!"
Kagome levantó la vista para ver a Kikyo dirigiéndose deliberadamente hacia ella con un teléfono en su mano extendida. "Alguien quiere hablar contigo."
"Quién?" Kagome hizo la natural pregunta.
Kikyo sólo se encogió, le empujó el teléfono en su mano y se alejó otra vez. Obviamente era una mujer ocupada. Kagome la observó retirarse por un momento antes de levantar el teléfono a su oído curiosamente. "Hola?"
"QUÉ DEMONIOS FUE ESE BESO! ESE MASAJE! PRESENTASTE UN PREMIO, NIÑA, QUÉ DEMONIOS PASA CONTIGO!"
Ah… Yuka la había encontrado.
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"Podrías - wham - calmarte - thock - apenas puedo seguirte!"
"Ese era el vestido de mi madre!" gritó Inuyasha, golpeando la bolsa que Sango trataba desesperadamente de estabilizar. Ella era fuerte para una mujer humana, pero Inuyasha no era humano, ni una mujer. "Ese era su vestido! Cómo pudiste dárselo a ella!"
"Bueno, tú no estabas usándolo, verdad!" Replicó ella, enrojecida por el esfuerzo de detener la bolsa de volar peligrosamente. "Tu madre murió hace seis años - cuándo vas a poner su ropa tras de ti!"
"NUNCA!"
Él le dio a la bolsa un último golpe que hizo a Sango tambalear hacia atrás, abanicando sus brazos para mantener su equilibrio. Su mano atrapó el lado del molino y en seguida ella le disparó a Inuyasha una penetrante mirada. "Cuál es el problema contigo!" gritó ella. "Estás tomando todo esto muy personal para tu propio bien!"
"Esa niña ha arruinado todo!" siseó él, agitado con la rabia que había estado ardiendo toda la noche. "No has notado que desde que ella llegó aquí, todo se ha ido al infierno!"
"Estás exagerando," dijo Sango despedidamente. "Sólo porque hay una chica que has conocido que no se entendió contigo o te dejó caminar sobre ella… esto es todo por eso, no es así? Ella no hará las cosas a tu manera así que estás molesto."
"Ese no es el problema!" gruñó él.
"Entonces cuál demonios es tu problema?" ella plantó sus manos en sus caderas, respirando duro.
"Sólo cállate y vete." Él se alejó de ella y continuó golpeando la bolsa, dejándola mecerse a un ángulo de casi noventa grados antes de golpearla otra vez cuando regresó.
Sango lo observó con una dura mirada antes de marchar furiosa hacia los bancos, recoger su chaqueta y salir. "Eres tan idiota. Estoy avergonzada de trabajar para ti." Espetó ella como un sentimiento de ruptura sobre su hombro mientras tiraba la puerta.
"Que bien," murmuró Inuyasha para sí.
No era bueno preguntarle qué pasaba, porque él no lo sabía. Todo lo que él sabía era que de alguna forma era culpa de Kagome. No estaba del todo molesto con ella por usar el vestido de su madre… de hecho no se había visto medio mal en él, y el rojo le quedaba. Lo que lo enfurecía era que su boca había olvidado pedirle permiso a su cerebro antes de hablar, y él le había espetado una cruel pero verdadera declaración. Algo en ella lo hacía olvidar contener su lengua… se había metido bajo su piel con su último comentario sobre el beso y él no había podido dejarla salirse con eso, aunque sabía que debió saberlo mejor para dejarla saber lo que él pensaba de ese vestido. Su calma estaba destrozándose de las costuras cada día que pasaba en su compañía.
Eso era lo que le pasaba. Porque sabía que si ella permanecía alrededor por más tiempo entonces podría perderlo todo, no después de todos esos años de control.
Él dejó de golpear la bolsa y la atrapó con sus manos antes de que lo golpeara. La sostuvo fuertemente, clavando las puntas de sus garras en el material cubriendo la embutida bolsa y trató de pretender que era la forma de Kagome.
Había algo mal con esa chica. Los insultos normalmente brotaban de él como pegamento… pero los suyos herían como flechas, perforando su fuerte coraza y yendo directo a su corazón, haciéndolo atacar cuando normalmente dejaba pasar las cosas. A él no le importaba lo que la gente a su alrededor pensara, particularmente no le preocupaba lo que alguien pensara de él, y sólo era el constante recordatorio de Kikyo de que los busca-pleitos no atraían el dinero de los padres de los adolescentes lo que lo detenía de hacer lo que él quisiera en público. Pero la nueva joven, Kagome, por alguna razón, estaba comenzando a hacerlo importarle lo que ella pensara de él.
No era que quisiera que ella pensara de él como una persona decente, o una persona amable o generosa. No había forma de que ella tuviera la impresión de que él era fundamentalmente una buena persona… y no quería darla. Pero no quería que comenzara a pensar de él como alguien para compadecer, alguien quien necesitaba ayuda o estaba gritando en silencio por atención. Quería que pensara de él como todos lo hacían; o lo adoraban o lo detestaban.
Las cosas no iban a su manera… así que tal vez Sango tenía razón. Tal vez eso era todo lo que realmente le pasaba.
Él le dio a la bolsa un último golpe sin entusiasmo antes de tomar el control remoto para el set de televisión desde el marco de la ventana y subió el volumen para ver lo que estaba pasando. Pasó cien canales publicitarios antes de saltar algo que parecía interesante…
Inuyasha regresó unas pocas estaciones y se detuvo, ladeando su cabeza.
Era uno de esos programas de televisión de día llamado originalmente 'Buenos Días'. Este particular show era famoso por propagar los chismes y la moda de superestrellas y generalmente estaba dirigido a una audiencia madura.
"Y para nuestra sección del show 'Vestidos para Impresionar y Vestidos para Apenar,' aquí hay algunos fragmentos de los Premios Armitage de anoche." La presentadora de mediana edad le dijo a la cámara con una sonrisa natural.
Vestidos para Apenar vino primero y agradecidamente él no estaba incluido en la lista. Él reconoció a algunos y estuvo de acuerdo sinceramente… algunos de esos trajes eran atroces. Sin embargo, Vestidos para Impresionar vino después, y le molestó descubrir que tampoco estaba en esa particular fila.
Estaba Ramita.
Y santo dios, ella iba a ser destacada por eso.
"Ahora esta es una interesante elección de vestido para usar en los premios, no es así, Isoki." La mujer volteó a su co-presentador masculino cuando terminaron los clips.
"Mm, si no estoy equivocado, la última vez que esta línea de vestido fue vista, fue en 1996 en el Fashion World - exhibido por ninguna otra que la modelo Ribia, la propia madre de Inuyasha." Comentó él como si esto fuera del común conocimiento… como si no estuviera leyendo un libreto. "Diseñado por 'Pier don Marche' y posiblemente el mismo vestido, qué piensas, Ikimi?"
"Creo que tienes razón, y también tengo que decir que he notado que Kagome Higurashi y la agente de Inuyasha tienen una fuerte semejanza la una con la otra."
"Sí, también noté eso. Un parentesco tal vez?"
"Lo cual lleva a rumores de que el sorteo fue arreglado sin duda. Pero fuentes también revelan que la 'presentación' de anoche por Kagome fue, de hecho, un error. Productores del show de los premios nos dijeron que Fukiko Tanaka estaba originalmente para presentar el premio, ellos admiten que ha habido un error… o incluso una travesura. Pero para Inuyasha haberle dado ese vestido para usar debe significar que el par está en términos más amistosos de lo que esperábamos."
"Ha." Se bufó Inuyasha en contemplación.
La mujer continuó. "Por supuesto la pequeña demostración de afecto en los premios es una indicación de que tal vez ellos son más que amigos. Kagome también parece haberse ganado un apodo al igual que un tierno beso por presentar un premio. Ciertamente a él no le gustó tanto Joi Ito, como habríamos esperado."
Tierno beso? Afecto? Apodo? Inuyasha resopló y sacudió su cabeza. Era ridículo. El beso fue para cobrarse. Sabía que ella odiaba cuando se acercaba, y para él hacer algo como eso en público era la última vergüenza para ella. También… le advertiría a Kouga mantener sus manos lejos de cualquier cosa bajo su techo.
"Para darnos alguna idea en esta revelación, hemos invitado a nuestra experta en Inuyasha al estudio," dijo la mujer mientras la cámara se movía a una tercera persona sentada en el sofá de Buenos Días. Una joven mujer, alrededor de los diecisiete años.
Él la reconoció de una vez y frunció sus ojos. Era una de sus viejas novias que había ido rápidamente a vender su historia a cada periódico al minuto que la había echado. Todos los malos rumores se habían derivado de esta joven… esto eran malas noticias…
"Qué piensa del apodo, 'Ramita', señorita Asami?"
Ah! Asami! Ahora recordaba el nombre!
"Lo que creo que significa todo, Ikimi, es que él no puede recordar su verdadero nombre. Pasa todo el tiempo. Inuyasha nunca parece esforzarse por conocer realmente a las personas a su alrededor." Dijo la antigua novia. "Y en cuanto a alguna creciente relación? Le advierto a Kagome no elevar mucho sus esperanzas - Inuyasha es un típico mujeriego. Tiene una reputación por eso, y aún consigue anotar increíbles números cuando quiere. Lo he visto literalmente escoger chicas de una multitud en una fiesta y llevarlas al baño sólo para jugar."
"Oye - sólo hice eso una vez y luego te deseché después de eso!" le gritó él al T.V.
"Él nunca ve a la misma chica dos veces y nunca recuerda sus nombres." Continuó la joven. "Y siento lástima por ella, es joven, necesita salir de esa villa antes de perderse."
"Nadie está escuchándote," le dijo Inuyasha llanamente.
Un golpe sonó desde la puerta y él miró hacia ella. "Quién es?"
"Soy yo," la voz de Kagome.
Inuyasha manejó torpemente el remoto, cambiando rápidamente a otro canal antes de que ella escuchara la mención de su nombre. "Adelante!" gritó él cuando todo estuvo despejado.
Kagome abrió la puerta y entró en la habitación. Él notó que se había cambiado desde el desayuno y su cabello estaba húmedo como si hubiera tomado una ducha. Ella cerró la puerta y le dio una larga mirada mientras se le acercaba a donde estaba en medio del piso.
Ella miró el T.V por un momento cuando se detuvo a su lado. Abrió su boca para hablar pero cuando vio lo que estaba viendo falló en salir con algo que decir. Él siguió su mirada hacia la pantalla e inmediatamente se dio una bien merecida palmada mental en la frente.
Fuera de Buenos Días y directo al canal de Porno Extranjero.
"Tú siempre ves porno cuando practicas?" dijo ella incómoda.
"Sí…" respondió él lentamente. "Ayuda a motivarme."
"Podrías… apagarlo?" ella desvió sus ojos y miró a todo menos a la pantalla.
"Si debo." Dijo él con un alargado suspiro mientras recogía el remoto y lo apagaba. "Qué quieres?"
"No haces nada, verdad?" dijo ella torpemente.
"Qué quieres?" repitió él más forzadamente.
Ella volteó sus ojos y cruzó sus brazos. Estuvo callada por un momento antes de levantar la mirada finalmente para encontrar sus ojos. "Lo siento."
Era difícil encontrar a alguien tan sincero como lo era ella. Se sentía casi querido por la mirada de sus ojos. Así que sólo pretendió parpadear confundido. "Qué?"
"Lo siento." Repitió ella en el mismo tono forzado que él había usado. "Te molesté anoche… aún no descifro con qué estás molesto, tal vez todo combinado, pero lo siento y espero que dejes este molesto asunto."
"Quién dice que estoy malhumorado?" retó él.
"Tu lenguaje corporal." Ella le dio a sus brazos fuertemente cruzados una señaladora mirada. Lentamente él los descruzó pero la miró con advertencia. No me empujes esta vez, niña…
"Y…" ella ladeó su cabeza ligeramente hacia la izquierda. "También siento usar el vestido de tu madre. No tenía derecho… no era mío. Siento hacer ese comentario sobre ese estúpido beso - por el cual, a propósito, mis amigas quieren matarme y por el que mi madre continúa haciendo incómodas preguntas. Y… y siento haber hablado con Kouga a tus espaldas, aunque probablemente te hice un favor al lastimarlo antes de la pelea y ponerte en ventaja con él."
"Mm." Él se encogió. "Si lo pones así, supongo que no tengo nada por qué molestarme."
Ella lucía aliviada. "Exactamente! Entonces podemos dejar esta discusión y disfrutar el último día de mi estadía aquí?"
"Uh…" él hizo la demostración de pensar duro mientras pretendía considerar esa sugerencia desde cada ángulo. Luego eventualmente dijo, "No," sin rodeos.
"Perdón?" ella frunció sus ojos.
"Créelo o no, tú no me molestas por lo que haces. Me molestas por sólo ser tú." Él parpadeó. "Oye, eso rimó!"
"Qué quieres decir por ser yo?" sus ojos se fruncieron en pequeñas líneas.
"Tú, para mi, es lo que un molesto trozo de espinaca es entre los dientes de alguien. Tú, para mi, es lo que una pulga es para un perro. Tú, para mi, eres un tic en el cerebro de un psicópata. Tú, para mi, es lo que un desodorante es para el gordo sudoroso que trota por el café Blossom cada mañana." Él le dio una sonrisa condescendiente. "Entiendes, dulzura?"
"Sólo soy una molestia para ti?" preguntó ella calmadamente.
"Bueno, menos que una molestia y más que una amenaza, supongo." Él acarició su mentón pensativo. "Supongo que es injusto decir que sólo te interpones en mi camino. Tú apestas, irritas y te metes bajo mi piel y causas comezón. Porque si debes saber, vas a tener que irte mañana o podría hacer algo de lo que me arrepienta?"
"Como qué?" ella cruzó sus brazos, mirándolo desafiante a los ojos. "Como estrangularme, tal vez?"
"No. Hacer algo de lo que me arrepienta como hablarte." Él sonrió y se retiró hacia una banca para recoger una toalla. "Y realmente odio hablar, a propósito."
"Lo noté."
"En realidad tengo cosquilleo de anticipación para cuando te vayas." Le dijo él con una sonrisa forzada. "No creo que haya esperado por algo tanto como esto. Bon voyage para entonces!"
Kagome flexionó sus dedos molesta contra sus brazos. "Obviamente no eres lo maduro suficiente para superarte." Replicó ella y se dirigió hacia la puerta pero se detuvo antes de alcanzar la chapa y volteó hacia él, obviamente con más que decir. Pero a juzgar por el ligero rubor coloreando sus mejillas, no iba a encontrarlo cómodo. "Y… sólo para el registro… por qué me besaste?" preguntó ella en una pequeña voz.
Él no pudo evitar sino sonreír. Progreso! "No te gustaría saber?" dijo él evasivamente. Al final ella estaba poniéndose nerviosa… sólo le había tomado una semana de intento.
"No quiero saber!" dijo ella rápidamente. "Era Yuka la que quería saber."
"Bueno, puedes decirle a esta 'Yuki'-"
"Yuka."
"Dile a tu amiga que te encuentro absolutamente hermosa y que apenas puedo mantener mis manos lejos de ti." Él esperó a que se enrojeciera y huyera.
Pero en vez de eso, ella suspiró y le dio una despectiva mirada. "Por qué no eres serio…?" Ella movió su cabeza tristemente y salió.
Ahí estaba otra vez, esa molesta sensación que sentía de no poder dejarla irse con la última palabra. Él luchó con la urgencia de lanzar otro insulto tras ella… pero por estar ahí tratando de ignorarlo sólo terminó sintiéndose peor.
"Arréglalo," murmuró él y se lanzó hacia la puerta y salió al corredor. Él miró alrededor un momento antes de ubicarla cuando estaba por desaparecer por una esquina. "Tengo que informarte que soy serio!"
Sí. Bien hecho, se felicitó él secamente mientras la veía darle una mirada perpleja.
"Eres extraño." Le dijo ella luego desapareció por la esquina, fuera de su vista.
"No - tú eres extraña!" respondió él… pero tenía la sensación de que ella no estaba escuchándolo más, o realmente le preocupaba ese asunto.
Él giró furiosamente con un siseo y golpeó su puño contra el marco de la puerta. "Esta es la última vez que dejo a Kikyo hacer estúpidas promociones de fans para mi!"
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La revancha siguió como fue planeada, aunque esta vez Kagome no estaba de polizón en el auto de Sesshomaru. Kikyo estaba conduciendo esta vez, con Sango a su lado y los dos argumentativos mocosos atrás; Kagome e Inuyasha.
Miroku tuvo que seguirlos en el auto de Sesshomaru ya que estaban cortos de espacio en el de Kikyo. (En realidad había espacio, pero Inuyasha insistió en tener el asiento a su lado para levantar sus pies). Además, esta vez, Sesshomaru había llevado a los niños.
"Lindo auto." Comentó Miroku sobre los gritos de los niños inquietos en el asiento trasero.
Sesshomaru continuó virando sin decir nada.
Miroku ubicó algo rojo en el salpicadero. "Ooh- qué hace este botón-?"
"No toques eso." Dijo Sesshomaru fríamente. Miroku regresó su mano lentamente a su regazo, haciendo una nota mental de que el hermano de Inuyasha era dos veces tan escalofriante como Kikyo, y cinco veces más aterrorizante.
"OW! HIKO ME MORDIÓ!"
"NO LO HICE!"
"SÍ!"
"Basta!" les gritó Sesshomaru a sus hijos, pero fue ignorando, así que usó métodos más extremos para separarlos.
Haló el freno de mano.
Miroku se sacudió cuando el auto rechinó a un alto instantáneo, y sintió tres golpes sucesivos contra el espaldar de su asiento cuando tres niños a quienes no les gustaba usar cinturón fueron arrojados hacia adelante. Él no se atrevió a respirar mientras Sesshomaru volteaba calmadamente para encarar a sus preciosos. "Recuerdan el Gran Cañón?"
"… sí…" vinieron tres vagas voces del montón de niños en el piso.
"Bueno, si no se sientan y se callan entonces giraré y conduciré hacia allá ahora mismo y los lanzaré a los tres por el borde." Él regresó al volante. "Y pónganse sus cinturones."
Los tres niños regresaron a sus asientos lentamente y colocaron sus cinturones con exagerados pucheros.
"Bien. Vamos a intentarlo de nuevo." Dijo Sesshomaru calmadamente mientras bajaba el freno de mano y aceleró otra vez por la autopista.
Miroku trató de no abrir sus ojos el resto del camino. Había mucho pánico y estrés que un corazón podía soportar.
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"Sabías que los boxeadores, cuando se retiran, con frecuencia tienen daños semi-cerebral debido a los muchos golpes que reciben en la cabeza durante sus carreras?" Le preguntó Kagome a Inuyasha mientras caminaba tras él hacia los vestidores. Ella había recogido un panfleto sobre boxeo en algún lugar y estaba recitando interesantes citas últimamente. "Será una pena para ti porque tendrás total daño cerebral considerando que ya estás semi-dañado para comenzar."
"Quién te dio eso?" él le arrebató el folleto y lo tiró en una caneca que estaban pasando en el corredor. "Esa es una cantidad de basura."
"Aproximadamente los boxeadores pierden la mitad de sus neuronas al final de sus carreras." Ella le dio una mirada asustada. "Inuyasha - sólo te quedará una!"
"Otra vez, por qué la trajimos?" Le espetó Inuyasha a Kikyo.
Sango dio esa respuesta. "Porque está dándole moral a la tropa." Ella estaba prestándole sus hombros a un más bien pálido y verde Miroku. Parecía que apenas podía sostenerse. "No seas tan sensible Inuyasha." Le dijo ella. "Todos nosotros sabemos que tienes más de dos neuronas."
"Sí," dijo Kagome secamente. "Por lo menos tienes quince."
Todos ellos rieron disimuladamente aparte de Inuyasha y Kikyo.
"Abuso," dijo Inuyasha con una mofa. "Abuso es todo lo que obtengo de mis empleados. Por qué me molesto?"
Él se detuvo afuera de una puerta desviándose del corredor y la abrió, conduciendo al resto del pequeño grupo. Kikyo se detuvo en el marco. "Iré a averiguar cuándo te quieren arriba en la arena." Dijo ella y dejó la puerta cerrarse tras ella mientras se retiraba.
"Por qué Miroku parece que estuviera por vomitar?" Preguntó Kagome mientras Inuyasha se deslizaba en la parte de atrás de los vestidores para… bueno, cambiarse.
"Sesshomaru conduce muy…" Miroku se sentó en una banca, buscando la palabra correcta. "Agresivamente."
"Él conduce como si Godzilla estuviera tras su cola!" Vino la voz separada del cuerpo de Inuyasha desde la sala de atrás.
"O su esposa." Incluyó Sango y todos tuvieron unas buenas carcajadas ante eso. Excepto por Kagome que no lo entendió.
"Por qué él…?" comenzó ella.
"Digamos que Sesshomaru y su esposa no están sintiendo esa vibra de recién casados." Le dijo Miroku. "Se casaron dos años antes de que Inuyasha naciera y su hijo mayor justo había terminado la universidad y en los últimos años su esposa había estado presionando por más hijos. Ahora tienen cuatro, tres niños y una niña y están enloqueciendo a la familia."
"Ellos pretenden que todo está bien, pero en realidad, están a dos más relaciones extramaritales de obtener la separación." Dijo Sango informadamente. "Todos sabemos que ella ha estado 'ayudando' al encargado a 'limpiar las piscinas' por un tiempo." Ella hizo unas pequeñas comillas con sus dedos.
"Pobre Sesshomaru."
"Él está bien." Dijo Inuyasha mientras regresaba en una bata. "Está interesado en su nueva secretaria. Es una cabeza de aire pero tiene los más grandes-"
"Ahem!" Sango aclaró su garganta intencionalmente.
"… hoyuelos." Terminó él y apuntó su rostro. "En sus mejillas. Ella es muy dulce, pero Sesshomaru no me deja acercar a ella… no puedo imaginar por qué…"
"Me lo pregunto…" Kagome le dio una plana mirada justo cuando la puerta se abrió otra vez y Kikyo entró. Ella lucía sombría. En realidad, siempre lucía sombría pero esta vez había un significativo aire perturbador en su aspecto sombrío.
"Cuál es el problema?" Inuyasha la impulsó.
"No va a haber un encuentro hoy." Le dijo Kikyo lentamente.
"QUÉ!" explotó Inuyasha predecible.
La primera idea de Kagome fue que había sido descubierto. Que de alguna forma sabían de las drogas a pesar de que Sesshomaru hubiera tomado la prueba.
Sango fue un poco más sensible que Inuyasha. "Por qué? Qué pasó?"
La puerta se abrió otra vez detrás de Kikyo y Kagome frunció el ceño confundida cuando dos oficiales de policía entraron, aunque podía ver al menos cinco más de pie en el corredor. El mayor oficial detrás de Kikyo la rodeó para dirigirse a Inuyasha. "Señor, va a tener que venir con nosotros."
"Por qué? Qué es esto?" dijo Inuyasha defensivamente. Para todas sus maravillosas habilidades actorales, estaba actuando como culpable esta vez. Pero tenía cada razón para estar nervioso…
"Su oponente, Kouga, ha sido hospitalizado después de un atentado en auto esta mañana." El hombre avanzó mientras los otros oficiales forzaban su forma de pasar a Kikyo para entrar a la habitación. La agente permaneció tercamente en su camino, a pesar de la forma en que era empujada. "Está bajo arresto por sospecha de intento de asesinato, cualquier cosa que diga o haga puede ser usado contra usted en una corte. Si se resiste sólo hará más difícil su caso."
Por un momento Kagome pensó que se resistiría. Podía verlo ajustar sus hombros desapercibidamente como si se preparara para medirse a ellos si fuera necesario… pero con un desapercibido movimiento de la cabeza de Kikyo, él se detuvo.
"Bien." Inuyasha se encogió indiferente y comenzó a caminar hacia la parte trasera de la habitación. "Sólo déjeme ponerme mi ropa."
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Continuará…
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Nota de Inu: Cielos más problemas para el pobre… jeje… Bueno, qué le vamos a hacer… Gracias a todos por seguir esta historia que cada vez se complica pero no se preocupen, todo se sabrá a su debido momento… je je… Qué lindos comentarios!... mil gracias por el apoyo y nos veremos en otra oportunidad… Besos y hasta la siguiente entrega…!
Nota de LRCHAN: Wow, Inuyasha siempre se mete en problemas UU, esperemos que salga de estas ˆˆ. Nos vemos el próximo domingo con la actualización del siguiente capitulo
