Dead Famous
Por Rozefire
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Capítulo 18
La mañana después
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"Qué demonios pasó allá?" demandó Inuyasha mientras regresaban por la vacía carretera costera, hacia la villa. "Qué te poseyó para recibir la bebida en primer lugar? – No pensé que fueras ese tipo de chica!"
"Por supuesto que no soy ese tipo de chica!" protestó ella acaloradamente, moviéndose impaciente en el asiento del pasajero. "Como puedo ser? Soy un hombre…" ella miró su escote. "Oh, espera, ese fue mi sueño anoche… No importa!"
"Alguien le echó alcohol a tu bebida?" persistió él.
"Yo no bebo cosas alcohólicas." Ella hizo una cara. "Pica tu lengua-"
"Por gritar fuerte…" murmuró Inuyasha bajo su respiración, rezando por algún tipo de milagro. "De acuerdo… pero cuando regresemos; no le digas a nadie que estás ebria."
"Bien!" sonrió ella animada y comenzó a tararear. Él la miró, notando que el tono era familiar… entonces se dio cuenta, era su canción de piano. Con una ligera sacudida de su cabeza él regresó a concentrarse en conducir. "Sango va a matarme… Kikyo me torturará primero… demonios – tú vas a matarme!"
Kagome lucía sorprendida… en una forma adormilada. "Matarte? Pero me gustas!"
Debe haber hablado la bebida.
"Real, realmente me gustas." Ella se movió en su asiento hasta que estuvo arrodillada encarándolo. Inuyasha trató de ignorar la forma en que estaba mirándolo como comida. "Me gustas mucho."
"Sí…" dijo él lentamente. "Y cuánto bebiste?"
Ella no parecía estar escuchando. "Puedo mostrarte lo mucho que me gustas?" preguntó ella en un susurro.
Él le dio una mirada incierta. "No estoy seguro que debas mostrarme algo… mientras estoy conduciendo." Dijo él incómodamente, enfocándose en las sinuosas curvas del camino costero. Él podía ver la villa llegando a la vista en la distancia, iluminada como un faro.
Pero luego todo lo que podía ver era a Kagome deslizándose por las sillas y sobre su regazo. Él la miró en completo y enmudecido shock. Qué demonios estaba haciendo? "Kagome – no puedo ver el camino!" gritó él.
"Bueno entonces sigue conduciendo!" Respondió ella como si fuera obvio. Ella se inclinó más cerca, colocando sus manos en su pecho y mirándolo en una forma muy atrevida.
"Qué estás haciendo?" Era difícil mantener sus ojos en la carretera cuando había una hermosa chica medio desnuda sentada en su regazo.
"Algo que he querido hacer desde la primera vez que puse los ojos en ti…" prácticamente ella ronroneó con promesa.
El auto estaba disminuyendo la velocidad cuando comenzó a aplicar presión en los frenos. Lo que sea que estaba prometiendo sonaba bien… y aunque siempre había tenido la impresión de que tomar ventaja de una joven ebria estaba moralmente mal… él sólo era hombre.
Su moral prácticamente era inexistente.
El convertible llegó a un completo alto y él sonrió mientras movía sus manos del volante a su cintura. "Y qué sería, nena?"
Ella rió y rápidamente alcanzó para pellizcar sus orejas. "Estas cosas son increíbles! Y Yuka tenía razón – son suaves!" dijo ella riéndose felizmente.
Y eso era todo lo que iba a tener…?
Él le dio una molesta mirada mientras continuaba acariciando sus orejas. "Sabías que tu ropa interior no combina?"
Ella se detuvo para mirarse, pareciendo notar que las bragas azules combinaban con el brassier blanco y rosado con su alcohólica, inducida y confundida mente. Ella jadeó fuertemente. "Oh sí! Oh no! Qué tal si soy atropellada por un bus!" ella lo miró. "Ellos lo verán todo!"
"Creo que ellos ya lo vieron todo." Inuyasha la levantó y la depositó bruscamente en el asiento del pasajero. "Sólo siéntate, cállate y ponte tu cinturón!"
Ella se enojó dramáticamente y cruzó sus brazos. "Tengo frío."
"Deberías intentar comprarte ropa." Le dijo él secamente mientras encendía el motor otra vez. "Son inventos maravillosos."
"No eres divertido…" refunfuñó ella y se volteó para ver pasar el oscuro escenario. Él la ignoró mientras una creciente sensación de pavor florecía en su estómago cuando más se acercaba a la villa. Alguien indudablemente los vería llegar y una vez que vieran lo ebria que estaba Kagome, él sería despellejado vivo por Kikyo… cuando regresara.
Él miró a Kagome que ahora estaba inclinada sobre el borde del auto, observando las blancas rayas en la carretera pasar como un perro con su cabeza fuera de la ventana. Tal vez no podría ser castigado por esto.
Con una mano aún en el volante él retiró su chaqueta y se la tiró. "Ponte eso." Le ordenó él.
"Por qué?" ella la levantó para inspeccionarla.
"Sólo hazlo!" gritó él y le sacó la lengua antes de pasar sus brazos por las mangas y sentarse en su asiento, acurrucada en una pequeña bola bajo la chaqueta.
Él suspiró, tratando de calmar sus nervios… lo que necesitaba era un cigarrillo, pero gracias a la 'maravillosa' idea de dejarlo, no tenía ninguno con él. Tal vez debería fumar otra vez y luego intentar dejarlo la próxima semana cuando la chica se fuera finalmente? Sí… tal vez esa era la mejor solución. No podía tratar con el tipo de estrés que ella estaba dándole.
El tiempo pasó muy rápidamente y antes de saberlo ya estaba afuera de la villa. Indudablemente alguien de turno en la sala de seguridad había detectado su llegada y estaba enviando a Sango o a Miroku para recibirlo. Sólo sería cuestión de minutos.
"Kagome," dijo él tranquilamente, volteando hacia ella, ella se volteó, olvidando instantáneamente su anterior desacuerdo. "Sabes ese bulto que golpeamos allá atrás…?"
Ella lo miró vaciamente. "Sí." Aunque probablemente no recordaba golpear ningún bulto de ningún tipo.
"Bueno, eso no era un bache… era un gatito." Dijo él gravemente.
Ella quedó boquiabierta, sus ojos ya estaban tornándose brillosos con emergentes lágrimas. "No!" chilló ella. "Oh no!"
"Lo sé…" Inuyasha asintió compasivamente golpeando su pie mental con impaciencia. "Lo siento… lo aplasté."
Era extraordinario lo fácilmente que una adolescente ebria podía ser reducida a las lágrimas en cuestión de segundos ante la más ligera molestia. "Un gatito?" Susurró ella. "Pobrecito… no tuvo una oportunidad de vivir su vida totalmente… justo otra pequeña vida apagada en la gran escala de las cosas."
Maldición… ahora se estaba sintiendo culpable por matar al gatito imaginario. Incómodamente palmeó su hombro. "Ya, ya." Dijo él duramente. "Déjalo salir."
Ella creyó en su palabra e inmediatamente se desplomó contra su hombro y descargó sus ojos. Vaya… qué chica tan sensible.
El cálculo de Inuyasha fue perfecto cuando Miroku escogió ese momento para llegar corriendo por la esquina de la villa. "Dónde demonios han estado ustedes dos? Todos han estado preocupados!" regañó él mientras se acercaba al auto. "Qué pasó?" él se detuvo al lado del auto, y por primera vez parecía notar la aflicción de Kagome. "Por qué está llorando?" entonces él notó algo mucho más interesante… "Por qué ella está en su ropa interior?"
Inuyasha escuchó el tono ligeramente apreciativo en su voz y cubrió los oídos de Kagome con la pretensión de alguien que estaba tratando de no herir sus sentimientos. "Nos separamos… esta pandilla la encontró y… bueno, puedes verlo por ti mismo. Pero por supuesto la encontré a tiempo para salvar su castidad y además…"
"… y además?" Miroku no había creído una palabra de eso. Él miró duro a Inuyasha con una ceja levantada.
"Lo cual… es por qué está medio desnuda…" Y no porque inadvertidamente la emborraché y la tuve desvistiéndose para una casa de lujuriosos estudiantes…
"Uh huh." Miroku cruzó sus brazos y abrió su boca para decir algo más cuando Kagome de repente se retiró del hombro de Inuyasha para voltear su manchado rostro de lágrimas hacia el empleado de cabello oscuro.
"Somos asesinos." Gimoteó ella. "No somos mejor que… sniff… Hitler!"
Inuyasha trató de sacudir discretamente su cabeza. "No, Kagome, no – no -"
"Mataste a alguien?" Miroku le preguntó bruscamente.
"No!" Dijo Inuyasha rápidamente.
"Sí!" gimió Kagome. "Sí lo hicimos! Un hermoso pequeñito…" ella salió del convertible sin molestarse en abrir la puerta. Colapsó en los ya abiertos y ansiosos brazos de Miroku. "Ese gatito nunca verá el sol levantarse otra vez… es horrible… soy una horrible persona!"
Inuyasha dejó caer su cabeza en sus manos, sintiendo ese estrés comenzar a salir a la superficie otra vez. Bueno… el gato estaba afuera del saco ahora…
"Un gatito, huh?" Miroku sonó confundido, pero no completamente infeliz de tener a Kagome llorando en su hombro. Lentamente Inuyasha volteó una mirada al otro hombre, advirtiéndole con un aura congelante no ser muy consolador. "Bueno… no te preocupes, Kagome, estoy seguro que fue muy rápido y sin dolor…" él frotó su espalda en una forma confortante luego olió distraídamente. Inuyasha lo vio erguirse, entonces repitió ese movimiento. "Huelo a vodka?"
Kagome olió entre sus lágrimas con un frunce. "Sí, también sigo oliendo a vodka…" dijo ella curiosamente.
Miroku la miró serio. "Dios mío… estás ebria?"
"Sí – digo – no!" ella miró culpablemente a Inuyasha. "Lo siento."
Él sonrió débilmente. "Está bien."
Miroku le dio una mirada reprochante. "La emborrachaste? No debías hacer-"
"Lo sé!" Siseó Inuyasha. "No me di cuenta hasta que fue muy tarde – y no te atrevas a darme uno de tus sermones."
"Bueno, no lo haré, pero Kikyo sí." Dijo Miroku sin rodeos, aún abrazando a Kagome pero más por detenerla de deambular que por algo más.
"Bueno no le digas entonces." Dijo Inuyasha, saliendo del auto de la misma forma que Kagome.
"Eso podría ser difícil." Siseó Miroku.
"Por qué? Por qué sería difícil?"
"Porque ella está aquí." Miroku levantó su pulgar hacia la villa. "Llegó hoy mientras estabas fuera… cuando vea a Kagome así entonces hará tu vida una miseria por el próximo mes."
"Mierda…" dijo Inuyasha con sentimiento. Él agarró a Kagome por los hombros y forzadamente la alejó de Miroku. "Confía en mí, no querrás hacer algo de lo que te arrepentirás después," le siseó a ella.
"Bueno si puedes encontrar alguna forma de esconderla hasta que esté sobria…" Miroku cruzó sus brazos.
Inuyasha pensó duro por un momento. "De acuerdo… de acuerdo… esconderla. Bien." Él comenzó a llevar a una Kagome ligeramente tambaleante hacia la esquina del edificio. "Miroku – llévate el auto – y ni una palabra a nadie."
Miroku hizo el gesto de cerrar cremallera en sus labios mientras rodeaba el auto para entrar detrás del volante para regresarlo al garaje. Inuyasha no le prestó más atención mientras continuaba conduciendo a Kagome por el borde del edificio. "No puedes caminar más rápido?" dijo él impacientemente.
"Bueno si el piso dejara de ladearse entonces lo haría!" ella se enfadó indignada, una leve ofensa enmarcaba su tono.
"Oh, olvídalo," él la levantó y la echó sobre su hombro en la típica carga de alfombras. Ella rió y tocó tambor felizmente en su trasero mientras la cargaba en dirección de la piscina. "Dejarías eso!" gruñó él.
"S' tan lindo!" chilló ella.
Él medio tenía en mente lanzarla en la piscina para desembriagarla, pero el splash probablemente despertaría a los durmientes miembros de la casa y levantaría sospechas. Lo mejor era llevarla a algún lugar seguro y tranquilo para que pudiera dormir la borrachera.
Él decidió tomar la ruta corta y fácil a su habitación – saltando por el balcón. El único problema con eso era el hecho de que Kagome se animaría y gritaría al momento de dejar el suelo. Al segundo que él aterrizó en el balcón la tiró en el piso y colocó una mano sobre su boca. "Te callarías, por favor!" insistió él.
Ella retiró su mano. "Me siento mal…"
"Es tu culpa." Él abrió la puerta del balcón y la ayudó a levantarse sobre sus temblorosos pies para llevarla adentro de la habitación. "Ahora vas a tomar una siesta y cuando despiertes te sentirás mucho mejor."
"Oh bien." Ella se tambaleó hacia su cama al momento que la soltó para cerrar la puerta del balcón. Al momento que se dio cuenta a dónde se dirigía se abalanzó rápidamente para desviarla. "No – no vas a dormir en esa – no vas a vomitar en mi cama!"
Kagome le dio una perpleja mirada.
"Vamos, puedes dormir aquí." Él la llevó hacia la puerta del baño y la metió. Señaló el piso. "Ahí, puedes dormir ahí."
Su ceño se frunció. "Estás haciéndome dormir en el piso!" Luego murmuró algo como "Malvado bastardo…"
"Sí, en el piso." Él aplicó presión sobre su hombro para bajarla. Ella bajó sin mucho más jaleo y se enrolló en la posición de dormir con sus ojos cerrados, lista para caer.
Inuyasha miró alrededor del baño, antes de agarrar un par de toallas del estante cerca de la ducha y tirarlas junto a ella. "Una almohada."
Ella las colocó bajo su cabeza indiferente.
Él regresó a su habitación y retiró la sábana que cubría su colcha y la llevó al baño. La extendió sobre Kagome, a pesar del hecho que ella ya estaba usando su chaqueta, se aseguró de no dejar nada descubierto para atrapar un frío en la noche. "El inodoro está junto a ti, si tienes que vomitar y mejor que no falles."
La única respuesta que obtuvo fue un suave ronquido.
Moviendo su cabeza, él apagó la luz del baño y cerró la puerta tranquilamente tras él. Al mismo tiempo, un golpe sonó en su puerta. Él hizo una mueca y miró hacia el sonido, ya consciente de que era Kikyo. Nadie en la tierra poseía un golpe no tan tonto.
Hizo una revisión rápida de su habitación para asegurarse de que no hubiera evidencia de que Kagome había estado ahí. Satisfecho, fue a abrir la puerta. "Oh Kikyo, que sorpresa!" dijo él en un rápido respiro, bloqueando su vista de la habitación con su cuerpo. "Qué quieres?"
"Dónde está Kagome?" Ella fue directo al grano. Parecía aprehensiva, probablemente preocupada de que él estuviera listo para morder su cabeza por haber invitado a la joven de regreso.
"Um… durmiendo… en su habitación." Afortunadamente su propia aprehensión de ella mordiendo su cabeza por ser informada de la joven ebria fue suficiente para perdonar cualquier animosidad entre ellos. "Nos divertimos mucho hoy, se agotó la pobre."
"Ya veo…" Ella lucía levemente sorprendida. "Entonces fuiste en realidad amable con ella?"
"Cuándo no soy amable con ella?" contradijo él.
"Mm." Kikyo dio un breve giro de sus ojos. "Bueno, entonces mejor te duermes. Tienes el encuentro de las finales mañana y te quiero entrenando bien y temprano."
"Bien. Buenas noches." Dijo Inuyasha rápidamente y estuvo por tirar la puerta cuando recordó algo. "Oh – a propósito cómo estuvo tu deber de jurado?"
"Oh." Kikyo se encogió despreocupada. "Interesante. Pasó que el acusado era inocente y que mi hipótesis era correcta a pesar del hecho que estaba sacándola de mi trasero."
"Ya veo…" Dijo Inuyasha lentamente. Realmente necesitaba seguir con lo que Kikyo se traía esos días.
"Buenas noches, Inuyasha." Dijo ella con arrogancia y se alejó.
Inuyasha cerró la puerta rápidamente y regresó al baño para darle un rápido vistazo a Kagome. Aún estaba durmiendo sonoramente en la misma forma en que la había dejado.
Ella iba a tener una resaca del demonio cuando despertara…
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La cabeza de Kagome estaba palpitando cuando despertó. Con un débil gruñido se levantó, dejando su cobija deslizarse de ella mientras colocaba una mano en su cabeza. Su cerebro se sentía perdido… o como si alguien le hubiera dado un martillazo a su cabeza.
Instintivamente trató de recordar cómo había terminado en semejante estado, pero al momento que puso cualquier neurona tras el esfuerzo, su estómago se revolcó y sacudió peligrosamente.
Iba a vomitar…
Su cabeza le dio vueltas cuando abrió sus ojos, tratando de encontrar un lugar seguro para devolver su última comida… milagrosamente, ubicó la taza del inodoro sólo a un pie de ella. Se lanzó hacia él desesperadamente y pasó los siguientes minutos esperando por que las náuseas terminaran.
Encontrar el interruptor de la luz fue su próxima tarea y una vez que fue cumplida permaneció tambaleándose inestable, mirando alrededor y pensando. "Cómo demonios terminé en el baño…?" murmuró ella, notando las toallas y la sábana estampada en el piso que habían actuado como su cama.
Ella notó una pila de ropa limpia de su propio guardarropa colocada al lado de la bañera. Fue sólo cuando se miró que se dio cuenta que estaba usando sólo un disparejo conjunto de ropa interior y la chaqueta de alguien. Definitivamente olía masculina.
Kagome, aún medio despierta, retiró la chaqueta y se puso la ropa limpia, sin preocuparse realmente si se abotonaba o no todos los botones o cerraba todas las cremalleras. Ella se tambaleó fuera del baño, aún sintiéndose mareada, pero hizo su camino hacia la cama. Suspiró confortablemente mientras se deslizaba bajo las frías cobijas y se movía hasta que estuvo cómoda.
Ella tuvo esa extraña y vaga sensación de que esta no era su cama. Pero entonces, se había estado acostumbrando a esa sensación por la semana pasada, así que naturalmente no la perturbaba…
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Nada sino un total dolor en el trasero…
Inuyasha esperó tieso hasta que ella quedó dormida otra vez. Probablemente no tenía idea de que había entrado en la cama con él, pero no estaba por dejarla quedarse… no en su cama con ese estómago trastornado. Además, cuando ella despertara probablemente lo abofetearía y lo llamaría un pervertido.
Así que la dejó robarse las cobijas mientras se dormía, y sólo cuando estuvo seguro de que estaba dormida, hizo su movimiento.
Saliendo silenciosamente debajo de las cobijas, caminó hacia su lado de la cama y gentilmente retiró las cobijas. Él trató de no empujarla mucho cuando metió sus brazos bajo sus rodillas y alrededor de su espalda.
Entonces sólo fue cuestión de transportarla a su propia habitación. Una tarea difícil cuando Kagome insistía en moverse en cada molesta dirección mientras murmuraba algo sobre 'Gerbos…' en su sueño. Él volteó sus ojos, pero mantuvo su agarre gentil mientras la sacaba de su habitación y por el corredor a su propia puerta. Afortunadamente no estaba con llave y maniobró para abrirla sin despertar a la joven durmiente en sus brazos.
Él notó que la habitación estaba significativamente más ordenada que la suya, y aunque sólo había estado viviendo en ella por una semana, podía decir que ya la había personalizado con su propio aroma. Una agradable esencia femenina que irradiaba con suavidad.
Cuidadosamente la bajó en la cama y extendió las cobijas sobre ella. Ella se movió en su sueño y se acurrucó en su almohada, murmurando un vago 'Gracias…' en sus sueños.
"No estarás diciendo eso en la mañana." Dijo él tranquilamente, y resistió la urgencia de retirar el mechón de cabello que había caído por su rostro. No quería volverse una total madre todavía. En vez de eso, sonrió ligeramente ante la imagen engañosamente inocente que pintaba cuando dormía. Cuando estaba despierta era entrometida, molesta y tendía a gustarle decirle lo que estaba mal con él. No es que ella no llegara a pasar tan inocente cuando estaba despierta… de hecho se preguntó si esa era la primera vez que había estado ebria.
"Dulces sueños." Murmuró él suavemente antes de salir de la habitación y regresar a la cama. Tenía una pelea mañana y ya estaba atrasado en su sueño.
En lo que lo ponía esa joven.
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"Entonces… cada vez que la luz roja se apaga… la electricidad se detiene?"
"Es correcto, cada vez que la luz roja se apaga puedes tocar la cerca." Les dijo Sesshomaru a sus queridos niños.
Los trillizos miraron las cajas principales en la cima de la cerca eléctrica que rodeaba el área exterior de la piscina, justo detrás de los arbustos. Una pequeña luz roja les parpadeaba, a dos segundos de diferencia entre cada destello. "Entonces…" Un tercero del trío de trillizos rascó su mentón pensativamente. "Si saltamos cada vez que la luz se encienda - evitaremos ser sacudidos!"
Sesshomaru sonrió levemente. "Vayan a quedar inconscientes." Él golpeó suavemente sus pequeñas cabezas y volteó para regresar a donde Kikyo estaba en las puertas de la villa, dejando tras él los vacíos gritos de tres niños que ahora estaban pegados a la cerca. "Salta!… Salta!… Salta!… Salta! - OW! Qué pasa contigo! No tienes ritmo!"
Kikyo estaba moviendo su cabeza mientras Sesshomaru se acercaba. "Por qué los trajiste? O decidiste que no teníamos nuestras manos lo llenas suficiente ya?"
"Mi esposa no los llevaría. Así que tuve que hacerlo." Le informó él simplemente, manteniendo sus ojos entrenados en la villa. "Y dónde está mi hermano menor?"
"Entrenando," Kikyo miró su reloj mientras el zumbido eléctrico continuaba detrás de los arbustos. "Debemos irnos a la arena a las once. Lo cual me recuerda…"
Ella colocó una mano en su audífono. "Sango, despierta a Kagome. Se supone que nos vamos en una hora."
Los trillizos continuaron.
"Esperen, esperen - vamos a tomarnos de las manos y luego la tocamos!"
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"Kagome - Kagome estás ahí?"
Alguien estaba golpeando en su cabeza, estaba segura de eso. Kagome se movió bajo las cobijas con una ligera mueca cuando sus extremidades y articulaciones se entiesaron dolorosamente por el movimiento. Ella abrió sus ojos y parpadeó rápidamente mientras reconocía sus alrededores.
Era de mañana…
"Kagome?" el golpeteo continuó. "Hola?"
Fue sólo entonces que ella notó que el golpeteo venía realmente de la puerta y no desde adentro de su propia cabeza. Ella se sentó lentamente y pasó una mano por su voluntarioso cabello. "Sango?" ella respondió con un gruñido en su voz. Ella frotó su garganta.
"Nos vamos en una hora, mejor vístete!" le avisó la otra joven antes de irse.
Kagome se sonó e inhaló profundamente, dejando la fatiga aún infestando su mente. Ella se miró… luego parpadeó sorprendida.
Por qué se había ido a la cama con su ropa?
Ella se sentó ahí por un largo momento, tratando de recordar lo que le había causado olvidar cambiarse a su pijama. Y ahí fue cuando la golpeó… no lo recordaba. De hecho no podía recordar nada de lo que había pasado la noche anterior.
Esto llevó a Kagome a un estado de pánico.
"Uhh… uhh… mi nombre es Kagome - Kagome Higurashi - Tengo quince años y un gato llamado Buyo!" dijo ella, aliviada de saber que sabía las cosas importantes. Parecía que sólo anoche permanecía un misterio para ella.
Aunque, comenzó a aclararse mientras su expresión se nublaba de rabia, ella recordó entrar a una fiesta con cierto zoquete de cabello blanco… algo de una agua interesantemente saboreada… y luego el resto pasó a ser una gran mancha.
"Voy a matarlo…" susurró ella vehementemente para sí mientras juntaba todas las piezas faltantes. "Voy a matarlo!"
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Continuará…
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Nota de Inu: Antes que nada… FELIZ AÑO 2006!... Mis mejores deseos para todos ustedes en este año que comienza y espero que todos sus sueños se hagan realidad… je je… Como siempre, les agradezco los lindos comentarios que le han brindado a esta interesante historia de Rozefire… igualmente espero que este capítulo les haya gustado y nos vemos en otra oportunidad… Hasta pronto…
