Día 2
16:00
Sango busco información con sus fuentes acostumbras, pero ninguna de estas tenia algo relevante que decir, y casi todos se estaban alistando para abandonar la ciudad, por alguna razón estaban asustándose. Solo consiguió un nombre, Kumo Corp.
Kumo Corporation. Una gran compañía de productos químicos, fabrican alrededor del 65 de los componentes de cualquier tipo de producto en el mercado. Lo que les ha permitido ponerse a la cabeza ha sido su agresiva política de precios, nadie puede competirles. Sin embargo hay fuertes rumores acerca de su verdadera fuente de ingresos, narcotráfico, lavado de dinero y cosas como esas. A pesar de esto, jamás se ha levantado una investigación en su contra, nunca ha habido pruebas suficientes y al final siempre termina en ser un mero ataque de sus competidores para quitarles cuota de mercado.
Es admirable que en menos de cinco años se haya convertido en una de las empresas más importantes no solo del país, sino de toda la región comercial. Paso de tener unas pequeñas oficinas y un par de laboratorios en la zona de Okinawa a todo un conglomerado conformado por los edificios corporativos, centros de investigación y producción más grandes que se habían visto en muchos años en Tokio.
Ryoshi le mando a Sango toda la información disponible sobre Kumo Corp, sin embargo, al final del archivo se podía leer un nombre, Kagura, también conocida como Dama de los Vientos. Más información sobre esta persona se encontraba en un archivo adjunto. Al parecer, tiene muchos contactos con las más grandes organizaciones criminales de Asia, y se le ha visto varias veces entrando a Kumo Corp, se cree que tenga grandes influencias sobre esta compañía y que quizás la use como escudo y refugio. Pero más allá de estas especulaciones realmente no se conoce nada sobre ella.
Día 2
18:30
Sango se dirigió hacia las instalaciones de Kumo Corp., a las afueras de la ciudad. Se estaciono a una distancia prudente, donde fuera difícil verla pero que tuviera visibilidad casi completa del lugar.
-Ryoshi, necesitamos de un equipo de vigilancia que este al pendiente de lo que pasa en Kumo Corp.-, esto era lo que se podia escuchar a través del telefono -Entendido, enviare al equipo de Jaken- Sango se quedo callada un momento, dio un suspiro y dijo –Dile a Kouga que se una al equipo de vigilancia, necesito de alguien que me informe directamente- Ryoshi solo pudo responder –Esta bien, Tigresa. Así lo haré-
Sango subió a su auto, ya tenía todo preparado, ahora solo había que esperar. Sin embargo algo la tenia intranquila, era la única pista y hasta ahora ha sido demasiado fácil, piensa que quizás alguien quiere dejarles saber esa información, o quizás solo esta algo paranoica. No lo sabe con certeza.
Hay otro pensamiento que inunda su mente, ese hombre, Comadreja, era tan bueno o quizás mejor que ella. Y porque su identidad se mantiene en secreto, quién es el, para quien trabaja, y por que estaba ahí esa noche. Estas son las preguntas que Sango se hace a si misma mientras conduce.
Piensa también, en que por ahora no puede hacer nada más, así que planea regresar a casa lo cual es algo inusual mientras lleva a cabo alguna misión. Sin embargo, el destino no le permitiría romper con esa costumbre, justo cuando estaba estacionado su auto afuera de su casa, el teléfono sonó. Era Lin. –Tigresa, hubo nuevos homicidios, necesitamos que investigues. Estamos cortos de personal, el Jefe solicito refuerzos, solo dejo al equipo de Jaken, Lobezno y a ti. Por eso te estoy pidiendo que vayas-, Sango solo contesto –De acuerdo-. Lin transmitió las coordenadas a la PDA de Sango.
Día 2
20:00
Sango llego en poco tiempo al lugar marcado, la policía resguardaba el lugar pero no habían dejado que nadie analizara la escena del crimen, Sango pidió que los peritos entraran junto con ella. El lugar era una vieja casa, anexa a un antiguo templo. Pareciera que lleva muchos años abandonada, sin embargo según las declaraciones de los vecinos, la casa parecía normal el día de ayer.
Esta vez, fueron tres personas las que murieron, alumnas de preparatoria todas ellas. De nuevo, estaban vacías de fluidos, colocada sobre el pasillo, una tras otra. Embalsamadas, en la misma postura que las demás victimas con los brazos cruzados, con las mismas flores blancas con un aroma inusualmente agradable, al menos inusual para un cadáver.
Mientras la policía termina de fotografiar el lugar, y de revisar. Sango recorre la casa, llega a las escaleras, se dispone a subir, pone la mano sobre el barandal y se llena de un líquido baboso, igual al que tenía encima el cadáver aquella noche.
Saco su pistola, subió sigilosamente, llego al piso de arriba y el rastro baboso estaba por todo el suelo. De repente, vio una sombra, alguien paso corriendo. No pudo ver quien era, y cuando iba a gritarle que se detuviera, algo golpeo a Sango, con tal fuerza que la derribo fácilmente. Se levanto rápidamente y se dio cuenta que su ropa estaba llena del mismo rastro baboso, de repente escucho una ventana rompiéndose y se dirigió hacia allí. Era la ventana del baño, se asomo por la ventana rota, y había pedazos de cristal en el suelo y algunos más que cayeron al jardín de la casa. Sango miro hacia la calle, y pudo ver, por muy poco tiempo a una joven mujer corriendo. No lo pensó dos veces, salto por la ventana rota, y corrió para alcanzar a la joven mujer.
Sango corrió por varias calles, hasta que al fin la perdió de vista, avanzo un poco mas hasta que llego a una estación del metro, cerrada por reparaciones ya que meses atrás una bomba había explotado en esa estación. Estaba muy oscuro, casi no se podía ver nada. Sango tomo su linterna, la tomo con la mano izquierda, en posición invertida, es decir con la palma de la mano hacia abajo y el pulgar sujetando la parte de atrás de la linterna. Formo una L con el brazo, y lo puso frente de ella. Sujetaba su arma con la mano derecha la cual puso sobre su mano izquierda. Este es el procedimiento estándar para revisar un área oscura y donde posiblemente se vaya a necesitar disparar.
Sango revisó de rincón en rincón, estaba atenta a todo lo que pasaba, hasta el mas mínimo sonido. Repentinamente, una voz se escucho de entre las sombra. –Así que tu eres la famosa Tigresa y pensar que la otra noche estaba a punto de comerte- solo se escucho una risa. La voz era siniestra, pero con un sonido rasposo que la acompaña.
-¿Donde estas, déjate ver- Dijo Sango en voz alta, aun sin saber donde estaba esa otra persona, miraba hacia todas direcciones esperando encontrarlo.
-Si así lo deseas, te complaceré.- Las luces se encendieron y la misteriosa persona salto desde el techo, cayo detrás de Sango, ella rápidamente volteo a mirarlo. Era un hombre alto, de piel demasiado pálida, sin ningún tipo de cabello en el cuerpo. Tenia el pecho descubierto, solo usaba una gabardina y un pantalón, además de botas negras. Tenía la mirada fija hacia arriba, no miraba a Sango, es como si no le importara que ella estuviera ahí.
-Oye¿quién demonios eres?- Sango llamo su atención, el hombre volteo hacia ella, lentamente y cuando sus ojos se encontraron, el solo sonrió y dijo sin mover los labios. –Llámame… Sanguijuela-
-¿Qué haces aquí?- el se limito a responder –¿Quieres seguir hablando o prefieres combatir conmigo?- Entonces él se lanzo hacia Sango, ella reacciono de inmediato y comenzó a disparar. Sanguijuela esquivo fácilmente las balas, se detuvo justo cuando estaba cara a cara con Sango, su sonrisa se hizo incluso mas amplia, la golpeo en la cara con su cabeza, le dio una patada en el abdomen y finalmente la sujeto del cuello con el brazo derecho, comenzó a correr y la azoto contra la pared.
Sango respiraba muy rápidamente, el dolor le impedía ponerse de pie. Sanguijuela se acerco a ella y dijo -¿eso es todo? Esperaba más de una agente de la sección 09 y aun más de la famosa Tigresa-
Sango aprovecho, saco su cuchillo y le rebano el cuello. Una gran carga de sangre salio de su cuello, pero no era de color rojo, era mas bien amarilla verdosa y bastante viscosa, además Sanguijuela se estaba atragantando con su propia sangre, se levanto, se alejo de Sango hasta que al fin cayo muerto.
Sango se levanto. Recogió su pistola, la guardo y se alejo de ahí, tenía que seguir buscando a aquella mujer. Justo estaba recuperando su aliento, cuando del cuerpo de Sanguijuela se escuchaba una carcajada. Sango estaba sorprendida y asustada a la vez. – ¿Creíste que sería tan fácil?-
Volteo hacia donde estaba el cuerpo, y vio como este se levantaba, no en la forma que un humano normal lo haría, sino como si algo estuviera empujándolo, algo desde su interior. Entonces la piel comenzó a estirarse, como si algo quisiera salir de sus entrañas. Sango solo podía mirar horrorizada, el espeluznante espectáculo de tejidos estirándose y rompiéndose, hasta que finalmente los pocos restos de piel que quedaban cayeron al suelo, la criatura por fin emergió.
Era una criatura horrible, con forma de gusano, viscoso por dentro lleno de ese liquido que salio de la herida que Sango le había hecho, además poseía diversos pequeños pares de patas, afilados en la punta como si fueran agujas, y una enorme cavidad, con pequeños dientes con forma triangular alrededor de esta.
Sango recupero su compostura, saco su arma, disparo un par de veces, pero de nuevo las balas fueron esquivadas fácilmente, la criatura la golpeo con una embestida de gran fuerza, Sango no se dejo derribar y golpeo a la criatura con su arma. Aprovecho y le disparo varias veces, esta vez acertó. De nuevo se escucho la misma risa de antes, -Tus balas no me afectan- esta vez la voz era aun mas tétrica. La criatura uso mucha fuerza para agitar su cola golpeando a Sango, la cual cayó a las vías y su arma se desprendió de su mano y fue a parar a un rincón oscuro, Sango se levanto, se sintió mareada, se hincó y comenzó a toser, se cubrió la boca con la mano, cuando al fin pudo respirar, se miro la mano, estaba llena de sangre. Sango apenas podía respirar, se levanto y recordó que no podía perder, es una agente de la sección 09, donde no se tolera el fracaso.
Tomó una barra de metal que había en el suelo, - Vamos, maldito, esto aun no termina -, pero la criatura no estaba por ningún lado. Sango observaba cuidadosamente todos los rincones, atenta a todas las direcciones desde las que la podía atacar, escucho un sonido justo frente a ella, sin embargo era solo una distracción, la criatura salto desde atrás. Clavo sus patas en la espalda de Sango, ella logro acallar el grito de dolor, solo movió los labios sin gritar.
-Vamos, grita para mi, no hay nada mejor que el grito de sufrimiento de una hermosa mujer como tu- Sango podía escuchar estas palabras provenientes justo detrás de su nuca, -No te voy a dar ese gusto, maldito bastardo- Le respondió, aunque justo como esperaba consiguió enfurecer a la criatura, esta se disponía a clavar sus dientes cuando Sango logro atravesarlo con la barra de metal.
La criatura cayo al suelo, se retorcía del dolor.
El alarido, fue igual al de aquella noche, entonces Sango recapitulo los hechos de aquella noche, las heridas en el cadáver, el rastro baboso y ahora el mismo alarido, así que después de todo, parecía que Comadreja le había salvado la vida. Pero ese no era el momento para pensar en eso, tenía que buscar a la joven mujer. Dio unos cuantos pasos cuando pudo ver su arma, la recogió y la guardo en su funda.
Sango se alejo unos metros de donde había estado peleando con esa cosa, estaba agotada, su visión comenzaba a nublarse pero tenia que encontrar a esa mujer, quizás ella podría responder algunas preguntas. Siguió buscándola, hasta que ya no pudo contra el cansancio, sus piernas flaquearon y Sango tuvo que recargarse contra la pared, de nuevo tosió, pero esta vez no hubo sangre. Subió la mirada y pudo ver a alguien, se sorprendió y su instinto hizo que su mano se dirigiera hacia su pistola.
-¡Sango-chan!- Dijo la joven, se acerco a Sango con una gran sonrisa en el rostro como si estuviera feliz de verla. -¿Cómo sabes mi nombre?- Preguntó Sango completamente anonadada, -Yo… mmm, no lo se, supongo que lo adivine-. Sango agregó -No importa, dime ¿Cuál es tu nombre?-
-¿eh?... Kagome, me llamo Kagome- Respondió tímidamente.
-Bien, Kagome. Será mejor que nos vayamos…- Sango no resistió mas, su cuerpo le exigía descansar cayo inconciente mientras escuchaba a Kagome decir –Sango-chan, Sango-chan…- Despues de todo, había sido una noche bastante inusual.
Fin del día 2
