Dead Famous
Por Rozefire
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Capítulo 22
Boletín de Noticias
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"Prontamente después de fallar en presentarse a una rueda de prensa esta mañana, la limosina que transportaba a la estrella Inuyasha a la conferencia fue secuestrada y llevada al interestado de Hoka. La invitada de Inuyasha, Kagome Higurashi, supuestamente fue apuntada con un arma y el chofer original fue asesinado de una herida de bala en el pecho. La policía ha revelado poca información a este punto pero han dicho que están especulando que el motivo para el ataque fue una furiosa reprimenda por la pérdida del combate de ayer."
"Tu madre está en el teléfono."
Kagome retiró su mirada del televisor en la oficina del detective a donde Kikyo estaba en el marco de la puerta con un teléfono en su mano extendida. Por un momento la estudiante consideró el aparato con cautela… casi podía escuchar lo que su madre iba a decir al momento que dijera 'hola'. Con un suave suspiro se levantó y recogió el teléfono y esperó para que Kikyo saliera para que pudiera estar sola para escuchar el maternal discurso.
Cautelosamente, ella se sentó y levantó el teléfono a su oído. "Hola-"
"Ven a casa." Fue la orden.
"Pero estoy bien, mamá, estoy en la estación de pol-"
"La madre de Yuka me llamó esta tarde diciéndome que había escuchado que mi propia hija había sido apuntada con un arma en las noticias!" La Sra. Higurashi sonaba insegura. "Tú estuviste así de cerca de ser asesinada Kagome!- No me importa si ahora está bien, sólo te quiero en casa sana y salva con todas las partes del cuerpo intactas! Qué demonios está pasando allá!"
"Mamá – está bien!" Kagome trató de aplacarla. Ella misma estaba sintiéndose mucho más calmada que antes. Era extraño – lo que había pasado en esa tranquila ruta rural parecía más un vago y distante recuerdo… a pesar del hecho de que había pasado sólo unas horas atrás. "Todo está bien. Todos estamos bien-"
"Nadie murió?" Preguntó su madre cautelosamente.
"Bueno… sí, el chofer. Pero tienen al hombre que lo hizo y lo están interrogando ahora mismo." Kagome miró el enmudecido noticiero con la policía hormigueando sobre la vacía carretera como hormigas en un hormiguero. De vez en cuando captaba un vistazo de la línea de tiza en el alquitrán. Ella volteó sus ojos hacia el piso. "De todas formas, me aseguraron que esto no pasa con frecuencia… de hecho nunca ha pasado antes. Además, Kikyo aumentó la seguridad diez veces – probablemente soy la persona más asegurada en el mundo en este momento."
"Puede ser verdad pero tal vez es mejor que vengas a casa." Insistió la Sra. Higurashi gentilmente. "No hubieras estado en peligro en primer lugar si hubieras regresado aquí al templo en vez de afuera con una superestrella."
"Pero todo está bien ahora." Le dijo Kagome. "El lunático está detenido por la policía así que ahora estamos a salvo." Ella no iba a decirle que a su madre que el hombre parecía estar trabajando para alguien más… eso sólo le causaría más preocupación. "No puedo quedarme hasta el domingo? Prometo que iré a casa el lunes y nunca pisaré una limo otra vez."
"Bueno…"
"Por favor mamá, quiero quedarme." Suplicó Kagome.
"Estás segura?" preguntó su madre gentilmente.
Alguien en el corredor golpeó la ventana al lado de la puerta de la oficina. Ella levantó la mirada para encontrar a Inuyasha aplastado contra el vidrio, haciéndole una cara. Ella lo miró planamente, pensando cómo se supone iba a responder esa última pregunta…
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"Entonces nadie sabe quién es Jinko Aida." Dijo Miroku mientras colocaba el auto en frente de la villa. "Bueno eso pica."
Kikyo miró hacia el asiento trasero donde Inuyasha, Kagome y Sango estaban apretados en los tres asientos respectivamente con Kagome en el medio. "Cómo es que siempre tengo que sentarme en la mitad en estos viajes?" Kagome vociferó su queja.
"Porque eres la más pequeña." Le dijo Inuyasha francamente, tratando de abrir la puerta, pero parecía atascada. "Y siempre caes cuando giramos esquinas así que necesitas el apoyo mío y de Sango."
"Yo no necesito el soporte de nadie." Dijo Kagome burlona mientras se lanzaba contra él para hacer espacio para que sus pulmones respiraran. "Vengo de una larga línea de mujeres independientes."
"Vienes más de una larga línea de quejonas." Espetó Inuyasha. "Por qué esta puerta no se abre!"
"Porque está bloqueada, hipócrita." Dijo Sango desde el otro lado de Kagome. Él giró hacia ella peligrosamente, empujando a Kagome contra el asiento para que pudiera mirarla directamente. "Quieres trabajar en Mac. Donald's?" Sango le volteó los ojos.
Kagome, sin embargo, estaba mirando la mano contra su pecho, sujetándola al asiento tras ella. "Te importa?" ella le dio a Inuyasha un gruñido de advertencia.
"Importarme qué?" Obviamente él no había notado la ubicación de su mano. Kagome decidió que lo había notado pero se estaba haciendo el tonto, así que malvadamente pellizcó el dorso de su mano y la retorció rudamente.
"OW!"
"Eso te enseñará por tocarme, pervertido!"
"Niños…" Advirtió Miroku como un padre desde el frente. Él apagó el motor perezosamente y desbloqueó las puertas, permitiéndoles a los niños atrás salir apresuradamente. Kagome le dio a Inuyasha un último empujón antes de subir las escaleras y desaparecer en la villa. Sango la siguió con una desagradable mirada en dirección a Inuyasha.
"Puedo preguntar… qué demonios hice para merecer eso?" Preguntó Inuyasha secamente mientras se recostaba contra el costado del auto.
"Cómo si necesitáramos decirte." Respondió Kikyo con mordacidad. Ella cruzó sus brazos y miró sobre su hombro para revisar de que estuvieran solos antes de voltear para mirar entre Inuyasha y Miroku. "Y… la policía te preguntó de dónde sacaste el arma?"
"Sabes que sí." Espetó Inuyasha, dándole una sucia mirada. "Les dije lo que le dije la última vez."
"Que era del asesino?" Adivinó Kikyo.
Inuyasha asintió.
"Bueno," suspiró Miroku. "El ya ha sido condenado por asesinato y cargar un arma sin licencia… quién va a creerle si niega que tenía una segunda arma?"
"Y qué hay de Jinko Aida?" Kikyo dirigió esta pregunta a Inuyasha con una mirada penetrante. "Le dijiste a la policía de ella?"
Inuyasha se movió incómodo contra el auto. "No. No pensé que nos llevaría a algún lado." Dijo él malhumorado. "Y ese es un nombre que no necesito escuchar por ahora…"
"No me gusta." Dijo Kikyo sin rodeos. "Ella sacó su cabeza otra vez después de tanto tiempo… debe estar planeando algo-"
"Sí – está tratando de matarme!" Espetó Inuyasha furioso. "Puso una bomba en mi habitación para volarme y luego envió a uno de sus tiradores para hacerlo con Kouga para que yo fuera culpado por su asesinato y cuando eso falló envió al mismo hombre tras de mí en la limo esta mañana!"
Kikyo lo consideró fríamente. "No sabemos eso de seguro. Podrían haber sido incidentes separados. Por lo que sabemos sólo ha enviado a ese tirador tras de ti hoy…"
Miroku aclaró su garganta para llamar su atención. "Tal vez debamos doblar la seguridad? Un intento de asesinato no es algo para se tomado ligeramente – y antes de que lo digas Inuyasha – sé que eres un Hanyou pero una bala entre los ojos y estarás tan muerto como el resto de nosotros."
"Siéntete libre de triplicar la seguridad en ese caso." Le dijo Inuyasha dulcemente a Kikyo.
Ella sólo movió su mano deliberadamente y se dirigió hacia la entrada. "Pon a Miroku y a Sango a ayudar."
"Qué hay de Kagome?" llamó Inuyasha mientras ella se retiraba.
Kikyo volteó para mirarlo curiosamente. "Qué hay de ella?"
Él abrió su boca para responder pero lentamente la cerró otra vez cuando falló en salir con algo que decir. En vez, sólo se encogió de hombros y desvió su mirada hacia la grava a sus pies. Kikyo lo miró sin parpadear por un momento antes de gesturizar a Miroku para seguirla adentro, dejando solo a Inuyasha de pie en el auto.
Él sólo gruñó y pateó las piedras malhumorado. "Por qué todo lo malo me pasa a mi?"
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"Por qué todo lo malo me pasa a mí?" Murmuró Kagome miserablemente mientras colapsaba sobre su cama.
Ella estaba cansada, miserable y nunca había estado tan al límite en su vida. Por supuesto, tampoco había sido apuntada con un arma en su vida, así que sentirse tan nerviosa estaba perfectamente justificado. Evidentes preguntas se mantenían corriendo en su mente… y se preguntó cómo demonios era posible tomar la vida de alguien más y no sentir remordimiento por eso? Ese falso chofer ciertamente no había sentido pena cuando había matado al chofer… pero no había dudado en volverse un tartamudeante cobarde cuando el arma había sido apuntada hacia él.
Ni por primera vez se preguntó a quién había molestado Inuyasha lo suficiente esta vez para garantizar tal asalto. Esta Jinko Aida estaba detrás aparentemente, pero nadie, ni aún la policía, sabía quién era ella. Probablemente alguna ennovia de Inuyasha que tenía algunos poderosos amigos…
Ella estaba detrás de la bomba en la habitación? El intento de asesinato de Kouga?
1992?
Kagome se movió inquieta mientras su mente se bloqueaba y no sabía que más creer. Tal vez algo de televisión sacaría cosas de su mente?
Ella se aseguró de cerrar las cortinas contra el oscurecido cielo de afuera y se desvistió para la cama antes de agarrar el control remoto para encender la tele.
Sorpresa, sorpresa, otro reporte de noticias del incidente de la limo. Kagome ya había escuchado todo lo que había que escuchar y rápidamente cambió canales otra vez. Los siguientes canales estaban llenos de publicidad, nada sorprendente ya que apenas eran las nueve y los cortes comerciales siempre estaban entre los programas. Así que sólo continuó cambiando hasta que encontró algo que hubiera y fuera digno de observar.
Ella se detuvo en un programa en particular…
Era uno de esos programas de celebridades que sus amigas siempre habían sintonizado para ver. Todo lo que Kagome encontraba ser ligeramente intrusito, asumiendo al igual que una revista de chismes en tu pantalla de T.V en vez de la mesa en la sala de espera de tu doctor. Además, todas las personas entrevistadas sobre celebridades eran los editores de las revistas porque, como todos saben, esas personas saben mucho de las estrellas.
"Salir con Inuyasha fue… wow, supongo." Dijo una vanidosa rubia en la pantalla mientras enroscaba un mechón de improbable amarillo alrededor de su dedo. El pie de la imagen se leía como Eiko – ennovia. "Nos conocimos en una fiesta, básicamente me escogió y me llevó al baño donde debimos habernos besado por horas-"
"Ah." Kagome volteó sus ojos.
"- Y sé que sólo duró una semana, pero nos divertimos." La joven asintió felizmente, pero estaba cercana a las lágrimas. "Síp! Diversión, diversión, diversión!"
"Oh, eso es patético…" Kagome realmente la compadecía y estaba vagamente contenta cuando cambiaron a otra entrevista.
Angelique Spagni. Oh, que alegría…
"Salimos unas semanas." Balbuceó la súper modelo en francés mientras los subtítulos pasaban en la parte de abajo. "Pero entonces...!" ella comenzó a lloriquear con grandes sollozos en francés mientras era designada por los subtítulos como 'Ex más reciente.' "Pero entonces me engañó – con un hombre! Me dijo que nuestro romance sólo fue el producto de una apuesta – que realmente estaba enamorado de su sirviente, un joven llamado Miroku."
Kagome miró fríamente a la joven. "Él no habla francés – él no te dijo nada, greñuda!" Y aún si pudiera hablar francés todo lo que hubiera dicho habrían sido cumplidos a su escote. La mitad de ese sollozante discurso estaba preparado – el resto fue invento de Kagome.
Agradecidamente otra entrevista apareció antes de que Kagome se irritara más.
"Oh, he conocido a Inuyasha desde que era un niño, por contactos con su madre, por supuesto." Esta nueva mujer trabajaba para la revista 'Sure'. Ella se veía un poco seria así que Kagome supuso que era una reportera. "A ella le gustaba dar entrevistas exclusivas para 'Sure' antes de morir. Hubo muchas veces que cuando entraba a su residencia todo lo que podías escuchar cuando pasabas por la puerta era esa fuerte gritería. La primera vez que lo escuché pensé que alguien estaba matando a un niño – pero sólo era Inuyasha. Ese niño solía sentarse en las escaleras y gritar todo el día – sólo dios sabe por qué. Eso perdonaba a su madre porque no había manera de callarlo, y su padre nunca estaba en casa para darle una mano – cuando estuve ahí él siempre estaba en el trabajo. A ese niño le faltó una figura paterna – estuvo rodeado por mujeres día y noche y su madre no lo envió a una escuela normal para hacer amigos normales. Sus padres lo habían encerrado en esa villa desde el día que nació."
Kagome abrazó una almohada bajo su mentón mientras miraba el T.V. Cómo era que estaba aprendiendo más de la niñez de Inuyasha de un especial de T.V que del mismo joven? Sin mencionar el hecho de que millones de personas probablemente estaban enterándose exactamente de lo mismo en ese momento.
La incorpórea narración femenina siguió mientras fragmentos de video aparecían, fragmentos de un pequeño niño con desaliñado cabello blanco y orejas triangulares siendo arrastrado por una acera por una hermosa mujer de similar diseño. No había duda en la mente de Kagome de que la mujer era la infame madre modelo de Inuyasha. Pero en el video ambos estaban rodeados completamente por la prensa con cámaras destellando y micrófonos… ambos se veían muy apurados, y parecía una verdadera lucha caminar en línea recta por el pavimento con tantas personas importunando frente a ellos gritándole preguntas triviales tales como 'A dónde van?'
De repente Kaede apareció en pantalla, casi haciendo saltar a Kagome con sorpresa. "Inuyasha era…" ella hizo una larga pausa. "… no lo que yo llamaría un niño fuera de control. Era desobediente y escandaloso – pero qué niño no lo es?" Sí, Kagome podía relacionar a Souta. "Algunas veces solía pensar que mi hermano era muy suave con el niño, dejándolo salirse con la suya mucho y muy temprano en la vida. Derrumbaría la casa a gritos si no se salía con la suya y llegaba a un punto donde mi cuñada estaba muy asustada de sacarlo de la casa por temor a que hiciera un berrinche en público." Otra vez, una de esas largas pausas se extendió que trajo un frunce al rostro de Kagome mientras observaba a la anciana en pantalla. "Se enderezó sorpresivamente rápido cuando comenzaron a enseñarle ese horroroso deporte. Ha sido un… un angel desde entonces."
"No te fuerces, Kaede." Kagome notó la forma en que la boca de Kaede se torció como si un sabor amargo tocara su lengua mientras decía 'angel'.
Un nuevo video se mostró, describiendo un evento más reciente como si desaprobara el punto que Kagome había expuesto. Una especie de rápida entrevista con el hombre del momento después de una especie de premiación. "Bueno, algunos días estoy feliz de haber sido nominado si pierdo." Dijo Inuyasha pasando un susodicho premio entre sus manos en una forma aburrida y de mala gana. "Pero algunos días me siento como – beep – así que cuando pierdo el premio en esos días yo – beep – a todo el que me hable después."
Hubo una risa nerviosa detrás de la cámara.
"No te rías." Dijo Inuyasha seriamente. "Me siento – beep – hoy, eres afortunado de que ganara el premio, amigo."
No más risas nerviosas detrás de cámara. Kagome sintió los extremos de su boca levantarse mientras intentaba suprimir una sonrisa. Eso era típico de Inuyasha…
"Fue el año antes de que comenzara a entrenar en esa salvaje técnica de boxeo." La reportera de 'Sure' estaba de regreso y más contemplativa que nunca. "Cada año desde su nacimiento la prensa siguió a ese niño y a su madre a donde quiera que iban. La prensa americana estaba enloquecida con chismes por esos primeros tres años, y cuando la familia regresó aquí la prensa japonesa comenzó donde la americana había quedado. Cada viaje de compras al supermercado por comestibles fue documentado. Cuando su madre dejaba la casa para sacar las canecas de la basura siempre había al menos un fotógrafo escondido en los arbustos observándola."
Kagome siempre había encontrado la idea de observar a alguien sacar sus canecas un poco perverso, sin importar lo famoso que fueran.
"Pero en 1992 Inuyasha desapareció de la faz de la tierra."
Kagome se sentó abruptamente, su atención enfocada solamente en la pantalla de televisión.
"De repente nadie podía encontrarlo." Continuó la mujer de 'Sure'. "El niño no podía ser encontrado. Sus padres no lo llevaban a donde solían y cuando les preguntaban en entrevistas dónde estaba su hijo siempre había un 'sin comentario.' Lo próximo que supimos en años siguientes y que escuchamos, de repente, era que Inuyasha se está entrenando en artes marciales a la tierna edad de siete."
Lentamente las piezas en la cabeza de Kagome estaban comenzando a moverse… pero no lo rápido suficiente para realmente alcanzar la verdad del 92.
"Hubo una joven reportera, con el nombre de Kikyo, que pasaba a ser muy cercana a la familia," continuó la reportera, mirando hacia arriba como si recordara detalles medio olvidados. "Recuerdo hablarle un día y ella dijo que había algo muy divertido sobre la desaparición de nuestro icono adolescente en 1992. Lo último que supe de ella era que estaba en la búsqueda por su cuenta ese año… nunca regresó con algo productivo. De hecho nunca regresó. Lo que recuerdo, ahora está trabajando como la agente de Inuyasha."
Kikyo? Una pieza del rompecabezas encajaba en el lugar… pero Kagome aún no veía toda la imagen.
Pero a este punto el especial de T.V había vuelto su enfoque a Joi Ito y de repente todos estaban hablando de la música. Tal vez Kagome normalmente se hubiera quedado para observar el programa de su cantante favorita, pero estaba tan concentrada en ese pequeño bocado de información de Kikyo y 1992. Tenía la sensación de que si los productores del programa supieran lo que había pasado en el 92 entonces tal vez todo el programa estaría dedicado a ese año y a Inuyasha.
Pero Kikyo obviamente había tropezado con la verdad… y le habían pagado por cerrar su boca con una oferta de trabajo de toda la vida… o algo más la había obligado a huir de sus instintos de reportera y mantener el secreto dentro de la villa.
"Grandioso, cómo voy a dormir ahora?" Se preguntó Kagome mientras apagaba la T.V y se desplomaba sobre la cama. Su mente ahora estaba corriendo con preguntas sobre Kikyo y ese año particular…
La muerte que ella había presenciado esa mañana fue borrada temporalmente de su mente.
Con un suspiro se levantó y caminó hacia la ventana para dejar entrar algo de aire fresco en la encerrada habitación. Pero al minuto que abrió la puerta del balcón un movimiento abajo captó su atención. Mirando de repente en la oscuridad ella vio otra vez el movimiento y rápidamente corrió para inclinarse sobre la baranda del balcón para ver apropiadamente. El asesino de esa mañana regresó con perfecta claridad y su corazón comenzó a relampaguear en su pecho. Estaba breve de huir del borde con temor.
Pero cuando captó vista del movimiento otra vez, se calmó de cierta forma. Sólo era uno de los guardias inspeccionando el perímetro de la casa. El estaba vestido completamente de negro con todo a prueba de bala y un rifle descansando en un brazo mientras el otro estaba empleado en mantener a un gran pastor alemán a sus talones. Kagome se relajó ligeramente, reprimiéndose por ser tan fácil de asustar, pero eso no la detuvo de notar al segundo guardia en similar atuendo a pocos metros detrás del primero. O el tercer guardia… o el cuarto y quinto.
De hecho, había unos cuantos guardias. Kagome ladeó su cabeza mientras contaba a los hombres escondidos alrededor de la piscina, manteniéndose cerca a los arbustos y a las paredes del edificio. Por qué la seguridad había sido triplicada? Cuadruplicada?
"Hmm…" Canturreó ella para sí mientras regresaba a su habitación, pensando en la rareza. Tal vez Kikyo había aumentado la seguridad debido a los eventos de esa mañana. En realidad, se hubiera sorprendido si Kikyo no hubiera hecho nada…
Kagome se sentó en el borde de la cama por un momento antes de pasar una mano sobre su rostro. Necesitaba relajarse de alguna forma… pensó en el piano pero eventualmente decidió lo contrario. No estaba de humor para hacer música. Cualquier nota que tocara sería amarga y miserable… sentía suficiente de las dos emociones sin necesidad de escucharlas en su música.
Así que se decidió por un baño. Uno con muchas burbujas y sales aromáticas. Kagome suspiró con una ligera sonrisa mientras se dirigía al baño para comenzar a dejar correr el agua… pero era lento, así que supuso que podría bajar a la cocina y agarrar una naranja o algo para distraer su estómago mientras se mojaba en la bañera.
Dejando el agua abierta a paso lento para que no se derramara si se demoraba, ella salió de su habitación y bajó las escaleras. De alguna forma correr por las escaleras parecía más rápido que tomar el elevador en este instante. Probablemente ya podía encontrar la cocina con los ojos vendados así que tuvo poco problema en localizarla en menos de un minuto.
Ella se deslizó por las puertas, sabiendo que había poco probabilidad de alguien levantado a esa hora por una merienda… lo cual era por qué el joven al lado del horno con el cuchillo la asustó. "Ahh!"
Inuyasha hizo una fuerte mueca ante su corto grito y lanzó el cuchillo sobre la tabla de cortar. "Perra! A qué estabas jugando!"
"Oh…" Kagome mantuvo una mano en su pecho otra vez maldiciendo a sus desgastados nervios. "Sólo eres tú… pensé que ibas a matarme!"
"Pero tú te topaste conmigo!" Espetó Inuyasha, levantando otra vez el cuchillo con un ceño fruncido mientras regresaba a su pequeño proyecto en la tabla de cortar. "No deberías ser tan sensible, Kagome."
"Eso es rico." Ella le dio una crítica mirada mientras avanzaba para recostarse contra el mesón. "Lo dice el hombre que estaba temblando como una hoja cuando apuntó una pequeña pistola a un hombre malo."
Inuyasha sólo resopló, como si no creyera en su declaración. Probablemente estaba tratando de evitar ser a acorralado por su momento de momentánea debilidad a orilla de esa carretera. Kagome sabía que últimamente estaba tratando de evitar darle cualquier oportunidad para entrar y sacar al verdadero Inuyasha.
"Qué estás haciendo?" Preguntó ella, cambiando el tema rápidamente.
Eso le sacón una sonrisa. "Estoy deshuesando un abadejo."
Bueno eso… había sonado completamente a otra cosa. Sólo tenía que asegurarse… "Tú le estás haciendo qué a un abadejo?"
"Deshuesando!" respondió él animado. "Me gusta el pescado-"
"Demasiado, huh?"
"Déjame terminar." Él levantó el cuchillo y apuntó el medio deshuesado filete en la tabla. "Cocinera nunca me deja tocar las cosas en el refrigerador durante las horas del día, así que tengo que hacerlo en secreto bajo la oscuridad."
"Me atrevo a preguntar por qué estás cocinando un pescado pasadas las nueve y media un miércoles en la noche?" ella le levantó una ceja y se sentó en una banca cerca al mesón donde él deshuesaba…
"Hambre…" respondió él con un encogimiento de hombre. "Me gusta el pescado y-"
"Observaste un programa de cocina, verdad?" Notó ella, recordando uno de los canales que había pasado antes de encontrar ese pequeño documental de las celebridades.
"Bueno, era eso o ver a un grupo de personas que apenas conozco calumniándome porque están celosas." Replicó él. "Angelique Spagni le ha balbuceado al mundo que soy gay… primera vez que entiendo lo que dice."
Kagome mordió su labio. "Tal vez escuchó que te dispararon en un bar gay."
"CERCA a un bar gay." Corrigió él automáticamente.
Ella ladeó su cabeza levemente. "Entonces viste el programa?"
"Mm… no lo hago normalmente. No había nada más." Él se encogió. Ella estaba por abrir su boca para seguir con eso cuando él la interrumpió. "Y antes de que preguntes, no me molesta. La gente ha estado hablando de mi toda mi vida, a mis espaldas y en mi cara como si no estuviera ahí. No me molesta tanto como crees."
"Me molestaría." Confesó Kagome, agradecida de que no era lo conocida suficiente para crearle chismes. "Si la gente estuviera diciendo que yo era gay a mis espaldas… probablemente no me gustaría." Por supuesto, esto instantáneamente le recordó de la alegre Seiko en esa fatal fiesta. "Aunque… tal vez no sería injusto decir que…"
"Qué?" Sus orejas se levantaron alertas. El abadejo fue olvidado momentáneamente mientras la miraba intensamente. "Por qué dices eso?"
"Bueno…" ella se movió distraídamente en la silla. "Recuerdas esa fiesta a la que me llevaste? Bueno… esa chica que te 'saludó' en esa forma 'amistosa', hizo exactamente lo mismo conmigo."
Su boca se desplomó, y pasó un momento antes de que pudiera hablar otra vez. "Estás diciendo que Seiko te besó!"
Kagome asintió. Realmente no le molestaba tanto… pero en verdad era uno de los pocos recuerdos que tenía de esa noche. "Sí. Totalmente en los labios al momento que te fuiste."
"Oh cielos!" chilló él, levantando sus manos hacia su cabeza. "Me lo perdí!"
Kagome volteó sus ojos. "Qué es tan atractivo de ver a dos chicas besándose? No es la gran cosa."
Él se encogió, aunque se veía empeñado y distante de repente. "Dos chicas besándose es mucho más excitante que ver cualquier otro tipo de pareja."
Kagome lo miró. "No lo sé…" dijo ella con burla. "No me importaría verte besándote con un chico por una vez… y…"
Ella se desvaneció cunado su mirada empañaba se transformaba en algo más. Él desvió su atención firmemente en el abadejo sobre la tabla de cortar. Kagome frunció. "Qué pasa con tu cara-"
"Nada." Dijo él rápidamente. Muy rápidamente.
Así que tal vez el incidente del 92 estaba engañándola… pero sabía que estaba mirándola a la cara en ese momento. Una lenta sonrisa se extendió en su rostro mientras lo observaba deshuesar el abadejo. "Y…" ella se inclinó, descansando su mentón en la palma de su mano. "Cuál era su nombre?"
Él hizo un débil sonido de derrota en su garganta mientras soltaba el cuchillo otra vez y miraba al cielo como en una silenciosa oración por piedad. "Sabes esa vez que fui herido cerca de un bar gay…?"
"Posiblemente." Oh, esta era dulce y deliciosa tortura. Su sonrisa se amplió más.
"Bueno… yo no estaba pasando… en realidad estuve ahí casi toda la noche antes de salir y resultar herido."
Los ojos de Kagome se abrieron. "Qué demonios estabas-!"
"No lo sabía!" espetó él fuertemente, haciéndola resoplar con una risa pobremente contenida. "Pensé que era un bar ordinario – los drag queen se veían realmente auténticos!"
"Oh Inuyasha…" No te rías, Kagome, no te rías…
"Y ahí estaba esta pollita." Dijo él miserablemente. "Tenía piernas por qué morir y un rostro realmente bonito… así que fuimos detrás del club a un callejón para ponernos a-"
"No tienes que entrar en detalles-"
"Todo parecía real!" dijo él defensivamente. "Pero entonces cuando puse mi mano bajo su falda… sentí algo en mi mano."
Kagome no sacudió sus anteriores ideas mientras se rendía a la risa. Tampoco podía dejar de reír – aún cuando vio la disgustada expresión de Inuyasha, sólo le añadió a sus carcajadas y pronto estaba sujetando su estómago como si luchara por respirar y reír al mismo tiempo. Inuyasha la observó en forma disgustada, tocando su cuchillo cariñosamente.
"T-tú besaste…" ella jadeó entre risas. "A un drag queen!"
"No es así de divertido!" espetó él.
"Sí lo es!" Rió ella. "Deberías ver tu cara en este momento!"
"Tú no vas a hablarle a nadie de esto." Le dijo él severamente. "Si alguien descubre que me besé con un drag queen entonces seré la burla de Japón."
"No te preocupes, no te preocupes." Ella golpeó suavemente su tenso brazo. "No le diré a nadie nuestro pequeño secreto."
"Si lo haces te demandaré por todo lo que vales." Dijo él ligeramente, pero kagome no tenía duda de que cumpliría su amenaza si rompía su promesa. Ella lo observó casualmente por un momento antes de decir algo que había estado en su mente desde esa mañana. "Gracias por salvarme…"
Él volteó sus ojos. "Qué se supone que debía hacer? Dejar que continuara amenazándote? No es como si no estuviera en mi camino – y también estaba en mis intereses detenerlo – quiero decir, una vez que él te matara sólo voltearía el arma hacia mi y haría lo mismo-"
"Basta." Kagome le tocó su brazo ligeramente. "Sólo acepta mis gracias y no discutas."
"Pero-"
"Inuyasha!" Ella le dio un empujón y se volteó, levantando su vaso del mesón mientras se dirigía hacia la puerta. "Gracias. Sólo déjalo así."
"Sí señora." Inuyasha la saludó mientras salía de la cocina.
Bien… de vuelta a deshuesar el abadejo.
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"Y qué está pasando?" Sango bostezó mientras entraba a la sala de seguridad.
Miroku copió el bostezo y apuntó vagamente a las pantallas. "Está muy tranquilo." Él se encogió. "Inuyasha está haciendo otra vez esa cosa en la cocina y todos los demás se fueron a la cama."
"Oh bien… entonces tal vez podamos irnos pronto?" Sango frotó su rostro cansadamente. "Estoy descuartizada…"
"Estás descuartizada?" Miroku le entrecerró los ojos. "Tú no fuiste quien tuvo que convencer a la prensa hoy que Inuyasha no le disparó a nadie…"
"Mm." Sango sólo gruñó su consolación y se sentó en el escritorio a su lado. Se sentaron en silencio los próximos minutos, observando distraídamente los monitores de vigilancia. Eventualmente, Sango bostezó de nuevo. "Estoy cansada."
"Lo sé. Tienes que…" Miroku se interrumpió, mirando atentamente uno de los monitores de la piscina. "Qué fue eso?"
Rápidamente Sango siguió su mirada, muy alerta. Lo que sea que Miroku haya visto… se fue. "Tal vez fue uno de los guardias?"
"No parecía un guardia para mi."
Ellos observaron cuidadosamente por un momento, Miroku llamó por radio a uno de los guardias para revisar lo que podría haber visto. Ellos vieron que el guardia informado en la pantalla se volteó y se dirigió en dirección de la piscina.
Luego la energía se interrumpió y quedaron en la oscuridad. Los monitores chisporrotearon y se apagaron, dejando a Sango y a Miroku con pequeñas chispas de luz en cada pantalla.
"Mierda." Miroku se tambaleó sobre sus pies, ya colocando su mano en su audífono. "Kikyo – la energía se fue!"
"Lo sé." Vino la amortiguada respuesta. "Encuentra a Inuyasha."
"La cocina." Le dijo cortamente Miroku a Sango.
Ambos abandonaron la sala de seguridad a favor de encontrar la cocina y a Inuyasha, esperando llegar en su ayuda si era necesario. Para su alivio lo encontraron a medio camino. "Algo está pasando." Le informó Sango a la perpleja estrella cuando entraron al foyer. "Tienes que quedarte con nosotros y-"
"Escuché algo arriba." Interrumpió Inuyasha sin cuidado, moviéndose ya en dirección de las escaleras.
"Inuyasha!" gritó Miroku tras él. Pero con la velocidad supernatural de Inuyasha, tenían problemas para seguirlo a un buen paso. Cuando el Hanyou desapareció por las escaleras Miroku sólo pudo llamar a Sango para seguirlo mientras corría tras él.
Parecían dirigirse al segundo piso, por el mismo corredor de habitaciones donde Inuyasha y Kagome se quedaban. Voltearon la esquina a tiempo para ver a Inuyasha lanzando su peso contra la puerta de Kagome.
"Qué pasa?" Miroku se abalanzó, pero disminuyó cuando sus pasos se volvieron golpes húmedos. Mirando hacia abajo notó que el piso estaba completamente mojado.
"Hubo una inundación?" Jadeó Sango cuando los alcanzó y notó el estado de la húmeda alfombra. Parecía estar emanando debajo de la puerta que Inuyasha estaba tratando de derribar.
"Kagome!" gritó Inuyasha mientras lanzaba su peso una última vez. Hubo un sólido crujido de madera y la puerta se abrió a regañadientes. Inuyasha no desperdició tiempo en entrar en la habitación mientras Miroku y Sango lo seguían ligeramente más titubeantes, aún pensando en toda el agua en el piso.
El Hanyou hizo un camino directo hacia la puerta abierta del baño, enviando a volar agua con cada paso apresurado. Él se detuvo en seco en el marco.
Miroku llegó tras él y miró el baño sobre el hombro de Inuyasha, ya lo apretaba una cantidad de pánico y confusión. "Dónde está?"
Los grifos del baño aún estaban abiertos en una bañera llena hasta el tope, una continua corriente de agua caía por los bordes sobre el linóleo piso, inundando todo el baño. Kagome no estaba ahí. Inuyasha se tomó sólo un momento para inspeccionar el daño antes de voltear de repente a mirar la ventana. "No está aquí…" Murmuró él suavemente, empujando a Miroku mientras se dirigía hacia el balcón.
Las suaves cortinas ondeaban gentilmente con la puerta del balcón abierta.
"Oh dios…" Sango cubrió su boca cuando se dio cuenta de lo que había pasado.
Miroku estaba muy conmocionado para lograr más que pasar su mano por su cabello.
Inuyasha se tomó un momento para mirar alrededor del vacío balcón antes de mirar a Miroku y a Sango. Él emitió una última orden. "Regresen la energía!" y antes de que pudieran protestar, saltó por un lado del balcón y cayó dos pisos hacia el suelo pavimentado de abajo.
No perdió mucho tiempo mirando alrededor, tenía el olor y era suficiente. Él se retiró del borde de la piscina y bajó las escaleras incrustadas en el acantilado, dirigiéndose hacia la playa.
Sonidos de gritos y motores hicieron eco desde la arena y cuando llegó a la cerca eléctrica, descubrió que ya estaba desactivada y abierta. El guardia a su lado estaba inconsciente. Él lo pasó sin vacilar. "Kagome!"
Lo que vio comenzó a horrorizarlo. Kagome no respondió, o probablemente no podía porque estaba envuelta en una sábana y montada en un bote por varias personas usando ropas oscuras. Máscaras cubrían sus rostros, haciendo imposible la identificación, pero aún así a Inuyasha no le importó. Sus ojos estaban solamente en el frígido bulto de sábanas siendo empujado entre ellos. "KAGOME!"
Gritas su nombre probablemente no había sido buena idea. Las personas con máscaras ya lo habían notado y rápidamente estaban subiendo al bote, encendiendo el motor.
Maldiciendo por todo lo que valía, corrió por la arena, desesperado de alcanzar ese bote antes de que arrancara. "Kagome!"
El bote ya estaba alejándose en la oscuridad, y él aún no había alcanzado la resaca. Pero estaba convencido de que lo lograría. Incluso cuando perdió vista completamente siguió corriendo mientras escuchaba el zumbido del motor del bote desaparecer en la distancia.
Él chapoteó entre las olas y finalmente llegó a un alto, hasta la rodilla en la congelante agua. Escuchó atentamente.
Estaba completamente en silencio.
"No…"
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Continuará…
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Lrchan:
X3, otro capitulo...y bueno espero que lo hayan disfrutado. Y ya saben, pueden visitar mi foro XD, que esta muuuy abandonado. Anime-love.foro.st
Los espero.
