Día 4
Recuento de los daños
Después de aquella gran explosión, Sango decidió regresar a las oficinas centrales de la unidad 09. Necesitaba descanso y atención medica.
Sango y Miroku escaparon de aquel incidente, sin embargo no se podía considerar una victoria. Resultaron heridos en combate. Lobezno perdió la vida, pero siguió luchando hasta al final, no hay muerte más honrosa para un soldado.
Miroku resulto herido de gravedad, y el golpe de Kagura hizo que al fin sucumbiera al cansancio ya que la mayoría de sus heridas ya habían sido provocadas antes de hacer su aparición para salvar a Tigresa. Entre estas heridas están varios golpes que provocaron pequeños sangrados internos y múltiples impactos de bala. Sin duda mortales sino hubiera portado una armadura.
Sango no estaba en tan mala condición, solo tenía algunos golpes pero ninguno de ellos de gravedad. Solo necesitaba descanso. Ryoshi y Lin escucharon el reporte de Sango, una vez que ella despertó.
Rápidamente se movilizo un equipo de reconocimiento, para buscar a la chica que Sango había rescatado hace un par de días. La casa de Miroku estaba hecha un desastre, al parece hubo una dura batalla en el interior. Pero no había ningún rastro de la chica.
Alrededor de las cinco de la tarde Miroku finalmente despertó. Sango estaba a su lado en aquella fria sala de recuperación. – ¿Cómo te sientes?- Pregunto Sango con una ligera sonrisa en el rostro. – Como si me hubiera arrollado un camión. Pero mejor ahora que veo que estas preocupada por mi-
Sango no pudo evitar sonrojarse, y desvió la mirada.– Es solo que tengo que preocuparme por mis compañeros de batalla – Respondió Titubeando un poco.
Miroku se levanto un poco, se recargo contra la cabecera de la cama. Extendió su mano, sujeto la de Sango. – De cualquier manera, gracias - Sango se quedo sin palabras al escuchar eso.
De repente, la puerta se abrió. Lin, la asistente personal del jefe, entro a la sala. – Necesito hacerle unas preguntas, Sr. Comadreja –
- ¿Qué necesita saber de mí? – respondió Miroku con una actitud muy seria.
El interrogatorio comenzó. - ¿Dónde esta la chica que estaba a su cuidado?-
- Se la llevaron. Eran bastantes, estaban bien armados y entrenados. Protegí a Kagome cuanto pude, pero al final se la llevaron sin que pudiera hacer nada.- Miroku bajo la cabeza-
-Entiendo. ¿Pudo ver a que grupo pertenecen? ¿Por qué quien a esa chica?- Lin siguió preguntando.
-Lo siento pero no se con que intenciones se la llevaron, pero pude ver que sus uniformes decían KSO, además usaban armamento de clase militar y armaduras de clase 3, justo como las de la unidad 09 –
- Entiendo. Gracias por su cooperación- Lin salio de la sala, se detuvo en la puerta un momento - por cierto, es un gusto verle de nuevo, Comadreja – y cerro la puerta.
- ¿Qué quizo decir con verte de nuevo? – Sango tuvo su primer ataque de celos
- ¿Por qué te sorprendes? Ya nos hemos visto en el pasado, ¿o acaso no me recuerdas? –
Sango se quedo pensando un par de segundos. –Claro que no me recuerdas, yo me fui de la unidad 09 cuando tu fuiste invitada a la primera audición – Miroku hablaba con gran nostalgia en su voz.
Y pensar que Sango una vez creyó que él era un criminal, y no se había dado cuenta que había estado al lado de uno de los mejores agentes que ha tenido la unidad y dicho sea de paso, el único hombre que la ha hecho sentir como una mujer completa.
De nuevo se abrió la puerta, y ahí estaba él, la más grande leyenda viviente. El jefe en persona. Sango lo saludo - ¿Jefe? ¿Cuándo llego?- Pregunto Sango desconcertada.
-Hace un par de horas… descanse Tigresa – Respondió el jefe, tan frió e inexpresivo como siempre. Sango bajo su brazo inmediatamente.
- ¿No ha cambiado ni un poco, verdad? – Miroku le dijo al jefe con una sonrisa irónica en su rostro. - ¿Y por lo que veo tu tampoco? Pero me alegra que estés de vuelta – Eran como dos viejos amigos conversando.
- Bien basta de palabrería, es hora de irnos. Tenemos una misión que cumplir. Es hora de terminar con Kumo Corp. Atacaremos sus oficinas centrales, necesitamos saber que ocultan, porque asesinaron a tantas personas, secuestraron a una chica y sobre todo, vengarnos por la muerte de nuestro compañero – Dijo el jefe, un poco alterado de su estado normal de inexpresión. – Así que Tigresa y Comadreja alístense, salimos en una hora - -Si, señor – respondieron Sango y Miroku. El jefe salio de aquella sala.
Minutos mas tarde, Sango y Miroku se reencontraron en la armería. – Parece que tu y el jefe son muy buenos amigos… - dijo Sango.
-Mi padre lucho junto con el jefe por muchos años, antes de formar la unidad 09. Y cuando mi padre murió, el Jefe se hizo cargo de mí – Le respondió Miroku tan nostálgico como antes.
– Entonces, el es como un segundo padre para ti, ¿no? - Sango prepara su rifle de asalto mientras hablan, - Supongo que sí, después de todo siempre quise ser como él y mi padre. Un soldado – Se quedaron en silencio unos minutos.
- ¿Y tu tienes familia? – Le pregunto Miroku.
- La tuve. Mis padres murieron en un accidente y mi hermano y yo fuimos enviados a hogares substitutos ya que no tenemos ningún pariente, y no le veo desde entonces – Respondió Sango, mientras una lágrima se escapa a través de su mejilla.
-Lo siento, no quise hacerte sentir mal- Miroku puso su mano en el hombro de Sango.
-No te preocupes, no es nada- Sango no sonaba sincera.
-A todo el personal, reportarse a sus puestos designados. Es hora de irse- Después de oír eso, Sango y Miroku se dirigieron inmediatamente hacia la zona de despegue. Todos los demás estaban abordando los helicópteros. –Buena suerte- Le dijo Miroku a Sango, ella solo asintió con la cabeza. Y ambos abordaron a sus respectivos lugares. Iban en helicópteros separados. El despegue se llevo a cabo sin problemas, una nueva batalla estaba por comenzar.
