Dead Famous
Por Rozefire
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Capítulo 23
Perdidos
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"No creo en cuánta mierda nos encontramos…" Kikyo no era el tipo de mujer que normalmente se encontraría maldiciendo, pero incluso ella estaba comenzando a sentir la tensión de su situación. Ella hojeó las declaraciones escritas en los papeles en sus manos para recordarse de lo que iba a decir, pero estaba más enfocada en el murmurante sonido de conversación en la sala de prensa más allá de esa puerta. Sonaba como un enjambre de furiosas abejas.
Kagome Higurashi había sido secuestrada por una banda de enmascarados en medio de la noche… y el público quería respuestas.
"Sólo recuerda lo que escribí y estaremos bien." Le dijo Miroku y ella le disparó una fría mirada. Pudo haber escrito todas las líneas en los papeles que ella sostenía, pero él no era quien tenía que encarar a una multitud de furiosos y demandantes reporteros. Por sentado, sabía cómo funcionaban sus mentes, pero estaba tomándole todo su autocontrol para evitar estallar en sudor frío.
"Estamos jodidos…" murmuró ella para sí. "Estamos tan jodidos… no creo que dejáramos que pasara esto."
"No hay caso en estresarlo," le dijo Miroku severamente, abriendo la puerta levemente para inspeccionar la escena adentro. Se veía dolido cuando la dejó cerrarse de nuevo. "Ahora está fuera de nuestras manos, no podemos hacer nada excepto responder preguntas. Es la policía quien tiene que encontrarla."
"Si algo malo le pasa Miroku-"
"Mira, si Jinko Aida está detrás de esto como lo dijimos," Miroku la interrumpió, "Entonces por qué estaría tras Kagome? Esa joven no está involucrada en nuestros asuntos, así que por qué ir tras ella y no por Inuyasha? Kagome no es a quien quiere… creo que está a salvo por ahora."
"Por ahora." Dijo Kikyo fríamente. "Espera hasta que Inuyasha haga algo irracionalmente estúpido."
Ellos permanecieron en incómodo silencio por unos segundos, ambos entraron a la situación desde sus separados puntos de vista. De repente Kikyo movió su cabeza con una mueca de disgusto. "Vamos a terminar con esto." Anunció ella más para sí antes de pasar a Miroku y la puerta de la sala de prensa.
Al momento que entró hubo un destello de cámaras en su dirección de los reporteros reunidos. Ella lo ignoró y se dirigió a la mesa a la cabeza de la sala para sentarse y hacer su declaración. Se acomodó primeramente en su inexpresiva manera mientras dirigía su mirada a las filas ante ella. "Damas y caballeros… es mi obligación confirmar que Kagome Higurashi fue secuestrada anoche de la propiedad de Inuyasha. El rapto fue repentino y sorpresivo. Todos estamos sacudidos por ese inesperado giro de eventos. La policía ya ha dirigido su investigación en encontrar a Kagome Higurashi y a los perpetradores que la tienen. No hay noticias aún de su paradero, pero tenemos esperanzas. Todavía es muy temprano para clarificar mucho más." Kikyo pausó y levantó la vista. "Ahora responderé sus preguntas."
Manos se levantaron. Cuidadosamente Kikyo seleccionó uno de los más dóciles reporteros del frente. "Tú con el bigote."
Él se levantó. "Diario Beagle. Srta. Kikyo, por qué las medidas de seguridad de la residencia de Inuyasha le fallaron a Kagome Higurashi en su momento de necesidad? Cómo fue que una estudiante de quince años fue secuestrada de una de las instalaciones más seguras de este país?"
Kikyo se erizó interiormente. "Hubo un corte de energía justo antes del secuestro. Fue un ataque furtivo altamente organizado que no pudimos predecir. Esas personas obviamente planearon llevarse a Kagome Higurashi."
Hubo un conmocionado murmullo que hizo fruncir a Kikyo. Por supuesto que habían planeado llevarse a Kagome! Por qué más habrían entrado a la villa para secuestrarla? Qué era tan sorprendente?
Otro reportero se levantó. "Srta. Kikyo, hay alguna idea de quién podría haberse llevado a Kagome Higurashi?"
Sí. Muchas, muchas ideas. Inuyasha tenía muchos enemigos… no era que el público fuera a ser informado de ese pequeño secreto. "No. Aparte de eso no sabemos quién tendría motivo para llevarse a Kagome."
La entrevista continuó y la paciencia de Kikyo se estrechó más mientras se agotaba más y más.
"Cómo ha tomado la noticia los padres de la joven?"
"No he hablado directamente con la familia de Kagome, pero estoy segura que están tan conmocionados y desolados como nosotros."
"Por qué los secuestradores no fueron perseguidos si fueron vistos entrando y saliendo del edificio?"
"Usaron un bote. El agua no deja rastros para seguir así que fuimos incapaces de rastrear sus pasos."
Y por último… "Qué tiene que decir Inuyasha sobre este secuestro?"
Kikyo se detuvo un momento, pensando duro una forma de responder eso sensiblemente. Aunque… siempre podría decir la verdad. "Inuyasha está más turbado que cualquiera de nosotros. Ha tomado esto como un ataque personal y sólo se culpa a sí mismo por la pérdida de Kagome."
Un gentil murmuro de 'ow' pudo escucharse. Kikyo bajó su mirada brevemente hacia la mesa frente a ella, tratando de esconder su cínica expresión. No le tomaba mucho tener a esos hombres comiendo de la mano de Inuyasha.
Después de eso, Kikyo no respondió más preguntas y rápidamente hizo su cierre. "No hay duda que estamos haciendo todo el esfuerzo por localizar a Kagome Higurashi gastando cada recurso a nuestro alcance. Las personas que han cometido este perverso crimen pagará claramente y encontraremos a Kagome Higurashi."
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"… y encontraremos a Kagome Higurashi."
"Sí, buena suerte con eso."
Inuyasha tomó otro sorbo de la cerveza en su mano y pateó su pie en un ritmo distraído contra el muro del mar. La tienda electrónica opuesta tenía al menos diez televisores en la vitrina, tres de los cuales estaban sintonizados en el canal de veinticuatro horas de noticias que pasaba a estar emitiendo una entrevista con su agente. El volumen estaba bajo pero eso no presentaba problema para su agudo oído.
Una joven adolescente se detuvo mientras lo pasaba en la acera. Ella lo miró enmudecida y él simplemente la miró. "Qué estás mirando?" le espetó él. "No has visto una superestrella frecuentando una esquina antes?"
Ella aceleró indignada.
"Está bien! Estoy medio tomado también!" gritó él tras ella.
Tan pronto como ella estuvo fuera de vista, él rió y llevó la botella de cerveza a sus labios otra vez. Él dejó de reír instantáneamente cuando se dio cuenta que la botella ahora estaba vacía. "Oh mierda." Murmuró él para sí, volteándola de arriba abajo y sacudiéndola como si eso produjera más alcohol. Cuando descubrió que era muy improductivo, gruñó y lanzó la botella sobre su hombro y abajo al otro lado del muro. Él notó el claro choque cuando golpeó las rocas abajo con una punzada de satisfacción.
Pero ahora estaba falto de cerveza.
Esa depravación por nicotina también estaba comenzando a pesar sobre él… había estado escaso de parches de nicotina por cinco horas.
Su salvación llegó en la forma de un hombre fornido de mediada edad bajando por la calle hacia él encendiendo su propio cigarrillo. Inuyasha enfocó una penetrante mirada en él y saltó del muro, moviéndose para interceptarlo.
Tal vez deba dejarlo en algún otro momento. Tal vez un momento cuando sus niveles de estrés estuvieran al mínimo.
"Oye tú!" Lo llamó Inuyasha.
El hombre de mediana edad levantó la vista, reconocimiento golpeó su rostro. "Oye, no eres tú-"
"Sí, tengo mucho de eso." Inuyasha lo interrumpió rudamente, mereciéndose un sospechoso ceño fruncido. "Tienes más de esos cigarrillos?"
"Piérdete, niño." El hombre lo pasó empujándolo rudamente. Inuyasha se tambaleó levemente (mayormente porque estaba cercano al estado 'completamente ebrio' de la sobriedad) pero cuando rozó contra el hombre se aseguró de deslizar una mano discretamente por el abultado bolsillo de su chaqueta, sacando la mercancía sin alboroto.
Él se enderezó después de que el hombre había terminado de empujarlo y se alejaba rápidamente, refunfuñando sobre niños malos con malos hábitos. Inuyasha no le prestó atención mientras sacaba rápidamente uno de los cigarrillos y uno de los fósforos del pequeño paquete. Una raspada en la áspera superficie del muro y el fósforo se prendió en llamas.
"Dulce misericordia…" Él suspiró contento mientras el venenoso y amenazador humo llenaba sus pulmones. Se separó del inocente adhesivo blanco lo suficiente para mirarlo cuidadosamente. Kagome tendría pocas cosas que decirle si lo veía haciendo esto… Él se bufó y volteó sus ojos mientras se recostaba otra vez contra la pared. "Poca posibilidad de que pase."
El cigarrillo se acabó muy rápidamente para el gusto de Inuyasha y lo lanzó sobre el muro cuando llegó a una simple colilla. Comenzó a sacar otro, pero dudó… de verdad no debería continuar, después de todo estaba tratando de dejarlo. Pero otra parte de él estaba recordándole tranquilamente que tal vez un mejor momento para dejarlo sería después de que Kagome fuera a ca-
Él interrumpió repentinamente ese tren de ideas y sacó el siguiente cigarrillo completamente. Otro fósforo y un momento después estaba recostando sus codos en el muro y mirando hacia el mar con ojos cubiertos. El cigarrillo encendido colgaba débilmente entre sus dedos, rechazado.
Inuyasha suspiró y cerró sus ojos. "Pude haberla salvado…"
Fuertes y furiosos pasos estaban regresando desde su izquierda. No necesitaba levantar la vista para saber que el hombre de mediana edad al que había robado estaba regresando por venganza. No pasó mucho antes de que Inuyasha sintiera un furioso dedo golpeando su hombro.
"Sí, qué?" Demandó Inuyasha cortamente.
"Robaste mis cigarrillos." Hubo una terrible sensación de presagio en ese tono que Inuyasha no perdió.
Pero aún así lo ignoró. En vez, tomó una chupada de su cigarrillo y dejó salir el humo lentamente. "Qué te hace pensar eso?" dijo él condescendientemente.
La mano que había golpeado su hombro ahora lo tomaba fuertemente, girándolo con un movimiento brusco. Antes de que Inuyasha pudiera verle pies y cabeza a la situación fue golpeado en la cara por un gran y macizo puño.
"Eso te enseñará por robar las pertenencias de los demás!" Sermoneó el hombre mientras Inuyasha caía contra el muro por la viva fuerza del golpe. Afortunadamente su rostro y sentidos estaban intactos, pero si hubiera sido una noche humana…
"Me golpeaste!" Acusó él acaloradamente.
"Tú me robaste!"
"No sabes quién soy yo!" Demandó Inuyasha.
"Me importa poco!"
Eso lo hizo. Aún sin molestarse en subir sus mangas Inuyasha se abalanzó tan duro como fue necesario. Fue suficiente para enviar al hombre contra el suelo y permanecer consciente lo suficiente para pronunciar: "Ah mierda… tú eres él…!" Antes de desmayarse completamente.
"No estoy para que se metan conmigo hoy!" Espetó Inuyasha.
Al otro lado de la calle ya habían unos mirones mirando a Inuyasha y al hombre inconsciente en shock, reconocieran o no, a Inuyasha particularmente no le preocupó cuál. Pasó su cabello sobre su hombro presumidamente y guardó los cigarrillos y fósforos en su bolsillo. Los guardaría para después - justo entonces probablemente era mejor salir de ahí antes de que alguien llamara a la policía.
Policías husmeando a su alrededor otra vez era lo último que necesitaba en el momento.
De nuevo mientras vagaba por el camino a lo largo del muro, se encontró dándole vueltas a lo que había pasado la noche anterior. Si hubiera sido un poco más rápido podría haber alcanzado a Kagome y salvarla? Si hubiera ido directo al balcón en vez de al baño hubiera podido bajar a la playa a tiempo para alcanzar el bote?
Tal vez hubiera nadado tras ellos a pesar de todo. No había escuchado ningún motor… pero qué si sólo los hubieran apagado y estuvieran sentados a cien metros en la oscuridad mientras él andaba con dificultad en la orilla?
Y dónde estaba ahora…?
Inuyasha apenas podía levantar su mirada de las piedras pavimentadas del camino. Él le había fallado… podría haber hecho algo al menos pero le había fallado, como les fallaba a todos.
Ella no era sólo una estudiante… de quince años y tan inocente como venían. Pero sólo había durado una semana en su corrompida presencia antes de que hubiera caído víctima de todos los problemas que lo rodeaban. No lo había merecido… ella sólo debería haber ido a casa y olvidarse de él y la villa. Al menos de esa forma uno de ellos hubiera sobrevivido…
Ese viejo muelle estaba comenzando a verse poderosamente interesante esos días…
"Discúlpame, tienes la hora?"
Él levantó sus ojos del pavimento lo suficiente para ver a una joven aproximándose… mujer, no podía decidir cuál. Rubia oxigenada… podía olerlo a una milla. Ella usaba lentes oscuros y un pálido labial…
Era familiar.
Él se sacudió la sensación de déjà vu y se detuvo a su lado, levantando su propia muñeca para ver su reloj. "Son casi las once y media." Él se encogió y luego añadió, "Jueves."
"Oh cielos," la joven mujer mordió su labio. "Creo que mi reloj está lento… tengo una entrevista de trabajo en media hora y tengo que apurarme, te importa si sincronizo mi reloj con el tuyo?"
En un día normal este hubiera sido un momento muy oportuno para anotar. Pero en el momento estaba peleando y toda esta interrupción estaba comenzando a irritarlo. Él se contuvo admirablemente. "Seguro, como sea."
"Lo siento, mis uñas son muy largas - te importa darle cuerda por mi?" Ella ofreció su muñeca.
Él evitó decirle irse al infierno y simplemente se encogió mientras tomaba su muñeca y giraba el botón del reloj a la línea de tiempo para igualar su propio reloj. Lo hizo rápido y eficientemente, listo para continuar y regresar a sus pensamientos. "Ya, ahora no estarás tarde."
"Gracias." Ella sonrió amablemente y buscó en la cartera negra que descansaba en su hombro. Era un movimiento casual que Inuyasha no notó lo que estaba haciendo hasta que fue muy tarde. Una lata blanca fue sacada y comenzó a levantarla hacia Inuyasha mientras cubría su boca. Aún no entendía lo que estaba haciendo hasta que repentinamente un amargo vapor fue rociado en su rostro.
"Qué de-!" él se echó para atrás bruscamente. El vapor irritó sus ojos e invadió sus pulmones en una rápida y alarmada inhalada de aire.
Sus pulmones gritaron instantáneamente, como si pequeñas agujas pincharan sus conductos de ventilación dentro de él. Por alguna razón no pudo inhalar suficiente aire, mientras su respiración se volvía más poco profunda y áspera. La visión se nubló mientras su cuerpo se entumecía y no tuvo más opción sino desplomarse de rodillas cuando la agonizante debilidad se extendía por cada célula de su cuerpo.
Con la última pizca de su fuerza miró a su atacante, preguntándose cómo de todos los días había sido este el día que el destino había escogido para que un enemigo finalmente lo atrapara desprevenido. Pero luego ella retiró esos lentes oscuros y lo miró con esos fríos ojos negros, una mirada complementada con ese bajo rasgo de sus labios y las tres cicatrices perfectamente alineadas que abarcaban desde la línea de cabello hacia su ojo izquierdo.
"Jin…" jadeó él mientras la visión le fallaba completamente y colapsaba sobre el duro suelo.
La conciencia permaneció lo suficiente para escuchar el chillido de llantas acercándose, pero después de eso no supo nada.
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"Una celebridad… es fama divorciada del talento. Una vez que su personalidad se vuelve más grande que cualquier interpretación que pueda dar, te has pintado en un rincón. Así que él es, en efecto, la celebridad más vulgar adornando nuestra tierra."
Kagome volteó sus ojos ante el analista 'profesional' 'adornando' la radio con sus francas opiniones del adolescente más favorito de la nación. Ella nunca había notado cuántas personas escorificaban a Inuyasha todos los días. Antes habría concordado sinceramente con el hombre de la radio, pero ahora estaba tratando de ser un poco más imparcial en todo.
Las esposas tintinearon tras ella contra la vara metálica a la que había sido esposada cuando se movió ligeramente para mirar por la ventana. Era una vieja ventana con tablillas de madera cruzándola en una cuadrícula. El vidrio estaba quebrado arriba en varios lugares y sucio de sólo dios sabe cuántos años el edificio había estado en pie. Ella no tenía idea de dónde estaba, pero más allá de esa ventana podía distinguir las copas de los árboles verdes lo que significaba que estaba dentro o alrededor de un parque de alguna descripción o incluso en un área más rural.
Fuerte luz solar estaba entrando por los rotos paneles de vidrio así que eventualmente tuvo que apartar su mirada, de nuevo a la habitación en la que había sido dejada. Parecía como el garaje de alguien, lleno de cosas de todo tipo y un viejo y rústico radio que había sido dejado para su beneficio… pero todo lo que había escuchado desde que había despertado eran noticias de que una joven llamada Kagome Higurashi había sido secuestrada de la villa de Inuyasha en la costa.
"Así que escuché que Kagome Higurashi también fue secuestrada, huh!" Kagome había estado llamando con frecuencia, preguntándose si había alguien en las otras habitaciones del edificio que la escuchara. "Quién hubiera pensado que ella sería secuestrada al mismo tiempo que yo - del mismo lugar y todo!"
Era un intento muy cojo por convencer a sus secuestradores de que ella no era a quien querían… pero estaba lo suficientemente dispuesta y desesperada para intentar cualquier cosa a este punto. Estaba medio aliviada de que no hubiera visto a nadie todavía, pero levemente perturbada. Qué si había sido abandonada aquí y estaba destinada a morir de hambre mientras el país la buscaba?
Kagome dejó salir otro suspiro mientras movía sus piernas, tratando de evitar que se encalambraran bajo ella. Una vez más hizo sonar sus esposas para probarlas y a la vara, pero ambas se mantenían fuertes. Ella estaba absolutamente atascada.
El secuestro había tenido lugar tan rápido que no había tenido una oportunidad para cambiarse su pijama. Al minuto que cerró la puerta de su habitación con un jugo de fruta en mano, una asquerosa y olorosa prenda había sido presionada sobre su nariz y boca. Ella se desmayó no mucho después de eso.
Extrañamente, había una pulcra pila de ropa limpia cerca, pero ni podía alcanzarla ni ponérsela aún si pudiera. Ella la miró despectivamente… parecía ropa muy pequeña…
Kagome dirigió otra vez su atención alrededor de la habitación ya que realmente no había nada mejor que hacer. Aparte de la radio, notó el resto de chatarra. Una vieja y rota guitarra eléctrica, un par de marcos desechados, unas pocas botellas de peróxido de hidrógeno, botellas de agua vacías bajo una de varias sillas rotas. El piso era duro concreto gris, cubierto de pequeñas manchas de pintura roja o blanca.
Kagome miró esas botellas de agua con anhelo. "Hola!" Llamó ella otra vez a todo pulmón. "Hay alguien ahí? Estoy un poco sedienta! No me importaría una bebida!"
Nadie respondió sus llamados.
Me pregunto si las personas que me secuestraron están conectadas a lo que pasó ayer… Kagome colocó su labio entre sus dientes. Tal vez esta Jinko Aida estaba detrás de todo? Las probabilidades eran que todo esto estaba conectado con el intento de asesinato de Kouga y la bomba en la habitación de Inuyasha e indudablemente el asesinato que había presenciado el día anterior.
Otro suspiro escapó de los labios de Kagome y se movió con impaciencia. Tal vez si hubiera observado unos episodios más de MacGyver hubiera podido encontrar su escape de ahí con poco más que ese lápiz y ese pedazo de chicle pegado a la parte de abajo de esa silla.
Un sonido distante interrumpió las contemplaciones de Kagome y rápidamente se tranquilizó mientras se concentraba en escuchar. El sonido se acercó hasta que se dio cuenta que eran pasos subiendo una escalera en algún lugar más allá de esa puerta opuesta a ella. Del sonido de eso, era una persona muy gorda, o alguien cargando una carga pesada.
Kagome se movió nerviosamente, sin saber qué pensar cuando los pasos se acercaron a la puerta hasta que una sombra cayó por la brecha de luz en la parte inferior de la puerta.
"Póngalo adentro." Ordenó una amortiguada voz femenina.
La puerta se abrió de repente y Kagome saltó ante la brusquedad. Por ella, un hombre vestido de negro caminó de espaldas y arrastró a alguien muerto o inconsciente tras él. Kagome sólo necesitó captar un vistazo de esos largos y suaves mechones blancos para saber quien era.
Oh no - también tienen a Inuyasha! Ella se echó hacia adelante, tratando de dar un vistazo a la cara de ese hombre… pero estaba usando un pasamontañas y así no supo nada útil. La mujer que había escuchado su fue.
Inuyasha fue arrastrado por el piso hacia Kagome y cuando estuvo cerca notó que no estaba completamente inconsciente cuando ya estaba moviéndose adormiladamente.
"Quién eres tú?" Demandó Kagome al hombre mientras comenzaba a esposar a Inuyasha a la barra a su lado. "Por qué estás haciéndonos esto?"
"A él, estamos haciéndole esto a él." El hombre levantó un enguantado dedo hacia el Hanyou que murmuró algo incomprensible en su sueño. "Tú sólo fuiste una carnada para atraparlo."
Esto colocó de nuevo a Kagome en su sitio. Ella frunció profundamente. "Entonces por qué no me dejas ir?" No era que tomaría la oferta y dejaría a Inuyasha pudrirse ahora que había llegado.
"Podrías decirle a la policía donde encontrarnos." Señalo el hombre mientras se levantaba después de revisar que las esposas estuvieran seguras en las muñecas de Inuyasha.
Kagome lo observó sospechosamente mientras comenzaba a dirigirse hacia la puerta. "Tú eres… eres Fushira Hashimoto? El hombre que mató a los padres de Inuyasha?"
El hombre la miró por entre los agujeros de los ojos en su pasamontañas con su mano en la chapa de la puerta. No respondió, en vez bajó la perilla y salió como si ella lo hubiera ofendido dolorosamente, tirando la puerta a su salida.
"Probablemente era él…" murmuró ella para sí. No estaba segura de cómo se sentía por eso…
Ahora qué de Inuyasha? Kagome se movió para enfrentarlo e inclinarse tan lejos como las esposas se lo permitieron. Parecía estar en medio de un sueño vagamente irregular, pero sin importar cuántas veces decía su nombre y lo pateara, permanecía inconsciente.
Otro deprimido suspiro escapó de su boca… qué demonios estaba pasando? Quiénes eran sus secuestradores? Por qué querían a Inuyasha?
"Inuyasha…" siseó ella, dándole un rodillazo en el muslo. "Inuyasha - despierta!" Si ella pudiera soltar sus manos intentaría sacudirlo.
Pero afortunadamente al menos había un poco de suerte de su lado…
"Mm…" Inuyasha se movió más de modo prometedor y Kagome rápidamente retorció sus dedos en la manga de su chaqueta - la única parte de él que podía alcanzar realmente. "Kagome se fue otra vez…"
"No, no!" Le susurró ella rápidamente. "Estoy aquí! Mírame!"
Él se tomo un momento o dos para despertarse completamente antes de parpadearle borrosamente. "Kagome… qué estás haciendo aquí? Pensé que estabas secuestrada…"
"Sí, pero aparentemente tú también." Le dijo ella, preguntándose que tan duro lo debieron haber golpeado para dejarlo así de embotado.
"Oh…" él dejó caer su cabeza y sonrió levemente. "Esto es tan vergonzoso…"
"Tenemos que salir de aquí." Le dijo Kagome, sabiendo que estaba afirmando lo obvio. "No sé quiénes son o qué quieren… probablemente intentan retenernos para un rescate o-"
"No lo harán." Interrumpió Inuyasha.
Kagome le frunció. "Qué?"
"Ellos no nos están retendrían por un rescate." Clarificó Inuyasha soñoliento, aún con sus ojos cerrados pacíficamente.
Kagome estaba comenzando a molestarse vagamente ante su distante actitud, sin importar lo conmocionado que pudiera estar. "Cómo lo sabrías?" Criticó ella. "He estado aquí más tiempo que tú, sé-"
"Ellos no nos retendrían por un rescate." Él la interrumpió otra vez. "No le dirán a nadie dónde estamos… por tanto tiempo como puedan escondernos. Podrían ser dos días… podrían ser dos años."
Un escalofrío subió por la espina de Kagome. "Tenemos que salir de aquí…"
Él abrió sus ojos un poco, todavía tan incoherente como cuando había llegado. "Hasta que dejen de meter drogas por mi garganta eres la única que tiene que averiguar…"
"Averiguar qué?" espetó ella, angustiada y asustada.
"Una forma para eh…" Él bostezó ampliamente. "… para escapar."
Kagome lo miró intensamente, una hormigueante sensación de fracaso y temor ya le ponía la piel de gallina en sus fríos brazos. "Inuyasha…" susurró ella casi inaudible. "Sabes lo que va a pasarnos, no es cierto…" Kagome casi quería llorar cuando todas las piezas faltantes del rompecabezas finalmente estaban encajando en su sitio.
No estaba segura de querer saber…
Inuyasha hizo otro sonido soñoliento en el fondo de su garganta mientras cerraba sus ojos otra vez. "Ellos van a romper tus brazos… sacarte los dientes y doblar tus uñas hacia atrás. Van a dispararte en las piernas para que no puedas huir y a doparte con tanto tranquilizante de caballos que apenas serás presionada para recordar tu nombre… luego jugarán juegos mentales contigo como si la tortura física no fuera suficiente…"
Kagome lo miró, su respiración se volvía más y más inestable.
"Sin embargo…" él abrió sus ojos para mirarla directamente. Sin importar cuán 'dopado' estaba todavía podía mostrar sus ojos duros y expresión cerrada de marca. "Tal vez te perdonen porque eres humana… realmente no estás involucrada."
Una pequeña esperanza a la que Kagome iba a aferrarse… ella comenzó a mirar alrededor más metódicamente por una especie de aparato para ayudarlos a escapar. Con toda la chatarra en esa habitación seguramente había algo que podrían usar…
"Aunque…" Inuyasha volteó su cabeza hacia el piso y cerró sus ojos. "Si pudieron hacerle eso a un niño de seis años no creo que tengan mucho problema torturando a una joven de quince años…"
Kagome lo miró con una creciente sensación de terror. "Qué?" Respiró ella.
"Lo siento…" él le dio un muy pequeño movimiento de hombro. "Parece que va a ser uno de esos años…"
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Continuará…
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Nota de Inu: Hola a todos!... guao, muchas gracias por todos esos lindos reviews… en nombre de LR-CHAN y el mío propio estamos muy agradecidas por todo el apoyo q hemos recibido de ustedes y por supuesto para con esta historia… je je… Bueno, parece que las cosas se complican pero ya estamos a punto de saber el gran secreto y la verdad con respecto a lo sucedido en la vida de Inu en el 92… GUAO!... Espero que les guste y q sigan pendientes del desarrollo de esta historia…
Las queremos mucho, se me cuidan… Besos para todos!
Hasta una próxima entrega…
