Camino sin retorno
Sango escuchaba el reporte de su comandante, con la mirada perdida mientras observaba las luces de la ciudad a través de la pequeña ventana. Miroku por otro lado, prestaba atención hasta el más mínimo detalle de aquel reporte.
En cada uno de los cinco helicópteros que salieron, había 10 personas más el piloto. Divididos en dos equipos de cinco por cada helicóptero, formando un total de 10 escuadrones, cada uno con su líder.
-Estén preparados. Faltan tres minutos para llegar a la zona de descenso- Dijo el Jefe por el comunicador a cada uno de los comandantes.
-Bien, prepárense es hora del espectáculo. Comadreja llevaras al equipo 2- Dijo la comandante en el helicóptero de Miroku.
-Tigresa, lideraras el equipo 6- Fue la orden de su comandante, tal como todos esperaban.
Sango contuvo la respiración un momento, cerró sus ojos, levanto la cabeza un poco y se recargo contra la pared. Estaba preparándose para entrar en combate, necesitaba estar tranquila y mentalizada en su misión.
Se mantuvo así unos minutos, respiro profundamente y entro en ese estado de calma total por el que era tan famosa. - … hemos llegado, lideres de escuadrón comiencen la operación – Fueron las ordenes del jefe.
Sango se levanto, quito el seguro de su rifle y comenzó a coordinar a su equipo, tenían órdenes de revisar el perímetro y apoyar a los demás equipos una vez que encontraran resistencia. Todos los equipos descendieron rápidamente, no tardaron mucho en encontrar resistencia.
Los helicópteros 1 y 4 fueron derribados usando baterías anti-aéreas. Apenas alcanzaron a salir los equipos que iban en aquellos helicópteros, incluido el de Miroku.
Aquel parque industrial se había convertido en una zona de guerra en un abrir y cerrar de ojos. Se escuchaban ráfagas de balas, explosiones y gritos de dolor de todas direcciones. Ambos lados estaban muy equilibrados, quizás los guardias de Kumo Corp superaban a la sección 09 en número, les igualaban en potencia de fuego pero eran inferiores en entrenamiento y talento, después de todo eran una unidad elite comandada y entrenada por el Jefe, una leyenda del mundo moderno.
- Tigresa, ¿en que condiciones esta tu equipo?- Dijo El Jefe a través del comunicador de Sango.
- Estamos 100 operativos, señor –
- Bien, necesito una unidad que se infiltre. Estamos teniendo bajas y no voy a permitir que sea en vano –
- Entiendo, señor – Sango soltó el botón en su casco.
- Bien, equipo es hora de jugar. Vamonos, usen Fuego de supresión– Grito Sango a su escuadrón
Sango se dio la vuelta arrojando una granada hacia donde estaban los soldados de Kumo Corp. Comenzó a moverse, sin importarle que siguieran disparando hacia ella, se movía con tal seguridad que pareciera que sabia que ninguna bala la tocaría y todas pasarian de largo sin siquiera rozarla, era como si tuviera un trato con la muerte El resto del equipo la siguió mientras seguían disparando para ocultar la granada la cual no tardo mucho en accionarse. El equipo la miraba con respeto, comprobaron que la reputación de la famosa Tigresa era verdadera.
Una vez que estuvieron fuera de la zona de combate, Sango pidió a Ryoshi que mostrara las zonas por donde entrarían en los visores incorporados en los cascos de su equipo, les pidió que se enfocaran en todas las posibles entradas de aquel edificio de oficinas. – Escuchen, voy a infiltrarme sola, necesito que me cubran, así que protejan las entradas y no dejen pasar a nadie – Sango removía partes de su armadura mientras daba instrucciones a sus hombres. Al final solo conservo la protección superficial del pecho. Entrando así en modo ligero de combate.
El uniforme estándar usado por la sección 09, podía resistir armas pulso cortantes, y roces por bala siendo además bastante fresco y ligero. La armadura por otro lado, requiere de entrenamiento especial para poder moverse con esta puesta. Ofrece gran protección a cambio de sacrificar velocidad, aunque resulta prácticamente irrompible.
Es por esto que Sango decide despojarse de esa protección ya que requerirá de gran velocidad. Solo se lleva su .45mm y unos cuantos cargadores. – Bien, estoy lista. Empecemos –
Comenzaron el ataque, sorprendieron a los guardias que estaban resguardando el edificio, creían que el combate aun estaba lejos de ellos. Mientras el resto del escuadrón contenía a los guardias, Sango se infiltro. Era como una sombra, se movía rápido y en la oscuridad.
No le costo mucho trabajo eludir el sistema de seguridad y encargarse de los guardias, uno a uno. Después de todo había pasado por un largo entrenamiento. Sango continúo avanzando por aquellos silenciosos pasillos. De repente, se detuvo. Se postro contra la pared.
Ligeramente, pero había percibido el sonido de algo que se acercaba. Era un sonido mecánico.
Sango recordó en ese instante todo lo que había ocurrido en los pasados días. Pensó que quizás nadie creería lo que había visto, y quizás, solo quizás estaba perdiendo la cordura. Aun así presento su informe.
La sorpresa fue mayor cuando todos tomaron como un hecho verdadero todo lo que estaba en el reporte. No hubo risas, nadie dudo de sus palabras, nadie creyó que era mentira todos aquellos encuentros con lo sobrenatural.
Posteriormente se entero que el Jefe había tenido problemas similares, perdiendo incluso a todo el personal que lo acompañaba. Solo él regreso, con un nombre: Kumo Corp. Y ahora Sango estaba ahí, tratando de averiguar que sucede en realidad.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando las pisadas mecánicas estaban cerca. Sango pudo medir la distancia a la que se encontraban lo que sea que produjera ese sonido, cerró los ojos un momento, puso su arma contra su pecho y respiro profundamente. Sin pensarlo abrió los ojos rápidamente, paso de lado a lado de aquella intersección disparando contra todo lo que se moviera delante de ella.
Fácilmente pudo acabar con tres blancos, Sango pudo percibir a uno mas moviéndose con tan solo percibir los pequeños cambios en el aire. Miro hacia donde estaba su presa, apunto y estaba segura de acertar, no se dio cuenta que había uno mas cuando intento jalar el gatillo, algo atravesó su brazo en la parte alta, alcanzando una parte de su pecho, obligándola a soltar su arma. Sango solo pudo resistir el dolor, se contuvo con todas sus fuerzas para no gritar, dejando escapar solamente un par de lagrimas junto a un grito apagado.
Sango soltó su pistola, su sangre brotaba de la herida aunque en realidad no era muy abundante el flujo. Al sentir la intención de atacar por parte del otro blanco, Sango enfoco su mirada hacia donde estaba este, y entonces por primera vez pudo ver claramente a lo que la había atacado.
Sus ojos no creían en lo que tenían en frente, una cabeza humana unida a un cuerpo mecánico en forma de araña. Aunque algo tarde, Sango reacciono, después de los incidentes de los últimos días ya estaba acostumbrada así que su salud mental ya no podía ser afectada, tomo el cuchillo que siempre guarda en su manga izquierda. Lo arrojo contra la araña mecánica, el golpe acertó directo en la frente de la cabeza humana, pero el golpe solo aturdió a aquella abominación. El monstruo solo se sacudió un poco, y se dispuso a atacar de nuevo.
Calculo la zona donde podría hacer más daño, salto hacia la pared opuesta a donde estaba Sango, y se impulso para tener mas fuerza en su ataque, ya en el aire, el monstruo nunca espero ser atacado. Súbitamente una ráfaga controlada de balas acabo con aquellas dos criaturas.
Sango no pudo evitar desplomarse, cayó al suelo sin tener siquiera las fuerzas suficientes como para poner las manos y no golpearse tan fuerte. Cerró los ojos, pero algo la detuvo, sintió como la sujetaron por la cintura y en vez de chocar con el suelo, su cara había chocado contra el pecho de alguien.
Subió la mirada, y pudo ver que se trataba de un agente de la sección 09, el cual la coloco delicadamente contra la pared.
- ¿Estas bien, Tigresa?- Le pregunto aquel hombre. Sango no tenia fuerzas para hablar.
El hombre se quitó la mascara, - Soy yo, Miroku – Sango se sintió aliviada al escuchar eso.
- Mi… ro.. ku…- Después de eso, Sango perdió la conciencia. Miroku la abrazo, y le dijo al oído que todo estaría bien, la sujeto aun mas fuerte y le dio un beso en la frente.
