Dead Famous
Por Rozefire
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Capítulo 29
Un corto interludio
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"Kikyo dice que sería buena idea tener una celebración mañana." Le dijo Miroku a Inuyasha mientras tomaba su cerveza. Estaba un poco caliente para su gusto, pero eso era de esperarse cuando a su habitación le faltaba un refrigerador decente. "eso me recuerdo, puedo tener un aumento de sueldo?"
Inuyasha ignoró su último comentario mientras observaba la televisión con mirada encapirotada. "Qué hay que celebrar?" preguntó él perezosamente, ahogando un bostezo con el revés de su mano. La habitación de Miroku estaba ligeramente cálida para su gusto y estaba adormilándolo – era eso, o el esfuerzo por el que había pasado temprano ese día lo había agotado.
"Oh… sólo celebrar tu regreso de un horrendo incidente de secuestro. El triunfo del bien sobre el mal, y toda esa basura." Miroku rascó su nariz. "Así que qué tipo de celebración quieres?"
"Nada de salón… sin baile… canto, risas o felicidad de ningún tipo…" Inuyasha oprimió el botón mute en el control remoto cuando un familiar programa de chismes empezó. Ese programa hablaba sobre él al menos una vez en cada transmisión y chismes difamantes era lo último que necesitaba. "Qué tal una fiesta en casa?"
Miroku lo miró. "No vas a invitar a ninguno de tus intoxicados amigos."
"Ni soñarlo." Inuyasha se encogió y se levantó del sofá para ir a mirar a los peces en el acuario de Miroku. "Kikyo va a manejar la lista de invitados, verdad?" Él saltó de repente. "Qué le pasó a Elvis!"
"Comió mucha comida chatarra y murió." Respondió Miroku llanamente, tratando de leer los labios del anfitrión del programa de chismes. "No va avenir a tu fiesta, Inuyasha."
"No – Elvis el pez!" Siseó Inuyasha, golpeando el tanque de los peces. "El negro."
"Nombraste a mi pez?" Miroku lo miró incrédulo.
"A los únicos que puedo ver son a 007 y Lucky!"
"Oh no, ese no es Lucky, es Fillet. Lucky no vivió a su nombre y fue succionado por la bomba."
"Pero qué le pasó a Elvis?" presionó Inuyasha. "Era mi favorito!"
"Supongo que también comió mucha comida chatarra y murió." Miroku miró hacia arriba en una pose pensativa. "Creo que dejé caer una barra de Mars en el tanque la semana pasada…"
Justo entonces el teléfono sonó. Miroku suspiró y comenzó a alcanzarlo, pero Inuyasha estaba un paso más cerca y rápidamente lo agarró antes que él. Miroku hizo una mueca. "Probablemente no deberías responder eso…"
"Por qué no? Esta es mi casa." Dijo Inuyasha, llevando el teléfono a su oído. "Hola, residencia Inuyasha, Inuyasha hablando…"
"Probablemente es un acosador." Le dijo Miroku. "Entonces lo lamentarás."
"Rushi! Hola nena!" Inuyasha cayó en el sofá otra vez. "No he escuchado de ti en un tiempo, mujer… no, estoy bien, bien…"
Miroku volteó sus ojos. Rushi. La novia actual.
"No, salí herido, me curé, estoy bien… síp… uh huh… Seguro… también te amo…" Inuyasha se desvaneció, volteando sus ojos discretamente a Miroku quien sólo sonrió. "Síp. Sí. Escucha, Rushi, he estado pensando y-"
Él se detuvo cuando el teléfono móvil en su bolsillo comenzó a tocar la canción de Birdie. "Oh, espera," Inuyasha puso en espera a Rushi mientras respondía su celular mientras Miroku miraba con leve interés. "Hola? Oh, hola, Ruiko!"
Ruiko… otra actual novia.
"Sí… sí… no, estoy bien… no es gran cosa… sí… también te amo…" Inuyasha rascó su cuello. "Oh, mira Ruiko, he estado pensando y… oh, espera – espera, hay alguien en la otra línea."
Miroku se rindió tratando de leer los labios de la mujer en televisión y volteó su total atención hacia Inuyasha, sintiendo mucho entretenimiento por delante.
"Eiko!" Gritó Inuyasha al escuchar la voz de la nueva llamada. "Es bueno escuchar tu voz, nena, te extrañé mientras me fui… no, estoy bien, gracias por preguntar… sí… también te amo. No, no estoy diciendo eso… no, no le dijo eso a cada chic que conozco…"
Miroku resopló, ganándose una dura mirada.
"Bien, Eiko, he estado pensando y…" Inuyasha hizo una dramática pausa seguida por un desconsolado suspiro. "No creo que las cosas estén funcionando entre nosotros, cariño. Creo que necesitamos tiempo separados."
El mentó de Miroku se desplomó mientras Inuyasha regresaba calmadamente al teléfono de la casa. "Ruiko, escucha – oh, lo siento – Rushi! De cualquier forma, he estado pensando y creo que necesitamos ver a otras personas…" Él cambió líneas en su celular. "Ruiko… necesitamos tiempo…"
Miroku agarró su brazo. "Qué estás haciendo!" siseó él. "Estás dejándolas a todas! Ellas son hermosísimas!"
Inuyasha movió su mano impaciente mientras regresaba a Eiko. "No eres tú… soy yo." Le dijo él, regresó a Rushi. "No eres tú, soy yo." Luego fue el turno de Ruiko. "No tú, yo."
"Dos supermodelos y una actriz!" Miroku sacudió su brazo. "Qué estás haciéndote!"
Inuyasha se alejó de él. "Ya Rushi, no llores, cielo… Ruiko… no llores, lo siento…" Él cambió a Eiko. "Eiko, no… espera, por qué no estás llorando?... Eso no es justo – yo te dejé primero!"
Rápidamente Miroku le arrebató ambos teléfonos. "Él las llamará después!" gritó él fuertemente antes de terminar todas las llamadas. Él se volteó hacia Inuyasha. "Cuál es el problema contigo!"
Inuyasha se encogió de hombros y regresó a mirar solitariamente el tanque de peces. "No lo sé… no quiero molestarme con compromisos ahora."
"Tú nunca te has molestado con compromisos – eso no tiene nada que ver con eso. Por qué dejaste a tus últimas tres novias?" Miroku movió su cabeza. "Estás enfermo?"
"Nah… sólo no me siento para soportar novias más." Inuyasha suspiró. "He olvidado lo que se siente estar solo…" Él esbozó una sonrisa. "Se siente muy bien!"
Miroku lo miró. "Inuyasha… echaste a tres hermosas mujeres…" Lentamente Miroku deslizó su fruncida mirada hacia el tanque de peces, y luego a Inuyasha. "Tú no harías eso a menos que hubiera alguien más que tuvieras en mente… alguien en quien quisieras concentrar toda tu atención…"
Inuyasha lo miró, confundido. "En qué andas? No quiero a una llorona jovencita colgada de mi brazos, eso es todo."
Miroku abrió la boca de repente. "Espera – no estás tratando de ir tras Kagome, verdad!"
"Ella sólo se ha ido por cuatro horas, Miroku." Inuyasha volteó sus ojos.
"Pero estás enamorado de ella, cierto?"
Normalmente ante semejante acusación Miroku se encontraría sin cabeza… pero Inuyasha simplemente se bufó y agarró una cerveza del paquete frente al sofá. Él la abrió sin molestarse con el destapador y tomó un corto sorbo mientras se encogía. "Ya quisieras." Él sonrió forzadamente. "Si estuviera enamorado de ella, estaría tan aliviado de verla finalmente sacar su trasero de aquí?"
Hablando del diablo; la imagen de Kagome destelló en el programa de chismes. Era una foto tomada en la ceremonia de premios; pero el programa estaba más bien discutiendo su reciente escape del secuestro.
Inuyasha apuntó un dedo hacia la T.V. "Esa niña es un dolor en el trasero! Es entrometida, escandalosa, presuntuosa y mandona! He estado al límite toda la semana por ella y ahora que se fue, finalmente puedo relajarme y soltar mi cabello. No podía tomar un maldito cigarrillo sin que ella saltara sobre mi desde atrás de un arbusto o algo así…"
"Pero…" Miroku frunció. "Ella tenía algunas buenas cualidades, no es así?"
Inuyasha se encogió. "No lo sé… lo que sea." Él tomó un pequeño sorbo de su cerveza luego la dejó caer sobre su regazo, pellizcando la etiqueta. "Bueno, supongo que ella tenía razón. Quiero decir… era muy agradable cuando no estaba saltando a mi garganta con cada pequeña molestia."
Miroku pareció aceptar eso y volvió su atención a la T.V.
Pero Inuyasha no había terminado todavía.
"también era amable." Admitió él, aún pellizcando la etiqueta de la cerveza. "Supongo que tener a alguien que no tuviera preconcepción de eterno amor por mi fue un cambio refrescante… era bonita."
"Bueno, la escogí por su apariencia." Le recordó Miroku.
"Y huele grandioso, no lo crees?" Inuyasha sonrió.
Miroku sonrió también. "También lo notaste, huh?"
Ambos rieron disimuladamente y simultáneamente bebieron sus cervezas. Inuyasha miró el tanque de peces por un momento. "También logró sacar todo tipo de cosas de mí."
Miroku lo miró incrédulo. "Espero que eso no sea algún tipo de eufemismo…"
"No, eso es sólo tú y tu mente." Inuyasha lo miró. "Nunca te hablé sobre el 92?"
La boca de Miroku se abrió y sus ojos se ampliaron como platillos. "Uh…" Inuyasha había dicho ese año! Qué demonios pasaba con él! "No… N-no creo que hayas… Um… por qué?"
"No hay razón…" Inuyasha se encogió y pausó un momento antes de regresar a él. "Te gustaría saber?"
Miroku recordó el contrato que Kikyo lo había hecho firmar para guardar silencio en el asunto. "Um… no seré despedido, verdad?"
"No."
"Entonces adelante."
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Las amigas de Kagome por supuesto habían decidido ayudarla a desempacar… pero mayormente para babear sobre algunas de la genial ropa nueva que Kagome había traído con ella.
"Esa ropa debe haber costado una bomba, Kagome!" gritó eri cuando encontró un cinturón adornado con joyas en uno de las maletas de Kagome.
"Está bien, no compré nada de ellas." Kagome sonrió mientras colgaba uno de los vestidos regalo de Sango en su guardarropa. Había estado esperando usar el traje rosa que Sango le había dado para una ocasión especial… pero ahora tendría que guardarlo para la fiesta de cumpleaños de alguien.
"No puedo creer cuántas cosas trajiste." Yuka suspiró mientras se sentaba en la cama, habiendo completado desempacar su maleta asignada. "Tienes un guardarropa para toda una vida."
"Qué pena que creceré antes de que tenga una oportunidad de usar cada uno." Kagome se sentó a su lado. "Sin mencionar el hecho de que pasarán de moda pronto. La fama y el glamour son algo variables."
"Suenas tan cansada." Dijo Ayumi, levantando uno de los vestidos de Kagome contra su frente mientras se veía en el espejo.
"Bueno, lo he experimentado ahora. Es un trabajo difícil seguir con los últimos hechos… intentar complacer a todos." Kagome distraídamente tocó el anillo en su pulgar. "Supongo que nunca le di a Inuyasha suficiente crédito por ser capaz de sostenerse en el estrellato por tanto tiempo. Aunque supongo que Kikyo tuvo mucho que ver con eso…"
"Quién es Kikyo?" Preguntó Eri.
Kagome suspiró. "Alguien que hace todo el trabajo pero no recibe crédito."
Eri se encogió de hombros. "Nunca escuché de ella."
"Pero qué hay de Inuyasha?" Dijo Yuka mientras Eri llegaba a sentarse al otro lado de Kagome. "Qué hicieron juntos esta semana?"
"Aparte de ser secuestrados…?" Kagome se encogió en una forma graciosa. "No mucho…"
"Cómo es ser secuestrado?" Preguntó Ayumi desde el espejo.
"Terrible." Kagome sonrió inquieta, agudamente consciente de que sus amigas estaban pendientes de cada palabra. "Fui dejada en esta apestosa habitación por toda una noche y sola… y luego en la mañana Inuyasha llegó – porque también había sido secuestrado, ven."
"Loco…" susurró Yuka, pasmado. "Qué pasó entonces?"
"Um… bueno, nosotros escapamos con nuestra propia invención…" Kagome levantó sus rodillas hacia su pecho y descansó su mentón en ellas. "La mujer que nos había dicho que Fushira Hashimoto llegaría a torturarnos en la mañana…"
Hubo un jadeo colectivo de sus amigas reunidas. Ayumi había dejado de admirar los vestidos para mirarla. "Qué? Tortura… como en…?" Ella se desvaneció inquietamente, pero llegó a sentarse en el piso de Kagome.
"Como en dolor, sufrimiento, cosas asquerosas que envían escalofríos por tu espina de sólo pensar en eso." Kagome hizo una mueca.
"Fue horrible, algunas de las cosas que estaba planeando… entonces Inuyasha y yo juntamos nuestras cabezas y escapamos. Tan simple como eso!"
"Oh… eso suena tan romántico." Suspiró Ayumi ensoñadoramente.
Kagome la miró planamente. "Supongo que tendrías que estar ahí para ver lo nada romántico que fue en realidad."
"Pero aparte de eso!" Interrumpió Yuka en un tono de voz fresco, obviamente haciendo un esfuerzo por aclarar el aire de tortura y poco romance. "Qué pasó toda la semana con Inuyasha? Tienes que decirnos todo sobre él!"
"Todo…?" Repitió Kagome, insegura de lo que Yuka quería saber.
"Cómo es en realidad verlo en persona-?"
"Tú preguntaste todo esto el último fin de semana!" gritó Kagome.
Yuka le dio una mirada de 'Y?'. "Pero no respondiste apropiadamente, verdad – así que dinos ahora – cómo era él?"
Kagome suspiró y se desinfló ligeramente mientras intentada recordar algo maravilloso y positivo sobre Inuyasha que aplacara a sus amigas. Después de un momento ella le sonrió tranquilamente a Yuka. "Él me tomó un poco por sorpresa. No es nada como esperarías que sea… sabes, el chico que ves en los carteles y el chico que ves hablándole a las revistas y en programas de TV no es nada como el chico con el que pasé dos semanas." Kagome movió su cabeza. En retrospectiva, notó por primera vez lo diferente que Inuyasha pasaba en público comparado a cómo pasaba en privado.
Para empezar, básicamente era un flojo cuando no había fans que impresionar.
"Pero… es verdad lo que dicen sobre su presencia." Les dijo Kagome a sus amigas, consciente de que estaban observándola en la forma que los niños pequeños observaban a un anciano que estaba contando un fascinante cuento de hadas. "Al minuto que entra en la sala, lo sabes… o su ego es tan enorme que puedes sentirlo entrar con él, o es algo más. Todo lo que sé es que cuando entra en la sala, el aire de repente se torna eléctrico con su energía… Siempre es el centro de atención, aún cuando está de mal humor. Pero es como… el alma de la fiesta, si saben lo que quiero decir?"
Eri sonrió y de repente envolvió un brazo alrededor de los hombros de Kagome en un rápido apretón. "Esto es un completo giro de ser el único miembro de la sociedad anti-Inuyasha hace dos semanas! Oficialmente eres una de nosotras!"
"Oh por favor!" Kagome se bufó. "De ninguna manera voy a convertirme en la fan número ochenta millones. Además de ser un total busca-atención, absolutamente no redime cualidades en lo absoluto. Digo, sí simpatizo con él porque no tenía exactamente la mejor educación, pero aún así no es la excusa perfecta para ir haciendo las cosas que hace…"
"Qué cosas hace?" Ayumi ladeó su cabeza.
Kagome estaba por responder, pero logró tragarse sus palabras antes de decirlas. Había prometido no hablar sobre las drogas, las bebidas y las fiestas… además, no era justo ni para sus amigas ni para Inuyasha. "Como… ser un completo snob." Terminó ella.
Yuka suspiró y palmeó la espalda de kagome. "Llegamos ahí, chicas. Creo que tal vez si hubiera pasado una semana más allá se hubiera enamorado de él."
Kagome volteó sus ojos, sintiendo un poco de calor en las mejillas. Sus amigas eran románticas sin remedio. Ni una onza de realismo en ninguna de ellas.
"Pero es tan cool, verdad?" Eri sonrió, tocando la cadena alrededor de su cuello. "Inuyasha sabe quienes somos! Nos dio estos obsequios especialmente! No puedo creer que Inuyasha sepa quienes somos!"
"Estás diciéndonos la verdad, no es cierto, Kagome?" suplicó Ayumi. "estos son regalos de Inuyasha – no los robaste, verdad?"
"Por qué me tomas?" Kagome ideó verse ofendida. "La ropa interior la robé… no creo que apreciaría que yo buscara intensamente por sus cosas sin permiso. Pero los costosos obsequios fueron retirados de su persona, me dijo dárselos. Y saben qué?"
"Qué?" Corearon las tres amigas.
"Dijo cada uno de sus nombres."
Un poco de mentira, pero complació a sus amigas sin fin si los felices chillidos fueron por eso. "Es tan cool!" gritó Yuka, entonces de repente pareció notar algo. "Oye, Kagome… cómo es que no obtuviste un recuerdo?"
"Huh?" Kagome quedó honestamente perpleja por un momento antes de notar que a ella también le había sido dado un obsequio. "Oh, sí!" Ella levantó su mano, pulgar extendido para que vieran el anillo rodeándolo.
"Vaya…" respiró Yuka, tomando la mano de Kagome para acercarla para una mejor inspección. "Inuyasha realmente te dio un anillo? También se supo de rodilla?"
Kagome retiró su mano. "Sé sensible. Es un anillo de pulgar, no un anillo de compromiso." Reprimió ella a su sonriente amiga.
"Vamos a darle un vistazo." Eri agarró la mano de Kagome para darle una mejor mirada. "Oye… qué tipo de piedra es esta?"
Kagome se encogió de hombros. "Zafiro, creo."
Ayumi le dio una mirada, luego hizo un doble parpadeo. "Kagome – eso no es un zafiro!"
"Oh?" Kagome la miró impasiva.
"Es un diamante!"
Kagome frunció. "De qué estás hablando? Los diamantes son transparente – esta es una piedra azul."
"No, se supone que los diamantes azules son los más raros y el tipo de diamante más costoso que puedas tener!" Ayumi quedó boquiabierta. "Oh dios mío, no creo que te dio algo como eso!"
Kagome se echó para atrás, ligeramente agobiada.
"Pensé que los diamantes rojos eran los más raros?" Yuka retó a Ayumi quien se encogió de hombros.
"Pero…" Kagome miró la enrollada imagen de la abstracta mujer. "Era el anillo de su madre… él me lo dio por impulso."
"Estás segura?" Yuka la miró intensamente. "Kagome, esa es una piedra costosa en tu mano – aún más si fue dado de su madre – no pudo habértelo dado por impulso."
"Pero lo hizo." Insistió Kagome, aún sintiéndose un poco perdida y confundida.
"Kagome…" Eri mordisqueó su labio insegura. "Estás segura… que tú… um…"
Yuka fue más adelante en su interrogatorio. "Saliste con Inuyasha o algo? Porque esto es seriamente el-"
"Oh, basta, chicas!" Kagome atravesó la cama, poniendo algo de distancia entre ellas. "Sólo fue un regalo. No estoy tan segura de que se estuviera sintiendo tan maravilloso por su madre recientemente, así que probablemente sólo quería deshacerse de él. No significa nada…"
Sus amigas no se veían tan convencidas.
Ayumi se levantó. "Oye, Kagome," dijo ella astutamente, inclinándose. "Si Inuyasha te dio algo para recordarlo, tú hiciste lo mismo por él?"
Kagome permitió que una pequeña sonrisa adornara sus labios. "Posiblemente…"
Los ojos de Ayumi se abrieron. Ella obviamente no había estado esperando esa respuesta. "Qué le diste?"
"No le di nada." Respondió Kagome inteligentemente. "Sin embargo… le dejé algo…"
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Eso fue. Él estaba oficialmente descuartizado.
Inuyasha sólo logró llevarse a la simple tarea de cerrar las cortinas y cepillar sus dientes antes de ir a la cama. Apenas tenía la energía para molestarse con el pijama, y desde que era una cálida noche, decidió que no necesitaba la parte de arriba del pijama y optó por usar los pantalones.
Por primera vez, iba a ir a la cama a la hora de dormir como un buen niño – no a quedarse levantado observando el porno de tarde en la noche.
Con un bostezo pobremente contenido él retiró las cobijas de su cama, luego permaneció de pie cuando sus ojos aterrizaron en un pequeño paquete en el colchón. Estaba crudamente envuelto en un pañuelo y atado con un poco de seda dental…
Probablemente era una de las camareras enamorada de él quien había decidido dejar un pequeño presente.
Con leve curiosidad desenvolvió el pequeño paquete y dejó caer los contenidos sobre la cama. Él frunció mientras tiraba a un lado el endeble pañuelo.
Una nota?
"Tal vez tengo un acosador…" Él rezó porque no tuviera nada que ver con Jinko Aida o Fushira Hashimoto. Si tenía escrito 'Sé lo que hiciste' en sangre él dormiría con Miroku esta noche.
Pera para su agradable sorpresa, era de Kagome. Estaba sin firma, pero sabía que era de ella.
Querido tonto, (este era el punto en el cual la nota la delataba)
Para cuando encuentres esta nota yo me habré ido y lejos de tus malvadas garras. Me di cuenta que tenías un pequeño resfriado así que pensé que podrías usar prestado mi pañuelo. Es mi favorito, así que no lo pierdas y asegúrate de lavarlo antes de que me lo regreses.
Gracias por venir a mi rescate esta mañana! Muy noble!
Cariños y abrazos, y cuídate!
PD. Espero que no te importe, pero me apropié de una ropa interior tuya para darles a mis amigas unos recuerdos de mi visita, y probar que en realidad pasé dos semanas contigo y no que sólo estaba capando la escuela. Oh, y de ninguna manera, eres un talla 4.
Inuyasha levantó una ceja, tratando de averiguar qué se había estado fumando cuando escribió esa nota. Regresar el pañuelo? Pero él no iba a-
Él interrumpió ese tren de ideas en seco. Lentamente alcanzó para recoger el caído pañuelo y retorcerlo entre sus dedos mientras releía la nota.
Bueno eso estaba bien…
Sólo iba a tener que invitarla a la fiesta mañana en la noche en orden de devolverle su amado pañuelo. Él sonrió levemente y colocó la nota en la mesita de noche, junto con el trozo de tela. Con un suspiro se desplomó sobre su cama, pero no se molestó en colocar las cobijas sobre su cuerpo. Había mucho calor para eso.
Pero todo funcionó perfectamente, y de repente no se sintió tan estafado por la decisión de Kagome de irse a casa temprano.
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"Entonces crees que realmente intentará contactarte para devolvértelo?" Le preguntó Yuka a Kagome escépticamente. "No lo sé, Kagome, eso es pedir mucho de una superestrella internacional…"
"Era más una broma… pero sería agradable verlo otra vez, supongo." Kagome abrazó sus rodillas animada. "Él no es un mal amigo, sino un completo inútil en una crisis."
"Un amigo, eh?" Prácticamente Eri chilló de nuevo. "No puedo creer que Inuyasha es amigo de una amiga mía! Es tan estrafalario!"
"Por qué?" Kagome lucía exasperada con sus continuas actitudes de fans. "Él es tan regular como Hojo… no es así de especial. Cualquiera podría haber crecido en su lugar y volverse exactamente lo mismo." Posiblemente…
"Sí, pero Inuyasha es Inuyasha." Señaló Ayumi como si fuera obvio.
Kagome suspiró y sonrió. "Supongo que tienes razón. De todas formas dudo que alguien más en el mundo se hubiera vuelto tan famoso como él. Sólo tiene la personalidad oportuna…"
Yuka palmeó su hombro. "Tienes mucha razón. Inuyasha es un famoso de muerte – nadie puede vencer eso!"
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Continuará…
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