Hola aquí estoy de nuevo, con mis historias quiero dar las gracias a todas las personas que me han escrito realmente me animan mucho, espero que no consideren que me tardo mucho en actualizar es que estoy un poquitito ocupada, como sea espero que les guste, este capitulo es un poco,más largo que los otros ojala no lo consideren tedioso, bueno ya no le doy más vueltas al asunto espero que lo disfruten.

Charlamos

-No se como me metí en esto –decía el capitán de la tercera división del shinshen recorriendo con la vista una elegante habitación, era muy amplia decorada con grandes cortinas de color lila.

-No se como me metí en esto –pensó nuevamente siguió recorriendo la habitación con la mirada, tenía unos pocos muebles occidentales y un par de cuadros colgados en la pared, un librero que estaba a rebosar de libros unos cuantos cuadernos, se poso su vista un poco en ellos, estaba un poco manchados de carboncillos supuso que eran para dibujar, Tokio siempre tuvo mucha facilidad para ello, siguió viendo la habitación, al lado de el librero había un enorme ventanal, era tarde no sabía cuanto, pero ya estaba entrada la noche puesto que por la ventana, entraba una tenue luz de la luna.

De momento lo único que hacia era, esperar, esperar a la dueña de ese cuarto, la cual de momento había salido no dio muchas explicaciones solo le dijo que aguardara unos pocos minutos, pero esperar no era la suyo y se estaba empezando a impacientar.

-No se como me metí en esto... "claro que sabes" –le dijo suavemente su conciencia –"solo que basta con que recuerdes un poco este día"

Flash-back

-Hajime... has... has... vuelto –decía la mujer con palabras entrecortadas parecía no encontrar palabras para tanta emoción

-eh... –Saito le vio un poco confuso no había regresado por ella, más bien necesitaba atención medica y encontrarla ahí fue una maldita coincidencia

-No puedo creerlo... no puedo... es increíble

-Tokio –le trato de explicar antes de que fuera demasiado tarde, pero ella no le permitió hablar, parecía como si las fiestas de fin de año se hubieran adelantado, le brillaban los ojitos, su sonrisa no podía se más grande

-No digas nada... tienes que venir a casa...

-Tokio...

-Es que... es... tan maravilloso

-Tokio...

-Tenemos tanto de que hablar

-Pero...Tokio...

-¿Vendrás a casa verdad?

-Tok... –la mujer puso sus delicados dedos sobre sus labios

-Por favor... Hajime... por favor –dijo ella en un tono que parecía mas bien de suplica, no podía decirle que no, sabía que no podía negarse, siguió viendo a la mujer delante de el, abrió un poco los labios y llamo a su colega el cual luchaba por cerrar la boca de la impresión

-Okita –dijo el con voz suave, el 1er capitán parpadeo un par de veces y dijo aclarando su garganta

-...si, Saito-san

-Adelántate

-¿Qué? –realmente esas palabras le sorprendieron, le vio atónito

-Que Te Adelantes –dijo el con un tono de voz un poco más fuerte

-...pero

-No es una sugerencia

-Pero... y el comandante y... –Saito le miro unos segundos luego miro nuevamente a su querida amiga y dijo con voz un poco baja como si tuviera pena de decir lo siguiente

-Diles... que llegare tarde

-Pero...

-Me quedare aquí un momento –dijo el viendo a la muchacha de ojos esmeraldas, la cual le veía sumamente emocionada, escucho que Okita reía suavemente

-Por supuesto, Saito-san –Okita paso a su lado pero antes de que se fuera, el 3er capitán le hizo una muy clara advertencia, le detuvo de las mangas de su gi, y le dijo con voz muy queda para que solo el le escuchara

-Una cosa más Okita

-¿Si? Saito-san

-Se discreto –el joven capitán dijo bastante emocionado

-Seguro, Saito-san confié en mi

-"Si no hay de otra"

fin del flash back

-"confié en mi" dijo... pues no, no confió nada en el, al menos no para esto... no hay que restarle meritos... Okita es muy bueno peleado, de los mejores diría yo... pero... es un tanto indiscreto... pensándolo bien... creo que no fue la mejor opción poner a Okita encargado del mensaje... sin embargo era el único que podría hacerlo...lastima... de seguro cuando llegue todos van a estar esperando por la historia distorsionada que les contó... ese Okita..

-Hajime –la suave y delicada voz de su amiga le trajo al presente, ella le miraba con detenimiento

-No me di cuenta en el momento en que entraste –dijo el como disculpándose por no prestar mucha atención, a ella en cambio no pareció molestarle en lo absoluto

-Es raro verte distraído... generalmente siempre estas alerta...toma traje un poco de te –dijo ella con una bandeja en la mano en donde estaban dos grandes tazas que humeaban

-Gracias –dijo el una vez que ella le dio la taza, la mujer se sentó delante de el, Saito no le quito la mirada en encima, juraría que la vio hacer una mueca de dolor al momento en que se sentó, entorno sus ojos

-¿Te sigue doliendo?

-¿Perdón?

-¿Te sigue doliendo?

Tokio se ruborizo se rasco detrás de una oreja

-No... yo... solo

-¿Qué te paso?

-Yo...

-¿Si?

-...fue un accidente –dijo ella, Hajime hizo una especie de bufido

-No me digas...

-Si...

-Te golpeaste con un puño

Hajime levanto su pelo el cual aun conservaba para tapar su rostro de la herida, Tokio parecía impresionada

-¿Cómo supiste?

-He peleado suficiente tiempo como para reconocer esta clase de... accidentes

-Hajime

-¿Quién fue?

-...

-Alguien de tu familia... tu padre...

-No...

-¿Entonces?

-Yo...

-Dime...

-Hajime...

-¿Vas a seguir diciendo que te paso un accidente?

-No...

-Entonces...

-Solo digamos que fue...fue... un viejo lascivo que casi me triplica la edad...

-¿Viejo lascivo?

-Hai...

-Pero... quien...porque... ¿lascivo?-la mente de el miburo comenzó a vagar y no le gusto nada lo que se imagino –te trato de...

-Si...

-¿Te obligo a...? –dijo el levantase del tatami empuñando la espada esperando que apareciera en cualquier momento, estaba seguro que si alguien entrara por esa puerta lo hubiera matado en ese instante

-Trato pero... no paso nada... solo... –la mujer se veía confundida, se paso un mano por el pelo

-¡Debo de suponer que ese golpe no lo consideras gran cosa! –el parecía a cada momento más fuera se sus casillas

-Si lo es... pero ya no tiene caso lamentarse...

-¡Que carajos!... Tokio vas a dejar que un miserable te golpee...

-No lo pongas así

-¡No lo pongas TU así!

-El me golpeo, si lo hizo, pero que te quede muy claro que yo tampoco me deje...

-¿Qué?

-¡Que no recuerdas que soy una muy buena kendoka! –dijo la mujer con un tono de voz muy arrogante

-¿Qué le hiciste?

-Solo un pequeño recuerdito –dijo ella tocando su barbilla luego volvió a buscar dentro de su obi, saco el pequeño cuchillo con el cual le había dado el golpe, aun tenía un poco de sangre en la funda, la mujer sonrió, el le miro boquiabierto, luego cambio su cara de sorpresa por una gran sonrisa en su rostro –te garantizo que va a pensarlo dos veces antes de tratar de... extralimitarme

-Vaya –dijo el con su sonrisa, no se esperaba esa respuesta por unos momentos la sonrisa ilumino su rostro, pero en pocos segundos la perdió, dado que una nueva duda le surgió ¿quien era el que había osado a tocar a su compañera de juegos de la infancia?

-¿Quien fue?

-Ya te dije un viejo...

-Si pero que el viejo no tiene nombre

-Si, pero...

-Además que estabas haciendo tu con el

-... no te gustara saberlo

-No, pero de todos modos me lo vas a decir

-Hajime...

-Tokio... lo averiguare de una forma u otra, tu dirás si me lo haces más fácil o difícil

-¿Como?

-Tengo mis contactos –eso era en parte mentira y en parte verdad, era cierto que no tenía ningún contacto en Aizu pero si se lo proponía podía poner a todo su regimiento a matar a todos los viejos de miradas lascivas del pueblo... de hecho no era tan mala idea.

-Pero... ah...esta bien...

-¿Si?

-Fue... se llama...

-¿Si?

-Se llama... Tokashi –la mujer lo vio a el luego al piso luego el ventanal y dijo con voz queda casi inaudible -mi prometido

-¿Prometido?

-Hai- dijo ella con voz suave, el mundo se le fue a los pies¿Tokio estaba comprometida, SU Tokio estaba comprometida, eso nunca lo había sabido, nunca se lo había dicho miraba a la joven pero ella ya no lo veía parecía muy interesada en mirar el piso de la habitación... miles de preguntas rondaron por su cabeza, pero de momento lo que ahora le importaba era... ¿desde cuando? y lo más importante ¿quien era ese Tokashi, Saito necesito de todo su autocontrol para decir:

-¿Estas comprometida?

-Hai

-Pero... y... –Saito guardo silencio justo en el momento que lo tenía que haber hecho, no se atrevió a decir, una simple palabrita compuesta de solo dos letras: "yo" la joven le veía sumamente afligida, el capitán solo completo la frase de otra manera–pero... con un viejo

-Hai

-Pero...

-Fue decisión de mi padre

-¿Tu padre?

-Hai

-¿Podrías ser un poco más clara?

- Veras... Tokashi, mi prometido... es dueño de varias empresas... y tiene muchas tierras en la parte sur de Aizu... a papá le ayudaría tener en la familia, a alguien de su nivel...

-Su nivel... entiendo –dijo el, a diferencia de Tokio su familia nunca había sido ni rica ni acomodada, a el realmente nunca le había importado mucho, pero en ese momento si lo lamento, lamento no haber sido ese maldito y acaudálalo Tokashi el cual ya tenía destinado casarse con la única mujer que pudo quitarle el sueño por años, Tokio le veía apenada, pero dejo que el siguiera preguntando:

-¿Desde hace cuanto...?

-Ya mucho tiempo

-¿Cuánto?

-... Tokashi me pidió hace... 7 años

-¿Siete años?... Tokio, tenías...

-14 años...un año menos de que...

-Yo me fuera...

-Hai

-Pero... y tu padre y...

-A papa le agrado mucho la idea–dijo con voz apagada parecía que le dolía bastante –pero a mis abuelos no les gusto en lo absoluto... recordaras que cuando era niña pasaba algún tiempo con mis abuelos, y un tiempo en Aizu...

-Si lo recuerdo

-Pero cuando Tokashi pidió mi mano los abuelos me obligaron a quedarme con ellos... y no volver nunca más a Aizu... supongo que ellos estaban esperando que todo esto fuera un simple capricho y que si no me veía se le pasaría pronto... pero nunca paso... –el hombre le veía con los puños apretados, de saber que esa era la situación por la que pasaba Tokio se le hubiera llevado con el, sentía un nudo grande en la garganta pero dejo que ella siguiera hablando –veras, los abuelos, ya eran muy mayores... murieron hace poco más de un año... fue entonces cuando papa, encontró la excusa perfecta para traerme a Aizu, pero gracias a kami yo, ya no era la misma chiquilla asustada que antes...cuando tu te fuiste mejore mi técnica... tome clases con los mejores... y me especialice en el dominio de armas blancas y armas seccionadas... sabía que el día en que debía a volver a Aizu sería pronto, y que tendría que enfrenarme a Tokashi... pero... si el se quería acercar a mi, le iba a costar trabajo...

-Entiendo –dijo el con voz queda

-...lo siento Hajime

-No tienes de que disculparte... ¿dices que se llama Tokashi?

-Hai –dijo ella distraída -¿por qué?

-No... por nada... –el hombre se levanto del tatami y se dirigió al ventanal que ya había visto antes se recargo en el marco de la puerta y miro el cielo, por unos segundos ninguno de los dos dijo nada, Hajime escucho como la mujer se le acercaba estaba detrás de el, le escucho decir:

-¿Crees en el destino, Hajime? –el miburo se dio la vuelta después de unos pocos segundos, no entendía en lo absoluto que era lo que tenía que ver con el

-¿Qué?

-¿Que si crees en el destino? –repitió la muchacha alzando un poco más la voz

-¿Por qué? –dijo el extrañado

-Porque yo si creo en el –dijo ella con una sonrisa

-¿Qué tiene que ver eso?

-Tiene que ver que hoy, exactamente hoy... hace 6 años que te fuiste... creo que el destino fue el que nos volvió a unir -dijo ella con voz queda

-¿Seis años?

-Seis años –dijo ella –muchísimo tiempo - dijo ella con voz aun más queda

-Vivir eso es todo una osadía

-Si –dijo ella acercándose cada vez más a el-un día como hoy hace seis años, tu te fuiste... y yo te tuve que decir adiós... en una noche como esta... con una luna como esta... con un clima como este... no tienes idea... como te extrañe... pero ya no... ya no lo haré... -la mujer se le acerco un poco más trato de abrazarle pero el le esquivó con rapidez, la chica le miro confundida esperaba un recibimiento similar, pero lo que paso fue algo muy distinto, fue extraño, así que no se quedo con la duda

-¿Qué pasa?

-...no lo hagas –dijo el con voz gélida

-Pero...

-... no...

-Pero... no entiendo, pensé que yo...-se ruborizo mucho no dijo nada, no se atrevió a decirle que le gustaba, aunque fuera más que obvio, solo miro el piso con detenimiento -...bueno después de cómo nos despedimos- la mujer se puso roja hasta las orejas, un ligero rubor también marco las mejillas de su amigo por lo que supuso que no lo había olvidado, continuo - pensé que...no iba a ser...

-No es eso –dijo el sin darle mucha importancia

-Entonces –ella parecía un poco molesta, sin embargo se controlo lo más que pudo, Hajime suspiro lamentando las palabras que iba a decir a continuación pero era mejor ahora que después

-Tokio... esto no puede ser...

-¿Qué?

-No puede ser –repitió el sin atreverse a levantar la vista para mirarle a los ojos

-¿Por qué, es por lo de Tokashi?

-...

-Creo que es obvio que yo no lo amo... no amo a Tokashi...

-Es bueno saberlo

-Entonces no entiendo, ya que lo sabes me supongo que eso no sería un inconveniente

-No lo sería

-Entonces... será que... ¿Acaso tu... tienes a... alguien más? –la mujer esperaba su respuesta, parecía muy nerviosa, los ojos le brillaban, no sabía que haría si le decía que... Saito vio a la joven le miro a los ojos y dijo suavemente

-...No... –la mujer se destenso un poco parecía un poco más relajada, se cruzo en brazos parecía confundida

-¿Entonces?

-Hay varias razones...

-...podrías explicarte mejor...

-Sería peligroso... me has visto, herido y...

-No importa... no le temo a nada –su sonrisa brillo en sus labios, el hombre estaba indeciso

-Tokio

-Ash...Hajime-kun por favor, deja de tratarme como una debilucha, soy muy fuerte... y si no lo entiendes, -la mujer saco nuevamente su cuchillo de su obi, sus ojos se entornaron -puedo ayudarte a hacerte entender –una sonrisa ilumino su cara, Saito se sonrió y procedió a explicarle

-Al igual que tu tienes un pasado, yo también, tengo el mío

-Se más claro

-... has escuchado... el nombre de Battosai –los ojos de la mujer se vieron por un momento llenos de temor, la sonrisa de Saito se incremento -Veo que si

-¿Battosai?... pero el es un...un destajador... el es... es el que te hirió¿verdad? –dijo ella comenzado a atar cabos

-Hai

-Pero...¿qué tiene que ver contigo un... asesino...?

-Digamos que la profesión

La mujer se vio aun más extrañada, se acerco aun más a el

-¿De que hablas?

-¿Querías la verdad?

-¿Te volviste... un... asesino?

-Lo soy desde hace 6 años –el hombre le miro de forma extraña, Tokio no daba crédito a lo que oía, le tomo de los brazos y le obligo a que le mirara fijamente

-¿Quién eres? Hajime... ¿quién demonios eres?

Saito se separo de la mujer un poco le miro con un poco de arrogancia y dijo

-Capitán de la 3ra división del Shinshen-gumi, Hajime Saito

-¿ Shinshen-gumi? –dijo ella tratando de parecer tranquila, pero lo cierto era que temblaba de pies a cabeza, Hajime estaba sumamente calmado, no parecía afectado en lo más mínimo, Tokio sacudió su cabeza tratando de acomodar sus ideas

-¿Es broma?

-¿Te parece que lo sea?

-No

-Pero... es sumamente

-¿Peligroso? –dijo el sin darle mucha importancia, como si hablaran de cualquier tema trivial, Tokio parecía sumamente desesperada

-¡Si! –dijo ella esperando la respuesta de este, Saito se sonrió ligeramente y dijo en un tono medio sarcástico

-La verdad no es algo que me quite el sueño

-¿Qué es algo que no te quita el sueño?... ¡TE PODRÍAN MATAR... LO ENTIENDES!

-Lo entiendo

-¿Y?

-No temo a la muerte

-¿Que estas diciendo?

-Como miembro del Shinshen-gumi, tengo el deber de proteger el Japón y la vida de su gente...

-¿Proteger... la vida de la gente...¡Hajime que hay de la propia!

-Si para ello tengo que sacrificar la mía no importaría...

-No puedo creerlo –dijo ella sacudiéndose un poco el pelo, la mujer miro la espada de su amigo de reojo -¡Una espada no te va a proteger siempre!

-A mi me ha servido

-Claro.. y por eso estabas siendo atendido por un doctor, por una herida de espada...

-Siempre hay rasguños

-Eso es todo menos un rasguño –dijo ella señalando justo a al altura en el que se encontraba la herida del capitán

-El Battosai es algo especial

-¡Eso es todo lo que dices!

-¿Qué quieres que diga?

-¡No lo se... solo no lo tomes tan a la ligera!...

-Tu eres la que se lo toma muy enserio

-¡Porque es serio!

-No lo es

-¿Qué no te preocupa nada? –la mujer le veía, exasperada, Hajime se encogió en brazos y le miro detenidamente como pensando en que sería la respuesta que le ofrecería

-Las preocupaciones, no son útiles

-¿Qué!

-Las preocupaciones y las emociones, tales como: la tristeza, el enojo, el miedo, no nos son útiles... reducen tu poder a la mitad -Tokio le veía cada veía más extrañada, no podía creer lo que estaba escuchando

-¡No puedes negar tus emociones!

-Si se puede –aseguro el –los capitanes lo hacemos, ya que si no, seriamos presa fácil para el enemigo

-No te conozco...negar... negar... tus emociones... ¿Hajime donde esta tu corazón? –la sonrisa irónica de su rostro se desvaneció, sus ojos brillaron de una forma extraña, su cara se ensombreció miro a la mujer delante de el

-Que sabes tu-mascullo el de forma temible, ella le miro extrañada

-¿Qué dijiste? –dijo ella medio molesta, ya que el había hablado tan bajo que apenas había escuchado algo, Saito le miro con aun mayor frialdad y dijo

-Que auneresuna niña – Tokio se disgusto pero a el no le importo, su paciencia había llegado a su limite y por lo visto la de ella también... puesto que cualquier otro hubiera corrido al ver la cara de asesino que tenía en el rostro pero no ella, Tokio continuo ahí haciéndole frente

-¡No soy ninguna niña!

-Claro que si... no sabes realmente lo que es el mundo... –Tokio frunció el entrecejo, el forzó una sonrisa malvada en el rostro y continuo –si vives encerrada en lujosas mansiones y con damas de compañía escoltándote a todos lados, las emociones son lo único que te queda, pero en la vida real no te sirven para nada

-No puedes negar tus emociones, son algo natural... puedes quizás esconderlas, pero nunca deshacerte de ellas...

-Claro Toki-chan–dijo el sin darle mucha importancia a sus palabras su sonrisa irónica se ampliaba cada vez más pero el extraño brillo de asesino en sus ojos no se desvanecía –¡si vives en una pequeña burbuja de cristal, solo te queda pensar en tus emociones!

-¡Basta con eso!

-¿Acaso miento?

-¡No vivo ni en una burbuja de cristal ni... soy una niña! –dijo ella tomándolo del gi, el hombre no hizo ningún intento porque lo soltara siguió con su discución

-¡LO ERES, PORQUE VES TODO EL JODIDO MUNDO COLOR DE ROSA MIENTRAS MEDIO JAPÓN SE MUERE DE HAMBRE!

-¡NO TE ATREVAS A JUSGARME! –dijo ella gritándole para nivelar su voz, no se dieron cuenta en que momento la discusión había pasado a hacerse más acalorada, Tokio tenía las mejillas rojas y sus ojos brillaban más que nunca pero si mirada no flaqueo, Hajime al igual que ella parecía muy molesto y parecía estar harto de la conversación –¿CREES QUE VIVO EN UN BURBUJA DE CRISTAL, Y QUE VIVO EN UN JODIDO MUNCO COLOR ROSA?–la mujer se levanto el mechón del pelo que cubría su rostro mostrándole el feo moretón –PUES VAYA FORMA EN QUE ME TRATA EL MUNDO COLOR DE ROSA...

TOC, TOC, Alguien le llamo a través de la puerta corrediza

-Tokio-sama –escucharon a través de la puerta, por la voz la reconocieron como la dama de compañía de mujer, Tokio trato de moderar un poco su voz y dijo de forma queda

-¿Qué pasa Ogae?

-La cena esta lista

-Si gracias Ogae –dijo la mujer viendo fijamente al hombre imponente frente a ella, la leve interrupción sirvió de algo Tokio se sentía un poco arrepentida y por lo visto el también

-Creo que necesitábamos esa distracción –dijo ella

-Tengo que irme

-... –la mujer le dio la espalda, Saito enfadado por la reacción de ella, solo le dijo de forma muy fría y cortante

-Bien...adiós –dijo el dirigiéndose a la puerta, pero el llamado de la mujer le detuvo

-¿Te vuelves a ir? –dijo ella un enfadada

-Tengo que... –el hombre abrió el ventanal para poder salir por el jardín, nuevamente Tokio le detuvo le miro con fiereza

-¿Esta vez si volverás?

-No se –dijo el como si no le diera importancia, pero esta vez si volteo a ver a la mujer

-Entonces te esperare nuevamente...

TOC, TOC-Tokio-sama

-Ya voy Ogae –la mujer volteo a la puerta de donde la llamaban luego volvió su vista hacía lo de un momento, el ya no estaba se había ido

-"Se ha ido"

TOC, TOC -Tokio-sama

-YA VOY