Y después...

En otra parte de Aizu en una posada de magnificas dimensiones apeas llegaba el 3er capitán que caminaba con paso lento como si quisiera hacer un poco de tiempo, a lejos un soldado que hacía guardia en la puerta lo vio le reconoció por ser uno de los mas altos dentro del grupo, le llamo al tiempo que lo saludaba respetuosamente

-Buenas noches Capitán Saito

-Buenas noches –dijo el un poco malhumorado

-El capitán Okita ya ha llegado

-Lo se

-Y...

-Saito-san ya ha llegado –dijo el joven primer capitán saliendo de la posada, Saito juraría que lo estaba esperando pero esas solo era suposiciones, y para su mala suerte sus suposiciones nunca estaban erradas

-Okita... ¿hiciste lo que te ordene? –dijo este traspasando la puerta corrediza se descalzo de sus sandalias y camino al lado de su compañero rumbo a su habitación

-Eh... si... pero...

-¿Pero?

-Woow, aquí viene nuestro hombre... –dijo Harada saliendo de uno de los cuartos parecía como si también le estuviera esperando

-¿Harada? –Saito volteo a ver a su compañero Okita, parecía un poco afligido y dijo un poco apenado, tenía las orejas rojas

-Hubo un pequeño inconveniente

-¿Inconveniente?

-Saito, me sorprendes... llegaste muy rápido... pensé que te tardarías un poco más... al menos en estas situaciones... –dijo este con una sonrisa irónica en el rostro, a pesar de ser camaradas nunca se habían llevado muy bien... Harada Sanosuke, era como el molesto hermano menor que nunca tuvo ni hubiera querido tener, vio sonreír nervioso al más joven del shinshen

- "Lo sabía Okita era un impertinente"-

-¿Okita?

-¿Si Saito-san?

-Recuerdas lo que te dije

-¿Sobre que Saito-san? –dijo este tratando de fingir demencia

-Solo un pequeñez, no se si recuerdas... algo relacionado con tener discreción

-Este... pues vera... cuando llegue a decirle al comandante, este estaba acompañado de Harada-san y...de... –la voz del joven quedo ahogada por otro mordaz comentario que no venía de ninguno de los dos capitanes a su lado:

-El hombre del siglo ha aparecido

-"Todos menos el"-–La cara de Saito se ensombreció reconocía perfectamente esa voz, volteo a ver a Okita el cual ya no sabia donde meter la cabeza

-Saito, Saito Saito –dijo la voz que cada vez se oía más cerca Saito no se quería dar la vuelta escucho los pasos acercándose cada vez más y con estos incrementarse su enojo se atrevió a decir

-¡Puedo ver que son pocos los que duermen en esta posada!

-¡Que genio!

-¡Cállate Harada! –dijo Saito dándose la vuelta, para ver al más molesto de su grupo, el más joven de los lobos se miraba muy afligido pero aun así no olvido sus buenos modales y dijo

-Jinei-san buenas noches –el hombre no se digno a responder al carismático joven miro al capitán Saito y este le devolvió una mirada de igual odio... miro con detención al hombre frente a ellos... al igual que los tres capitanes, vestía con ese traje característico de gi azul, con sus curiosos pantalones café, le miro desconfiado, a pesar de que Harada le molestaba solo lo hacía por su inmadurez debido a su corta edad, sabía de antemano que a pesar de todo lo que le decía no tenía ninguna mala intención, por desgracia con el presente frente a el, era totalmente lo contrario, si Saito no era la persona más amable de todas, Jinei lo sobrepasaba con creces, dado que el primero jamás traicionaría a uno de los suyos, ni caería tan bajo como para lastimar a alguien sin razón, a diferencia de Jinei que si lo haría, lo conocía de sobra, su intuición nunca fallaba, pero no podía matar a alguien solo por la mera intuición, si embargo un solo movimiento en falso y tenía la excusa perfecta

-¿Jinei aún despierto?

-No soy de los que duermen mucho

-Ya veo

-Me he enterado por buenas fuentes el porque de tu tardanza

-Si lo se –dijo este viendo de reojo a Okita

-Gomen –murmuro apenado el más joven de los miburos

-Mala distracción para un shinshen... y sobre todo para un capitán... una...mujer –dijo este escupiendo a sus pies como si amar a una dama venerable fuera el acto más deshonroso del mundo –pero conociéndote debe de ser una muy guapa... nunca había visto que te alejaras de tu inseparable Okita... tiene que ser bastante agraciada

-Te sorprenderías si supieras cuanto

-Pues solo presenta, estaré encantado... de darle... un cordial saludo –dijo este con los ojos brillando de forma malévola, Saito no dejo de sonreír y dijo mordaz

-Antes te mato

-Si no lo hago yo primero

-No creo que se llegue a nada con esta conversación, Saito-san, Jinei-san –dijo Okita poniendo entre ambos guerreros

-No te metas Okita

-Has caso, pequeño –dijo Jinei –creo que tu amiguito ya tiene la edad de enfrentar sus problemas...–dijo este aun más sarcástico, Saito rió ladinamente

-A un lado Okita -dijo este con una sonrisa –como bien ya lo dijo Jinei, tengo un problemita que resolver

-Saito-san

-No te metas –dijo Harada con total indiferencia –estos ya se traían ganas desde hace tiempo

-Pero... Harada-san

-No te preocupes... un soldado no va a matar a un capitán... y menos a uno como Saito –dijo este en voz baja como si no quisiera que lo oyera, no se lo dirían nunca pero Saito era uno de los mejores, incluso más que el o que el mismo Okita, lo sabía de antemano, sin embargo como buenos compañeros no lo iban de dejar solo, más no se quería mostrar tan preocupado como el joven, lo único que se le ocurrió hacer fue cruzarse de brazos recargarse en una pared cercana y decir con una sonrisa en la cara –creo que de momento lo único que podemos hacer es disfrutar la maravillosa pelea

-Saito-san–dijo Okita apenado al ver como su amigo sacaba de la funda su espada, la pelea parecía imparable y hubiera sido así de no ser por un joven soldado que llego llamando al 3er capitán

-Capitán Saito... Capitán... –dijo este aun era un poco joven y por lo tanto un asustadizo se sobresalto al ver a los cuatro hombres ahí, tres de ellos, parte de los 10 capitanes, 2 cruzados de brazos como si estuvieran esperando y los otros dos hombres armados en medio pasillo con el brillito de asesinos en su ojos

-¿Qué pasa? –dijo Saito sin dejar de ver al hombre frente a el, aun conservaba la guardia , el soldado dijo trastabillando en un par de ocasiones

-... eh... Kondou-sama y Hijikata-sama le llaman

-De momento estoy... algo ocupado... diles que no tardare

-Disculpe Saito-san pero los superiores dijeron que fuera lo más pronto posible

-¿Ahora?

-Si señor, el comandante manda decir que cuando usted llegara fuera directamente con ellos, dijo que deseaba preguntarle algo

-Vaya Saito hasta los superiores ya se dieron cuenta de tu penosa situación

El miburo enfadado dio un resoplido vio al hombre frente a el, guardo la espada

-Que mal Jinei... supongo que tendré que matarte después... el deber me llama

-Da gracias a los capitanes de que puedas vivir un poco más

-Aun si no conoces el miedo no deberías de hablar tanto –dijo este con su sonrisa sádica en el rostro, vio como el hombre se hinchaba de coraje, estaba seguro que deseaba atacarle, más sin embargo no lo hizo, a pesar de que Jinei era un sádico, de tonto no tenía nada, sabía perfectamente que si atacaba a un capitán de espaldas frente a los otros capitanes sería la muerte segura

-Te salvaste de morir

-No ese fuiste tu –dijo Saito con su risa astuta, el ambiente se calmo un poco y el 3er capitán se alejo junto con el otro par que se mantuvieron a raya durante la disputa

-Sigue riéndote... capitán Saito, mientras puedas... veamos cuanto te dura la risa... ahora que finalmente te encontré una debilidad...

Mientras tanto en otro lugar alejado en una hermosa casona de Aizu, una joven dama se dirige a tomar sus últimos alimentos del día, entro al comedor con un poco de sutileza cerro la puerta tras ella, pero en el momento en que lo hacía escucho que alguien la llamaba

-Tokio –la chica se sobresalto al oír su nombre

-Papa... Ogae no me dijo... que, que estabas aquí –la mujer se volteo con lentitud se miraba extrañada

-Acabo de llegar

-Ya veo

-Siéntate

-Hai-dijo ella sentándose frente a la mesa con su papa viéndole directamente, si cualquier persona los hubiera visto junto no diría que son familiares, no podría haber un padre y una hija tan desiguales, Tokio era la viva imagen de su madre pero no se su padre, el era bajito de pelo negro y piel morena, ya tenía unas pequeñas entradas y unas pequeñas canas adornando su cabeza, a diferencia de su hija que siempre estaba sonriente el siempre carecía de esa sonrisa que hacía tan especial a su hija, en su rostro se veía seriedad y amargura y a pesar de no ser muy viejo se veía totalmente derrotado por la vida

-Hoy he visitado a Tokashi-sama

-En.. serio

-Hai

-Que bien –dijo ella procurando no verle, pero por su tono de voz sabía que estaba molesto

-Y me ha dicho algo muy curioso

-¿De verdad?

-Me dijo que le atacaste con un cuchillo que traías en tu kimono... ¿es eso cierto Tokio?

-No...

-Bien...

-El cuchillo lo traía en mi obi

-¡Tokio! –dijo su padre con un tono de voz un poco más fuerte

-Lo siento –dijo ella viéndole por primera vez a los ojos

-¿Al menos puedo saber el porque?

-¡Tokashi-sama trato de sobrepasarse conmigo!

-... –el hombre le miraba serio parecía que lo sabía de antemano pero no le daba la importancia que debería, la mujer se frunció su entrecejo

-El trato de... bueno no me hizo nada... pero no me gusto nada su mirada se me acerco mucho y... –su padre le interrumpió con una seña indicándole que debía de guardar silencio

-Tokio, creo que te estas yendo a los extremos

-¿Qué?

- Tokashi me explico todo, dijo que solo quería ser amable contigo y tu para pronto ya le habías sacado un cuchillo, tienes que dominar tu carácter hija

-Pero papa, si no le hubiese atacado seguro me hubiese hecho algo

-No lo creo Tokio, Tokashi, es un hombre respetable y sabe como tratar a las mujeres

-Si bien que sabe –dijo ella como un susurro

-¿Qué dijiste?

-Nada...

-Eso pensé... ahora quiero que mañana vayas y te disculpes con el

-Pero papa...

-Si peros Tokio

-Es... que

-¿Desafías una orden?

-No papá

-Bien...

-Pero... es que...

-¿Ahora que?

-Es que mañana no puedo

-Puedo saber el porque...

-Porque... –su mente vago por unos momentos no sabía que decirle y era obvio que su padre quería una explicación, -porque... –generalmente era rápida para inventar alguna excusa convincente, sin embargo esta vez no podía más que pensar en el apuesto hombre de ojos dorados que acababa de salir de su habitación –porque... –"y que tal si, el viene mañana y yo con ese perverso de Tokashi, NO... sería espantoso... no definitivamente no puedo mañana no...no puedo... diablos ese baka de Hajime me hubiera dicho si, si iba a venir o si no...maldición cuando lo vea ya me las va a pagar... si es que vuelve...".

-¡TOKIO!

-¿Si papá?

-Aun estoy aquí

-Lo siento

-Y aun espero una explicación

-¿De que?

-De porque no puedes mañana visitar a el respetable Tokashi

-"Respetable si claro... no Tokio no seas tonta... mejor piensa... en que puedes decirle... se esta desesperando... no... vamos Tokio la ultima carta... nunca falla"

-Porque... porque... mañana tengo que ir a orar al templo -

"por Kami al templo a orar...como se nota que nunca esta en la casa"

-Ya veo –la cara de Tokio se puso color cereza de no ser porque su mechón de pelo le cubría medio rostro podría haberla descubierto fácilmente

-Por eso me es imposible ir...

-Lo entiendo Toki-chan –la voz de su padre cambio parecía mucho más afable –lo entiendo perfectamente

-Será en otra ocasión –"O mejor dicho nunca yo nunca voy a ofrecerle una disculpa a ese Tokashi, antes me muero" la mujer tomo un plato de soba pensando en cierta persona a la cual le encantaba no pudo reprimir una sonrisa, dio a penas un par de bocados y la mujer se levanto de la mesa sin siquiera haber comido algo realmente sustancioso dijo con una graciosa inclinación si me disculpas papa, me retiro

-Apenas comiste

-No tengo mucha hambre –dijo ella volteando a ver a su padre sonrió graciosamente

-Hace mucho que no te veía sonreír –dijo su padre como si no le importara demasiado, fijo su vista en un gran periódico que estaba a su alcance y comenzó a fumar

-Papa deberías dejar de fumar se te va a hacer vicio

-Si se fuma solo un poco no pasa nada –la mujer se encogió en hombros y se dirigió a la puerta

-Que descanses papá

-Igualmente Tokio

TOC TOC

-Puedo pasar

-Adelante -dijo una voz profunda, el hombre la reconoció como la de el comandante líder del shinshen, deslizo la puerta corrediza y la traspaso cerrándola una vez que estuvo dentro, Saito vio que el comandante no estaba solo, estaba acompañado de el segundo al mando Hijikata, no le extraño era raro no verlos juntos

-¿Me llamaba Kondou-sama?

-Si Saito –llamaba el comandante Kondou al tercer de los 10 capitanes en el shinshen este permanecía sentando en un cómodo y elegante cojín mientras que el miburo se mostraba más tranquilo que nunca contesto calmadamente

-Me puedo imaginar porque

-Okita nos ha informado de el motivo de tu tardanza –dijo el Hijikata-sama al lado del comandante

-Si lo se Hijikata-sama, yo se lo pedí

-También Okita nos explico que tu tardanza estaba vinculada con una mujer

-Así es Hijikata-sama

-¿Tienes algo que decir, Saito?

-No comandante

El hombre se paro de su mullido cojín y comenzó a dar vueltas por toda la habitación

-Una mujer...

-Si Kondou-sama contesto este sin siquiera sentirse nervioso, no tenía caso mentir ya que ahora medio grupo lo conocía lo mejor era decir la verdad... el comandante repetía dichas palabras, hasta que por un momento dejo de decirlo y dijo como si cuidara cada palabra que pudiera salir de su boca

-Saito... yo no tengo ningún inconveniente en que tengas alguna relación, entiendo perfectamente que las necesidades carnales son esenciales...–Saito sintió la cara caliente, no era el más santo del mundo pero no le gustaba que le estuvieran sermoneando se sentía como un chiquillo al cual su padre le daba las primeras lecciones de vida, miro al comandante con sus dos ojos dorados clavados en el, el comandante siguió hablando – a pesar de que soy el comandante del shinshen ya también entiendo las necesidades del cuerpo yo también soy un hombre... pero solo espero que el motivo de tu tardanza sea solo eso... una simple y vana necesidad carnal... quiero que comprendas que yo no tengo ninguna objeción a eso... puedes salir y divertirte con alguna geisha del pueblo...

Los ojos del tercer capitán brillaron

-No es ninguna geisha, Kondou-sama –dijo este interrumpiéndolo su paciencia estaba tocando su limite, el comandante se quedo sorprendido por el simple hecho de que alguien inferior a el le interrumpiera, podía ser un capitán pero aun así era inferior mucho inferior a un comandante, este no pareció intimidarse en lo más mínimo, Kondou solo se le ocurrió decir

-¿Perdón?

-Que ella no es ninguna geisha es... una vieja amiga a la que encontré en la clínica en donde me atendieron, supongo que Okita les explico eso

-Si lo hizo

-Entonces entienden que la mujer con la que me quede es solo una amiga... ninguna Geisha y ninguna... necesidad carnal

-Comprendo... entonces la situación es mucho más grave de lo que pensé

-¿Qué?

-Saito, las mujeres son una buena distracción... muy buena, nos ayudan a relajarnos después de un gran día de peleas, nos escuchan cuando hablamos... nos preparan una buena cena... son buena compañía cuando uno se siente solo... pero que quede claro que no deben de pasar de eso... hay una leve y tenue línea de entre la distracción y un sentimiento... cuando se empieza a sentir un poco más por ellas... y la distracción deja de serlo... el asunto se pone un poco más peligroso

-Me dice esto a mi, cuanto Harada sale con cuanta mujer se le ponga enfrente –dijo este sintiéndose levemente enfadado

-Harada solo busca placeres de una noche, por eso no me preocupa en lo más mínimo, pero temo decir que pienso que contigo no es igual

-Es una amiga –dijo este levantando un poco desesperado parecía que no le hubieran oído, el ya se estaba cansando de la insubordinación de este y le dijo con un todo de voz ya no agradable

-Te he escuchado antes

-Saito ten un poco más de respeto –dijo el segundo al mando levantando un poco la voz, este no le dio mucha importancia y siguió hablando como si no hubiera escuchado la advertencia de hace unos segundos

-¿No quiere que vaya a verla?

-¿Como dices?

-¿Qué si no quiere que vaya a verla?

-Saito más respeto –el capitán siguió viendo a su superior esperando una respuesta, este se tomo su tiempo para contestarle se dio la media vuelta se sentó en su cojín y siguió viendo al 3ro de sus diez capitanes

-No mal entiendas Saito... puedes salir a ver a tu mujer cuantas veces quieras, puedes hacer lo que quieras con ella... y tardarte con ella todo lo que desees... se de antemano que eres un líder responsable y sensato... confió plenamente en ti

El lobo de tranquilizo un poco, pero aun se mostraba molesto y dijo sin pena alguna

-Entonces no entiendo el porque de esta reunión

Antes de que Hijikata dijera algo el señor Kondou se adelanto levanto una mano para indicarle que guardara silencio vio al joven miburo para luego decir con una voz fuerte y clara

-Solo deseaba advertirte Saito, no dejes que una mujer se te suba a la cabeza, las distracciones como esas no nos son útiles y menos a un capitán...

Sus ojos dorados brillaron nuevamente sintió un odio muy grande a cierta persona que ya le había dicho eso antes, sin embrago controlo un poco su genio y sonrió de forma afable, al más puro estilo Goro Fujita y dijo

-Hai Konduo-sama

-Puedes retirarte Saito

-Hai... Hijikata-sama, Kondou-sama –dijo este haciendo una leve inclinación salió de la habitación.

Dio un par de pasos rumbo a su habitación, había sido una noche larga y lo único que quería era descansar, sin embargo apenas había caminado poco más de un par de metros se detuvo al escuchar a lo lejos a dos jóvenes soldados del shinshen platicar como dos viejas chismosas, realmente no le interesaba mucho que los guardias platicaran, iba a seguir su camino más sin embargo se detuvo al oír claramente: Saito-san.

Solo entonces fue cuando la platica llamo su atención, dio un par de pasos sigilosamente para escuchar claramente la conversación, no le sorprendió nada de lo que hablaban...

-Sabes del porque de la tardanza de Saito-san

-Escuche algo... dicen que se quedo con una mujer...

-Sería la primera vez que el capitán Saito hace eso

-Si, si fuera Harada-san... pero el capitán... tiene que ser una dama muy hermosa

-Si... es... cierto

-¿Pero sabes quien es?

-Ni idea... pero...

El ultimo comentario de guardia quedo ahogado por una voz potente e imperiosa que les llamaba.

-Ustedes dos –dijo el susodicho saliendo de su escondite

-Saito-san los dos se le quedaron viendo con una gran sorpresa en su rostro parecían solo unos pequeños jóvenes asustadizos, Saito se sonrió después de pelear con Battosai asustar a los nuevos reclutas era lo que más le gustaba en el mundo

-Escuche una conversación muy interesante

-Saito-san

-Supongo que si tienen tiempo de platicar como un par de chismosos es porque no tiene suficientes obligaciones

-Saito-san

-1000 largatijas...

-Pero... Saito-san

-Acaso tienen algún inconveniente...

-Saito-san nosotros

-Si no les gusta pueden usar su espada en vez de su lengua... –dijo este de mala manera, ese sin duda no había sido su día y darse cuenta de que casi todo el shinshen sabía de su relación con una mujer no le favorecía a su imagen en nada, los dos jóvenes se vieron el uno al otro y empezaron con la lagartijas eso al menos les iba a llevar lo que quedaba de noche, el hombre sonrió aun no se le quitaba el mal humor pero empezaba a alejarse, apenas dio un par de pasos y escuchó a los dos impertinentes decir algo en voz muy baja

-Le debe de gustar mucho

-2,000 lagartijas –dijo este su mal humor había vuelto con creces, no se molesto en voltearse, les grito –Y si vuelvo a oír en esta noche mi nombre, harán tantas lagartijas que se les va a ir la vida en ello

-Si –dijeron los dos parecían muy apenados Saito estaba muy furioso, se alejaba mientras pensaba

-Maldita sea, solo falta que hasta battosai se entere de todo

El hombre dio un par de pasos se detuvo en seco y dijo con voz queda

-Okita, ya puedes salir

-¡Ah Saito-san! se percato de mi presencia usted siempre esta alerta –dijo este levemente apenado Saito le veía con no muy buenos ojos se limito a decir:

-¿Okita?

-¿Si?

-Investiga algo sobre un sujeto de nombre Tokashi.

-¿Tokashi?

-Si... es un viejo... creo que es un empresario adinerado o algo así, pero quiero saber más sobre el

-Si claro Saito-san

-Gracias...

-¿Puedo preguntarle algo?

-Ya lo has hecho

-Esto tiene que ver con la señorita...

-Buenas noches Okita

una notafinal supongo que algunos notoraron que hay un personaje que no cuadra muchodentro de la historia, pero aun así me anime a ponerloel porque es el siguiente, desde que salio Jinei, se me hizo un personaje muy interesante,y me agradaba bastante... todo el mundo se burla de mi porque dicen que siempre me gustan los malos... aunque creo que Jinei si pertenecio al Shinshei, por la ropa en como lo vistieron en el anime, pero creo que no se cruzo con Saito... en fin, estuve pensandolo mucho en ponerlo y al final me decidi que si, que rollera soy... y como siempreojala les haya gustado.

Ultima nota, lo prometo, gracias a todas las personas que me escriben reviews, realmente me anima mucho a continuar.