Dead Famous

Por Rozefire

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Epílogo

Medias rosa y trabajos de nariz

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"Tengo que admitir que estoy sorprendido, Kagome. Hemos estado aquí casi dos meses completos y ninguno de nosotros ha sido herido, secuestrado, mutilado, traumatizado o empujado por los acantilados."

Kagome golpeó la cabeza de Souta. "Toco madera."

"Oye…"

La Sra. Higurashi sonrió mientras continuaba picando las zanahorias para el almuerzo. Cocinera obviamente apreciaba el trabajo que hacía la madre de Kagome - la liberaba de tiempo suficiente para hablar en el teléfono de la cocina con parientes alemanes, lo cual estaba haciendo en ese preciso momento.

"El Abuelo va a regresar a tiempo para la cena?" preguntó Souta, sin levantar la mirada del tazón de mezcla para pastel que estaba limpiando con su dedo.

"Posiblemente." Dijo la Sra. Higurashi sobre la fuerte charla de la cocinera alemana con diarrea verbal. "Puede estar un poco ocupado con el Templo, pero saben quién más regresa hoy?"

"Inuyasha!" corearon sus hijos felizmente.

"Ya era tiempo!" Dijo Souta con su dedo cubierto de chocolate. "Hemos estado viviendo en su casa lo suficiente."

"Bueno, esta no es sólo su casa, sabes." Señaló Kagome, robando un pequeño trozo de zanahoria mientras la espalda de su madre estaba volteada. "Él ha estado viviendo en su mansión americana por las últimas dos semanas."

"Será mejor que traiga algunos recuerdos…" Souta regresó a lamer el tazón.

Era típico realmente. Souta tenía que conocer al chico más rico y más popular en el mundo y ya tenía la vibra de gran hermano por el. Kagome pasó una mano sobre su cabeza cariñosamente y se bajó de su banquillo para ir a encontrar algo interesante que hacer hasta que la cena estuviera lista.

En cuanto había salido de la cocina tres húmedos manchones la habían pasado corriendo.

"Jiro! Regrésame mi inhalador!"

"Por qué! No lo necesitas! Lo robaste de algún nerd!"

"Oye! No soy un nerd!"

Los trillizos no hacían nada sino jugar en la piscina cuando estaban por ahí. Una vez más, su padre y su secretaria se habían ido a otro de sus viajes de negocios 'confidenciales' y dejado a todos los pequeños queridos con el personal de la villa. Kagome tuvo que preguntarse lo que Sesshomaru y su secretaria hacían en esos 'viajes de negocios'… se iba con frecuencia por tanto tiempo que los trillizos prácticamente estaban viviendo todo el tiempo en la casa de su tío.

Y también estaban teniendo una influencia más bien siniestra sobre Souta… mucho para la desaprobación de la Sra. Higurashi. Después de todo, eran tantas veces que Souta podía observar a los tres chicos empujar insospechados paseantes (usualmente Miroku) en la piscina por la mañana cuando estaba más fría sin unírsele.

Sin embargo, al menos había una alegría de tener los hijos de Sesshomaru en la villa. Además de no tener que preocuparse por traspasantes paparazzi (perseguir hombres con cámaras era especialidad de los trillizos) la villa también era agraciada con su hermana menor.

Sakura era una muñeca viviente. No había otra forma de describirla.

"Señorita Kagome…?"

Kagome bajó la mirada a la pequeña niña con una mano cerrada en la falda de Kagome. Ella era como una versión en miniatura de su padre - blanco cabello y rostro angular, pero había una suavidad infantil en ella…

Probablemente debido a todos los lazos y moños en los que a la Sra. Higurashi le gustaba vestirla.

"Sí?" Kagome la miró expectante.

La pequeña estaba pasando de un pie a otro en la clásica danza de 'no puedo aguantar'. "Realmente necesito ir al baño…"

Su apariencia era donde todas las similitudes con su padre terminaban. A pesar de su habilidad para dar la perfecta expresión indiferente ante las películas más aterradoras, era tan linda como un botón.

"Bueno… no puedes ir sola?" preguntó Kagome.

"Si voy sola, el payaso en el tragaluz me atrapará…" chilló Sakura.

Kagome suspiró y tomó la pequeña y húmeda mano de Sakura en la suya. "Bien entonces. Vamos juntas."

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"Aquí hay una foto de él en su cumpleaños veintiuno, el mes pasado." Kikyo le alcanzó a Inuyasha la fotografía tamaño A4 mientras la limosina continuaba saltando en los baches del camino.

"Disgustante…" Inuyasha arrugó su nariz ante el rostro perfecto mirándolo. "Por qué estás mostrándome estas. Estás intentando destrozar mi autoestima?"

"Y aquí hay una foto de él en su cumpleaños dieciocho hace tres años." Kikyo sonrió levemente mientras le alcanzaba la última foto.

Los ojos de Inuyasha se abrieron. "Dios mío! Esa nariz!"

Kikyo cruzó sus brazos. "Él tuvo una mayor reparación de cirugía plástica cuando tenía diecinueve años para tener un rostro que igualara su voz." Ella levantó su mentón. "Parece que nuestro amante latino en realidad es-"

"- Tan feo como el pecado." Inuyasha no podía haber estado más deleitado. "Kikyo, chica maravillosa. Dos meses de vacaciones y regreso con este maravilloso regalo!"

"También tiene muchos tiquetes no pagos y va saltar a bares cada semana con al menos cinco prostitutas en sus talones." Le informó Kikyo.

"Vaya, eso es más de lo que yo-" Inuyasha se interrumpió bajo el escrutinio de Kikyo. "Um… soñaría en hacer."

Kikyo volteó sus ojos antes de voltear hacia las oscuras ventanas para ver la cercana villa en la distancia. "Espero que sepas lo que estás haciendo."

"Qué?"

"Invitar a la familia de Kagome Higurashi a la villa y hacer a dicha chica tu estilista personal." Kikyo dirigió una ilegible mirada hacia él. "Un movimiento interesante. Yo la habría hecho famosa si fuera tú… ella tiene un inusual talento con el piano. Podría haber llegado lejos."

"Ella no quiere ir más allá de la puerta del jardín." Inuyasha se encogió. "Si eso es lo que quiere, entonces no es mi asunto explotar su talento."

"Eso suena inusualmente sabio de ti…" Kikyo frunció.

"Inusualmente soy una persona sabia, Kikyo." Se burló él.

"Por supuesto que lo eres."

"Y…" Inuyasha regresó las fotografías al regazo de su agente. "Cómo planeas controlar la situación Higurashi?"

"Bueno, viendo cómo los tabloides eventualmente sabrán que Kagome Higurashi ahora es una residente permanente en tu villa, naturalmente van a haber unas pocas cejas levantadas." Kikyo lo demostró con su ceja, pero eso probablemente no fue intencional… "Diremos que encontró su llamado como una estilista y desde que tú necesitabas una - la escogiste. Eso será todo. También diremos que su madre es una magnífica chef así que la contratamos también, en las cocinas."

"Eso no será suficiente para satisfacer su lujuria por rumores…" le recordó Inuyasha distraídamente.

"Persistencia, mi querido Inuyasha." Kikyo despidió su preocupación. "Los medios perderán interés después de unas semanas si no les damos indicación de que hay algo más en la situación. Así que nada de ir a citas públicas con ella por un tiempo - y si te casas con ella, tiene que ser una boda secreta. Además, no voy a tener cualquier superestrella soltera mía sentando cabeza antes de que golpee su flor de la vida… al menos no públicamente."

Inuyasha le parpadeó. "Qué demonios te hace pensar que hay algo entre Kagome y yo? Y matrimonio? Por favor."

"Tal vez porque le compraste un anillo de compromiso en Venecia?"

Las orejas de Inuyasha cayeron levemente. "Viste eso, huh?"

"También vi que eres un barato bastardo."

"Qué!"

"Inuyasha, actualmente eres la vigésima octava persona más rica en el mundo. El décimo primer hombre más rico y EL hanyou más rico. Con tu dinero, podrías haberle comprado algo exquisito. Un verdadero diamante azul - o mejor aún - un diamante rojo. Podrías haberle traído oro de veinticuatro quilates, un collar de perlas negras, un vestido completo hecho de esmeraldas. Pero qué le trajiste?"

"Un anillo de plata. Cuál es tu punto?" Inuyasha le reprochó ásperamente.

"Al menos dime que te desgarraste por eso. Odiaría pensar que gastaste menos de cincuenta mil en ella…"

"Era un bonito anillo! No me importa lo mucho que cueste y - más importantemente - a Kagome tampoco. Sabes lo presumida que es sobre las cosas materiales como esas…"

"Sí, es una verdadera snob, verdad?" Kikyo le dio una estupefacta mirada.

"Exactamente." Él dio un decisivo movimiento de cabeza. "Voy por la personalidad, no el precio."

"Bien entonces." Kikyo cruzó sus brazos. "Vamos a darle un vistazo a este anillo con más carácter que ceros."

Le tomó un minuto o dos esculcar entre varias chaquetas, abrigos y bolsas que yacían regadas en la limosina. Eventualmente lo encontró, en el bolsillo de su equipaje de mano al lado de Kikyo. Él se arrodilló para abrir el compartimiento, y para entonces la limosina ya estaba deteniéndose afuera en los escalones de la villa.

"Ajá!" anunció él mientras sacaba la pequeña caja de terciopelo del bolsillo y se lo presentaba a Kikyo con ostentación. "Qué piensas?"

"Es un poco plano." Remarcó ella, escaneando su ojo crítico sobre los entrelazados aros plateados. "No exactamente remarcable, y fallo en ver su 'carácter'."

"Pero admítelo…" regañó él. "Te gusta, verdad?"

Kikyo sonrió levemente mientras la puerta de la limo se abría de repente. "Sí."

"OH DIOS MIO!"

El grito de Kagome asustó a la superestrella y a su agente al espetar alarmados ojos en la chica. Ella estaba en el escalón más bajo con una mano sobre su boca mientras la otra estaba empleada y apuntaba al par con horror.

Inuyasha parpadeó, intentando entender por qué estaba tan sorprendida. Él se miró - arrodillado en una rodilla en frente de una sentada Kikyo - y entonces miró a Kikyo - quien estaba en medio de tener un anillo presentado a ella. Oops.

Kikyo había captado qué parecía mucho antes que él. Con una volteada de sus ojos y un movimiento de su cabello, ella salió de la limosina abruptamente. "Oh por favor." Ella reprimió a Kagome antes de subir los escalones en la villa, en el proceso de sacar su teléfono para charlar con alguien más inteligente.

"No es lo que parece!" Gritó Inuyasha mientras cerraba de golpe la caja y la escondía detrás de su espalda como si eso borrara el problema.

"Esto parece que me trajiste algún tipo de anillo de compromiso y estabas mostrándoselo a Kikyo para ver si le gustaba!" Gritó Kagome, aún horrorizada.

"Oh…" El volumen de su voz murió de alguna manera. "Entonces es exactamente lo que parece."

Kagome aún no perdió su mirada de atrapado. "Y qué demonios estás usando!"

"Huh?" Él se miró. Pantalones beige, camisa abotonada azul oscuro. Listo pero casual… así que cuál demonios era su problema?

"Estás usando zapatos negros con beige!" señaló ella, horrorosamente ofendida. "Cuál es el problema contigo! El marrón hubiera sido mucho mejor!"

"Oye - he estado viviendo sin una estilista por los últimos dos meses!" gritó él defensivamente. "Cómo se supone que sabría lo que va con qué!"

"Estás diciéndome que no puedes vestirte apropiadamente sin alguien ahí para decirte qué usar?" Ella le gritó ahogadamente.

"Precisamente."

"Entonces estoy siendo mal pagada!" declaró ella, cruzando sus brazos.

"Espera! Todavía no has visto mis medias!" le dijo él mientras levantaba la pierna de sus pantalones, como si estuviera increíblemente orgulloso del hecho de que sus medias fueran-

"Rosado." Kagome parpadeó. "Bueno, al menos son rosa bebé… no rosa neón…"

Con un suspiro, Inuyasha salió de la limosina en la grava ante al chica. "Este es una patada de un 'hola', sabes."

"Oh, lo siento." Kagome bajó el último escalón y corrió para abrazarlo, apretándolo fuertemente y dejándolo darle la vuelta gentilmente. "Te extrañé! También estaba tan preocupada - especialmente cuando vi lo desconsolado que parecías cuando Joi te dejó."

"Ella no me dejó realmente." Murmuró él sobre su hombro.

"Te veías realmente patético." Le dijo ella. "Y Souta ha estado muriendo por conocerte, además, sin importar cuántas veces te señalemos al Abuelo en la TV, aún no tiene idea de quién eres o cómo te ves, así que vas a tener que animarlo también y entonces… oye…" ella se desvaneció mientras comenzaba a tensarse en sus brazos.

"Qué?" Él se separó para mirarla.

"Huelo humo."

Mierda.

"Um…" Inuyasha falló por alguna excusa decente. "Conoces a Kikyo… y su fetiche por el pitillito…"

Kagome se separó con una molesta mirada. "Inuyasha - has estado fumando otra vez, no es así?"

"Podría haber estado…"

Y así comenzó la tendencia de muchas discusiones que llegaban a marcar el fin de una adicción.

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"Cielos, él no ha pasado la puerta y ella ya está regañándolo." Miroku suspiró sobre su cerveza en la sala de seguridad. "Típica novia…"

Sango dejó de enroscar su cabello alrededor de su bolígrafo para mirar la pantalla que daba al frente de la villa. Bajo y considerado, ahí estaba su jefe siendo regañado por su estilista por alguna razón u otra. "Ellos podrían casarse para todo lo que actúan con el otro. Parece como si estuvieran casados por años, de cualquier forma."

"Las distancias hacen que el corazón se encariñe más…" Miroku recitó otra de las líneas que había escogido de una galleta de la fortuna.

"La presencia trabaja de forma opuesta, por supuesto." Sango observó críticamente a la pareja discutiendo. "Continúa Kagome, dale para que…"

"Oh, mira!" Miroku la interrumpió. "Están haciendo las pases."

"Están besándose." Dijo Sango sin rodeos, ladeando su cabeza mientras levantaba su vaso de agua. "Cielos, son rápidos…"

En cuanto eso había salido de sus labios la puerta se abrió de golpe y su tirana regresó.

"Dos meses," comenzó Kikyo. "Los dejo a los dos a cargo y miren lo que pasa."

Sango y Miroku le dieron suplicantes miradas. "Qué pasa?" corearon ellos tranquilamente.

"Nada, aparentemente." Kikyo frunció. "Estoy segura que alguna parte de este lugar ha sido parcialmente destruido y rápidamente reparado a tiempo para nuestro regreso." Hablando de destrucción a la integridad del edificio… "Dónde estás los trillizos?"

"Jugando en la piscina con Souta Higurashi." Miroku señaló la cámara de la piscina.

"Sakura?"

"Jugando al 'pony' con Bess y diez guardaespaldas en los jardines." Respondió Sango prontamente.

"Cocinera?"

"Uh… cocinando?"

"Alguna infiltración de los tabloides mientras me fui?"

"Bueno," Miroku acarició su mentón. "Hubo este hombre que logró escalar los acantilados con sus manos, su cámara y una tienda de campaña - no importa cómo - pero llegó tan lejos como la piscina y los trillizos antes de que llegara corriendo a seguridad, rogando ser liberado a la vida salvaje."

"Sin explosiones?" Kikyo frunció sus ojos.

Los dos miembros del séquito movieron sus cabezas.

"Secuestros? Bombas? Mutilaciones? Disparos? Investigaciones policiales?"

Ellos movieron sus cabezas otra vez.

"Bien." Kikyo pasó una breve mirada sobre el monitor describiendo a los dos reunidos tórtolos todavía perdiendo el tiempo en los escalones antes de lograr una fresca sonrisa. "Mantengan el buen trabajo." Les dijo ella antes de salir para pillar a más trabajadores insospechados.

Sango le levantó una ceja a Miroku mientras se instalaba de nuevo en su asiento con su bebida hacia sus labios. "Qué alegría va a ser tenerla con nosotros." Murmuró ella.

"Por el feliz infierno!" Sonrió Miroku y ofreció su cerveza en un brindis. Sango sonrió y chocó su vaso con su botella. Ambos tomaron un largo sorbo cada uno y bajaron sus bebidas al unísono.

"Anda." Sango agarró su hombro. "Vamos a darle la bienvenida."

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Fin.

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Nota de Inu: Bueno… como dice la autora he aquí un epílogo más cool… jeje… quiero agradecer muy especialmente a todos los lectores que dedicaron unos minutos de su tiempo para leer esta historia, espero que les haya gustado pues para mi fue un gran honor haber colaborado en la publicación de este trabajo junto a IR-CHAN… es una de mis historias favoritas la cual disfruté mucho en su momento y que pude revivir en estos meses… jeje… gracias por la paciencia y por todos esos lindos comentarios que semana tras semana dejaron para esta historia. A IR-CHAN, un millón de gracias por haberme permitido participar en este trabajo (el cual espero no sea el último)… Gracias a esta historia pude conocer a gente maravillosa, una alegría más que me trajo Dead Famous… jeje…

A todos los lectores les mando un abrazote y un besote muy grande, se me cuidan mucho y los espero, o mejor dicho, los invito a seguir disfrutando próximamente de otras historias de Rozefire…

Besitos y hasta una próxima oportunidad…

Nota de Ir: Oo… se terminó Dead Famous, ahora si, ningún otro capitulo escondido que yo sepa. Quiero decir que estoy sumamente agradecida con Inuhanya, realmente ha sido una GRAN ayuda. En realidad el 80 por ciento del trabajo fue de ella. Yo solo no hubiera acabado ni la mitad del fic en estos momentos, últimamente estoy con la cabeza en otro lado del mundo. Bueno como a mi era la que me llegaban los reviews x3 no duden que los lei todos. Y bueno tengo que agradecer a todas las personas que nos dejaron notas de aliento y felicitaciones, realmente no saben los bien que nos sentimos cuando leemos un "Gracias" o "Están haciendo un buen trabajo". De veras hubiera contestado todos los reviews pero ya saben que esta prohibido. Y bueno mandarles un mensaje privado a todas ustedes…realmente para mi era un dolor de cabeza.

Y bueno la propuesta de Inu es totalmente verdadera ˆoˆ, las invitamos a seguir con otra traducción de un fic de Rozefire. No se la pierdan.

Les recuerdo a todas aquellas que no leyeron la primera parte del fic: Este fic es propiedad de Rozefire, nosotras no somos las autoras, así que todos los agradecimientos por la creación de la trama dénselos a ella.