La cita primera parte

-Llegamos

-Gracias por traerme

-No fue nada –dijo el tratando de no darle mucha importancia, la mujer sonrió ligeramente, sintió la cara un poco caliente, nuevamente volteo la mirada hacía su amigo de a infancia, y lo que vio le dejo boquiabierta le sonreía, Hajime le sonreía a ella, y no de esa forma extraña en la que generalmente lo hacía, esta vez había algo diferente parecía sumamente pacifico, e inclusive le pareció que tierno, eso era realmente extraño

-Hajime... por... –el le detuvo poniendo un dedo en sus labios, el rubor de su joven compañera se incremento

-Tokio...

-¿Si?

-Eres hermosa

-...que dices

-¿Puedo besarte?

-Hajime...no se... –dijo ella con voz queda, parecía que de un momento a otro se le iba a quebrar la voz

-Aunque te niegues de igual manera lo haré

-Hajime... –fue lo ultimo que ella dijo, pudo ver como su amigo de la infancia se inclinaba lo suficiente como para quedar a su altura, sintió la respiración de el mezclándose con la suya, unos milímetros más... y... estaba muy cerca, tanto que...

-¡KONICHIWA TOKIO-SAMA! -

-Ahhhhh –la chica se levanto del su cómodo futon por un momento se sintió un poco fuera de lugar, no entendía nada, recorrió con la vista el cuarto, era el suyo y estaba sola, de no ser por su dama de compañía por supuesto... lo entendió todo, había sido un sueño –¡maldición fue un sueño! –dijo ella golpeando levemente sus sabanas

-¿Tokio-sama?... pasa algo

-Ogae me arruinaste el mejor sueño que he tenido en mi vida –dijo ella con una sonrisa fingida, la mujer frunció el entrecejo y dijo de una forma un tanto cortante

-Y usted le arruino el desayuno a tu padre

-¿Perdón?

-Takagi-sama se quedo esperándole hasta tarde para tomar su desayuno y usted no apareció y...

-Lo siento, no me pude levantar hoy... pero ahora bajo... ¿papa...

-Su padre ya se fue Tokio-sama... fue a visitar a Tokashi-sama y quería que usted le acompañara

-Ohhhhhhh, que mal –fingió ella –ya no podré decirle los buenos días

-Así es Tokio-sama

-Bueno supongo que podré aprovechar mejor mi día

-Tokio-sama...

-No empieces Ogae –dijo ella corriendo tras su biombo -por ejemplo ahora iré a entrenar y luego podré ir con...

-¿Con...

-Nada, no dije nada –dijo la encantadora muchacha con una sonrisa, Tokio salió detrás de su biombo con su tipico traje de entrenamiento se acerco a su ventanal vio sus gruesas cortinas y las abrió de par en par, el brillo del sol le calo en los ojos, y por un momento creyo que lo que estaba viendo era una simple ilusión ahí estaba su compañero de la infancia, su querido Hajime, la mujer abrio la boca para decir algo pero nada salio de ella, solo se le quedo viendo, el se cruzo en brazospara luego poder sonreirle de una forma que ella interpreto como desafiante

-Hajime... que... –pensó la muchacha, le veía con los ojos bien abiertos, no podía creerlo, por un segundo el mundo se le detuvo, sonrió un poco, pero un comentario de su dama de compañía le hizo volver a la realidad

-Tokio-sama... mire le acaba de llegar un paquete de Tokashi-sama y...oh es un kimono que hermoso –la mujer se apresuro a cerrar las cortinas y darse vuelta totalmente, rió tontamente

-Perdón decías Ogae...

-Tokio-sama esta bien...

-Si de maravilla

-Se ve algo nerviosa

-Yoooo, para nada, noooo Ogae, para nada...

-Bien... si usted lo dice, mire Tokio-sama, el kimono que le manda Tokashi-sama

-Ah, si que lindo –dijo ella mirando con desprecio el kimono, odiaba el color verde y ese kimono tenía verde en las mangas, la tela,el obi, los adornos, era detestable

-Debería probárselo

-Quizás después...

-Pero señora... podría ponerselo y visitar la ciudad, esta precioso el día... mire

-¿Ogae? –dijo la mujer espantada al ver como su dama de compañía se acercaba peligrosamente a las cortinas, Tokio prácticamente salto para impedir que las abriera

-¿Pasa algo malo Tokio-sama?

-No, no nada

-Bien... entonces si me permite...

-¿A donde vas Ogae?

-A abrir las cortinas, esta habitación necesita luz... Tokio-sama de verdad se siente bien...

-Si... eh si... pero... eh detente…

-Señora es mi trabajo

-Hoy no

-Tokio-sama...permítame

-NOOO, gracias Ogae... no es necesario...que te molestes... es decir... ya lo haré yo... pero antes... Ogae porque no bajas y me le dices a la cocinera que me haga una buena sopa, hoy amanecí con un antojo increíble de sopa...

-Tokio-sama

-Vamos, Ogae, vamos, que muero de hambre

-Tokio-sama

-¿Ogae, desobedeces una orden directa mía?

-No

-Entonces... ve y cumple lo que ordene

-Si señora...

La mujer acompaño a su dama de compañía hasta la puerta con su sonrisa en el rostro y la cerro con seguro un momento después de que ella salió, suspiro nerviosa, volteo hacia el centro de su habitación, el 3er capitán ya no estaba en el balcón esperando, ahora se encontraba en media habitación nuevamente con su sonrisa, maligna en el rostro.

-Hajime...

-No sabía que fueras tan floja Tokio, apenas levantarte si ya pasan de las diez

-Hajime... que haces... si Ogae si te hubiera visto... tuve que mentirle

-Y muy mal que mientes, sin duda no tendrías éxito como actriz...

-Hajime

-¿Dime?

-¡EN QUE ESTABAS PENSANDO!

-Tu dama de compañía te va a oír

La mujer se llevo las manos a la boca y miro de mal modo a su compañero mientras decía de una forma muy queda

-¡Esta loco, me vas a meter en un problema... además que haces aquí!

-Es mi día libre

-¿Tu día libre?

-Si

-¿Te dan días libres en el shinshengumi?

-Si, los fines de semana generalmente... si no hay nada que hacer, podemos salir a la ciudad...

-¿Salir a la ciudad y que podrían hacer...

-¿No tienes ni idea?

-No

-No pensé que fueras tan ingenua... saliendo a la ciudad se puede pasar un buen rato

-¿Un buen rato? –la mujer parpadeo un par de veces, y miro de una forma fulminante a su compañero –eso significa...

-Los demás soldados salen a las casa de te cercanas... los placeres carnales son necesarios... para cualquier hombre... aunque sean miembros del shinshengumi–ella se puso roja de coraje, estaba furiosa, eso significaba que el también, sacudió la cabeza un poco para sacarse esa idea, volteo a ver a su compañero, estaba más que furiosa, estaba molesta como nunca en su vida, si las miradas mataran el ya estaría mil veces muerto, quería gritarle y golpearle sin embargo controlo un poco su tono de voz y dijo

-¿Incluyéndote?

-¿Qué?

-Si ya sabes... si te dan un día libre cada semana y has sido capitán por lo menos unos tres años... –su cara se puso roja, cada vez se sentía más enojada–bien no hay que ser un genio, sin duda has tenido muchos buenos ratos de seguro...

-Tokio...

-Claro... capitán, por supuesto...

-Tokio...

-¿Qué?

-Nunca había tomado un día libre si te sirve de consuelo -el la miro dijo como si no importara, la mujer dejo de hablar en el acto y se quedo boquiabierta se sonrió

-Eh... en serio...

-En serio

-Ah... bueno... me... me alegro por ti -dijo ella sintiéndose levemente apenada, seguía sintiendo la mirada de su compañero sobre de ella, ya ni sabía que decir, ni siquiera podía mirarlo a los ojos volteo a otro lado fingiendo indiferencia mientras que escucho como se acercaba a ella, dando unos grande pasos para poder llegar, la mujer dio dos pasos atrás tratando de alejarse pero el le detuvo suavemente tomando su hombro, levanto su mechón de pelo y le dijo con una pequeña sonrisa

-Apenas se nota el golpe

-¿Que?

-El que te dio ese desgraciado... Tokashi–dijo el tocando levemente su mejilla

-Ah, si claro –dijo ella con una sonrisa, miro con dulzura a su compañero, el se veía muy satisfecho, esa mirada le hizo volver a la realidad, se saco bruscamente de su toque, ante su mirada de sorpresa, el no hizo más nada más su sonrisa se desvaneció, Tokio se sintió levemente enfadada no con el sino, con ella misma por caer tan rápido en su juego, se dio vuelta y un tanto indignada y dijo con un tono de voz un tanto altiva

-Bien y ya que es tu día libre, debo de suponer que el motivo de tu visita es...-dijo ella esperando que el terminara la frase que el ya había empezado pero el en cambio dijo de una forma muy calmada y casi inaudible

-No puede un amigo visitar a su mejor amiga

-¿Mejor amiga?

-No tengo muchos conocidos

-Eso lo explica todo... bien... supongo que debo de sentirme halagada por ser tu primera vez...

-¿Perdón? –dijo el extrañado miro a la mujer frente a ella, al parecer no se había dado cuenta de lo que había dicho, pero le aclaro sin ninguna malicia

-La primera vez que sales a tomar un día libre...

-Claro –dijo sintiendo como que le quitaban un peso de encima, ahora fue el turno de el de ponerse levemente nervioso, como explicarle que se había pasado toda la noche pensando en ella y en la dulce sonrisa que le dedico, en el suave tacto que le erizo la piel y el beso que nunca se llevo a cabo, miro a otro lado y trato de permanecer lo más calmado posible.

-Todavía no me respondes

-¿Qué?

-El porque viniste

-Ya te dije... tenía un día libre y supuse que... bueno... podríamos...

-Hajime...

-¿Qué? –dijo el con un malhumor que le apareció de repente

-¿Me estas invitando a salir?

-... mmmsi

-¿Algo así como... una cita?

-... mmmsi

-¿Perdón dijiste, no te escuche?

-No tientes tu suerte Tokio –dijo el con una voz sumamente peligrosa, Tokio sonrió ampliamente y le dijo suavemente

-Será un placer tener una cita contigo, Hajime-dijo ella besando suavemente su mejilla, un leve rubor apareció en su rostro, le miro traviesa y continuo –espera aquí me cambiare de ropa –y dicho esto corrió detrás de su biombo tomando en brazos un encantador kimono rojo –no vayas a mirar eh

-¿Por quien me tomas?

-Era broma

-Mala broma

-No aguantas nada

-¿Ese es el kimono que te dio ese Tokashi?

-¿Cual? –dijo ella asomándose detrás de su biombo, miro hacía donde su amigo señalaba y accedió -ah si… el gran Tokashi con sus grandes regalos

El hombre se acerco al kimono le miro con desprecio sin duda era un kimono sumamente costoso se sintió levemente enfadado al saber que no podía ofrecerle nada como eso, toco la tela era muy suave, pero solo en ese instante recordó

-Es verde…

-Así es –dijo la mujer contestándole detrás del biombo

-Tu odias el color verde

-Todavía lo recuerdas –dijo la mujer saliendo detrás del biombo totalmente cambiada, el hombre estaba de espaldas

-Por supuesto –al ver que el no volteaba ella decidió llamarle suavemente

–Ya estoy –el volteo hacía donde le había llamado su compañera y lucho por no quedar boquiabierto, la mujer se veía levemente apenada, pero aun así dio una vuelta girando en la punta de su pie y le dijo con su sonrisa usual en los labios

-¿Cómo me veo? –el 3er capitán tardo unos pocos segundos en responderle, sin duda nunca había visto una mujer más hermosa que ella, no es que no le hubiese visto antes con un kimono, sino que más bien el feo golpe que tenía en el rostro no le permitió captar correctamente su belleza –Hajime...

-... eh... te ves bien

-Gracias... un poco seco.. pero gracias

-Vamos

-Solo espera un segundo... le dejare un nota a Ogae no quiero que se preocupe... listo ya esta... ahora si, podemos irnos

-Bien entonces vamos -dijo el tendiéndole su mano galantemente

-¿Qué?

-Supongo que a tu querida Ogae le extrañaría que salieras de tu habitación acompañada de un hombre

-Si pero, entonces como...

-Utiliza tu imaginación

La chica se acerco al balcón miro hacía abajo estaban en un segundo piso, y el suelo se veía muy lejos, muy duro y sobre todo como una no posible salida

-...ni se te ocurra

-No te di opción –dijo el tomando a la chica de la cintura con mucho cuidado, la chica trato de gritar pero estaba demasiado asustada, su miedo se incremento al ver como se acercaba a su balcón cada vez más

-¿Qué vas a...

-Agarrate fuerte... –dijo el con su sonrisa muy pronunciada, la mujer ahogo un grito al sentir que el suelo se desvaneció de sus pies y frente a ellos se mostraba el terrible suelo, se aferró al gi de su amigo al tiempo que cerro los ojos con furia esperando recibir el golpe que nunca llego, solo sintió como aterrizaba en el piso con una suavidad asombrosa

-Ya puedes abrir los ojos -dijo el con su voz sarcástica, la chica que aun se aferraba a su gi y temblaba entre sus brazos abrió sus ojos

-Estamos vivos –mascullo sintiendo que las piernas le temblaban

-¡Pensé que no le tenías miedo a nada!

-Hajime –gruño ella, sintiendo que el depositaba con suavidad en el piso

-Vamos no estaba tan alto

-¡Son dos pisos!

-He saltado lugares más altos –dijo el con su cruel sonrisa sarcástica en su rostro, la mujer le miro frunciendo el entrecejo mientras que golpeaba levemente su hombro

-Eso fue estúpido

-Deja de quejarte –dijo el saliendo junto con la joven de la gigantesca casa de la mujer

-Bien a donde vamos...

Silencio por respuesta

-No sabes a donde vamos ¿verdad?

-No conozco muy bien la ciudad

-¡Entonces yo te la enseñare, vamos!

-Espera Tokio...

-Tokio-sama –llamo la dama de compañía suavemente a la puerta por enésima vez, saco una llave de su obi y la paso por la cerradura, la abrió, estaba sola, no entendía nada la habitación no tenía otra salida más que la ventana pero no era imposible, estaban demasiado alto, la mujer se acerco a la mesita de su señora donde un papel le llamo la atención, al instante reconoció la caligrafía era de Tokio

-Ogae, saldré a dar un paseo por la ciudad no me esperes.

Atte Tokio Takagi

-Señora Tokio

Mientras tanto en el centro de la ciudad de Aizu...

-¡No es hermoso Aizu, es una ciudad tan bella!

-Si –dijo el con un tono de voz un tanto aburrido, si era una ciudad hermosa, pero la diversión para el no consistía en pasear y ver algunos puestos, más sin embargo la mujer a su lado parecía maravillada

-Deberías de ver que lindo esta en las noches.. hay tantos brillos y música y... oh mira.. –dijo ella corriendo hacía un puesto en donde vendían algunos adornos para el pelo –que lindo –dijo ella con su usual sonrisa, su compañero vio lo que la mujer había tomado un hermoso broche tallado en madera, adornado de unas flores de cerezo pintadas a mano –es precioso

-Se te vería bien

-¿En verdad lo crees?

-...supongo

-Tal vez, debería comprarlo...pero... no se–el capitán miro la etiqueta colgando de este, saco de una manga de su obi unas monedas y se las dio al encargado del puesto

-Oye no... que haces... Hajime, no era necesario –dijo ella sintiéndose levemente apenada por el haberle comprado el broche que tanto quería

-No era muy costoso –dijo el como si no le diera importancia

-Pero... Hajime

-Además ya te dije creo que se te vería bien –dijo el tomando el broche y dándoselo a ella que no cabía de su asombro

-Gracias –dijo ella con una sonrisa al tiempo que se lo acomodaba en el pelo, se le veía bastante bien el sonrió complacido -Hajime-kun -el hombre frunció el entrecejo y le miro de una forma extraña, parecía apenado...

-No me llames así

-Mou... pero cuando era niña siempre te llamaba así

-Cuando eras niña, yo también lo era, así que ese "kun" era correcto

-Oh perdóneme señor entonces te llamare Hajime-san o mejor...

-Saito-san –tanto uno como el otro voltearon a sus espaldas, a el casi se le fue el mundo a los pies y ella se veía asombrada, Tokio volteo a verlo por su cara los conocía perfectamente, la mujer nuevamente volteo hacía quien le había llamado,y solo entonces se percato de queeran 3 hombres, le escucho hablar

-Okita, Harada... ¿que hacen aquí?...-su voz se torno más fría cuando dijo -¿y que hace Jinei con ustedes?

-¿Qué recibimiento es ese amigo Saito?-dijo Jinei con una sonrisa en la cara, Saito le regreso la mirada con sumo despreció y sin dejar de verle dijo al que estaba más cerca de el

-Harada...explicame

-Veníamos en la misma dirección... así que... -Harada se encogió en hombros como si no le diera la mayor importancia, más Saito se veía sumamente enfadado, miraba a Jinei de una forma terrible, este en cambio parecía muy divertido y dijo sarcástico

-No solo tu eres el que recibe un día libre Saito

-¿Qué hacen aquí?

-Venimos a caminar un poco por la ciudad y conocer y usted...ah... viene... acompañado –dijo Okita al reconocer a la mujer al lado de su amigo

-¿Qué dices Okita el viejo lobo acompañado?... Vaya, y no de cualquier mujer, una preciosura

Saito vio hacía atrás de el se encontraba Tokio que al parecer no entendía nada de lo que estaba pasando Jinei siguió preguntando

-Debo de suponer que esta es tu mujer de la cual todo el mundo habla

-Jinei...

-¿Su mujer? –pensó Tokio mirando de forma extraña a su compañero –Hajime me considera como su mujer –la chica miro al hombre al que Saito lo había reconocido como Jinei y luego a el le dijo en voz queda aunque la pregunta era más que obvia

-¿Los conoces?

-Por desgracia... son Harada, Okita y Jinei, los dos primeros capitanes del shinshen el ultimo un simple soldado –Jinei se vio bastante molesto por ese comentario más sin embargo se lo guardo y dijo con todo el afán de vengarse

-Saito, Saito, Saito... no tienes malos gustos... ningún mal gusto para nada –dijo

-Bastardo –dijo Saito en voz baja mientras que Jinei continuaba viendo descaradamente a la mujer que se hinchaba de coraje al ver a un hombre tan grosero, más la amabilidad de los otros dos presentes le hizo volver a la realidad

-Es un placer preciosa –dijo Harada con una sonrisa demasiado grande, Tokio parpadeo un par de veces, era un muchachito el que le saludada por su físico parecía no tener más de su edad pero aún así le contesto con amabilidad

-Encantada

-Es un gusto volver a verla

-¿Volver a verme?... ah claro, usted fue quien me ayudo con mi paquete aquel día... el que estaba aquel día con el doctor –Okita accedía con la cabeza a cada recuerdo que ella decía, parecía muy feliz de finalmente conocer a la mujer que había sido su amiga de la infancia,de uno de sus más queridos amigos,sin embargosu felicidad se esfumo al escuchar los nunca apropiados comentarios de su otro compañero -¡debe de ser un muy buen amigo de Hajime!

-"Hajime", vaya, vaya, ya hasta dejas que te llame por tu nombre, ese es amor... ¿no Saito, o debería decir "Hajime" –Jinei estallo en carcajadas esa había sido la gota que derramo el vaso, estaba seguro que lo iba a matar, en menos de un segundo Saito, le tomo del cuello de su gi le golpeo fuertemente contra una pared y le dijo con una voz muy fría muy queda y sobre todo muy peligrosa, escucho a lo lejos un grito de la parte femenina de los ahí presentes, y una llamada por parte de su fiel camarada, sin embargo los evadió olímpicamente.

-Creo que ya hablaste suficiente Jinei

-Te parece porque apenas me estoy calentando

-Pues permíteme enfriarte tus ánimos... deja de mirar a Tokio de esa manera y de decir idioteces delante de ella... Jinei le miraba de una forma muy fría no le respondía nada, Saito estaba enojado como nunca lo había visto, sonrío, de verdad estaba enamorado, Saito le tomo del gi y le levanto del suelo unos segundo de una forma amenazadora, aunque Jinei era alto, el 3er capitán lo era mucho más

-No me has respondido Jinei

-Hajime... no es necesario de verdad –dijo Tokio tranquilizándolo tocando suavemente su hombro –déjalo –Saito vio nuevamente a Jinei y le esbozo una sonrisa maniaca de las que solo el era capaz de brindar

-Si vuelvo a escuchar una sola palabra que este relacionada con Tokio, te voy a arrancar la lengua de un tirón ¿te quedo claro?

-Desgra...

-Te pregunte algo Jinei

-Hajime... -le llamo nuevamente la mujer Saito le vio de reojo estaba algo asustada, no podía seguir así

-Desaparécete Jinei y que no te vuelva a ver el día de hoy

-... –Hajime le soltó y le tiro en contra del piso el cual maldijo un par de veces mientras que escuchaba unas risas ahogadas de parte de los otros dos capitanes, el hombre se levanto tambaleandose miro de forma grosera a los presentes y se alejo con paso veloz...

-Bueno nosotros ya nos íbamos –dijo Harada con una sonrisa un poquito nerviosa, Okita en cambio parecía sumamente divertido

-Si Saito-san disfrute lo que quede del día, nuevamente un placer volver a verle señorita

-Si... –dijo Tokio despidiéndose mientras que veía a los hombres alejarse por un momento ninguno de los dos dijo nada, tuvo que ser ella la que rompiera ese incomodo silencio -vaya... –mascullo Tokio viendo a su acompañante –eres muy fuerte

-No ese era un debilucho

-Podría ser –la chica vio su mano estaba apretada con furia, tenía los nudillos blancos, al parece se estaba controlando demasiado, recordó que hace apenas unos segundos su suave toque había ayudado a dejar ese tipo miserable, entonces tal vez... con mucho cuidado y suavidad le tomo su mano con un poco de timidez, ese simple toque hizo que el se tranquilizara totalmente

-Vamos Hajime-kun no te molestes tanto... nofue nada...–la mujer le sonrió tranquilamente y entrelazo sus dedos con los de el para poder seguir caminando, esperaba algún rechazo o distanciamiento de parte de el, más sin embargo nunca paso...

Hello, sigo por aquí, gracias a todas aquellas que han leído mi historia, Hada, Gabyhyatt, Ady muchas, muchas gracias, ah y una cosa, esta niña me parece que Hada me pregunto que, que onda, con lo del papa de Kaoru, y voy a responder, tenía ganas de que Hajime peleara contra Tokio en un estilo de lucha totalmente diferente a sus ideales y lo pensé ¿que estilo es el más alejado a mi maniático lobito?.. el kamiya…por supuesto, para esto se requería que ella ganará así la considerará algo más que una débil mujer. Aun así se que tiene algunos errores, ya que creo que la familia Kamiya no es de Aizu, pero, detalles espero no los tomen a mal. Creo que esta vez me tarde un poquitito más en subir mi historia, las tareas cada vez son más lo siento, pero ojala que les guste, nada más es la introducción a una parte más emocionante.

Nuevamente gracias aquienes han seguido con mi loca historia y espero les haya gustado el capitulo de esta ocasión.

Atte:Midory