Cita parte 2

Pasaron unos segundos caminando tomados de la mano, Tokio se sentía sumamente feliz, sentía como si realmente fuera la pareja formal de su amigo, se sonrojo con solo pensarlo, "la mujer de Hajime... ese tipo lo dijo... y ahora estamos caminando por Aizu tomados de la mano, como si realmente..." -rió tontamente

-¿Pasa algo?

-No, solo me acorde de un chiste...

-¿...?

-No tiene importancia... de verdad...Hajime tengo un poco de hambre ¿porque no vamos a comer algo?

-Tu eres la que conoce la ciudad

-Tomare eso como un si... hay un restaurante cercano donde venden una soba deliciosa y unos postres muy ricos

-Suena bien

-Te va a gustar mucho te lo prometo... –dijo Tokio soltando por unos segundos su mano caminando un poquito más aprisa que el levanto su mano derecha y le guiño un ojo de forma traviesa para luego continuar -palabra de Tokio Takagi

-Tokio mira por donde caminas–el joven trato de acercarse a ella, pero demasiado tarde, la chica ya había chocado contra un hombre, la chica casi cae al piso pero se mantuvo en pie y solo se tambaleo un poco, al tiempo que escucho detrás de ella

-Que torpe

-Ya vera ese Hajime –pensó, pero antes de recriminarle a su joven amigo tenía que hacer algo más importante disculparse, se inclino un poco y dijo con un leve rubor

-Discúlpeme por favor... venía distraída...

-No hay problema Tokio –le respondió una voz demasiado conocida por ella, la chica levanto la vista unos segundos y vio a la persona poseedora de esa voz

-¡Kamiya-sensei! Ah... que.. hace por... ah maestro por favor discúlpeme... no le vi y yo

-Ya te dije que no hay problema Tokio...

-Si maestro

-Pero me sorprendes generalmente no eres tan distraída Tokio

-Es que yo...

-Tokio –Hajime se acerco a ella, el hombre le miro a el y luego a ella

-Ya veo –dijo el con una sonrisa, Tokio le miro nerviosa

-Que modales, los míos... Hajime es mi maestro de kendo Kamiya-sensei, maestro mi... un amigo Hajime Saito

-Un placer Saito-san

Saito inclino un poco la cabeza como señal de respeto y lo único que dijo fue un

-Kamiya-san -Tokio miro a Hajime y luego al hombre, se quito un peso muy grande de encima, estaba feliz de presentarle a alguien a una de las personas más especiales de su vida, se limito a mirar a su amigo de una forma muy tierna, pero al momento dejo de hacerlo pues sintió que alguien le jalaba de una manga de su kimono, la voz aguda y el jaleo continuo de su manga le hizo saber perfectamente de quien se trataba

-!Toki, Toki!

-Ah Kaoru-chan –dijo Tokio inclinándose un poco para poder quedar a la altura de la pequeña futura kendoka, Kaoru le miro de una forma reprochante -¿qué pasa?

-¡Tu dijiste que hoy irías a jugar conmigo!

-Lo siento Kaoru-chan hoy no puedo pero... mañana sin falta

-Mou... ya van dos veces que me dices eso...

-Kaoru es que de verdad no puedo, pero mañana...

-¡Ah vienes con alguien!

-Si

-¿Quién es¿Quién es¿Quién es?

-Es Hajime-kun

-Tokio...¬¬

-Aaaaaah... Hajime...

-Así es

-¡Tu debes de ser el novio de Tokio!

-¿Eh!

-¿Queee!

-¡Kaoru, eso no se dice! –dijo su padre con una sonrisa

-Pero... debe de ser... fue por ella ayer al salir del entrenamiento... y hoy esta saliendo con ella... –el padre de la pequeña miro nuevamente a la mujer que ahora tenía el vivo color de una cereza

-¿Es eso cierto Tokio?

-Ehhhhh, vamos Hajime, nos vemos luego Kamiya-sensei, Kaoru-chan –pero antes de irse, la chica le dio un coscorrón discretamente por andar de habladora para luego poder caminar ignorando la queja de la niña.

Unos minutos después la mujer caminaba por entre las calles de Aizu cruzada de brazos y casi dando de gritos por el comportamiento de la pequeña

-¡Que niña tan indiscreta!

-Un poco

-¡Siempre ha sido así... siempre tan...

-¿Tan?

-¡Tan... levanta falsos!

-¡Levanta falsos!

El hombre rió entre dientes, haciendo que la mujer se sorprendiera por su comportamiento

-¿Qué pasa?

-Nada

-Anda dime... ¿qué te parece tan gracioso?

-¿Realmente quieres saber?

-Si no quisiera saber no te estaría preguntando

-No has oído lo que dicen...

-¿Qué?

-Que los niños siempre dicen la verdad

-Ah... –la mujer le sonrió dulcemente se acerco un poco a el y le dijo suavemente –eso también dicen de los borrachines... y eso no generalmente es cierto... mira llegamos –dijo ella señalando un enorme restaurante, en el cual entraba bastante gente parecía tener mucha popularidad, Hajime levanto la vista hacia el enorme letrero de madera y leyo

-¿El "Shirobeko"?

-!Es muy bueno te va a gustar, la comida aquí es deliciosa!

-...me parece haber visto uno como estos en Kyoto

-Es probable, tengo entendido que el dueño tiene restaurantes en varios lados... pero vamos no te quedes ahí parado entremos

-... si

Mientras tanto en otro lugar de Aizu, en la enorme mansión, un hombre viejo y acaudalado entraba tras la puerta de la casa del que iba a ser su futuro yerno, una joven sirviente le recibió con mucha amabilidad,

-Buenas tardes Takagi-sama

-Buenas tardes¿se encuentra Tokashi-sama?

-Si señor, por favor espere aquí, iré a anunciarle su llegada –la joven desapareció detrás de una puerta corrediza tras una ultima inclinación, la puerta se abrió a los pocos segundos, pero era solo otra sirvienta que le llevaba una humeante taza de te, la joven se despidió del mismo modo que lo hizo su predecesora para luego poder dejarlo solo en aquella enorme habitación, Takagi vio la habitación, a pesar de que era ya pasada el medio día se sentía frió en esa casa, siempre le pareció extraño, se levanto del tatami para acercarse al ventanal de la habitación y abrirle de par en par, la calidez del sol le dio en el rostro, al tiempo que la puerta la habitación se abría nuevamente, se dio vuelta, a quien había ido a visitar finalmente se presento

-¡Takagi-sama!

-Tokashi-sama espero no haberle interrumpido

-En lo absoluto, solo me sorprendió un poco

-¿Puedo preguntar el porque?

-Cuando la sirvienta me dijo que Takagi-sama estaba aquí, la verdad esperaba ver a la señorita Takagi

-¿A Tokio?

-Si, tengo tiempo que no veo a mi prometida, quisiera hablar con ella, sobre el pequeño regalito que me dio en su pasada visita –dijo el hombre señalando un vendaje que cubría la pequeña herida le había hecho la joven heredera, el padre de la aludida no hizo más que inclinarse un poco y decir algo apesadumbradamente

-Le garantizo que no hay quien lo sienta más que yo, Tokashi-sama, Tokio tiene un carácter muy fuerte, es demasiado impulsiva

-Demasiado, para mi gusto

-Nuevamente me disculpo

-No tiene porque hacerlo Takagi-sama, si alguien debería disculparse tiene que ser ella

-Si señor

-Supongo que de momento sus disculpas habrán de bastarme, ya que veo que Tokio-san no se ha dignado a ofrecerlas

-Tokio, ha estado algo ocupada

-¿Demasiado ocupada, para hablar con su futuro marido?

-Aún es joven, no se ha dado cuenta de la responsabilidad que tiene por delante, recuerde que apenas tiene...

-La mayoría de edad Takagi-sama, aún es joven pero esta en edad casadera, recuerde que antes las mujeres eran casadas mucho más jóvenes de lo que es ahora Tokio-san... aunque, debo añadir que no es eso lo que realmente me preocupa...

-¿Perdón? -el hombre camino un poco hacía el ventanal se recrgo en este y se inclino un poco para luego proseguir a hablar con voz muy baja

-¿Puedo atreverme a decir algo Takagi-sama?

-Por supuesto

-A pesar de su carácter tan temperamental, no podemos negar que Tokio-sama, es una dama muy hermosa ¿no es cierto Takagi-sama?

-Tanto como lo fue su madre

-Belleza como la de ella no es muy común aquí en Aizu,

-En eso tiene razón

-Y seamos sinceros Takagi-sama... ella noes una joven que pasa desapercibida

-Si eso es cierto

-No pasa desapercibida ni por mujeres, y menos aún por hombres...

-Si

-Entonces supongo que entiende a que es lo que me refiero... Takagi-sama a riesgo de sonar un poco imprudente... me atrevo a pregunta... ¿Tokio-san no tendrá... algún...enamorado?

-Por favor no... Tokashi-sama... la simple mención es una burla

-¿En serio?

-En serio...a pesar de que generalmente ella es muysociable(demasiado a mi gusto)no tiene muchos amigos, no salemucho de casa y cuando lo hace generalmente es en compañía de Ogae o mía

-Ya veo...me tranquiliza bastante escuchar eso, pero si he de ser sincero, me deja intrigado, Tokio-san, no tiene muchos amigos pero y su infancia, acaso...

-De eso no se tiene porque preocuparse, como usted bien recuerda, Tokio permaneció gran parte de su infancia en casa de sus abuelos

-Si lo recuerdo

-Y según lo que me contaba su abuela no era muy sociable, solo tenía un amigo

-¿Solo un amigo?

-Si, un chiquillo del pueblo, creo que era un hijo de campesinos

-Vaya, parece que la caridad de la señorita Takagi empezó desde que era muy joven...jugar con un campesino.. pero continué, por favor, me da curiosidad ¿qué paso con el pequeño campesino?

-Le soy sincero... no estoy seguro... creo que el se fue cuando todavía era muy joven... nunca le volvió a ver, ó al menos nunca lo supe

-Ya veo, le agradezco realmente toda la información que me ha dado, realmente me tranquiliza bastante... vamos le invito a comer, conozco un buen lugar

-Gracias Tokashi-sama... y nuevamente le repito no tiene nada de que preocuparse, en lo absoluto


-Konichiwa –dijo una mujer con una sonrisa encantadora que les recibió en la entrada, Tokio le correspondió de igual manera –¿mesa para dos señorita?

-Si gracias

-Por aquí por favor

-Arigato –la mujer jalo del brazo a su compañero de una forma cariñosa para indicarle que caminara pues el solo se había quedado en la entrada con una mirada extraña en la cara

-¿Qué pasa? –pregunto la mujer al ver que el seguía viendo para todos lados –no me digas que nunca habías entrado a un restaurante

-No es eso

-¿Entonces?

-Habías notado que en este restaurante solo hay parejas

-¡No me digas! –contesto ella fingiendo demencia, mientras que ella parecía demasiada interesada en mirar el techo del lugar

-Aquí es su mesa –les indico la mujer señalándole una mesa estilo japonés, de aquellas que estaban casi pegadas al piso, en las cuales uno se sienta en sobre los talones para poder comer –y esta la carta... en seguida vendré por su orden

-Si muchas gracias... bien veamos... todo se ve tan bueno...

-Tokio...

-No se.. de que tengo ganas hoy... creo que probare –la mujer escondió la cara detrás del menú del restaurante, el un tanto irritado le quito el menú con un movimiento brusco

-Tokio...

-¿Qué?.. no me dejas escoger mi comida... que lata

-Me trajiste a un restaurante para... –guardo silencio por unos minutos, como si estuviera pensando en que era lo que iba a decir- ...enamorados o algo así

-¿Que te hace pensar eso? –dijo la mujer levantando una ceja al momento de escuchar en la mesa de al lado a una feliz parejita

-¿Mi amor, quieres más... abre la boquita?

-Gracias corazón

-Ahhh... si que rico verdad mi cielo

-Si amor

Tokio se puso roja de escuchar tanto amor, volteo a ver a su compañero que levantaba una ceja, más ella dijo:

-Coincidencias –dijo ella moviendo la mano como si no le diera importancia

El hombre miro a su alrededor y pudo vislumbrar un montón de parejitas tomadas de la mano, besándose frecuentemente y diciéndose palabras empalagosas, su vista se poso en una pareja que estaba besándose suavemente, Saito recargo su cabeza en sus nudillos de la mano izquierda y dijo con una voz que denotaba un poquito de aburrición

-Creo que se han quedado pegados

-¡Hajime no seas grosero! –el hombre la volteo a ver le sonrió nuevamente y le dijo

-Tokio, por favor no soy tonto

-...acaso te molesta... –el parpadeó un par de veces realmente le sorprendió esa contestación y dijo con movimiento de cabeza que era de negación

-En lo absoluto –y ahora fue el momento de el, de tratar de tomar su mano, apenas había rozado sus dedos con los suyos, la amable mesera llego con una libretita en mano y una sonrisa en la cara

-¿Ya se decidieron? –el fingió tomar una servilleta y ájelo su mano de la de ella, Tokio miro a la mesera y le dijo con su cortesía de costumbre

-Si tráiganos dos platos de soba y dos tazas de te por favor

-Enseguida –dijo ella anotando la orden y alejándose lo suficiente, su acompañante le dijo suavemente

-Sigues recordándolo

-¿Qué?

-Lo de la soba

-Ah... eso –dijo ella pasándose un mano por su gracioso flequillo- pues veras yo... nunca olvido lo que realmente me importa –dijo ella con una sonrisa tímida –creo que al parecer tenemos algo en común

-¿Por qué dices eso?

-Porque también tu recuerdas ciertas cosas

-¿Por ejemplo?

-Que recordaste odio el color verde

-Ah eso

-Me sorprende que aún lo recordaras –la mujer dejo de mirarlo a los ojos y miro como si fuera lo más interesante del mundo a un pequeño salero que estaba en la mesa –al parecer si has pensado en mi –le volteo a ver a los ojos estaba roja, Tokio paso por encima de la mesa su mano hasta tener la de el entre la suya, para entonces poder acariciarla con mucha suavidad, Hajime vio su mano y luego le miro a los ojos estaba esperando su respuesta.

Claro que había pensado en ella, era obvio, sino lo hubiera hecho en ese momento no estaría tomando su mano en un lugar atiborrado de gente, aguantando risas de subordinados y comentarios imprudentes de otros capitanes, siguió viéndole a los ojos se estaba empezando a impacientar, lo sabía, más como decirle todo eso, como se vería que un capitán conocido por ser uno de los más fríos y sanguinarios le confesara sus más profundos sentimientos en medio de un restaurante a pocos metros de otras felices parejas, la impaciencia era cada vez más evidente tenía que decirle algo lo que fuera así que opto por:

-Un poco –Tokio parpadeo un par de veces estaba seguro que no esperaba esa respuesta, sintió haberla decepcionado, pero luego se alegro al escuchar que ella le decía, al tiempo que el agarre en su mano se hacía cada vez más fuerte

-Mientes... siempre has sido pésimo para decir mentiras

-Mentira

-Lo vuelves a hacer ahora

-Siempre me das la contra

-Si, porque es divertido -dijo ella con su sonrisa de siempre, Saito movió la cabeza resignado al tiempo que escuchaba acercarse a la mesera la cual ya llevaba lo que habían pedido, soltó la mano de ella inmediatamente ante la mirada reprochante de Tokio la cual agradeció al ver a la mujer dejar los platos con sus respectivos dueños, la mesera se retiro con una leve inclinación de su cabeza.

-A veces no te entiendo

-No te pido que lo hagas

-Siempre sabes que decir

-No... no siempre–ella continuo viéndole todavía con esa mirada reprochante, Saito en cambio parecía más interesado ver el vapor salir de sus platos, Tokio suspiro un poco y a los pocos segundos escucho que el decía –tienes razón

-¿Eh?

-Tienes razón

-¿Que...

-Se ve bastante bueno –la joven mujer parpadeo un par de veces ¿que había sido eso, realmente había sido un tienes razón por parte de la comida, o por algo más, le sonrió y le siguió la corriente

-Mucho

-Pues bien...

-Buen provecho -termino de decir la mujer que tomo un par de palillos dio un rápido "gracias por la comida", y comenzó, el en cambio no lo hizo, por unos segundos el no hizo nada más que quedársele viendo, le llamo la atención como tomaba los palillos, había olvidado que tomaba los palillos con la mano izquierda a pesar de no ser zurda, recordó alguna vez haberle preguntado por que lo hacía y ella lo único que dijo de una forma un tanto altanera "porque quiero".

Sonrió y siguió observándole no cabía duda, le gustaba, todo en ella, le gustaba, su sonrisa, sus manos finas, su curioso flequillo, nada en ella parecía estar mal, era perfecta, inclusive con ese ridículo fideo colgándole del labio le gustaba, su sonrisa se amplio aun más

-¡Hajime!

-Mmm

-¿Porque no comes, no te gusto?

-No... no es eso...

-¿Entonces?

-... es que esta algo caliente

-Y vuelves a mentir –dijo ella, tomo un poco de su te, para poder verle un poco ya había comenzado a comer su soba, le vio como sonreía, recordó que esa era su comida favorita, no importa la hora que fuere, el siempre comía un buen tazón de soba, era extraño, ahora fue ella la que detuvo su comida para verlo un momento, estaba cambiado no mucho, su pelo más largo y su piel un poco más morena, pero lo que realmente había cambiado en el, eran sus ojos, siempre pensó que tenían un color muy peculiar y siempre le gustaron, pero ahora a pesar de que eran mucho más fríos que hace años aún le seguían gustando, se sintió levemente abochornada, más no era algo que pudiera guardar por más tiempo si no decía algo iba a estallar, tenía que decirlo, tenía que decirle a el, que lo adoraba, que lo quería, que lo amaba, desde niños, desde su adolescencia, desde el momento que se fue, desde que lo volvió a ver, que quizás el había pensado solo un poco en ella, pero ella había pensado en el tantísimo tiempo, de prueba estaban los libros llenos de dibujos con el como inspiración, se sonrojo aún más, pero siguió mirando insistentemente

-¿Pasa algo? –dijo Saito al sentir su mirada sobre el, Tokio negó con la cabeza, tomo un gran sorbo de su taza de te y miro nuevamente su plato de soba, las manos le temblaban, quería decirle, todo lo que había pensado en ese instante, pero a pesar d que lo conocía y le quería tenía miedo, un mido absurdo pero finalmente miedo, que tal si el se burlaba o levantara una ceja y le dijera que estaba loca o... peor aún no le correspondía, las manos le temblaron un poco más

-¿Tienes frío?

-No

-¿Entonces... estas temblando?

-No es nada

-Ahora eres tu la que mientes

-Hajime

-¿Qué pasa?

-Es que yo...-dijo ella sintiendo la cara caliente como nunca, el corazón le saltaba como loco sentía que se le iba a salir, sus latios se hacían más fuertes

-¿Si?

-Hajime... yo.. – el momento había llegado, tenía que decirle, tras pensarlo largamente, sabía que solo existía una mísera palabra de cuatro letras que expresaba perfectamente sus sentimientos, Hajime, deposito su fría mirada en ella, tenía miedo, pero el miedo nunca la había detenido para hacer nada, le miro directamente a los ojos, su mirada se volvió desafiante

–Hajime yo...-¡CLARO QUE ACEPTO! – las ultimas palabras de ella quedaron ahogadas por una joven que grito en la mesa de al lado a todo pulmón, Tokio volteo a ver a la feliz pareja y futuro matrimonio abrazarse y darse un apasionado beso ante gritos y felicidades de todos

-¡Un futuro matrimonio!

-¡Son el uno para el otro!

-¡Se ven tan enamorados!

-¡Son perfectos, ella es hermosa y el muy guapo!

-¡Que bien, por la feliz pareja¿no? –le dijo un joven dándole un ligero codazo en las costillas al joven capitán que necesito de todo su autocontrol para no lanzarse sobre este y destazarlo en ese instante, no estaba bien arruinarles el día, aunque ellos lo había hecho primero, Hajime miro al joven que le había golpeado ligeramente en las costillas el cual aún esperaba algún comentario proveniente de el, más lo único que obtuvo fue un comentario muy frío y sarcástico

-Si que bien por la feliz pareja ¬¬ -dijo Hajime un poco malhumorado, volteo a ver a la Tokio la cual les profería el mismo odio a los jóvenes y nuevos enamorados

-Mejor nos vamos

-Mejor

Unos minutos después ellos ya caminaban por entre las calles de Aizu, aún era temprano, no pasaban de las 6 de la tarde y el cielo ya se estaba oscureciendo, el invierno se acercaba y las tardes cada vez eran más cortas, un silencio incomodo los invadió por unos momentos, hasta que la mujer dio sus felices y siempre optimistas comentarios

-Que deliciosa estuvo la comida

-Aja

-¿No te lo pareció?

-Si

-Oh vamos no me digas que sigues molesto porque yo pague ¿o si?

-No

-No mientas Hajime, te conozco demasiado bien

-No estoy molesto –Tokio corrió delante de el le apunto con el dedo índice y rió un poco

-Ya te dije no lo intentes Hajime bobo, eres muy malo para mentir

-¡No estoy mintiendo!

-¡Claro que lo haces!

-¡Un capitán nunca miente!

-¡Pues lo estas haciendo ahora!

-¡No es cierto!

-¡Que si¡Que si¡Que si!... ah... no puede ser –Tokio se llevo las manos a la boca ahogo un pequeño grito

-¿Qué pasa?

-Mi papa –dijo Tokio perdiendo su sonrisa viendo como se acercaban dos hombres a ellos, Tokio empalideció y continuo diciendo –y Tokashi –Saito volteo hacía donde ella había señalado con la cara, toco disimuladamente el mango de su espada, eran ya dos hombres mayores, sintió repulsión por ambos, asquerosos ricachones que creían que el dinero lo era todo, no hubiera sido difícil acabar con ellos, rápido y sin dolor

-¿Quién es Tokashi?

-El más bajito

-¿Qué hacemos¡¿Qué hacemos¡¿Qué hacemos!-repetía nerviosa la joven que busca con la vista un lugar donde esconderse en cambio Saito no se había movido ni un centímetro de su lugar veía fijamente a donde la joven había señalado, al tiempo que una palabra se arremolinaba en su garganta

-Tokashi –repitió Saito apretando con fuerza el mango de su espada, ese tipo había sido el que había golpeado a Tokio, con el cual estaba obligada a casarse, el cual seguro la trataría como una miserable el resto de su vida, sintió que la sangre le hervía, apretó los dientes, estaba tan cerca, saco un poco su espada de su funda, era tan sencillo que apenas lo podía creer, solo unos pocos metros más, dio dos pasos, su espada cada vez dejaba más atrás su funda...

-¡Hajime! –a pesar de no haber sacado totalmente su espada, esta regreso a su funda inmediatamente al sentir como Tokio le jalaba del gi insistentemente, parecía desesperada y asustada

-¿Qué?

-¡Que haces ahí parado ven!

-¿Qué? un capitán nunca...

-Cállate –dijo Tokio jalándole del brazo contra un pequeñísimo callejón que apenas se veía y por lo tanto era muy estrecho, ella se había aferrado al gi de su compañero, un ligero y casi imperceptible rubor marco sus mejillas

-¿Qué estas!

-Shhhhh que te calles –dijo ella viendo temerosa la calle por donde pasaban, para su mala suerte se detuvieron cerca de con ellos, Tokio se aferró más al gi de su compañero, estaba asustada no se quería imaginar si su padre le llegara a ver con Hajime, negó con la cabeza al imaginarse lo que podría pasar, separarlos o algo incluso peor

-No... no me voy a separar de Hajime.. no cuando le espere por tanto tiempo

Los escucho hablar

-Que raro me pareció haber visto a Tokio-san

-¿Le parece Tokashi-san?... yo no vi nada

-Si pero...

-No creo que eso sea posible, Tokio de seguro esta en casa con Ogae

-Takagi-san

-Vamos, vamos de seguro le confundió

-No creo Tokio-san es difícil de confundirse

-Nuevamente le repito Tokashi-sama, Tokio no gusta mucho de venir al pueblo y menos sola

-Si usted lo dice

-Vamos

Tokio los escucho alejarse y tranquilizo bastante, había contenido la respiración como si hubiera pensado que con eso los iban a escuchar

-Ya se van –dijo ella aun aferrada del gi de el –que bien... ya se van –repitió, volteando a ver a su compañero, el cual aun se veía un poquito apenado, solo entonces fue cuando Tokio se dio cuenta de la situación en la que se encontraba, aferrada a unos escasos milímetros de el, sintiendo la respiración de el en sus mejillas y viceversa, aún ella no soltaba su gi ni se alejaba aunque el cerebro le diera esa orden no podía mover ningún músculo

-Hajime... yo...lo siento... que boba... ni me fije para donde... soy una tonta una completa ¡TONTA!–sintió la cara cada vez más roja no podía evitar dejar de mirarle, abrió la boca para decir algo, pero el acaricio un poquito su mejilla

-¿Hajime? –mascullo Tokio sintiendo que toda fuerza se le iba del cuerpo, Hajime sonrió, igual que lo había hecho en su sueño y le dijo

-No eres ninguna tonta, más bien todo lo contrario

-¿Qué?

-No me obligues a repetirlo

-Hajime...-dijo ella con un hilito de voz viendo como el se acercaba demasiado, estaba tan cerca que yo podía oler su peculiar aroma de que era Hajime, vio como el entrecerraba sus ojos al tiempo que decía casi como un susurro

-Si es un sueño...

-¿Si es un sueño que?

-Es el mejor de mi vida –dijo ella, escucho a su amigo reír entre dientes

-Opino lo mismo –dijo el

-¿Siempre tienes que tener la ultima palabra? - Tokio, rió nerviosa, se puso en puntillas, corrió sus manos de sus brazos a su cuello donde descansaron placidamente

-Si –dijo el, al tiempo que se ponía un poquito sonrojado, Tokio sonrió complacida, al sentir que como le abrazaba con mucha suavidad, sintió que se agachaba un poco, para finalmente poder depositar un suave beso en sus labios.


Bien que les pareció, finalmente después de tanto, creo que me tarde un poco más en subir, es que la tarea cada vez es más y quería poner todo perfecto, no se si les gusto el beso en la pequeña callecita, pero soy sincera desde que inicie con mi fic había decidido que el primer beso iba a ser de ese modo.

Espero que les haya gustado y gracias a todas las personas que han seguido mi fic, Hada, Gabyhyatt, espero haberlo escrito bien y Ady, fueron de las primeras en darme sus comentarios y las que me motivaban a seguir, ahora a las nuevas personas que lo han empezado a leer mil gracias también, Kaoru-chan, he empezado a leer tus fics y son muy buenos, me han gustado muchísimo, en lo que respecta a Misao-21, me da mucho gusto que me dejes un review, porque mucho antes de que empezara a escribir esta historia yo ya leía tus fics y me parecen excelentes, en particular el de las amazonas, lastima que no lo hayas continuado, bien creo que esta vez me he excedido con los agradecimientos en general muchas gracias a todas y por favor sigan con sus comentarios mil gracias.

Atte:

Midory