Llanto
La mujer separo sus labios a después de un largo tiempo, miro al piso avergonzada, separo sus manos de su cuello y siguió viendo el piso, para luego volverle a ver a el, parecía un poco apenado pero lo disimulaba bastante bien, Tokio se llevo a su mejilla y la rasco tontamente
-Este... yo... no se...
-¿No sabes que?
-Creo que no se que decir
-No es necesario que digas nada
-Si claro
-Ya se esta haciendo tarde te acompaño a casa –la mujer accedió moviendo la cabeza al tiempo que el decía un:
-Bien –mientras caminaba, sin siquiera esperarle, Tokio corrió un poco para alcanzarle y quedar a su lado, y como siempre por unos minutos ninguno de los dos dijo nada, Tokio se cruzo de brazos, el frío le calaba hasta los huesos
-Creo que este año va a nevar esta haciendo demasiado frío
-Aja –dijo el pasando un brazo por encima de su hombro –la mujer parpadeo dos veces y le miro interrogante
-¿Tenías frío no?
-Si... gracias –dijo ella tomando cariñosamente su mano, nuevamente el silencio gano terreno, Tokio sentía los dedos de el acariciar suavemente su hombro como para darle tranquilidad, ella se lo agradeció mentalmente, sabía que si decía algo el seguramente retiraría su mano y eso era lo ultimo que quería en el mundo, su joven amigo le pregunto
-Ya casi llegamos a tu casa ¿cierto?
-Cierto, es apenas doblando...ah mira Hajime –la mujer corrió hacia un pequeño campo, la mayoría estaba cubierto por pasto pero en una pequeña parte había un montosito de hierbas en donde florecía una hermosa rosa blanca
-¡Que bella es! –dijo ella inclinándose un poco para ver la rosa
-¡Tokio, por favor nos detuvimos a ver una planta!
-¡Mou que insensible eres Hajime-kun! –dijo ella poniendo la manos en sus caderas, le miro con el seño fruncido y se volvió a inclinar para ver nuevamente la flor–además no es una flor cualquiera es una rosa blanca es muy raro encontrar una como esta cercano el invierno–dijo ella llevándose la mano hacía su obi, Hajime le vio con detenimiento
-¿Qué vas a hacer? –pregunto el al ver como su mano derecha se perdía entre la tela de su obi, unos segundos después la joven sacaba de este un pequeño cuchillo
-¡Todavía guardas eso! –dijo Hajime exasperado al ver que aun tenía el pequeño cuchillo que le había sido de gran utilidad cuando se enfrento a Tokashi, Tokio accedió alegremente con la cabeza y le dijo
-Nunca salgo sin el... lo cargo desde que soy niña
-Es unaloca ¬¬
-No me has respondido... ¿que vas a hacer?
-¿Tu que crees? –dijo ella cortando la rosa, la tomo con cuidado para no picarse con las espinas
-¿Por qué hiciste eso?
-Ya esta algo marchita... moriría hoy o a más tardar mañana... quería darle un mejor uso –dijo ella escondiendo nuevamente entre su obi su pequeño cuchillo y sacando nuevamente de el una cosa, pero esta vez no era nada peligroso, era un pequeño pañuelo rosado con las siglas T. T. bordadas en el, cubrió con cuidado las espinas de la rosa y se ofreció, el le miro extrañado y por supuesto que pregunto sin siquiera atreverse a tocar la flor
-¿Por qué... me das esto?
-Es un obsequio
-¿Una rosa?
-Si... es mi forma de agradecerle
-¿Agradecerme que?
-Por hacerme pasar el mejor día de mi vida
-...
-¿Qué pasa?
-...
-¿Por qué no tomas la flor?
-Generalmente son los hombres los que regalan flores a sus acompañantes
-¡Hajime no seas tan machista! es una simple flor
-SI lo se.. pero
-¡Toma la maldita flor! –dijo Tokio levantando la voz, le estrello larosa contra su pechoobligandole a tomarla Tokio sonrió complacida, ante la mirada funesta del capitán
-Gracias supongo ¬¬
-De nada –dijo ella caminando a su lado, ya casi estaba en casa, solo le faltaba doblar la esquina, aunque de hecho toda la manzana era su casa apenas habían dado un par de pasos, escucho que la enorme puerta de maderade su casa se abría y de ella salía una pequeña lucecita titilante, ella le hizo una seña para indicarle que se detuviera y escucharan con cuidado
-...iré a buscar a la señora Tokio, ya es tan tarde -dijo la voz de una mujer mayor a la que Tokio le reconocio como:
-Es Ogae –mascullo
-Vaya tu dama de compañía si que se preocupa por ti
-Eso parece, seguro que no tarda en encontrarme -la mujer se volteo a verle y dijo un poco abatida- Hajime-kun, hoy no quiero problemas... mejor aquí nos despedimos
-Será lo mejor –dijo el viendo a la mujer lucia nerviosa, pero aún así se acerco a el, era muy reconfortante colocar sus manos en su pecho cálido, sabía que el no le rechazaría pero aún se sentía un poco temerosa, despues detodo esos sentimientos era nuevos y desconocidos por ella, pero aún así venció sus temores y le beso suave y fugazmente en los labios.
-Nos vemos mañana Hajime-kun –dijo ella dándose vuelta para entrar rápidamente en la casa más, no pudo dar ni un paso pues sintió que alguien le detenía suavemente del brazo –¿que...-no pudo decir nada más, ya que de momento su boca se encontraba ocupada por otra que apenas estaba conociendo, pero esta vez el beso no fue solo fugaz, a diferencia de sus otros besos este por primera vez fue más atrevido, pues le dejo que profundizara mucho más de lo que ya había hecho, tardaron varios segundos en separarse para que luego ella pudiera escuchar claramente.
-Ahora si... nos vemos mañana –dijo el con una sonrisa que ella consideró demasiado traviesa para su gusto, Tokio ni siquiera pudo contestarle, el aire parecía haberse ido misteriosamente, la chica demasiado apenada para contestarle le hizo una seña con su mano y camino rumbo a donde escuchaban la voz de la dama de compañía, el vio por unos segundos la joven que se apresuraba a ir con su dama de compañía, volteo a ver su mano aun tenía la rosa entre sus dedos, miro por donde la joven había desaparecido y siguió ahí por más que quisiera no podía irse todavía no.
-¡Tokio-sama, por kami, donde ha estado!
-Yo...yo...fui al templo a orar... Ogae
-Pero señora ya es tan tarde, y esta haciendo tanto frió va a coger un resfriado, mire ya esta toda roja
-Ah...no es nada Ogae -tartamudeo Tokio con una sonrisa nerviosa en sus labios, la dama de compañía miraba de forma extraña a la joven que le miraba nerviosa
-Se ve algo extraña, hoy Tokio-sama
-¿Te parece Ogae?
-Si señora, además –la mujer se puso de puntillas miro el prendedor de Tokio, el cual le había regalado su amigo, se inclino para verle Tokio sintió que el mundo se le iba a los pies, al ver que la mujer miraba con curiosidad el prendedor
-¿Y este prendedor?
-Eh...-kuso olvide quitarme el prendedor-
-No lo había visto, Tokio-sama ¿es nuevo?
-Eh... si
-¿Cuando lo compro?
-Eh... yo...lo compre, hace un rato en un pequeño puesto en el centro de la ciudad
-Pensé que había dicho que había ido al templo
-Si... si... si fui... pero yo... eh.. de regreso quise ir a pasear por el centro de la ciudad, tu sabes estirar las piernas y...caminar siempre es un excelente ejercicio... me entiendes ¿verdad Ogae?
-Si señora –dijo ella mirándole de forma en que lo le creía mucho en cambio Tokio le mostraba una sonrisa demasiado amplia -... ah me pareció escuchar algo –dijo la mujer acercándose hacia donde unos segundos había estado ella junto a su acompañante Tokio se llevo una mano a la boca y trato de detener por todos los medios a la mujer más no pudo, pero se tranquilizo grandemente al ver que no había nadie, la sonrisa de Tokio no podía ser mayor, según recordaba su amigo Hajime era un experto capitán y jama sería atrapado por una mujer mayor
-Vaya no hay nadie –dijo la mujer
-Si, ya ves Ogae yo te decía...
-Pero...
-Vamos, vamos... de seguro fue un gato o algo así
-Señora
-No le des más importancia de la que tiene, vamos dentro, tu misma lo has dicho, esta noche esta haciendo demasiado frió
-Si señora
-Estuvo cerca –dijo el 3er capitán sobre la rama de un árbol, vio como las dos mujeres entraba a casa, una mueca se vislumbro en su cara al tiempo que cerraban la puerta, tendría que pasar un largodía para volver a verla, más sin embargo había valido la pena, miro la rosa que aún permanecía envuelta en el pequeño pañuelo que le había dado la mujer, se sonrió de la manera que el solo lo sabe hacer, para luego proceder a saltar de rama en rama hacía lo que podría llamar el casa
-Buenas noches capitán Saito
-Buenas noches –dijo el fingiendo su clásico desagrado por el mundo, no se molesto en tomar la cena junto a los otros capitanes, no soportaría todas las burlas de los demáa, el temible miburo que nunca de los nuncas salía en un día libre, hoy lo había hecho, sonrió con amargura, quizás otro día aguantaría bromas pesadas, pero no ahora, se dirigió a su habitación, cerro la puerta y se sentó en medio de ella, a pesar de que no había hecho ningún lo que podía llamar esfuerzo físico se sentía algo cansado, seguramente el día de mañana empezarían con los entrenamientos, y lo mejor sería que tomara un buen baño, eso siempre lo relajaba, se quito la katana y la apoyo contra la pared, dejo a un lado su kodachi que cargaba en el otro lado del cinturón, y un tercer cuchillo que cargaba en su gi, para poder proceder a desatar su gi, una flor envuelta en un pañuelo cayo de el, se agacho a recogerle, pero...
-¡Saito-san ya llego!
-¿Okita? –dijo este viéndole desde un punto de vista inferior al que estaba acostumbrado -¿qué quieres?
-Solo venía a...¿es eso una rosa?
-¿Te lo parece?
-Parece que tuvo un buen día
-Muy bueno, gracias Okita por tu preocupación
-Nunca había escuchado que las mujeres le dieran flores a sus novios, pero debe ser una nueva moda
-¿Solo viniste a eso?
-No, Saito-san venía a darle una información que me pidió de Tokashi –dijo Okita con una sonrisa, al tiempo que sacaba dentro de su gi unos papeles y se los daba, Okita sonreía ampliamente al ver como el guardaba dentro de su gi, la hermosa rosa y empezaba a leer, su vista se detuvo a los pocos párrafos leídos
-Okita... esto...
-Sabía que le interesaría, hay un rumor muy interesante sobre unos negocios de Tokashi, como bien leyó
-¿Podrías ser un poco más claro?
-Los soldados que mande para la investigación me dijeron que existía la posibilidad de que ese hombre Tokashi, no es lo que aparenta
-Explícate
-Tal parece que tenía demasiado dinero invertido en unas acciones que no tuvieron demasiado éxito...
-Eso quiere decir que...
-Se rumora que esta en bancarrota
-¿En bancarrota?
-Eso dicen –Saito volvió a leer las hojas que tenía en las manos
-¿Qué tan cierto es esto Okita?
-Solo un rumor... más sin embargo todo rumor siempre esta mezclado con verdad
-Okita sigue investigando, confirma este rumor
-Si Saito-san, por cierto que bonita ros..
-¡Largo!
De vuelta en la enorme mansión de los Takagi, cuando ya la mayoria de los vivian ahí dormían, solo una persona permanecia inquieta en su habitación, la joven heredera de la familia Takagi daba vueltas por su futón, el sueño se negaba a llegar puesto que solo podía pensar en una cosa, más bien en una persona y lo que le había ofrecido esta... el beso deesa noche,aquella encantadora carica de hace varías horas atras, había sido sur primerbeso y tan maravilloso como lo había soñado, eratierno, cálido, suave, hermoso, nuevo, todas esas y muchas otras ideas revoloteaban por su cabeza, hasta que finalmente cayo rendida en los brazos de Morfeo teniendo solo en mente una cosa, que siguió presente hasta la mañana del día siguiente:
-¡Hajime me beso... por kami.. me beso, nos besamos.., me beso! –decía la joven dando vueltas por toda la habitación –me beso –se dijo nuevamente mentalmente, la mujer se detuvo se cruzo de brazos y se abrazo a si misma, se inclino un poco como si estuviera besando a alguien –fue dulce... mucho...-dijo ella cerrando los ojos, recordando la suave caricia de hace unos momentos su rubor fue más notorio que nunca, por unos segundos sentía que se desplazaba nuevamente a aquella oscura callecita en donde había recibido su primer beso-me bes...
-¿Tokio-sama?
-¡Ah Ogae, que estas haciendo aquí!-dijo ella abriendo los ojos como platos casi cae el suelo de la impresión, la mujer inclino un poco la cabeza y le miro de forma extraña
-¿Qué estaba haciendo Tokio-sama?
-Yo... nada solo estaba... nada... nada...y tu.. a que has venido Ogae
-Su padre le espera para desayunar
-Si ya voy –la joven salió acompañada de la mujer mayor la cual se despidió de ella una vez que había traspasado la puerta del comedor en donde como costumbre su padre se encontraba fumando y leyendo su periódico, a su lado se encontraba una joven sirvienta que esperaba para servir a sus patrones
-Llegas tarde Tokio -fue el recibimiento de su padre
-Lo siento
-Apresúrate con el desayuno –dijo el hombre de una forma arrogante, la mujer frunció el entrecejo al ver que la joven se encogía temerosa y solo accedía a su petición
-Si señor –la sirvienta salió al momento en que Tokio le reprendía
-¡Papa esa no es forma de tratar a la servidumbre!
-Tu... –dijo el viéndole por encima del periódico, la joven - silencio –el enfado de Tokio se hizo mayor
-¿Qué te pasa papá? nunca eres así de grosero
-Hasta que te dignas preguntar
-No te entiendo
-Ayer fui con Tokashi
-Ya veo –dijo Tokio sintiendo que la cara se le ponía pálida del coraje –eso lo explica todo¿y ahora que quiere?
-Y me ha dicho que aún no te has dignado, ir con el
-¿Ir con el y para que tendría que ir con el?
-¿Realmente no lo sabes?
-Si lo supiera no te estaría preguntando –respondió altiva Tokio, su padre se enojo, finalmente dejo su periódico a un lado y miro fieramente a su única hija
-Tokashi-sama dice estar decepcionado porque no has ido a ofrecer tus disculpas –la cara de Tokio adquirió la palidez de un cadáver apretó fuertemente sus labios y dijo golpeando fuertemente la mesa con las palmas de la mano
-¡Ofrecer mis disculpas!
-Así es... Tokashi aún conserva en el rostro un vendaje debido a la herida...
-Eso y más se merece
-¡Tokio, silencio!
-No, no me voy a callar –el hombre trato de decir algo pero Tokio le interrumpió -¡Como es posible que ese Tokashi te haya metido esa idea en la cabeza aquí falta una disculpa pero te garantizo que no es la mía!
-¡Como te atreves!
-Es cierto papa, ese tipo trataba de hacerme algo...se me acerco demasiado
-¡Mentira!
-¡No es una mentira... no estuviese ahí, yo si!
-¡Tokashi es un caballero!
-Un caballero jamás golpearía a una mujer –dijo ella levantándose de la mesa sin querer pensó en cierto hombre el cual le había besado el día anterior
-¿Qué?
-¿Qué no te lo dijo? Que me golpeo cuando yo me defendí... es el quien me debería de ofrecer una disculpa –silencio por respuesta, Tokio se veía desesperada, miro a su padre para hacerle entender
-Papa...por favor.. .piensa... crees que es justo que el me haya golpeado el tiene que disculparse por lo que me...
-¿Qué te hace pensar eso? –le interrumpió el hombre poniéndose pálido, Tokio cayo en ese instante, en su vida lo lo había visto tan enojado –un hombre como Tokashi... pedirle disculpas a una mujer, ya me gustaría ver eso
-¿Papa, que estas diciendo?
-La verdad no pensé que fueras tan rebelde como me había dicho Tokashi debí de hacerle más caso–el labio inferior de Tokio temblaba, no podía articular palabra que era lo que estaba escuchando que su padre estaba más interesado en oír a Tokashi que a su propia hija, Tokio apretó sus manos fuertemente, se mordió un labio
-¡Papa...por favor piensa el me golpeo.. golpeo a tu hija, tu única hija!
-¡Tokashi es un hombre duro, pero sabe como tratar a una mujer!
-¿Cómo es posible!
-Te servirá mucho tener a un esposo como el
-¿Un esposo como el, si claro solo espero que el muera antes de que yo llegue a dar un "si" para el
-Las personas no mueren de forma tan repentina, y menos en un mes...
-¿Que?
-Tokashi me ha pedido que acerquemos la fecha de la boda
-¿Qué? pero estaba planeada para el siguiente año... ¿papá que le dijiste? – tembló de coraje tenía miedo de escuchar la respuesta que conocía de antemano
-No pude negarme
-¡No es posible.. como pudiste!
-¿Que quería que hiciera?
-¡Que te negaras!
-No podía hacerlo... te has negado ir con el es lo mínimo que he podido hacer
-¡Lo mínimo, te parece mínimo acercar la fecha de mi matrimonio sin siquiera avisarme!
-Tokio... por favor entiende un poco
-No puedo creer lo que estas diciendo –dijo ella sintiendo que los ojos le quemaban, estaba segura que iba a llorar
-Solo quiero lo mejor para ti
-No papá, no es lo mejor para mi... es lo mejor para ti
-Tarde o temprano me lo vas a agradecer
-Lo dudo mucho –dijo ella agachando la cabeza al sentir que las lagrimas querían salir de sus ojos
-No voy a llorar, no voy a llorar, no ahora... no soy débil
-¡Aquí esta su desayuno! –dijo la sirvienta que hace unos pocos minutos se encontraba al lado de su padre, Tokio aprovecho ese momento para parase y dirigirse a la puerta
-Si me disculpas he perdido el apetito –la mujer salió de la habitación sin dar importancia a la llamada de su padre y de la sirvienta, apresuro el paso hasta que su voz se hizo más débil, mordió su labio inferior hasta que de esta salió una pequeña gota de sangre, y sin tener deseo de quedarse en casa salió de ella, ignorando los llamados de las sirvientas y su patético estado, camino sin un lugar fijo sin saber realmente a donde ir, eran cerca de las 7 am por lo que no había mucha gente en el pueblo, camino por un largo rato, el frió que hacía era terrible pero no le importo no iba a regresar a casa o por lo menos no en ese momento, una ráfaga de viento hizo que temblara involuntariamente y que maldijera el dejar en casa su abrigo se cruzo en brazos y siguió caminando varias horas, hasta que la costumbre y su inconsciente le hiciera llegar al lugar que había estado en su cabeza desde el principio
-Toc, Toc -¡Ya voy!
-Toc, Toc, Toc -¡Ya voy!
-Toc, Toc, Toc Toc, -Ya voy, ya voy... quien puede ser a esta hora, aún es temprano –dijo la esposa de Kamiya sensei la cual se apresuraba a abrir la puerta, recorrió la puerta con un poco de cuidado, teniendo miedo de la persona que estuviera detrás de la puerta, se sorprendió al ver a la joven pupila de su esposo
-Tokio...-dijo ella viendo sorprendida de verla ahí tan temprano, Tokio lucia extremamente seria pero de ahí en más parecía perfectamente
-Sango-san... yo lamento venir tan temprano... pero...
-¿Tokio estas bien?
-Lo siento, pero yo no sabía... a donde ir...–la chica trastabillo un par de veces las palabras, mientras que la persona que se encontraba delante de ella parecía no entender nada
-¿Tokio eres tu? –dijo su maestro caminando hacia la puerta al lado de su esposa, se sorprendido al escuchar la voz de su alumna a tan temprana hora y lo que más le llamo la atención era su voz, nunca la había oído tan triste, algo andaba mal
-Kamiya-sensei... yo...lamento...venir tan... temprano
-¿Tokio, linda que te paso?-dijo la mujer Kamiya con aire maternal, Tokio miro a la mujer su vista se empañaba nuevamente, dos lagrimas brillaban en sus ojos
-No quiero llorar –dijo esta lanzándose a sus brazos, la mujer tomo a Tokio entre brazos ante la mirada extrañada de su esposo, la mujer abrazo maternalmente a Tokio y le dijo suavemente a su oído
-Tokio.. linda, esta bien llorar, no importa –Tokio accedió levemente con la cabeza y se desahogo llorando calladamente derramando unas lagrimas en el kimono de la esposa de su maestro
No supo cuanto tiempo siguió llorando, las lagrimas parecían negarse a dejar de salir de sus ojos, temblaba no sabía si era por el frío o por el dolor que le estaba ocasionando todo ese peso, sentía que las fuerzas se le estaban yendo del cuerpo mientras que su cuerpo volvía a temblar contra su fuerza, sintió como unos brazos fuertes le tomaban en brazos y con suma delicadeza le depositaban en algo suave y esponjoso.
Y luego nada, oía unos pocos ruidos y unas voces conocidas pero no le daba demasiada importancia, se sentía extraña, por unos segundos no supo realmente que era lo que estaba pasando, el mundo le dio vueltas, se sentía un poco mal seguro que era por tanto llorar le dolía la cabeza y se sentía levemente acalorada, una mano suave acariciaba sus cabellos, era una caricia muy placentera, por unos segundos, el olor y las suaves manos le parecieron conocidas e involuntariamente dijo
-Mama...
-No Toki, soy yo, Sango –Tokio abrió los ojos se miro a la mujer que le observaba y le seguía acariciando de una forma tierna un rubor marco sus mejillas
-Sango-san... yo...
-Shhhh, tranquila... Toki, tranquila... ya paso -Tokio se sintió avergonzada, si de algo había estado orgullosa era de su fortaleza y de su carácter y ahora ella se encontraba llorando como si fuera una chiquilla de 10 años
-Sango-san, donde...
-En nuestro cuarto, Soujiro te trajo –dijo ella dándole la espalada por unos segundos, Tokio sintió como el rubor se extendía desde sus mejillas a sus orejas
-¿El sensei me trajo?
-Así es
-¿Pero... que me paso?
-¿No te acuerdas?
-Tengo la cabeza como una gran maraña
-Ya estas mejor, pero cuando llegaste estabas temblando...tenías un poquito de fiebre, no me extraña, el clima estaba muy frío en la mañana –dijo ella tocando suavemente le frente de Tokio, y luego la suya -Pero ahora ya estas mucho mejor
-¿Usted me atendió?
-Con un poquito de ayuda de Soujiro, pero la verdad eso de cuidar enfermos no es lo suyo... ¿como te sientes?
-Un poco cansada
-Realmente me sorprende que una simple fiebre te haya tumbado en cama, desde que te conozco nunca te había visto ni con una simple gripe y ahora... -Tokio veíacon demasiado interes sus manos, la mujer supuso que lo mejor era decir lo siguiente:-pero lo que realmente creo que te tumbo fue otra cosa ¿o no? –la chica permaneció en silencio ella siguió hablando –bien esta bien si no quieres decirme esta bien, no te obligare
-No es eso...mire Sango-san...
-Cierra la boca –dijo ella ordenándole Tokio así lo hizo al tiempo que sentía que a mujer le pasaba un paño blanco por sus labios, Tokio se extraño y antes de que preguntara algo la mujer le explico
-Tenías un poquito de sangre en la boca-Tokio no dijo nada solo dejo que ella siguiera limpiando -¿quieres que hablemos al respecto? –la mujer accedió con la cabeza, ella le miro con un poco de pena -¿Alguien te lastimo?
-Solo internamente... tuve una riña con papá
-¿Con tu padre? –esta accedió con la cabeza, se veía muy triste, Sango se sentó a su lado y siguió preguntando a la joven -¿puedo saber el porque?
-Usted... recuerda que hace unos días tenía un golpe
-Si lo recuerdo
-Fue por...Tokashi, que me golpeo
-...Lo se pero no entiendo que...
-Papá quiere que me disculpe con el porque el pronto será mi marido
-¿Pronto?... pero pensé que tu compromiso era a largo plazo
-Lo era, pero el pidió que se adelantara -las lagrimas brillaron nuevamente en sus ojos -pero yo no quiero, el quiere que me case con el, pero...no lo quiero... como amar a alguien que me ha hecho tanto daño, yo no le quiero -por unos segundos Tokio permaneció en silencio Sango le miro esperando la respuesta finalmente ella dijo con voz muy queda -yo no le amo, ni jamás lo haré, porque yo amo a algu... -Tokio cayo en ese momento, había hablado de más, se sintió muy apenada, amor, era una palabra tan profunda, miro al piso con pena
-Esta bien, Soujiro me lo dijo –Tokio se abochorno Sango rió suavemente -debe de ser alguien muy especial
-...lo es
-Es un muchacho muy afortunado –Tokio le miro extrañada Sango adivino su pregunta y dijo amablemente -por tener a una mujer como tu que le ame tanto – y por primera vez en ese día ella sonrió con mucha alegría -¿el lo sabe?
-No, el no lo sabe -dijo Tokio alarmada, la mujer en cambio consevo lo calma y le dio un buen consejo
-Díselo
-¿Qué?... claro que no... yo... no
-¿Qué podría pasar?
-Que no me acepte, no se que haría si el me dijera que no siente nada por mi
-Es el peligro que tienes que pasar, pero dime que harías si el te dijera que si siente algo por ti ¿te sentirías feliz?
-Hai
-Y si ese chico tiene un poco de cerebro no va a dejar ir a una chica tan encatadora como tu –Tokio se sintió levemente apenada miro el cielo era tarde, se acercaba el ocaso, un pensamiento le invadió -¿Pasa algo Toki?
-Hajime siempre me visita a esta hora
-Ah, así que se llama Hajime, Soujiro, no me lo dijo
-Si...se llama Hajime Saito,como me gustaría verle hoy, pero de seguro ha de esta ocupado/
-Un chico nunca esta demasiado ocupado para su novia
-¿Novia?
-Hai
-Oh... no, no, no, no, no, yo no soy novia de Hajime, yo solo soy... eh... somos... es decir el y yo... no...solo somos amigos...
-Aja
-De verdad Sango-san... creame...
-No tienes porque darme explicaciones, mejor deberias de levantarte a menos de que quieras hacer esperar más a Hajime
-¿Eh? –la mujer sonrió un podo traviesa, Tokio se extraño aún más –¿Sango-san usted sabe algo que yo no verdad?
-Tu amigo esta aquí, llego hace poco rato
-¿Qué? –Tokio se levanto sorprendida con la noticia -¿dónde esta... desde cuando... y porque?
-En este momento esta con Soujiro, se preocupo mucho por ti al escuchar que estabas en cama con un poco de fiebre
-¿En... serio?
-Por supuesto, yo no jugaría con eso, pero una buena charla con Soujiro le calmara un poco el nerviosismo
-¿Qué...Hajime esta con el sensei? –la mujer accedió felizmente –pero y eso como paso oh por dios que pena
-Vamos no es tan grave, Soujiro solo quiere saber un poco más de tu novio, nos preocupa que algo malo te pasara
Tokio adquirió el vivo color se una cereza, y trato de salir del futon para ir con su "novio", pero la mujer le detuvo sosteniéndole suavemente
-Un momento
-¿Qué, Sango-san usted lo dijo, ya estoy mejor y...
-No es eso Toki.. es solo que si vas a salir con tu "amigo-novio", tienes que arreglarte un poco, no querrás que te vea con esa cara de enferma
-Pero...
-Vamos, deja todo en mis manos, soy un experta en eso–dijo la mujer abriendo un pequeño estuche de maquillaje
-Deberías de sentarse
-Gracias pero permaneceré de pie
-Tokio ya esta mejor, solo fue una pequeña fiebre, no deberías de estar tan nervioso–el miro de una forma descortés
-Solo quiero estar de pie –dijo el mascullando las palabras
-Claro –respondió este viendo que por enésima vez, el joven capitán daba vueltas por el dojo fingiendo no estar preocupado, y solo se detuvo al ver las tablas de maderas del dojo, en ellas se encontraba el nombre de los maestros y los alumnos de la escuela, las leyó con cuidado "Maestro encargado" Soujiro Kamiya "Maestra en entrenamiento" Sango Kamiya "Alumna en entrenamiento" Kaoru Kamiya
-Veo que te has interesado en ver los integrantes de mi escuela
-Toda la familia
-De momento somos pocos, pero espero que algún día, poder extenderme, pero de momento me gustaría cambiar de ubicación...
-¿...?
-Aizu se esta tornando muy peligroso, creo que Tokio me parece bien un mejor lugar para criar a los hijos
-Claro–dijo el con una sonrisa en los labios, y una mano puesta sobre la espada, el hombre se coloco a su lado
-Saito Hajime ¿Puedo preguntar algo?
-Supongo
-¿A que grupo perteneces, el Ishinshishi, o el shinshengumi?
-¿Perdón?
-Desde que te vi con Tokio, pude sentirlo, tienes un ki de la espada impresionante, sería muy raro si no pertenecieras a alguno de los dos grupos, el gobierno no desaprovecharía a un hombre como tu
-...veo que es muy perspicaz
-Un espadachín debe de serlo, y más aun un maestro –Saito se sonrió –ahora se porque Tokio le respeta tanto -
-Shinshengumi –dijo finalmente Saito, el sensei le miro ocultando muy bien su asombro.
-¿Qué posición tienes?
-Capitán del tercer grupo–Saito esperaba que se viera atemorizado o nervioso más el en cambio parecía muy sereno
-¿Tokio lo sabe?
-Si
-Y también sabe el peligro que corre al tener una relación con un miembro del shinshengumi
-...Tokio es muy inteligente –Saito se mordió un labio
-Pero el amor enceguece, hasta la persona más inteligente, conozco a Tokio desde hace unos 5 años, es una persona a la que se puede amar con mucha facilidad, tiene un corazón bondadoso y puro, pero me pregunto¿un capitán del shinshengumi de verdad se merece el corazón puro de mi alumna?
-Creo que eso lo debe de preguntar a ella –contesto fríamente, si por el fuera, ya estaría muerto desde hace rato
-Tokio esta enamorada, jamás obtendría un no por repuesta, y por lo visto tampoco voy a tener una respuesta clara tuya más entiende una cosa Hajime Saito, si solo estas jugando con ella, y le haces daño, te voy a cazar como un perro, y hacerte pagar por lo que la lastimes, creeme te doy mi palabra de un maestrode escuela Kamiya-kasshin–dijo el acercándose al hombre quedando a un palmo de distancia, Saito enfadado contesto sin siquiera recapacitar en sus palabras
-Jamás le haré daño a Tokio...y seriamente le digo Kamiya que lamento que no haya podido ver mis habilidades pues le garantizo que se pensaría dos veces en decirme eso -respondió el al tiempo que escuchaba los pasos amortiguados en el piso de madera, se separaron al instante en que la más joven de las mujeres le llamaba
-Hajime – Saito se volteo ahí estaba Tokio en la puerta de entrada del dojo acompañada de la mujer de su sensei, Tokio se acerco, complacida al ver que había dejado embobado a su "amigo-novio"
-Tokio, hoy te ves... diferente
-Ah, lo notaste... hoy... me arregle un poquito –dijo ella levemente apenada ocultando su cara apenada de el maquillaje que le ayudaba a aumentar su belleza -¿qué te parece?
-Bien
-Hombre de pocas palabras –dijo la mujer al lado de Tokio, Saito le volteo a ver levantando una ceja en el acto, la mujer en cambio parecía muy amable
-Usted es...
-Sango Kamiya, encantada –dijo ella inclinándose amablemente, Saito frunció el entrecejo y dijo un mascullado
-Un placer –Tokio le volteo a ver alegre, era extraño, pero se alegraba que la mujer de su sensei le conociera, como su padre lo había dicho no contaba con demasiados amigos, pero esa mujer que bien casi le doblaba la edad era lo que podría considerar como una amiga sincera, escucho que su sensei le llamaba
-Tokio, me alegra ver que te has levantado
-Oh sensei –dijo Tokio inclinándose un poco- debo de darle las gracias, Sango-san me ha dijo todo, muchas gracias
-No tienes porque darlas Tokio, has sido mi alumna más responsable y constante que he tenido en años, créeme esto es lo mínimo que haría por ti
-Muchas gracias sensei –dijo nuevamente la joven inclinando un poco para ofrecer sus respetos
-No ha sido nada Toki, créeme Soujiro no le dice eso a todos sus alumnos -dijo la mujer de este tomando de su hombro a su marido
-Bueno creo que mejor nos vamos –dijo Tokio viendo a su amigo, el volteo a ver a la pareja de esposos y se inclino como señal de respeto
-Ha sido un placer hablar contigo Saito Hajime
-Temo no decir lo mismo
-¡Hajime que grosero, no fue en serio de verdad
-Si claro ¬¬
-¡Hajime!... bueno nosotros ya nos vamos –dijo Tokio tirando de su brazo y sacándole de el dojo –¡que bobo eres, es mi sensei deberías de mostrar un poco de respeto...!
El par de esposos se quedo dentro del dojo escuchando a lo lejos a la mujer que aún le seguía reclamando a su amigo hasta que finalmente la voz de ella no fue más que un sueve murmullo
-Es una bonita pareja
-¿Lo crees?
-Por supuesto, el es un poco seco, pero espero que Tokio le ayude con ese carácter tan frío, por cierto ¿que tal te fue platicando con el?
-Sin comentarios
-Veo que no te cayo muy bien
-Solo espero que Tokio lo aguante
-¿Por qué dices eso?
-Ese Saito es un idiota
-¡Soujiro!
-Es la verdad, es un completo imbecil, egocentrico e idiota
-Achu, Achu, Achu
-Salud
-Gracias
-¿Alguien esta hablando mal de ti?
-Seguro es ese maestro tuyo
-Por favor Hajime, el sensei jamás haría eso
-Lo tienes en un concepto demasiado alto ¬¬
-Porque es un hombre admirable
-Por supuesto que no
-Claro que si
-Claro que no ese maestro tuyo es un idiota
-¡Hajime!
Diablos como me tarde en hacer este capitulo, he tenido unas semanas pésimas¿no han tenido una de esas semanas en las que todo les sales mal? TToTT que horror, la verdad se me seco el cerebro para escribir, pero aún sigo y sigo, (como el conejito) , en fin espero que les haya gustado, no salió tanto mi querido lobito como me gustaría, pero prometo que el siguiente capitulo va a estar más interesante palabra de midory espero sus reviews muchas gracias.
Atte: Midory
