Un dibujo y una noche
-Tokio
-Dime
-¿Por qué estabas llorando?
-¿Eh?
-Tienes los ojos rojos
-...kuso
-Por eso te maquillaste ¿no es cierto, para esconderlo
-Me conoces bien
-Es que eres demasiado obvia
-...
-¿Qué paso?
-No tiene importancia
-Siempre que algo tiene importancia, dices eso
-Hajime
-Pensé que confiabas en mi
-Lo hago
-¿Entones porque no me dices la verdad?
-Porque de verdad no tiene importancia
-Tokio...
-Mira Hajime-kun si te estoy diciendo que no tiene importancia es porque no tiene importancia –dijo ella acariciando sus manos con suavidad
-¿Tiene algo que ver con ese Tokashi?
-...
-Lo sabía
-Por favor Hajime-kun, solo te pido que confíes en mi
-Confió en ti, en quien no lo hago en ese Tokashi
-No tienes de que preocuparte... voy a estar bien de verdad, lobito -dijo ella abrazándole suavemente, rodeando su espalda con sus brazos, sintió como el rodeo su delicada figura con sus fuertes brazos, el rió entre dientes al escuchar el nuevo apodo que le daba
-¿Lobito?
-Hai¿qué no son conocidos por ser los miburos? –dijo ella perdiéndose en su hermosa mirada dorada, el le abrazó a un más fuerte acercándole sintiendo aún más cerca su maravillosa figura
-Si pero no por ser lobitos
-Creo que es más lindo que miburo o
-La verdad me gustaba más "Hajime-kun"
-Pues ni modo te aguantas lobito a mi me gusta más este
-Solo espero que no me llames así en publico
-En ese momento es cuando más te llamare... lobito... lindo–dijo ella besándole suavemente en los labios, el respondió sonriéndole con su sonrisa torcida y le dijo suavemente a una escasa distancia de centímetros
-Tengo algo para ti –dijo el
-¿Un regalo?
-Digamos que si
-¡Me encantan los regalos!
-Y se que te va a gustar este
-Si me lo das tu te garantizo que si–dijo ella esperando que el le diera algo, vio como el hombre metía su mano dentro de su gi y le ponía algo en las manos, una pequeña arma blanca, enfundada en su estuche, una pequeña funda de piel, en la cual estaba colocada esta
-¿Qué es esto? –dijo ella extrañada al ver el arma, más pequeña aún que su cuchillo -¿Una daga? –pregunto ella
-No es una daga –le corrigió el - es una kunai
-¿Y eso que es?
-Me sorprende que no sepas –dijo el –estira la mano –la mujer así lo hizo mientras que veía que el le colocaba la mano en su muñeca izquierda, le quedaba perfecta, tal parecía que había sido de ella toda la vida, la mujer parpadeo un par de veces, realmente teniendo como pareja a un miburo, no esperaba que le regalara lo clásico de los enamorados, unas flores, dulces, vestidos, o algo semejante, pero una kunai, eso era demasiado
-Hajime...
-Te queda bien –dijo el terminándosela de ajustar a su muñeca
-Hajime
-Baja la mano –la mujer hizo lo que le ordeno nuevamente y por segunda ocasión le trato de hablar pero nuevamente le interrumpió
-Hajime
-No se nota nada, es perfecta
-¡Mou, Hajime déjame hablar!
-¿Qué quieres?
-Me puedes explicar
-¿Explicar que?
-¡Tu regalo, que más va a ser
-Eso...
-Si eso –dijo ella cruzándose de brazos, esperando la respuesta, el hombre le miro y dijo como si no tuviera importancia
-Es más útil que tu cuchillo
-¿Eh¿qué dijiste?
-¿Acaso no oyes bien?
-Grosero
-...dices cargar con tu cuchillo desde que eras niña, pero si este permanece escondido en tu obi podría dificultar la maniobra defensiva, en cambio, si lo mantienes atado en tu muñeca, podrás sacarlo cuando lo necesites... no se nota, y es muy ligero, además su funda de piel evita que te cortes, solo tienes que perfeccionar la forma de sacarlo, pero si lo haces como peleas, de seguro no tendrás problema alguno... ¿qué pasa? –dijo el extrañado al ver la cara de asombro de Tokio -¿Por qué pones esa cara?
-Es que me sorprendes
-¿Por qué?
-Porque has pensado en todo-dijo ella con los ojos bien abiertos
-Por algo soy capitán –respondió el altivo
-Si, y no te cansas de repetirlo... por cierto, de donde conseguiste, esta arma... la kunai
-Era mía
-¿Tuya?
-Si
-Pero, no parece de tu estilo
-Eres muy observadora, este tipo de armas no lo utilizamos los samuráis, más bien los ninjas...¿has oído hablar del grupo de los oniwabanshu?
-No
-Son unos ninjas, los cuales están distribuidos en todo Tokio, tengo entendido que su líder esta ahora custodiando un castillo en Edo
-¿Y eso que tiene que ver?
-Las armas que manejan, son de los más variado, kodashis, katanas, shurikens y por supuesto kunais
-Entonces, esto es de un oniwabanshu –Saito accedió con la cabeza, -entonces...- a cara de la chica se puso azul y le vio espantada–¡esto es de algún muerto!
-¿Qué?
-¡Si lo tienes tu es porque seguramente luchaste con alguien de ese grupo y si luchaste con uno de seguro lo mataste!
-¡Claro que no!
-Y entonces...
-Esa kunai pertenecía a una de las ninjas con la que luchamos, es cierto, pero no la mate
La palidez del rostro de la mujer se alejo y lo suplió un vivo color tomate se veía algo molesta
-¿La?... ¿una?...
-Hai
-¿Una mujer?
-Hai...
-¿Entonces?-la mujer vio su arma sujetada a su brazo y luego le vio -¡No me digas que tuviste alguna aventura!
-¿Eh?
-Si es lo más seguro... y de seguro que ella te dejo esta kunai de recuerdo y ahora me la das a mi... eres un...
-¡De donde sacas esa conclusiones tan distorsionadas, la kunai se le cayo a una de las ninjas y yo la recogí, porque me podría ser útil
-¿Y crees que debo de creerte?
-No tengo porque mentirte
-Pues aún así no te creo -dijo ella dandose la vuelta fingiendo un mal humor, Saito, se sonrio divertido cada segundo que la conocia más le impactaba por su forma de ser...
-¿Quieres una prueba?
-¿Puedes dármela? –dijo ella con una sonrisa traviesa, Saito le devolvió una sonrisa torcida y le tomo suavemente de la cintura besándole intensamente en los labios, separándole después de unos segundos
-¿Contenta?
-Un poquito...pero aún sigo molesta...
-Acaso tengo que...-dijo el acercándose seductoramente a la chica que poso un dedo entre su boca y la suya
-No será suficiente
-¿Entonces que será lo que complacerá a la señora Tokio? –dijo el sarcástico cruzándose de brazos, Tokio le sonrió y susurro sensualmente
-Me tienes que pagar con algo
-¿Pagarte?
-Aja
-¿ Y con que?... no tengo dinero
-No me refiero al dinero
-¿Entonces?
-¿No te imaginas? –respondió ella con un pequeño toque de sensualidad en su voz, le rodeo con sus largos y finos brazos blancos, quedando a mi poca distancia
-No tengo buena imaginación–respondió el con una sonrisa, siguiendo su juego, Tokio gentilmente se acerco a el haciendo que sus narices casi rozaran –pero... creo que sería mejor si me explicaras –dijo el con su sonrisa malévola en el rostro, Tokio rió ligeramente, se acerco a su oído, y respiro un poco sobre el haciendo que se le erizaran los pelitos de la nuca, una sonrisa más amplia que cualquiera se dibujo en el rostro del capitán, al tiempo que la mujer le mascullo a su oído
-¿Me dejas dibujarte?
-¿Qué? -espero escuchar mal , pero estaba seguro que había dicho dibujo y no otra cosa, sintio como la mujer se separaba un poquito de el y le decía con una sonrisa dulce, como la de un niño cuando desea mucho un juguete...
-¿Que si me dejas dibujarte?
-¿Qué?-repitió, el, la sonrisa en el rostro de su amiga se desvaneció, al ver la cara de desilusionado de su compañero, su rostro se vio ligeramente ensombrecido por la molestia
-¡Pues si no quieres no!
-No es eso, pero... nada olvídalo –dijo el, como decirle que en nada se acercaba lo que el había pensado que le iba a pedir, pero lo mejor era permanecer en silencio -así que quieres dibujarme
-Si ... no soy muy buena, pero llevo muchos años practicando, y me encantaría que fueras mi modelo
-¿Por qué yo?
-Porque si
-Esa no es una respuesta
-Pero es mi respuesta
-Si no me dices la verdad no acepto
-No es cierto
-Sabes que cumplo mi palabra
-Bien, bien...
-Entoces espero...
-Hai... que lata...bueno, yo quisiera que tu fueras mi modelo... porque... como decirlo... umhh... tienes... tienes... unas muy... lindas facciones –dijo ella ruborizándose un poquito, el le miro con la ceja en alto
-¿Lindas facciones, el, Saito Hajime, un miburo, el, uno de los más terribles... el que con sus "lindas facciones" había ahuyentado a cientos de samuráis¿El? de verdad el amor enceguece...
-¿Y que dices?
-...Suena bien, supongo que no será ahora
-No claro que no, ni siquiera traigo lápiz y papel
-¿Y cuando?
-Mañana en la noche en mi casa
-¿En tu casa?
-Hai
-No creo que sea buena idea
-¿Por qué?
-A menos que tu padre haya muerto para mañana en la noche no creo que sea muy bien recibido en tu casa
-Si el otro día llegaste a mi cuarto por la ventana de mi balcón no entiendo porque no habrías de hacerlo esta vez
-Si te descubren te matan
-Pero al menos moriré feliz -dijo ella, antes de que el le contestará algo ella se lanzo sobre de el besándole intensamente en la boca, haciéndole incluso que el retrocediera un par de pasos, sorprendido, Tokio acaricio su cabeza enredando su pelo entre sus dedos, haciendo incluso que este beso se prolongara más de lo que había durado sus anteriores encuentros, ahora fue el turno de el de permaneces sorprendido y casi sin aliento –¿y bien que dices?
-Te veo mañana
-Eso me gusta
-Bien entonces, nos vemos mañana
-¿Te quieres ir tan pronto? la noche aún es joven
-Muy joven... pero nada adecuada para una mujer que ha estado afuera desde muy temprano.. tu padre debe de estar preocupado
-Yo lo dudo –dijo ella cruzándose en brazos, este se extraño, porque en ese momento vio a su amiga, sumamente triste, tanto incluso que le dio la impresión de que lloraría de un momento a otro, se inclino un poco para verle a los ojos
-Vas a tener problemas si no...
-¡No me importa! –le dijo ella de una forma un poco grosera
-Pues a mi si... y te voy a llevar a casa quieras o no –dijo el tomándole del brazo Tokio se soltó bruscamente
-¡No soy ningún perro para que decidas a donde me llevas, no eres mi dueño!...¡ni tu ni nadie!... –dijo ella con voz muy baja, cruzándose en brazos, y dándole la espalda
-De verdad Tokio esta muy rara hoy
-Es cierto no soy tu dueño, ni nunca voy a serlo... pero si soy... soy tu...-Tokio abrió los ojos como platos se volteo a verle, como siempre parecía inmutable, pero un ligerísimo y casi imperceptible rubor en su rostro se marcaba en sus mejillas -tu... compañero... y... como tal solo quiero lo mejor para ti... y lo mejor ahora es que te... acompañe a tu casa...-Tokio se llevo una mano atrás de su cabeza tratando de desenredar su pelo, se veía un tanto apenada
-...Lo se... gomen... Hajime
-No importa... vamos...
-Hai...compañero
-mmmm
-Acaso te molesta... compañero
-mmmmno
-Bien, entonces puedo decir que soy... tu novia -dijo ella con un poco de timidez y con las palabras muy rapidas, Hajime se detuvo en seco, haciendo que la joven chocara con su amplia espalda
-Mooooou... si te vas a parar avisa...
-¿Decirle a quien?
-¿Eh?
-¿Decile a quien que somos...
-Ah, eso no te preocupes... solo hay una persona a quien quiero decirle
-¿A quien... no será a tu dama de compañía?
-No...quiero decirmelo a mi misma -Tokio miro hacia el piso y luego a el, sonrio, Saito le veía extrañado
"Realmente es para Tokio mportante esto, realmente soy importante para ella"
-Has lo que quieras-dijo el con un tono de voz muy seco y caminando muy rapido para alejarse de ella, Tokio practicamente corrio hacia el y dijo
-Eso fue un si o un no-como respuesta solo obtuvo un mascullado gruñido que podría interpretarse como:
-mmsmshi
-Tomare eso como un si... novio mío
-Hasta mañana
-Hasta mañana lobito –dijo ella tomando su mano entre la suya, entrecerro sus ojos le volteo a ver nuevamente y le dedico su clásica sonrisa dulce acompañada de un beso en su mejilla
-Adiós –dijo ella con voz baja
-Sin duda Tokio esta sumamente extraña hoy...-pensó este al tiempo que veía como ella se daba la vuelta y entraba a su casa, dedicándole una ultima mirada para luego perderse tras la enorme puerta de madera, miro por unos segundos la enorme puerta para después alejarse de ahí con toda la tranquilidad posible
-Las 9 de la noche... ya debería de haber llegado... solo espero que no le haya pasado nada malo –dijo Tokio asomándose por su balcón-con eso de que esta en ese terrible grupo... y que tal si... no, no, mi lobito es muy fuerte... creo que me estoy preocupando de más.., pocos le vencerían, pero que tal ese, hombre... ese que lo hirió... no... por dios...mejor, preparo todo...no debe de tardar -pensó ella tomando uno de sus libretas de dibujos, lo abrió al azar y vio un hermoso boceto de su casa, su vista se perdió por unos segundos hasta que escucho que alguien le decía:
-Dibujas bastante bien –dijo Saito llegando detrás de su amiga, poniendo su cabeza en el hombro y susurrándole al oído, mujer dio un respingo al sentir su aliento cerca de su oreja
-Ah, me asustaste
-Pensé que una kendoka siempre debe de estar alerta
-No cuando estoy sola en mi alcoba
-En ese momento es cuando más debes de estar alerta
-No cuando mi invitado tenía que llegar hace media hora... se te hizo algo tarde
-Tuve unos asuntos que arreglar
-¿Algún problema?
-Los de siempre
-¿Quieres hablar de ello?–pregunto ella un poco preocupada, al ver como el brillo de asesino al que tanto le temía, ilumino sus ojos dorados
-En otra ocasión quizás
-¿Seguro?
-Como nunca –Tokio se levanto de su tatami para proceder a ir a su enorme librero y sacar de el una nueva libreta, y unos carboncillos, tomo una lámpara de aceite e hizo la flama un poco más grande
-¿Qué tal sigues de ayer?
-Mejor... la fiebre no duro mucho y...
-No me refiero a eso
-¿Entonces?
-Me refiero a lo que te puso de esa manera...
-...
-¿No me dirás nada?
-En otra ocasión quizás
-Segura...
-No...
-Tok...
-Bien creo... -Tokio se dio vuelta fingiendo que buscaba algo, y dijo de una forma un tanto apresurada -creo que ahora debemos de empezar
-¿Ahora?
-¿Cuándo creías entonces?
-...pensé...
-¿Que?
-...Pense...que antes... te cambiarias-Tokio alzo sus cejas y le miro extrañada
-Estoy cambiada –dijo ella abriendo sus brazos dejando que viera mejor lo que traía puesto, Saito se aclaro un poco la garganta y dijo
-Solo... traes... una yukata
-Ah... esto.. es que es más cómodo así, además los carboncillos ensucian mucho la ropa, y es más fácil quitarle las manchas a una yukata
-...
-¿Por qué pones esa cara?
-Por nada
-... ah...¿Hajime, en que estabas pensando? -¬¬ dijo ella al ver un ligerísimo rubor en el rostro de su amigo
-En nada –contesto el un poco malhumorado
-¿De verdad?
-De verdad –dijo el, Tokio ahogo una risita con una tos demasiado fingida, Hajime para cambiar un poco el tema de conversación prefirió preguntar
-¿Me quedo sentado ó parado?
-Como quieras, solo voy a dibujar tu rostro... ¿podrías acércate un poco a la luz?
-Hai –dijo el caminado hasta cerca de la lámpara, vio como su amiga, afilaba sus carboncillos con una navaja y después le veía muy fijamente, paso cerca de unos minutos antes de que ella le empezará a dibujar
-Tienes el rostro muy tenso lobito relájate
-Ya me gustaría verte en mi lugar ¬¬
-Oh, si sentado, sin hacer nada, que martirio
-Es muy cansado, aunque lo dudes -dijo el moviendose un poco, Tokio divertida le dijo alzando la voz
-¡No te muevas! –dijo ella levantando la vista, el hombre se quedo rígido nuevamente ante una risita de Tokio -Va a ser un muy buen dibujo
-¿Cómo lo sabes?
-Porque tengo un muy buen modelo –dijo ella empezando a dibujar un poco más rápido - a pesar de que es un quejumbroso
-¿Debo de sentirme halagado?
-Pues si, no le digo eso a todos
-¿A todos?... entonces... ya habías dibujado a alguien más –dijo el con una pizca de celos en la voz, Tokio levanto la vista extrañada, juraría incluso que el brillo de los ojos de su amigo había cambiado, más prefirió no hacerle ningún comentario al respecto
-Solo a Ogae y algunos hijos de los sirvientes... no te muevas
-Ya –dijo este un poco más relajado, escuchando solamente el roce de el carboncillo con el papel, luego un par de veces escucho a Tokio que soplaba suavemente, para quitar el exceso de carboncillo y luego tras una larga espera oírle decir triunfante
-¡ACABE!
-Que bueno me estaba empezando a cansar
-¿Quieres verlo?
-Por supuesto –Tokio soplo nuevamente y se lo dio con cuidado
-No te vayas a ensuciar –dijo ella, al ver que el lo tomaba, por unos segundos, el no dijo nada, se quedo sorprendido, la técnica era sorprendente, la aplicación de las sombras, estaba excelentemente bien empleada, el brillo de su pelo, lo moreno de su piel, el brillo de sus ojos, sus cejas, inclusive sus orejas estaban exactas a las de el–¿te gusto?
-Mucho...eres una excelente dibujante
-Gracias –las mejillas de Tokio se encendieron y solo veía con mucho cariño a su modelo y a su dibujo
-¿Puedo quedármelo?
-¿Para que lo quieres?
-Para recordar lo buena dibujante que eres
-... lo siento –dijo ella, Hajime levanto una ceja como respuesta –me quedare con el...quiero una imagen tuya
-¿Para que si me ves a diario?
-Porque... quiero conservarte así... por si algún día... tuviera que decirte adiós –dijo Tokio con la voz más queda que incluso le costo un poco de trabajo entenderle
-... desde ayer estas muy extraña... ¿seguro que esta bien?
-Mejor que nunca
-Dime la verdad
-No puedo
-Tokio...
-Lo siento lobito... te vas a enterar pero a su debido tiempo...
Saito se acerco a ella se inclino un poco acerco su enorme mano a su nariz, fina y respingona
-¿Qué?
-Te llenaste un poco
-Ah... si...siempre me lleno de carboncillo y... –el le seguía viendo de una forma muy intensa, Tokio, se sonrio un poco y ni siquiera se molesto en terminar esa frase, pues ya estaba muy ocupada, besándole tiernamente en la boca, Hajime correspondió su suave caricia, besándole de igual manera, Tokio le abrazo como nunca le había hecho, quería fundirse en su beso, en su abrazo y nunca dejarlo ir, Tokio abrió un poco sus piernas para casi colocarse en sus muslos y seguirle besando, escucho como su compañero aventaba su dibujo a un lado, y tomaba su rostro entre sus manos callosas por el uso de la espada, sintió como Tokio se estremeció un poco al sentirlo, el un tanto apenado, trato de quitarse, pero ella le detuvo, entrelazando su mano entre la suya y la volvió a colocar en sus mejillas
-Tu piel es tan suave que...
-Tus manos son hermosas...-le interrumpió ella con esa sonrisa traviesa que solo a el le dedicaba
-Eres la primera que lo dice
-Eso espero... –contesto ella viéndole a través de su curioso flequillo
-¿Celosa?
-Solo digamos que no te quiero compartir con nadie -Tokio sonrió suavemente y volvió a ver sus manos acaricio suavemente su piel, estaba dura, y descuidada, como siempre el lo había dicho, dignas manos de un capitán, nuevamente las entrelazo entre sus dedos
-Me gustan tus manos... pudiste ser un pianista...
-¿Pianista?
-Tienes dedos largos y finos, buenos dedos para un pianista
-También unas buenas manos para un guerrero –dijo el viendo sus manos con un poco de decepción, Tokio se sintió un poco apenada y le dijo
-Un samurai
-Un asesino
-El hombre que quiero–dijo ella besándole suavemente en su boca, Saito siguió besándole, sintiendo que su joven amiga jalaba de su gi un poco mientras que ella se recostaba en el tatami, obligándolo a hacer lo mismo, a diferencia de la vez en que Saito le había tumbado en aquel entrenamiento, Tokio nunca había sentido a un hombre tan cerca de ella, y la verdad era que no le molestaba en lo más mínimo, entrelazo, sus largas piernas blancas entre las de el, al tiempo que sentía como el bajaba un poco su cara besándole bajo la oreja, y un poco más abajo, vio como su yukata, había caído un poco revelando lo blanco de sus hombros, acaricio con suavidad su hombro, sintiendo la calidez de su piel, se entretuvo besando su cuello, mientras sentía se Tokio se entretenía acariciando su cabello, se ruborizo, Saito se sonrió hacía tanto que había estado con una mujer que todos esos sentimientos eran tan intensos como si fuera un primerizo, una sonrisa más amplia suplió a la anterior, esta vez nadie le iba a interrumpir, la anciana dama de compañía ya dormía y su padre llegaría muy entrada la noche, esta vez, estarían juntos, nada los iba a separar o al menos eso creía...
-Hajime...te amo-dijo ella susurrándole a su oído una vez que lo tuvo lo suficientemente cerca, Saito se detuvo unos segundos, dejo su labor por un tiempo y le miro a los ojos, Tokio parecía extrañada, le veía con el ceño fruncido parecía muy confundida -¿Hajime?
-kuso... -mascullo el
-¿Qué pasa? –pregunto ella, al sentir que el se había detenido, y le miraba fijamente
-Esto no esta bien –dijo el al tiempo que se levantaba y trataba de arreglar su ropa, Tokio se levanto un poco y le seguía mirándole más confundida que antes
-Pero Hajime... que hay de malo... que... –decía ella viéndole que se daba la vuelta y buscaba su katana y su kodachi
-Nada –le interrumpió el –no hay nada de malo
-Y...-pregunto ella, al tiempo que le se colocaba su katana al cinto y con kodachi en mano
-Simplemente... no creo que...-estaba de espalda a ella, cosa que molesto bastante a la joven
-Al menos podrías darme la cara, mientras buscas alguna buena excusa –Saito se volvió estaba Tokio con el ceño fruncido más que nunca, aún así, le parecía más hermosa que nunca, el pelo lacio cayéndole por la espalda, sus labios rojos sus mejillas sonrojadas, su blanca yukata combinando perfectamente con su figura, descubriendo solamente su blanco hombro y parte de su pecho, casi de forma imperceptible se mordió un labio y dijo
-Lo siento
-¿Sientes que?
-No podemos
-Pero... porque...
-Tengo que irme...
-¡Hajime! –escucho el que le llama pero ya era muy tarde, el ya se había ido por el enorme ventanal de su cuarto, dejando a Tokio sola y confundida
-Carajo... ahora que hice... –mascullo ella tumbándose en el tatami al tiempo que se llevaba sus manos a su cara
-Kuso... porque tenía que decirme eso –se decía por enésima vez, al tiempo que caminaba por las vacías, calles de Aizu
Hola, muchas gracias, espero les haya gustado, ya tenía este capitulo en la mente desde hace tiempo, lamento que el otro capitulo Tokio haya resultado tan patética, creo que mi mala semana influyo un poco en el, así que mis disculpas, ahora bien voy a los agradecimientos, a Ady mil gracias, sigo adelante, es muy ciertotodas las cosas pasan por algo,pero muchas veces no se quieren afrontar, en fin, ya estoy mucho mejor, y con lo que respecta a la película, ya la vi y me encanto, y si me dejo pensando, me conozco y se que la decisión que he tomado la hubiera tomado tarde que temprano, así que mejor temprano, y en cuanto a la serie de Kenshin, la grabe casi toda de cartoon, pero luego te pido los que me falten. o.
En lo que respecta a las chicas, tus comentarios Hada, me divierten muchísimo gracias por toda la buena vibra.
Gabyhyatt, si me la estoy pensando en que se la fugue con el, pero la verdad creo que quiero un poco más de drama.
Atte:
Midory -
