-Han pasaron tres días... y no ha vuelto... me pregunto si..

-Tokio-sama

-Que tal si le paso algo...

-Tokio-sama

-O si ya no planea regresar...que tal si no me quería

-¡Tokio-sama!

-¿Qué pasa Ogae?

-¿Que hace en la ventana, que esta haciendo?

-Solo viendo

-Pues podrá ver después ahora entre sino va a resfriarse

-Ya voy Ogae –dijo la joven dando un apenas perceptible suspiro, se acerco a su anciana dama de compañía

-Esta helada Tokio-sama –dijo la mujer tocando su cara, paso a un lado de ella y procedió a cerrar el balcón –señora póngase algo más abrigador hoy amaneció haciendo mucho frío

-Estoy cómoda con mi yukata

-Pero no puede bajar al desayuno con una yukata, no es correcto

-Ya.. –dijo ella con desgano se coloco tras su biombo y espero –seguro que papá me esta esperando para desayunar

-Así es señora- dijo la mujer pasándole un hermoso kimono azul oscuro

-...Ogae, olvidaste pasarme el obi

-Es que no encontré el adecuado

-Hay uno sobre la comoda

-Si señora –dijo la mujer acercándose al donde estaba un obi color rojo, lo tomo y sin querer tumbo algo que estaba debajo de este, un cuaderno de dibujo lleno de papeles, que salieron disparados en todas direcciones la mujer se agacho para recogerlos, no había necesidad de preguntar de quien eran pues por el trazo y el gusto de su señora sabía a la perfección a quien pertenecían, vio con agrado como los dibujos se hacían cada vez más bonitos, no eran muy variados, de su casa, los sirvientes y los jardines, por eso cuando llego a uno que era diferente, sin duda le llamo la atención, era el dibujo de un hombre al que no conocía, lo tomo y lo miro con detenimiento, no era un hombre feo pero tampoco precisamente un estereotipo de belleza, tenía ojos claros y mirada arrogante, moreno de pelo largo recogido en una cola, solo los samuráis llevaban ese tipo de pelo, frunció el entrecejo, dio vuelta al dibujo y pudo ver claramente la fecha, era de tres días atrás...

-¿Ogae que pasa con el obi?

-Ah señora... ya va.. es que.. –la mujer dejo el dibujo de donde lo había tomado y le siguió diciendo –tenía una pequeña mancha –la mujer se acerco al biombo y se lo paso

-Ah... –contesto Tokio al tiempo que comenzaba a amarrarse el obi a la cintura salió detrás del biombo a los pocos minutos totalmente cambiada, se acerco a su comoda y saco de uno de los cajones el broche que le había regalado unos días atrás, dirigió una sonrisa triste a su reflejo del espejo viendo también a su dama de compañía que tenía una expresión de culpabilidad en el rostro

-¿Ogae estas bien?

-Si Tokio-sama

-¿De verdad? te veo algo nerviosa

-No es nada... mejor apresúrese Tokio-sama que su padre debe de estar desesperado

-Quisiera arreglarme el cabello antes –dijo Tokio tomando un cepillo y empezándolo a desenredar

-Entonces me voy adelantando señora

-Si Ogae...


-Buenos días papá

-Buenos días Tokio, siéntate

-Hai –contesto ella sentándose en la mesa tomando un poco de su te

-Te ves hermosa el día de hoy

-Gracias papá –mascullo Tokio tomando sus palillos para empezar con su comida

-¿Vas a ir hoy a tu entrenamiento?

-Si

-Me alegro

-¿Te alegras?

-Si

-¿Puedo preguntar el porque? nunca te ha gustado que vaya a entrenar con el sensei

-No me tengas en un concepto tan bajo, Toki, me agrada que vayas a tus entrenamientos, porque siempre vuelves con una sonrisa en la cara, he notado que tus entrenamientos mejoran mucho tu humor

-Si... mis entrenamientos –dijo ella con una sonrisa en la cara, al pensar que no eran precisamente sus entrenamientos los que la ponían de buen humor

-Me gusta verte con una sonrisa en la cara... -la mujer sonrió un poquito más hacia mucho tiempo que no hablaba con tanta tranquilidad con su padre –con esa hermosa sonrisa te pareces más a tu madre

-¿De verdad lo crees?

-Claro que si, tu madre era una mujer muy hermosa y encantadora, igual que tu Tokio –la mujer bajo un poco la vista, vio su reflejo borroso en su te, sonrió y siguió escuchando –y no soy el único que piensa eso...

-¿Cómo?

-Existe alguien más que cree que eres hermosa con o sin tu sonrisa

-...papá que estas diciendo

-Tokashi, ha pedido permiso de venir hoy en la noche a visitarnos... que digo... venir a visitarme a mi... más bien venir a visitarte Tokio...

-¡Papa!

-El y yo hemos estado platicando sobre la boda y queremos que estés presente cuando decidamos la fecha...

-¿Fecha?

-Si...sería incorrecto tomar esa decisión si no esta la novia

-...y desde cuando has sido tan considerado

-¿Cómo dices?

-¡Me has comprometido con un hombre asqueroso sin siquiera preguntarme!

-No vamos a empezar con esto otra vez, Tokio

-¡NO ME QUIERO CASAR CON EL¡ENTIÉNDELO! –contesto Tokio derramando su te por toda la mesa, ya empezaba a hacerse costumbre de que todas las mañanas hubiera una discusión

-¡SUFICIENTE!

-Papa... escúchame

-Ya es suficiente...Tokio

-Papa...

-Ya te he escuchado suficiente, ahora escúchame tu, la familia Takagi, es poderosa y rica por generaciones y no por un simple capricho tuyo vamos a dejar de serlo

-No porque no me case con Tokashi...

-Piensa Tokio, realmente crees que la fortuna Takagi nos va a durar para siempre nada es para siempre entiéndelo Tokio

-Papa

-Solo deseo lo mejor para ti hija... lo mejor es que te cases con alguien poderoso y rico como Tokashi, así jamás tendrás que pasar calamidades... esos kimonos de seda que vistes no son gratis, ni estas mansiones son fáciles de mantener y...

-¡Escúchate que me estas diciendo! estas vendiendo a única hija como si fuera una prostituta

-¡Tokio!

-Es la verdad papá, y déjame decirte algo prefiero vestir harapos que casarme con alguien por su dinero –su padre tomo su brazo son fuerza

-Deja de compórtate como una niña, dices eso porque nunca has tenido que pasar ninguna calamidad, toda tu vida ha sido demasiado sencilla, se te daba todo lo que querías en la palma de tu mano, no me vengas ahora con que no consideras el dinero importante

-Hay cosas mucho más importantes

-¡Dime una!

-El amor

-¡El amor!...-su padre finalmente soltó su brazo y rió un poquito -quítate esas cursilerías de la cabeza Tokio, el amor, la gente no vive del amor... acaso pueden comerlo o vestirlo.. el amor viene con los años

-No es cierto

-¿Realmente crees que todas las familias feudales de Aizu se hayan casado por amor?... vivirían en la miseria si lo hubieran hecho... nadie se casa por amor

-El sensei Kamiya si lo hizo

-Claro, tu sensei...cuando eres un pobre maestro de un miserable dojo, lo único que te queda es casarte por amor

-Entonces mama y tu...

-Tu madre venía de una familia poderosa y yo de otra, nos convino a los dos... eso es todo lo que puedo decir –Tokio abrió los ojos como platos y mascullo

-No te conozco, papa

-Entonces nunca me has conocido Tokio –dijo el levantándose de la mesa –¡Tokashi estará aquí a las 9 de la noche llega puntual o no te molestes en regresar a la casa!


-¡Estoy harta, harta, harta!–decía Tokio ya en su clase de kendo

-¡Concéntrate Tokio! –decía su maestro al verla golpear con tanta fuerza

-¡Puede creerlo, es inconcebible!

-¡Atenta!

-¡Seguir con esa estúpida idea de casarme con ese tipo! –dijo Tokio dando un golpe fuerte contra la espada de su maestro, la cual crujió ante la fuerza que ponía la joven -¡no puedo creerlo!

-¡Ni yo tampoco, no estas concentrada!

-¿Qué? –mascullo la joven y casi sin hacer esfuerzo el hombre, hizo un diestro movimiento con su espada de madera aventando contra el suelo a la joven

-Kuuuuuuuso –dijo Tokio en el piso temblando de coraje

-¿Que te he dicho sobre la concentración? –el hombre puso la punta de su shinai en el piso y se coloco frente a la mujer

-Es lo más importante para un guerrero, no importa lo fuerte que sea si no esta concentrado perderá sin duda

-¿Ya te has percatado de ello?

-Si sensei –mascullo la joven sintiéndose levemente apenada, la mirada de arrogancia de su maestro desapareció y entonces apareció en su rostro una sonrisa afable, se inclino un poco ayudo a la joven a levantarse

-Arriba

-Gracias –contesto ella limpiándose el polvo de su traje de pelea, se inclino para tomar su shinai y ponerse nuevamente en guardia pero esta vez el ya no se lo permitió

-Eso es todo por hoy Tokio

-¿Nani?

-No estas concentrada y si sigues entrenando seguro te vas a lastimar

-Pero sensei aun es temprano el sol sigue alto

-No repito ordenes Tokio

-Si sensei

-Además no creo que lo que hoy necesites sea entrenar

-¿Qué dice sensei? –y antes de que el hombre pudiera contestar entro por la puerta del dojo la mujer del sensei Kamiya

-¿Cariño, Toki... ya terminaron con su entrenamiento?

-Si Sango

-Buenas tardes Sango-san –dijo Tokio inclinándose un poco como señal de recuerdo

-Buenas tardes Toki-chan –la mujer se acerco a su esposo limpio su cara con un toalla limpia y le beso en la boca con suavidad–la comida esta lista

-Arigato

-Bueno yo creo...

-No espera Toki ¿a dónde vas?

-Pues yo...

-También te lo estoy diciendo a ti¿por qué no nos acompañas en nuestra comida?

-¿De verdad?

-De verdad Toki, además a Kaoru le va a dar mucho gusto

-Arigato, Sango-san arigato

La familia y la joven comieron tal y como lo había dicho la mujer, bolas de arroz, te, pescado y para finalizar un postre dulce, la comida estuvo tan deliciosa que la joven Takagi, no dudo en hacérselo notar

-Esta comida estuvo maravillosa Sango-san

-Muchas gracias

-Tiene muy buena mano para la cocina

-Es de familia

-En serio... entonces debo de suponer que Kaoru será una excelente cocinera

-Es lo más probable

-¿Has oído Kao-chan, serás una gran cocinera

-No eso a mi no me gusta

-¿No?

-No, yo voy a ser una gran kendoka, papa, me ha dicho que si sigo entrenando duro, seguro que lo seré

-Muy cierto

-Pues me da mucho gusto

-¡Hai y algún día pondré mi propio dojo y tendré mucho alumnos!

-¡Y serás la mejor de la región!

-Hai

-Cariño, porque no van tu y Kaoru a traerme un poco de tofu

-Hai

-Pero mama... yo me quiero quedar un rato más con Toki

-Vamos Kao-chan –dijo el hombre tomando de la mano a la niña

-La verás en cuanto vuelvas.. ahora ve con tu padre que tengo cosas que hablar con Toki

-Si mama –la niña se regreso beso a su madre en la mejilla y se despido de los dos para luego desaparecer tras la puerta de entrada

-Soujuro me contó lo sucedido

-Si me supongo

-¿Estas bien?

-Tengo que...no me puedo acostumbrar a la idea de casarme con ese viejo lascivo y asqueroso, pero tampoco puedo pasarme la vida entera llorando

-¿Has hablado con tu padre?

-Tantas veces que ya perdió el sentido... el siempre dice que es por mi bien, pero no creo que le interese demasiado en si es para mi bien o no

-Tu padre...

-A mi padre solo le interesa la fortuna que ganaría la familia cuando nos casemos

-¿Y que piensa tu novio?

-¿Tokashi?

-No Tokio tu novio de verdad

-¿Hajime?

-Hai

-No lo se, no se le he dicho, de hecho no lo he visto

-¿Por qué?

-No creo que nuestra relación vaya muy bien

-¿Cómo?

-Creo que se ha molestado conmigo... no lo he visto desde hace unos días

-¿Y eso... fue acaso por algo de Tokashi?

-No, no le he dicho nada, de Tokashi, ni los planes de la boda ni nada de nada

-Entonces creo que no entiendo

-Verás...la otra noche...le invite a mi casa, porque yo le quería dibujar

-¿Y por eso se enojo?

-No es que... pues...nos besamos y... nos pusimos algo... cariñosos

-Oh –dijo la mujer con una sonrisa maternal en el rostro

-Todo iba bien... hasta que yo tuve la brillante idea de decirle que lo amaba, el se levanto y se fue diciéndome que no lo podía hacer que no estaba bien y desde entonces no le he vuelto a ver –la mujer puso los codos sobre la mesa, y hundió su cabeza entre sus manos, se veía bastante desesperada, la mujer mayor se veía levemente preocupada

-...Tokio

-No se que hice, no se porque se enojo y aún no se porque se fue, todo debería de haber salido perfecto y no paso, me siento fatal Sango-san, ahora de seguro cree que soy una loca y fácil

-No creo que se haya ido por eso

-¿Entonces porque?

-Pues no se... pero no has oído que la respuesta más simple generalmente es la correcta

-¿Que?

-Piensa Toki, con tranquilidad¿porque crees que se haya ido?

-Ni idea

-Tal vez deberías de ponerte un segundo en su lugar

-¿Cómo que en su lugar?

-Ver las cosas desde su punto de vista, no debe de ser sencillo para el...tomando en cuenta que es un miembro de shinshen –la cara de Tokio se vislumbro sorpresa, y antes de que ella preguntara nada, le aclaro –Soujuro me lo dijo, creo que le pregunto el día que tuviste aquella fiebre, ahora sigamos, toma en cuenta que el es un capitán de un grupo que en este momento se encuentra en medio de una guerra

-¿Y eso que?

-Algunos de los integrantes de esta guerra son hombres honorables, samuráis como tu amigo, pero otros no, algunos no harían daño a los amigos de un enemigo pero otros si, y más sabiendo que ese amigo, o este caso amiga es algo más que una amiga

-No entiendo

-Tener una relación más profunda que la amistad, puede ser muy peligroso no solo para tu amigo, sino también para ti

-¿Esta diciendo que Hajime se fue para protegerme?

-Eso es lo que yo creo... pero lo mejor será que hables con el, para esta segura

-¿Pero como, no se donde esta, no se si se ha ido si lo han matado si...

-Estoy segura que volverá solo hay que darle tiempo

-Hai –dijo Tokio, una leve sonrisa se dibujo en sus labios, Sango tomo su mano de forma cariñosa

-Bien, una sonrisa así me gusta

-Sango-san

-¿Si? –la mujer se lanzo a sus brazos y le dijo suvamente

-Muchas gracias

-No fue nada Toki

-Buenas tardes capitán

-Buenas tardes –dijo este a su tropa asustándoles más de lo debido tenia una cara de asesino como nunca, estaba molesto, y no solo en su cara se podía ver su molestia también en sus acciones, poniendo a los soldados de bajo rango, a hacer labores sumamente difíciles y agotadoras, a nadie le parecía realmente pero nadie decía nada pues el castigo podía ser peor. Dejando sus quejas para el otro capitán el cual siempre era amable y consiente de la situación

-Konichiwa Saito-san

-¿Hoy no estamos muy de buenas verdad Saito?

-Okita, Harada, ya es raro verlo a uno sin el otro

-Nos aliamos para fastidiarte

-Ya me lo imaginaba –decía este mientras se sentaba en el pórtico de la casa, al tiempo que sacaba un pañuelo de dentro de sus ropas y empezaba a limpiar su espada -¿qué quieren?

-¡Acaso los buenos amigos necesitan motivo para saludar!

-¡Tu y yo nunca hemos sido buenos amigos, Harada!

-Al menos no lo digas tan rápido ¬¬

-¡Hoy no estoy de humor para aguantar tonterías ¿que quieren!

-Molestar ya te dijimos

-Por favor Harada-san, -dijo Okita inmiscuyéndose en la pelea de los dos - hemos venido a hablar sobre tu tropa

-¿Mi tropa?

-Hai... ha habido algunas quejas...

-¿Quejas?

-Me han dicho que has estado demasiado...mmmm...como decirlo... exigente con ellos

-Mis entrenamientos nunca han sido sencillos y lo sabes Okita

-Lo se pero...

-Y si ellos no pueden con estos entrenamientos tal vez ni siquiera deberían de permanecer al shishengumi

-Lo se, Saito-san, lo se, pero también recuerde que algo que nos caracteriza a los miburos es el hecho de controlar nuestras emociones...

-Y...

-Y por lo tanto las emociones nunca deben de afectar a un miembro del shinsengumi

-Y...

-Y aún menos a un capitán

-Otra vez con eso –mascullo Saito, dejo de limpiar su espada y volteo hacía el joven que aún conservaba su sonrisa gentil en el rostro

-¿Qué quieres decir Okita? –Saito vio como el joven abría la boca para decir algo, pero entonces se inmiscuyo en la conversación el otro capitán que no había sido tomado en cuenta grito y le señalo con el dedo índice

-¡Eres o te haces! desde que llegaste la otra noche con cara de tonto, has estado muy raro y más molesto que de costumbre

-¡Okita tenias que traer a este imbecil para hablar conmigo!

-¡Estamos preocupados por ti y así nos pagas!

-¡Cállate! –dijo este molesto Harada se agacho un poco y le vio fieramente solo la voz queda del primer capitán los hizo voltear hacia el

-Ciertamente lo que ha dicho Harada-san es verdad

-¡Ves yo siempre tengo la razón!

-Claro

-Siempre ha sido muy reservado con sus emociones, pero ahora las esta mostrando demasiado... hasta el más despistado puede darse cuenta de que algo le paso y lo más lógico es que supongamos que se puede deberse a su relación con la joven Takagi

Saito le vio fieramente tomo nuevamente su espada y comenzó a limpiarla con el pañuelo que traía antes

-Nunca me he entrometido en sus relaciones ahora les pido que no lo hagan con la mía –dijo del mal modo esperaba que estos entendieran y se fueran pero al parecer eso era lo ultimo que harían y el otro capitán opto por preguntar

-¿Relación?

-Hai

-¿Saito?

-¿Qué quieres Harada?

-¿Estas enamorado de la joven?

-¿Que? –el hombre casi se fue para atrás miro al joven que por primera vez parecía serio, en cambio Saito parecía sumamente molesto pero el joven lo ignoro y siguió diciendo

-Simplemente di un si o un no

-...nunca lo había pensado –mintió, pero desde el momento en que la había visto esa cursi palabrita revoloteaba por su cabeza, amor, enamoramiento, sin embargo dejo que el joven capitán siguiera hablando

-Me estas diciendo entonces que no has pensado en la joven...

-Eso no te incumbe...

-No me digas que no deseas estar junto con ella la mayor parte del tiempo, cortejarla, amarla, rondarla, adorarla, y

-Basta ya Harada me vas a hacer vomitar

-Solamente di si o no

-No tengo porque decirte nada

-Entonces seguiré.. protegerla, quererla...

¿Protegerla? –mascullo Saito había dejado de limpiar su espada y volteo finalmente a verlo

-¿Qué? –pregunto Harada

-¿Dijiste protección?

-Si y...

-Creo que ya estoy entendiendo –dijo Okita que había permanecido callado en ese tiempo en cambio Harada parecía no entender ni pizca de nada

-¿Entender que?

-¿Tengo que explicarle?

-No te molestes Okita, este es más estúpido de lo que imagine

-¿Qué! Mira tu...

-Saito-san no creo que deba preocuparse por eso

-¿Sobre que?

-Dudo que la joven Takagi este en peligro si entablan una relación... sentimental

-Vaya Okita estar con este estúpido también te ha afectado a ti ¿verdad?

-No es eso Saito-san pero si la joven estuviera en peligro¿acaso no la protegería? es más fuerte que cualquier persona

-Okita –dijo este levantándose al fin, era más alto que estos dos y más imponente siguió hablando -si ella pudiera estar en peligro no será por casualidad, será porque yo estoy con ella ¿acaso crees que solo por ser solo un capitán puedo protegerla?

-Saito-san

-¡Por muy alto rango que yo tenga, no dejo de ser un simple asesino, y un asesino no puede proteger a Tokio!

-Saito-san

-¡Ella estará mucho mejor así, sin mi! –Okita perdió finalmente su sonrisa parecía afligido Saito en cambio volvió a sentarse para poder seguir limpiando su espada pero antes incluso que la pudiera tomar, escucho que prácticamente le gritaba el otro capitán

-¡ERES PATÉTICO!

-¿Qué?

-Escucha lo que has dicho te has alejado de una mujer preciosa como esa, solo por ese pensamiento tan patético...

-No hables de lo que no entiendes Harada aún eres un chiquillo

-¡Tal vez, pero al menos yo no salgo huyendo de mis sentimientos! –Saito levanto la mirada le vio fieramente

-¡Estas hablando de mas!

-Y tu te estas comportando como un idiota... conociéndote como eres, se que ni siquiera te tomaste la molestia de decirle esa cuestión a tu chica

-No lo aceptaría

-Y así sin más vas a darte por vencido

-Esto no es de querer o no querer, es ver la realidad, Harada

-¡No creí que fueras tan patético... te vas a alejar de la mujer perfecta y se la vas a dejar en bandeja de plata a un gordo y viejo y...

-¿Bandeja de plata... gordo y viejo?... ¿de que esas hablando? –por segunda vez se levanto, pero esta vez, no parecía calmado parecía sumamente molesto, Harada, en cambio creía que estaba bromeando y siguió diciendo

-No te hagas el idiota lo sabes perfectamente

-¿Si lo supiera tendría que estarte preguntando en este momento?

-¿Saito-san, no sabía?

-¿Saber que?

-Nosotros pensamos que usted estaba...

-¡Habla más claro Okita!

-Se ha estado corriendo por todo el pueblo una noticia

-¿Noticia?

-Si sobre un matrimonio... del empresario Tokashi y la señorita Tokio

-¿Su que?

-Su boda...

-¿Qué?

-No sabías –dijo Harada con los ojos como platos

-¡Ya te dije que no, Harada! –dijo este molesto sentía que le palpitaba la venita de la sien y estaba seguro de que estaría a punto de matarlo si no hablaba rápido

-Pensé que sabías...

-¿Por qué debería de hacerlo si yo nunca ando paseando por el pueblo!

-Porque la noticia de dio hace tres días exactos, y hace tres días fue cuando tu llegaste con esa cara de pocos amigos

-¿Tres días?

-Si, tres días

-¿Se dio la noticia hace tres días?

-Si... pero...

-No puede ser...

Flash-back

-¿Por qué estabas llorando?

-¿Eh?

-Tienes los ojos rojos

-...kuso

-Por eso te maquillaste ¿no es cierto, para esconderlo

-Me conoces bien

-Es que eres demasiado obvia

-...

-¿Qué paso?

-No tiene importancia

-Siempre que algo tiene importancia, dices eso

-Hajime

-Pensé que confiabas en mi

-Lo hago

-¿Entones porque no me dices la verdad?

-Porque de verdad no tiene importancia

-Tokio...

-Mira Hajime-kun si te estoy diciendo que no tiene importancia es porque no tiene importancia –dijo ella acariciando sus manos con suavidad

-¿Tiene algo que ver con ese Tokashi?

-...

-Lo sabía

-Por favor Hajime-kun, solo te pido que confíes en mi

-Confió en ti, en quien no lo hago en ese Tokashi

-No tienes de que preocuparte... voy a estar bien de verdad, lobito

Fin Flash back

-Ya sabía... era eso... por eso Tokio...no puede ser, por eso estaba llorando, Tokashi...y Tokio¿por qué no me dijo?

-Capitán Okita buenos tardes le estaba buscando

-Buenos días –contesto este como amabilidad -¿Qué pasa, traes algo de información?

-Si señor aquí esta la investigación que pidió a la tropa

-Ah muchas gracias –dijo Okita tomando los papeles el joven hizo una inclinación a los tres capitanes y se retiro Okita empezó a desplegar la hoja en la que traía algo de información leyó rápidamente, una sonrisota se dibujo en sus labios

-Buenas noticias amigo

-Excelentes noticias... Saito-san tal vez le gustaría oír esto –dijo el con una sonrisa cada vez mayor

-¿Qué?

-Se ha confirmado los rumores, Tokashi, no tiene dinero, los sirvientes de su casa ya han empezando a renunciar debido a su falta de salario, aún así este ha estado encubriendo su pobreza gracias a su enorme mansión y su renombre, pero Tokashi tiene deudas cuantiosas con las mayorías de las empresas de el área, se dice que los recaudadores no están nada conformes y piden que se les entregue el dinero a más tardar a fin de este mes, fecha en la que se casara con la señorita Tokio Takagi, la cual tendrá como dote la mayor parte de las inversiones y fortuna de los Takagi. -Okita dejo de leer

-Vaya es un desgraciado después de todo –dijo Harada viendo como Okita doblaba el papel y lo metía dentro de su gi

-Al parecer si...¿Saito-san?-pregunto, al ver que solo estaban ellos dos, el aludido había salido ya hacia tiempo

-¿Dónde esta?

-Creo que ya se fue

-Solo espero que no se le ocurra hacer ninguna cosa precipitada

-¡Desagraciado date por muerto... pero antes, esa Tokio, me va a oír!


Hola he terminado este capitulo espero les haya gustado, a pesar de ser un poco más meloso, creo que ya voy a acabar la historia, no falta demasiado y ahora tengo un poco de tiempo libre, así que yo creo que en estas vacas esta acabado, como siempre muchas gracias a las que hayan leido mi fic, Ady, Hada, Gabyhyatt gracias por sus reviews y nos vemos en el siguiente capitulo.

Atte: Midory