Capítulo
Ocho:
El viaje a Inkheart; Tercera Parte.
Una youkai delgada de apariencia lobuna se acercó a la puerta de la celda. Se las arregló torpemente con el grande llavero de las celdas, probando diez llaves antes de que se escuchara que la cerradura se había abierto. Deslizó la puerta para abrirla, y ésta rechinó con un eco estrepitoso en el pasillo vacío.
Max se afianzó al brazo de Rei, totalmente aterrorizado. Rei vigiló atentamente para ver qué estaba a punto de suceder.
La youkai arrojó un animal de peluche que aterrizó frente a Max con un débil "squeak!". Max se lanzó hacia él, y gateó hacia Rei para esconderse tras él, usándolo como escudo. Gimoteando, Max siguió escondiéndose tras Rei, cada vez más patéticamente, hasta que Rei finalmente arrancó al pobre niño de sí.
--¡NOOO! --chilló el aterrorizado rubio, intentando volver a ponerse tras Rei, pero Rei lo detuvo poniendo una mano contra el pecho de Max. Max agitó sus brazos como si estuviera nadando salvajemente, mientras gritaba histéricamente.
--Cállate --espetó la youkai, con las manos en las caderas--. Una orden fue dada, y fue que ustedes fueran liberados.
--¿Li…berados? --repitió Max, calmado de repente. Levantó el peluche a la altura de su cara--. ¿Escuchó eso, Señor Amarillo Segundo? .¡Esa loba mutante dice que somos libres!
La fémina miró encolerizadamente al gringo, haciendo como que no había oído su comentario referente a los lobos mutantes. ¡Ella era una lobo YOUKAI, no una loba MUTANTE, maldita sea! Por ahora, ella decidió pasar por alto su estupidez y se volvió a Rei.
--Tú pareces inteligente. Arrastra a ese niño contigo y sígueme --ladró, señalando bruscamente con su pulgar hacia atrás de ella. Acto seguido, dio media vuelta, y su cola de un gris plateado se agitó a su alrededor mientras comenzaba a caminar.
Rei tomó a Max por el cuello de la camisa y procedió a seguirla, arrastrando al jadeante rubio consigo. Caminó a lo largo de los corredores iluminados por antorchas del calabozo. No había reparado en las paredes de piedra cuando fue llevado allí. De hecho, ni siquiera se enteró de cómo llegó al calabozo, en primer lugar. Max y Rei fueron como… arrojados a un agujero en el suelo, y mientras iban gritando, aterrizaron en el suelo duro dolorosa y sonoramente. Era un milagro que siguieran vivos sin más heridas que un par de rasguños.
La loba híbrida abrió una puerta que quedaba a su izquierda, y una luz brillante se reflejó en la pesada puerta de metal.
--Venga, escabúllanse por aquí. No quiero que ninguno de los otros prisioneros empiecen a suplicar por piedad y libertad --dijo, casualmente--. Me da jaqueca.
Rei asintió, dubitativo, y siguió arrastrando a Max, quien, de alguna extraña manera, iba arrastrando subconscientemente su pequeña tortuga de peluche consigo.
Tyson sacó el pecho, desafiante.
--EXIGIMOS ir ante el GOBERNANTE de esta dimensión! --gritó, arrogante.
Hilary y Tala se le quedaron viendo sin decir nada.
Bryan no se dio cuenta. Estaba demasiado ocupado quedándose amodorrado en su grande y cómoda silla mientras las chicas lo abanicaban.
--¿El… gobernante? --repitió Hilary, inclinando su cabeza a un lado--. ¿Tenemos un gobernante? Creí que yo lo era.
--¿A quién demonios se le ocurriría que TÚ fueras gobernante? --se mofó Tyson--. Quiero decir, eres demasiado fea, mandona, y simplemente estúpida.
Hilary tomó al chico por el collar.
--NAN DES KA? --gruñó--. ¿QUÉ DIJISTE? --volvió a preguntar, zarandeándolo violenteamente.
--Hilary, cálmate --Tala frunció el ceño y puso con suavidad una mano sobre el hombro de ella.
--¡LO MATARÉ! --chilló Hilary antes de permitir que Tala la apartara. Pateó y gritó y pateó y gritó y pateó y gritó mientras Kai golpeaba a Tyson y le daba cátedra acerca de insultar a los "altos señores" de esta tierra.
En algún lugar, a kilómetros de allí, una persona permanecía de pie con una sonrisa sádica.
--Oh, qué caza tenemos hoy --murmuró una voz rasposa peligrosamente--. Qué deliciosa caza tenemos hoy… mmmh…
--Señor, tenemos un ligero problema.
--¿Qué? --soltó la figura.
--Estamos al borde de un precipicio.
--… ¿y?
--Bueno, considerando nuestro peso individual y luego multiplicando esa cantidad por aproximadamente mil…
--Oh, rayos.
El acantilado de donde todos estaban sujetándose se rompió de repente. Afortunadamente para los idiotas, ellos podían volar. Así, se alejaron, aleteando y arrastrando sus gordos y pesados cuerpos por el aire tan casualmente como podían.
Tyson, Kai, Tala y Hilari se silenciaron. Bryan se despertó de repente y las youkai en la villa miraron alrededor. Un fuerte, estrepitoso choque hizo eco en el desierto y los sorprendió a todos.
--… ¿Qué demonios fue eso? --preguntó Kai, volviéndose a Tala, quien arqueó una ceja.
--¿Qué, sólo porque he sido capturado y forzado a permanecer aquí contra mi voluntad (no es que no me guste) se supone que reconozca cada pequeño sonido que podría hacer eco a través del desierto?
Kai sintió como una gota resbalaba por su nuca.
--No me gusta como sonó eso, hime-sama --dijo una youkai, nerviosa--. Algo va a pasar muy pronto…
Hilary frunció el ceño.
--Serena, investiga esto.
--En seguida --respondió la youkai y salió a explorar.
Tala y Hilary intercambiaron una mirada. Algo estaba definitivamente mal.
Rei parpadeó. Max jadeó por aire. Rei volvió a parpadear. Max volvió a jadear. Rei parpadeó una y otra vez. Max jadeó una y otra vez. Rei parpadeó una y otra y otra vez. Max jadeó una y otra y otra vez. Bueno, Rei parpadeó UNA Y OTRA Y OTRA Y OTRA VEZ. Y entonces, Max jadeó UNA Y OTRA Y OTRA Y OTRA VEZ. Rei parpadeó UNA Y OTRA Y OT…
Estaban perdidos.
Rei dayó sobre sus rodillas, soltando a Max por fin, y gritó "¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!" en medio del desierto.
Diet Soda: … Sí. Es un capítulo corto. Y ahora debo irme… :D éste va por Jenny Flint/El Conejo de Pascua! (n/T: Ah, esta chica es adorable… bueno… a veces… cuando no amenaza con arrojarte cosas o se pone a asesinar objetos inanimados. Fuera de ello, es una perfecta y encantadora dama. Iba a quitar la última parte porque si lo dejaba sonaba a egolatría de mi parte. ¡Pero al demonio! Soy ególatra.)
