Un especial navideño de Yuruyuri. No recuerdo si he hecho eso antes, y lo digo precisamente para Yuruyuri. Lo único que se me viene a la mente cuando trato de pensar en un especial navideño es Camino a la Navidad de Al Domayan. Tal vez sea por eso :v.
Un cuento de Navidad
Era el día 24 de diciembre, y todo estaba más frío que panza de foca ártica por aquellos lugares de la ciudad de Takaoka. Pero aquello no era todavía impedimento para que las actividades del día a día se llevasen a cabo, al menos antes de que cada quien fuera a llevar a cabo sus respectivas celebraciones.
En el caso peculiar de Akaza Akane, como no tenía que ir a la universidad en esta ocasión, pues se dedicaba a hacer otras cosas con su leal amiga Tomoko, pero la verdad era que no podía estar más interesada en poner fin a sus tareas. Lo que normalmente sería un arreglo amistoso para celebrar las fiestas navideñas en casa de los Yoshikawa, a Akane no le llamaba demasiado la atención aquello. Prefería quedarse en su habitación todo el día, abrazada al dakimakura con la imagen de Akari impresa y con las bragas de su hermanita puestas en la cabeza. Por esas cosas no solo andaba bastante distante con todos los preparativos, sino que llegaba a un punto en que Tomoko le hablaba y no había manera de que las palabras le alcanzasen, o al menos la mayoría de estas.
─ ¿Akane-chan, acaso te sientes mal?
─ ¿Eh? Oh, es que había tenido la cabeza en otras ocupaciones que me esperan en casa ─ se las arregla para mentir hábilmente, logrando que Tomoko le creyera ciegamente.
─ S-si quieres, una vez que terminemos con todo esto podemos ir a tu casa y nos encargamos juntas de los asuntos que necesites atender ─ le dice su amiga con una enorme ilusión.
─ No hace falta, Tomoko. Son solo cosas personales que no son tan importantes, además que estaré bien por mi cuenta ─ Akane iba de nuevo, arreglando todo con una mentira bien elaborada.
─ Oh, ya veo.
─ De todos modos esforcémonos por completar este trabajo, que se está haciendo tarde y quisiera regresar a casa. Vamos, Tomoko.
─ Sí, Akane-chan.
Ambas chicas estaban trabajando en sus preparativos para la cena navideña de la casa de la familia Yoshikawa. Tomoko en realidad era capaz de arreglárselas sola sin ningún problema, y de hecho tenía experiencia para así afirmarlo, pero no quería dejar ir la oportunidad de estar con Akane todo el tiempo que le fuera posible. Y para hacer trampa al respecto, había estado buscando excusas los días anteriores para ocuparse de cualquier cosa, ya sea en la universidad, en su casa o en cualquier otra, y así tener que hacer los preparativos para la cena al último día (al menos aquellos que podían atenderse al último día, pues los que tomaban más tiempo lógicamente no le daban esa opción), para que así Akane la ayude en todo el proceso ese día.
En fin, una jugada maestra es la que se había montado Tomoko para así tener a Akane a su lado todo el día. Claro que tendría que dejarle ir, y le sabía mal que Akane no la necesitase en lo que sea que le toque hacer en su casa, pero ni modo. Al menos en casa tenía la oportunidad para disfrutar de esa compañía tan ansiada.
El trabajo resultaba algo complicado, pero Akane se las arreglaba bastante bien, ayudando muchísimo a Tomoko a avanzar en numerosos detalles de gran importancia. Ya para media tarde estaba todo listo, e incluso los adornos no fueron dejados de lado, si hasta para eso Tomoko había estado "olvidadiza" para pedirle ayuda a la pelirroja. Ya para cuando todo se termina, Akane estaba decidida a irse, pues quería estar en casa y perderse entre sus cosas. Akari no estaría esta vez en casa, pues estaría con Yui, Chinatsu y Kyouko asistiendo a un festival en la ciudad, y de paso sus padres (los de Akari y Akane) estarían allí también. Eso daba como resultado que Akane estaría sola en casa. Una oportunidad dorada para así viciarse con sus mangas y fantaseando de varias maneras con Akari.
─ Bueno, aquí ya no hago ninguna falta. Espero que te vaya bien con tu familia, y ahora me voy.
─ Te acompaño hasta la puerta, Akane-chan ─ Tomoko no iba a dejar la oportunidad de estirar todo lo posible el tiempo para estar con su amiga ─. Cuídate mucho, Akane-chan, y procura llamarme si te hace falta algo, cualquier cosa. Con muchísimo gusto iré a ayudarte.
─ Gracias, Tomoko. Lo tomaré en cuenta ─ en realidad no pensaba hacerlo, pero no iba a hacerle el feo, y menos en esa fecha concreta.
Habitación de Akari
Una vez que llega a su casa, Akane se dirige a la habitación de su hermanita, roba unas braguitas de su cajón de ropa y se las lleva con ella. Más tarde se preocuparía por hacer la cena para así no pasar hambre esa noche, pero de momento podía perfectamente quedarse en la cama, abrazando el dakimakura con todas sus fuerzas y soñando despierta todo el rato. Solo por si acaso cerraría bien la puerta para asegurarse que nadie pueda llegar a descubrirla por accidente.
─ Eeehhh, hueles tan bien, Akari. Tu aroma en tu uniforme es maravilloso ─ la pelirroja pega su cara al uniforme sobre el dakimakura y aspira con todas sus fuerzas ─. Es tan maravilloso...
De pronto las luces empiezan a parpadear, sacando a Akane de sus pensamientos. No era algo normal, si ni siquiera estaba nevando, ni había ningún reporte previo de que estuvieran haciendo trabajos de mantenimiento al sistema eléctrico en el vecindario. Akane mira a su alrededor, confundida, cuando de pronto ve que ante ella aparece una entidad trasparente que asusta a la pelirroja. Era el fantasma de alguien a quien Akane nunca antes había visto, por lo que se le hacía raro que se le viniera a aparecer en ese momento.
─ Akaneeeee... Akaneeeee...
─ ¿Quéeeee? ¿Quéeeee? ─ le responde Akane tratando de seguirle la corriente al fantasma.
─ Akane, vengo para advertirte de algo muy importante...
─ ¿Qué es eso tan importante? ¿Y quién eres?
─ Akane, dentro de poco serás visitada por tres espíritus que te hablarán de unos asuntos muy serios. Se tratan de los espíritus de la Navidad.
─ ¿Los espíritus de la Navidad?
─ Sí, eso fue lo que dije. Tal vez deberías quitarte esa cosa de la cabeza ─ el fantasma señala las bragas de Akari, y Akane se las quita algo apenada ─. Como te estaba diciendo, recibirás la visita de esos tres espíritus, y deberás prestar mucha atención a lo que te estarán advirtiendo, a menos que te haga gracia acabar como yo.
─ ¿Cómo que acabaré como tú? ¿De qué estás hablando, si ni siquiera te conozco?
El fantasma alza sus manos, revelando que sus muñecas estaban atadas a unas cadenas que caen de las mangas de su ropa. Akane mira con horror esas cadenas, que repentinamente se extienden por el suelo hasta llegar a ninguna parte, pues su trayectoria se corta justo en la pared. Las cadenas empiezan a moverse, tensándose de a poco y tirando de las muñecas del fantasma.
─ Yo hice cosas malas en mi vida, muy malas. Nunca intenté resarcirme de mis actos, y he aquí el precio que debo pagar desde el día de mi deceso, por avaro e inescrupuloso. En estas fechas solía ser siempre amargado y trataba muy mal a la gente sin ninguna razón, incluso a mis personas más cercanas. Mientras todo el mundo celebraba la Navidad yo sólo me centraba en mis cosas y no le daba importancia a la familia, ni a los amigos, ni al amor, ni a la compasión, ni a nada más que a mí mismo.
─ ¿En tus días se celebraba la Navidad en Japón? ─ Akane alza sus cejas con suspicacia.
─ No cuestiones lo que te estoy diciendo, niña. Sólo haz caso a lo que te digo, y prepárate para la visita de los tres espíritus, y espero que saques una valiosa lección con respecto a tus acciones.
─ Pero yo no hago nada malo, si hasta ayudé a una amiga esta mañana y no le pedí que hiciera por mí nada a cambio...
─ Pues los espíritus navideños dijeron que iban a venir, así que estate pendiente de todas maneras, Akane ─ las cadenas tiran del fantasma con fuerza, haciéndole cada vez más difícil permanecer allí ─. Ya no puedo estar más tiempo aquí, estoy siendo arrastrado de vuelta. Pero antes de desaparecer te pido que prestes atención a lo que te digan, y aprendas de tus acciones antes de que sea tarde para ti también. Arrepiéntete de las cosas malas que haces y procura mejorar. No te permitas acabar igual que yo...
Antes de que Akane o el fantasma pudiesen decir nada más, las cadenas le ganan la pulseada al fantasma y se lo terminan llevando. Akane ni siquiera tiene la oportunidad de levantarse para ayudar, pese a que era consciente de que hacer eso no hubiese servido realmente de nada. Akane estaba asustada e intrigada. En cualquier momento sería visitada por aquellos fulanos espíritus de la Navidad, y Akane no tenía la más mínima idea de qué clase de cosas malas le podrían recriminar. Es verdad que en el fondo es algo pervertida y tiene una fijación insana hacia Akari, pero por fuera no muestra nada de eso, ni permite que sus fijaciones dicten completamente el curso de su vida, al menos la social. Es una buena chica, colaboradora, inteligente, encantadora y bastante laboriosa. No veía definitivamente cuál sería ese gran mal que guardaba.
Pero no tendría mucho tiempo para pensar en ello. Esa noche carente de sentido para ella no hacía más que empezar. Poco después de que el fantasma desapareciera de esa manera tan repentina, un viento helado se cuela por la ventana, y por la misma va entrando una entidad que a Akane se le hacía muy rara... y conocida.
─ ¿Eh?
─ Buenas noches, Akaza Akane ─ el ente se parecía bastante a Yui, incluso en los gestos, pero su voz era claramente de hombre, dejando a Akane con una sombra azul en su rostro ─. Yo soy el espíritu de las Navidades pasadas, y soy el primero de esos tres espíritus que tienen la misión de darte una importante lección para que procures ser una mejor persona.
─ ¿Una mejor persona? ¿Y en qué se supone que debo mejorar? Todavía no lo tengo claro.
─ Pues ya lo verás. Acompáñame, por favor.
Akane no veía que tuviese otra opción, así que en cuanto ve que el espíritu parecido a Yui le tiende la mano le da la respuesta que quería. De pronto todo brilla en una luz tan intensa que Akane se tapa los ojos con su mano libre (iba a decir que cierra los ojos, pero ya sabemos que eso no se va a poder). En cuanto aquel destello se atenúa, Akane se permite mirar a su alrededor. Ya no estaba en su habitación, o al menos no tal como estaba segundos atrás.
─ ¿Qué pasó?
─ Viajamos a una Navidad pasada. Mejor dicho, viajamos a los recuerdos de una de tus Navidades pasadas ─ el espíritu señala la puerta con un dedo ─. Vamos por aquí, y así veremos cómo te iba antes en la temporada navideña. Y te advierto que, como estamos viajando por recuerdos, nadie puede verte, oírte, y nada que toques puede ser movido, por lo que no hace falta esconderse ni tener cuidado con nuestros movimientos.
Akane hace caso a lo que el espíritu le indica y lo acompaña a salir de la habitación y bajar las escaleras para así ver cómo le iba a la familia Akaza algunos años atrás. Akane contempla encantada que aquella no era una Navidad cualquiera: Estaba nada menos que en la primera Navidad de Akari. Ahí estaba su imouto, sentada en un corral alto y con un vestidito rojo puesto, incluyendo un babero blanco con dibujos de flores violetas y amarillas.
─ ¿Esa es tu hermana?
─ Sí, así es ─ Akane miraba maravillada a la bebé que era Akari en ese entonces ─. De las mejores Navidades de toda mi vida. Verla llegar a la familia fue sin duda toda una bendición ─ Akane y el fantasma ven que la pequela Akane estaba agitando una sonaja delante de Akari, que parecía que quería llorar ─. Hacer eso la calmaba, por lo que siempre tenía una sonaja así conmigo. Me daba igual que mis amigas de entonces me llamaran bebita por llevar siempre esa sonaja.
─ Se nota que eras muy atenta con esa niña desde el principio ─ Akane asiente a la afirmación del espíritu ─. Es extraño que un cariño de hermana se degradara y pasara a convertirse en un egoísmo tan atroz.
─ ¿Qué? ¿Egoísmo?
─ Así es. Has dejado todo ese afecto familiar completamente de lado y has pasado a ser alguien egoísta y cruel ¿Acaso lo vas a negar? ─ el espíritu mira fijamente a Akane, dando una impresión bastante intimidante.
─ Pues sí lo niego. No tengo idea de qué estás hablando ─ Akane estaba bastante neutral haciendo que el espíritu pasara a mostrarse incómodo ─. Si el mensaje que me quieres dar es que debo pasar más tiempo con Akari, pues no tengo ningún problema con eso, lo haría encantada. Pero que me digas que soy cruel y egoísta con ella es un poco exagerado, ¿no crees? A Akari no le podría negar nada, y menos si es de manera cruel.
El espíritu estaba intentando procesar lo que acababa de escuchar. Akane no parecía que estuviera mintiendo en absoluto, pero era ella a quien debía abrirle los ojos, así que tenía que intentarlo de nuevo.
─ En ese caso toma mi mano otra vez. Vamos a ver otra de tus Navidades pasadas.
Akane se encoge de hombros y obedece. Un chasquido de dedos del espírtu ubica a Akane unos cuantos años en el futuro, cuando Akari estaba justo iniciando la primaria. La joven Akane estaba dándole sus regalos para su imouto, que curiosamente eran más numerosos y elaborados que los que le daban sus padres y sus amigas. El espíritu esperaba señalar que el cariño de Akane empezaba a caer en decadencia en ese punto, pero lo que veía le dejaba en estado de perplejidad. Akane no era menos detallista que la Navidad por la que pasaron antes. Por el contrario, estaba incluso más mimosa con Akari.
─ ¿Pasamos por más Navidades de mi vida o te convenciste que te equivocaste de persona? ─ dice Akane, esperando algo nerviosa por su respuesta.
─ Pues no. Me has ganado esta vez, pero los otros espíritus seguramente harán un mejor trabajo que yo. Ya lo verás.
El espíritu y Akane regresaron al presente, y al poco rato el espíritu desaparece. Akane realmente esperaba que la información obtenida por el espíritu de la Navidad pasada fuera suficiente para que los otros dos se dieran cuenta de que se equivocaron de persona, pero las cosas no salen como esperaba, y al poco rato aparece un nuevo espíritu, esta vez con el aspecto de Chitose. Akane sólo esperaba que no hablara también como hombre.
─ Soy el espíritu de la Navidad presente, Akaza Akane ─ y sí, también era un espíritu masculino adoptando una forma femenina ─. El espíritu de la Navidad pasada ya me contó lo ocurrido, así que vengo para hacerte ver el mal en que estás inmersa.
─ Insisto, se están equivocando de persona ¿No pueden simplemente desistir y buscar a quien realmente tienen que darle esa lección? ─ Akane se empezaba a exasperar, pero como puede trata de mantenerse paciente.
─ Pero nos dijeron que eres tú la persona que buscamos, por lo que no tenemos otra opción. Ahora acompáñame para que veas cómo están los demás pasando la Navidad, y relájate, nadie se dará cuenta de ti, ni sentirás frío en caso de que aparezcamos en la calle.
Akane suspira largamente, pero igual accede. Lo bueno de todo esto es que podría echar un ojo a Akari y saber cómo le iba. Con un simple chasquido llega a su primera parada, que resulta ser la casa de los Yoshikawa. Tomoko estaba con varios parientes, sirviendo el té y mostrando algunas otras cualidades ante todos (las capacidades, no seamos cerdos).
─ ¿Lo ven? Ayudé a mi amiga para que su celebración se hiciera de buena manera. En ningún momento le negué mi mano mientras necesitaba que la ayudara con los preparativos ─ Akane señala el lugar entero, y un par de tíos de Tomoko la atraviesan como si nada, causándole escalofríos ─. Ok, tal vez ellos no se dieron cuenta, pero para mí eso fue desagradable.
─ Tranquila, no tendrá ninguna consecuencia ─ el espíritu ve que no había nada que explicar, si en la casa la fiesta se notaba que iba de maravilla ─. En ese caso vamos a otro sitio, a ver si tienes algo que decir.
Akane se acerca de nuevo al espíritu, y juntos aparecen en las afueras de Takaoka. Habían varias familias haciendo picnic en las colinas, niños contemplando los fuegos artificiales, juegos de todo tipo, desde tradicionales japoneses hasta videojuegos en consolas portátiles.
Pero el lugar más importante para Akane estaba cerca, justo donde estaban Akari y sus amigas. Parecía que estaban charlando y riendo. Se estaban divirtiendo mucho. El espíritu la mira de reojo.
─ Sé que estoy dudando un poco, Akaza Akane, ¿pero no habías dicho algo acerca de que era mejor si unas personas enfermas se mueren para así disminuir la sobrepoblación? Eso es lo que dice mi informe.
─ ¿Quién diría esas cosas tan feas? ─ Akane se escandaliza y pasa a mirar al ente que la acompañaba ─ Es verdad que hay sobrepoblación en muchas partes del mundo, pero lo ideal para controlar eso es con educación familiar para que las parejas no tengan demasiados hijos, especialmente si son de ingresos bajos, pues fácilmente terminan teniendo más hijos de los que son capaces de alimentar y educar. Definitivamente la solución jamás pasaría por simplemente abandonar a los más necesitados. La cultura es más efectiva para ese propósito que la ignorancia y la miseria.
─ Con esa respuesta ya me convenciste de que no eres la persona que estábamos buscando ─ el espíritu se quita los lentes y se lleva dos dedos al puente de la nariz ─. Pero el procedimiento es el procedimiento. Tienes que esperar al espíritu de la Navidad futura, y después puedes hacer lo que quieras.
─ Después de ver cómo la está pasando Akari ahora mismo, lo que quiero ahora es ir a buscarla y reírme un poco con ella.
Akane y el espíritu vuelven a aparecer en la habitación de la pelirroja. Tan pronto como el ente se va, Akane se apresura para cambiarse de ropa. Una vez que la visita del tercer espíritu termine, no iba a dejar ir un solo segundo para irse corriendo. Ya estaba lista cuando aparece el tercer espíritu, con un gran parecido a Sakurako.
─ Soy el espíritu de la Navidad futura, y estoy aquí para revelar tu trágico destino, Akaza Akane ─ lo sorprendente en la voz del ente es que esta vez sí sonaba de chica ─. Espero que estés lista para contemplar el horror que te espera por tu conducta mezquina.
─ Tú como que no has escuchado lo que encontraron los otros dos espíritus, pero no importa. Adelante, veamos el futuro.
─ La que tiene la autoridad para decir eso soy yo. Ahora veamos el futuro. Toma mi mano.
Akane obedece una vez más, y juntas aparecen en un cementerio. Ahora la cosa sí que estaba asustando a la pelirroja.
─ ¿Qué es esto?
─ ¿No alcanzas a adivinar? Este es el sitio en que acabarás por culpa de tu maldad, de ser poseedora de una crueldad que con el tiempo alejará a todos aquellos que te quieren. Mira esa lápida de allí.
Akane se acerca al sitio señalado. Ya se imaginaba lo peor, pero era inevitable. Tal vez era el morbo de querer saber, o era la idea de que no se iría de allí si no obedecía. Al acercarse lo suficiente se da cuenta que era una lápida doble. Akane estaba extrañada, y más rápido se acerca para leer lo que decía.
Akaza Akane y Akaza Akari
Pareja por 80 años
Murieron juntas en Nochebuena
Akane estaba completamente muda. Lee de nuevo la lápida, queriendo estar segura de lo que acababa de ver. El espíritu que se parecía a Sakurako se le acerca, mostrando una sonrisa triunfante.
─ ¿Y bien? ¿Te has arrepentido de tus malos actos?
─ ¿Arrepentirme...? ¡De lo único que me arrepiento es de no haberme ido con ella en primer lugar! ¡Espíritu, regrésame a mi habitación, que voy con prisa!
El espíritu tenía la boca abierta. Esa reacción de parte de Akane no se la esperaba, pero igual tenía que regresarla al presente, pues se notaba bastante eufórica. Un nuevo chasquido, y ya estaban ambas en la habitación. Akane da un agradecimiento algo atropellado y se va corriendo de allí, no sin antes apagar la luz. El espíritu de la Navidad futura se rasca la cabeza, no entiendiendo en qué había fallado, cuando se aparecen los dos espíritus anteriores.
─ Ya está confirmado ─ empieza a hablar el espíritu de la Navidad pasada ─. Nuestro jefe confundió los nombres. Nos tocaba un tal Eveneezer Scooge para aleccionar.
─ ¿Confundir los nombres? ─ el espíritu de la Navidad presente alza una ceja ─ ¿En qué idioma y alfabeto esos nombres se pueden confundir? Hemos perdido esta noche por completo. Ahora el tal Scrooge estará seguramente durmiendo tranquilamente sin haber aprendido nada, y nosotros no tenemos ningún informe que entregar.
─ ¿Y si nos aparecemos en casa de ese sujeto los tres juntos? ─ propone el espíritu de la Navidad futura.
─ Nos saldríamos del procedimiento regular, pero no nos queda de otra. Vamos.
Y entonces los tres espíritus desaparecen, y ninguno se había fijado en la ventana, donde se veía a Akane corriendo como posesa para encontrarse con Akari. Sabiendo que sus fantasías pervertidas con Akari sí tendrían futuro en la realidad, era inevitable que estuviera así de contenta.
Tal vez no era la persona que necesitaba la visita de los espíritus de la Navidad, pero igual se vio gratamente beneficiada.
Fin
Loquísimo, ¿verdad? Pues ahí tienen, a grandes rasgos, cómo fantaseo que sea el resultado entre las dos hermanas Akaza xD. Espero que esta locura les haya gustado un poco al menos, y nos vemos pronto, muy pronto. Feliz Navidad para todos/as.
Hasta otra
