Un amante planeado - Fic

Cap. 2. Relación.

La luz tenue de las velas iba desvariando cada vez que su aliento acariciaba delicadamente la flama. Iluminada solamente por ese pequeño resplandor en medio de aquella obscuridad, se encontraba "aguardando a la llegada de su esposo, como una buena mujer casada…" ¡Casada! ¿Qué significaba eso? ¿Acaso eso era con lo que siempre soñó? Su madre nunca le había dicho que vería a su esposo solo al amanecer, y si tuviera suerte lo vería en las noches también… no, su madre nunca le había dicho eso.

Sumergida entre sus pensamientos y con la mirada perdida en algún punto indefinido, yacía ella. Enfrente se encontraba la cena aún servida, fría en su totalidad pues poco a poco el calor de la misma fue desapareciendo con el paso del tiempo; también estaba aquella botella de Champagne que en algún momento estuvo fría, pero que ahora reposaba tibia… ¡Qué irónico!, tanto se esforzó por que aquello estuviera esplendido y ahora la magia había huido de su hogar.

Suspiró una vez más, ¿Por cuánto tiempo estaría así? Ya había aguantado aproximadamente un año… ¿Aguantaría otro más? ¿O se daría por vencida y viviría toda su vida con aquella tortura? Su vida era incierta y lo único que tenía en claro es que sí, aguantaría hasta el final porque amaba a aquella persona.

Lo amaba, ¡Si! ¿Cómo no hacerlo? Él había sido su primer novio, su primera relación formal y su esposo, él había sido su primero en todo, hasta su primera vez… y única vez.

− ¿Por qué sigues despierta?

− ¡S-Sasuke!

La había pillado en trance y su voz la sacó de su ensoñación. ¿A qué horas había llegado? Estuvo tan fuera de la realidad que no se había percatado de su presencia.

− Pregunté por qué sigues despierta. – Dijo demandante como otras tantas veces.

− T-Te estaba esperando c-con la cena… - Respondió intimidante ante su mirada enigmática.

El azabache solo suspiró harto por aquella situación. ¡Qué mujer tan tonta y patética!

− Duerme. − Fue lo único que dijo antes de retirarse a su habitación.

Hinata lo vio alejarse sin poderle decir nada. ¿Cuánto tiempo más viviría así? Quizás ni ella lo supiera.

Tan tonta, tan ingenua, tan patética, tan… poca cosa. Si, así era ella para él.

Aún recordaba cómo habían llegado a esa relación, en sus memorias divagaba aquella vez en que su padre Fugaku Uchiha, un imponente arquitecto, le había aconsejado seducir a la hija primogénita de Hiashi Hyuga, el mayor empresario y dueño de las compañías constructoras Hyuga's de todo el país… y así lo hizo. Guiado por la necesidad y el coraje, había aceptado complacer los caprichos de su padre, pues su amigo de infancia y gran amor secreto anunciaba su compromiso con la mayor de las zorras, Sakura Haruno. Aquella zorra que había logrado obtener lo que con méritos él más ansiaba, aquella zorra que logró separarlo de su gran amigo y amor… si, Sakura Haruno fue la mayor de las zorras que había logrado interponerse entre él y su rubio.

Pero la vida daba muchas vueltas… y con un poco de ayuda e ingenio, se podía lograr lo que uno más anhelaba. Tuvo que pasar tres largos años de tortura y aborrecimiento para lograr su objetivo, Tres años en los que se casaba con Hinata Hyuga y en la cual, en la noche de bodas tuvo que hacerla suya solo para concretar aquel contrato matrimonial.

Recordaba los acontecimientos… ¡Un completo fracaso! Agregándole también el asco que vino después… ¡Si!, asco a su esposa y todo lo que tuviera que ver con ella. Simplemente, Hinata Hyuga le seguía dando asco.

A pocos meses de su matrimonio se enteraba que Sakura Haruno esperaba un hijo… tiempo después la gente se enteró que ese hijo no era de su esposo, sino de su amante… ¡Pero claro! Ella lo negó todo. ¿Pero quién podría contra Sasuke Uchiha? Tres meses más tarde, Sakura moría en un accidente automovilístico junto con su amante a bordo de un Audi.

Nunca se imaginó que su amigo y gran amor secreto sufriría de aquel modo, -por fortuna y suerte para él- empezó a maldecir y a odiar a toda mujer. Benéfico o no, Sasuke sedujo a su amigo, cayendo en un abismo profundo y obscuro del cual nunca volvería a salir… o al menos eso creía el azabache.

Sonrió autosuficientemente, si lo pensaba bien ahora lo tenía todo. Lo tenía a él, su gran amor -que era lo más importante- y una buena posición social y económica, pero el egoísmo lo quería todo y así debía de ser. Todo, absolutamente todo lo conseguiría con su nuevo plan.

Pobre Hinata, en cierta forma también le tenía lástima y todo por ser tan ingenua.

− S-Sasuke…

El azabache escuchó su llamado y volteó. Ella entraba en la habitación de ambos.

− Qué quieres. – Dijo tan frío como siempre.

Hinata titubeó unos segundos antes de responderle y pronto se llenó de valor.

− M-Me preguntaba si…

− ¡¿Si?! − Interrumpió energéticamente el azabache un tanto fastidiado por la desesperación que le provocaba aquella mujer.

− S-Si quieres que te de un m-masaje… - Pronunció con dificultad mientras sus mejillas empezaban a ruborizarse. - Has de estar c-cansado y…

− No gracias. – Se limitó a responder el azabache dándose media vuelta para seguir desabotonándose la camisa para quitársela de una vez por todas.

− S-Sasuke − Llamó nuevamente la ojiperla al acercarse a él. – N-No te gustaría q-que en esta n-noche… tú y yo… b-bueno… − Decía un poco apenada por pedirle a su esposo que pasara algo más que simplemente dormir en aquella cama que compartían. Delicadamente acarició su espalda desnuda para después abrazarlo por detrás con sus frágiles brazos, sonrió triunfante… era la primera vez desde que se casaron que Sasuke se dejaba abrazar.

El azabache sintió los brazos de su esposa acorralarlo y atraerlo hacia ella… sintió asco. No podía evitarlo por más que se contuviera, él era así y solo optó por lo mejor.

− No estoy de humor. − Contestó librándose bruscamente de los brazos de la ojiperla. − Es mejor que te duermas. − Sugirió sin mirarla y poco tiempo después se metió al baño de la recamara para cambiarse de ropa ahí.

Hinata suspiró cansadamente, todas las noches le decía lo mismo. "Duerme" o "Es mejor que te duermas" y como siempre optó por hacerle caso. ¿Acaso estaba mal desear una noche alocada con su esposo? ¿Acaso no tenía derecho de hacer el amor? En cierta forma, el cuerpo de Hinata ya empezaba a exigirle calor humano, le exigía sentir todos los placeres carnales…

Ansiaba sentirse amada.

Se recostó tan frustrada consigo misma por no ser la mujer que su esposo deseara todas las noches, por no ser aquella quien motivara al azabache para hacerla suya… pero también se sintió en deuda consigo misma. Después de aquella primera noche su cuerpo no volvió a experimentar placer y de pronto un pensamiento acarició su mente, ¿Estaba mal darse placer ella misma? Sus manos curiosas fueron a dar a su pecho, pasando por debajo de la blusa de su pijama, sintió su piel aterciopelada erizarse conforme las yemas de sus dedos tocaban la punta de sus senos y fue entonces cuando un estremecimiento la recorrió entera… torpemente se empezó a masajear mientras cerraba sus ojos para dejarse llevar por su acción. Su placer fue desbordándose y sintió miedo; y también vergüenza.

− N-No puedo. − Se dijo así misma temblando, con ganas de llorar. Aquello solo lograba hacerla sentir peor.

Sasuke salió poco tiempo después del baño y tan indiferente como todas la noches, se acostó al lado de su esposa, deseando que no se acurrucara hacia él como todas las noches; y por primera vez, Hinata no deseó que el azabache se molestara con ella antes de dormir, así que solo cerró sus ojos y dejó que Morfeo la acompañase en su soledad.

Bajo el yugo de la luz de la luna llena que solo lograba iluminarle el rostro, Naruto suspiró nuevamente. Nunca volvería a enamorarse de nuevo, nunca caería ante los brazos de otra mujer, nunca se metería con una… eso era lo que había planeado durante casi un año, cuando su mujer le fue infiel para después morir junto con su amante en un accidente de tráfico.

¡Que irónica vida!

No se arrepentía por lo que había acontecido después, pues nunca volvería a enamorarse de cualquier otra mujer. Al estar con Sasuke obtenía ciertos privilegios, no era porque le faltara dinero, ya que el rubio era el único heredero de una familia adinerada, sino que al estar con él no le faltaba el respeto a ninguno de sus nuevos principios, además que el azabache le obsequiaba placer…

¡Qué estupidez hacerlo de ese modo! Quizás se le acusara por patético pero no se arrepentía.

Sasuke lo quería, y él…

Tomó otro trago de whiskey, se sentía miserable. No podía dejar de pensar en lo que hacían cada vez que el azabache llegaba a su departamento y las luces de su habitación se apagaban… se frotó el cuello, mismo en donde todo comenzaba, en donde Sasuke besaba y raspaba con su barba, su tortura y satisfacción iniciaban allí… Su cuerpo tembló de asco.

¡Que bajo había caído!

Ahora él era el amante y no de una mujer, sino de un hombre. Pero una parte de sí no le importaba, Sasuke había sido su mejor amigo desde la infancia… suspiró nuevamente aún más pesada que la vez anterior.

Recordó lo hablado con el azabache, se tomó el restante de su copa y nuevamente se volvió a servir. El plan para que la esposa de Sasuke tuviera un amante y fuera precisamente él, no estaba dentro de sus propios planes. No quería, no debía, odiaba pensar en involucrase con aquella mujer pero ya no había marcha atrás.

Bebió.

Bebió todo lo que pudo, bebió hasta saciarse y ya no pensar en nada más, quería ahogarse en el alcohol aunque fuera solo por esa noche, pues al día siguiente tendría un encuentro con su destino.

− Mañana inicia el plan. − Susurró débilmente al viento con voz queda, y luego tiró su vaso sintiéndose muy frustrado y se empinó toda la botella.

Mañana…

Mañana sería el principio de aquel siniestro plan.

Continuará…

Muchas gracias por el buen recibimiento de este fic. Muchas gracias por todos sus comentarios y el apoyo recibido, los quiero muxo! Y bueno, pronto les traeré la conti de este y mis demás fics.

¡Gracias por leer!