Hola a todos gente linda!

Michelle: Bienvenida muchacha a mis dominios! xD Llegás en el tiempo justo de la historia donde comienzan a develarse ciertas cosas!
Elein88: Me pareció lindo meter aunque sea en algunos capítulos a un Aragorn inexperto y muy joven, que comienza a transitar su vida de guerrero. Y con respecto a Azul... pfff... lo que le falta =P. Te aconsejo que sigas leyendo la historia *música de suspenso*


En las estancias de Lord Elrond

Azul fue conducida por un amplio pasillo. Detrás de ella estaba Har con una lanza en sus manos custodiándola. Ascendieron por una escalera en caracol finamente labrada en piedra y con varios arabescos en las barandas. Ésta daba a un cuarto de vigilancia donde varios elfos iban y venían atareados por el enfrentamiento reciente contra los orcos. Algunos de ellos estaban siendo curados. Cuando ella apareció, se hizo un silencio y todos los ojos se posaron sobre la muchacha lo que hizo incomodarla y brotó en ella el calor en sus mejillas. Apuró el paso y salió del lugar.
Jamás había visto una imagen tan hermosa y agradable cuando vislumbró aquel lugar y pensó que todas las penurias soportadas habían valido la pena.
El Invierno parecía menos crudo... hasta más cálido se sentía. A pesar de la nieve acumulada, los árboles conservaban sus hojas de color dorado y de fondo, en la lejanía, el eco de las imponentes montañas llevaba el sonido de las aguas hacia el poblado. A medida que caminaban, los habitantes de Imladris la miraban y cuchicheaban por lo bajo, tal vez por su apariencia desalineada o por el estilo de ropas, el caso es que si Azul hacía contacto visual con algunos de ellos, éstos desviaban la vista y seguían su camino. Sólo unos pocos le seguían el camino con la mirada sin problemas., y cuando sucedía esto, era ella la que miraba hacia otro lado.
El elfo que la acompañaba la guió hacia una estancia. Subieron unas pequeñas escaleras y se adentraron. Tomaron otro pasillo donde los arcos sostenían los techos bellamente labrados en piedra y madera con imágenes de elfos, estrellas y soles. Las líneas curvas predominaban en toda estructura que veía dando la sensación de dinamismo pero al mismo tiempo suavidad en la terminación. Los pisos, también de piedra, estaban milimétricamente encastrados y no se notaba la utilización de cemento o algún otro material. De cuando en cuando las cortinas acompañaban en la decoración de los arcos de piedra cuya tela siempre era vaporosa y de colores de la naturaleza: verde, marrón, gris o azul cielo. Cuando el viento soplaba, las cortinas flameaban y parecía que el tiempo se detenía para la muchacha que contemplaba todo.
Al fin pararon en una puerta y el elfo dio unos pequeños golpes, llamando.
Una doncella apareció y le sonrió al guardia. Luego dejó entrar a ambos. Varias mujeres estaban allí preparando la habitación para que Azul la ocupara.
-Bienvenida a Imladris.- Dijo una de ellas en idioma común.- Debes estar muy agotada por todo lo que ha sucedido. Mis doncellas han preparado una tina con agua para que te puedas asear mejor y hemos seleccionado unos vestidos que dan con tu talla. Por favor, póntelos y cuando estés lista golpea la puerta y el guardia que te acompaña te llevará con mi padre.-
Azul estaba muda. Al ver que ella no respondía, la doncella que le habló hizo una reverencia y se fue junto con las demás dejándola sola en su nueva habitación. Se escuchó que el guardia trababa desde afuera la puerta.
-¿Cuál es el sueño y cuál es la realidad? ¿Acaso los sueños no son realidad en cierta manera, en nuestro pensamiento? ¿Y la misma realidad no puede ser una mera fantasía cuando leo un libro?- Se dijo ella al pensar el contraste de situaciones que estaba viviendo en aquél mundo.
Su habitación era espaciosa, con un gran ventanal que daba a un balcón. A su derecha, había un cuarto donde estaba la tina con agua. A su izquierda, había una cama bien mullida y encima de ella reposaban varios vestidos y al costado, dos pares de sandalias al tono. Casi pegado a la cama, estaba el armario. Lo abrió y vio más vestidos. Con sus manos ásperas, tocó esas prendas hechas tan delicadas y se maravilló que había alguien de que pueda hacer semejantes obras de arte. Algunas sillas estaban en la habitación y una pequeña biblioteca yacía enfrente del armario.
Azul entró al baño y vio que estaba todo listo para bañarse. ¿Cuánto había pasado desde aquella fría noche en donde se había aseado con el agua del Brandivino? ¿Días? ¿Meses? A ella le parecían años. Se desvistió y con la punta de los dedos tocó el agua: estaba deliciosa. Con más seguridad sumergió su cuerpo y comenzó a investigar el contenido de los frascos que estaban a un lado de la tina.
-No serán como el champú y la crema de enjuague, pero tiene lindo aroma- Pensó.
Habrá estado hora y media en aquel estado de relajación hasta que el agua comenzó a entibiarse y salió.
Una vez que estuvo seca se puso uno de los vestidos. Eligió el de color azul a modo de broma. Tenía varias estrellas bordadas en las mangas y en el escote de color plateado que refulgían cuando la luz daba sobre éstas. Luego se peinó. Afortunadamente no fue tan drástico como ella pensaba. Y por fin, luego de casi dos meses a su llegada, Azul se sintió mujer propiamente dicha. Lo único que no quiso ponerse fueron las sandalias. Al verlas tan abiertas, pensaba que tomaría frío y por eso las reemplazó por sus zapatillas. Hasta ahora no les habían fallado nunca y con el vestido largo, no se notaban que las tenía puesta.
Una vez lista fue hasta la puerta y le dio unos tímidos golpes. El guardia abrió y al verla sonrió.
-Nunca hay que desperdiciar un carbón, pues siempre hay esperanzas de que se vuelva un diamante- Dijo él.
Ella bajó la cabeza para que el elfo no viera que su rostro se volvía colorado.
La condujo hasta otra habitación muy cerca de allí. Ella llamó con un par de golpes y el guardia se retiró.
-Adelante.-
Azul entró y se encontró con los enanos, pero Thorin no estaba con ellos. La mujer buscó con su vista a Kili, que estaba dormido en la cama. Todos ellos la miraron como si fuera la primera vez que veían a una dama. Ella se sintió incómoda.
-¿Acaso nunca me vieron?-
-No de esta manera- Acotó Fili al ver que unos tonos rosados acudían a las mejillas de la joven.- Te hemos tratado tan mal…. Todos nosotros… pensando que tú eras…- La voz se le entrecortó.-Lo sentimos tanto…-
-Lo hecho, hecho está…-
- ¿Hay algo que podamos hacer por ti?-
-¿Cómo está Kili?- Preguntó ella cambiando la conversación sabiendo que era duro para ellos esa situación.
-Hace unas horas se despertó, pero volvió a quedarse dormido. Se recuperará.-
-Que bueno…- Azul sonrió.
Ella se dirigió hacia la cama y se sentó al lado del enano. Con sus dedos acomodó uno de los mechones castaños y el roce de pieles hizo que Kili se despertara.
-Hola- Dijo ella.
-¿Quién eres doncella que perturba mi descanso?-
Todos los presentes tuvieron que ahogar las carcajadas.
- Me conoces enano, sólo que esta vez me ves aseada, sin barro en el pelo y con un lindo vestido.-
Kili se incorporó para mirarla nuevamente. Entrecerró sus ojos para tratar de reconocerla y al hacerlo, éstos se empañaron y tomó las dos manos de la mujer tan fuerte que casi se la rompe.
-¡Gracias! Jamás olvidaré que me salvaste la vida arriesgando la tuya.-
-Es lo menos que podía hacer… tú me diste tanto cuando me sentía tan sola. Yo tengo que darte las gracias.-
-¿Amigos?-
-Amigos- dijo ella y luego le daba un beso en la mejilla.


Mientras tanto, en las salas de curaciones varios curanderos iban y venían atendiendo a los heridos de la guerra. Pero en aquel territorio, las rasgaduras que provocaba el enemigo parecían no tener dominios y se aliviaban con el simple contacto de la brisa del aire, el sonido de agua o el canturrear de los pájaros. Ya entrando en el país de Imladris, el herido comenzaba a experimentar un estado de relajación gracias a la bendición de Ilùvatar que había impuesto en esas tierras. Ésta era la verdadera curación de los elfos, mantener su amor por las cosas que los valar crearon. Si las heridas eran demasiado peligrosas, recién ahí ponían en práctica sus ciencias y artes al servicio del desvalido. Cuanto más natural sea la curación, mejor para el paciente.
Resulta que el maestro de curación Hador fue llamado pues había tres guerreros cuyas heridas no sanaban naturalmente ni con las primeras artes de la curación.
-¿Qué tenemos aquí?- Dijo al llegar a las camas de los enfermos.
-Mi señor.-Dijo Endamor, jefe de enfermería- las artes no han respondido favorablemente. A pesar de que la temperatura de sus cuerpos no ha bajado, sus cicatrices están sanando salvo estas que están alrededor del cuello.-
-Buenos guerreros.- Dijo a los elfos, despertándolos.- ¿Qué ha sucedido en batalla?-
Los elfos despertaron y abrieron sus ojos. Éstos eran de un color azul grisáceo… más gris oscuro que azul, lo que preocupó al maestro.
-No eran muchos los enemigos, hasta podría decirse que eran la misma cantidad que nosotros aproximadamente.-Comenzó decir uno que inmediatamente de abrir sus ojos los cerró por la intensa luz del ambiente.- Eran feroces y muy hábiles en la lucha. Pero, mientras la batalla seguía el jefe de ellos desapareció y al rato volvió a aparecer pero con algo en sus manos.-
-Era como una caja abierta ¿no?-Dijo su compañero.- Yo estuve a punto de morir. El orco que me atacaba hizo que trastabillara y cayera al piso. Cuando estaba a punto de darme el golpe final, un rugido se escuchó, el orco bajó su espada y todos se retiraron.-
-Fue algo totalmente extraño. Luego de eso me di cuenta de que me picaba nuca. Algo lo había hecho mientras combatía y no había sentido nada… tal vez ha sido por el fragor de la batalla…-
-Sí.-Respondió el otro.- Algo así me sucedió, pero estaba muy lejos de ti. ¡Yo vi que tenía una picadura en la mano! ¡No recuerdo cuándo pasó eso!-
-Yo la tengo en el cuello- Y no acotó nada más.
-Me es raro la temperatura. Tendré que abrir esas heridas para ver si hay alguna obra maligna ha quedado en sus cuerpos, y luego las limpiaré con otros elementos. Mientras voy a consultar, descansen. Que ustedes bien lo necesitan.-
Así lo hicieron. Esa tarde, el maestro cumplió su cometido y no encontró nada, pero cuando el sol se ocultó, tres almas abandonaron la Tierra Media para reunirse en las Estancias de Mandos.


Thorin hablaba a solas con el jefe de la casa de Imladris: Elrond el medio elfo. Conversaciones anteriores con Glorfindel hicieron que la situación de los enanos pasara de "sospechosa" a "inofensiva", y para fortuna de los recién llegados, cuando Aldaron llegó luego de batallar en el sur, confirmó la historia de los enanos y éste se alegró de que la raza que antaño desconfiaba, cumplieran la promesa que les había pedido: devolver los caballos. Y a partir de ese día los miró con buenos ojos.
-Thorin, hijo de Thráin, Hijo de Thrór nos honras con tu visita. Siéntete como en tu casa.-Dijo amablemente Elrond.
Thorin se inclinó brevemente para asentir a las palabras y pensó: "Lo de sentirme como en casa está bastante lejos".
-Tú y tu compañía ha hecho un largo viaje. No entiendo qué los ha llevado a mis dominios. ¿En qué puedo ayudarte?-
-Agradezco tu hospitalidad. Verás, hace aproximadamente un mes nuestra compañía encontró a esa mujer…- El enano intentó suavizar sus palabras considerando los eventos recientes, aunque una mueca de desprecio se notó en sus labios-… tratándose de robar nuestro poney, que lamentablemente fue la cena para dos trolls del bosque. El caso es que "esa" no recuerda absolutamente nada de su vida, y acordamos en traerla hasta aquí, pues sabemos que ustedes pueden ayudarla más que nosotros.-
-Glorfindel me ha dicho que piensas que es una demonio.-
-Lo intuyo. O por lo menos ella no nació en ningún pueblo o región de toda la Tierra Media. Es más, mira sus pertenencias…-
Thorin había llevado consigo la mochila de Azul como prueba de sus sospechas. Elrond, al ver aquel objeto, se sintió intrigado por muchas de las cosas que allí veía. A primera vista intentó descifrar el material con el que estaba hecho y la forma de cerrar y abrir aquella rara alforja. Y cuando la abrió, sacó todas las pertenencias de la muchacha a la luz.
- Interesante.- Dijo Elrond al hojear el libro.- Jamás había visto esta clase de símbolos, pero parece ser estar instruida en las ciencias para alguien de su edad. ¿Alguna vez ha utilizado algún encantamiento o hechizo?-
-Con los trolls. Algo de su propiedad emitió un sonido estridente y para mayor seguridad de mi compañía lo destruí. Ella conservó los pedazos.-
Elrond buscó en la mochila y encontró un bollo de tela. Lo extendió y vio los pedazos del celular. Tomó algunos de ellos y lo contempló.
-Hay algo aquí que me extraña… ¿Cómo, siendo demonio o hechicera… pudo recibir la ayuda de Ulmo, Señor de las Aguas?-
Thorin abrió los ojos de par en par al escuchar semejante pregunta. Elrond siguió hablando.
-Cuando sentí que los límites de mis dominios habían sido sobrepasado, activé la protección sin saber que eran ustedes. Pero unos instantes después, sentí la presencia de una instancia mayor a la mía a la que no pude contrariar. La presencia de Ulmo era evidente. Y me pregunté qué estaba pasando en la Tierra Media para que un Valar se haga presente en este mundo. Tal vez si interrogamos a tu acompañante quizás encontremos algunas respuestas y…
Alguien en la puerta llamaba.
-Adelante.- Dijo Elrond
El guardia que había custodiado la puerta de la habitación de Azul se hizo presente.
-Mi Señor, todos están reunidos en la habitación de huéspedes.-
-Gracias. Puedes retirarte.- Dijo amablemente su superior.
El guerrero se retiró en silencio y esperó afuera.
-Bien, al parecer tu hechicera está en buenas condiciones. Pidamos explicaciones.-
Ambos salieron del estudio donde se encontraban y salieron al pasillo guiados por el guerrero.
Al llegar Elrond educadamente llamó a la puerta y Balin la abrió. Tanto el jefe de aquella casa y Thorin entraron en la habitación.
-Espero que su estancia en nuestras tierras les agrade. Bienvenidos- Los saludó por primera vez el elfo.
Todos, incluso Kili recostado, saludaron a Elrond con una reverencia. Azul, por su parte, tardó en hacerlo pues estaba de espaldas a la puerta. Al ver al importante elfo, un intenso fulgor corrió por sus venas. El elfo rápidamente lo notó y clavó su vista en la muchacha y el silencio reinó durante un minuto exacto al que nadie se atrevía interrumpir.
-Nénar.- Dijo Elrond hablando a sí mismo y quien rompió aquel trance que se había formado entre ellos. Instintivamente, sin que ninguno de los presentes se diera cuenta, tocó su más preciado anillo: Vilya
-¿Disculpe?- Dijo Azul un tanto confundida. Se sentía rara al ver a esa persona allí.- ¿Qué es Nénar?
-Nénar es el nombre de una estrella… como tú.-
Ella abrió los ojos de par en par algo asustada. Y de a poco comenzó a alejarse del elfo con desconfianza.
-Oh, por favor… discúlpame si te he incomodado. No ha sido mi intención- Dijo Elrond.- En esta casa no tienen nada que temer. Los enemigos que los han acechado ya se han retirado y no se atreverán a franquear nuestros territorios. Thorin me ha contado de su largo viaje y aquí recibirán reposo, comida y consejo. Y tú también estás incluida- Dijo mirándola a la muchacha.
El príncipe enano tardó en darse cuenta de quién era aquella doncella que tenía la osadía de sentarse en la cama al lado del hijo de su hermana. Habrá sido por el cansancio acumulado en el viaje o que tal vez no había podido vislumbrar que debajo de toda esa maraña de quejas, resoplidos y suciedad, había una mujer madura. Se dio cuenta cuando Elrond se había dirigido a ella.
-Joven mujer, me ha dicho Thorin que te han encontrado robando un poney. ¿Es eso cierto?-
-Sí… supongo que si…que se yo…no recuerdo nada de eso.-
-¿Desde dónde comienza tu memoria? Por favor, cuéntanos-
Azul se dio cuenta de que ese elfo quería ayudarla. Ese fulgor que sentía dentro de ella no se había ido y la animaba a contar toda la verdad. Así lo hizo. Cuando hubo terminado, preguntó:
-¿Puede hacerme volver a mi casa?-
-Para tratar de hacer eso primero debes recordar de dónde vienes. Mientras tanto, puedes quedarte el tiempo que sea necesario.-
Thorin festejó dentro de él pero Kili hizo todo lo contrario. Elrond se acercó al joven enano y comenzó a examinarlo.
-Mmm… los enanos son una raza extremadamente fuerte. Creo que podrás levantarte y almorzar algo con todos tus compañeros.
Esto alegró a todos. Luego de varias semanas podrían degustar un buen plato caliente sin estar en la intemperie y sin comer en el piso. Azul se retiró de la habitación para dejar que Kili se vistiera y fue conducida hacia uno de los grandes balcones que la casa poseía. Allí se estaba preparando todo para el almuerzo. Varios elfos de ambos sexos disponían de la mesa como si fuera un gran banquete para un rey. A la muchacha la sentaron en una silla, lejos de la mesa principal. Al minuto, llegaron sus compañeros de viaje y se alegró que Kili pudiera caminar por sus propios medios, siempre ante la atenta mirada de su hermano. Thorin se sentó al lado de Elrond.
La comida fue servida en la mesa. Variados platos en carne y diversas ensaladas fueron puestos y los enanos no dudaron en abalanzarse sobre ella. Por su parte, Azul, asqueada de tanta carne, tomó las ensaladas.
-¿Qué es lo que tomas mujer?- Dijo Bofur.- ¡Esto da energías!- Y le ofreció un trozo enorme de carne.
-Gracias, pero cuando termine las ensaladas lo comeré. No es que cocines mal, sino que estoy un poco cansada de la carne asada.-
Bofur torció los labios.
-Humanos…- Se le escuchó decir. Azul sonrió.
Fili y Kili se sentaron al lado suyo y Balin enfrente. Y mientras almorzaban, la opinión de Azul del grupo de enanos comenzó a cambiar paulatinamente. No podía borrar de su memoria todos los tratos malos que ellos le habían dado, pero notó que estaban haciendo un esfuerzo enorme para enmendar aquel terrible error. Ahora nadie de ellos, salvo su jefe, ponía en dudas si era una demonio o no. Prefería mil veces ser considerada como una hechicera antes que la otra denominación. El haber salvado a Kili le había dado un status entre ellos valorable, ¿pero cuánto más duraría?
Thorin miraba de reojo a su grupo que reía animadamente. Para él fueron servidas variedades de carnes y para Elrond variedades de hojas y brotes.
-En algo tienes razón…- Comenzó hablando el elfo interrumpiendo los pensamientos del enano.- No parece ser de estos lugares, pero no creo que sea una demonio. Este lugar está protegido contra esas criaturas, pero si ella ha pasado esas barreras no hay por qué temer. Lo que me inquieta es otra cosa… ¿Has presenciado alguna anormalidad en el viaje? ¿Algo que haya cambiado alguna costumbre entre los tuyos?-
-Todo empezó con Kili ofreciéndole ayuda, luego cayeron Bofur y Balin, y por lo que veo, ahora Fili está en el mismo trance.-
El elfo clavó su vista en cada uno de ellos. No. No notaba nada malo.
-¿Algo más? ¿Algo que hayas visto u oído?-
El enano hizo memoria.
-Esa noche una luz iluminó la noche cerrada. Y con ella un ruido ensordecedor hizo que espantara a los poneys que teníamos. Sólo nos quedó uno, que luego se lo comieron los trolls. Una franja sin nubes quedó en el cielo y pude ver que nuestra más adorada constelación estaba desapareciendo.-
-"Corona de Durin"- Dijo Elrond atando cabos.- No eres el único que ha prestado atención a lo que en el cielo sucedía. Thorin, esto es un presagio, y me temo que es uno de los malos. No es casualidad de que la constelación haya desaparecido y esta muchacha haya aparecido en sus caminos. No creo que ella sea el mal en persona, pero que ocurrirán cosas relacionadas con tu linaje, eso tenlo por seguro. Cuando entré en aquella habitación sentí que su presencia era transformada por el poder que prevalece en Imladris, y que gracias a él, podemos defender nuestras fronteras. Sé que ella en este momento lo siente.-
-¿Y cuál es ese poder para que una simple humana pueda sentirlo?-
-Un poder que los valar nos han dado y hemos protegido con nuestra vida.- La respuesta de Elrond dejó a Thorin con sabor a poco.

El almuerzo había terminado y la tarde llegaba con una ligera brisa. A la muchacha le fue devuelta su mochila y ella se retiró a su habitación para examinar bien sus pertenencias y probar con ellas si podía recuperar algo de su memoria.
En la cama dispersó el contenido del bolso. Allí estaban los restos del celular que Thorin había roto, el libro de matemáticas el cuaderno con la cartuchera llena de lápices, el cortapluma y la linterna. Volvió a revisar los bolsillos y encontró su reproductor de música con los auriculares y algo de dinero.
"Me parece que esto no me va a servir de mucho" pensó al ver el dinero desparramado en la cama…
Tomó el cuaderno y comenzó a hojearlo.
"Mmmm… al parecer me dedico a las matemáticas… pero estos dibujos…" Había varios de ellos entre las cuentas y en las demás hojas. Esto le animó un poco y salió de su habitación con el cuaderno y la cartuchera al jardín y probar que tan buena era dibujando.
Caminó unos cuantos metros hasta sentarse en la hierba, mientras que su espalda descansaba en un centenario árbol. Empezó primero por cosas simples: una hoja, algunas flores… Luego siguió con estructuras y paisajes y por último con personas. Al ver que dominaba los trazos, se sintió mejor consigo misma. Mientras disfrutaba de su (poca) memoria recuperada, vio a lo lejos, como queriendo no ser descubiertos, a un hombre y una elfa tomados de las manos y mirándose tiernamente. Sin dudarlo, y tratando de captar tan bella escena, Azul comenzó a dibujarlos tan rápido como le era posible.
"Por lo menos en este mundo el amor existe" Dijo ella en voz alta.
-¡Claro que existe!- respondió el mayor
- Aunque a veces no se demuestre al principio o se oculte bajo la máscara de un falso demonio-
Azul se sobresaltó. Fili y Kili aparecieron detrás de ella.
-¡Me van a matar de un susto!- Rugió ella.
-Lo tienes merecido por hacerte pasar por un demonio- Bromeó Kili.
-Perdón pero el status de "demonio" me lo dio Thorin ¿eh?-
-¿Qué es lo que tienes ahí? ¡Déjame ver!- Dijo Fili un tanto jocoso y le sacó de las manos su cuaderno. Comenzó a mirarlo y quedarse impresionado por los dibujos. Luego se los pasó a su hermano tirándoselo.
-¡Dame eso!- Dijo Azul.
- ¡Son geniales! ¿Nos regalas uno?-
La tranquilidad que ella había conseguido en aquel lugar se había esfumando. Comenzó a correrlos por todo el jardín tratando de alcanzarlos. Al final se cansó y un nudo en la garganta apareció.
-Solo… solo quería un poco de paz…- Dijo ella resignada y emprendió el regreso hacia su habitación.
Al ver lo que habían logrado, Fili y Kili se miraron y corrieron tras ella.
-Espera.-Dijo Kili tomándola de la mano
-No fue nuestra intención. Toma.-Y le entregó el cuaderno.- Queríamos tratar de alegrarte un poco. Es que… desde que te conocemos te hemos tratado mal, yo principalmente. Queremos que nos conozcas tal cual somos. Con nuestras virtudes y nuestros defectos. Queremos que dejes atrás que los enanos somos… bueno… lo que has visto. Danos esa oportunidad como le diste a Kili cuando él te brindó su apoyo.-
Al escuchar esas palabras Azul miró a Fili directo a los ojos.
- Thorin se enojará con ustedes…-
-Thorin se dará cuenta tarde o temprano lo que realmente eres. Es un poco testarudo, pero cuando lo conozcas mejor, te agradará.-
Miró a Kili como pidiendo una opinión
-Sólo dale tiempo, como el tiempo que nosotros pedimos para que nos conozcas.-
-¿Qué dicen Balin y Bofur de esto?-
-Venimos en representación de ellos.-Respondió Fili.
Ella suspiró. Jamás pensó que Fili le haría ese planteo. Y debía admitir algo que se le había incrustado en el corazón a pesar de que las cosas comenzaran a suavizarse: guardaba rencor. Sabía, o por lo menos intuía que pasaría más de un mes en aquellas tierras, y debía estar en buenos términos. ¿Por qué no decía "Ok, acepto"? ¿Tan difícil era dar un poco de confianza?
-Yo… lo voy a pensar. No me pidan que dé una respuesta rápida. ¿Tú qué harías en mi lugar? ¿Crees que es fácil aguantar un mes con gente que te calumnia por algo que no hiciste? ¿Qué pides un poco de ayuda cuando te sientes mal?-Algo en ella comenzaba a soltarse, un sentimiento reprimido por mucho tiempo- ¿O que, sin poder hablar por enfermedad, ninguno tuviera la bondad para ver qué pasaba? ¡¿EH?! ¡¿ALGUNA VEZ PASASTE FRÍO COMO EL QUE PASÉ YO?! ¡¿SIN PODER PROBAR BOCADO CUANDO TU CUERPO PEDÍA A GRITOS QUE LE DIERAS ALGO PARA MANTENERTE EN PIE Y QUE LUEGO TE LO QUITARAN PENSANDO QUE LO ESTABA DESPRECIANDO?! ¡DÍMELO!- Los ojos de Azul estaban desorbitados y empañados. Su voz, que había aumentado en volumen mientras decía cada palabra, hizo que los elfos que pasaban por allí detuvieran su camino. Ella se marchó de allí conteniendo las lágrimas.
Los jóvenes enanos se quedaron paralizados y se miraron un tanto avergonzados. Fue Kili quien retomó la compostura. Fili quiso ir a buscarla pero su hermano se lo impidió.
-Déjala, es para peor. Creo que es mejor así, que haya tenido este arranque de violencia.-
Ni bien entró a los pasillos, la muchacha se dirigió hacia su habitación. En el camino se encontró con Thorin y Elrond.
-¡Las casualidades del destino! ¡Estábamos busc….!-Elrond paró en seco lo que iba a decir al verla tan alterada- ¿Te encuentras bien?-
-¡QUE CARAJO TE IMPORTA!- Bramó ella dejando helados tanto al enano como al elfo.
Y a unos metros de allí abrió la puerta de su habitación y la cerró con llave para que nadie la moleste.