¡Hola a todos! ¡Hermosa gente de la Tierra Media!
¿Cómo han pasado este mes? Se acercan las Pascuas, así que Muy Felíz Resurrección! y si alguno de ustedes es judío... ¡Felíz Pesaj!

He notado que cada vez que tengo que poner un título a los capítulos, es todo un tema. A veces es difícil quedarse con algún punto de la trama del capítulo, y de allí sacar el título que lo representará. ¿A ustedes les pasa?

Guest:No! Me tomé un mes sabático, por así decirlo. Tenía que reponerme luego de tan laargas vacaciones que me tomé. Igual, ya retomamosel ritmo de publicación.

Carolina:

¡Aplaca tus ansias con esta entrega!

Dellestar: Es cierto que Thorin y Azul tienen problemas de ese estilo. Debo confesar que he querido plantear otro tipo de relación entre ellos, no menos romántica, pero sí más personal. Creo que toda persona tiene sus "fases" y hasta aquí hemos visto que de "guerrero" y "demonio", han pasado a ser "amigos"... aunque tampoco sería esa la palabra (Caería más bién al pasaje de relación entre Fili, Kili y Azul). En fin... veremos como se suceden las cosas... =D

Linnetask:Oh, no... Prometo que las muertes van a quedar para otros capítulos *muejejeje*

Disfruten su estancia en el reino de Erebor.

Lynlia

Camaradería

-¡CALLATE!- gritó Azul por segunda vez.
-¡Cállate tú!- Gritó Lóni que seguía intentando buscar los restos minúsculos de la flecha.
Odiaba que pasaran ese tipo de cosas pero sabía que era algo muy común en su profesión.
Pero nunca le había costado tanto encontrar aquél cuerpo extraño que hacía peligrar la vida de la joven.
De su bolso, sacó varios monóculos y eligió el de más grosor. Con él, inspeccionó la herida con más detenimiento y encontró minúsculos pedazos de la flecha. Con una pinza especial y no sin esfuerzo, comenzó a sacar una por una aquellas molestias.

-¡Tú no eres nada para los que te rodean! ¿Por qué crees que has venido a este mundo? ¡Porque ni siquiera sirves en el tuyo! ¡Los dioses te han usado! ¡Mujer estúpida! ¡Lo único que hace es dejar que otros te utilicen! -
No podía no escuchar sus palabras. Aunque utilizara sus manos para taparse los oídos, la voz de Hassar era potente y retumbaba en su cabeza como si fuera un martillo dándole forma a una espada.

En los pasillos, Dís y Sannla escucharon el segundo grito de la joven.
-¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede tener semejante herida?- Se preguntaba en voz alta Dís.
-Yo me pregunto cómo puede soportar ese dolor, princesa… además de cómo hacer para salir de la montaña, considerando los mandatos de su padre…-
La doncella había hecho una buena observación. Dís no sabía si apenarse por el estado de la muchacha o molestarse aún más por el descaro de haber vuelto a escaparse y no acatar la ley de su padre. Comenzaba a tener sentimientos contrariados, e intentaba (de algún modo) entender el comportamiento de su huésped. Pero ese pensamiento fue interrumpido por su padre que llegaba junto con una comitiva que incluía a los elfos. Ésta los miró con extrañeza.
-¿Cómo está la mujer?- Preguntó el rey.
-Lóni intenta hacer todo lo posible padre… - Dijo Dís.- ¿Por qué tiene una herida de flecha orca? Thorin, tú debes explicar esto.- Continuó hablando en Khuzdûl
Thráin entró y con él, los demás.
-¡Fuera de aquí!- Bramó Lóni.- ¡Esto no es una reunión carismática! ¡Salvo el elfo de cabello castaño! ¡Es bueno tener a alguien con una visión tan aguda como la suya! ¡Tú! ¡Quienquiera que seas! ¡Ven aquí!-
Lóni, ensimismado en el trabajo que estaba haciendo, no tenía ni idea a quién tenía delante suyo. Por su parte, Elrond, vio a un sanador extremadamente comprometido con su labor pero con una terrible humildad (considerando que los enanos son muy reacios a pedir ayuda, sobre todo a los elfos).
Todos acataron la orden del sanador.
-¿Ves algo en esta herida que mis ojos no pueden ver?- Preguntó Lóni una vez Elrond estuvo al lado suyo.
Elrond levantó las mangas de sus vestiduras y con las pinzas abrió un poco más la herida.
-Lo que tú ves enano… - Y sacó una pequeña viruta de flecha.
-Hay algo más, elfo. Este tipo de heridas sana una vez que se le suministra el antídoto.-
Elrond respiró profundo y agudizando su vista inspeccionó con más detenimiento. Ni bien su mano estuvo en contacto con la piel de la joven, su respiración pareció normalizarse.
-Arwen…- Dijo ella más tranquila.

-¿Por qué la llamas? ¿Crees que ella también vendrá en tu ayuda?- Acotó Hassar al escuchar el nombre de su víctima.
-Arwen…- Volvió a decir Azul más tranquila, como si diciendo el nombre de su amiga aplacara sus temores.
-¡Ella está MUERTA! ¡MUERTA! ¡MUERTA! ¡JUNTO CON EL HEREDERO DE GONDOR! ¡PUDRIÉNDOSE EN LOS CALABOZOS DE MIS DOMINIOS! ¡SIENDO EL ALIMENTO DE MIS BESTIAS!-
-Arwen…- Su voz era más fuerte y firme.
Una pequeña luz, débil y tibia, se formó en el sueño de la muchacha.

Elrond quedó mirando a la humana perdiendo la concentración por unos instantes.
-¡Hey! ¡Elfo!-
-Oh... Lo siento- Se disculpó Elrond.
Luego de esto, Lóni escuchó en un susurro como el elfo comenzó a cantar una melodía muy suave. Y mientras lo hacía, los movimientos frenéticos de la mujer se aplacaban. Estaba orando.

Esa luz se incrementó a medida que oía una dulce melodía.
-Tú no perteneces aquí. ¡Vete de aquí!- Ordenó la luz.
´-¡No me iré! ¡Siempre estaré en la mente de la mujer!-
La luz se materializó detrás de Azul. Arwen estaba allí.
-¡Saldrás de aquí! ¡Tú no tienes poder sobre ella!- Y la luz que la rodeaba se amplificó.

-Un momento… Necesito un bisturí.- Pidió Elrond que había vislumbrado una pequeña elevación extraña, imperceptible a cualquier ojo no élfico.
Lóni así lo hizo, y en el momento en que Elrond hizo el primer corte, Azul gritó.

-¡No me iré sin ella!- Rugió Hassar que apretaba con más fuerza la cintura de Azul haciendo que gritara.
-¡Azul! ¡Pelea!- Ordenó la elfa.
-Yo… no… moriré…- Dijo Azul al tiempo que sus manos se posaban sobre el pecho de Hassar para intentar escaparse.

-¡Lóni, sujeta sus piernas!-
Y trabajando en equipo, Elrond extrajo de aquella nueva herida, una astilla muy fina y dura, más fina que el grosor de una aguja.
El enano, jamás vislumbró tan maquiavélico objeto hasta ese instante. Lleno de sangre roja, Elrond depositó la astilla en un pañuelo que Lóni le dio, alejándolo de la recién operada.
-¿Cómo…?- Se preguntó en voz alta el sanador enano.
-La carne que ha crecido lo ha tapado, impidiendo la cicatrización correcta.-
La respiración de la joven volvió a la normalidad, así como sus signos vitales y la temperatura de su cuerpo, comenzaba a disminuir lentamente.
Tanto Lóni como Elrond, limpiaron y cosieron la herida. Unos paños en la sien de la muchacha, bastaban para ayudar a la fiebre a disminuir.

La luz se hizo más fuerte, así como la fuerza de Azul para liberarse.
Hassar rugió de ira al disolverse lentamente.
-Yo… jamás… saldré…. de… tu…mente…-Amenazó el pálido orco antes de desaparecer.

Azul cayó al piso y Arwen la rodeó con sus brazos. El perfume que despedía le hizo recordar a su estancia en Rivendel.
-Mi trabajo aquí ha terminado… Recuerda que tienes la protección de mi padre. No dudes en pedirle ayuda.-
-¡No te vayas! Por favor…-
-Así está escrito mi extraña amiga. Tal vez, en otro momento… o en otra vida… vayamos a encontrarnos. Mientras tanto, ¡VIVE!-
-¿Quieres que le diga algo a tu padre?-
Arwen quedó muda unos instantes y luego sonrió.
-Dile que siempre lo amaré…-

Lóni fue el primero en salir de la habitación.
-¿Cómo está?- Preguntó el rey.
-Se recuperará. Hemos extraído una astilla que impedía la curación. Los efectos ya están menguando. La fiebre ha bajando, su pulso se está estabilizando y su respiración es normal. Sólo debe descansar… y no salir de la montaña.-
-¿Cuánto tiempo estará en cama?- Preguntó Gelion.
-¿Y tú eres…?- Preguntó Lóni que ni siquiera sabía de su existencia.
-Gelion, protector de Lord Elrond.-
-Ah… - Dijo el enano sin importarle el título del elfo.- Creo que con una semana bastará. Luego tendrá que empezar a moverse.-
-Creo que una semana será una eternidad para ella….- Pensó Thorin en voz alta.- No estará quieta… por lo menos los primeros días.-
La puerta nuevamente se abrió. Elrond salía de la habitación secándose sus manos.
-Es un gran sanador el que tienen.-
-Lo sabemos.-Contestó con orgullo el rey.
-El elfo tiene una excelente vista. Pudo encontrar la astilla, más delgada que la paja, pero dura como el acero.-
-Sí. Así como la hemos curado, también la higiene es necesaria.-Siguió Elrond tranquilamente- Azul necesita que le cambien las sábanas de su cama. Debido a la operación, se han manchado con sangre.-
-Cederé mi habitación…-Respondió rápidamente Gelion.
-Nuestras habitaciones de huéspedes, me temo, quedan un poco lejos… y Azul necesita el menor movimiento posible.- Acotó Elrond pensativo.
- Mandaré a preparar la habitación contigua- Respondió Dís.- También dispondré una cama extra, así la doncella aquí presente podrá cuidarla mejor.-
Thorin miró a su hermana extrañado. Sabiendo que la humana no le caía bien, le parecía raro que se tome esas molestias. La mirada de ella era totalmente inexpresiva, y cuando pasaba eso, era porque ocultaba algo.
Junto con Sannla, se retiró del lugar a buscar a las sirvientas para preparar la habitación.
-Mientras tanto, debemos retirarla de aquí.-
- Entonces utilicen mi habitación, que está en este pasillo.- Dijo Thorin
Gelion intentó no mirar al enano, pero sus ojos lo delataban.
Elrond volvió a entrar junto con Lóni y Thráin, quién este último quiso ver el semblante de la mujer con sus propios ojos. Algo pálida y profundamente dormida yacía Azul sin hacer movimientos. Delicadamente Elrond la cargó en sus brazos y Lóni la arropó. Thráin abrió la puerta para que Elrond pasara y, guiados por Thorin a través del pasillo, llegaron a la habitación de éste.
-Bien… aquí estamos.-
Thorin sintió rareza al dejar pasar a un grupo compuesto de un elfo, una humana y dos enano a un lugar tan íntimo como lo es una habitación. Desarmó la cama y allí depositaron a la mujer, que apenas se percató del movimiento.

Dis bajó las escaleras totalmente silenciosa. Sannla la seguía sin interrumpirla. Ambas atravesaron el salón principal y se dirigieron a las cocinas. Allí, los enanos y enanas que trabajaban se inclinaron respetuosamente. Luego, pasaron a la lavandería.
La jefa de la lavandería las atendió y Dís hizo su pedido. A una orden, ya había cinco de ellas dirigiéndose a cambiar preparar la habitación.
-Sannla, ¿puedes responderme algo?-
-Sí señora.-
-¿Crees que esa humana es de confiar?-
-No lo sé. Hoy me encomendaron cuidarla…-
-¿Pero tu instinto de mujer qué te dice?-
La doncella quedó en silencio unos instantes antes de responder.
-Entonces digo que, si es verdad que se ha enfrentado a orcos, entonces ha de ser muy valiente…. O muy estúpida.-
De pronto, recordó a su amiga. Quiso saber qué había pasado con ella luego de la salida con su hermano. Despidió a Sannla, que volvió a la habitación, y se dirigió a la habitación de la enana.
-¿Diesa?- Dís tocó suavemente la puerta- ¿Diesa? ¿Estás ahí? Voy a pasar...-
Lo primero que vio Dís fue el vestido que le había prestado Dís en la cama. Diesa salía del baño.
-¡Amiga! ¡No te he oído entrar!-
-Diesa, ¿Qué tal tu salida con mi hermano?-
El rostro de la enana cambió de pronto por una de frustración.
-Todo comenzó muy bien… nos reíamos, paseábamos por los lugares en donde antaño jugábamos. Hasta nos mostramos por la zona residencial…-
-¿Mi hermano mostrándose en público? ¡Es todo un logro Diesa!-
-Luego, fuimos a un claro y después de recordar algunas cosas, nosotros nos quedamos mirándonos y…-
-¿Y?-
-Él intentó besarme…-
-¡Oh por Mahal! ¿Tan rápido?-
-¡Dís!-
Respondió Diesa un tanto ofuscada.-¡Creí que te alegrarías!-
-¡Lo hago! Pero es que… Thorin no es así.-
-¿A qué te refieres?-
-Bueno… primero que jamás lo he visto con alguna mujer, y si lo ha hecho, no me lo ha comentado. Segundo, algo debió pasarle para tomar esa decisión…. Y discúlpame por lo que te diré, un tanto apresurada…-
-¿Es que acaso no te gustaría que fuese tu cuñada?-
-¡Sí! Pero piensa por un momento… ¿Qué sabes de él? ¿Hace cuántas centurias que no lo has visto? No me gustaría verte llorar con el corazón roto sólo porque ambos se dejaron llevar por un sentimiento fugaz…-
Diesa entendía esas palabras sensatas, pero algo en su interior quiso desecharlas.
-¿Y qué pretendes que haga?-
-¿Conocerlo mejor?-
-Eso significa que tendré que quedarme con las ganas….-
-Por lo menos, si él verdaderamente quiere besarte, lo intentará nuevamente.-
Diesa la miraba con hastío.- ¿Te ha ocurrido algo más?-
-No… es sólo que luego fuimos interrumpidos. Es la desazón del momento.-

-Ven aquí… te haré unas hermosas trenzas para animarte…-
Diesa se sentó en una silla mientras dejaba que Dís le cepillara el pelo con un cepillo de cerda suave.
-Dís…-
-¿Si?-
-Esa humana que tienen aquí…-
-Por favor, no me hables más de esa mujer. Ha tenido toda la tarde en vilo a mi padre y a Thorin. Sumado a eso, han llegado elfos del Bosque Verde. Hoy ha sido un caos.-
-¿Elfos en Erebor?-
-Sí, algo ilógico.-
Dís tomó unos mechones y comenzó a entrelazarlos.- Mejor hablemos de otro tema… -
-Sólo dime una cosa Dís… ¿Es cierto que compartió todo un viaje con Thorin?-
-Sí. Han llegado juntos. No entiendo cómo la ha tolerado todo ese tiempo-
En su cabeza, Diesa inició en su mente una hipótesis que, con el correr de las semanas, se hizo cada vez más evidente. Y sin más que preguntar, se dejó llevar por las caricias a su cabellera que Dís le proporcionaba.

-Creo que podemos dejarla que siga durmiendo, hasta que terminen de acomodar la habitación.- Sugirió el rey.
Éste abrió la puerta y al salir, encontró a Sannla algo perdida en los pasillos buscando al grupo de hombres. Thráin le hizo señas y así, ella los vio.
La habitación de Thorin era más amplia y más fresca que la de la mujer. Cada habitación constaba de su respectiva chimenea pero en la habitación del príncipe, ésta era más grande, ubicada a la izquierda. Las paredes estaban decoradas con tapices de sus antecesores y enanos de renombre, incluso en el piso de piedra había una gran alfombra con el símbolo de la familia. Enfrente de la chimenea, se encontraba la cama donde Azul dormía; y los costados de ésta, se podía ver una biblioteca repleta de libros y pergaminos. Del otro lado, un gran ropero de roble, labrado por hábiles manos. Sannla entró a esa solemne habitación algo cohibida. Frente a ella divisó una mesa de ébano con dos sillas ya la izquierda, una puerta cerrada, donde dedujo que sería el baño.
Los hombres salieron de la habitación, donde Thorin fue el último. Antes de irse, observó a la joven y pensó que su extraña forma de pelear se complementaba a la forma de pelear de éste. La mirada en el rostro del príncipe fue advertida por su padre que no dijo nada y él mismo cerró la puerta dejando a la doncella enana a solas con la humana.
-Linda manera de comenzar un trabajo…- Acotó Sannla.
Luego de que la nueva habitación estuviera habitable, volvieron a trasladar a la joven. Esta vez, Azul abrió los ojos por unos instantes mientras Elrond la llevaba en sus brazos.
-Tranquila muchacha… te recuperarás…- Dijo el elfo.
Ella, al oír la voz de Elrond, se acurrucó más en su pecho como si fuera una niña pequeña. Sannla abrió la puerta y Elrond entró. Dejó a la mujer delicadamente en la cama y la arropó.
-Ella te sigue queriendo… está en paz- Pronunció Azul entre el sueño y la conciencia.
La doncella vio cómo el semblante de Elrond se turbaba mientras escuchaba esas palabras que no pudo comprender. Y depositando un beso en la frente de Azul, Elrond despidió a las damas con una reverencia.

En Ilmarin, Varda se movió intranquila sobre su lecho. Lo primero que sus ojos observaron fue que Ithil resplandecía en su fase más luminosa. Lentamente se incorporó y con sus pies descalzos caminó hacia el balcón de sus aposentos. Siete de sus estrellas habían sido arrebatadas y esperaba pacientemente que les sean devueltas. Y obtuvo una señal de buena voluntad cuando la primera estrella brilló en el firmamento. Debía esperar por las otras seis.
Esta vez, vio como la segunda estrella comenzaba a brillar tímidamente para luego recuperar su resplandor original, pero con una diferencia: su luz no era del todo clara y límpida como la recordaba, pequeños reflejos rojos se podían divisar si se observaba con detenimiento.
-Tus penas han quedado en el firmamento, Luz de Durin…-