DE AMOR NO SABES NADA

CAPITULO XIII: Compensaciones

No había transcurrido mas de 15 minutos desde que Roy salió de su casa, cuando Gracia, cogió su bolsa y salió con Elyssia; rumbo a casa la de la teniente.

Desde que Roy empezó a asistir a casa de Gracia, Riza siempre iba con el, después de todo permanecía como su sombra, aunque al principio prefería esperar a fuera de su casa, con el tiempo acepto la amabilidad de la mujer, y ya no esperaba fuera, sino que en su lugar había empezado a nacer una amistad entre ambas. Gracia sabía que Riza era muy reservada en cuanto a sus asuntos personales se refería, por eso no le sorprendió saber que no le contara nada acerca de su relación con Roy, aún así sabía que debía brindarle su apoyo y amistad en ese momento.

Llamo tres veces a la puerta de la teniente sin obtener resultado alguno, giro el picaporte y para su sorpresa este cedió fácilmente, en cuanto estuvo dentro supo que Riza no se había preocupado por el aspecto de su casa. Se podía apreciar como se empezaba a formar el polvo en muebles y ventanas.

Camino hacia la recamara, la puerta se encontraba entreabierta y desde ahí pudo ver una figura recostada en la cama con las sábanas cubriéndola, la habitación estaba a oscuras y en total silencio, razón por la cual Elyssia se aferró a la falda de su madre y dudo en entrar, tranquilizándola Gracia la tomo en sus brazos y entro.

Tomo la silla que se encontraba en el tocador de la teniente, lo puso cerca de la cabecera de la cama tomando asiento, esperaba que se encontrara dormida pero en su lugar se topo con un par de ojos ambarinos los cuales estaban perdidos en algún lugar del espacio, su peculiar color ámbar resaltaban mas en la oscuridad y los cuales se veían rojos, Gracia al verlos comprendió que había permanecido llorando por horas inclusive días, conmovida por el aspecto de la joven hablo.

-"Riza se lo que te ha ocurrido, porque estas así."- al no obtener respuesta alguna, continuo- "es por lo que me contó el Coronel cierto."

-"que fue lo que te contó Roy".- pregunto movida por la curiosidad

-"solo me digo que te amaba y aunque le dolió tomar esa decisión fue por que no deseaba verte triste."

-"Si me amara no hubiera terminado conmigo, como si fuera un simple objeto, además él nunca me pregunto que era lo que yo quería"

-"Y que es lo que tu querías en realidad."

-"Yo... solo deseaba permanecer a su lado, pero sabes; un día me preguntaron si pensaba casarme. En ese momento no supe que contestar, creo que sentí miedo, miedo de que la persona que amo no sienta lo mismo que yo y miedo de mí misma. Fue por eso que me mostré distante en los últimos días, supongo que Roy debió darse cuenta de eso y tal vez creyó que solo soy una caprichosa, llorona que cambio de parecer tan pronto me siento acorralada."

-"Yo no creo que el piense eso de ti, si no mas bien el sintió lo mismo que tu, por eso comprendió como te sentías y prefirió alejarse de ti, antes de lastimarte."

-"Gracia tu comprendes como me siento, alguna vez te llegaste a sentir así?"

La mujer había permanecido sentada con su hija en brazos, hasta que Riza. La cual aún permanecía en la misma posición que la habían encontrado, pregunto acerca de su vida. Gracia se puso de pie, camino hasta la ventaba y corrió la cortina para que la poca luz que aún quedaba penetrara la sombría habitación. Mirando a través de la ventana con sus ojos esmeraldas, comenzó a hablar.

-"Si así es, en un principio me negaba a aceptar las invitaciones de Maes; aunque el siempre se esforzaba por agradarme y era muy persistente; yo siempre terminaba rechazándolo- Hasta que un día me dijo que si tanto me hacia sufrir, que entonces lo mejor seria que se alejara de mí. Fue hasta ese entonces, al ver su cara llena de tristeza pero al mismo tiempo llena de determinación que me di cuenta que lo amaba como el a mí."- hablaba como evocando a los recuerdos del pasado .

Riza movida por la curiosidad que ha ratos se mezclaba con melancolía al oírla hablar y compartir su pena, se había incorporado de la cama quedando sentada en ella.

- "Gracia, que es lo que debo de hacer entonces."- pregunto un tanto desconcertada esperando recibir una respuesta por parte de su amiga, la cual le resolvería todas sus dudas.

--"Esperaba a que tú me lo dijeras. Pregúntate a ti misma y pregúntale a tu corazón que es lo que realmente quieren. Una vida donde tengas que vivir siempre con la incertidumbre, o una donde afrontas tus temores y compruebas que tan equivocada o en lo cierto estabas."

Riza permaneció un largo rato en silencio, con la mirada fija en las sabanas, pensando en cada una de las palabras de Gracia. Apretó sus manos fuertemente a las sabanas al tiempo que hablaba. –"Yo... no quiero estar sola nunca mas, tan solo quiero estar por siempre al lado del Coronel, realmente eso es lo quiero; vivir a su lado todos los días de mi vida."

"y entonces que esperas para ir a decírselo."- la animaba Gracia mientras se acercaba a ella.

"Pero que hago, que le digo."

"Solo ve y dile lo que sientes. Te aseguro que no te arrepentirás. Ahora vamos arriba toma un baño cuanto antes."

Dejándose guiar por la mujer, entro a la bañera. Un cuarto de hora mas tarde Riza salía con una bata blanca y una toalla alrededor de su cabello. Se veía claramente el cambio de actitud y ánimos. Tan pronto Gracia la vio salir le acerco la ropa que le había preparado.

--"crees que ya estoy bien así, no debería arreglarme un poco mas."- interrogo Riza observando su imagen a través del espejo, en realidad no había nada nuevo en ella, solo excepto ese rostro resplandeciente que había recobrado su vitalidad desde que Gracia empezara a animarla.

--"descuida no hace faltas nada mas, estas hermosa así, no lo dudes. Será mejor que te marches ya, antes de que sea mas tarde."

-"si... pero..."

-"pero nada descuida ve, yo me encargo de ordenar tu casa, después nos vemos."- la incitaba a que se marchara de una vez, Riza solo sonrió y le agradeció mientras salía de su casa.

Roy Mustang giro lentamente el picaporte de la puerta de entrada, se sentía peor que en la mañana y todo se lo debía a la platica que sostuvo con Gracia. El sabía que ella no había dicho nada fuera de lo normal, nada que el no conociese ya; pero es que escuchar la voz de otra persona que le dijera lo mismo y al mismo tiempo lo trataban de alentar, hizo que su mente se tornase en un remolino de preguntas todas sin respuestas.

Abrió la llave de la bañera y mientras sentía como el agua corría por su cuerpo, era una sensación agradable, reconfortante. En ese momento era como si el agua arrasara con todo ese peso abrumador con el cual había estado cargando el alquimista de fuego, cerro los ojos y se dio cuenta de que el rostro de Riza había aparecido de súbito en su mente.

Su corazón se encogió de dolor al recordar tanto sufrimiento en los ojos de ella, recordó que durante los últimos días había percibido en ella una sensación de soledad como si fuese una niñita perdida. Esa impresión siempre había estado presente en la mente del Coronel; pero había desaparecido desde que ellos empezaron a salir, aunque sin comprenderlo había vuelto a verse en sus ojos ámbar. Al dejar de sentir el agua sobre su cuerpo, su mente se pudo se pudo aclarar lo bastante como para dejarlo tomar una última resolución. Confortado por el baño y por la lucidez que le había dejado, se apresuro a vestirse, se puso un pantalón negro, camisa azul y sin percatarse de sus actos, antes de abandonar su habitación se llevo a la bolsa del pantalón una pequeña caja que reposaba sobre su mesa.

Antes de cerrar la puerta que daba hacia la calle, Roy sonrió con un dejo de triunfo en sus labios, aún no estaba seguro de si resultaría victorioso en lo que pensaba hacer, pero algo dentro de él le decía que no había nada de que preocuparse. Miro al cielo, la noche estaba próxima, se apreciaba a lo lejos del firmamento la llegada de la luna.

Se encontraba a mitad del camino, permaneció de pie un instante pensado en el camino que tomaría. Atravesar el parque sin duda era el camino mas corto, pero significaba toparse con algunas gentes, el otro ciertamente era mas largo pero con certeza estaría solo. Se decidió por el largo, avanzaba por una calle que en su mayoría estaba desabitada solo unas cuantas casas. Antes de que Riza apareciera ante la vista del alquimista, solo quedaba un resplandor nacarado en el horizonte; pero pudo ver cada uno de los movimiento de la Teniente. Gracias a la espléndida luna llena.

CONTINUARA...

----TAO JUN SHINOMORI----