Capítulo 3

A Hermione Granger le gustaba la soledad, iba bien con su personalidad. Podía trabajar en su pequeño cubículo de la oficina en el Cairo y esconderse de todos. Pero más importante que nada, podía esconderse del pasado o al menos tratar.

Si tan sólo los Weasleys se rindieran, Hermione pensaba. Ron era el peor, recibía una carta de él por lo menos una vez a la semana. Se había acostumbrado a ignorarlas, auque se sentía mal por no contestarlas, pero tenía sus razones. Ron era parte de su pasado, el pasado que había roto su corazón, su alma y le había quitado todas sus fuerzas. Ginny era una vieja amiga, nada más. Además, Hermione estaba segura de que Ginny tenía otros amigos.

En verdad no, Hermione finalmente admitió. Digo, mirénme. Yo no tengo ninguno. Además, Luna murió así que soy lo único que tiene Ginny, sobre todo depués de que Harry…

Con Harry había hablado un par de veces. Él la había tratado de convencer de vez en cuando de que hablara con Ron, pero ella se negaba rotundamente y él no insistía. No entendía. Hermione había amado a Ron, lo había amado con todo su corazón. No podía soportar ver ese amor siendo corrompido por el odio y la corrupción de Lord Voldemort. Eso la destruiría, destruyendo lo que le quedaba de sanidad.

Hermione había encontrado este puesto en el Cairo poco después de la caída de Voldemort. Necesitaba escapar de toda la publicidad, la gente, Ron… Necesitaba escapar de todo. Era demasiado para ella. Así que se sentaba en aquel escritorio, traduciendo ruinas antiguas y jeroglíficos todo el día. Le pagaban bien; ella era la única persona lo suficientemente desesperada para aceptar el trabajo.

Al principio todos en la oficina habían tratado de incluirla en todo, la invitaban a fiestas y a almuerzos. Hermione las rechazaba todas y finalmente después de un año, entendieron el mensaje, necesitaba que la dejaran en paz. No quería que la molestaran.

Era una existencia poco reconocida, pero le gustaba. Siempre sabía qué esperar. Hermione suspiró, mirando el manuscrito que tenía en frente. Se había convertido en una abeja trabajadora, siempre haciendo su trabajo y escondiéndose de las partes difíciles de la vida.

Trataba de hace excusas para ella misma. Sus padres habían muerto. Probablemente eso era su culpa también. Era duro de asimilar. Casi había muerto en la misión de derrotar a Lord Voldermot, si no fuera por Ron…

Y eso era otra cosa. No podía salir con nadie más. Nadie era su Ron. Ron, a quien había amado desde su primer año en Hogwarts, antes de que siquiera supiera lo que era el amor. Esa noche que había pasado con Ron la había arruinado para ningún otro hombre. Nadie podía tocarla de la misma forma, nadie podía quererla de tal forma, nadie podía amarla así…

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando su jefe entró. "Señorita Granger, podemos hablar?"

"Oh, sí… claro Sr. Sadat." Respondió rápidamente, haciendo un lado el pergamino que había estado leyendo. "Por favor, siéntese."

El Sr. Sadat era un mago egipcio de mediana edad de apariencia bizarra. Hermione sabía que él había sido muy cercano a Bill Weasley, siempre tratando de alejarlo de Gringotts. No había tomado su muerte a la ligera, después de todo habían sido amigos. El hombre se sentó en la silla de madera que Hermione le había señalado.

"Señorita Granger, sé que dijo que no quería regresar a Europa, pero necesito que haga algo por mí en París."

"Me rehusó a ir a Francia, Sr. Sadat. Tendrá que mandar a alguien más."

"Hermione…"

"No. Yo trabajo aquí por una razón. Europa me trae muchos malos recuerdos. France es igual de malo que Inglaterra. No dejaré mi lugar aquí."

"Sólo necesito que vaya allá por unos cuantos días. Podemos mantenerlo en secreto. Nadie nunca sabrá. Necesito que vaya a recoger unas cosas que necesito del Louvre. Algo muy rápido. Tendré a alguien esperándole…"

"Unos cuantos días?" preguntó Hermione. Tal vez unos días no serán tan malos. "Qué es lo que necesita del Louvre?"

"Pense que le interesaría." El Señor Sabat sonrió. Le dio a Hermione un sobre Manila lleno de la información que necesitaría. "Ahí está la información sobre su punto de aparición, la reservación de hotel y el nombre de la persona que la estará esperando."

"Sólo necesito hacerme cargo de unas cosas primero," Hermione dijo mirando dentro del sobre.

"Claro. Claro." El Sr. Sadat se levantó para irse. "Oh y Hermione," dijo. "Gracias."

A/N Ah, otro capítulo escrito rpápidamente. No estoy segura cuánto durará. Gracias a todos los que me mandaron reviews! El siguiente capítulo será interesante. Trataré de ponerlo lo más pronto posible. Sigan mandando reviews!