RECUERDOS FOTOGRAFIADOS

CAPITULO II: JUNTOS POR SIEMPRE

(Casa de Remus y Sirius)

¡AHHHHHH!

Remus se levantó de un salto al oír el grito de Sirius en la habitación contigua y salió corriendo hacia allí. Abrió la puerta de golpe, para descubrir que la cama de su amigo estaba desecha y él corría por toda la habitación histérico.

¡Sirius¿Qué pasa?

¡LA BODA¡NOS HEMOS DORMIDO!

Se acercó gritando y cogió a Remus del cuello del pijama, zarandeándolo.

¡NOS HEMOS PERDIDO LA BODA!

¡SIRIUS, SUÉLTAME!

¡LA BODA!

¡QUIERES CALLARTE!

¡LA BODA!

¡QUE TE CALLES! (Nda. Remus ha perdido los nervios. Leer para creer).

Sirius cerró la boca, mirando a su amigo sorprendido. Remus señaló con el índice al cuello de su pijama y Padfoot lo soltó despacio, sonriendo ampliamente.

El licántropo suspiró, mientras se colocaba el cuello de su pijama azul con lunitas amarillas.

-Padfoot... son las cinco de la mañana. No te has perdido ninguna boda.

¿En serio¿Quieres decir que ha sido solo un sueño?

¡Para ser exactos... – empezó Remus levantando un poco la voz – es el tercer sueño igual que tienes hoy!

-O.o ¿Ah, si?

-Sí.

-Pues no me acuerdo.

-Te aseguro que mis horas de sueño SI los recuerdan.

¡Uy! Lo siento, Moony. ¿Me vienes a arropar?

-Vale, vale... era sólo una pregunta.

¡Y ponte algo! – gritó Remus, encaminándose hacia la puerta.

-Me gusta dormir así– replico Sirius, señalándose los boxers blancos con patitas de perro negras estampadas (Nda. A mi también me gusta que duerma así -) – ¡Yo no digo nada de tu pijama de lunas!

-Me lo regalaste tú – replicó Remus entrecerrando los ojos.

-Buen punto.

-Buenas noches, Sirius.

¡Hey¡Qué iba en serio¿No me vas a arropar?

PLAM (portazo)

-Vale... mal amigo... ya me arroparé yo solo... (Nda. Yo soy voluntaria para arroparle, y quedarme casualmente debajo de la sabana con él )

-Te ves cansado, Remus – dijo Lily mientras se sentaba en la mesa del comedor.

-Es que aquí éste – señaló despectivamente a Sirius, que ya comía – se ha despertado tres veces esta noche gritando porque pensaba que se había perdido la boda.

-Oh, que tierno, Sirius... No sabía que te importara tanto nuestra boda.

-No me importa vuestra boda.

-O.o

¡Sino el pastel!

-Un enorme pastel de siete pisos, con bizcocho y helado de calabaza, y con bordes de azúcar...

-Nos hacemos la idea, Padfoot. No insistas mas.

-Y muñequitos de chocolate con...

¡Sirius, sabemos cómo es! – gritóo Lily, desesperada. En esos momentos lo único que le apetecía era desayunar las tortitas que estaba haciendo Remus, para luego subir a despertar a James.

¡Hey¡Espera¿Has dicho chocolate? – preguntó Moony, con un súbito interés en la descripción del pastel.

-Si, Moony. ‚?Muñequitos de chocolate negro!

- (Remus)

¡Ya basta, chicos¡Se están quemando las tortitas, Remus!

-Ups... es verdad – murmuró Remus, volviendo a prestar atención a la sartén.

Lily, esperando, se fijó en la indumentaria (tan sexy) que llevaba Sirius, cuando éste se levantoópara coger el bote de caramelo.

¡Bonitos boxers, Sirius!

¿Te gustan? – pregunto Sirius con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Te importaría ponerte algo? – insistió la pelirroja.

¿Qué¡No me digas que no te gustan¿Qué voy a hacer ahora¡Era lo que iba a llevar a la boda! (Nda. Siii!) Hasta me había comprado una corbata a juego...

Lily desterró la imagen mental de Sirius en boxers y con corbata y gritó horrorizada:

¡Ve a ponerte algo!

Sirius sacó la varita (Nda. de donde la saco? Del bolsillo de los boxers? ) e invocó una bata (sniff...),de los mismos colores que los boxers, y se la puso.

¿Contenta?

-Sí – contestó Lily, mirando como Remus sacaba las tortitas y las ponía en un plato.

Sirius volvió a concentrarse en su comida, después de echarse el caramelo. De pronto paró de comer, tragando con dificultad el último trozo que se había metido en la boca. Miró con los ojos desorbitados a Lily, que por un momento no supo que hacer.

¿Qué haces aquí?

-Ya ves... desayunar – contestó con naturalidad, aunque extrañada, Lily.

¡Pero hoy es el día de la boda!

¿De verdad? No me había enterado. Gracias por recordármelo, Sirius – Lily contestaba ahora con sarcasmo, cansada de las paranoias del hombre.

¡No puedes estar aquí!

¿Por qué?

-Si James baja y te ve...

¿Se nota tanto que no he dormido? – pregunto ahora preocupada Lily. A lo mejor tenia ojeras o...

¡No, no es por eso!

¿Entonces?

-Verás – comenzó a explicar como si fuera obvio – tú eres la novia y él es el novio.

¿En serio? Y yo que pensaba que era el novio – interrumpió Lily.

-Y entonces – continuó Sirius sin escucharla – si el novio ve a la novia el día de la boda¡tendréis mala suerte!

¿Y tanto rollo para esto?

¡Es muy importante!

-Yo no creo en esas tonterías, Sirius.

-Bueno, pero yo sí. ¡Y no quiero que haya mala suerte cerca mío! Así que ya estás yéndote... fuera, fuera, fuera...

-Pero, Sirius...

¡Pero nada! Nos vemos en la boda – dijo dando empujoncitos a Lily hasta dejarla en el portal – Hasta luego.

Sirius cerró la puerta. Remus le miro alucinado y decidió decir algo.

-Hem, Padfoot... ¿te has dado cuenta de que acabas de echar a la calle a la futura esposa de tu mejor amigo?

-Me lo agradecerán. Imagínate - empezó, con un estremecimiento – si James viera por accidente a Lily, a lo mejor los anillos no aparecen... o el sacerdote sufre una muerte repentina (Nda. Recordar esta frase ok?) o... no... es demasiado horrible...

¿El que? – pregunto Remus interesado por las desgracias.

¡Imagínate que se les cae el pastel!

-...‚...

James apareció en el comedor, rascándose la cabeza y bostezando sonoramente. (mmm...)

-Buenos días.

¿Quieres tortitas, Prongs? – preguntó Remus, sartén en mano.

¿Hace falta que preguntes eso¿Cuándo he dicho que no?

Remus le sonrió, dando la vuelta a una de las tortitas, que ya empezaba a adquirir un tono tostado (doble mmm...)

Sentándose en la mesa, James hizo levitar un plato hasta que quedó delante suyo y procedió a servirse varias tortitas.

¿Me pasas el caramelo, Padfoot?

-Un momento... que me acabe de echar. Es sólo un momento.

Sirius cogió el bote y empezó a poner caramelo encima de las tortitas, embadurnándolas.

-Padfoot, amigo mío¿sabias que me da igual que tardes sólo un momento si me vas a dar el bote vacío?

-Sólo... un momento.

-Vale, sí. Será mejor que desista. Me tendré que echar el... –James cogió otro de los botes que se encontraban encima de la mesa y miró su interior – Mooony... ¿sabes por casualidad dónde se ha metido el chocolate?

¿Chocolate¿Qué chocolate? – pregunto poniendo una voz demasiado inocente para el gusto de James.

¡Este chocolate! – dijo poniéndole el bote vacío delante de la nariz.

-Ah... ese. Pues la verdad... es que... no.

¿Y entonces a qué se debe que tengas chocolate en la boca?

¿Boca¿Qué boca? (Nda. Remsie con sabor a chocolate -)

-‚ Os odio. Me las tendré que comer solas - murmuró masticando un bocado - Menos mal que cuando acabe iré a ver a Lily, que es sensata.

¿Qué¡No puedes ir a verla!

¿Cómo que no puedo?

-No puedes.

-Si puedo. Solo tengo que abrir la puerta y andar hasta nuestra casa (Nda. A ver... no quiero confusiones. Lily y James viven juntos. Pero la noche anterior, como celebraron la fiesta de despedida de soltero de James, éste se ha quedado en casa de Sirius y Remus, mientras Lily paso la noche con sus dos mejores amigas)

¡Te repito que no puedes!

¿Por qué¿Han robado la puerta?

-Claro que no. ¡Pero es que da mala suerte!

¿Mala suerte que?

¡Ver a la novia!

-Yo no creo en esas tonterías, Padfoot... ¿Y según tú cuanto tiempo tengo que estar sin verla?

-Hasta la boda.

-O.o ¿Me estas diciendo que hoy me caso con Lily, y que no puedo verla en todo el día?

-Veo que lo has cogido.

¡Pero no puede ser¡Yo tengo que... ¡hip!

James se llevó la mano a la boca y sus dos amigos lo miran horrorizados, con la boca medio abierta.

¡Mira lo que has hecho, Sirius! – gritó Remus, desesperado ante la crisis en la que acababan de entrar en un día como ése ¡Le ha entrado hipo!

¡Nooo¡No puede ser¡Dime que es mentira, Prongs!

-No es mi – hip – culpa, si cu –hip –ando me pongo –hip – nervioso me en - tra – el –hip – hipo.

¡Me volveré loco!

Sirius gritó alterado, ante la sola idea de pasar el día de la boda con James. Todavía recordaba en sus peores pesadillas los dos días en que Prongs había tenido hipo después de besar a Lily por primera vez en su séptimo curso... o cuando había ganado la copa de Quidditch por primera vez... o cuando se habían convertido en animagos ilegales... o...

-Esperemos que para la boda se le haya pasado – suspiró Remus, sabiendo que no había cura.

-Yo solo espero que no le dure tanto como las ultimas veces.

-Lil – hip – ly me – hip – mata.

(Casa de Lily y James)

Click

¿Te gusta mi nueva cámara, Lily? La compré para la boda – dijo sonriendo una de las dos muchachas que había en la sala– Y, por cierto¿qué haces aquí?

¿No habías ido a ver a los chicos?

Las dos jóvenes preguntaron, sorprendidas al ver regresar a su amiga tan pronto. La de la cámara se llamaba Suzanne, conocida entre los amigos como Suz. Era seductora, de pelo largo y rizado en grandes tirabuzones, con un tono castaño poco usual. Sus ojos, de un azul oscuro, la daban una expresión de ingenuidad. Al contrario, Robyn, la otra muchacha, era menuda, y con frecuencia parecía frágil y delicada, cosa que no correspondía a la realidad. Su pelo liso y negro, su tez dorada y sus ojos ámbar, le daban un aura de exotismo y misterio que atraía con frecuencia al publico masculino.

Lily bufó, todavía enfadada por el trato recibido.

¡Es que todavía no puedo creerlo! Sirius me ha echado de su casa, murmurando tonterías de... no sé que... que no podía ver a James... y áas tonterías de algo de mala suerte...

Robyn la miró perturbada. Se había olvidado por completo de esa tradición.

¿Cómo pudimos habernos olvidado, Suz¡Menos mas que Sirius está en todo!

-No empieces tu también, Robyn, por favor...

-Pero hubiera sido horrible... ¿Te imaginas si James te llega a ver?

-Más sermones no... me duele la cabeza – suplicó la pelirroja, frotándose las sienes.

Suz echó un vistazo al reloj de la pared y se giró hacia sus amigas.

-Deberíamos empezar a arreglarnos.

-Eso. Una sesión de belleza es lo que necesitas, Lily. Ya verás como te animas.

-No creo que sea necesario tanto... – comenzó Lily, la verdad con mas bien pocas ganas de maquillarse.

¡Claro que sí! Es tu boda, chica. Tienes que dejar a James sin respiración.

-De acuerdo... ¡pero tampoco demasiado! –advirtió Lily, comenzando a animarse un poco – No me atrae la idea de casarme con un fiambre.

(Casa de Remus y Sirius)

¿Dónde estáis¿Moony¿Padfoot?

Un muchacho regordete, con nariz puntiaguda y aspecto inseguro, se limpiaba la túnica mientras llamaba a sus amigos. Acababa de salir de la chimenea después de usar la red Flu. Era (un traidor ‚) el cuarto Merodeador (y no merece ese titulo rata)y su nombre de pila era Wormtail.

¿Wormtail¿Eres tú? – susurró muy bajito la voz conocida de Sirius.

Peter miró por toda la sala, para descubrir al final a su amigo en un rincón, escondido entre las sombras.

¿Sirius¿Qué haces? –preguntó, cada vez mas extrañado.

-Shhh... voy a asustar a James.

¿No le habrá dado...?

-Sí. Otro ataque de hipo. Lleva ya dos horas así.

-Bueno... – susurró Peter, sacando de entre sus ropas un objeto negro y cuadrado – Podré usar lo que he traído antes de lo pensado. Voy a hacerle una foto a Prongs cuando le asustes .

-Vale, pero shhh... Ya le oigo venir.

Unos pasos se acercaban al lugar del escondite de Sirius, totalmente inadvertidos de las intenciones de éste.

¡BU! – vociferó Sirius, pegando un salto y cayendo en medio del pasillo.

Peter, detrás de él, cámara en mano, apretó el botón, haciendo que el flash luciese con toda su potencia, dejando a la victima de seguro medio ciega.

Click

-O.o (ojos flasheados)

-Uy, Moony... ¿pero qué haces aquí? – preguntó Sirius, sorprendido de ver al licántropo en vez de a su mejor amigo.

-Ya ves... andar por el pasillo – respondió con ironía, mientras se frotaba los ojos ¿Y tú qué se supone que hacías¿Dejarme ciego?

-No... era a Prongs, que...

¿Querías dejar ciego a James?

-No, no... estaba esperando a Prongs para darle un susto. Entonces apareció Peter con su cámara y quiso sacarle una foto y...

-El final ya lo conozco – terminó Remus, saludando a Peter con la mirada.

-Oigo pasos... esta vez tiene que ser Prongs. Vamos a escondernos – sugirió Sirius, volviendo al lugar que ocupaba antes en la oscuridad.

-Mientras no me apuntes con eso – dijo señalando Remus a la cámara – a mí me da igual lo que hagas.

-Venga, callaos y daos prisa.

Los tres se escondieron, apelotonados en la esquina, esperando preparados a que James estuviese cerca. Cuando llego el momento justo...

¡BU! –gritaron los tres a la vez, saliendo de sus escondites.

James dio un salto en el sitio por el susto, para seguidamente ser flasheado por la cámara de Peter.

¿Se puede saber que – hip –demonios hacéis? – preguntó cuando hubo salido del trance.

-Gran idea, Padfoot – dijo Remus despectivo.

-Vale. Ya me he dado cuenta de que no ha funcionado. No es mi culpa si James es la única persona del planeta a la que dándole un susto no se le va el hipo – murmuró Sirius, defendiendo su tradicional idea.

-Bueno, por lo menos he sacado dos fotos.

¿Se pue –hip – saber de q –hip- ue habláis?

-Nada.

James se encogió de hombros, sin saber qué pensar.

¿Os apet –hip – ece un partido de – hip - Quidditch?

-Por supuesto – contestaron los tres a la vez, yendo al cuarto donde Sirius guardaba las escobas para esas ocasiones.

(Casa de Lily y James)

Unos suaves golpes en la puerta hicieron que Suz fuera a abrirla. Se preguntó que clase de persona tocaría de forma tan perfecta la puerta. Los golpes estaban separados entre sí, pero parecían estar cronometrados entre ellos, de manera que ninguno se separara más de lo que debía del siguiente. Resultaba ridículo.

-Buenas tardes.

-Oh, buenas tardes – susurró pasándose una mano por el pelo la mujer que esperaba en el portal. Luego, para sí, añadió en voz alta, mirando a Suz - Que monada de muchacha, aunque esta un tanto desarreglada.

Suz abrió los ojos como platos, sorprendida ante tanta desfachatez y desvergüenza. La mujer que acaba de entrar en la casa (sin ser invitada, por cierto) tendría unos cuarenta años. Llevaba el pelo rubio (teñido, juzgó Suz) recogido en un elaborado moño. Iba bien maquillada, aunque demasiado para el gusto de la chica. Su ropa era buena, cara a simple vista, pero nada sencilla y demasiado llamativa.

-Preciosa casa... aunque demasiado pequeño el hall...

Suz la miró. El hall de la casa de Lily y James era como el salón de la suya. ¿Y esa señora decía que era pequeño¿De dónde la habían sacado?

-Bueno... ¿usted es la señorita a la que tengo que pintar?

-No. Está arriba.

-Oh, perfecto – dijo con voz de pito mientras se paraba al pie de las escaleras.

¿Sube o no? – preguntó cansada Suz. Esa mujer la sacaba de quicio.

-Ver� señorita... me parece de un gusto espeluznante el que la escalera no tenga alfombra de tela roja... De esas de terciopelo, ya sabe.

Suz levantó una ceja, preguntándose ahora más en serio de donde podrían haber sacado a esa mujer.

-Es que se me ensucian la suela del tacón.

-Pues vaya descalza – comentó resuelta. No se cortaba un pelo nunca y ante esta mujer no iba a ser menos. Su excesivo refinamiento la desesperaba.

¡Oh! – grito la mujer llevándose una mano con uñas primorosamente pintadas a la boca – ¡Que indecente¡Que lasciva!

¿Lasciva? – Suz soltó una carcajada ¿Por decirle que se quite los zapatos?

-Pues sí – respondió toda digna ella ¡Es usted una lujuriosa¡Una descarada!

Esto era mejor de lo que Suz había imaginado. No podía pararse de reír, mientras veía como la mujer la miraba escandalizada.

Robyn bajo las escaleras, al oír las risas de su amiga y los gritos de la señora.

¿Suz¿Pasa algo¿Quién era? – preguntaba la muchacha. Al ver a la señora la saludó, estrechándola la mano – Buenas tardes.

-Menos mal. Alguien con un poco de decencia aquí. Vera usted, soy la señora Windlesham y me han contratado. Me dieron esta dirección, pero... temo haberme metido en una casa de locos.

Estas últimas palabras se las susurró al oído, como si le hiciera una confesión. Robyn, sorprendida, miro a Suzanne, que al fin había logrado contener la risa.

-No se preocupe. Debe usted ser la maquilladora.

-Profesional en belleza estética, si no le importa.

-Eso mismo. Acompáñeme – dijo indicándole la escalera.

Suz, entre risas, le quitó las palabras de la boca a la señora Windlesham.

¡No puede subir¡No tenemos alfombra y se ensucia las suelas!

La muchacha volvió a estallar, riéndose a carcajadas. Robyn miro con duda de lo que debería hacer con esta señora. Era la boda de Lily, y seria difícil encontrar otra maquilladora como esa. Era de las mejores. La había contratado la madre de James.

-Un momento. Le diré a Lily que baje.

La señora miro a Suz con un aire de suficiencia que hizo que ésta pusiera los ojos en blanco. Al ver esa expresión, la mujer miro a otro lado escandalizada de nuevo.

-Buenas tardes, señora Windlesham – dijo Lily, apareciendo por la escalera.

-Ya era hora – protesto airada ésta.

-Hola Lily. Esta es la "profesional de belleza estética" que ha mandado tu suegra – dijo sarcástica Suz – En la boda me encargare de darle personalmente las gracias.

Lily la advirtió con la mirada y luego se giró de nuevo hacia la pomposa mujer.

-Siento haberla hecho esperar. ¿Empezamos ya?

-Por supuesto – contestó la señora Windlesham echando una mirada de arriba a abajo a Lily – Tenemos mucho trabajo.

Suz ya iba a contestar cuando notó la mano de Robyn en su hombro, instándola a que se calmara. La primera farfulló entre dientes un poco, pero luego siguió a sus amigas a la sala que servia como tocador de Lily.

¡Una sala perfecta!

La señora Windlesham soltó un pequeño grito al ver la sala. Tenia un mueble tocador antiguo y armarios de la misma época por tres de las paredes. En la última había un gran ventanal, que daba a un pequeño pero bien cuidado patio interior.

La mujer abrió su pequeño bolsito y sacó de él un maletín, del tamaño de un dedo meñique. Hizo unos movimientos de varita hasta que adquirió sus proporciones normales. Al abrirlo, la señora Windlesham dejó a la vista una variedad enorme de productos de belleza, perfumes y cosméticos.

Las tres chicas abrieron la boca a la vez, alucinadas.

-Bien. Empezaremos haciéndola un recogido.

-Algo sencillo, por favor – suplico Lily, mirando el ostentoso peinado de la mujer.

-No te preocupes, querida.

-Ya estas lista.

¡Estas preciosa, Lily! – grito Robyn, al ver a Lily ya peinada y maquillada.

-Hay que admitir que lo hace muy bien... aunque sea insoportable – confesó Suz, sin molestarse en bajar la voz.

Lily abrió los ojos, que era lo ultimo que la habían maquillado y cogió el espejo que la señora Windlesham le tendía.

Ella también se quedo maravillada. La muchacha que le devolvía en el espejo la mirada no era ella... o por lo menos no lo parecía. Menos por los ojos verdes... y el pelo rojo fuego...

Había cubierto sus párpados de una sustancia rara y ligeramente plateada, que le daba a sus ojos una extraña luminosidad. Sus mejillas estaban sonrosadas por el colorete y los labios pintados de un rosa claro, que hacia sus labios mas seductores y generosos.

El pelo lo llevaba prácticamente suelto, excepto por unas minúsculas trencitas en la parte delantera que se recogían en un gracioso bucle detrás. El resto le caía en cascada sobre los hombros.

-Debes ponerte el vestido, querida. Tengo que ver el resultado final – sugirió la señora Windlesham, dándole unos últimos retoques al peinado.

-Perdone pero¿podría maquillar también a mis amigas? – pregunto Lily, abriendo uno de los muchos armarios.

¡Sí, por favor! – comentó emocionada Robyn.

¿Qué? –gritó Suz, horrorizada. Habían empezado con muy mal pie. No quiera ponerse en manos de alguien que podía dejarla como un payaso por venganza.

-Tranquila. Aunque la gente no me inspire simpatía, mi trabajo es más importante que una pequeña descarada.

Suzanne abrió la boca para soltar a la mujer un par de verdades. Robyn la dio un codazo en las costillas para que se callara.

-Supongo que sí. No creo que me llevase mucho tiempo.

¡Perfecto!

-Está bien – aceptá Suz. Aunque le costara (y mucho) admitirlo, la señora esa había maquillado a Lily a la perfección. Era como si conociera las personalidades de sus clientas para maquillarles como mejor les iba. Y claro, el resultado era fabuloso.

(Casa de Remus y Sirius)

¡Sonríe a la cámara, Prongs!

¿Te importaría dejar de hacer estúpidas fotos y concentrarte en el partido?

-No son estúpidas, Padfoot - replico Peter, mostrándose ofendido ¡Son para la posteridad! Piensa en cuando seas viejo, con canas y arrugas... y...

¡Ah¡Deja de torturarme con esos pensamientos horribles!

Remus meneó la cabeza, incapaz de creerse todavía que Sirius pudiera ser así. Miró a James, que hacía piruetas en el aire, dejando que el viento le azotara la cara.

¡Suelta ya la snitch, Wormtail! – gritó, haciéndose oír entre los gritos de su mejor amigo.

¡Hey¡Has hablado sin hipo! – apuntó Sirius, señalándole entusiasmado.

¡Es verdad¡No me había dado cuent –hip...

Sirius entornó los ojos, mirando a James como si le estuviera tomando el pelo.

-Vale. Basta que lo diga para que te empiece otra vez. Para que se te vaya me quedaré callado – comentó pensativo.

-Eso es imposible.

Remus sacó la snitch de una pequeña bolsita y la mantuvo sujeta, impidiendo que se escapara.

¿El qué es imposible¿Qué se le vaya el hipo? – preguntó Sirius, confuso por lo que había querido decir el licántropo.

-No. Que te calles.

-Muy gracioso, Remus.

¿Podemos – hip – empezar y – hip - a?

-Tenemos que estar atentos con la hora. Hay que vestirse y todo – dijo Remus, mirando su reloj.

¡Bah! Quedan años para eso, Moony. Te estás empezando a parecer a las chicas.

Sirius cogió la quaffle y ascendió un poco, mirando burlonamente a su amigo.

¿Empezamos ya? – propuso ¿Te pones como portero, Wormtail?

-Está bien.

Peter montó en la escoba y ascendió. Saco la varita y trazo con líneas de colores gaseosas unos círculos en el aire.

-Hem,Wormtail... ¿podrías hacer los círculos un poco más grandes? Es sólo por poder verlos y eso...

Peter se puso rojo y los agrandó.

-No tires muy fuerte¿vale?

La única respuesta de Sirius fue un enorme sonrisa malévola. Remus por su parte avisó:

-Suelto la snitch, Prongs.

¡Estoy listo!

20 segundos después

¿Prongs¿Te importaría tardar un poco más en coger la snitch¡No me ha dado tiempo casi ni a apuntar!

Sirius se quejaba mientras Peter se secaba el sudor de la frente. Remus, por otra parte, miró al cielo y una pequeña gota le cayó en la frente.

-Está empezando a llover.

¡Bah! No seas quejica, Moony. Son sólo unas gotitas. Estás empezando a ser tan histérico como las chicas.

-Estoy empezando a cansarme de tus insinuaciones, Sirius, Te lo advierto.

-Hem, sí... bueno¿qué estaba diciendo? Ah, sí... eso... que aunque llueve un poco podemos seguir jugando¿verdad Prongs?

-Por supuesto.

1 hora después

¡Creo que esto son mas algunas gotitas, Padfoot! – gritó Remus para hacerse oír por encima del estruendo de la lluvia.

Lo que había empezado como solo "unas gotitas", había terminando siendo una auténtica tormenta de verano. Los cuatro amigos corrían a refugiarse a casa, bajo el rugido de los truenos.

¿Dónde esta Peter? – preguntó James, con las gafas empapadas.

-No seé. ¡Pero vamos a casa¡Tengo calado todo! (Nda. Cuando Padfoot dice todo es todo)

Entraron en la pequeña entrada de la casa empapados, mojando todo el suelo. Peter apareció por la puerta que daba al cuarto de estar.

¿Qué haces aquí? Te hemos estado buscando (Nda. Será mentiroso...)

Sirius se quitó la capa y la colgó en el perchero de la entrada. Sus dos amigos procedieron a imitarlo.

-Decidí que era mejor aparecerse en vez de correr bajo la lluvia.

Los tres lo miraron y luego se miraron entre ellos, incapaz de decir ni una palabra. ¿Cómo no habían podido pensar en eso?

¡PRONGS¡TENEMOS QUE ESTAR ALLI EN VEINTE MINUTOS!

Remus grito al mirar su reloj. Allí estaban los cuatro, congelados, mojados, embarrados y sin vestir: los Merodeadores (jejje)

¿QUÉ¿POR QUÉ NO ME HAS AVISADO ANTES?

¡Tal vez porque estaba más preocupado por no hundirme en los charcos!

-En vez de pasara los veinte minutos gritándoos. ¿Por qué no nos vestimos? – sugirió Peter, empezando a subir las escaleras.

¡Espera¡Podemos crear una nueva tradición! – gritó Sirius, entusiasmado ¡La primera boda en la que el novio llega tarde!

Antes de empezar a subir las escaleras, Remus dio una colleja a su amigo.

-Moony, por favor, tú que lo sabes todo... ¿Qué se supone que es esto? – pregunto Sirius, señalando a cuatro trajes de vestir negros que había en el armario.

-Esmoquin. Una prenda muggle. Lily se ha empeñado en que los llevásemos – contestó James, saliendo de la ducha y secándose el pelo con una toalla.

¡Esa pelirroja esta loca¿Cómo nos vamos a poner esto?

-O te lo pones, o ella se encarga de que ni pises la catedral ni pruebes el pastel. Tu eliges.

Sin pensárselo dos veces, Sirius agarró una de las perchas.

-Trae aquí.

(En el lugar de la boda)

-Bueno, Prongs, parece que no vas a ser el ultimo después de todo.

-Menos mal – respiró aliviado, llevándose la mano al pelo.

¡Quieto! No te toques el pelo – advirtió Sirius – Nos ha costado mucho dejártelo medianamente decente.

-Yo lo veo igual que siempre – interrumpió una voz femenina a sus espaldas.

Sirius se giró, ofendido. Vio a una chica de pelo rizado que le resulto vagamente familiar, pero no conseguía reconocerla.

¿Y tú eres...?

¡No seas idiota, Sirius¿Quién voy a ser?

-Pues...

-Idiota, lo sabía – murmuró para sí – Soy Suz.

Sirius se quedó de piedra, pero fue reconociendo sus rasgos, aunque... estaba tan cambiada.

¿Suz¡Tú no puedes ser Suz!

-Claro que soy Suz.

-La han maquillado – sonrió una chica de pelo negro, apareciendo al lado de su amiga.

¡Robyn! No te había visto.

-Acabo de llegar.

-Será por eso.

¿Ha venido Lily ya? – preguntó James, ansioso.

-Sí, ha venido, pero no puedes verla. Y por cierto, tienes que entrar en la catedral ya. A una sala en no se donde...

-Seguro que la encontramos – interrumpió Sirius sarcástico.

-Podéis ir todos. Nosotras iremos con Lily ahora.

-Está bien. Vamos adentro – dijo James, cruzando las enormes puertas.

(Nda. Una breve explicación. Lily y James están dentro de la Iglesia, cada uno en una habitación y con sus amigos)

Lily movió una sola vez la varita y una copa llena de zumo de fresa apareció delante suyo. Sujetó la pajita con dos de sus dedos y empezó a dar vueltas al liquido.

Sus dos amigas la miraban extrañadas y, después de varios minutos, Suz ya no pudo contenerse mas.

¿Cómo puedes estar así?

¿Así cómo?

-Pues... ¡así¡Sin hacer nada!

-No veo que haya mucho que hacer - contestó Lily sonriéndola, mirando las cuatro paredes de piedra.

¿No estás nerviosa?

-No - respondió la pelirroja, dando un sorbito al zumo y volviendo a mirar a su amiga - No tengo por qué estarlo.

¡No aguanto más¡Tengo que salir de aquí!

¡Te quieres tranquilizar, James- dijo Remus, haciendo que su amigo se sentase en una de las sillas de madera. James estuvo quieto como una estatua durante dos segundos para luego levantarse como si alguien hubiera puesto un muelle en la silla.

¡No puedo- gritó, empezando a dar vueltas por toda la habitación.

Sirius se paró delante de él y le sujetó por los hombros. Con voz suave y tranquila empezó:

-Imítame, Prongs... inspira... expira... inspira...

¡Quieres dejar de hacer tonterías, Padfoot!

Sirius se giró hacia Moony con aire ofendido.

-Te informo que estas rompiendo las buenas vibraciones y la tranquilidad del ambiente, Remus.

El licántropo lo miró, intentando permanecer serio. Peter, detrás de él, meneo la cabeza.

-Lo siento - murmuró Remus.

-Bien - continuó Sirius - Ahora nos vamos a sentar todos en el suelo y seguiréis mis indicaciones.

¡Como no te pongas de pie y hagas algo ahora mismo me voy a poner a gritar!

Lily se levantó para complacer a su amiga, pero una vez en esa posición, no tuvo ni idea de lo que hacer.

-Tranquilízate, Suz. Se supone que tengo que ser yo la que esta nerviosa.

-Pero como tú no lo estas, ella ocupa tu puesto - interrumpió Robyn, mirando uno de los enormes tapices que colgaban de las paredes.

-Bueno, pues no lo estoy. Y no veo que me pase nada malo.

-Siempre has sido algo extraña... - susurro Suz, maliciosa.

-A ver si nos sacan de aquí pronto - suplicó Lily, después de darle un golpe en el brazo a su amiga.

Peter disimuladamente abrió un ojo y miró a Sirius. que parecía estar concentrándose. Corriendo de puntillas, fue hasta una pequeña bolsa que había traído y la abrió. Sacó la cámara que había dejado ciegos a sus amigos y apuntó a los tres.

Click

¡Wormtail¿Qué haces¡Vuelve a sentarte!

Peter obedeció con rapidez a Sirius. Sonrió orgulloso. Había conseguido sacar la foto.

-Señor Potter - dijo un hombre joven, ayudante del sacerdote que los casaría - Ya puede sali...

El hombre se paró en seco al ver a los cuatro Merodeadores sentados en el suelo en la posición de la flor de loto (Peter solo había conseguido cruzar las piernas). Tenían los ojos cerrados y respiraban acompasadamente.

Al oír la voz del muchacho los cuatro abrieron los ojos.

¿Podemos salir ya- preguntó James, levantándose de un salto.

-Sí... ya pueden - consiguió contestar sintiéndose todavía estupefacto por el grupo.

-Daos prisa - gritó James, saliendo de la habitación a toda velocidad.

Los tres lo siguieron (Peter un poco mas lento porque no conseguía descruzar las piernas ) y andaron detrás de él unos metros. De pronto, James se paro en seco, miró el altar y se dio la vuelta.

¡No puedo- gritó desesperado, intentando escabullirse de vuelta a la habitación.

¡Escúchame¡Claro que puedes- lo animó Sirius, mirándolo a los ojos - Sólo tienes que expirar...

-Como expire antes de coger aire se ahoga, Padfoot.

-INSPIRAR... expirar...

-Vale, vale... ya estoy listo - dijo James, volviendo a mirar al altar. Tragó saliva y dio un paso... luego otro... luego se volvió a dar la vuelta.

¡No puedo!

-Creo que tu técnica no ha funcionado, Padfoot.

-Ya lo veo. Tendremos que usar otras mas... Verás, Prongs, yo me casaría con Lily por ti, pero no es mi tipo. Ya sabes... demasiado salvaje.

¿Que¡Tú no te vas a casar con Lily!

Prongs cogió ante la mirada divertida de los tres y se fue andando con paso rápido hasta el altar.

-La única forma de que haga algo es por celos - murmuró Peter, mirando a sus dos amigos - Siempre ha sido igual.

¿Lily? Me ha dicho un chico muy guapo que...

¿James- pregunto la pelirroja con una enorme sonrisa.

-No, James no.

-Ah, como dijiste lo de guapo...

-‚... Pues eso, que el hombre ese me ha dicho que dentro de cinco minutos salgamos por esa puerta de la esquina.

¿A dónde lleva?

-A la puerta principal de la iglesia. Cuando oigamos que empieza la música tenemos que entrar.

¿A qué esperamos entonces- preguntó Suz, empujando a sus amigas para que salieran de la sala.

Los invitados ya estaban todos sentados en sus respectivos asientos y esperaban impacientes la entrada de la novia. James, por su parte, se retorcía los dedos y saltaba de un pie a otro, intentando mantener la suficiente calma que evitaría que saliera corriendo.

Estaba de pie ante el altar. A su espalda había un ancho pasillo, por el que entraría Lily del brazo de su padre. Echo una nerviosa mirada a sus amigos, que estaban sentados en un banco de madera a su lado. Sirius le levantó el pulgar animándolo, mientras Peter levantaba la cámara y le hacía una foto. El cura, que se encontraba encendiendo las velas con la varita, le echó una mirada que casi hace que la cámara se le cayera al suelo.

Detrás de los tres amigos se encontraban en otro banco la familia mas cercana de James. Al otro extremo del pasillo, había dos espacios libres para Suz y Robyn, que caminarían detrás de Lily cuando entrara. En ese primer banco también se encontraba un hueco más para el padre de Lily. Su madre y abuelos ya estaban sentados. Detrás de ellos se encontraban algunos de sus profesores de Hogwarts, entre ellos Dumbledore, McGonagall y Hagrid.

Minerva echo una mirada nerviosa a los Merodeadores. Sirius, al verla, la saludó sonriente y dio unos golpes en el brazo a Remus, para que la saludara también. Ella devolvió el saludo, temiéndose lo peor. Dumbledore miraba la escena y soltó una suave carcajada, lo que provocó una mirada reprobatoria por parte de la subdirectora.

Sin que nadie se lo esperara, el órgano comenzó a sonar. Se oyeron murmullos de emoción mientras todos los invitados se levantaban para ver entrar a Lily.

La pelirroja entre del brazo de su padre, quien sonreía orgulloso. Lily miraba a su alrededor; no se imaginaba que las invitaciones que habían mandado hubiesen sido tantas. Divisó al fondo del pasillo a James, que la miraba incapaz de despegar los ojos de ella. Notó el rubor subiéndole a sus mejillas y el estómago dándole un vuelco. Al final, resultaría que Suz tendría razón. Estaba nerviosa.

-Wow... Creo que me arrepentiré de decir esto, Prongs... - susurró Sirius, mirando a Lily - pero menuda chica.

-Manos quietas, Padfoot - advirtió James, sonriendo - Es mía.

Lily llegó al lado de James, que estaba echo un manojo de nervios. Sus ojos marrones brillaron cuando vio a Lily de cerca. La pelirroja dio un beso en la mejilla a su padre y dedicó una ligera sonrisa a sus dos amigas. Las dos últimas se fueron a sentar. El padre de Lily soltó el brazo de su hija, cariñosamente.

-Toda tuya, muchacho - dijo sonriendo a su futuro yerno.

-Ya era hora.

Hagrid se llevo un pañuelo a los ojos, secándose la pequeña lagrima que amenazaba con rodarle por el barbudo rostro.

-Acaba de empezar la boda, Hagrid... ¿Ya estás llorando?

-Yo... no puedo evitarlo profesora - admitió el semi-gigante.

-Tienes razón - murmuró con los ojos brillantes y se sacó un pañuelo bordado del bolsillo.

-Ja... sabía que estaba nerviosa - susurró Suz con voz triunfante a Robyn ¿Viste cómo le temblaban las manos?

-Sí, tenias razón. Ahora cállate. Va a empezar.

(Nda. Os voy a explicar ciertas cosas de la boda. Primero, no se como son las bodas inglesas, asi que he tomado el formato "español", por decirlo de alguna manera. El cura es una mezcla de los que hay en la iglesia a la que voy: el señor vicario, el padre "punto y coma" (porque habla muy despacio) y el padre "pues" (dice muchas veces pues). Las conversaciones que van a continuación durante la misa son las que mi madre, yo y mi hermano solemos mantener. Cuando el padre "punto y coma" hable, tenéis que ir leyendo muuy despacio ok?)

-Bi-en-ve-ni-dos her-ma-nos - comenzó a decir el cura, con voz monótona.

Sirius y Remus se miraron a la vez y se mordieron la lengua para evitar soltar una carcajada.

-Es-ta-mos a-qui -re-u-ni-dos pa-ra ce-le-brar... – continuó con parsimonia.

¿Quieres un consejo de un verdadero amigo, Moony?

Remus asintió, mirando con los ojos como platos al cura. ¿Como podía alguien hablar tan despacio? Era como si... como si pusiera puntos entre las silabas.

-Intenta no dormirte - susurró Sirius, ahogando el primer bostezo de la tarde.

Remus le hubiera pegado, pero tenía que mantener la compostura.

Peter miro a su alrededor y vio caras desesperadas, que amenazaban dormirse. Pero el sacerdote seguía a lo suyo, hablando, despacio, con los ojos cerrados (así habla una profe mía ) y sin enterarse de nada de lo que ocurría a su alrededor.

Esta iba a ser aun ceremonia muy larga...

James miró disimuladamente su reloj y vio que el cura llevaba media hora sin parar de hablar. Disimuló un bostezo cubriéndose la boca con la mano. ¿Cómo era posible que alguien hablara tanto sin decir nada que mereciera la pena? Una de las muchas preguntas sin respuesta que había... Sintió que venía otro bostezo y se volvió a tapar la boca. Lily a su lado, hizo lo mismo. De seguro romperían un récord esa tarde.

-134... 135...

Sirius contaba la cantidad de "pues" que había dicho el cura. Remus, a su lado, miraba aburrido a todo. Al principio eso del recuento no estaba mal... pero parecía que este sacerdote nunca terminaba de decir "pues". Además, irónicamente, era la única palabra que no decía despacio.

-Pues... es-ta pa-re-ja es-ta a-qui por gra-cia del se-ñor y pues, e-so que pues...

-1567... 1568... 1569...

-Padfoot por favor... como no te calles me va a dar algo. Deja de contar - suplicó Remus.

Sirius suspiró, dando su batalla perdida contra los "pues" del cura.

-Está bien. De todas formas se me estaba quedando la boca seca.

¿No se callara nunca- farfulló Suz, molesta.

Robyn miró a su amiga. Tenia las mejillas acaloradas. Más valía que el cura terminara el sermón pronto, sino ella seguro que lo interrumpiría.

-Le-van-te-mo-nos her-ma-nos pa-ra... - el cura seguía su charla, sin importarle si lo escuchaban o no.

En opinión de Sirius, varios estuvieron a punto de aplaudir. Por lo menos él si lo hubiera hecho.

¿Sabes que te digo, Padfoot?

¿Que?

-Si hubiera dejado a Lily ver a James, tal vez se hubiera muerto. (Nda. Os acordáis de la frase que dije que recordarais?)

-Pfff...- Sirius ahogó la carcajada como pudo, aunque no pudo evitar que algo se oyera. McGonagall, desde el otro banco, lo miró escandalizada.

-Ahhh... lo voy a sacar del altar a patadas. ¿Cómo puede ser tan pesado?

-Tranquila, Suz... está a punto de terminar - murmuró Robyn entre dientes a su amiga - o eso espero, porque sino le sacamos de ahí las dos juntas.

¿Tú crees que lleva peluca- preguntó Sirius, mirando interesado al pelo del cura.

-Hum... - Remus dudaba - Yo diría que mas bien parece una rata.

Sirius volvió a ahogar una risa. Al fin del todo, la misa no estaba resultando tan aburrida.

-Moony... ¿tú crees que esta de rodillas- volvió a preguntar Sirius, haciendo que Remus se volviera a fijar en el sacerdote.

Éste estaba detrás del altar, que tenía un mantel blanco puesto, lo que provocaba que desde la posición en la que estaban los invitados no vieran las piernas del cura. Su cabeza apenas asomaba un poco por encima de la mesa.

-Yo creo que no - murmuró Remus. Luego sonrió ampliamente mirando a su amigo ¡Es así de alto!

James miró a Lily, que había entrado en estado de sopor. Entrelazó sus dedos con los de ella, haciéndola sonreír. James notó como la sangre le bullía en las venas, en parte por la emoción y parte por el nerviosismo.

HIP

Se llevo la mano a la boca. Lily lo miró alucinada, con los ojos verdes clavados en él. Los invitados de las primeras filas lo miraron. Algunos se tapaban la boca, intentando ahogar la risa.

Era un caso en verdad peculiar. Pocas veces se asistía a una boda en la que al novio le entraba hipo.

Los Merodeadores se miraron horrorizados, incapaces de decir palabra. Vieron cómo James se ponía rojo por la vergüenza y no miraba a otro sitio que no fueran sus zapatos.

Click

El flash de la cámara de Peter se vio por toda la iglesia. Varios lo miraron tan reprobatoriamente que guardó la cámara de inmediato, murmurando un inaudible "lo siento".

HIP

Esta vez el sacerdote si reparó en él. Lo miró con censura, incapaz de imaginarse un momento peor para que a alguien le entrara hipo. La opinión de James no se diferenciaba en mucho de la del sacerdote.

Después de varios minutos de vergüenza para James y diversión para los invitados, Dumbledore salió al pasillo, varita en mano, ante la estupefacción del sacerdote.

¿Puedo...?

Hizo un movimiento con la muñeca y murmuró unas palabras que no logró captar nadie.

Un rayo de luz azulada dio en el pecho de James. Éste se sintió extraño y casi pierde el equilibrio, pero lo recuperó rápido con ayuda de Lily. Sonrió al director al ver que el hipo había desaparecido.

¡Nos tiene que enseñar ese- gritó Sirius a Dumbledore.

-No se preocupe, señor Black. Es muy sencillo, solo tiene que...

-EJEM, EJEM - el sacerdote tosió significativamente, provocando la vuelta del silencio a la iglesia. Dumbledore volvió a su sitio, disculpándose. McGonagall lo miró entre desesperada y divertida.

-A sus años... sigue siendo usted como un niño.

Dumbledore sonrió. Los ojos le brillaban por la emoción mientras se guardaba la varita en la túnica.

¡Por fin! Los anillos...

-Veremos si funciona todo - susurró Peter.

-Vaya tonterías dices a veces, Wormtail. Claro que funcionará.

Sirius miró a Dumbledore. Éste le guiño un ojo y a continuación cerró los dos, concentrándose.

El cura había terminado con las últimas palabras y reclamaba por tercera vez los anillos.

-Los a-ni-llos.

Un suave música que parecía venir de ninguna parte empezó a escucharse por todo el recinto. Todo el mundo miró alrededor, intentando descubrir de donde procedía la melodía.

El cura parecía desesperado. Esta boda estaba resultando un auténtico fracaso. Primero el hipo, luego el viejo ese, las fotos a continuación... ¿qué más?

¡Arriba!

Todas las cabeza miraron al techo, bellamente trabajado. Por una de las ventanas y ante la estupefacción del publico, entró un enorme pájaro de fuego.

-Es un fénix...

¡Precioso!

Los invitados vieron como descendía hasta posarse en el hombro de James, que le acaricio las plumas rojas y doradas de la cabeza.

-Hola, Fawkes – saludó mientras el fénix dejaba caer una bolsita de cuero con algo en su interior. Al abrirla, cayeron en su mano los dos anillos ¿Me pregunto quién habrá ideado esto?

Se giró para mirar a sus tres amigos, que sonreían alegremente. Si la mirada de James a Sirius hubiera sido con palabras, podría haberse oído un "creí que ibas a ser tu quien traería los anillos".

El sacerdote se había tenido que sentar al ver aparecer al enorme pajarraco. ¿Que intentaban¿Matarlo de un ataque al corazón?

-Ya tenemos los anillos. ¿Seguimos- sugirió James mirando al cura. Fawkes voló a posarse en el hombro de su dueño. McGonagall, al ver al pájaro a su lado, elevó los ojos al cielo.

Llegaba el momento cumbre de la ceremonia.

-Ja-mes Po-tter¿qui-e-res a Li-ly E-vans co-mo tu fu-tu-ra es-po-sa?

-Sí, quiero.

-Li-ly E-vans¿qui-e-res a Ja-mes Po-tter co-mo tu fu-tu-ro es-po-so?

-Sí, quiero.

(Nda. Se que lo he acortado bastante , pero sinceramente no me acuerdo de lo que se dice, jejje. Además, es un puro escribir como habla el cura ese)

-Pues yo os de-cla-ro ma-ri-do y mu-jer. Pu-e-des be-s...

James no espero a que terminara la frase. Llevaba esperando ese momento desde que se había levantado. Llevo sus manos a las mejillas de Lily y la besó apasionadamente.

Los invitados empezaron a aplaudir.

-Eh... ¡Prongs¡Os vais a ahogar- gritó Sirius, provocando las risas de varios de los invitados.

-Po-de-mos ir en paz - susurró el cura, ya con la voz desfallecida. Que boda tan agotadora.

Sirius pensó que nunca había unas palabras tan hermosas en toda su vida. "Podemos irnos". Hasta sonaban bien.

Lily y James fueron cogidos de la mano hasta la puerta. Allí les asaltaron sus familiares y amigos con gritos de "Viva los novios". Los granos de arroz aterrizaron en su cabeza.

¡Bombardeo- grito Sirius, haciendo aparecer una bolsa de arroz.

-Venga¡una foto¡Todos juntos!

Los amigos de los jóvenes esposos se pusieron delante de la puerta, todos apretujados y sonrientes. En el medio estaban Lily y James, éste ultimo pasando la mano por la cintura de la pelirroja.

¡Click!

Unos 30 minutos después

(Los invitados han llegado al lugar del banquete. Tener en cuenta que los ingleses cenan muy pronto, por eso he puesto la hora de la boda a las 2 o así. Ahora calculo que serán las 4 y media mas o menos)

¡Primo Sirius¡Primo Sirius!

Una niña pequeña, de apenas unos cuatro años, corría en dirección al hombre de pelo negro con los brazos abiertos y una enorme sonrisa en la cara.

Sirius la recibió en sus brazos y la levantó en el aire, haciéndola girar.

-Hola, Nimphy – saludó alegremente.

La chiquilla hizo una mueca y le sacó la lengua.

¡No me llames así!

-Está bien, está bien... pero, por favor, deja de poner esa cara tan espantosa. ¡Me das miedo! – exclamó Sirius, poniendo caras de terror ante la sonrisa entusiasmada de su prima.

Tonks de repente cambio su peinado. Su pelo se puso largo hasta los pies y adquirió un tono verde chillón, que como podéis imaginar, combinaba "de miedo" con su túnica morada.

A Sirius le entró un ataque de pánico ante tal combinación y lanzo a la pequeña volando. Afortunadamente (para Tonks y para Sirius, porque sino Andrómeda lo hubiera descuartizado), Remus estaba atento y recogió a la pequeña.

¿Estás bien, Tonks?

¡Weee¡Otra vez!

Remus miró a su amigo, que ahora se tapaba los ojos y gritaba:

¡Dile que se lo quite, por favor, que se lo quite!

El licántropo miró a la pequeña, que se reía aparentemente de su primo y le susurroóal oído.

-Dice Padfoot que estás guapísima y que quiere que te quedes así.

La chica sonrió al saber que su primo estaba contento (Hum... Remus... ) pero, pensando en algo, miró preocupada al hombre que la tenía en brazos.

¿Padfoot¿Qué es un padfoot?

Remus soltó una carcajada.

-Una historia demasiado larga. Algún día te la contaremos – luego se giró a su amigo, que seguía con los ojos tapados – Sirius¿vienes?

¿Se lo ha quitado ya?

-No.

¿Por qué?

-Hem... – Remus intentaba inventar una excusa sobre la marcha. Se acercó al oído de su amigo para que Tonks no les oyera – Verás, es que cuando se lo he ido a decir, al ver que no te gustaba casi se pone a llorar. Así que le he tenido que decir que estaba muy guapa.

-Oh, Moony... ¿Te has vuelto loco? Ahora tendré que ir con los ojos cerrados todo el banquete.

- ‚ Tampoco exageres. Seguramente se sentara en otra mesa.

-Bueno, pues tendré que ir hasta la mesa con los ojos cerrados. Guíame¿vale?

Remus había empezado a andar antes de oír estas ultimas palabras. Seguía con Tonks en los brazos, que ahora se cambiaba de color de piel.

-Me gusta el azul oscuro – dijo Remus, mirando distraído a la pequeña.

¡CLONC!

¡Auch¿Pero que...?– Sirius se llevo la mano a la cabeza, dolorido. Miro sorprendido a la farola que tenia delante, como si el que la hubiera puesto ahí fuera idiota ¿Quién ha puesto esto aquí¿No me estabas guiando tu, Moony?

(Nda. Esta parte esta dedicada a mi hermano . Cuando hubo un eclipse tenia miedo de quedarse ciego e iba por la calle con los ojos cerrados. Que decir que acabo chocándose con una farola D)

Sirius no recibió respuesta. Miro a su alrededor para ver que su prima y su amigo estaban a bastantes metros de él.

No tuvo más remedio que correr para cogerlos.

Cuando al final los dio alcance se encontró en una especie de claro. Alrededor había árboles, pero en medio del claro había una gigantesca carpa de color ocre que cubría toda la extensión.

-Venga, Sirius. Tenemos que ir a la mesa de honor.

-Moony – empezó Sirius mirando el interior de la carpa. Había varias mesas enormes ya puestas. Solo faltaba que fueran rellenadas con "manjares" (según Sirius) – ¿Tú crees que al estar en la mesa de honor tocaremos a más comida?

-No digas tonterías, Padfoot. Y coge un momento a Tonks, que para algo es tu prima.

Sirius recibió en sus brazos a Tonks. Cuando se fijo en ella, Sirius se puso pálido de la impresión.

¿Qué haces con la piel azul?

-Lilian, querida... ¡estás guapísima¡Que boda tan perfecta¡Ha salido tan bien todo!

La madre de James, Margory Potter, se acercó a su nuera y la abrazó suavemente, con cuidado de no arrugarse el vestido.

¡Me ha traído tan buenos recuerdos! – continuó con su voz chillona. Lily la miraba, sonriendo por cortesía, pero con la mente en otro sitio – ¡Parece como si me hubiera vuelto a casar¿Te acuerdas de nuestra boda, Harold¿Verdad que la recuerdas?

-Como olvidarla, querida – contestó sumiso el padre de James, pidiendo con la mirada disculpas a Lily por la efusividad de su mujer.

¡Oh¡Y aquí esta Jamsie! Está echo todo un hombre ya... ¿verdad, Harold?

-Sí, querida.

-Hola, mamá – saludó James con un rápido beso en la mejilla de su madre ¿Te importa que te robe a mi esposa un momento?

-Claro que no, querido. ¿Cómo iba a importarme¡Pasároslo bien! – Margory observó como la pareja se iba, mientras los ojos se le enrojecían – Oh, Harold...

-No te preocupes, querida – dijo mientras le tendía un pañuelo bordado – James nunca te va a olvidar.

¿Qué pasa, James? No digo que no te agradezca que me hayas salvado de tu madre, pero... ¿a qué vienen tantas prisas?

James la llevo a un rincón y la besó, dejándola gratamente sorprendida.

-Solo quería decirte que te quiero.

-Yo también te quiero, pero no creo que este sea el momento para... los invitados...

¡Al diablo los invitados!

Lily sonrió, devolviéndole el beso a James.

-Esta noche tendremos todo el tiempo del mundo.

-Está bien... - aceptó resignado James - pero TODA la noche¿eh?

-De acuerdo, de acuerdo.

¡Eh, parejita- exclamó Sirius apareciendo ¡Tenemos aquí un problema con las mesas!

¡Al diablo con las mesas- bramó James, intentando volver a besar a la pelirroja.

-James, tenemos que ir... esta noche... - contestó esquiva Lily.

¿Y para qué me he molestado en dibujar el plano¡Un enorme plano con las mesas dibujadas y todos los nombres de los invitados colocados en sus sitios!

¡Deja de quejarte y muévete!

-Oye, Alastor... no creo que James haya envenenado la bebida - empezó Remus, observando entretenido como Ojoloco Moody bebía de petaca.

-Nunca se es demasiado previsor, chico... ¡ALERTA PERMANENTE- gritó entusiasmado.

Remus pegó un bote. Odiaba los gritos inesperados de ese hombre.

-Ves, por ejemplo... mira ese hombre de allí - susurró confidente señalando a un anciano de barba blanca bien recortada. Su túnica era de un color salmón y de los bordes colgaban pequeños hilitos azules, coronados por pequeñas estrellitas que tenían toda la pinta de verse en la oscuridad. Llevaba un sombrero del mismo estilo y se reía mientras picaba unos pinchitos con glotonería - Me parece muy sospechoso... tiene una pinta extraña, casi diría que excéntrica.

-Es el hermano de Dumbledore - contestó Remus divertido - Aberforth Dumbledore.

-Ah... - murmuró, con lo que se podría llamar la poca vergüenza que tenía - pero sigue siendo extraño.

-Es el hermano de Dumbledore¡podemos esperar cualquier cosa- argumentó el licántropo.

-Tienes toda la razón, chico, toda la razón - contesto, dando otro trago a su petaca.

(Nda. Esta escena la he basado en el quinto libro, que Moody dice que solo ha visto una vez a Aberforth. Podéis pensar que solo le ha visto la vez que le tomo la foto, pero yo he pensado que además de la foto, le vio otra vez. Aunque eso serian dos veces, pero me da exactamente igual. Quería meterle y ya está Yo mando, jejje...)

¡No bebas más, Hagrid- exclamó Peter, intentando quitarle la jarra al enorme semi-gigante, que ya tenía las mejillas y la nariz coloradas.

Hagrid meneaba la jarra, divirtiéndose ante los intentos que hacía el pequeño hombre por alcanzarla.

¡Hey, Peter¿Has visto a Lily y a James? Queríamos felicitarles.

-Hola, Alice. Frank - saludó dirigiéndose al matrimonio Longbottom - No, no los he visto. Se retrasaron un poco saludando a los invitados y los perdí de vista.

-Oh, bueno... creo que seguiremos buscándoles - murmuró la mujer de cara redondeada.

¡Mira Alice! Allí veo a Sirius - gritó Frank, agitando el brazo para que el hombre de ojos azules le viera - Seguro que él lo sabe. Nos vemos mas tarde, Peter.

-Un placer verte de nuevo - se despidió la muchacha, sonriéndole.

-Hola, señora Lupin - saludó cortés Lily, dirigiéndose hacia la madre del licántropo.

-Hola - respondió la elegante mujer, abrazándola con ternura - pero llámame Ellie¿de acuerdo? Demasiada formalidad no es bueno.

La mujer le guiñó un ojo, que era del mismo color que los ojos de Remus, ámbar. De un simple vistazo se podía ver de donde había heredado su hijo toda esa nobleza. Era alta y delgada como un junco. Llevaba el pelo, de un marrón apagado, recogido en un sencillo moño y una túnica elegante, aunque no muy cara. Sin conocerla, se sabía que era una buena mujer.

¿No ha venido su marido?

-Claro que ha venido. ¡Richard no se lo habría perdido por nada- exclamó Ellie, señalando a un grupo de gente - Está hablado ahí, con Dumbledore. ¡Todo esto es tan nuevo para él! Se llevó una buena sorpresa cuando se enteró de que era bruja, pero tengo que reconocer que no conozco a ningún Muggle al que le apasione tanto la magia como a él.

Lily desvió la mirada hacia el padre de Remus. Era un hombre alto, grande, de expresión afable y tranquila.

-Parece encantador - confesó la pelirroja, sintiendo de verdad que lo que decía era cierto.

Ellie rió, encantada, y se sonrojó un poco.

-Lo es. Nunca me podría haber enamorado de otro hombre.

Entre secretos, confesiones y risas pasaron unos agradable minutos, disfrutando de su mutua compañía.

(Nda. ¿No es genial la madre de Remus? Me encanta el personaje... es tan buena. Richard también me gusta... y mi lobito mucho mas! .)

¡Esa tía tuya está como una cabra, James! Lo que me ha costado sentarla en su sitio. Decía que... - Sirius pensó unos segundos ¡ya ni me acuerdo de lo que quería!

-Mi madre insistió en invitarla. No pude disuadirla.

-Olvídalo. Tengo hambre...

James sonrió a su mejor amigo.

-Creo que es hora de que nos sentemos ya. Estoy harto de felicitaciones.

¡Siiiii!

Sirius fue trotando hasta la mesa principal, que tenía forma de media luna. Estaba en una especia de tarima, para que los novios fueran visibles desde todos los ángulos. A su alrededor había cuatro mesas grandes y redondas, en las que se sentarían los invitados. Una para los participantes de la Orden del Fénix y las otras tres para los demás familiares e invitados. Los amigos mas cercanos se sentarían en la mesa principal, junto a Lily y James.

El hombre de ojos azules eligió una de las sillas centradas, para estar en medio de las conversaciones.

-Hem... Sirius, ese es mi sitio.

¡Uy! Lo siento Suz - se disculpó moviéndose a la silla mas cercana.

-Sirius... esa es la silla de Robyn.

¿Se puede saber por qué están todas ocupadas?

-‚ ¿Te has molestado en mirar el plano que ha dibujado James?

-.

-Me lo imaginaba - suspiró Suzanne, soplando para quitarse un mechón de la cara.

-No es mi culpa. ¿Dónde está el plano?

-En la entrada - murmuró señalando a la enorme puerta de tela.

-Oh... está muy lejos.

-Entonces siéntate en el suelo.

-Vale, vale... ya voy.

Una larga fila de camareros, todos vestidos de blanco, salieron llevando sobre una mano bandejas plateadas, repletas de "exquisitos manjares", según Sirius de nuevo, que desplegaba la servilleta y se la intentaba atar de babero (menos mal que Remus no le dejo ). Rodeando las mesas sirvieron la comida y animadas conversaciones se empezaron a establecer en todas las bulliciosas mesas.

¡Una foto, Suz- pidió Peter, sonriendo. Suz sonrió al objetivo, saludando con la mano.

¿No me vas a pedir a mi una, Wormtail¡Yo soy mucho mas fotogénico que Suz!

Click

¿QUE¿Ya la has hecho¡No estaba preparado!

-Está bien, está bien... te haré otra - contestó Peter, preparándose. Entre la comisura de sus labios agregó - Solo para que te calles...

¿Has dicho alg...

Click

¡Otra vez¡Me has sacado hablando¡HAZME OTRA!

Peter elevó los ojos al cielo y esta vez espero a que Sirius estuviera preparado (lo que llevo cinco minutos al menos).

Click

¡Hey, Wormtail¿Quieres carne o pescado?

-Pescado.

Robyn volcó de nuevo toda su atención en una de las camareras que tomaban nota en la mesa principal. Era una mujer pequeña, redondeada, pero tan agradable que resultaba hermosa. Le repitió lo que le había dicho Peter, y a continuación pidió lo suyo.

-Buenas tardes, señor. ¿Desea carne o pescado?

La otra camarera, completamente distinta a la anterior, se detuvo delante de Sirius, haciéndole la rutinaria pregunta. Era alta, esbelta. Demasiado morena para ser inglesa, y con un pelo negro y sedoso, recogido en un moño.

-Hola, preciosa - saludo Sirius, guiñándola un ojo. (. Me pido la camarera!)

¿Carne o pescado- repitió secamente.

Sirius la miro detenidamente. Aparentemente se hacia la dura, pero caería en sus redes. Empezó por mostrarle su mejor sonrisa.

-Carne...

¿Punto de la carne?

-Poco hecha - murmuro, mirándola de arriba a abajo. (Definitivamente soy la camarera)

¿Alguna salsa en especial?

-Una picante.

La camarera apuntó apresuradamente sus notas y le dio las gracias con sequedad, pasando a preguntar a Remus, que la trató mucho más educadamente.

¡Hey, preciosa¿Te haces una foto conmigo- gritó Sirius, dirigiéndose con una sonrisa a la camarera.

-Estoy trabajando - respondió, mirándole directamente a los ojos.

-Esperaré a que acabes.

Remus levantó una ceja, reprochándole con la mirada su comportamiento. Sirius se encogió de hombros y se llevó a la boda un trozo de pan.

-Sólo se está haciendo la dura.

-Oye, Suz... ¿no habías traído tu también una cámara-preguntó Robyn, dando un sorbo a su copa.

¡Es verdad¡Se me había olvidado- exclamó poniéndose el bolso en el regazo y sacando de él una pequeña cámara negra - Y ahora te hago una foto, venga¡por hablar!

-Oh... de acuerdo. Pero hazla rápido.

Click

-Lily... venga¡te toca a ti¡Una con James!

¿Qué pasa- preguntó James al oír su nombre.

-Suz quiere una foto nuestra.

¿Y a qué esperas- murmuró cogiendo de la cintura a Lily.

-No te cortes, James... ser más tiernos... ‚?vale, vale! Tampoco pedía tanto... - dijo Suz, al ver que se empezaban a besar.

-Mmm... esto está bueno - dijo Peter, saboreando su segundo plato ¿Qué salsa crees que lleva?

-No tengo ni idea, pero opino como tú - añadió James, llevándose un trozo demasiado grande a la boca, lo que le costó un golpe en el brazo por parte de Lily ¡Auch!

-Creo que iré a dar la enhorabuena a la camarera por haberme traído lo que le pedí - murmuró Sirius, haciendo el amago de levantarse, mientras buscaba con la vista a la atractiva morena.

-Sirius...

¿Si, Moony?

-Siéntate - ordenó el licántropo, ya cansado de las estupideces de su amigo.

-Jo.

-Terminé - dijo Suz, interrumpiendo la cháchara de Robyn, en la que apenas había participado ¿Qué crees que habrá de postre?

-Me recuerdas a alguien que yo me sé - contestó ésta última, mirando a Sirius.

-No me insultes - replicó con sarcasmo.

-Ya, bueno... has debido estar demasiado ocupada con la comida supongo. Sirius lleva hablándonos de la tarta un cuarto de hora por lo menos.

-Mientras lleve nata será perfecta.

¡Weeee¡La tarta¡Aquí, aquí- gritó Sirius, agitando la mano.

Varios de los invitados rieron, sobre todo los que ya conocían su amor hacia la comida. Un camarero hacía levitar la enorme tarta, que estaba encima de una bandeja de plata. Fue directamente hacia el lugar donde estaban sentados Lily y James y la dejó delante de ellos.

Peter y Suz sacaron las cámaras a la vez, enfocando a los novios.

-Venga¡cortarla ya- animó Peter.

¡Eso, que hay hambre! (imaginad quien ha dicho esto )

Lily y James cogieron el largo cuchillo, con un diseño muy elaborado en la empuñadura, y lo hundieron en la tarta, mientras sonreían a la cámara.

La madre de James se había acercado y daba instrucciones de como tenían que posar. La siguiente foto fue James cortando un trozo y clavándolo en la punta del cuchillo. Luego tuvo que acercárselo a Lily a la boca.

-Odio estas fotos tan cursis... - farfulló por la comisura de la boca.

-Piensa en mi madre - contestó James, sin dejar de sonreír.

Lily sonrió aún mas, sintiendo que se le empezaba a desencajar la mandíbula. Por suerte, Harold, el padre de James, corrió a ayudarles rápido y por fin Sirius pudo tener su trozo tan deseado de tarta.

Sirius se levantó, con la copa llena de champagne en la mano, y carraspeó un par de veces.

-Antes de empezar a comer, me gustaría proponer un brindis.

Varias personas aplaudieron y Peter hizo un par de fotos.

-La tarta me espera, así que seré breve - algunos rieron, seguramente pensando lo mismo que él - Hem... bueno, no se como empezar. Solo decir que éste es uno de los días mas importantes de mi vida y eso que no me caso yo. Quiero brindar por Prongs... digo James - rectificó al ver las caras de extrañeza del público - y claro, por la pelirroja, que ahora parece muy angelical, pero... Bueno, volviendo a lo que iba, solo decir que espero pronto ver correteando por aquí pequeños Lilys y James, aunque recemos para que no saquen su pelo. Y vamos, en definitiva, que la tarta se me enfría. Así que terminare diciendo que sean muy felices, que coman perdices y que no se olviden de invitarme.

Sirius levantó la copa, mientras los invitados aplaudían y muchos brindaban con él.

-Ah... ¡James! Han desaparecido los muñecos de chocolate.

¿Qué¿Cuáles?

-Los que nos representaban a nosotros.

¿Y a dónde han ido?

-Si lo supiera no te lo preguntaría.

-Ya... mmm... chocolate... Moonnnyyy...

-Hgfff... - Remus tragó lo que masticaba y puso rápidamente sus manos a la espalda ¿Sí?

¿No habrás visto por casualidad unos muñequitos de chocolate?

-No.

¿Seguro?

-Seguro. Yo no he hecho nad...

¡Ah¡Me ha comido la cabeza- gritó Lily, que se había acercado por detrás de Remus y había visto los muñecos que éste escondía.

Remus los sacó despacio, sonriendo un poco avergonzado. Sostenía los dos muñecos, la figura de la mujer sin cabeza y la del hombre...

¡Me has comido las piernas¿Como has podido comerme las piernas?

-Estaban muy ricas - contesto Remus, relamiéndose.

-Salvaje... ‚

Un rato después la gente se empezaba a levantar y se iba a la parte central, donde las mesas habían desaparecido y una gran plataforma, no muy alta, de parqué, había aparecido. De la nada empezaba a sonar una música lenta y las parejas se empezaban a formar.

¿Me permites esta baile- susurró James al oído de su esposa.

Ésta rió y aceptó la mano que James le tendía. Se levantaron y empezaron a andar hasta el centro de la tarima. Allí, el padre de Lily se acercó y le dio unos golpecitos en el hombro.

-Primer baile con el padre... tradición familiar. ¿Me permites- dijo el padre de Lily amablemente.

James asintió con la cabeza, aunque con mucho gusto le hubiera dicho que no. Lily le miro con una sonrisa en la cara, sabiendo perfectamente que pasaba por la cabeza del hombre de pelo revuelto.

Remus y Sirius estaban en la barra, conversando animadamente. De vez en cuando los ojos de Sirius se iban detrás de alguna chica que pasaba.

-Por favor¿nos puedes servir otra copa? – pidió Remus a la camarera bajita que antes había atendido su mesa durante la cena.

-Por supuesto. ¿Algo más? – preguntó mirando a Sirius.

-No, no... bueno, mejor si. Otra de lo mismo.

Sirius aprovechó cuando la camarera no miraba para echarla un ojo.

-Es guapa.

-Si – asintió Remus

-Puedes quedarte aquí hablando con ella. Yo tengo que ir a buscar a la morena. Me debe una foto.

-No tienes remedio, Padfoot. Y no, gracias. Prefiero que no me dejes solo. Además, no es mi tipo.

-Tienes razón – suspiró Sirius, recorriendo con la mirada a las parejas que bailaban.

-Aquí tienen – interrumpió la mujer, sirviéndoles las copas.

-Gracias.

Los dos esperaron a que se fuera para seguir hablando.

-Sería una pena dejarla escapar.

-Sí, pero no se a quien presentársela.

-No, yo tamp...

¡Hey¡Chicos! Os he estado buscan... – gritó Peter, apareciendo a su lado.

Remus y Sirius se miraron, intercambiando una mirada muy significativa.

-Querido Wormtail – empezó Sirius, pasándole un brazo por los hombros – Quiero presentarte a alguien que...

-Esto es un asco... – protestó James, sentándose al lado de sus dos amigos en la barra.

¿Qué pasa?

-Llevo intentando bailar con Lily desde hace tres canciones.

Sirius rió, acariciándole con sarcasmo el pelo a su mejor amigo.

-Pobrecito, le roban a su chica...

-Cállate, Padfoot.

Suz se sentó al lado de Robyn, pasándose la mano por la frente.

¿Con quien has bailado? – preguntó la última.

-Dumbledore. Y para ser tan viejo te aseguro que se mueve bien.

Robyn sonrió a su amiga al verla tan cansada.

¿Por qué no bailas con alguien? – preguntó Suz.

-No me gusta bailar.

-Venga, he visto a Remus por ahí.

¿Y qué te hace pensar que quiero bailar con Remus?

-No... nada, por decir a alguien... ya sabes...

-Ya.

-Venga, voy a sacar a bailar a James. Le he visto al pobre intentar bailar con Lily varias veces y no le dejaban.

-No voy a pedirle a Remus que baile conmigo.

-Lo que tu digas... pero vente.

-Oye¿y Peter?

-Le hemos presentado a alguien – contestaron Sirius y Remus al unísono, con las mismas sonrisas malévolas en el rostro.

¿A quién se puede saber?

-A una camarera – contesto Remus.

-Lo que me recuerda que tengo un asuntillo pendiente. Si me permitís... ahora vuelvo – dijo Sirius, levantándose de la banqueta y escurriéndose entre la gente.

-James, venga. Te voy a sacar a bailar.

¿Qué¿Quién? – preguntó éste, completamente desorientado, sin saber quien le hablaba.

¿Quién va a ser? Venga... no te resistas.

Ahora James miraba a Suz y ésta le tiraba de la mano para sacarle a la pista de baile. James no se resistió, cansado de perseguir a Lily.

¡Y quiero veros a vosotros dos bailando también! – grito Suz a Remus y a Robyn, que se habían quedado juntos en la barra.

-No si yo...

-No hace falta que...

Se miraron a los ojos y sonrieron, un poco avergonzados.

¿Bailas? – preguntó Remus, tendiéndole la mano. Ella la aceptó y salieron a la pista.

¿Te queda mucho para acabar el turno?

-Para ti, sí.

-Venga preciosa... te prometí una foto. No me harás romper la promesa¿no? – susurró Sirius, mirándola pícaramente.

-En lo que a mi me concierne, me da exactamente igual lo que hagas.

-Estoy seguro que te mueres por un baile.

-No te cansas¿verdad? – preguntó ella reservada.

-No.

-No se porque me lo imaginaba – respondió mordaz.

-Venga, solo un baile.

-Me estas distrayendo.

¿No me vas a decir tu nombre siquiera?

La mujer pensó durante unos segundos.

¿Me dejaras en paz?

-No. Pero de todas formas, aunque no me lo dijeras, tampoco te dejaría en paz. Solo lo decía porque si tengo que estar toda la noche persiguiéndote hasta que bailes conmigo pueda llamarte de alguna manera.

-Ya. Bueno, es Rachel.

-Sirius Black.

¿Te irás ahora?

-Ya te dije que no tengo prisa.

-Lo sé., pero tenía que intentarlo una ultima vez – contestó Rachel, reprimiendo una sonrisa.

-Bailas muy bien, Suz. Tengo que admitirlo.

-Todo un halago viniendo de ti – contestó Suzanne, sonriendo a James al acabar la canción.

Los dos se quedaron callados durante unos segundos, sin saber que decir.

-Bueno¿vas a ir a buscarla o te vas a quedar aquí todo el día?

James la miró, primero sorprendido, pero luego sonrió.

-Tienes razón.

-Y no dejes que te la vuelvan a quitar¿de acuerdo?

-Hecho – exclamó mientras se perdía entre los invitados.

¡Ja! Lo conseguí, Remus. He bailado con ella – exclamó Sirius, marcándose un baile.

-Seguro que lo ha hecho solo para librarse de ti.

-Ya... por eso hemos quedado mañana¿no?

Remus sonrió, incapaz de decir como le podía ir tan bien a Sirius con las chicas. (Nda. Yo si lo puedo decir... )

-Mira, ahí viene Peter.

-Parece contento.

-Hola- saludo, dándole un sorbo al vaso de Remus.

-Eh¡qué es mi vaso! (Nda. Encima de traidor, gorrón)

¡Ups!

-Pareces contento.

-Si, bueno, es que... – comentó, poniéndose rojo.

-Cuenta, Wormtail.

-Y queremos todos los detalles – añadió Sirius, pidiendo una copa para él.

-Lily, te estaba buscando.

-Oh, James... siento haberte dejado así... pero es que me pedían bailes, uno, luego otro...

-No digas nada mas, pero el siguiente es para mí¿vale?

-Por supuesto – contestó Lily, besándolo.

-Ah, no... viene ese primo tuyo... ese tan pesado que...

¡James!

-Es la verdad, amor. Pero viene directo hacia aquí... no, no... ¡Vámonos!

¿Qué¿Pero si no podemos...

Antes de que Lily se diera cuenta, James tiraba de ella y la sacaba al jardín.

Sólo tres hombres se fijaron en la salida de la pareja. Cámara en mano, se dispusieron a seguirles.

Andaron un buen trecho, metiéndose entre los árboles. Hacía ya unos minutos que Lily había dejado de recogerse el vestido y ahora tenia todo el borde lleno de barro. Ninguno de los dos hablaba.

Antes de aparecer en el pequeño claro, Lily ya había oído la cascada. Los árboles se abrieron y apareció un campo descubierto, con una pequeña cascada que luchaba por pasar entre las rocas, acabando en un pequeño estanque.

James, con sus dedos entrelazados entre los de la pelirroja, la llevó hasta el borde del estanque, donde la hizo arrodillarse. Él hizo lo mismo, quedando así a su altura.

Lo único que pudo pensar que este era el verdadero entorno de su esposa. Ni la iglesia, ni la sala de baile... sólo la naturaleza. La hacía aparecer en todo su esplendor salvaje.

James acarició la mejilla de Lily, que se tiñó de rosa. Subió las dos manos hasta los mechones rojo fuego y deshizo con suavidad el recogido. La melena cayó sobre los hombros de la muchacha, inundándolo todo de destellos rojizos. Acercó su cara al cuello de Lily y lo besó despacio, subiendo hasta la cara. Poso sus labios en los de la pelirroja y sintió como ella respondía a sus caricias.

Con suavidad deslizo sus manos por la espalda de Lily e intento desabrochar el vestido. Lily dejó de besar a James y riendo, se escabulló de entre sus brazos. Entró en la orilla del lago y el vestido se le mojó, pero ella siguió hasta que el agua le llegó a la cintura. James, mirando divertido a su esposa, la persiguió.

Una vez los dos dentro entre abrazos empezaron a desnudarse.

Lily sonreía mientras desabrochaba la camisa de James y se la quitaba (la autora babea). Él, por otra parte, acabo de quitarle el vestido blanco, que se quedo flotando.

James besó a Lily y la hizo sumergirse. Segundos después, cuando salieron, sus labios seguían unidos.

¡Mira que eres tonto, Peter! Te dije que era por el otro camino...

-Shhh... - chistó Remus, poniéndose un dedo en los labios.

Sirius y Peter se callaron. Intrigados, miraron a donde su amigo les señalaba. A pocos metros de ellos, Lily y James estaban en el estanque, bañándose juntos. (Afortunadamente) El agua les llegaba a la barbilla, pero ellos no paraban de mirarse y de reír.

Los tres sonrieron, al ver a la pareja intimando tanto.

James miró a Lily después de besarla. La estrechaba entre sus brazos, como si pudiera escapársele. James la oyó reírse y la miró.

¿Qué pasa?

-Estaba mirando esto - murmuró apoyándose en el pecho de James (quien pudiera...) y enseñándole el anillo. Por la parte interior se podía leer una pequeña inscripción, bellamente tallada.

-Juntos por siempre - leyó James.

-Prometido - susurro la pelirroja, volviendo a besarle.

(Nda. Siento esa frase tan típica, pero es la 1.30 de la madrugada y no es que tenga una inspiración tremenda. Tendréis que conformaros)

Los tres se miraron enternecidos.

-Creo que nos debemos ir...

-Sí - acepto Sirius, todavía mirándoles.

-Sólo una foto.

Peter apunto entre las hojas a la pareja y apretó el botón.

Click

La ultima hoja del álbum cayo ligera sobre el montón restante. Remus acaricio la desgastada tapa de cuero rememorando la promesa.

Nunca había conocido a una pareja que se amaran tanto como lo hacían Lily y James. Eran dos seres únicos... de estos que sólo nacen cada muchos años.

La vieja pregunta volvió a surgir en su mente¿Por que siempre los que menos lo merecen?

Tal vez... tal vez esa fuera la respuesta. Sencillamente porque son los que menos lo merecen. Personas tan especiales que no tienen sitio en este mundo.

Quitándose el libro de las rodillas, se levantó y se acercó a la estantería. Guardó el álbum en su hueco y miró todos los demás. Decenas de tomos que resumían su vida. Le dolía mirar las viejas fotos, pero a la vez era un consuelo. Ver que todo ese tiempo no se había perdido... que aun quedaba algo.

Subió el primer peldaño de la estrecha escalera. Los ojos se le cerraban por el sueño.

¿Por qué no podía ser el tan especial¿Por qué no podía ir con ellos?

JD JD JD JD JD JD JD JD JD

Disclaimer: Voy a ponerlo esto lo primero de todo, porque siempre se me olvida. Ninguno de los personajes que reconozcáis en esta historia son míos, sino invención de JK. Los que no reconozcáis son todo míos. Hago esto por diversión y blablabla...

Nda: Yepeee! Tengo que admitir que me ha llevado lo suyo, pero es que tantos exámenes, ordenador escacharrado y el poco tiempo del que dispongo... no doy abasto! Comprendedme... . Bueno, el caso es que ha salido una historia muy larga¿no creéis? Son 27 hojas, tamaño 12, Times New Roman. Me he superado a mi misma! Lo próximo que suba será el capítulo 2 de Haciendo Justicia, que ya llevo mucho retraso. Pero la semana que viene empiezan los exámenes fuertes, así que calculo que unas 2/3 semanas tendréis que esperar. Ya sabéis que soy muy lenta, aunque intentare darme prisa. Bueno, espero que os haya gustado este capitulo, y que dejéis muchos muchos muchiiiiiiiiisimos reviews.

CAPITULO 3: Un paraíso en formato bolsillo - Los Merodeadores, Lily, Robyn y Suz se van de viaje en el verano, después de haber acabado su séptimo año. País extranjero, otro idioma... que vuestra cabecita empieza a funcionar para imaginaros lo que puede pasar .

Corrección de errores: 19/02/05